—¿No puedo ir contigo, mamá? —Le preguntó Emily a Melissa cuando ésta se disponía a irse de casa de Caroline el lunes por la noche para encontrarse con Donghae—. Por favor, te prometo que me portaré bien.
—No, cariño, esta vez no puede ser —contestó Melissa besando a su hija en la punta de la nariz.
—Pero te echo de menos.
—Ya lo sé, cariño, pero esta noche he quedado con una persona especial.
—¿Quién? ¿La tía Stacey? —quiso saber la niña mientras se chupaba el pulgar.
—No... se trata de una persona que conocí hace mucho tiempo.
—¿Mi papá?
¿Cómo lo había sabido?
—Yo también quiero verlo. Janie ve a su papá todos los días y le compra regalos.
—Sí, pero eso es porque el papá de Janie vive aquí cerca. El tuyo vive muy lejos, en otro país.
—¿Y por qué no me manda regalos desde allí?
—Tu madre va a llegar tarde —intervino Caroline—. Venga, ¿a qué te apetece darte un buen baño lleno de burbujas?
—¿Con cuántas burbujas? —sonrió la niña.
—Trillones de burbujas de todos los tamaños —contestó Caroline avanzando hacia el baño. Emily la siguió encantada y Melissa sonrió agradecida.
—Mañana recojo yo a las niñas de la guardería —le dijo a su amiga.
—Muy bien. Pásatelo bien y ponte el vestido más atrevido que tengas —sonrió Caroline guiñándole el ojo.