Corriste buscando su habitación, había pasado un largo tiempo desde que no veías a aquel pilar y cuando tu abuela te avisó para que fueras a atenderlo, no dudaste en correr por todo el lugar en busca de su habitación. Abriste sin tocar la puerta por lo cual te metiste en un gran lío cuando lo miraste ahí.
Giyu estaba sentado de espaldas a la puerta por lo cual sólo viste su cabello y espalda sin embargo quedaste segura de algo; tenía el torso desnudo. Tragaste saliva, diste un par de pasos hacia delante para acercarte a él y volteó. Sus ojos zafiro se dirigieron a los tuyos, un pequeño brillo apareció en ellos, fue leve sin embargo lo viste con claridad, volteó por completo. Ahora estaba de cara mirándote de frente, no era la primera vez pero aún seguías poniéndote nerviosa cuando lo veías así.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Tomioka levantándose.
Sujetaba unas vendas con su mano, estaba vendando su brazo.
—Por favor, ¿me permites ayudarte? —te acercaste a él tomando la venda de su mano, seguiste envolviéndola en su brazo. —Mi abuela me mandó, que alegría verle Tomioka.
Ya no respondió nada, en cambio se quedó callado.
Habló unos segundos después.
—Me voy a quedar aquí un tiempo así que...-
—¿Cuánto será? —preguntaste con alegría notoria.
—Será genial pasar tiempo contigo... —murmuró mientras desviaba la mirada, suspiró. —Una semana, quizá un poco menos.
Sonreiste, ninguno de los dos dijo algo más, se quedaron callados. Terminaste de vendar su brazo con cuidado, las heridas no eran tan feas pero se veían mal, de seguro le dolían mucho. Cuando terminaste con cuidado amarraste la venda para que no se desatara, lo volviste a ver con una pequeña sonrisa, él tenía esa cara seria pero aún así te encantaba.
Tus manos tomaron las suyas, entrelazando sus dedos, querías darle un abrazo pero si tenía más heridas y hacías un movimiento en falso le dolería un montón y no quieres eso.
Le diste un beso en la mejilla.
—La cena estará lista pronto, en un rato vengo para que cenes —le dijiste volviendo a besar su mejilla para después irte.
Sin embargo, aunque tú y Giyu tuvieran una relación "cercana" y unida. De alguna forma, pensabas que no le importaba mucho, digamos... Él es alguien que mata demonios así cuida a la gente, tú sólo trabajas con tu abuela dándole hospedaje a los cazadores de demonios por ende, no lo ves siempre, apenas y hablan.
Y desde su primer encuentro libido, aunque ha pasado un par de veces, empezaste a confundirte. Llegó a sonreirte, la sonrisa preciosa de alguien que parece un ángel, su voz cambió ahora parecía gentil... Sin embargo no todo lo bueno dura siempre, de nuevo otra vez que regresó al mismo lugar; no te dirigió ni la mirada, cada que lo buscabas (aunque lo encontrabas) desaparecía, como queriendo huir de ti.
Por lo menos ahora se ve neutral.
Saliste de la habitación dirigiéndote a la cocina donde le ayudarías a tu abuela a terminar rápido.
• • •
Era un nuevo día, te levantaste temprano para limpiar. En el camino también viste a Giyu pero como mencioné antes, parecía que él no se percató de tu presencia.
Querías hablarle pero iba a ser difícil con su actitud que casi siempre tenía, no es malo para nada pero, suele ser doloroso.
Aprovecharías cuando tuvieras un rato libre para intentar hablar con Tomioka, sólo hablar. No sabías que tan apropiado iba a ser hacerle algún otro tipo de propuesta así que sólo querías aclarar los sentimientos de los dos, aún más los tuyos ya que eres tú la confundida.
Más tarde estabas caminando por el lugar, en realidad sólo era una excusa para encontrar a el ojiazul.
No estaba en su habitación así que sí, se encontraba afuera entrenando. Desviaste la mirada mientras caminabas hacia él.
—Tomioka —lo llamaste.
Él ni siquiera volteó a verte.
Tragaste saliva.
—Tomioka —volviste a llamarlo.
Empezaba a molestarte.
—Giyu —fue hasta que lo llamaste por su nombre que él terminó volteando. —Tenemos que hablar.
—Será después —respondió volviendo a lo suyo.
Respiraste hondo, inhalaste profundo e intentaste seguir los consejos de tu madre, sobre como tranquilizarte. Sólo que no podías, ya no resistias más el juego tonto en que el se encontraban ustedes dos.
—¡Por qué diablos eres así, Giyu! —le gritaste. —Una vez me hablas bien, uy te quiero mucho ______, dices. ¿Mentiras?, ¿son sólo mentiras? Ni siquiera puedo saberlo, intento acercarme a ti pero termino pareciendo una tonta al hacerlo, aparte no te veo siempre, ¡quiero hablar contigo y mejorar nuestra relación!
—No, no es eso —respondió él acercándose a ti. —No eres así.
—¿Entonces? —en verdad estabas enojada.
Fue una acción inesperada.
Te tomó de la cintura, pegó sus labios con los tuyos de una manera dulce. Tenía ya mucho tiempo que no sentías uno de sus besos, te sentiste verdaderamente feliz de ello, no obstante parecía algún tipo de chantaje para que te callaras y te calmaras.
No pudiste resistirte a sus labios.
• • •
I
bas a la habitación de Giyu con nuevas vendas para él, de nuevo una excusa.
Tocaste, él dijo que pasaras.
Lo hiciste.
Cerraste para después agacharte e ir donde él, estaba acostado encima del futón mientras veía el techo, parecía estar pensando en algo y ciertamente te dejó con curiosidad, te arrodillaste a su lado con las vendas en las manos.
Giyu cuando te vio, de inmediato te jaló a su lado.
—Preguntaste que era lo que sucedía, ¿no? —él estaba mirándote a los ojos.
Asentiste.
—Tengo miedo de perderte —soltó de repente.
No se te ocurrieron palabras para responder a ello, lo que hiciste fue besarlo, se estaban viendo frente a frente por lo cual fue fácil hacerlo. Él correspondió al abrazó, te tomó de la cintura para que estuvieran más cerca.
El beso fue mucho diferente a los demás que se habían llegado a dar, no sólo era dulce tenía algo de pasión claro pero el amor era lo que resaltaba en él.
Cuando se separaron él te miró a los ojos, Giyu tenía los suyos igual de brillantes que un zafiero. Te sonrojaste cuando una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—¿Me permites?
Entendiste con rapidez a lo que se refería.
Empezó a desatar tu yukata, se levantó un poco para poder hacerlo mejor, estando acostados se dificultaba un poco. Cuando te quitó el yukata quedaste literalmente desnuda frente a él, la sonrisa aún permanecía en su cara.
—Eres... Hermosa.
Desviaste la mirada, tu rostro estaba rojo pero sus palabras te hicieron feliz.
No te sorprendió que no preguntara porque no llevabas nada abajo, se volvió algo normal entre los dos desde que empezaron a tener ese tipo de relaciones. Empezó a besar todo tu cuerpo con cuidado, sus manos recorrían la figura de tu cuerpo, dando caricias suaves y sutiles. Había pasado un tiempo desde que no lo veías y estar juntos de nuevo de esta forma les hacía muy felices, a los dos.
Cuando Giyu volvió a verte, él iba a hablar pero lo interrumpiste al jalarlo hacia ti para besarlo, una pequeña risita salió de sus labios.
—¿Puedo proponerte algo, ______? —te preguntó al separarse.
Le estabas quitando su ropa y cuando dijo eso ya no la tenía, te sentiste curiosa por ello.
—¿Sí?...
Antes de dejarte seguir hablando te besó. Él estaba frente tuyo, tus piernas se encontraban a sus costados por lo cual fue más fácil.
La lujuria no faltaba, claro pero tampoco era mucha... A diferencia de las otras veces, esta está llenisima de amor, este beso que él te dio fue el mejor de todos.
Dejó otro besito en tu frente mientras acariciaba tu cabello.
—Te amo —había una sonrisa en su cara, sus ojos brillaban.
—También te amo pero dime que-... Ah —paraste cuando sentiste como su miembro rozaba con tu entrada. —Por favor.
No dijo nada más, te tomó de las caderas levantándote un poco. Entró en ti con sumo cuidado, no era la primera vez de los dos pero después de una confesión como la que se dieron, Tomioka no quería lastimarte ni derivados, aunque fuera de esta forma en sus deseos estaba que tu vieras lo dulce que era y aunque no lo dijera, también lo mucho que te ama.
Empezó a moverse conforme le pedías, intentabas no hacer ruido, era muy de noche los demás ya estarían dormidos.
—Esto no puede ser una tortura total... —te calló con un beso —me equivoco...
—Parece que hasta olvidaste que iba a decirte algo —dijo gruñiendo un poco. —Espero que aceptes.
Estabas concentrada en el placer que sentías y los movimientos que hacía. Cuando estaban apunto de llegar al clímax, tú te corriste primero y después él.
Se acostó a un lado de ti.
—¿Quieres ser mi esposa, ______?
PERDÓN.
AYER NO ACTUALICE Y HOY ESTUVE OCUPADA (AYER TAMBIÉN) PERO LES JURO SI LES SUBO TODOS SUS LEMONSSS.
Pasó algo bien divertido xD, una de mis compañeras se casó (en el registro civil que hubo hoy en el convivio de mi escuela por el 14), bueno una compañera se casó con el tutor de mi grupo que también es maestro de Historia weonaasssss
JAJAJA SIRVE PARA ONE SHOT!
Hagan de cuenta que ella llevaba pidiéndole al profe desde hace tres dias que se casaran, y no sé como (porque no estaba ahí) pero cuando bajé para ver, ahí estaban el profesor y ella xD
El one shot de Rengoku va a ser así y sí tendrá temática del 14 🙂👌🏻