Lunes. Odió los lunes. Ok, no lo hago, es sólo otro día de la semana, pero levantarme es un verdadero suplicio y tener que despertar a Dan lo es aún más.
Antes de bajar busco "Partials", ya acabe el libro que estaba leyendo y se me antoja releer ese. Pero no esta en su lugar de siempre, no tengo mucho tiempo así que tomo uno al azar de los pocos que tengo. Hija de humo y hueso. No puedo evitar sonreír, recordando a Loan inevitablemente. Creo que este va a ser un buen día.
Como casi todos los lunes, llegamos un poco más tarde así que me dirijo corriendo al salón. Sam, como siempre, llega después, rozando el último minuto de tolerancia y se sienta junto a mí. Es un día de lo más normal... excepto que no lo es.
A pesar de la sensación de normalidad presiento que hay algo que no va bien y lo descubro a la hora del almuerzo, mientras Sam y yo caminamos juntos, platicando como hacemos siempre y bromeando. Es caminando por los pasillos que me percato de las miradas furtivas y murmullos hechos con las cabezas gachas.
-¿Que le pasa a todo el mundo?- al parecer Sam también lo ha notado.
-Sólo ignóralos.
Pero no es fácil hacerlo cuando todo el mundo actúa así. Buscamos a Rachell y Diana para que nos digan si saben algo. Las encontramos en su lugar de siempre en la cafetería, platicando con Ana, quien me mira con ojos asesinos antes de alejarse como si la hubiese repelido.
-¿Que mosca le ha picado?- inquiero.
Rachell y Diana no contestan, de hecho intercambian una mirada que no me deja una sensación muy buena.
-¿Que pasa?- interviene Sam-. Todo el mundo ha estado actuando muy extraño hoy.
Otra mirada. Más incertidumbre.
-¿En verdad no saben de que se trata?
-No- decimos al unísono.
Rachell nos lanza una mirada compungida antes de contestar:
-Los rumores han corrido.
-¿Qué rumores?
- ¿Por qué no nos lo contaron? ¡Creí que éramos amigos!- se queja Diana.
-¡No sé de que hablan!- exclama Sam exasperado, y vaya que da miedo cuando se pone así.
-De que por fin le confesaste tu amor a Violet.
Oh. No.
-Y ahora parecemos unas tontas porque cuando nos vienen a preguntar no sabemos nada- sigue.
Eso explica la visita y la mirada de Ana.
-Así que... ¿ahora están juntos?
Abro los ojos como platos y miro a mi amigo, quien tiene la misma expresión de desconcierto tatuada en el rostro. Esto no puede estar pasando.
-No.
-Oh- que incómodo-. Creímos que si, porque se ven tan felices y...- Diana su muerde un labio para evitar seguir hablando.
La entiendo: todo el mundo escuchó los rumores de que Sam se me declaró el viernes cuando nos escapamos y ahora, al vernos juntos, creen que le dije que si. El problema es que no hay nada. ¡Nada!
-Todo eso es falso: nadie se le declaro a nadie- aclaro al ver que Sam esta mudo y pálido, incapaz de responder.
-Pues eso no es lo que toda la escuela anda diciendo: ¡incluso dicen que Sam te beso!
-¿Que?- exclama Sam sin aliento.
¿Quien pudo haber hecho eso? En primera: ¿quien sabía que nos habíamos visto? La respuesta es simple, sólo hay una persona que podría saberlo.
Daniel.
-Lo voy a matar. Lo voy a matar- mascullo una y otra vez entre dientes, atravesando el campo de fútbol.
-Violet, detente, ¿segura que fue él?- Sam me sigue, pero guarda las distancias.
-¿Quien más podría saberlo? ¡Sólo él!
-Pero Dan no pudo saber que yo... ejem... ya sabes- por el rabillo del ojo lo veo ruborizarse-. Al menos que tú se lo hayas contado.
-¡Para nada! Eso debió inventárselo.
No hay más tiempo para decidir, hemos llegado. Daniel esta acostado a mitad del campo, junto con varios amigos del grupito "popular". Puedo escuchar sus risitas empalagosas y claramente fingidas. Ni ellos deben entender sus estúpidos chistes. Sin pensármelo dos veces, tomo a Dan de su chamarra y lo jalo hasta ponerlo de pie.
-¡Hey! ¿Que...?- se detiene al percatarse de que soy yo-. ¿Qué quieres?
-Tú sabes muy bien.
-No, no tengo ni puta idea, ahora sólo...
Lo empujo con fuerza, haciendo que este a punto de caer.
-¿Por qué tenías que hacerlo?- otro empujón-. Métete en tus asuntos, maldito chismoso.
-Hey, Violet, yo no sé de que...
Y otro más donde remato:
-Eres el peor hermano del mundo.
-Violet, no...- no le permito terminar, me alejó de ahí casi corriendo, sin darle tiempo de explicarse. No sé lo merece, es un maldito traidor.
-¿No crees que exageraste?- me dice Sam en cuanto me alcanza.
-No, se merece más que eso por meterse donde no lo llaman.
-No quiero sonar repetitivo- se rasca la nuca nervioso, ese gesto con el que estoy tan familiarizada-. Pero ¿segura que fue él? Parecía realmente confundido.
-Esta actuando- descarto al instante. Aunque una parte de mí, una muy en el fondo, me dice que quizás Sam tenga razón. La deshecho enseguida porque ¿quien además de Daniel pudo haber hablado?
A la hora de la salida, cuando los rumores ya empiezan a aburrir a los metiches de mis compañeros y ya todos saben que Sam y yo no andamos, viene el siguiente reto: enfrentarme a solas con Daniel. Pero no es tan fácil- ¿cuando lo es?- porque mientras camino a la salida, al lado de Sam como si nada, una voz nos llama.
-Así que lo mandaste a la friendzone, ¿no, Violet?
No puedo evitar congelarme en mi sitio. La voz melosa de Xavier nunca conseguirá otra reacción en mí.
-Vámonos- Sam me toma del brazo, instándome a seguir.
-Ay, y tú, Sam, pobre, se nota a leguas tu amor.
Risas. Todos en el pasillo atestado lo han oído.
-Vámonos- repite Sam con los dientes muy apretados.
Empiezo a andar, pero Xavier no ha terminado de hablar y yo sé mejor que nadie que esto no se acaba hasta que él así lo decida.
-¿Adónde vas, Vi? ¿A casa con tu traidor hermano?
Oh, no. Sólo yo puedo llamar así a mi hermano. No lo puedo evitar; me doy media vuelta con el dedo medio en alto.
-Uhhh- corean los chicos y chicas que desean ver una pelea.
Xavier sólo sonríe.
-No hace falta ser tan grosera. Ahora anda, que tu perrito faldero tiene prisa.
Esta vez es Sam quien se vuelve, lo hace lentamente y con una expresión fría en el rostro. Esto no presagia nada bueno.
-No, Sam- lo detengo, previendo lo que vendrá.
-¿Quieres golpearme? ¿Sólo por lo que dije?- se burla Xavier, secundado por las risas de su estúpido grupito- ¿O más bien porque Violet no te hizo caso porque me sigue queriendo?
Ni siquiera yo lo hubiera podido detener. Sam se abalanza sobre Xavier antes de que nadie pueda reaccionar. Los dos caen al suelo con fuerza, el aire escapando de Xavier por el impacto. Por un momento todo se queda en silencio. Hasta que empiezan los golpes.
Sam asesta puñetazos sin piedad al rostro perfecto de Xavier, quien no tarda en reaccionar y al instante contraataca, no es malo, pero Sam es mejor. La balanza se inclina obviamente hacia mi amigo, por lo cual no tardan en separarlos. Quizás Sam tengo mil admiradoras pero hasta ahí llega, Xavier es el popular y, por lo tanto, el que manda. Entre tres chicos jalan a Sam hasta alejarlo del maldito que escupe sangre y finge que no le cuesta un infierno levantarse.
-¡A la otra te parto la cara, cabrón!- aúlla Sam, retorciéndose entre los brazos de quienes lo agarran. Siento tanta rabia al pensar que, de ir ganando Xavier, nadie habría parado la pelea.
-Vámonos- esta vez soy yo quien lo dice, mientras jalo a mi mejor amigo lejos de todo eso, sin poder dejar de pensar en lo que hará Xavier.
-Mantente alerta- sonríe Xavier, pero no mira a Sam, sino a mi.
Un escalofrío me recorre. Sus palabras no son para tomar en vano, sé de lo que es capaz. Esta no nos la va a perdonar. Así que me preparo mentalmente para, muy pronto, vislumbrar el infierno.