Eres compañera de Tanjiro, por lo cual cuando él suele romper su espada, tú lo haces por igual algunas veces y así es como Haganezuka termina viéndolos a los dos y sólo queriendo matar a uno.
En este momento se encontraban en la finca mariposa, a las afueras para ser exactos esperaban a Haganezuka quien traía sus nuevas espadas, cuando vieron que se acercaba los dos saludaron felices sin embargo el sacó unos cuchillos y empezó a perseguirlos. Corrieron por casi todo el contorno de la finca huyendo del hombre furioso, sus corazones latían como si les amenazaran salir de su pecho pero te diste cuenta de algo que Tanjiro no, Haganezuka no te perseguía a ti si no que a él, paraste y cuando estaban algo lejos de su herrero y, mientras tomabas a Tanjiro de la mano colocándolo detrás tuyo sin soltarlo; el hombre que forjó sus espadas se detuvo.
No podía amenazarte a ti de esa forma.
—¡Ohayo Haganezuka-san! —le dijiste con una sonrisa sin dejar de agarrar a Tanjiro.
Él bufó, no sólo porque habían roto las espadas que fabricó si no que, también le molestó verte agarrada de esa forma junto al joven Kamado.
—H-hola Haganezuka-san —saludó esta vez Tanjiro.
—Malditos bastardos... —murmuró mientras guardaba sus cuchillos, al parecer tranquilizandose.
—¿Podemos ir a dentro para que todo sea más cómodo? —preguntaste.
Él aceptó y los tres se dirigieron adentro de la finca mariposa. Una vez se encontraban dentro hiciste un poco de té para darle a Haganezuka, sin embargo habías olvidado que tenía máscara, así que se lo diste al de cabello rojo; dejándolo confundido pero aún así te agradeció. En cambio, el hombre mayor frunció el ceño debajo de su máscara e ignorando todo eso sacó las dos espadas que hizo, la tuya y la de Tanjiro.
Te sentaste a un lado de tu amigo, Haganezuka empezó con la tuya; te explicó cuidadosamente como estaba hecha.
—Use el mejor nichirinto que tenía, la pulí durante un día y como sé cuando te encanta el color verde, decidí hacer la empuñadura de un material especial, cada que salgas al sol o cuando le pegue la luz de diferentes formas se va a tornar de un color verde que no será igual ninguna vez.
No sólo tú, también Tanjiro escuchaban su explicación asombrados.
Tomaste la espada la cual te entregó Haganezuka y tu sorpresa fue aún mayor al tenerla en tus manos, la ligereza con la que se agarraba, el peso era mucho menor al de la anterior espada y te permitía manejarla de una mejor forma, te fijaste en los detalles, cuando Haganezuka se dio cuenta de que encontraste el grabado de corazón que había hecho en el metal; prefirió hacerse él que no sabía nada y entregarle su espada a Tanjiro.
—Realmente se esforzó mucho haciendo la espada de _____-chan, Haganezuka-san —dijo el ojirrojo sorprendido mientras una sonrisa alegre aparecía en su rostro.
—Creeme que lo hizo —dijiste también con una sonrisa.
Haganezuka volteó a verte y le guiñaste un ojo, pediste disculpas para levantarte y salir un poco al sol para ver como era lo que tu herrero había explicado.
No sólo era la empuñadura de tu espada el que cambiaba de color, también el grabado de corazón parecía estar recubierto de alguna especie de tornasol que le hacía brillar como si fuera arcoiris, se veía realmente hermoso.
Llegó el tiempo en el que Haganezuka se tenía que ir, pero lo detuviste tomándolo de la mano y jalandolo hacia ti para poder darle un abrazo.
Agradeció usar esa máscara o si no se notaría el intenso rubor de su cara por tu repentina muestra de afecto a la cual no se negó. Sus manos temblorosas se dirigieron a tu espalda para corresponder a tu abrazo, Tanjiro observó sorprendido la escena. Haganezuka sentía su corazón latir horrible, sus latidos eran muy rápidos por tenerte tan cerca de él y sobre todo de esa forma.
Una abrazo tan dulce y verdadero, de esos que son tan buenos que no te dan ganas de separarte por nada del mundo, eso era lo que él quería; no separarse nunca de ti.
Sintió que por fin te había confesado sus sentimientos pero tus palabras le sacaron de su trance.
—Nos veremos pronto, Ho-ta-ru-san. ~
Si no fuera por su máscara, te habrías dado cuenta del ruborizado rostro que tenía en el momento; no sólo fue que lo llamaras por su nombre, le gustó tanto que cuando lo hiciste sintió como la flecha de Cupido soltaba todo su amor venenoso en él, volviéndote, aún más la luz de sus ojos. Pese a odiar su nombre, escucharlo salir de tu boca fue un sonido melodioso para sus oídos.
Te separaste de él regresando junto a tu amigo, los dos se despidieron de su herrero con una sonrisa.
—¡Regresa con cuidado, Haganezuka-san! —dijeron los dos mientras veían como se iba.
• • •
C
omo una de las pocas veces que no ibas acompañada de alguien, llegaste a la aldea de los herreros. Hotaru se enteró por terceros y de alguna forma le dio un pánico tremendo. Tú, sola, él, con sentimientos por ti de por medio es igual a una ¿mala combinación? Lo peor es que ni siquiera tenías razones para ir, ninguna. Así que las ideas en la cabeza de Haganezuka comenzaron a surgir sin parar; ¿lo verías a él?, ¿alguien más?, ¿Tal vez ya no te gustaba su trabajo y querías otro herrero?, ¿te enteraste de sus sentimientos? Eran preguntas tan tontas y en su mayoría negativas que no podía parar de pensar, ni siquiera cuando tenía en cuenta que al ser parte de los asesinos de demonios, él no era lo único que se relacionaba con la corporación.
Pero lo que más le preocupó fue enterarse que preguntabas por él.
Uno de sus compañeros herreros fue a buscarle, "Haganezuka, la chica te busca." Ya no eras una chica, te convertiste en la chica una vez la mayoría de los de la aldea se enteraron de los sentimientos de Hotaru hacia ti y no le hacían burla pero constantemente intentaban animarle a confesarse, después de todo si no se apuraba alguien más le ganaría el lugar antes.
—¿Haganezuka-san? —preguntaste entrando a su taller.
Dios... Él ya era todo un adulto pero estando cerca de ti parecía cambiar por completo. Tenías una caja de dangos contigo, cuando él volteó sonreiste.
—Que bueno que di contigo, estoy alegre de haber podido venir —soltaste con alivio mientras te acercabas a él.
—¿Qué haces aquí? —preguntó intentando sonar como el típico él.
—Bueno... Quería venir a pasar un rato en las aguas termales, era una petición un tanto egoísta así que cuando pedí permiso dije que necesitaba verte.
Detrás de su máscara su rostro se tornó rojo, le alegró tanto que lo tomaras en cuenta.
—Así que cuando llegue aquí empecé a preguntar por ti, hasta llegar aquí, traje dangos por cierto ~
—No puedo negarme a eso... —murmuró mientras se quitaba la máscara.
Abriste la caja para que él pudiera agarrar, ¡cuando volviste a verlo en un momento tu rostro se iluminó a la par del de él! Sabías por las demás personas de la aldea, más o menos como era, sin embargo no pensabas que lo podrías ver. El tomó un dango y le dio un mordisco.
Pensar que detrás de esa máscara y ropas con las que solía visitarte se escondía un hombre tan varonil.
—Te ves muy lindo Haganezuka —le dijiste sin quitar la vista de su cara —eres lindo de hecho —reíste.
—Claro —intentó evadir tus comentarios con sarcasmo pero no le salió.
Tus siguientes palabras casi le hacen ahogarse.
—¿Podrías acompañarme a las aguas termales? —preguntaste con un claro sonrojo en tu rostro y algo avergonzada.
—¿Qué? —dijo al dejar de tocer.
—¡Acompañame a las aguas termales, por favor!
Te inclinaste ante tu petición, lo que hizo que se sonrojara aún más. Quitó la caja de dangos de tus manos, la tapó y la dejó en una mesa de al lado. Con la valentía que juntó a lo largo del tiempo que empezaste a gustarle tomó una de tus manos sacándote de ese lugar y; exactamente dirigiéndose a las aguas termales.
Una sonrisa tímida apareció en tu cara, sus manos eran grandes y estaban algo ásperas debido a su trabajo, incluso podías sentir algunas pruebas heridas recientes pero eso sólo le hace verse mejor.
Después de un trayecto corto (iban casi corriendo) a las aguas termales, Hotaru te dejó ahí.
—Listo, ahora adiós. —Te soltó y cuando iba a caminar de regreso tu mano lo detuvo.
—No te vayas por favor Haganezuka-san —le dijiste sin soltarlo.
Él se detuvo, no se movió ni un centímetro.
—En serio vine aquí porque quería estar contigo —soltaste su mano y él volteó a verte.
A Hotaru se le había olvidado ponerse su máscara de nuevo, tragó saliva ante tus palabras; respiró profundamente. Sus manos fueron directo a su cabello devolviéndolo.
—Dejame pensar —volvió a respirar hondo —¿quieres que me meta a las aguas termales contigo? Bien, lo haré.
—¿Qué?... —fue lo único que pudiste murmurar en voz baja.
Haganezuka empezó a desvestirse, desviaste la mirada, sí era eso lo que querías pero no que sucediera así.
También te quitaste la ropa, Hotaru ya estaba dentro de las aguas termales, te metiste igual quedando a su lado. Él tenía la mirada desviada de ti y su ceño fruncido, tú también estabas viendo para otro lado, no querías ver al agua y encontrarte con algo que quizá te guste pero sería muy penoso de ver.
—Te amo —soltó el mayor de repente.
Volteaste a verlo, su rostro estaba hirviendo en color rojo, había algo de vapor pero se podía notar.
—Disculpa... —le dijiste al pensar que no había escuchado bien.
—Te amo —volvió a repetir. —Me gustas.
Tragaste saliva, recargaste tu cabeza en su brazo con una sonrisa apenada en la cara. Él volteó a verte, tenía el ceño fruncido pero un tierno y lindo sonrojo en el rostro que le hacía ver hermoso; ¿quién diría que el gruñón de Hotaru terminaría enamorado de una chica que le haría ver tímido?
—Yo también —respondiste. —También te amo, también me gustas... Vine por eso, había hablado un poco con Tanjiro y me convenció de venir a decirte mis sentimientos, me alegro de poder estar aquí contigo, ya sabiendo esto.
—_______... —por primera vez te llamó por tu nombre, eso te causó un gran sonrojo igual.
Te separaste algo de él, de un momento a otro se movió salpicando agua y haciendo que saliera mucho más vapor que antes. Te tomó de las mejillas y sin dudarlo un momento más te besó.
Fue un momento realmente tierno, demasiado lindo y el beso lo fue aún más después de todo los dos se confesaron sus sentimientos mutuamente.
Pero estaban desnudos...
Aún así no importó, cuando se separaron del beso ahora tú lo tomaste de sus mejillas y fue tu turno de besarlo. No dudó en corresponder de inmediato.
—Me gusta mucho tu nombre Hotaru, hasta podría decirte de apodo luciérnaga ~ —le dijiste al separarte.
Viste como infló los cachetes haciendo un puchero, casi te derrites de amor. Él te tomó de los hombros y dejó un beso en tu frente.
—Creo que si viene de ti, no me importará tanto... —sonrió mientras te abrazaba.
—Hotaru, no nos peguemos tanto... Recuerda que estamos desnudos —murmuraste pegándote a su pecho.
A él no le importó para nada lo que dijiste, es más, te pegó aún más a él.
ESTE HOMBRE ME CALIENTA MUCHO Y NO EN EL BUEN SENTID SENTIDO JAJAJAJ ͡° ͜ʖ ͡°
muffubbly se te hizo 👀
Esperen pronto el de Sanemi UFFFFAS, va a ser fluffy total porque todo lo que he encontrado de él o es lemon o es sad y nel, aqui en este libro es romance y rosas 💕💕
Siento unas ganas tremendas de escribir sobre Muichiro, me atrae como un imán alv