— ¿Por qué? —Preguntó ella en un susurro tocando tiernamente su vientre, sintiendo un vacío en su corazón. Las lágrimas solo caían mientras ella estaba allí, frente al espejo, recordando el sonido de su corazón...
— Luna. — Ella rápidamente limpió las lágrimas y se giró a mirarle.
— Vanessa, querida. ¿Qué se te ofrece?
— ¿Estas bien?
— Si, de maravilla. —Respondió ella rápidamente con una sonrisa.
— Yo, solo... Venía a entregarte la lista. —Extendió el papel doblado y ella lo tomó.
— Oh, de acuerdo. Yo iba a ir a buscarlo, pero bueno.
— Oye... —Se acercó a ella y tomo su hombro— Puedes confiar en mí. ¿Qué sucedió?
— ¿Te refieres a porque lloraba? —Vanessa asintió— Bueno... Es por algo que sucedió hace unos meses... ¿Sabes? Dejé casi todo por que fuera real. Era mi mayor sueño, y solo... —No lo soportó y se dejó caer sobre la cama embriagada por la tristeza. Allí, sentada, no pudo evitarlo y comenzó a llorar.
— Oh, vaya... Eso es... —Vanessa tomó asiento a su lado y le abrazó. Luna tomó su brazo sintiéndose entendida, por extraña razón— Tú familia, ¿qué piensa sobre esto?
— No lo saben. Solo mis sobrinos se enteraron de ello. Zarina y tu hijo, Lucas.
— Oh, comprendo...
— Duele. Yo, me cuidé, incluso entrené a los chicos para que ellos hicieran mi trabajo. Yo iba a tomarme un respiro, junto con mi cuñada, aquí.
— Pero... ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? No lo entiendo.
— Si, es normal. Usualmente un sueño hecho realidad no requiere tomarse un descanso.
— ¿Tu sueño era escribir algo, o alguna cosa por el estilo?
— No... Mi sueño, era ser madre... Aún lo es, pero, ya no sé si pueda hacerse realidad.
— Oh, Oh, Guau, yo no sabía...—Soltó Vanessa de pronto, sorprendida.
— No te preocupes. —Luna suspiró y cerró los ojos. Vanessa la soltó.
— Entonces, un aborto espontáneo. ¿Eso sucedió?
— Si... Un día solo estaba bien, y de pronto, comencé a sangrar de la nada, y dolía mucho.
— Yo, lo siento. De verdad.
— No te preocupes. Estaré bien, algún día... Creo que las cosas pasan por algo. Quizás no era el momento. Las cosas aquí, aún no están bien... Nunca han estado bien las cosas en el mundo. Pero si nací, fue por lo menos para remediar las cosas malas y sobrenaturales que existen aquí. Y aun no termino.
— Oye... Creo que estarás bien, pronto.
— Esperemos que sí. ¿Sabes? Ahora que hago bien los cálculos... Estamos más de 17 años en el futuro. No creo que sea relevante, pero, bueno, me gusta remediar lo que hago mal.
— Oh, de acuerdo...
— Cuando me enteré de porque un híbrido casi tan especial como yo, pudo sobrevivir, yo, aparecí en sus vidas. Porque yo soy la razón de que esté vivo. Siempre estuvo escrito en el destino que yo viajara al pasado para ayudarles. Pero me temo que, no puedo cambiar la historia, si lo hago, Lucas no sobrevivirá...
— Espera, ¿a que te refieres?
— No puedo perder a alguien más. Por más que me encantaría que él tuviese la familia que merece... No puede quedarse con ustedes mucho tiempo. En dos semanas deberá ir con Zoé. Ese bosque, es el único lugar seguro para él.
— ¿Por qué?
— Porque allí fue donde cayó Lucem, al llegar a la tierra. Solo quienes son descendientes directos de ella pueden entrar allí y salir, sin sufrir un destino salido del mismo infierno... Sangre de su sangre.
— Pero...
— Zarina, es un alma pura. Nunca había llegado a este mundo; Como Lucem. Ella viene del mismo lugar que mi alma. Es la hija de Lucem, la única hija de Lucem no nacida en la tierra, su primogénita. Aún no sabemos porqué está aquí. Y Lucas... Lucas es el último descendiente de Luxpus, el primer lobo que creo Lucem. Los Yazzie, son en realidad sangre pura. Huyeron a México hace unos doscientos años. Por eso, Lucas puede estar allí.
— Y... Zoé, nosotros, tú...
— Yo soy una heredera. Soy descendiente de ella. La familia de tu madre, es una familia muy importante en el mundo mágico. Es una línea pura, formada por las primeras tres brujas que Lucem creo. Por eso tú y tus hermanos pueden entrar. Zoé, es adoptada. Es la última del linaje Astral. Estos eran unos seres especiales que nacieron de, los primeros días en los que Lucem estuvo aquí. Tienen la capacidad de reproducirse sin una pareja. Además de otras características especiales. Y los Collins, la familia que cuidara de tu hijo... Todos son creaciones de Vladimir. El hijo vampírico de Lucem. Para hacer una creación, la sangre de un ser humano, debe ser cambiada por completo por la su nuevo padre vampírico. Vladimir es el único vampiro con esa capacidad. cada gota de sangre que sale de su cuerpo, es reemplazada instantáneamente.
— Entiendo... Pero, ¿qué impide que Vladimir, u otros hijos de Lucem, entren allí por Lucas?
— Zarina. Le tienen miedo. Si quisiera podría eliminar cada creación de Lucem y su descendencia, incluyéndonos. Los demás piensan que, como su madre, se manifestó en un cuerpo adulto. Nadie sabe que llegó aquí como un bebé, y que tiene un cuerpo humano. Por lo cual, ella no sabe que tiene tanto poder.
— Vaya...
— Si, es complicado. —Ella había dejado de llorar. Presentaba una mirada pensativa.
— Creí que no había nadie más poderoso que tú.
— Bueno, no es así... Cuando ves todo el panorama, los problemas personales parecen no importar. Creo que eso es lo único que impide que me rinda...
— Bueno, si...—Vanessa cerró los ojos y suspiró— ¿Sabes cuál es mi sueño?
— No. Dime.
— Dejar de huir, y vivir una vida tranquila, junto a mi familia.
— Creo que eso puede ser posible...
— ¿Cómo?
— El destino solo esta escrito hasta el cinco de junio de dos mil diecinueve. Luego de esa fecha, puedes cambiar lo que quieras.
— ¿Cómo sabes eso?
— Lucem. Larga historia. El punto es que, podrían quedarse, para siempre. Después de 10 años de buscarlos por cielo, mar y tierra, y no encontrar nada más que huesos con su ADN, se rendirán. Yo puedo dejar esos huesos en un lugar que encontrarán ellos. Puedo duplicar su ADN. No hay destino hace 7 años atrás, puedo hacer lo que quiera.
— Pareces estar mejor... ¿Qué te hizo tan feliz de pronto?
— Saber que puedo hacer algo bueno, sin tener que matar algo. Me gusta, ayudar inocentes. Y proteger a la familia.
— Eres... Diferente de como todos te describen.
— ¿Sí?
— Si. Todos dicen que eres una mujer fuerte, temeraria, sin piedad, muy estricta y fría. Muchos te dicen la maquina exterminadora. Creen que lo único que haces es matar y matar, siempre. No te ven realmente como una persona.
— Ja... —Frunció el ceño y sonrió de lado— ¿Tú también me veías así?
— Algo, parecido... —Vanessa bajó la cabeza y Luna sonrió.
— Me lo esperaba...
— Mamá siempre nos hablaba de ti. De la leyenda. Y al llegar a la manada, nos hablaron de como eras. Mamá decía que serías muy poderosa, y que llegarías aquí a salvar el mundo del mal. Que no matarías inocentes. Pero en la manada... Decían que matabas por gusto. Te vieron matar una niña...
— Si, no lo negaré, es cierto.
— Pero... Yo sé que, si sientes, que no eres así. Entonces ¿Por qué?...
— Esa niña, era realmente una bruja. Había secuestrado y matado alrededor de 20 niños junto a su tía. Ella los atraía al bosque hasta que su tía los atrapaba. Disfrutaba ver morir y sufrir. Merecía algo peor que la muerte...
— Eso... —Vanessa cerró los ojos y tembló ligeramente— Tiene más sentido. Lo siento.
— Esta bien... Soy como Lucifer. Nadie ve realmente mi labor necesaria. Todos me ven como un ser horrible. Pero la realidad, es que solo soy quien hace el trabajo sucio, nada más que eso.—Luna se cruzó de brazos y cerró los ojos.
— ¿Alguna vez has visto al diablo susurrándole al oído a un suicida?
— No.
— Exacto. Porque las personas hacen cosas malas por sí solas. Y el diablo solo las lleva a donde se merecen. Igual que tú. No eres mala, Luna. Solo tienes un trabajo desprestigiado. —Ella sonrió.
— Gracias, Vanessa.
— No hay de que.