Otro mundo [Libro 1][Eldarya]...

Da AdrianaEDaSilvaT

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Prologo Elizabeth es una chica de unos 25 años que, a pesar de estar en un mundo real, esta constantemente te... Altro

Prologo
Capítulo 1: Llegada al otro mundo
Capítulo 2: La guardia de Eel
Capítulo 3: Test faérico
Capítulo 4: El espía
Capítulo 5: Humana trepadora
Capítulo 6: La primera misión
Capítulo 7: Los peligros de la cueva
Capítulo 8: Un elfo muy mandón
Capítulo 9: Un ente azul
Capítulo 10: La poción y un día de diversión
*Especial Halloween*
Capítulo 11: Traición
Capítulo 12: Desahogo
Capítulo 13: Noche con el Obsidiana +18
Capítulo 14: El perdón
Capítulo 15: La historia tras el cristal.
Capítulo 16: Entrenamiento en la oscuridad
Capítulo 17: Noticias de Oriente
Capítulo 18: Aprendiz de enfermera
Capítulo 19: Magia
Capítulo 20: Cena para cinco
*Especial San Valentin*
Capítulo 21: La ceremonia
Capítulo 22: Amor dominante
Capítulo 23: Bajo la luna +18
Capítulo 24: Desaparecidos
Capítulo 26: La isla
Capítulo 27: En el interior
Capítulo 28: Detrás de las máscaras
Capítulo 29: Diario de un Dragón enamorado
Capítulo 30: Un poder desconocido
Capítulo 31: La Guardia Brillante
Capítulo 32: Secretos
Capítulo 33: La Guardia Glacial
Capítulo 34: Mensajes
Capítulo 35: Idiota
Capítulo 36: Olvídame
Capítulo 37: Controlado
Capítulo 38: Un viaje mágico
Capítulo 39: Derdranë
Capítulo 40: Bajo el Sauce
Capítulo 41: Prometidos
Capítulo 42: El clan
Capítulo 43: Vitalum Vitalis
Capítulo 44: Uno +18
Capítulo 45: ¿Quién soy?
Capítulo 46: Caminante de mentes
*Nevra Spin Off*
Capítulo 47: El origen de todo
Capítulo 48: De nuevo en Eel
Capítulo 49: En la mente del druida
Capítulo 50: El escondite
Capítulo 51: Sin respuestas
Capítulo 52: La feria Carmesí
Capítulo 53: El ritual
Capítulo 54: Dolor
Capítulo 55: Cazadores de Elegidos
Capítulo 56: Una invitación
Capítulo 57: En silencio
Capítulo 58: A sangre fría
Capítulo 59: Premonición
Capítulo 60: El orbe de Nahaira
*Portada de la segunda temporada*
*Especial Halloween 2019*
Segunda temporada comenzada

Capítulo 25: Aparición nocturna

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Da AdrianaEDaSilvaT

– Tenemos que intentar hacer un hechizo de localización, aunque no tenemos todos los ingredientes necesarios – comentó Ezarel.

– Mientras tenemos que inspeccionar todo el bosque y la playa, tenemos que encontrar esa isla – dijo Valkyon.

– Y... ¿Si yo estoy equivocada? – los miré – ¿Y si no hay ninguna isla?

Yo confió en ti y en tus sueños – se acercó Nevra. – Haremos todo lo que podamos y más para encontrarlos con vida.

– Vamos a organizar expediciones de búsqueda por el bosque y la playa mientras mandamos a los miembros más rápido a recolectar los ingredientes para el hechizo de localización. Tenemos que encontrarles cuanto antes – Miiko hablaba muy rápido, casi sin pensar, le temblaba la mano del báculo, estaba realmente afectada.

– Quiero participar en la búsqueda – dije mirando a Miiko.

– Valkyon – lo miró – Manda a tu guardia a buscar por los terrenos más alejados de Eel y hagan un circuito cerrándolo hasta Eel, a ver que localizan, Nevra, tú y tu guardia buscarán pistas primero por el refugio y luego saldréis hacia los alrededores a ver si localizáis algo y Leiftan y tú – me miró – Irán a hablar con los del refugio, te tienen aprecio – miró a Leiftan – y algunos se han abierto contigo, quiero que hablen con los padres y familiares de los niños e intenten encontrar pistas dentro de sus casas. Elizabeth, si acabas pronto ayuda a alguna de las guardias en sus misiones.

– Está bien.

– Absenta deberá buscar los ingredientes que faltan, Ezarel ve encargándote de comenzar el hechizo para cuando lleguen los ingredientes que falten. Tenemos que encontrar a estos niños cuanto antes, son nuestra prioridad. No solo los de Eel, también los que han desaparecido por Eldarya. Vamos en marcha.

Salimos de forma rápida de la Sala del Cristal, Nevra se acercó a mí de forma rápida.

– ¿Estás bien?

– No... Sé que pude haber evitado esto si lo hubiera hablado antes...– bajé la mirada, me sentía culpable por no haber dicho nada de mis sueños antes.

– No tienes la culpa, no sabías que tus sueños estaban relacionados con esto – tomó mi barbilla e hizo que le mirara – Vamos a encontrarles ¿Vale? No te preocupes.

– Nevra tiene razón – oí la voz de Leiftan detrás de mí – Vamos a encontrarlos a todos y gracias a ti sabemos quién se los lleva. Nos estás ayudando mucho Eli.

Nevra le observó y sonrió un poco agradecido ante ese comentario.

– Ves, no tienes la culpa de esto. – besó mi frente Voy a buscar a mi guardia para la expedición, mucha suerte.

– Gracias Nevra, infórmame si encuentran algo.

– Lo haré – se dio la vuelta y se alejó a buscar a su guardia. Leiftan puso su mano sobre mi hombro y me invitó a seguirle.

– Vamos Eli, tenemos que preguntarle a la familia de los niños lo sucedido anoche. Ya verás que todo irá bien.

Al llegar al refugio vimos a un montón de gente reunida en la plaza central, y pude visualizar a Bastian, el hermano de Mery. Al verme, este vino corriendo hacia mí y a darme un abrazo.

– ¡Elizabeth! Diría que es un gusto verte, pero se a que han venido. Leiftan – le saludo con la cabeza – ¿Saben dónde pueden estar los niños? ¿Dónde puede estar Mery?

– A eso hemos venido Bastian, a hablar con ustedes – lo miré y sonreí para darle ánimos.

– ¿Dónde está Twylda? – preguntó Leiftan.

– En casa, vamos.

Bastian nos guio hasta una de las casas del refugio, era pequeña y de una planta, estaba pintada de blanco con decoraciones de diversos colores por sus paredes, se ve que Mery había extendido su arte por su casa.

– Mamá, han venido de la guardia para hablar sobre Mery – dijo Bastian al entrar.

Pude ver a una mujer rubia, de mediana edad, con cabellos rubios y unos cuernos de ternero sentada en un sofá. Al vernos sus ojos, de un amarillo verdoso, se posaron sobre nosotros y se llenaron de lágrimas.

– Hola Twylda – habló Leiftan – Ella es mi compañera Elizabeth, siento mucho que nos volvamos a ver en estas circunstancias.

– Lo se Leiftan...Siempre nos vemos en malos momentos...– se secó las lágrimas y nos invitó a sentarnos – Basti cielo, ponles un té a nuestros invitados...– Bastian fue a la cocina de la casa enseguida. – ¿Tú eres la chica que cuido de mi Mery hace un tiempo verdad?

– Si – la miré, sus ojos se aguaron un segundo.

– Mi niño no dejaba de hablar de ti y de que le enseñaste a dibujar a Owett – miró a un lado y pude ver la bola de lana del familiar de Mery.

– ¿Su familiar no se fue con él? pregunté curiosa.

–No, estaba dormido, se quedó toda la noche ahí, ni se movió.

– ¿A qué hora se durmió Mery y ustedes a noche? – Leiftan se había sentado al lado de Twylda para tomarle las manos con confianza y delicadeza.

– Pues...bastante temprano...Sobre las nueve ya estábamos durmiendo, yo hoy tenía que trabajar en la cocina ayudando a Karuto.

– ¿A qué hora te levantabas?

– A las cuatro y media de la mañana...Ya Mery no estaba a esa hora...– volvió a llorar y Leiftan la abrazó consolándola.

– Yo me acosté más tarde de las nueve de la noche dijo Bastian dejando las tazas de té frente a nosotros – Pero me levanté a la una de la mañana para ir al baño y aún estaba Mery durmiendo.

– ¿Oyeron cantar a alguna mujer por la madrugada? – miré a Bastian.

– No ¿Eso es relevante?

– Cualquier detalle, hasta el más mínimo nos puede ayudar a encontrar a los niños. –Leiftan tomó un poco de su té.

Estuvimos un rato hablando con ella y con Bastian, pero no había ninguna pista de nada. Nos invitaron a ver el cuarto de Mery, la ventana no había sido abierta en ningún momento, su cama estaba deshecha y sus juguetes en su sitio.

– ¿No te huele a lavanda? – dije caminando hacia la ventana.

– La verdad es que no. – dijo Leiftan confundido.

– ¿Tienen lavanda en su jardín? – miré a Twylda.

– No, para nada.

Caminé observando la ventana y vi unas partículas de polvo moradas justo en la rendija de esta, saqué una espátula de cristal que me habían dado y metí esas partículas moradas en un recipiente de cristal.

– Esto me huele a lavanda...Puede que Mery saliera por la ventana y las tuviera en la mano por si jugó antes en algún jardín con lavanda... – caminé hacia Leiftan y le entregué el recipiente.

– Genial, lo analizaremos a ver que podemos sacar con esto. Twylda, Bastian, muchas gracias por dejarnos entrar y contestar a nuestras preguntas, pero nuestra labor sigue y tenemos que hablar con el resto de habitantes que han sufrido pérdidas. Tenemos a todas las guardias buscando por los alrededores. Vamos a encontrarlos.

Después de la casa de la familia de Mery fuimos a la casa de Lorelei. Su padre y su madre trabajaban en una de las cantinas del refugio, pero como en casa de Mery, ninguno oyó ni vio nada. Como el de Mery, el familiar de Lorelei, que nunca había visto, era una especie de cría de raptor con plumas realmente hermoso, seguía en casa, no se había ido con la niña.

También su casa me olía a lavanda, y por alrededor de la puerta visualice lo mismo que en la ventana de Mery.

Estuvimos toda la mañana y parte de la tarde visitando las diversas casas, en ninguna oyeron ni vieron nada, pero en todas, el familiar del niño estaba en casa al igual que el olor a lavanda y esas partículas.

Al acabar Leiftan fue a informar a Miiko mientras que yo fui de forma rápida con Eweleïn para que analizara lo que encontramos a ver si había similitudes entre cada caso o era pura casualidad.

– Tienes buen olfato, contiene lavanda – dijo Eweleïn después de un buen rato analizando. – Y tiene muchas más cosas, algunas que nunca había visto antes, muchas son de origen marino, por su composición, pero no sé para que se usarán...

– ¿Quieres que busque a Ezarel?

– Estará muy ocupado, pero alguna de las combinaciones que tiene esta sustancia son relajantes... Puede que así se los lleve o consigue que salgan de su casa. Hay que probar que hace, pero tenemos tan poco que solo dará para una mínima prueba.

– Yo me ofrezco a probarlo.

– No sé si la dosis será adecuada para un adulto de tu estatura.

En ese momento entró Chrome en la enfermería con una caja llena de tarros con tierra y arena para dejárselas a Eweleïn.

– Traigo muestras del terreno...

– Chrome – grité llamándole – Ven aquí corre.

– ¿Qué pasa? – había dejado mal colocada la caja y vino corriendo hacia donde estábamos.

– Necesitamos tu ayuda. – le miré y miré a Eweleïn – Él es más bajo que yo y pesa menos, la dosis puede servirle a él.

– ¿Dosis? ¿De qué hablan?

– Elizabeth encontró algo en las casas y queremos probar que es, no tenemos mucho, pero es suficiente para alguien como tú. ¿Nos harías el favor?

– ¿Y qué gano yo? – echó sus orejas hacia atrás.

– Que ayudaras a los niños...– lo miré suplicante.

– ¡Oh! ¡Rayos! Está bien... Seré el objeto de experimentación ¿Qué tengo que hacer?

– Solo respira esto que está aquí dentro – Eweleïn le acercó el frasco de cristal con todo el contenido que había recogido y Chrome se lo acercó a la nariz, lo olfateo varias veces y las partículas desaparecieron del frasco.

– ¿Cómo te sientes? – le miré.

– Bien...no siento nada en verdad.

– Mierda... Era poco...– murmuró Eweleïn – Espero poder hallar más en las muestras de terreno que me trajiste...Tráeme la caja Chrome, por favor.

Cuando el lobo se giró para coger la caja sus brazos la atravesaron.

– ¿Pero qué coño?

– ¿Qué pasa?

– A-Atravieso la caja – sus brazos no lograban coger la caja y la atravesaban.

– Sal sin abrir la puerta...– dije mirando a Chrome, este dudo un momento y camino hacia la puerta, la cual atravesó, pero al volver a intentar hacerlo oímos un ruido sordo y luego a Chrome abrir la puerta masajeándose la nariz – ¿Estás bien?

– Si... ¿Qué ha pasado?

– Son polvos para hacer que la gente atraviese objetos, paredes, puertas...– dijo Eweleïn – Por eso los niños no hacían ruido, se los lleva de esta forma.

– Tenemos que informar a Miiko. – me levanté de forma rápida y antes de salir de la estancia me acerqué a Chrome lo abracé y le besé en la mejilla. – ¡Muchas gracias! – este se había sonrojado y yo abandoné la enfermería con mucha rapidez.

Iba tan rápido que no me fije y me tropecé con alguien que también venía con rapidez y antes de caer al suelo sus brazos me rodearon.

– Sí que tienes prisa... ¿Estás bien gatita? – vi la cara de Nevra sonriéndome.

– ¡Oh! Nevra lo siento... Iba a ver a Miiko, hemos encontrado algo...– me acomodé y le miré sonriendo – Dime que tú también has encontrado algo.

Su mirada se entristeció y bajó la cabeza. Dejé de sonreír en ese momento.

– Siento borrar esa hermosa sonrisa que tenías, pero no hemos encontrado ninguna pista del paradero de los niños, ni de la isla.

– Bueno, seguro que Valk encontró algo ya verás – le sonreí de forma forzada, estaba triste porque no habían encontrado nada, y la noche ya estaba cayendo.

Entramos juntos a la Sala del Cristal donde se hallaba Valkyon, Miiko y Leiftan.

Al parecer Valkyon tampoco encontró ninguna pista, ni siquiera una rama rota fuera de lo normal. Entonces les conté lo que encontramos Leiftan y yo.

– Vaya...Eso es nuevo – murmuró Miiko – Pero es una buena pista, tenemos que averiguar el origen de eso. Iré a ayudar a Eweleïn a buscar en las muestras del terreno que han traído. Ezarel tiene los ingredientes que le faltaban para el hechizo, necesita tiempo de preparación, así que espero que mañana por la mañana ya esté listo. Por el momento vayan a descansar, ha sido un día duro y largo, pero habéis trabajado muy bien.

Todos nos dimos la vuelta y nos disponíamos a salir de la sala cuando Miiko me volvió a llamar.

– Elizabeth...Has hecho un buen trabajo, tienes muchos dones que jamás pensé que tendrías y me alegro que estés aquí para ayudarnos.

Le sonreí agradecida y salí de la sala para dar con los chicos.

Esa noche también vino Nevra a mi cuarto.

– Nev... No me cantes esta noche...– le miré mientras ya se estaba poniendo su pijama.

– ¿Qué? ¿Por qué? – me miró contrariado.

– Quiero soñar...Necesito saber qué más pasa...Necesito que me diga dónde están los niños o como ir a ellos...

–No Eli, no...– me tomó de los brazos – No quiero que tengas una mala noche, te necesitamos activa, despierta y... no quiero que te vuelva a pasar lo de las manos...

– Por favor...déjame intentarlo...– puse mi mano en su mejilla y le acaricié – Si algo me pasa tú vas a estar aquí y me despertaras...Déjame ayudar.

Nevra suspiró de forma pesada y se separó de mí para terminar de vestirse. Luego de un rato en silencio me miró.

– Está bien...Si veo cualquier cosa rara que hagas te despierto y te cantaré para que puedas dormir. Pero que conste que me niego a eso...

– Gracias...– sonreí y le abracé, abrazo el cual me devolvió con calidez. Me metí en la cama y él se sentó en el borde mirándome.

– No me pienso dormir hasta no saber que tú estás descansando.

– Nev eres un jefe de Guardia, deberías de descansar.

– Y como soy tú jefe de Guardia te digo que tengo que cuidar de los míos.

– Ahora no eres mi jefe, es Valk...– le miré alzando una ceja y vi que sonreía de lado.

– No me busques gatita...Anda intenta dormir.

Cerré los ojos y me acomodé bajo las mantas y el sueño no tardó en llegar a mi cuerpo y a relajarse.

Me encontraba otra vez en el bosque, pero esta vez no era yo, era más bajita de lo normal, y estaba muy asustada, corría y corría perdiéndome más y más por el frondoso y oscuro bosque.

Miraba hacia atrás todo el rato, sentía que alguien me seguía y me buscaba y por eso corría de forma rápida.

Tenía mucho frio, salía vaho por mi boca y apenas sentía mis pies.

A lo lejos visualicé un gran matorral y decidí esconderme ahí abrazando mis piernas.

Cuando quise darme cuenta, estaba ahora fuera del matorral y tenía mi estatura, al mirar dentro visualicé los cuernos de Mery.

– Por favor...Ayúdale...– oí una voz detrás de mí. Al darme la vuelta vi a un hombre rodeado con un aura azulada y semitransparente. – Ayuda a mi hijo.

– ¿Mery es su hijo? ¿Dónde está?

– Si...Ayúdale...Está aquí en el bosque de Eel...no muy lejos del cuartel...

– ¿Cómo ha escapado?

– Lo he guiado yo, le he quitado del hechizo de esa sirena y le he ayudado a salir.

– ¿Sabe dónde están los demás niños?

– Si...y se el hechizo para localizar la isla.

– Nevra –

Enseguida se quedó dormida y yo me quedé mirándola como tonto. Sin evitarlo me encontré acariciándole el cabello mientras la observaba, como he hecho los días anteriores.

Desde que me quedo aquí me gusta verla dormir. Su expresión relajada, sus carnosos labios entreabiertos, su suave respiración, su cabello negro desordenado por la almohada... ¿Por qué me fijo en esas cosas? Me levanté de la cama y pasé mis manos por mi cara para despejarme, tenía que estar tranquilo por si ella sufría algún mal sueño.

Me senté en el sofá mirando hacia ella y tomé uno de los libros que tenía en la habitación y me puse a leerlo, aunque no prestaba mucha atención, todo el rato está mirando hacia donde ella estaba, para contemplarla. Es hermosa, realmente hermosa.

Después de un rato la oí murmurar, alcé la vista y vi que movía la cabeza de un lado a otro, murmurando todo el rato el nombre de Mery. Me levanté y caminé hacia la cama, mirándola.

Me preocupa mucho los sueños que tenía y que le estaban afectando a su salud mental y a veces física. El día que la vi arañando la pared del cuarto me di cuenta lo que eso le afectaba de verdad y por no querer molestar se callaba las cosas. No sabía porque ella tenía esos sueños y me estaba preocupando la verdad. En el fondo de mi tenía miedo de que le pasara algo, ese día me di cuenta lo mucho que ella me importaba.

Me senté en la cama a su lado y acaricié sus cabellos.

– ¿Por qué no pensarás más en ti en estas cosas? – miré hacia la pared que aún tenía el papel rasgado y arañado, con sangre seca aún en la piedra de la pared. – Tendré que arreglar eso. – Volví a mirar hacia ella y suspiré. – Eres capaz de arriesgar tu salud por los demás... Eres única...Y temeraria también.

De pronto se sentó en la cama, con los ojos abiertos, totalmente en blanco y con los párpados fibrilando de forma rápida. Seguía murmurando cosas sin sentido y volteó su cara de forma rápida hacia el lado contrario a donde yo estaba, sus ojos seguían totalmente en blanco.

– ¿Mery es su hijo? ¿Dónde está? – mientras hablaba a la nada le salía vaho por la boca, como si estuviera en una zona muy fría. Su cuerpo también temblaba de frio. Le toqué el brazo y estaba helado, pero la habitación estaba a temperatura cálida.

– ¿Elizabeth? – la llamé de forma suave. No quería despertarla aún.

– ¿Cómo ha escapado? – volvió a hablar.

Parecía que hablara con alguien que estaba situado al otro lado de la cama, instintivamente miré a esa zona, pero no visualice ni sentí nada.

– ¿Sabe dónde están los demás niños?

Después de decir esas palabras su cara y su mirada se quedaron clavadas al techo y comenzó a murmurar las mismas palabras una y otra vez.

Ostendit post insulam abscondat, ostendit post insulam abscondat...

De sus manos comenzó a salir un humo blanquecino y cada vez movía más rápido sus ojos, que aún se mantenían blancos, y todo su cuerpo temblaba. Era momento de despertarla.

– ¡¡Elizabeth!! ¡¡Vamos despierta!! – la agité de forma desesperada para que despertara – ¡¡Vamos vuelve a mí!!

En ese momento dejó de moverse, bajó su mirada y posó sus ojos ya normales sobre los míos.

– Nevra sé dónde está Mery...Tenemos que ir...

Sin dejarme decir nada se levantó de la cama con gran velocidad y salió de la habitación descalza.

– ¡¡Eli espérame!! ¡¿A dónde vas?! – salí corriendo tras ellas, no podíamos perderla también... No podía perderla. 

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