father - donghae

By dleedonghae-oficial

66.8K 4.8K 151

Quizá Donghae no confiara en ella, pero tampoco podía resistirse a sus encantos. More

CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
FINAL
EPILOGO

CAPITULO 6

1.7K 135 2
By dleedonghae-oficial


—Sabes perfectamente que, si no aceptas ser mi amante, la Fundación Lee retirará inmediatamente su patronazgo a la exposición que tú y tus colegas habéis planeado tan meticulosamente. Ya sabes qué si el principal patrocinador de una exposición se retira de repente, los demás no dudan en hacer lo mismo.

Melissa se mordió la lengua para no llamarle unas cuantas cosas.

—En cuanto a tu trabajo... ¿tú crees que merece la pena quedarte sin trabajo por una mera cuestión de orgullo?

—¡No pienso consentir que me hagas esto! ¡No voy a consentir que juegues conmigo de esta manera!

—No puedes hacer nada, Melissa. No tienes alternativa. Si no aceptas estar conmigo, atente a las consecuencias. Hace cuatro años, permití que te fueras de rositas. Mi madre intercedió por ti y no permitió que te denunciara a la policía, que era lo que yo quería hacer, pero ahora no está aquí para protegerte.

Melissa sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas.

No iba a llorar.

No era el momento apropiado.

Jamás lloraría delante de él.

—Nunca robé nada de la galería de tu madre.

Donghae ignoró su comentario.

—Conseguiste meterte en mi cama para llegar al tesoro de la colección de mi padre, ¿verdad? Me tendría que haber dado cuenta, pero confiaba en ti. Me engañaste como a un tonto. Te tenía por una inocente chica, una estudiante que no había visto mucho mundo. Obviamente, me equivoqué. Es evidente que te las sabías todas. Después de que te fueras, el director del hotel me dijo que otros dos hombres frecuentaban tu habitación al mismo tiempo que salías conmigo.

Melissa lo miró indignada.

—¡Eso es mentira!

Donghae la miró ladeando la cabeza.

—Lo que pasó fue que esos dos jóvenes en cuestión me propusieron salir con ellos una noche y yo les dije que no, lo que hizo que se enfadaran. A partir de entonces, se dedicaron a hacerme jugaditas tipo dejar su ropa en mi habitación o robarme la almohada.

—¿Y por qué no me hablaste de ellos? —apuntó Donghae.

—No me pareció necesario. Solamente eran dos jovencitos con demasiado dinero y ningún sentido común. No quería buscarles un lío innecesario.

—No te creo.

Melissa lo miró furiosa.

—Y a mí qué más me da. Nunca me has creído. Estás loco. Completamente loco.

—No, Melissa no estoy loco. Yo lo que quiero es que se haga justicia.

—¿Por qué ahora?

—Cuando Julián Deverell se puso en contacto conmigo para hablarme de que quería organizar esta exposición, mostré mi interés inmediatamente. Sabía que vivías en Sydney, así que cuando me enteré de que, además de trabajar en el museo, estabas directamente involucrada en la organización de la exposición, me dije que era la oportunidad perfecta para venir a ver qué había sido de tu vida.

—¿Sabías que trabajaba en el museo?

—Sí, qué casualidad tan maravillosa, ¿verdad? Admito que me quedé impresionado al saber que habías terminado tus estudios y que incluso tenías un doctorado. Una trayectoria impresionante para una mujer de tu edad. Claro que supongo que todo eso lo habrás conseguido a base de acostarte con quien te haya sido necesario.

Melissa lo miró indignada.

Lo cierto era que había tenido que estudiar mucho para obtener sus títulos.

En aquel entonces, estaba embarazada y a su madre le habían diagnosticado un cáncer de pecho. Se quedaba estudiando todas las noches y se levantaba muy pronto para escribir su tesis y todo ello mientras cuidaba a su madre y procuraba que su hermana pequeña no se rodeara de gente indeseable.

Melissa se culpaba por lo que le pasaba a Stacey.

Aunque era obvio que su hermana menor seguía el mismo camino que su padre, ella no había tenido tiempo de darse cuenta pues estaba completamente absorbida por sus estudios y su embarazo.

—Piensa lo que quieras. Yo tengo muy claro que mis notas no salieron de acostarme con nadie —le aseguró.

—Ya... así que tenías buenas notas, ¿eh? Gracias a ellas puedes disfrutar de tener todos los días entre tus manos piezas muy antiguas. ¿Te has dejado tentar ya por la posibilidad de vender alguna en el mercado negro?

—No me voy a molestar ni en contestarte a esa pregunta.

Donghae se quedó en silencio unos segundos.

—¿Por qué no me contaste que tu padre había cumplido condena por robo a mano armada? —le espetó de repente.

Melissa sintió una terrible vergüenza, pero se obligó a no bajar la mirada.

—Mi padre murió en la cárcel hace varios años. No merece la pena pensar en él —contestó con frialdad.

—Sería una pena que me obligaras a contarles a tus jefes la indiscreción que cometiste hace cuatro años. No creo que les gustara saber que tienen a una ladrona entre ellos.

Melissa era consciente de que Donghae sería capaz de hacer una cosa así. Lo veía en sus ojos.

—Eres repugnante. Te odio.

—Eso hará nuestra relación mucho más interesante.

—No, será una relación repugnante e insoportable.

—Por supuesto, me aseguraré de que seas adecuadamente recompensada —insistió Donghae sacándose el talonario del bolsillo—. Para empezar, tienes que ir de compras. Pago yo.

Melissa se quedó observándolo mientras firmaba el cheque.

—Está en blanco —objetó.

—Exactamente. Tú pones el precio —contestó Donghae.

Melissa sabía que Donghae tenía tanto dinero que podría pedir lo que quisiera, pero decidió no hacerlo.

De repente, pensó en su hermana, que todas las noches vendía su cuerpo para pagar sus vicios, y pensó que tenía la oportunidad de ayudarla, de conseguir que terminara con aquella situación para siempre.

Melissa se encontró recordando la pasión que había compartido con aquel hombre y le dio un vuelco el estómago ante la posibilidad de alcanzar de nuevo cotas de sensualidad tan altas.

No. No iba a volver a hacerlo.

—Parece que te resulta difícil decidir la cifra. Bueno, piénsatelo y pones lo que quieras —le dijo arrebatándole el bolso sin previo aviso.

Al abrirlo él, Melissa sintió que se sonrojaba de pies a cabeza.

—Te la iba a devolver —dijo al ver que Donghae había encontrado su cartera.

—Eres una mentirosa —le reprochó Donghae mirándola con ojos acusadores—. Trabajas de acuerdo con tu hermana, ¿verdad? Claro, trabajáis en equipo. Debería haberme dado cuenta antes.

—¡No, eso no es verdad! Te prometo que conseguiré devolverte el dinero...

—Por supuesto —contestó Donghae comprobando que la cartera estaba vacía—. Mientras tanto, vas a tener que pagar en especie.

—No puedo hacer eso, Donghae —contestó Melissa tragando saliva—. Por favor, no me pidas que lo haga.

—No te lo pido, Melissa te lo ordeno. Si no aceptas ser mi amante, tu hermana tendrá que vérselas con la policía, que es, lo que se merece.

Melissa se sentía acorralada. No había escapatoria.

—¿Cuánto quieres? —insistió Donghae.

Melissa se quedó mirando al suelo y murmuró una cifra, lo que ella creía que sería suficiente para cubrir los gastos de ingreso de Stacey en la clínica de rehabilitación.

Toda aquella situación la sumía en una profunda desesperación. Estaba accediendo a convertirse en amante de Donghae de nuevo para salvar a su hermana, pero sabía que lo único que iba a conseguir era sufrir.

Sin embargo, no tenía alternativa. Aparte de los problemas de Stacey, Melissa no quería que Donghae se enterara de la existencia de su hija. Si se enterara de que tenía una hija, no pararía hasta llevársela.

—Desde luego, eres una actriz maravillosa —comentó Donghae entregándole el cheque—. Cualquiera que te viera, diría que te encuentras incómoda aceptando dinero de mí, pero yo sé que todo es una estrategia perfectamente planificada para que baje la guardia.

—Me resulta incómodo aceptar incluso tu mirada, así que imagínate lo incómodo que me resulta aceptar tu dinero —le aseguró Melissa en tono cortante—. La idea de compartir mi cuerpo contigo me hace tener náuseas.

Donghae la miró con dureza y apretó las mandíbulas.

—En la limusina, no parecías pensar lo mismo. Sabes perfectamente que, de haber querido, podría haberte hecho mía tranquilamente.

—Habría sido a la fuerza —mintió Melissa.

—¿De verdad? —se burló Donghae riéndose.

—Te odio, Lee Donghae, te odio con todo mi corazón.

—No lo dudo, pero vas a tener que disimular porque en público quiero que seamos como cualquier otra pareja, cariñosos y respetuosos el uno con el otro.

—¿Cómo tienes pensado que sea nuestra... relación? —preguntó Melissa bajando la mirada.

—Me gustaría verte a menudo.

Melissa sintió una tremenda angustia. Su hija no podía soportar que saliera más que una o dos veces por semana, lo que propiciaba que Melissa se sintiera terriblemente presionada al tener que cumplir tanto con su deber de madre como con su trabajo. Donghae vio que Melissa parecía muy asustada y se preguntó si habría ido demasiado lejos.

No había manera de saberlo porque aquella mujer era una actriz sublime.

Cuatro años atrás, después de jurarle amor eterno, le había dado una buena puñalada por la espalda. Melissa había utilizado su relación para llegar hasta el dinero de su familia y eso no estaba dispuesto a perdonárselo jamás.

El hecho de que su hermana le hubiera robado la cartera no era, por supuesto, ninguna coincidencia.

Evidentemente, Melissa tenía que saber desde hacía meses que él iba a acudir a la fiesta aquella noche y seguro que había pensado que la mejor forma de darle la bienvenida era robándole la cartera, perfecta e irónica venganza porque hacía cuatro años la había sorprendido haciendo precisamente eso, robar.

—Quiero verte todas las tardes —insistió—. De vez en cuando, incluso pasarás la noche fuera de casa.

Melissa lo miró con lágrimas en los ojos.

—No me puedo quedar a dormir por ahí... —declaró.

—¿Hay alguna otra persona en tu vida? —quiso saber Donghae agarrándola de la barbilla y obligándola a que lo mirara a los ojos.

«Sí, tu hija, a la que le encanta que la arrope todas las noches», pensó Melissa.

Melissa no estaba dispuesta a contarle la verdad, así que decidió que iba a tener que encontrar la manera de cumplir con las expectativas de Donghae sin comprometer el bienestar de su hija. No podía contar con su hermana, pero sí con su buena amiga Caroline Taylor.

Siempre que alguna de las dos tenía algo que hacer, la otra se quedaba con su hija, así que sabía que podía recurrir a ella.

—No, no... no hay nadie... —contestó—. Lo que pasa es que estoy haciendo un curso de arqueología por Internet y tengo que estudiar mucho y presentar muchos trabajos. Suelo estudiar por las noches porque es el único momento que tengo libre —improvisó Melissa rezando para que Donghae se lo creyera.

Donghae la miró lánguidamente, le soltó la barbilla y abrió la puerta.

—Nos vemos mañana por la tarde —anunció con frialdad—. Quedamos en el bar del hotel a las siete y media. Si no puedo llegar a tiempo, le diré al portero que te entregue las llaves de mi habitación.

Melissa salió con piernas temblorosas y, al girarse, se encontró con que Donghae le había cerrado la puerta en las narices.

Continue Reading

You'll Also Like

20K 1.4K 34
Está buena la recomiendo
1.6K 116 7
Con la llegada de Alexandra, todo se pone difícil para Ibrahim,pues desde que llegó siente un amor hacia ella, igual para Alexandra, pero ella sabe q...
10.1K 93 1
Klaus y Caroline nunca tuvieron su momento. Ella buscó el futuro que quería mientras él renunció a su redención y se dejó guiar por sus deseos más os...
16.1K 885 33
Todos sueñan con tener de novio a su Idol favorito , su cantante o rapero , ese bailarín que hace que sueñes cada noche con él , siempre sueñan que a...