Cuando se trataba de abrazos Obanai es la mejor persona a la que recurrir, pese a su actitud fría cada que te rodeaba y cuando sus cuerpos se juntaban la calidez de los dos se unía; es simplemente una de las mejores sensaciones que se pueden sentir.
Aunque... Cuando se trata de escuchar y ser apoyada Kyojuro es en definitiva la súper mejor opción.
Y ahí es cuando se entra en el dilema de amar a dos personas por igual, que complementan lo que se necesita con normalidad es como una dosis doble de droga, ya que los dos, son los mejores para ti.
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Casi siempre pasas tiempo con Rengoku, cuando no, estás con Iguro entrenando o pasando él rato junto a él o su serpiente, también suelen ser compañeros de misiones (que es más habitual) y pues así fue como su amistad se desarrolló hasta tal punto donde empezaste a gustarle y él a ti pero ¿que sería de esta loca historia de amor sin un problema? También te gusta Kyojuro, pues... Ya se imaginan el problema.
El chiste es que cada que Iguro tiene la oportunidad te da regalos e incluso cada que le pides un abrazo, relaja las expresión de su cara mientras un leve rubor oculto aparece en su rostro.
Por un lado a Rengoku nunca le fue difícil expresar su amor hacia ti debido a su activa personalidad.
—¡Rengoku-san! —te acercaste hablándole, él volteó.
Te tomaste la molestia de ir buscarlo hasta su casa porque había olvidado algo importante; su capa. ¡Te apenaba tanto! Te la prestó porque le decías que olía muy rico (algo que pensaste y lo dijiste en voz alta), que era muy linda, así que él se la quitó, la puso sobre tus hombros y así fue como terminó un par de días contigo hasta que lo recordaste por un comentario que el pilar serpiente hizo.
Sí, habías estado dos días usando la capa de Kyojuro y no te acordabas por lo feliz que estabas.
Estabas porque ahora sólo sientes pena, aún más porque Senjuro su hermano te vio junto a él afuera de su residencia.
—¿Quién es ella, hermano? —le preguntó mientras se les acercaba.
—¡Ella es ______! —respondió con el típico tono animado y una gran sonrisa. —Una gran chica, viene a devolverme algo.
—¡Oh! —él pequeño recordó algo. —¡Usted es la señorita de la cual se la pasa hablando mi hermano! Mucho gusto _____-san.
Hizo una reverencia y te dio la mano, aceptaste.
Tu cara estaba hirviendo, posiblemente roja vaya que sentiste pena en el momento. ¡Le querías devolver la capa para poder huir con velocidad de ahí! Parecía que tu corazón quería salir de tu pecho al estar latiendo con tanta furia.
—¡También es un gusto conocerte, pequeño! —le respondiste una vez soltaste su mano y revolviste su cabello.
—¿Por qué no te quedas un rato, _____? —preguntó Kyojuro.
—Oh... Me encantaría mucho Rengoku-san pero quedé en algo pendiente con Obanai-san, de hecho me escapé en cuanto recordé esto —te inclinaste para hacer una reverencia en forma de disculpa. —¡Lo lamento!
Su sonrisa se suavizó ante tus acciones, dio un suspiro y subiste a mirada para verlo, su hermano hizo lo mismo. Ladeaste un poco la cabeza porque abrió los labios para decir algo pero los cerró de inmediato, un pensamiento pasó en tu cabeza como un flash; ¿Qué demonios hago viendo sus labios? Comenzaste a respirar con tranquilidad para que no se te viera en la cara la mueca que habías hecho por tu pensamiento extraño.
Pero sus palabras pasaron como una bala por tu corazón, mejor dicho como una flecha quizá a Cupido le gusta jugar con tus sentimientos y los de ellos.
—Puedo acompañarte de regreso.
Soltó sin más, su hermano sonrió.
—Deberías hacerlo —apoyó su hermano en voz baja. —_____-san, por favor permita a mi hermano acompañarla.
La petición de su tierno hermano hizo que no te pudieras negar, comenzabas a ponerte nerviosa.
—¡M-me encantaría! Sí, hazlo por favor Rengoku-san. —lo dijiste todo rápido para no tartamudear tanto.
Tu "amigo" se despidió de su hermano, para después seguirte, volviendo a poner la capa que le entregaste sobre sus hombros. El camino al principio fue silencioso pero después él comenzó a hablar, escuchaste.
—¿Y qué tal? —preguntó caminando cerca de ti viendote. —¿Debería volver a prestartela otro día?
—Creo que sería aprovecharme de tu amabilidad Rengoku-san —comentaste desviando la vista de su mirada.
—Sin embargo yo quiero hacerlo ~
Comentó mientras rodeaba tus hombros con su brazo izquierdo (se encontraba caminando a tu derecha).
—¡Quizás podría ser luego! —dijiste rápido y sobresaltada.
Siguieron hablando, hasta que llegaron a tu destino, te despediste de Rengoku como normalmente no obstante... Él se acercó a tu mejilla y la besó, para después revolver tu cabello y despedirse, demonios.
Una voz al lado tuyo te asustó, te quedaste como tonta viendo como el pilar de la flama se iba.
—¿Qué fue eso? —reconociste al instante esa voz.
—¡IGURO-SAN! —no pudiste evitar gritar porque te asustó. —¿Por qué haces eso?
Te quejaste.
—Creo que deberíamos entrenar eso, cualquier podría aparecer detrás de ti y matarte porque estás en tu mundo.
Su serpiente hizo un sonido, un tssss sonidos de serpiente pero parecía querer decirte algo.
—Ni yo sé que fue —ignoraste su comentario para responder a la pregunta que hizo primero.
—¿Uste...? —no lo dejaste terminar, negaste de inmediato.
—¡Por favor sigamos con lo nuestro! —lo tomaste rápido de la mano empezando a caminar jalandolo.
No se pudo ver, estabas tan concentrada en que fueran a hacer otra cosa que no te diste cuenta que él joven de quien ibas agarrada se sonrojó.
Siguieron caminando por ahí, en ningún momento soltaste su mano así de despistada eres aparte te gustaba su agarre, tan cálido como sus abrazos.
—______ —Obanai te habló, lo volteaste a ver con una expresión normal.
—¿Sí?
—Eh... T-te —tu cerebro procesó un montón de palabras y que podría ser.
Obvio te amo pasó por tu cabeza, negaste mientras te sonrojabas lo cual hizo que Iguro lo interpretara de otra forma, quedándose callado mejor y desviando la mirada de la tuya.
—¿Qué era lo que querías decirme? —preguntaste.
—No, no es nada —respondió con su típico tono, él que usa con los demás y no contigo.
Soltó tu mano y acarició a su serpiente, te quedaste confundida por sus acciones y porqué no quiso terminar de hablar.
—¿No tenías cosas que hacer con Rengoku? —te preguntó de repente dejándote aún más perdida.
—No para nada.
Con tu respuesta dio un suspiro dejando de caminar, lo observaste. Te acercaste mirándolo a los ojos.
—¿Qué sucede Obanai-san? —él desvió la mirada.
Quizá no era el momento de pensarlo pero se veía muy tierno reaccionando así, normalmente no le importaría ese tipo de cosas pero viéndolo así, ahora es lindo, porque hasta Kaburamaru sabe que tienen su amigo.
Tomaste sus dos manos entrelazando sus dedos con los tuyos para que le fuera más difícil de escapar obvio no dejabas de mirarlo a los ojos.
—Te amo.
Si con lo de Rengoku no era mucho sus palabras fueron la cereza del pastel.
—Yo también te amo —comentaste con una sonrisa.
—Pero no de esa forma, yo quiero estar contigo...
Soltó una de tus manos, tú lo dejaste. Tomó la mano que soltó con la suya y la llevó a su cara, a su mejilla.
—Quiero que los abrazos no sean simplemente porque somos amigos, quiero abrazarte para que te sientas feliz, quieras más abrazos pero no como amigos. No quiero que sigamos siendo amigos por la forma en que me siento, yo en serio te amo.
Cerró los ojos mientras acariciaba tu mano, tragaste saliva.
—Me preocupa que quieras a alguien más —a tu corazón le dolió eso. —Podría aceptarlo pero si me quieres a mi también, quiero ser parte de tu vida, aunque sea de una parte pequeña.
—Iguro... —murmuraste su nombre llevando tu otra mano a su otra mejilla.
Te sorprendió su confesión repentina, no esperabas nada así no iba para nada con su personalidad. Te pusiste de puntitas y apartaste su cabello para después darle un beso en la frente.
Te alejaste un poco para volver a tomar su mano y caminar de nuevo.
—Dejame pensar un poco, ¿sí? Por favor... —le pediste casi en un susurro con un nudo en la garganta.
—Como sea —respondió siguiendote sin decir nada más.
—¿Por qué no entrenamos un poco? ¡Si las cosas se van a poner tensas que se pongan así con una razón! —bromeaste.
El de ojos bicolor sonrió por debajo de sus ventas, dio un suspiro corto y lente para evitar que lo escucharas.
—No creo que aguantes mi entrenamiento, te cansarás de seguro y no vas a querer seguir. Si vamos a entrenar será bajo mis reglas.
—Acepto totalmente~
—Si no haces lo que te diga, te castigaré.
—¿Qué?...
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Así fue como terminaste en tu cama escribiendo una carta para Uzui, de todos él sería el mejor consejero (honestamente no) pero era tu última opción ya, no tenías ninguna otra salida. Cuando terminaste de escribir la carta, se la ataste a la pata a tu cuervo y lo mandaste con Uzui, sólo esperarías su respuesta y para ver que onda con todo.
Te acostaste en la cama intentando dormir o tan siquiera conciliar el sueño.
Deberas que será un día difícil mañana.
Cuando despertaste había una hoja tirada en la cama, tu felicidad subió al máximo cuando la viste. Te paraste rápido sin importar que tuvieras sueño y hasta caíste de la cama pero aún así la leíste.
"¡Disfruta! Sí los quieres, no juegues con ellos."
Respondió con velocidad en realidad pero no sirve de nada sus palabras, claro que sabes que no debes de jugar con ellos los quieres en verdad.
Iguro literalmente se te confesó, no estás tonta así que es fácil saber que le gustas a Kyojuro, ¿cómo demonios se lo dirás a los dos? Obanai acepta que quieras a otros mientras lo quieras a él también pero ¿qué hay de Rengoku?, ¿qué dirá él?
Así que te levantaste para ir a desayunar y después ver como los juntarías a los dos para hablar con ellos, decirles tus sentimientos o que onda con todo esto.
E
n la tarde no habías visto a ninguno, fingias estar ocupada con los demás pilares; llegaste a esconderte con Mitsuri, Muichiro y Shinobu, con quienes mejor te llevabas y aceptaron ayudarte hasta que estuvieras segura de tus palabras y que ibas a hacer o mejor dicho... Contarles.
La idea fue esta; preparar un rico almuerzo.
El obstáculo fue este; cocinar horrible.
Decidiste comprarlo pero la intención es lo que cuenta. Las niñas de la finca mariposa te apoyaron con unos onigiris, les agradeciste mucho.
Fue difícil pero lograste hablarles a los dos para juntarlos y almorzar juntos.
—¡Chicos! Que alegría que aceptaran —les dijiste con una sonrisa mientras se acercaban a ti.
—¡Gracias a ti por invitarnos, _____-chan! —dijo Rengoku, el honorífico en tu nombre te hizo sonrojar.
—Sí —apoyó Obanai a Kyojuro mientras se sentaban a tu lado.
Cada uno a un costado tuyo.
Que nervios.
Les diste los bentos que compraste, ellos de inmediato se dieron cuenta que eran comprados, te conocen realmente bien.
—No nos trajiste a los dos aquí para invitarnos a comer —comentó el azabache mientras comía algo del bento y después le daba a su serpiente.
—Nop pero me gustaría que comiéramos primero.
Rengoku te miró con curiosidad.
Cuando los tres terminaron de comer te miraron, suspiraste tomando aire y valor para lo que dirías. Los miraste, te paraste del tronco donde estaban sentados, ellos harían lo mismo pero los detuviste.
—¿Qué se supone que deba hacer? No quiero hacerme la víctima porque no lo soy pero es difícil, ¿lo saben?
—¿A qué te refieres _____? —preguntó Rengoku.
—Ustedes dos, los dos me gustan pero sé que también les gusto a ustedes... ¡Pero me gustan los dos! Ahora mismo, realmente sufrí ayer pensando en que diría porque no dejaría esto como si nada, ahora que digo esto mi corazón duele porque oí
—Yo te lo dije —habló Iguro ahora. —A mí no me importa mientras tenga un lugar en tu corazón ~
—¡Concuerdo con él! —dijo el de ojos dorados con una sonrisa. —Nos quieres a los dos, ¿no? Entonces no hay problema alguno.
—¿Qué?, ¿E-es en serio? —te diste una cachetada.
Pretendías hacerlo con fuerza pero tu cuerpo no te dejaba lastimarte a ti misma, pensaste que era un sueño por lo fácil que fue hablar con ellos.
Se levantaron rápido cuando vieron el golpe que te diste, tomaron tus manos.
—¿Por qué haces eso? —preguntó el de ojos bicolor mirandote a la cara mientras fruncía el ceño.
—No deberías de hacerte eso _____-chan —habló el rubio mientras acariciaba tu mejilla.
—Chicos... —murmuraste con los ojos cristalizados. —¡Son los mejores, los amo!
Te soltaste de sus agarres en tus manos y estiraste los brazos para abrazarlos. Los rodeaste a los dos y ellos correspondieron de la misma forma. Mientras que Obanai acariciaba tu cabello, Kyojuro hacía lo mismo pero con tu espada.
Te sacaste la soltería.
En serio que lo hiciste.
—¡Ahora debes besarnos _____-chan! —dijo Rengoku mientras se separaba y te miraba con una sonrisa y los ojos cerrados.
Miraste a Obanai, el asintió.
—¿Qué?, ¿C-cómo?
—Cierra los ojos~ —obedeciste. —Nos vamos a mover, no tan lejos y tu caminarás al lugar que quieras, ¿entendido? Cualquiera de nosotros dos que esté ahí será el primero a quien beses.
Tragaste saliva y asentiste.
Ellos se alejaron, lo hicieron en silencio incluso caminaron lento para no hacer ruido y no supieras donde estaba cada uno. Caminaste con cuidado temiendo caerte, simplemente te dirigiste a donde había más luz... ¡Pum! Que te topas contra uno de los dos.
Abriste los ojos, era Iguro.
No sabías que tan cómodo se sentiría sin las vendas así que sin que dijera nada lo tomaste de las mejillas y le diste un beso por encima de ellas, bueno lo tomó por sorpresa, no le dio tiempo de reaccionar.
Cuando te separaste le hiciste una señal a Rengoku de que se volteara, te hizo caso.
—¿Esto querías? —le murmuraste mientras una sonrisa aparecía en tu cara.
Se bajó las vendas y fue él ahora quien te besó, cerraste los ojos correspondiendo. Su serpiente albina lamió tu mejilla fue dos en uno.
Los dos se separaron, Obanai también besó tu frente.
—Te amo —murmuró en tu oído.
Sonreiste y lo dejaste yendo hacía donde estaba Rengoku, le tocaste el hombro para después tomarlo de la cara, ponerte de puntitas y besarlo.
Tu acción le sorprendió sin embargo correspondió al instante.
Cuando se separaron revolvió tu cabello mientras una sonrisa aparecía en su cara.
—Te amo mucho.
—Esto parece un sueño —reíste. —¡También los amo, chicos!
Les dijiste cuando te separaste de Rengoku, Obanai ya tenía sus vendas de nuevo. Los dos te abrazaron.
Ufff
Hoy llegué temprano pero como no tenía ideas llevo escribiendo esto desde las 6.
Me gusta este libro porque hay publicadas exactamente 26 partes, no hay más borradores, sólo 26 con este.
¡Este me lo pidió alguien! No me acuerdo quien es, ahorita voy a buscarlo (12:05AM)
ElBoomBoomDeTanjirou omg :0 en serio fuiste tú? Ugh obvio xD, te juro que me sonaba quien me lo pidió porque sé que estuviste comentando y se me quedooo (12:09AM)
Omggg hace apenas una semana eramos 2k :0 ya somos 6k!! Gracias por leer <3 aunque no voten gracias por leer! XD
Se supone que cuando piden dos personajes juntos tengo que encontrar una foto de esos dos juntos pero no encontré xD un Kyojuro sexy en multimedia e Iguro como separador oh sí ͡° ͜ʖ ͡°
Un lemon con el pilar más joven ya casi llega jojojo