NATALIE
—Quiero hacerte una pregunta—le digo al muchacho, avanzando nuevamente hasta quedar delante de él—. ¿Cuál es tu nombre?
Levanta una ceja, permaneciendo desafiante. Intento concentrarme en el puente de su nariz ya que sus ojos, su boca o donde quiera que mire es directo una tentación que me conduce a lo peor.
—Cai—contesta.
—Bien...Cai—procedo—, ¿estás aquí porque realmente lo deseas?
—Sí.
Bueno, no es que me haya sorprendido demasiado su respuesta.
—¿Conscientes a ello?—lo sigo pinchando.
—Sí.
—Perfecto. Porque sabes que ahora mismo se me ocurre una fantasía que me podrías cumplir.
La idea cruza por mi cabeza casi como un relámpago. Pondré a prueba qué tan cierto y firme es su postura singular.
—Por supuesto—accede.
—Quiero que te cojas a alguien y yo poder mirar. Pero seré una observadora participante, diré exactamente lo que quiero que te hagan y lo que yo quiera que tú hagas.
—Nat—la voz de Magda suena en tono de advertencia—. Yo estoy fuera del plano de acción.
—No lo digo por ti—ni siquiera me vuelvo cuando me atrevo a darle la orden también a ella—. Que pasen los otros chicos. Cai, te obligo que elijas a uno.