Hermosa Pertinencia (Beautifu...

By AGBriela

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El "primer" amor de Devon, empezó con una aventura, noches de pasión, entrega total y sin compromisos. No ter... More

00.
Adelanto.
Personajes.
Primera Parte: I
II
III
IV
V
Segunda Parte: VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
Tercera Parte : XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI: Parte I
EXTRA: Lo que nunca te diré.
XXVI: Parte II.
XXVII
XVIII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII: Parte I
XXXII parte II
XXXIII
XXXIV
EXTRA
XXXV
XXXVI.
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI
EXTRA.
XLII
XLIII
XLIV
XLV
XLVI
XLVII
Extra.
XLIX
L
Epílogo.
Agradecimientos.
BEAUTIFUL IMPERFECTION YA ESTÁ DISPONIBLE.
Actualización 2022
LO LAMENTO ¡NECESITO SU ATENCIÓN!

MARATÓN 2/?: XLVIII

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Capítulo 48.

Buenos Aires, Argentina. 23 de diciembre 2019.             

—Entonces en este sobre está el sexo del bebé — dije y mi novia asintió, guardándolo.

—Así es — sonrío emocionada mientras daba saltitos. Sus ojos cambiaron automáticamente, se miraba feliz. En todos los sentidos de la palabra. Sus ojos brillaban, su mirada era transparente. Tenía una sonrisa de lado a lado, mostrando sus hoyuelos. No tenía maquillaje y eso me permitía ver sus pecas y lo perfecta que era ante mí. Tenía un vestido blanco ajustado, revelando ligeramente su pequeño abdomen abultado.

Deseaba ya con todas mis fuerzas verla en el noveno mes. Me encantaba consentirla, me encantaba sentirla a ella y a nuestro futuro hijo. Se movía con mi voz y eso me emocionaba. Porque aunque pareciera fantasioso, creía que tenía una conexión especial con ese bebé y que pochuelo —llamado así por mí porque aún no sabíamos el sexo— esperaba con ansias venir al mundo. Le cantaba en las noches junto a Shami, mi novia se ponía a llorar por las hormonas. Era sensible y comía demasiado. Tenía antojos demasiados extraños, pero yo, como todo un melodramático y exagerado, movía el cielo y tierra, recorría cada rincón por tal de complacerla.

—¿Lo abrimos juntos? — ella mordió su mejilla y lo ocultó atrás de su espalda, mirándome pícaramente. Su mirada ahora se oscureció, mirándome lascivamente.

—Si logras atraparme — murmuró mientras que con la mano que no sostenía el sobre, la colocaba sobre mi pecho, ajustándose en mi camisa y quitándome un botón.

—Te tengo en mis brazos — yo la acerqué a mí con la laza de su vestido, la abracé, pegándola lo más que podía a mí. Sonreí de lado mientras la miraba fascinado.

Nota importante, en estos meses mi futura esposa es una bomba sexual. Yo no me quejo, eso me encanta. Y más con su hermoso vientre abultado, que era toda una odisea para buscar nuevas posiciones.

—¿Debería de tenerte miedo? — estiró su mano hacia arriba, para que no alcanzara el sobre. Yo reí y cuando me estiré para quitárselo, ella hizo su brazo hacia atrás y una de sus piernas se estiró hacia mí cadera, ocasionando que su parte baja rozara la mía. Mi novia es seductora y sensual por naturaleza y en este momento, todo me parece erótica en ella.

—Puedo hacer contigo... — mis labios se iban acercando a su cuello, su respiración chocaba con mi oído y la  mía en su clavícula—, lo que yo quiera — una de mis manos se iba colando por debajo de su vestido, subiéndolo hasta su cadera. Su abdomen quedaba a la vista y por un momento sentí algo moverse dentro de ella—. Ves... Pochuelo está muy ansioso y yo quiero saber si es Pochuelo o Pochuela...

Evane rió mientras hacia su cabeza hacia atrás, yo aproveché a besarle atrás del lóbulo de su oreja al tener más acceso. Su risa paró por un gemido.

—No llamarás a mi hijo o hija  Pochuelo o Pochuela — su voz iba entrecortada, ella estaba muy ansiosa. Iba a ceder en poco. Su otra pierna yo la elevé para cargarla y recostarla en el mesón.

Gracias a Dios Shami está con su abuela y regresarán hasta la noche, o no podría protagonizar esta extraordinaria escena.

—Eso no es lo que dice Pochuelo. ¿Verdad Pochuelito? — dije con mis labios pegados a su vientre, haciéndole cosquillas con mis labios mientras iba dándole besos por toda su piel y bajando lentamente hacia sus bragas. Ella tenía sus manos extendidas hacia atrás y cuando sintió como mis dedos iban adentrándose para quitarle la ropa, las colocó en mi cabeza —. Y Pochuelito hace que su mami esté muy calenturienta — abrí sus piernas, para quitarle por completo la prenda y sus piernas se enredaron en mis hombros. Ella gimió cuando la iba estimulando con mi boca... muchas maravillas. Y diablos, amaba cuando pronunciaba mi nombre en sus labios.

Era ruidosa, vaya que lo era. Sabía dónde extasiarla y lograrle satisfacer hasta culminar con uno o hasta tres orgasmos. Su piel brillaba con el sudor, su cabello se despeinaba ligeramente y se le pegaba alrededor de su ovalado rostro. Sus pechos se erizaban. Y vaya que quisiera ser Goya para pintarla desnuda en mi cama.

¿El sobre? En el piso junto a la ropa.

Hicimos el amor.  Éramos dos almas encontradas, sanadas, apasionadas. Creando fricción y pasión, llenando el ambiente de nuestros gemidos. Rozando el cielo. Dos cuerpos entrelazados, nuestras manos trazando nuevos caminos, explorando viejas cicatrices que nos forman como somos, como las personas de quienes nos enamoramos.

***

—¡Ya llegamos! — gritó Shami cuando la puerta principal sonó. Evane y yo bajamos rápidamente, ya bañaditos y cambiados. Presentables y adaptable para menores de 18 años.

—¡Bichito! — salí corriendo a su encuentro. Estaba vestida con su uniforma de práctica, porque mi niña y como todo orgulloso padre, logró entrar al equipo femenino de su institución. Por lo que venía sudada, con su ropa llena de suciedad y las rodillas manchadas y un poco rasguñadas. La levanté por los aires, poniéndola boca bajo y haciéndole cosquillas. Estaba sudada, con mucha adrenalina en su cuerpo. Su risa escandalosa inundó la sala de la casa

—Papi Orangutan. ¡Ya bájame! — su risa entrecortaba sus palabras—. Que se me va a venir toda la comida encima — yo hice una exclamación de asco y la bajé.

—¡Puaj! Eres un Bicho muy cochino... que también le apestan los pies — me tapé la nariz y mi niña se tiró al suelo para reír—. Y yo ya estoy bañado y cambiado.

—¿Y para mamá no hay abrazos ni besos? — mi novia estaba de brazos cruzados. Y Shami sonrojada, se acercó para darle un beso en su vientre y cuando mi novia se inclinó, mi hija le dio un beso en su mejilla—. Ahora ve a hidratarte y a darte un baño — ordenó. Con esa voz de mamá autoritaria que hay de aquel con ciega locura, le contradice o no acata la orden.

Mi hija dice que vive en un autoritarismo. Y cuando le preguntó dónde aprendió esa palabra, dijo que en History Chanel cuando vio un documental sobre Rusia. Y que el líder, era como su mamá pero en linda, porque en la casa no había democracia, todo era bajo las ordenes de madam. Y tenía toda la razón. Mi futura esposa, si dice algo, se hace.

—Está bien mami — a regañadientes, se fue hacia la cocina. Yo me acerqué a mi novia, mientras mi madre nos  mirada fijamente.

—Veo que aprovecharon su mañana. Muy productiva, ¿no? — yo me hice el desentendido, como si no hubiese comprendido sus palabras. Pero quien nos delató, fue Less, quien se sonrojó.

—Qué dices Cristina... con esta barriga — dijo señalándose, estaba nerviosa y se tocaba el pelo. Porque claro, como no va a estar sonrojada si su suegra le manda indirectas sobre lo que hace con su hijo. Pero antes que terminara, Shami interrupió.

—Mami. ¿Qué hace  ropa tirada en la cocina? — gritó Shami, corriendo hacia nosotros con el sobre blanco entre las manos, y abierto.

—Touché — susurró mi madre, apretando los labios para no reír.

—Shami, dale a mamá ese sobre — dijo Less con dulzura, Shami se cruzó de brazos. Ocultaba una sonrisa traviesa.

Ella, ya lo sabía.

Y yo tenía que seguir esperando porque debía esperar a la ecografía.

Buenos Aires, Argentina. 5 de enero, 2020.

Al principio, mi corazón latía de prisa.

Después, Shami agitaba la silla donde estaba sentada su madre, emocionada por conocer a su hermano/a.

Y por último, casi me da un infarto cuando en la pantalla mostraban una imagen 5D de un bebé. Era pequeño, indefenso... y una bolita hermosa. Era un bebé, nuestro bebé. Era Pochuela oficialmente. ¡Tendríamos otra hermosa niña!

Por instinto, cogí la mano de Less entre la mía y la apreté. Ella estaba llorando mirando la pantalla. Shami sonreía encantada. Y era que los tres ya queríamos tenerlo en nuestros brazos, lo esperábamos con ansias.

Un bebé que era mi hija, el producto del amor que nos teníamos Evane y yo. El fruto de nuestra lucha. Podía sentir como las lágrimas salían sin siquiera querer detenerlas. El doctor hablaba pero yo solo podía detenerme para observar con detalle la pantalla donde estaba mi hija.

Sería padre de dos niñas. ¡Válgame Dios! Tendré muchas escenas de celos, ya me vi, ya me vi de padre sobreprotector.

Se movía, su corazón latía y resonaba por toda la habitación. Era una sensación maravillosa. E inconscientemente mi otra mano se dirigió a una parte de su vientre. Entrelazamos nuestras manos, y su anillo de compromiso se sentía frio pero refrescante. Quería ya casarme con esa mujer que me da alegrías cada día.

—¿Y qué nombre tenías planeado mi amor? — dijo Evane dirigiéndose a Shami, con lágrimas en los ojos. Ella sólo sonrió amplamiente, mostrando sus hoyuelos y el diente que se le había caído.

—Salomé.

Buenos Aires, Argentina. 28 de marzo, 2020.

Y qué hablar de los siguientes meses. Toda una odisea. Less, de tener un vientre muy pequeño, a que creciera exponencialmente. Muchos le preguntaban si tenía gemelos o algo.

Se ponía llorosa, melancólica. Tenía que hacerle masaje en los pies, hombros y espalda. Ya tenía hasta mi credencial de masajista profesional, sacado de internet. Dudosa procedencia.

Fue muy difícil, tengo que admitirlo. Pero no le quita lo maravilloso. De solo pensar que en  unos días tendría a un bebé en casa, me hacía recordar que iba a valer la pena.  Estuve siempre a su lado cuando se sentía mal, quería un brazo para llorar, incluso cuando quería ver sus series policiacas. A veces salíamos a caminar al parque, a comer. Y trataba de decirle cada día al amanecer, lo hermosa que era. Shami me ayudaba con su madre, ambos buscábamos hacer pequeños detalles para subirle el ánimo a Evane en sus bajones.

Y hoy, hoy queríamos hacerle unos huevos revoltosos con espinaca, tres quesos y una salsa de tomate. Recemos porque quede delicioso.

Otro dato, ahora soy todo un chef. Me ha tocado hacerlo ya que mi futura esposa dice que no puedo alimentarme toda la vida de panes. Eso nos hará ponernos gordo a la familia.

—Ve a despertar a mami, yo subiré la comida — mi hija se bajó del banquito, sin antes darme un beso en la mejilla. De reojo pude ver como de puntitas se acercaba al recipiente con el postre. Me hice el distraído cuando se giró para ver si yo la estaba observando. Entonces "sin muros en la costa", levantó su dedito para meterlo en el postre. Me giré lentamente, sin que ella se percatara. Y con mi voz escandalosa, le susurré en su oído "Atrapada".

Ella brincó inmediatamente y sonrojándose por atraparle in fraganti. Gritó de la sorpresa y escondió su dedo atrás de su espalda. Pequeña niña.

—Te prometo papi que solo estaba verificando que no tuviera veneno, así mami no se enferma — movió sus ojitos, como solo ella sabe hacer para convencerme. Me había rendido, pero quería mostrarme serio.

—Eso no se hace — entonces se movió en su mismo eje, balanceándose de un lado a otro —. Primero debes comer y luego el postre.

Shami hizo un puchero pero asintió.

—Lo siento papi, no lo volveré hacer — me hinqué hacia su altura, acariciando su melena rubia. Le sonreí porque no quería que ella sintiera que estaba enojado.

—Esa es mi niña obediente — besé su frente con ternura y la cargué en brazos—. Te amo Bicho.

—Yo también — sonrió, más relajada y volviendo a lamer su dedo—. Está delicioso — besó sus dedos y rió a carcajadas. Yo me contagié de su risa.

Bendita sea esa gente que te alegra tu día, regalándote su sonrisa y contagiándote un poco de su felicidad.

—Ahora ve por mamá. ¿Sí? — ella asintió mucho más emocionada, y dando saltos y piruetas. Salió en búsqueda de Evane que estaba todavía dormida. Últimamente no duerme nada porque su vientre no la deja dormir y tuve que comprarle una de esas almohadas todas extrañas para que se acomodara. Y otras veces solo me utilizaba a mí.

Terminé de preparar todo y meter los platos al lavabo, serví la comida en la bandeja para subirla a la habitación. Y cuando estaba a medio camino, salió corriendo Shami con la respiración entre cortada.

—Mami se hizo pis pero ella dice que viene hermanita.

Mierda...

Iba a nacer Pochuela. Y yo aquí con cara de idiota.

N/A: ¡SEGUIMOS SEGUIMOS! 

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CAPÍTULO DEDICADO A... 

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Con amor, Bry.

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