𝐻𝓊𝓇𝓉 𝑀𝑒 [𝐻𝓌𝒶𝓃𝑔 𝐻�...

By Lxvelyh

81.9K 5.4K 4.5K

« ¿Quieres escucharme decirte que te quiero? -Su bonita sonrisa se impregnó con la sorna más vil-, pues bien... More

◾Prólogo◾
◾01◾
◾02◾
◾03◾
◾04◾
◾06◾
◾07◾
◾08◾
◾09◾
◾09◾
◾10◾
◾11◾
◾12◾
◾13◾
◾14◾
◾14◾
◾15◾
◾16◾
◾17◾
◾18◾
◾19◾
◾19◾
◾20◾
◾ Agradecimientos ◾
▪️REVIVAL: RE-EDICIÓN Y PUBLICACIÓN▪️

◾05◾

4.3K 307 157
By Lxvelyh

Capítulo 05:
Heridas delicadas.

𝓚𝓪𝓷𝓰 𝓗𝓪𝓷𝓲

Los presentes siempre eran un buen motivo para emocionarse. Desde que era una niña, disfrutaba de las llegadas de los viajes de trabajo de su madre, tan sólo porque traía consigo una acogedora sonrisa y un lindo regalo sólo para ella. Era lo único que hacía que olvidase que su madre desaparecía semanas enteras con la Sra. Hwang, dejándola sola aún siendo muy pequeña. Luego de tantos años entendió que para Jisoo era más imprescindible la presencia de la mujer, de lo que ella misma la necesitaba.

Observaba la bolsa de papel estampados perdida, creando una barrera entre la habladuría en la sala de estar y sus pensamientos que hablaban aún más alto. Esta vez ni el mejor presente le haría caer en cuenta de lo que sucedía, porque aún estaba reviviendo lo ocurrido minutos atrás en el área de la piscina con los hermanos Hwang de por medio.

Jisoo al otro lado del salón era toda sonrisas, abrazándose tan fuerte a su hijo mayor que lucía como si lo pudiese asfixiar en cualquier momento. En la esquina del sillón para tres personas se hallaba Hyunjin, perdido en su teléfono celular, con un rostro en blanco que no expresaba más que indiferencia. Se preguntó qué pasaría luego de la llegada de JinYoung, claramente la matriarca de la familia festejaba su permanencia en casa, pero el chico menor era evidente, no le quería en casa ni de visitas.

—¡Chae, es el mejor obsequio de cumpleaños que me han dado! —Los ojos pequeños de Jisoo se perlaban de lágrimas emocionadas.

Tenía abrazados de cada costado a cada uno de sus hijos, regalando la más sincera de las sonrisas, una que hacía mucho Hani no veía. Hyunjin lucía reticentemente hastiado por el agarre de su madre, sin evitar su mueca de incomodidad que pulverizaba todo el portarretrato de familia feliz. La madre de la chica aplaudió con alegría por su mejor amiga, porque no existía mayor ganancia para ella, que la Sra. Hwang estuviese establemente tras todas sus pésimas décadas emocionales.

Acabada la especie de reunión de bienvenida, cada uno regresó a su habitación respectiva, esperando la cena. Subió escaleras arriba, en búsqueda de sus pocas cosas que aún permanecían en la habitación de invitados que había estado usando. Con la puerta doble entreabierta, comenzó a guardar lo suyo en el bolso que las trajo anteriormente. Volvería a la pequeña casa de invitados, junto con su madre, donde en realidad pertenecía.

—¿Por qué dejarás de usar la habitación? —La pregunta no le tomó por sorpresa, mucho menos quién se la hacía.

No volteó a verle, a sabiendas que se encontraba en el umbral esperando porque lo encarara. Tan sólo se encogió de hombros, siguiendo con el empacado, evitando demostrar el poco pesar que le causaba dejar la casa principal. Existía una única razón para que esa presión en el pecho apareciese, pero inevitablemente no podría decirlo así quisiera.

—Porque no vivo en esta casa. —Explicó cortando el rollo, ante el silencio de ambos.

—Desde que naciste vives aquí. —Sonó harto por la escueta respuesta.

Unos pasos se escucharon entrando en la habitación, y no intentó no rodar sus ojos, lo conocía bien, sabía que intentaría detenerle, sólo que no tenía claro el porqué. Volteó sobre sus pies, dispuesta por acabar con su tarea, y de inmediato se topó con él. Obstaculizando su paso, la esperó cruzado de brazos y un semblante confundido de principio a fin.

—Pero no es mi casa. —Replicó una vez más, intentando hacerse paso entre la altura del chico.

Hyunjin siguió sus movimientos, impidiendo que pudiese caminar mucho más allá. Lo que empezó como una orden firme, terminó siendo un juego infantil donde ambos contenían las risas. El chico ya tenía sus mejillas rojas cuando estalló en carcajadas, persiguiendo a Hani por la extensa habitación, sin querer que dejase la cercanía que ahora tenían. 

Gritó divertida al sentir los fuertes brazos de él rodearla, apegándola a su pecho para inmovilizarla. Hani podía escuchar los latidos agitados de Hyunjin, y la vibración que hacía con cada risa. No sabía porqué reían, pero ella había vuelto a su infancia, sintiéndose como la más pequeñas de las niñas. Hwang mantuvo el abrazo, reposando su mentón sobre la coronilla de ella, caminando a pasos torpes como si fuesen la misma persona.

—¡Para ya, Hyunjin! —Pidió carcajeando.

Él negó con su cabeza, riendo aún más fuerte y comenzaron a forcejear, aunque Hani sabía que no podría deshacerse del agarre. Cada pisada que daban era descuidada, tambaleando los dos cuerpos mientras se acercaban a la cama. Hani como pudo se volteó hacia él para poder verle, descuidándose un poco al tener su rostro ruborizado muy cerca.

La sonrisa de Hyunjin era inexplicable, le dejaba sin aire cada vez que tenía la oportunidad de verla. Era tan perfecta, tan amplia y escondía sus ojos casi como si no los tuviese. Repentinamente el juego había acabado, y toda su atención se enfocó en el rostro sonrosado de su adversario, no podía parar de verle, era inexplicablemente atrapante.

De un empujón cayó de lleno en la cama sin esperarlo, su cuerpo rebotó suave contra la colcha como si no tuviese control propio. En menos de un segundo, tenía a Hyunjin encima, impidiendo caer sobre ella por el brazo que mantenía divididos sus cuerpos. La cercanía era notoria, muy notoria y no fue necesario que ella dejara de reír para que el pelioscuro se detuviera de igual manera. Daba miedo como el rostro de Hwang se tornó serio, borrando cada ápice de broma de su sistema, y dando paso a una máscara de concentración que miraba fijamente a los ojos de la chica. Se veía perdido, detallando cada trozo de la piel de ella, robándole el poco aire que sin dudas hacía mucho había perdido.

—No te vayas, Hani —Casi fue suplicante, cerrando sus ojos de un momento a otro—, estamos cerca, podemos estar más tiempo juntos. —Las pupilas oscuras le brillaron con emoción.

Ella sin contestar se quedó quieta, tampoco era como si lo pudiese quitar de encima. Luego de un par de segundos, suspiró de frustración, porque las dudas habían vuelto a su cabeza ya revuelta. Hyunjin despejó el cabello de la frente de Hani, acariciando muy leve su piel, estudiándola en silencio, esperando su respuesta final.

—Hyunjin, esta no es mi casa. —Insistió, y la mano de él se detuvo inerte.

Quiso quejarse porque ya no recibía aquel mimo que le causaba aceleración en sus pulsaciones, pero como siempre se quedó callada.

—Eso no está más en discusión, Han.

—¿Volverás a la casa de invitados? —El cuerpo de Hyunjin se colocó rígido.

Ambos voltearon en un solo instante hacia el umbral, encontrándose con el mayor, adoptando la misma posición que Hyunjin había tenido antes de entrar en la habitación. Lucía calmado, observando concentrado la cercanía entre ellos dos, sin dejar a un lado lo imprudente que era esto, mucho más cuando la puerta estaba abierta.

—Es mi deber. —Fue inevitable su gesto de pesar.

—Oh —Había sorpresa en su semblante—, pensé que al estar más cerca podríamos tener tiempo juntos.

La encogida de hombros de JinYoung no fue suficiente para que el rubor en las mejillas de Hani disminuyera, no pudo evitar que su vergüenza saliera a flote y que los dos hermanos lo notasen. Hyunjin a un lado de ella, bufó irónicamente, tomando impulso con uno de su brazos para ponerse de pie de la cama. Lo vió confundida, sin saber a quién observar en ese momento.

—No tengo tiempo para estas tonterías. —Con eso, Hyunjin desapareció de la habitación.

El mayor se quedó en la puerta de la que ya no era su dormitorio, sonriendo tras su victoria y escondiendo la satisfacción verdadera que sentía por hacerle molestar a su hermano.

[...]

Su habitación ya no se sentía como su habitación. Las paredes eran más frías a pesar de la calefacción. Su colcha ya no abrigaba de la manera que antes lo hacían, y las almohadas no se sentían tan cómodas. Al cerrar los ojos la noche anterior, intentó pensar en cosas que le diesen paz, que le causasen sueño, pero terminó dando vueltas de un lado a otro en el colchón sin conciliar el sueño.

El remedio para vencer su insomnio lo sabía, había dormido con él desde hacía ocho años, ya no era necesario mentirse. Con más dudas que aciertos, abrió el chat compartido en kakaotalk, llevándose la gran sorpresa con que el chico estaba despierto para aquellas horas de la madrugada.

No pudo evitar que sus dedos tiritan un tanto cuando escribió el mensaje, y el puntero del teclado se quedó titilando, con la espera que una nueva palabra fuese escrita. Releyó lo que escribió, creyéndose estúpida por aquello, porque estaba segura que a él no le importaría en lo absoluto lo que leería.

11:31 PM

“Me es imposible conciliar el sueño, y sé que es porque te echo de menos”

Sin ver cuando su dedo presionó el enviado, aguardó por la respuesta, con su teléfono sobre su pecho esperando porque zumbara. Cada cuánto creía que la respuesta que quería al fin había llegado, pero sólo se trataba de los ruidosos latidos de su corazón que agitaban su pecho desenfrenadamente. Los minutos parecían correr más lento, porque en el momento que el mensaje iluminó la habitación apagada, Hani creyó que tuvo que aguardar una eternidad entera.

Tragó en seco con su garganta árida, la mente en blanco no le hacía pensar más que en una cosa: no quería leer la respuesta. Sus párpados se mantuvieron cerrados en cuanto abrió el chat, y tras un largo respiro de muchos minutos los abrió para leer.

11:33 PM, Hwang Hyunjin

“Yo tampoco puedo dormir, te necesito aquí conmigo”

De sólo recordar el mensaje, su corazón se volvía a estremecer con fuerza. Mordió su labio mientras reía para sí misma, cortando la fruta de su desayuno. Habían sido sólo algunas palabras, pero Hyunjin sabía cómo descolocarla hasta en lo más mínimo.

Lo quiso evitar esa mañana, no porque tuviese vergüenza de verle o algo, tan sólo porque pensaba que era necesario ahorrarse disgustos porque JinYoung la llevaría a la escuela. Para su suerte, no se vieron durante el desayuno y pudo disfrutar de su comida en paz, con una sonrisa entre sus labios que sólo podía ser gracias al chico.

—Me gusta lo sonriente que estás esta mañana. —Comentó JinYoung, acomodándose sus gafas de sol estancado en el tráfico.

La sonrisa vibrante dejó de existir de repente, se disipó en segundos cuando Hani se dio cuenta que no había parado de sonreír desde que salió de su cama. Apenada, volteó a ver hacia la ventanilla del auto, sin poder confrontar la mirada que JinYoung de seguro le daba.

—¿Es por algo en específico? —Intentaba aligerar el ambiente tenso, pero Hani pretendía quedarse en silencio—, ¿Algún chico, o algo así? —La risa que salió de su boca era contagiosa y ella volvió a sonreír inconscientemente.

—Seré líder en un debate que me emociona. —Mintió convincentemente.

JinYoung la escuchó hablar de ciencias políticas en lo que restó de camino. Si debía mentir, debía hacerlo de una manera correcta, hablando de un tema sobre un debate que absolutamente no existía. Después de todo, Hani se volvió una buena mentirosa tras sufrir muchas ausencias en su vida. Si se sentía mal, se mentía a sí misma que estaría bien y luego de un tiempo, empezó a creerse aunque en verdad fuese sólo una ilusión.

La sonrisa radiante volvió a ella al poner un pie en la escuela. Nunca sonreía cuando tenía que entrar a ese estanque con pirañas, pero esa mañana todo se sentía distinto, hasta canturreó de camino a su aula de clases.

Subió distraída los primeros escalones de madera para ir a su asiento, antes de ser detenida por una mano. Su brazo fue apresado, impidiéndole seguir el camino. Siguió con la mirada a lo que la detenía, para recaer en un serio Lee Minho que le miraba atentamente alerta.

—Buenos días, Kang Hani. —Había sonado muy amable, muy respetuoso, muy poco Lee Minho.

Ella inevitablemente frunció su nariz confundida por lo que estaba ocurriendo. Ni en su mejor sueño se habría imaginado a ese chico siendo tan agradable, aquello era una ilusión óptica total.

—Lee Minho. —Le correspondió indiferente, sin notar que el chico aún no la soltaba.

—¿Podemos hablar un minuto? —Su mirada se notó nerviosa.

Los ojos de Minho iban de un lado a otro, como si estuviese alerta porque alguien que no debía los viese hablando.

—¿De qué podríamos hablar tú y yo?—Bufó casi riendo por lo raro que se oía aquello.

—Han Jisung. —Bajó su voz considerablemente antes de pronunciar el nombre.

La confusión era creciente, ambos alzaron su mirada hacia arriba sincronizados, topándose con el nombrado junto con Kim Seungmin, quienes reían alegremente de quién sabe qué.

—No tengo tiem…

—Por favor, Hani. —Suplicó, presionando su mano contra el brazo de la chica.

Ella accedió tras un suspiro, cansada de la insistencia. No conocía del todo a Minho, pero estaba segura que no le dejaría en paz hasta conseguir lo que quería. Tomó asiento en el puesto a un lado del chico, el cual correspondía a Hyunjin, permaneciendo vacío al no haber hecho aparición a pesar que ya sonaría el timbre para dar inicio a las clases.

Hani vio jugar a Minho con sus manos alrededor de cinco minutos, sin decir ni media palabra más que balbuceos sin sentido. El chico lucía inseguro y nervioso, dos características que no se acercaban a lo que ella asociaba con Lee.

—Dispara. —Intentó ser más cordial para ayudarle con su cohibir.

Minho alzó la miraba para encararle de una vez por todas, Hani no comprendió la mirada que le dió y por eso su entrecejo se fue frunciendo en un garabato.

—¿Te parece qué es sincero el acercamiento de Jisung hacia Seungmin? —Sus palabras salieron a tropezones, algo dubitativas.

Tuvo que acomodarse en el asiento que ahora le comenzaba a parecer incómodo, y refugió la inquietud de sus manos entre la falda azul oscuro. Se detuvo a pensar en la pregunta fríamente, observando de soslayo a la pareja recientemente nombrada. Si era sincera, no había puesto especial cuidado en su mejor amigo tras su primera cita con Kim Seungmin, pero no creía que fuese necesario, Han lucía muy cómodo con su nuevo amigo.

Le desconcentraba la impaciencia que desprendía Lee Minho, ya luego de unos minutos de silencio entre ambos, Hani se vió obligada a dar una respuesta, o se volvería loca con la mirada punzante del chico.

—Supongo que sí —Se encogió de hombros, pero no sonó tan segura—, parecen llevarse bien.

La vista de Lee Minho fue a parar al parqué del suelo, justo a un lado de sus zapatos lustrosos. Dando un suspiro incómodo, Hani se dispuso a irse de ahí, dada por finalizada la charla que no le encontró un sentido alguno, pero al levantarse del asiento de Hyunjin el profesor de economía internacional apareció por la puerta principal. Todos se hallaban en sus asientos designados, y presa de los nervios, se sentó sin pensarlo en el asiento de Hwang, a sabiendas que ya no llegaría para la primera clase.

—Me preocupa que se gusten.

La vista de Hani fue desde su mochila hasta la voz que  le hablaba, sorprendiéndose una vez más con la consternación en el rostro de Lee Minho, algo no andaba bien, no tenía que conocerlo a la perfección para darse cuenta. Aquello se tornaba cada vez más extraño.

—¿Hablas en serio? —Susurró para que el profesor no se diese cuenta de qué hablaban.

—Muy en serio. —Hizo una mueca con sus labios, la cual Hani no terminó por comprender.

La primera clase pasó, la segunda de igual manera, la tercera aún su cabeza no estaba colocada donde debía estar y se rindió de pensar con claridad para la última. Esa tarde, el almuerzo se le había hecho pesado a Hani, no probó bocado de su plato de comida y tan sólo comió su manzana verde. El ambiente estaba extraño, Jisung no estuvo con ella en ningún espacio libre y compartió todo el día con Kim Seungmin. No es como si ella pudiese hacerle una escena de celos a su mejor amigo, pero él era su único y verdadero compañero, le echaba de menos. A lo lejos, en la cafetería, observó cómo Lee Minho comía también a solas, viéndose menos amenazante que de costumbre y más como un chico del montón. Eso le tranquilizaba, al menos no era la única afectada por la repentina pareja.

—¿Jisung está bien contigo? —Le preguntó Lee Felix a la hora de la salida.

Ambos se encontraron en el pasillo principal, tras no coincidir en el almuerzo, le agradaba la presencia del pelirrojo. Calló unos segundos antes de contestar, sin en realidad tener una respuesta concreta ante eso.

—Todo está bajo control. —Le sonrió para tranquilizarle, a lo que él asintió no muy seguro.

Caminaron juntos en todo momento, intentando mantener una conversación entre sí, para evitar demostrar la ansiedad que le generaba a Hani estar entre tantas personas.  Al desembocar en el aparcamiento, pudo sentir como su pecho se destrababa un poco y podía volver a respirar con normalidad.

—¿No quieres qué te lleve a casa?

Era la tercera vez que Felix preguntaba, en esta ocasión con medio cuerpo fuera del auto mientras esperaba una respuesta.

—Oh no, vendrán por mí. —Mintió, haciendo un ademán con su mano para restarle importancia.

El rostro del chófer del pelirrojo se alivió cuando el chico al fin se resignó a entrar a la parte trasera del auto, y pudo irse. Hani se despidió con la mano de su amigo, apreciando silenciosamente el gesto amable de querer llevarla, pero prefirió caminar, así podía pensar mejor en la conversación de esa mañana con Lee Minho.

El chofer de los Hwang no vendría por ella, era lógico, Hyunjin no había asistido a clases, no tenían a nadie importante por quién ir. Atravesó algunos autos, maldiciendo al irreverente sol que le picaba en los ojos y le blanqueaba la vista. Éste ya hacía de las suyas, empapando levemente su camisa de vestir, se  imaginó qué tan desastrosa llegaría a casa, cuando aún le faltaba mucho para estar en la estación de autobuses.

Con el claxon de un auto se hizo a un lado del aparcadero, dándole espacio para que pudiese seguir en la vía, sin embargo, éste tocó una vez más, logrando que se detuviera antes de poder seguir. El vidrio oscuro y polarizado bajó en automático, dejando al descubierto a Lee Minho con in semblante más que pacífico. Hani rodó sus ojos de la manera más disimulada que pudo, ya sentía que la estaba siguiendo.

—¿Quieres qué te lleve a casa? —Alzó un poco la voz para que así la escuchase.

Dió un vistazo rápido al lugar atestado de autos, esperando que nadie notase el repentino encuentro, y se topó a unos cuantos espacios de ellos a Kim Seungmin y a Jisung hablando. Hani negó con su cabeza sin pensarlo una vez más, y comenzó a caminar hacia la salida de la escuela. El sonido del auto acercándose la siguió unos pasos más adelante, y aunque quiso omitirlo apresurando su caminar, no pudo evitarlo más en el momento que Minho insistió una vez más con el claxon.

—¿Sí entro al auto, dejarás de tocar el jodido claxon? —Le retó entre dientes, irritada y hundiéndose de la vergüenza.

Lee Minho asintió antes de desbloquear la seguridad de la puerta del copiloto, y sonrió complacido como afirmación completada. Con recelo entró al auto, y por simple inercia sus ojos se cerraron cuando el aire acondicionado frío chocó contra sus mejillas abochornadas. Trabajó en no darle una mirada sustanciosa a su compañero mientras se abrochaba el cinturón se seguridad, y pretendía calmarse, respirando una vez tras otra. Era extraño estar ahí con el chico más detestable para ella en el planeta, era extraña su amabilidad, y era más extraño aún que no se sintiese particularmente incómoda del todo.

El auto siguió en movimiento hasta pasar muy de cerca donde Seungmin y Jisung hablaban. Minho hizo especial énfasis en ir más despacio, como si quisiese verlos en detalle y él no era el único, porque ella también agonizaba de la curiosidad.

Hani aprovechó la oportunidad, notando el rubor sobre las mejillas sonrosadas de su mejor amigo, sus pequeñas sonrisas apenadas y la manera como vagamente y de vez en cuando acariciaba el brazo del chico. Han Jisung estaba coqueteando de todas las maneras existentes, y usaba cada una de sus buenas armas de manipulación.

—Nos están viendo. —Dijo para sí misma, notando como ambos se fijaban en el BMW lentamente.

—¿Y qué sí saben qué estamos juntos?

Hani se abofeteó mentalmente por haber hablado más allá de sus pensamientos, no pretendía que el pelinegro la escuchase. El vidrio del auto era tan oscuro, que era imposible que la viesen tras el, aún así, sentía la mirada acusadora de Jisung torturándola en silencio y pronto aparecería la culpa.

—Esto está mal —Volteó a verle, y se sorprendió por la tranquilidad que desprendía el chico—, tú lo sabes, yo lo sé.

—No es un crimen, Kang Hani —Bufó sonoro—. Ellos dos son amigos, ¿Acaso nosotros no podemos?

Y con eso acabó la incipiente discusión. El resto del camino fue silencioso, si no hubiese sido por Minho cantando cualquier canción en la radio, quizás habría tenido ganas de salir corriendo. El ambiente no era pesado, y le asustaba el poco inconveniente que le causaba todo aquello.

—Supongo que gracias por traerme. —Quiso sonar todo lo agradecida que podía.

El chico luego de arreglar su flequillo oscuro en el retrovisor, suspiró y la miró sin decir nada.

—Si lo necesitas en otra ocasión, no dudes en buscarme. —Algo en las palabras de Minho le daban un aire de sinceridad, y quiso creerle.

[...]

𝓗𝔀𝓪𝓷𝓰 𝓗𝔂𝓾𝓷𝓳𝓲𝓷

El catarro le mataría, al igual que la fiebre que aparentemente no pensaba bajar de temperatura. Todo su cuerpo se quejaba de malestar, y apenas podía rodar su cuerpo sobre la cama sin siquiera soltar un alarido lastimero. Hyunjin siempre había sido muy débil ante las enfermedades, desde que nació, solía enfermarse con frecuencia y en muchas ocasiones paró en centros clínicos por ser tan vulnerable frente a cualquier afección que lo atacaba.

En algún punto de su adolescencia se volvió inevitablemente hipocondriaco, empujándolo a automedicarse cuando creía que tenía un mínimo dolor de cabeza o una supuesta alergia. Tras la preocupación de sus padres y algunos regaños, accedió a regañadientes asistir a terapia psicológica para tratar su delicado miedo a las enfermedades. Finalmente, él mismo insistió en hacer un curso de cuidados médicos, y primeros auxilios. Hwang Jisoo creyó que su hijo de un día para otro dejaría de ser menos particular, pero aquello no sirvió de nada.

No muchas personas sabían de su secreto terror hacia enfermarse, y aunque quisiese esconderlo con frecuencia, al caer enfermo le era imposible ocultarlo. Esa mañana cuando sintió que su cuerpo desfallecería de dolor, cerró todas sus puertas y evitó que cualquiera del servicio fuese a verle. Estaba claramente atacado dentro de sí, no era el simple resfriado lo que hacía estragos en él. Se empezó a preocupar cuando de pronto comenzó a hiperventilar y tuvo que asistirse con el inhalador en caso de ataques de asma.

Pasó toda la mañana enclaustrado en la habitación, refugiado bajo mil cobertores calientes que rogaba porque surgieran un efecto natural en su fiebre y la hiciesen desaparecer de una vez por todas. La desesperación no tardó en llegar rápido, tras dos medicamentos genéricos y varias respiraciones profundas, supo que la alta temperatura en su cuerpo le estaba causando alucinaciones. El miedo se esparció como pólvora en su pecho, apretándole el cuello hasta robarle todo el aire y asfixiarle.

No pudo contener las lágrimas de temor que salieron de su ojos sin su permiso. Hwang Hyunjin era un cobarde por tan solo un común resfriado, sin embargo, en su mente era más que eso, su cerebro lo asimilaba como una enfermedad letal que acabaría con él de un momento a otro. Evadió cualquier llamado de su madre, y permitió que su teléfono celular se cansara de sonar, porque él nunca le demostraría al mundo lo asustado que en ese momento se hallaba; tan sólo sus cuatro paredes eran dignas de ver sus lágrimas de temor y no estaba preparado para admitir la vulnerabilidad que lo arropaba.

2:02 PM, Kang Hani

“¿Estás bien?, Todos en casa se han preguntado porqué no has salido de tu habitación en todo el día”

Como si fuese una especie de panacea bendita, el único mensaje que era capaz de calmarlo en cierto modo apareció en su pantalla, iluminando por completo su oscura habitación. Sorbió su enrojecida nariz, observando el chat reciente. Sus ojos escocían de tal manera, que tuvo que cerrarlos de lo mucho que dolían, y una vez más, comenzó a temer.

2:03 PM, Kang Hani

“¡Hyunjiiin!”

Hizo el amago de contestar, no obstante, sus dedos se quedaron inertes tamborileando sobre el táctil.

La única persona que conocía tan a profundidad su miedo, era Kang Hani. La primera vez que experimentó aquél sentimiento de horror, fue al ver su rodilla rasponeada por haber caído de la bicicleta, recordaba bien tener el rostro pacífico de Hani frente a él, sonriéndole con amplitud e intentando que sus lágrimas se detuvieran. No fue hasta que los delgados brazos de la chica lo rodearon protectoramente, que pudo respirar con normalidad. Se dejó abrazar con fuerza mientras le curaban la herida, en ningún momento ella le soltó de sus brazos y sorprentemente Hyunjin no deseaba por nada del mundo que lo soltase.

Salió de sus recuerdos muy pronto, presionándose a bajar por su tardío almuerzo. Había leído lo suficiente en el internet para saber que si no comía su cuerpo sucumbiría mejor a las enfermedades. Si decía la verdad, no probó bocado en el día entero por haber estado tan afectado respecto al catarro, no por otra cosa. Se enfundó en su caliente albornoz, y bajó a la cocina en busca de algo de comer. Tuvo la pequeña esperanza de toparse con Hani si quiera por equivocación, sin embargo, encontró a todo el personal de la casa menos a la chica.

La plantilla entera de trabajadores le veían como si tratase de un bicho extraño, le dieron miradas curiosas de soslayo, procurando que él no las notara. Hyunjin no se preocupó por lavar su rostro antes de dejar su habitación, u ordenar su desaliñado cabello, sabía bien que se veía fatal pero aquello no le importó. 

—Taeha. —Murmuró con la voz áspera por no haber dicho ni media palabra en todo el día, su garganta se quejó de inmediato.

La chica volteó a verle un poco después, aunque no le miró en el momento, estaba concentrada cortando algunos vegetales.

—¡Oh, santa mierda! —Gritó sin previo aviso al alzar el rostro—, yo-yo-yo lo siento, amo Hwang. —Hizo una venía tras otra, rápidamente aceptando su error.

La cocinera se había llevado un susto de mil demonios al ver su estado, y Hyunjin no tenía las fuerzas suficientes para culparle o reclamar su indiscreción. Le dió una sonrisa ladina y sardónica, obsequiándole la razón de tan inesperada reacción.

—¿Tienes algo de almuerzo para mí?—Fue directo al punto, cansado de estar ahí en la cocina.

Ni si quiera había notado la hora en el reloj de uno de lo hornos de la cocina. Ella negó apenada con su cabeza en repuesta, y no pudo culparla una vez más, eran casi las cinco de la tarde, hacía mucho la hora de la comida pasó.

—Tendré lista una buena comida para usted, amo Hwang. —Intentó sonreír con naturalidad.

—Sé que no te caigo bien, Taeha —Rió sin humor, mientras se colocaba la capucha de su sudadera—, así que no finjas más conmigo.

Su esencia no se iba por más que una enfermedad lo estuviese matando hipotéticamente. Negando con su cabeza se marchó de la cocina, cuestionándose así mismo el porqué de su constante mala actitud, no tenía idea de dónde salía o porqué le caracterizaba, tan sólo era parte de su forma de ser. Caminó por el pasillo principal de la casa, en busca de su madre y detuvo sus pasos al acercarse al primer despacho. Murmullos, y una discusión incipiente le hizo paralizarse, y por primera vez no se sintió enfermo del todo.

—Tienes que pensar en su futuro, madre —Sonaba a la distancia calmado, pero lo tintaba algo de urgencia—, no sólo en su futuro. En el futuro de nuestro patrimonio, de nuestra empresa.

Hubo silencio, y los dientes de Hyunjin de pronto comenzaron a apretarse con demasiada fuerza.

—Hyunjin quiere estudiar arquitectura en Hongkong, ese siempre ha sido su sueño.

—¡Pero debe ir a Oxford, debe estudiar economía!

Se sostuvo de uno de los pilares de mármol blanco, su cuerpo se balanceaba errante y el sudor se escurría por sus sienes. El corazón le aleteó con demasiada potencia, y creyó que un mismísimo infarto estaba próximo a finiquitar con su vida. Corrió apresurado escaleras arriba, imposibilitado de terminar de escuchar la conversación y en cuanto estuvo dentro de la seguridad de su habitación, escondió su cuerpo debajo de sus colchas. Se sentía pequeño y manipulable, como un objeto fácil de destruir, eso justamente harían con su futuro si lo dejaban en manos de JinYoung.

...

𝓚𝓪𝓷𝓰 𝓗𝓪𝓷𝓲

Pasó la tarde entera practicando al tenis en la parte trasera de la casa. Era la única en el recinto que tenía el permiso y en realidad jugaba en la cancha condicionada. Se distrajo unas cuántas horas, eviadiendo la creciente preocupación que la agobiaba respecto a la desaparición de Hyunjin, nadie en casa le había visto salir de su habitación y no contestaba los mensajes, ya era algo excesivo.

Tras darse un baño, fue a la cocina principal en busca de la cena que Taeha le había preparado. La chica se veía distraída, limpiando la cocina luego de haber acabado con su jornada del día.

—¿Comerás aquí? —Preguntó interesada, dándole el plato con un sándwich sencillo de jamón y queso.

Hani se encogió de hombros sin darle mucha importancia, preparándose para sentarse frente a la Isleta.

—El amo Hwang ha estado muy afectado hoy. —No evitó la sorna al decir “amo”

—¿Lo viste? —Sonó tan sorprendida como se encontraba.

Taeha asintió simplemente:—Me hizo preparar un almuerzo que no comió. La Sra. Hwang se ha quejado todo el día que no ha comido —Pasó su mano por la Isleta, antes de entregarle otro plato con un sándwich más—. Intenta hacer que coma, hoy no parecía el niño bonito de siempre.

Ella enarcó una de sus cejas recelosa por el dejo de preocupación en la voz de Taeha. Bajo toda esa sorna irracional, había más.

—No me digas que ahora te preocupa el bienestar de Hyunjin. —Lanzó una carcajada que la mayor no le siguió.

—Si el malagradecido muere, yo me quedo sin empleo —Explicó seriamente—, así que no me conviene que esté mal por más que eso quiera.

Hani intentó contener las risas por mucho más tiempo, pero le fue imposible hacerlo llevando los dos platos consigo mientras dejaba la cocina. No había demasiada seguridad en ella al subir las escaleras, a pesar que no eran una hora alta de noche, no le tenían permitido subir a las habitaciones sin un aviso previo. Podía meterse en grandes líos, pero no le tomó mucha importancia cuando estuvo a un paso de tocar la puerta de Hyunjin. 
Sin dudas se le trabó la respiración en cuanto tocaba la puerta, y al no obtener respuesta, comenzó su preocupación nuevamente.

—Hyunjin. —Susurró quedito, pretendiendo que nadie la escuchase.

Nadie contestó. No pudo resistir mucho más, porque sus manos comenzaban a sudar nerviosas, y los platos se le resbalarían en cuestión de segundos. Agradeció que la puerta estuviese abierta al mover el pomo, y sin mucho escándalo hizo intromisión en la habitación a oscuras. Fue imperceptible el chasquido de la puerta al cerrarse a sus espaldas, dándole la bienvenida al lugar sumido en las sombras. Ni una lámpara se hallaba encendida, tan sólo la luz de la noche que se filtraba por las ventanas victorianas, era suficiente para hacerla ver con claridad.

Enfocó su vista con dificultad, había dejado sus gafas de pasta en su habitación y duramente veía con nitidez, sin embargo, no se le hizo un trabajo difícil encontrar a Hyunjin. Notó su presencia mucho antes de verlo como tal. Se encontraba sobre uno de sus sofás individuales de cuero, observando fijamente a través de la ventana, muy perdido en la vista que le brindaba la algo nublada noche. No creía que se hubiese dado cuenta de su aparición, porque si quiera se movió ni un centímetro. Hani caminó silenciosamente hacia él, dejando los platos sobre el otomano cercano al juego de muebles.

—¿Has pasado todo el día aquí? —Lo supuso al notar su pijama y su cabello húmedo por la ducha.

Hyunjin no contestó a la pregunta con una respuesta evidente, sumergido en lo que observaba, parecía evitarla a toda costa. El ceño de Hani se frunció con frustración, y bloqueó su panorama de visión, deteniéndose frente a él, esperando respuestas. El chico si quiera se inmutó, ensimismado y sin parpadear ni por equivocación.

—¿Qué sucede, Hyunjin? —Presionó, esperando que hablase.

La frustración se hizo presente cuando no contestó. Se cruzó de brazos amenazante, y esperó algunos segundos porque reaccionara, sin embargo, no fue así. Dispuesta a irse, Hani quiso encaminarse a la puerta pero los brazos de Hyunjin la detuvieron en segundos.

Se quedó de piedra cuando le rodeó con delicadeza la cintura, acercando su menudo cuerpo hacia él, para así poder recostar su frente contra el estómago de Hani. Le costó un par de segundos caer en cuenta de lo que estaba sucediendo, fue necesario sentir las lágrimas calientes empapar un poco el sweater de su pijama para poder abrazar a Hyunjin de vuelta.
Con el corazón encogiéndose con cada lágrima, no supo qué hacer, hacía mucho no le veía llorar.

—Lo siento tanto, Hani —Tartamudeó cada palabra—, lo siento tanto, lo siento tanto.

La duda de ató a su cabeza, no podía entender el por qué de sus disculpas, pero eran frenéticas. Tomó su rostro húmedo entre sus manos, alzándolo hacia ella aunque no soportase verle llorar. Le afectó ver los orbes de Hyunjin tan cristalizados como cuando era tan sólo un niño, inyectados de sangre e hinchados irracionalmente. ¿Cuánto había llorado?, Se lo preguntó más de una vez dentro de sí. No tenía palabras para describir lo que sentía en ese momento, estaba enmudecida y tan perdida en encontrar el dolor que atormentaba al chico, que por nada del mundo podría observar a otra cosa más que a él.

—¿Por qué te disculpas?

Hyunjin hipeaba como un niño pequeño, sorbiendo su nariz, con la vista perdida en cualquier lugar inespecífico de la habitación.

—No te mereces todo lo que te hago, Hani —Sus ojos se inundaron otra vez, como dos lagunas—, no soy bueno para ti, no como tú lo eres para mí.

Sus latidos se aminoraron de manera exponencial al escucharlo, sin poder creer lo que acababa de decir. Con las manos en el rostro enrojecido, se dio cuenta de lo que andaba mal en todo aquello, y aunque hubiese preferido pensar que todo se trataba de una redinción voluntaria por parte de él, estaba más que claro que hablaba por el puro miedo que lo tenía sometido.

—¡Cristo, Hyunjin. Estás hirviendo!

Palpó su cuello, tomando la temperatura hirviente.
Aunque él no la quiso soltar, Hani de hizo cargo del débil agarre y fue al baño por agua fría de la llave y algunos paños para ayudarle a bajar la fiebre. Lo encontró con los ojos semi cerrados y con la respiración forzosa, le era imposible pretender que estaba en calma pero debía actuar en paz para ayudarle.

Sin mucho espacio donde pudiese sentarse, se tomó la libertad de hacerlo sobre las piernas de Hyunjin. Agradeció que éste estuviese ligeramente atontado porque así la vergüenza era menor y comenzó a hacer el intento de acabar con la fiebre. El chico no tardó a abrazarse a su cuerpo, como lo hacía cada noche desde que dormían juntos. Sus brazos parecían estar hechos a medida para permanecer en su cintura, porque encajaban de la manera adecuada.

—He hecho para ti tu té preferido, de bayas silvestres —Su voz era apenas un susurro inentendible—, debe estar frío, pensé que vendrías antes —Hani lo escuchaba con atención—. También he cortado algunas flores de tu lugar en el invernadero, no te molestes conmigo, Hani. —Hizo un puchero con sus labios que le robó una sonrisa involuntaria.

Ella no había notado en el otomano la bandeja con sus flores preferidas y la tetera que hacía lindo juego.

—¿Por qué has hecho todo eso, Hyunjin? —Le preguntó, dejando a un lado el paño con agua fría.

Ambos se observaron tras un largo rato, fijamente y sin evitarse. La mirada de Hyunjin se veía más viva y precisa, a pesar que aún se podía sentir su debilidad en el agarre que tenía sobre ella. Con una mano helada, él acarició muy despacio el rostro contrario, delineando la curvatura de la mandíbula de Hani y rozando torpemente los labios semiabiertos de ella.

—Porque sé que los ranúnculos de colores te hacen sonreír —Lamió sus labios antes de poder seguir hablando—, y en serio te quería ver sonreír.

La sonrisa se deslizó por su boca de manera natural, mientras el paso de su corazón se enfureció como un tambor sin ritmo. Descansó su mejilla sobre el cabello de él después de besar su coronilla castamente, y dejó que la abrazase por lo que restaba de noche. Eran uno así, abrazados el uno al otro, creyendo que esa era la única manera que se podrían proteger de sus mayores miedos.

Los ranúnculos no eran la única razón de la sincera sonrisa de Hani. Todo se debía a aquel agarre que combatía con sus mayores temores nocturnos, que le hacía sentir que tenía un hogar, que cada herida del pasado se desaparecería. Lo cierto era que esos mismos brazos que la arropaban, y le brindaban placidez eran causantes de uno de sus mayores miedos. El pensamiento de dejar de ser querida por Hwang Hyunjin la acechaba como un cazador sediento de sangre, y aquél abrazo no era aval de que eso no sucedería más temprano que tarde.

◾◾◾✨◾◾◾

No sé cuántas veces me voy a disculpar por mí inconstancia, pero una vez más lo hago. En realidad no es adrede, y en serio estoy pasando por un momento de poca creatividad. A pesar que todo lo que va a ocurrir en el fic está en mi mente, no sé cómo plasmarlo, o si sé, pero siento que no es suficiente. Disculpen una vez más.

Ok, hablando de mejores cosas. ¡NO PENSÉ QUE ESTE FIC TENDRÍA TANTA RECEPTIVIDAD!, estoy realmente feliz, de verdad lo estoy. Hago todo lo posible para darles buenos capítulos, y agradezco mucho cada comentario y cada voto. Créanme, leo sus comentarios y me río un mundo con ellos.

Empezemos por la rara actitud de Minho hacia Hani, ¿Ustedes creen qué es algo bueno, de qué se tratará?

Por otro lado, tenemos a JinYoung, siendo tan amable como siempre.

Y por último, es la primera vez que narró en tercera persona desde el punto de Hyunjin, lo necesitaba hacer para que entendieran un poco al personaje.

Quizás el capítulo estuvo un tanto flojo, pero hay cosas importantes en él.

Gracias por todo, nos leemos pronto, xox.

•Publicado: 11/07/19•
•Editado: 03/03/21•

Continue Reading

You'll Also Like

52.4K 6K 62
❝𝗕𝗘𝗦𝗜𝗗𝗘 𝗠𝗘❞ ❝Felix sigue en el hospital, y su madre aún no sale de su vida.❞ ✧Segunda temporada de "Maze", es necesario leer la primera parte...
3.7K 376 27
bueno está será mi primera historia que voy a hacer en Wattpad perdonen sí hay errores de ortografía Las imágenes que voy a usar para la historia no...
8.9K 798 32
Kang Haneul es una chica hermosa y bastante exclusiva, siempre llevando ropa de diseñador, codeandose con los hijos de los mejores políticos. Pero to...
129K 7.8K 41
¿Qué pasaría si llegas a Corea del Sur para seguir con tu carrera y terminas viviendo con tu boy band favorita? ¿Suena imposible? ¿Entonces cómo es q...