Apenas la puerta de hierro se abrió, su expresión cambió a una completamente diferente.
Algo que aprendió en el ejercito fue intimidar, cada vez que se enfrentaba a algo que posiblemente sería un peligro, se convertía en otra persona. Y ser celadora de dos chicas no era una excepción.
Espera... ¿Dos?.
Frunció el ceño conforme entraba a la habitación y dos chicas volteaban a verla.
- Así que los rumores eran cierto, una nueva celadora solo para nosotras dos.- Una de las chicas se había pegado a los barrotes de la celda para mirarla sádicamente de arriba abajo.- ¿Qué te parece, Momo?.- Le dio una mirada a la otra.
La otra chica, que estaba sentada en la parte de arriba de la litera, bajó de un salto, caminando a paso lento hacia los barrotes, pasando su lengua por sus labios repetidas veces, mirando de arriba abajo a la pelinegra frente a ellas.
- Nada mal, nada mal.- Sonrió ampliamente.- Mucho gusto, celadora, mi nombre es Momo, y esta loca es Sana.- Concluyó dando un leve empujón a la contraria.
Chaeyoung miraba con asco a ambas chicas, odiaba a muerte ese tipo de escoria, y sabía exactamente quienes eran las dos.
Momo: Pelinegra, cabello por los hombros, fleco, con buena masa muscular y una mirada penetrante.
Sana: Castaña, cabello semi-ondulado, le llegaba a la mitad de la espalda, hermosa, rasgos muy notorios y ojos grandes que hipnotizaban a cualquiera.
Ambas asesinas, fueron capturadas hacía tres años atrás, en Japón, Momo se centraba en hombres de mediana edad, los cuales consideraba que merecían morir por el simple hecho de ser hombres. Sana, por otra parte, secuestraba, violaba y por último mataba colegialas, tenía cierto fetiche con chicas en uniforme.
- Al parecer nuestra celadora no habla... se llevaría bien con La Muda.- Se rió Sana, mientras caminaba al rededor de la celda.
¿Muda?, ¿a qué se refería con Muda?.
Una de las muchas cualidades de Park Chaeyoung (o más bien, maldición) era que siempre fue muy curiosa, y cuando no comprendía algo, o algo estaba fuera de lugar, ella lo averiguaba.
Y esa prisión estaba llena de misterios.
- ¿A qué te refieres con "La Muda"?.- Hizo las comillas con sus dedos, mientras se sentaba en la silla de su pequeño escritorio.
Momo soltó una risa.
- Cariño, si de verdad piensas que puedes llegar aquí, creyéndote que eres superior a nosotras solo porque estás del otro lado de las rejas. Déjame decirte que te equivocas.
- Cierto, además, no puedes pretender que te soltemos información sobre otras prisioneras así como así.- Se unió la otra chica.- Eres nueva aquí, y supongo que no estás al tanto del tipo de tratos que hacemos a cambio de información o favores.- Concluyó con superioridad.
La pelinegra se levantó de su asiento, dando pasos largos hasta la celda, golpeando con su bastón uno de los barrotes fuertemente, haciendo que Sana se separara de golpe de estos.
Chaeyong sonrió.
- Creo que no has entendido quién está al mando aquí.- Movió el bastón al rededor de los barrotes, haciendo que estos emitieran un sonido hueco y un poco tétrico.- Tengo entendido que ustedes no valen nada tanto fuera como dentro de estos muros, así que mejor no me provoquen a menos que quieran despertar "por accidente" en la jaula de los perros. Si es que despiertan... claro.- Concluyó con la misma sonrisa cínica en sus labios.
Las dos chicas se quedaron en su puesto, sonriéndose mutuamente.
- Me gusta la nueva.- Habló Momo en tono coqueto.
- ¿Apostamos quién se la tira primero?.
- Eso seguro.
Ambas chicas chocaron los puños, Chaeyoung sin entender ni un poco a aquellas dos personas desquiciadas.
- Agh, simplemente no me molesten.- Negó con la cabeza mientras se sentaba y sacaba de uno de sus bolsillos una pequeña Biblia.
- De verdad no nos dirá su nombre siquiera, celadora.- Intentó Momo desde la literal de arriba, aun mirando a la mujer.
- Park Chaeyoung.
- Oh, perfecto, celadora Park.- Sonrió para si misma.- ... ¿de verdad está leyendo la Biblia?.
- Deja a la loca creer que hay un Dios que podría arreglar toda la mierda de este mundo.- Interrumpió Sana.
Unos segundos después aquél libro ya se encontraba estampado en la nariz de la chica, la cual había caído al suelo y se retorcía de dolor mientras soltaba pequeños chillidos agudos.
Chaeyoung simplemente abrió la reja de la celda, entró a esta, tomó su libro y antes de salir le propinó una patada a la mujer en el suelo.
- Ahora, no quiero oir nada más salir de sus bocas hasta el final del día, ¿está claro?.- Lanzó una mirada sumamente intimidante, haciendo que las chicas asintieran repetidas veces.
Chaeyoung sonrió y se dispuso a continuar su lectura, ese trabajo sería el más fácil de todos.
....
Suspiró casadamente, cerrando la puerta de hierro a sus espaldas, oyendo la insufrible voz chillona de Sana aunque la puerta estuviera cerrada.
Su jornada había acabado, le había llevado la cena a ambas chicas, lo cual era lo último que hacer en el día.
Las otras puertas se fueron abriendo poco a poco, pero ella esperó a que Jisoo saliera, ya que aun no entendía muy bien donde quedaban los lugares en la prisión.
Unos minutos más tarde, la morena salió de la puerta de al lado, pero le extrañó su comportamiento.
Estaba sudada, agitada y su uniforme estaba arrugado y mal colocado, ni mencionar su cabello.
¿Acaso ella...?.
Se acercó a ella a paso rápido, estaba segura de lo que había pasado.
- Jisoo, ¿está todo bien?, te ves muy agitada.- La tomó del hombro, exaltando a la contraria.
- Oh, sí, todo bien Chae, no te preocupes.- Tardó en reaccionar, pero respondió intentando no parecer nerviosa.
- ¿Segura?, pareciera que...-
- ¡Tenía ganas ok?, no le digas a nadie, por favor!.- Exclamó, siendo sincera con la pelinegra frente a ella, la cual no entendió a lo que se refería.
- ¿Ganas?, ¿ganas de qué?, iba a decir que parecía que te hubieras peleado con tu prisionera, ¿segura que todo está bien?, puedo entrar a golpearla si quieres.
Jisoo se quedó mirando a Chaeyoung con los ojos abiertos.
Chaeyoung podía ser despiadada, perspicaz, inteligente y muy buen soldado en el campo de batalla, pero fuera era completamente lo contrario, era una chica normal, dulce y muy, pero muy inocente.
Lo cual le quedó claro a la morena frente a ella.
- ¿G-golpearla?, ¡No, por Dios Chae!.- La tomó de los hombros y negó fuertemente la cabeza, empezando a caminar hacia la salida.- No es lo que piensas, ¿está bien?.
Chaeyoung la alcanzó dando unos pasos rápidos.
- ¿Entonces qué es?.- Preguntó con total inocencia.
Jisoo le dio una pequeña mirada, sintiendo sus mejillas arder.
- Tuvimos sexo, eso es todo.
La pelinegra tardó en reaccionar unos segundos.
- ¡¿Qué?!.- Exclamó, haciendo que otras celadoras que iban caminando junto con ellas las miraran raro.
- ¡Shhh!, no necesito que todos se enteren.
- Pero... ¡¿por qué?!.
- Tenía ganas, ya te lo dije, además, ¡no soy la única!, todas acá lo hacemos, hasta los chicos lo hacen.- Concluyó Jisoo mirando con diversión a la pelinegra, como si fuera lo más normal del mundo.
- No lo entiendo...
- A ver, llevamos literalmente todo un año dentro de esta posilga, solo nos dejan salir en navidad y de todos modos, son dos días, nada más, aveces la naturaleza llama.- Se encongió de hombros.- Tienes que entender que ellas no son las únicas prisioneras dentro de estos muros, es por eso, que nos pagan muy bien y se nos dan comodidades que ninguna prisión tiene, pero... no podemos tener visitas, así que cuando tenemos ganas, las saciamos entre nosotras o con las prisioneras.
Toda la nueva información que estaba dando vuelta por la mente de Chaeyoung la había dejado atónita, no comprendía como podían hacer eso entre ellas, o con las prisioneras.
Ella jamás lo haría, estaba segura de aquello.
Rato después llegaron a la cafetería, hermosa y moderna, nada nuevo en el lugar, bastante espaciosa.
- Bien, te dejo, hoy es martes de pollo frito y no me quedaré con las sobras.- Habló Jisoo, corriendo hasta llegar a la barra para que su comida fuera servida.
La pelinegra se dispuso a tomar su bandeja, sirvió su comida y caminó por el lugar, buscando donde sentarse. Encontró a Jisoo, la cual le hacía señas desde una mesa cerca de la ventana.
- Muy bien, ya que estás aquí, te presento al resto del grupo.- Habló la morena apenas Chaeyoung se sentó.- Ellas son: Mina y Seulgi.
Ambas chicas le sonrieron a la pelinegra.
De nuevo, las inspeccionó, la primera con rasgos Japoneses notorios, cabello corto por los hombros y de color castaño, muy hermosa y un poco tímida.
La segunda más alegre, con una enorme sonrisa en sus labios, achinando levemente sus ojos, su cabello más claro que la anterior.
La peliengra les sonrió a modo de saludo, presentándose formalmente ante ambas.
Mientras comían hablaban de cómo había sido el día de cada una y sobre cosas tribiales como las noticias, música, maquillaje, Chaeyoung completamente en silencio.
Siempre se le hizo difícil socializar, toda su vida giraba a una sola cosa, pertenecer al ejercito y ser la mejor, su padre y su hermana se lo habían dejado claro, así que nunca tuvo muchos amigos mientras crecía.
- Chae, estás muy callada, ¿todo bien?.- Preguntó Seulgi.
- Sí, todo bien, es solo que...- Comenzó, un poco tímida.- Aun no me acostumbro a todo esto, tengo muchas dudas en mi cabeza.
- Oh, podemos ayudarte en eso, ¿qué quieres saber exáctamente?.- Dijo Jisoo.
- Bueno, primero que todo, una de mis prisioneras dijo algo sobre "tratos" o "favores", no logré entenderla.
Las tres chicas se miraron.
- Bien, pero esto no lo pueden saber los del alto mando, ¿está bien?.- Habló Mina, Chaeyoung asintió.
- Acá todo gira en torno al trueque, cambias botellas de alcohol, juguetes sexuales, comida, lo que sea, por favores a las prisioneras, ya sea sexo, información, u otro tipo de cosas.- Habló Jisoo.
- Te recomiendo que con tu primera paga, compres en la tienda online de la prisión un paquete de cinco botellas de Ron o Vodka, es lo que más prefieren.- Agregó Mina.
- Básicamente en eso consiste lo de los favores, ellas te ayudan, si tú las ayudas.- Concluyó Seulgi.
Chaeyoung frunció el ceño, no era de pedir favores, así que eso le pareció una completa estupidez.
- Esperen, ¿todas ustedes tienen sexo con sus prisioneras?.- Preguntó en un tono alto, a lo que todas la callaron al instante.
- ¡No puedes decir eso en voz alta!, está prohibido tener cualquier tipo de relación con las prisioneras, pero sí, todas lo hacemos.
- Aunque no lo creas, las imbéciles esas saben muy bien lo que hacen.- Agregó Jisoo con una sonrisa de satisfacción en sus labios.
La pelinegra hizo una mueca de asco mientras se disponía a comer, pero un pensamiento llegó rapidamente a su mente, y es que alguien estaba faltando en esa mesa.
- Oigan, ¿Chaeyoung dónde está?.- Preguntó tomando un poco de su jugo.
- Cierto... Me había olvidado, hoy es su turno.- Habló Seulgi.
- ¿Su turno?.
- De alimentar a La Muda.- Completó Mina.
De nuevo ese nombre, algo que hizo despertar aun más la curiosidad en la pelinegra, la cual estaba dispuesta a hacer su siguiente pregunta, si no fuera por el estruendoso sonido de alarmas por todo el lugar.
Luces rojas que parpadeaban ahora llenaban toda la sala.
Institivamente Chaeyoung se levantó de la mesa, algo andaba mal.
- ¿Qué son esas alarmas?.
Todas se asustaron al ver como tanto la expresión en la cara de la peliengra, como su tono de voz había cambiado. Ahora era una persona completamente diferente a la que estaba sentada hacía unos segundos.
- ¡Es una emergencia, respondan!.- Agregó.
- Es... La Muda, intentó escapar.- Habló Jisoo.
La de cabello más corto se levantó de golpe.
- Eso significa...
- ¡Chaeyoung!.- Completó Seulgi.
Eso bastó para que la pelinegra corriera a su máxima velocidad, saliendo de la habitación y dirigiéndose al área de las celdas, mientras que todas las demás celadoras corrían al sentido contrario.
No entendía el por qué, es su deber atrapar y castigar al que intente escapar.
Llegó al cabo de un minuto, se quedó de pie frente a la puerta de la entrada, viendo como la puerta de hierro oxidado estaba abierta a unos veinte metros de ella.
Caminó a paso lento, con su mano en posición para sacar su bastón. Echó su cabello hacia atrás, fijando su mirada en la puerta que cada vez estaba más cerca.
Se colocó en el lado derecho de la pared, justo al lado de la entrada, tomando una enorme bocanada de aire, antes de saltar dentro.
Pero justo antes de hacerlo, aparecieron Jisoo, Mina y Seulgi en la puerta, mirando con terror lo que estaba a punto de hacer.
Logró entender lo que gesticulaban los labios de Jisoo.
"Es muy peligroso, no te acerques".
No le hizo caso en absoluto. Quizás la vida de una compañera estaba en riesgo, no cometería el error de dejar morir a alguien frente a ella dos veces.
Cerró los ojos unos segundos, al abrirlos dio un salto dentro de la oscura habitación.
El olor a hierro mezclado con sangre entró por sus fosas nasales, haciendo que arrugara su nariz por inercia.
Revisó la habitación. A unos metros de ella estaba dibujada una línea, en las paredes de cada lado y en el techo se encontraba una especie de sistema de seguridad, el cual titilaba de color rojo, esta siendo la única luz en toda la habitación.
Detrás de la línea, a unos cuantos metros se encontró con un plato de comida medio vacío, ya que la otra mitad estaba regado por todo el suelo.
Logró ver el cuerpo de Chaeyoung a unos metros del mismo, y a una figura sentada justo detrás de ella.
Debatió por unos segundos en si debía o no cruzar la línea, pero lo hizo finalmente, logrando que la chica sentada detrás del cuerpo levantara la mirada, dejando ver sus ojos afinados, como el de un felino.
Se levantó lentamente, la pelinegra sin dar un paso hacia atrás, estaba fija en su lugar. La figura se acercó a ella, muy lentamente, sin dejar de mirarla a los ojos.
Quedaron frente a frente, ambas manteniéndose la mirada, la chica moviendo su cabeza de una lado a otro como un felino inspeccionando su presa.
Chaeyoung la miró de arriba abajo. No tenía miedo, no sentía absolutamente nada ante esa mirada asesina sobre ella, era extraño, pero no podía dejar de mirar esos ojos, la estaba hipnotizando.
La chica sonrió de medio lado lentamente.
- ¡¿Chaeyoung, estás bien?!.- Sonó la voz de Jisoo entrando a la habitación, sin cruzar la línea que estaba en el suelo.
La que Chaeyoung suponía era La Muda, la tomó en un movimiento rápido del cuello, dándole la vuelta para asfixiarla con su brazo.
Las tres chicas soltaron un grito ahogado, sin saber qué hacer, muy asustadas como para cruzar la línea.
El agarre de la chica cada vez se hacía más fuerte, Chaeyoung sin poder respirar daba golpes al brazo al rededor de su cuello.
Los gritos en la habitación se hicieron presente, pero la pelinegra no se dejaría vencer tan fácil.
En un movimiento rápido tiró de la prisionera hacia delante, haciendo que esta diera una vuelta en el aire y callera frente a ella, Chaeyoung tomando ambos brazos de la misma fuertemente.
La jaló hacia ella, chocando su frente con la la cabeza de la contraria, haciendo que su cuerpo se contrayera, la pelinegra aprovechando esa oportunidad para golpear su estómago con su rodilla, haciendo que callera al suelo.
Rápidamente se colocó sobre ella, poniendo su bastón en su cuello, cortándole la respiración mientras la contraria forzajeaba.
- ¡Rápido, revisen si Chaeyoung esta bien!.- Exclamó, haciendo más presión en su bastón. Nadie le hizo caso, en cambio, las tres chicas se quedaron viendo a la prisionera más peligrosa de toda la institución ser dominada por la pelinegra.- ¡¿Están sordas o qué?, rápido!.- Gritó aun más fuerte.
Ahí reaccionaron las tres chicas, cruzaron la línea y se dirigieron al cuerpo tirado al fondo de la habitación. Estaba herida, pero respirando.
- ¡Sáquenla de aquí!.- Exclamó forzajeando con la chica bajo ella.
- Pero tú-
- ¡Ahora, maldita sea!.- Su tono de voz sonó tan estricto que hizo que le recorriera un escalofrío a las tres chicas, las cuales enseguida cargaron a la mas pequeña y la sacaron de la habitación a rastras.
La pelinegra al ver que ya las demás se habían alejado lo suficiente, soltó a la chica bajo ella, dando un salto hacia atrás, colocándose en posición de pelea.
La castaña se levantó de un salto, era muy ágil, para su estatura. No tardó ni un segundo en abalanzarse sobre la pelinegra, la cual la esperaba gustosa.
La chica dirigió su puño derecho a la cara de la contraria, Chaeyoung esquivándolo fácilmente, luego el izquierdo, de nuevo el drecho y por último una patada que iba dirigida a su costilla, pero la detuvo con ambas manos.
Unos segundos de descanso, y ahora era la pelinegra que atacaba, dio su primer golpe con su izquierda, siendo esquivada, luego su derecha, derecha de nuevo, su izquierda y por último intentó hacer una barrida para hacer caer a la castaña, la cual simplemente la esquivó saltando.
La castaña intentó abalanzarse sobre la pelinegra, pero esta la tomó del brazo, haciendo una llave para doblarle la muñeca, pateó su rodilla y la hizo caer al suelo de rodillas. Se levantó de golpe, pero se detuvo al sentir algo frio sobre su frente.
Sonrió de medio lado, mientras recuperaba el aliento, Chaeyoung suspirando cansada mientras sostenía el arma que había sacado unos segundos antes.
Ninguna despegó la mirada de la otra, la castaña levantando levemente la cabeza y tomando el arma con una de sus manos mientras sonreía, dando a entender que quería que disparara.
Y eso iba a hacer, quitó el seguro y estaba a punto de tirar del gatillo si no fuera por la voz de la Alcaide que gritó desde la puerta:
- ¡No dispares!.- Exclamó.
Bueeenas!
Como les prometí, aquí lo tienen, qué tal les parece hasta ahora, qué esperan de "La Muda"? De verdad piensan que no habla?O que está así loquita, por qué piensan que atacó a Chae? Muchas preguntas, muchas preguntas😂🤔
Idk, dejenme saber sus teorías en los comments.
Btw, vieron la foto de arriba? Jisoo badass para un fanfic badass, it's a must, it's a need! Asie asie👏
Gracias por leer y darle apoyo a la historia, lxs amo uwu 💖 byebyeee~
-C🎉.