R E V E N G E | Villargas / I...

By weymorat

28.8K 2.6K 3.9K

Simón comprende que Juan Pablo no es culpable de las penas y tormentas que han pasado él y su familia durante... More

I. B O D A
II. A D V E R T I D O
D A N T E
[RECUERDOS P.1]
[RECUERDOS P.2]
IV. H A R T O
V. I D I O T A
VI. L O P R O M E T O
[RECUERDOS P.3]
VII. ¿ A L E J A N D R O ?
VIII. S E G U I R
IX. [P.1] N O R M A L
[RECUERDOS P.4]
IX [P.2] M I E R D A
X: O T R A V E Z
XI [P.1] I N T E N C I Ó N
XI. [P.2] D I S C R E C I Ó N
XII. G R A T O
XIII. V I S I T A
XIV. R A R O
XV. C O N F E S I Ó N
XVI. L O S I E N T O
XVII.[P.1] C O N S C I E N C I A
XVII. [P.2] S U F I C I E N T E
XVIII. E N V I D I A
XIX. L E J O S
[RECUERDOS P.5]
XX. [P.1] M O L E S T O
XX. [P.2] A Y U D A
[RECUERDOS P.6]
Historia cancelada
XXI. P E N S A R
XXII: M Í R A M E A M Í
[RECUERDOS P.7]
XXIII. P A P Á
XXIV. E S T O Y A Q U Í
XXV. O L V I D A R
XXVI. N O C O M O A N T E S
XXVII. D O L O R
XXVIII. M E Q U E M A
[RECUERDOS P.8]
XXIX. [P.1] P A R A Í S O
XXIX. [P.2] A N T E I N F I E R N O
XXX. I N D A G A R
XXXI. I N F I E R N O
XXXII. S A N A R
XXXIII. A F E R R A R S E

III. M I E D O

780 76 25
By weymorat

[ Villamil ]

La fiesta transcurrió de maravilla, y como parte de mi obsequio de bodas, Isaza nos pagó a Simón y a mí un viaje a Hawaii por dos semanas. Estoy tan feliz.

Aunque no estoy seguro de que tengamos tiempo para disfrutar del lugar, Simón yo estaremos algo ocupados. (Sí saben a lo que me refiero)

Ahora mismo estamos en el aeropuerto de Bogotá. Son las 7:00 a.m. y nuestro vuelo sale en dos horas; sin embargo, estoy muriendo de sueño y me estoy quedando dormido en cualquier lado.

Juan Pablo, quita tu cabeza de mi hombro, por favor — se quejó Simón sin despegar la visita del libro que estaba leyendo.

Ay amor, es que tu hombro es muy cómodo, déjame dormir un rato más, ¿Sí? — hice un puchero, pero creo que no funcionó porque estaba un poco molesto.

¿Qué tienes, seis años?, ¡Deja de hacer eso, es tan inmaduro! —  me asusté un poco por su tono de voz. Simón jamás me había hablado así.

Lo siento Monchi, no quise molestarte.

Pues lo hiciste, y ya mejor guarda silencio, no me dejas concentrarme.

No sé qué le pasa a Simón, desde la boda está demasiado cortante conmigo e incluso un poco grosero; se lo comenté a Isa y el dijo que quizá está demasiado cansado con lo de la boda y por lo que pasó antes.

No entendí a qué se refería con eso último, pero aún así le dí la razón. Abordamos el avión, y luego de casi medio día volando, al fin llegamos a Hawaii.

Amor, ¿Me ayudas con mis maletas?, Es que están pesadas.

¿No puedes hacer algo tú solo?, ¿Siempre tengo que ayudarte?

— Bueno, perdón. No te enojes.

Ya olvidalo, y apúrate que hay que estar puntuales, ya sabes que yo odio los retrasos.

— iPero si tenemos todo el día!, Podemos ir a explorar este paraíso. Mira... — saqué un panfleto turístico de mi mochila — ... En el avión, la azafata me recomendó ir a...

¡Ay por dios, Juan Pablo! — me quitó el panfleto de las manos y lo tiró al suelo — Estoy cansado por el viaje, tengo una małdita migraña que me está matando, y por si fuera poco, tengo que aguantar tus tonterías! — me gritó. De nuevo.

Bueno ya, vamos al hotel.

Así lo hicimos. Se supone que era un hotel bastante exclusivo y podría decirse que en medio de la nada; yo no sabía que estaba tan lejos, pues estuvimos viajando cerca de dos horas en el maldito taxi, además de que nos cobró una fortuna, mis piernas se entumieron demasiado. Simón tenía razón cuando dijo que nos fuéramos al hotel.

Al llegar nos registramos e hicimos alguno que otro movimiento de rutina y finalmente nos dieron la llave de la habitación.

Aquí tiene señor, habitación 675. Suite nupcial.

— Muchas gracias.

Por suerte, la recepcionista hablaba muy bien español, lo cual agradecí, ya que no soy bueno para el inglés.

¿Oíste eso Monchi?, La suite nupcial...— sonreí de una manera que le dejara una indirecta, pero que tampoco sonara como un adolescente promiscuo y desesperado.

¿Genial? — Simón arqueó la ceja.

Vamos... Hay que instalarnos — traté de sonar provocativo, pero hasta yo mismo me di pena. La verdad soy un novato en estos temas, y aunque ya no soy virgen tampoco soy el más experimentado.

Y cuando Simón y yo éramos novios nunca lo hicimos, él dijo que quería hacer las cosas bien y que si estaríamos juntos de esa manera iba a ser cuando estuviéramos formalmente casados.
¿No es un amor?

Subimos al elevador hasta donde estaba la suite, que era al parecer el último piso, buscamos la nuestra y entramos. Simón tiró las maletas al suelo y se fue a la habitación, me reí ante ello. Tomé mis cosas y fuí al baño con maleta en mano para darle una sorpresa.

Entré sigilosamente a donde estaba mi esposo con solamente una bata de baño puesta y en el bolsillo de ésta una tira de preservativos.

Me sonrojé al recordar a mi madre empacándolos en mi maleta acompañado de guiño y la siguiente frase: "Tú sabrás qué haces con ellos, Juan Pablo."

Esbocé una sonrisa y subí a la cama, noté que Simón estaba durmiendo y me dió mucha pena despertarlo, pero sé que me perdonará.
Vi el reloj y era casi media noche.

"Valdrá la pena el desvelo"

Solo con un movimiento me tumbé encima suyo, Simón se removió enojado.

¡Ay!, ¡¿Qué diablos te pasa?!

Monchi. Aún no es hora de dormir — le miré con picardía. Él abrió sus ojos como platos e intentó quitarse.

¿Qué...? —  tragó saliva — Juan...

Sólo... — Besé su cuello intentando dejar algunas marcas—... Déjate llevar – ni bien pude terminar esa oración cuando Simón se levantó de golpe, caí a la cama boca abajo, me giré en busca de la mirada de mi esposo y lo encontré tomando una almohada y unas cobijas.

Simón... — Me ignoró.

Simón, te estoy hablando... — Abrió la puerta y salió.

Solté un suspiro y le seguí, ahora estaba recostado en el sofá de la sala.

Monchi, ¿Qué pasa? — me senté a su lado.

¡¿Qué te pasa a ti?, ¿Qué demonios estabas tratando de hacer?!

A ver Simón, por si no te has dado cuenta, estamos en nuestra luna de miel, es lógico que pase algo intimo entre nosotros. Pensé que sería asi, pero desde que llegamos no haces más que contradecirme, gritarme y criticarme. Parece que no quieres estar conmigo — Monchi rodó los ojos — ¿Te quedas callado?

Villamil, no quiero pelear. Sólo quiero dormir, descansar de todo y de todos... Hasta de ti.

Senti mi corazón esponjarse, los ojos se me aguaron y un dolor terrible me atacó.

¿Por qué?, ¿Qué hice mal?

Simón se quedó callado de nuevo, sintió la migraña taladrando su cerebro. No entendía el por qué, pero siempre que Juan Pablo hablaba le hacía exasperar, aunque trataba de tolerarlo.

Pero ahora sí a había pasado los límites; el solo hecho de imaginarse a Villa y él en una situación intima, ponía los pelos de punta y le hacía estremecerse del asco.

¡Te estoy hablando maldita sea!, ¡Parece que le hablo a la puta pared! — Villamil estaba desesperado y se dejó llevar por sus impulsos, soltando palabrotas que nunca en su vida pensó decir.

¡¿Qué fregados quieres que te diga?!, ¡Estoy cansado, ¿No puedes respetar eso?!

Pensé que tú querías...

Pensaste mal, no tengo ganas de hacerlo contigo, y si sigues con esa maldita actitud no tendré ganas jamás — se acomodó entre las cobijas — Si me disculpas, tengo mucho sueño y no pienso dormir contigo hasta que dejes de decir tantas estupideces. Buenas noches.

Pero...

Y vístete, cualquiera que te vea pensará que eres un puto, ¿Y no querrás que piensen eso, no?

Imbécil... — soltó molesto.

Villamil fue a su habitación y se recostó en la cama, lloró aunque no quería hacerlo, pues siempre se molestaba al ser tan débil, pero lo que Simón dijo le dolió al igual que su rechazo.

Era su luna de miel, ¿Qué tan malo era querer tener intimidad?

Martín corría desesperadamente por las calles de Bogotá; estaba asustado. Muy asustado.
El aire se le escapaba y en lo único que pensaba era en huir lo más rápido posible para que él no atrapase.

¡Martín, ven aquí! —  gritaba el otro chico, el menor sentía que estaba cada vez más cerca de él.

¡D-Déjame en paz! — logró gritar, pero simplemente el mayor no se detenía.

El corazón del joven se transportó a su garganta, impidiendo a las palabras salir completas. Tuvo tanto miedo de voltear, pero lo hizo, solo para confirmar que el chico estaba a punto de atraparlo.

Vamos Mar, será divertido.

Martín apresuró el paso a pesar de ya no tener fuerzas, corrió todo lo que sus piernas le permitieron hasta llegar a un callejón con una pinta terrible.

El aspecto del lugar le dejó intranquilo, pero al menos serviría como refugio. Trató de ocultarse detrás de unos botes de basura, pero su torpeza predominaba más que su destreza; Martín tropezó con unas latas de cerveza tiradas en el suelo, cayéndose sobre los contenedores metálicos y algunas bolsas de basura.

Te encontré... — musitó el chico al escuchar el ruido que provocó la caída y entró al callejón con una sonrisa.

El menor abrazó sus piernas temblando bajo el sonido de sus sollozos; escuchó unas suelas de goma pisoteando los rastros de agua almacenados después de la lluvia de algunas horas antes.

Lloró.

Era su fin.

Una silueta se posó frente suyo, Martin sabia de quién se trataba, pero aún así levantó la mirada, topándose con una sonrisa aterradora y los ojos verdes a los que más temía.

Da-Dante... — tartamudeó el menor y la sonrisa del mayor se hizo más grande.

Marto... Eres rápido, por poco y no te alcanzo, ¿Haces ejercicio?

P-Por favor. N-No m-me hagas daño — imploró, pero no sirvió de mucho. Dante rió y se acercó más a él.

Tranquilo... —  acarició su muslo —... No te haré daño. Te aseguro que lo vas a disfrutar — tomó las muñecas de Martín y tiró de ellas para levantarlo.

¡No! — lloró.

— ¿Sabes?, Podría haber sido más fácil, si tan solo te hubieras dejado aquella vez — poco a poco lo acorraló contra la pared. Martín cerró los ojos con fuerza e intentó liberarse, pero el otro era mucho más fuerte.

Déjame ir, no diré nada. Lo juro.

Martín sintió unos asquerosos labios chocando contra su cuello, pronto esos besos se convirtieron en marcas y después en mordidas.

Te dije que me las pagarías, mi amor. — le besó fugazmente — Por tu culpa me encerraron dos años en una cárcel, lejos de mi familia, lejos de mis amigos, lejos de ti... ¡Y todo porque no pudiste mantener la maldita boca cerrada!

¡INTENTASTE VIOLARME, MALDITO! — gritó Martín golpeando su pecho, Dante reaccionó y lo apegó más a él, tapó su boca con una de sus manos y con la otra comenzó a acariciarlo.

Martín derramaba lágrimas, mordía la mano de Dante e intentaba patearlo para que se alejara, pero nada funcionaba.

Dante lo tenía sometido contra una pared, mientras le tocaba; el menor quería morirse, sabia perfectamente qué iba a pasarle.

Sigues igual de hermoso que hace dos años — suspiró acariciando el trasero del chico — No sabes cuanto esperé para esto... Pasé días y noches en ese maldito lugar, solo imaginándome cómo sería la vez en que estuvieras en mis brazos. Solo para mí.. Y ahora ya no es una fantasía. Te tengo aquí conmigo mi amor.

Llevó su mano a la bragueta de Martín y bajó el cierre lentamente, deleitándose con los sollozos de éste.

Por favor... — dijo aún con la boca tapada — No lo hagas.

Shhh... – indicó Dante con un dedo sobre los labios del menor
Te prometo que será... - bajó sus jeans — ... Divertido.

¡Suéltame! — gritó, apartando la mano de su boca — ¡No te me acerques!

¡CÁLLATE DE UNA VEZ! — el mayor le abofeteó y Martín cayó al suelo — Te daré una razón para gritar — Dante desabrochó el cinturón de sus pantalones y se lo quitó de un solo movimiento.
Se subió encima de él y los besos regresaron al cuello del más joven.
Martín se retorcía intentando alejarse, gritaba pero nadie parecía oírle, lo único que escuchaba era la tela de su camiseta desgarrándose y liberando su torso desnudo.

— ¡Ayúdenme, por favor! — suplicó.

Eres tan estúpido cariño...—susurró Dante contra su pecho – Se te ocurrió esconderte en un lugar donde no pasa nadie. No pueden oírte, mi amor.

En un acto inteligente ante los pataleos del menor, Dante tomó su cinturón y con él apretó los tobillos de Martín, impidiendo así la movilidad de sus piernas.
Rasgó un pedazo de la camiseta de Martín y lo usó para amordazarlo.

Dió una, dos, tres bofetadas y Martín quedó inconsciente.

Dante sonrió por milésima vez en el día, el inmenso amor que sentía por su pequeño le quemaba por dentro y hoy, por fin, podría consumarlo.

Se sintió un poco mal, le hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, pero su novio no le dejó otra opción.

¿Qué importa?

Al fin sería suyo.

Amigos, ámenme porque me está costando un pedo volver a subir todo, aparte de que es más de media noche y estoy bajo las cobijas y en calzones a escondidas de mi mamá :(

Intentaré actualizar esta madrugada todos los que pueda y si el sueño no me gana hoy mismo termino este fic, mañana sería "Mascota" y de ahí en adelante las actualizaciones normales.

Besos en sus kolitas redonditas :)

Continue Reading

You'll Also Like

837K 45.1K 147
One shots de famosas Pueden pedir la famosa y la trama que quieran! ♡ Aquí hacemos realidad tus más oscuras fantasías ☻️
159K 13.6K 64
Ella odia la atención Él adora la fama que tiene como jugador Ella ama leer Él ama el fútbol ¿Conseguirán ser más que amigos aunque ella sea vasca...
171K 10.2K 66
Eres hija de los Malfoy, pero guardas un pequeño secreto que pronto saldrá a la luz, tu padre al enterarse de ese secreto, decide unirte en matrimoni...
81.9K 9.6K 61
➵ CARREFOUR - au ➵ Todo es humor.