Hades el Visitante del Infram...

Von LilianaArango

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SAGA: DIOSES DEL TÁRTARO I Que pasaría si el dios Hades, supremo Gobernante del Inframundo estuviera tan hast... Mehr

HADES DIOS SUPREMO DEL INFRAMUNDO
Cap 1 La decisión de Hades, Un favor particular
Cap 2 Adara Muriel
Cap 3 Trágame tierra y escupeme en Marte
Cap 4 Primera parada
Cap 5 La Maldita Fiesta
Cap 6 ¿Que paso ayer?
Cap 7 Resaca
Cap 8 Mejor Así
Cap 9 Sentimientos desbordados
Cap 10 La Advertencia
Cap 11 Miedo y Confusión
Cap 12 El despertar de la Oscuridad
Cap 13 Cacería
Cap 14 Decepción
Cap 15 Despedida Silenciosa
Cap 16 Salir de la Fosa
Cap 17 El chico de Intercambio
Cap 18 Visita Inesperada
Cap 19 ¡Que Demonios!
Cap 20 sueño/Alucinación
Cap 21 Visitante en el Inframundo
Cap 22 Reencuentro
Cap 23 Peligro!!!
Cap 24 Obsequios Inesperados
Cap 25 El inicio de una Guerra
Cap 26 Derrotada en la Oscuridad
Cap 27 Revelaciones
Cap 28 Convocando el Poder
Cap 29 La verdad sobre su Origen
Cap 30 De regreso al Tártaro
Cap 31 Hipnos
Cap 32 Entrenamiento

Cap 33 Compromiso

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Von LilianaArango

Inframundo, Adara.

Esto era un completo absurdo, ahora resultaba que el mito de Perséfone se hacía real. Sin embargo, la protagonista de la historia no era la diosa, sino ella, en que momento su rutinaria vida se había convertido en semejante pesadilla y lo peor era que Hades, después de su pelea la había obligado a trasladarse a su habitación y posteriormente la dejó encerrada, prohibiendo visitas a menos que fuese para proveer de alimentos. Entonces allí estaba ella sin saber siquiera cuanto tiempo pasaba, pues Ninah ni siquiera tenía permitido hablarle. Lo único positivo era que él no se había atrevido a regresar y eso era lo mejor, ya que, no deseaba verlo ni en pintura.

Su única distracción de esa situación de mierda era Hipnos quien seguía entrenándola y en ese menester si que podía sentir algo de ilusión, pues cada día se hacía más diestra, dominaba el combate cuerpo a cuerpo ya hasta había logrado derribar a la montaña de musculo que era su tío. Sus poderes sobrenaturales aún eran un misterio. Hipnos le había hablado del don que poseía de dejar a su oponente inconsciente al absorber su energía vital por medio de un beso. Sin embargo, Adara pensaba que ese método de defensa era asqueroso, no quería tener que andar por ahí besando a cualquiera, adicionalmente esa energía tomada de su víctima podía ser utilizada por ella para su propia defensa y esa parte si le parecía interesante. Por ello había podido lanzar a Hades por los aires, cuando ello ocurrió ella aún tenía la energía de Eros en su sistema. Hipnos también le enseñó a convocar energía de su interior para usarla en contra de quien la atacara. Al principio se sentía bastante agotada, pero Hipnos le instruyó en como condensar y repartir sus niveles de energía para no caer inconsciente justo en medio de un enfrentamiento.

Hipnos le advirtió sobre usar el don que utilizó para salvar a Eros, indicó que ese poder era bastante arriesgado para ella, debía recordar que era mortal y no contaba con la fuerza suficiente para hacerlo. Tenía que agradecer que cuando salvó a Eros poseía su fuerza y además su tío llegó a tiempo, de lo contrario no estaría contando la historia. Por lo demás aún no contaba con otros poderes, Hipnos le había indicado que estos podían manifestarse o no más adelante, ya que, su mitad humana alteraba su herencia sobrenatural.

Se sentía lista, el entrenamiento por fin finalizó y debía admitir que era genial, pues el hecho de saber que podía defenderse le daba paz, ya que, tenía que confesar que el sentirse vulnerable al ser atacada en varias ocasiones era algo que no quería volver a experimentar. Adicionalmente su enfoque estaba dirigido a salir del Inframundo, Hades podía irse metiendo sus ínfulas de carcelero por el trasero, pues ella no era una cosa y ya se iba a enterar, porque se protegería a ella y a los suyos con uñas y dientes.

***

Ese despertar en particular se sentía intranquila y dicha situación se la atribuía al hecho de que se había despedido de su tío, esto le amargaba un poco su existir, ya que, así él se comportara de manera tosca y hostil en el fondo ella sabía que él se arriesgó en demasía al ayudarla, y por ello el dios que dominaba el mundo de los sueños y las pesadillas se había ganado su confianza y un lugar especial en su corazón.

La noticia llegó temprano en la mañana, debía asistir a otra de las estúpidas fiestas de Hades, y esa noticia le cayó como una patada en la cara, ¿es que acaso era mucho pedir que la olvidara y la dejará en paz de una vez por todas? No quería ir y enfrentarse al imbécil que la engañó de todos los modos posibles. Trató de pensar en una forma de ausentarse de la puta fiesta, pero cuando al fin logró calmarse se dio cuenta que esta era justa la oportunidad que esperaba para escaparse.

Entonces entusiasmada con la idea de irse se enfundó el pesado e incomodo vestido que Ninah le entregó, además sin chistar permitió que la peinara y maquillara como se le diera la gana, cuando terminó Adara se permitió mirarse en el espejo, no parecía ella misma, el maquillaje oscuro en sus ojos resaltaba su mirada azul y ese brillo que le decía que ahora ella no era un animalillo asustado la dotó de la confianza necesaria para enfrentarse con quien fuera y en especial con su captor.

Cuando llegó la hora de la fiesta salió enfundada en el estúpido vestido, comprobó la puerta y por suerte la fuerza invisible que la mantenía bien cerrada cedió, la emoción la llenó desde adentro e incluso pensó en irse de una vez por todas. Sin embargo, el destino le tenia preparado algo más, pues al otro lado de la puerta la esperaban un par de guardias que sin decir ni una palabra la guiaron hacia el despacho de Hades, ese donde él era todo negocios.

Le encontró allí y el verlo después de no saber exactamente cuánto tiempo le jugó una mala pasada, pues no pudo evitar el salto casi doloroso que dio su corazón. Tenía que reconocer que se advertía impresionante vestido todo de negro, oscuro y como siempre preso de su maldita fuerza dominante. Pronto se obligó a despertar de su aturdimiento y envió todo lo que él despertaba en ella al fondo, ya que, si se dejaba llevar por sus sentimientos no pensaría con claridad y terminaría por cometer una estupidez como en el pasado. Sin embargo, no ayudaba mucho que Hades la miraba de una forma que provocaba que cada vello de su cuerpo se erizara. ¿Por qué tenía que ser tan guapo? Es que si fuese un poco feo las cosas sería más fáciles. Pensaba Adara mientras intentaba con todas las fuerzas de su ser no dejarse engañar por la intensidad que reflejaban sus ojos.

—Acércate Adara, nuestros invitados esperan. _Ordenó él.

—¿Nuestros? _Preguntó Adara confundida y con un tono de voz que advertía problemas.

—Si, nuestros, pensé que ya te había quedado claro. _Contestó él con igual hostilidad.

—Claro que no me queda claro nada, pensé que te quedaba claro a ti que te quiero lejos. _Contra atacó ella.

En respuesta el rey del Inframundo sonrío causando que Adara se enojara aún más, ella no era la burla de nadie y empezó a sentir como su poder se arremolinaba en su interior a causa de su temperamento.

—Si quieres vivir de esa manera es tu problema re reitero, por más pataleta que hagas aquí te quedas, a mi lado, donde corresponde.

—Ja, como una de tus amantes, eso es lo que quieres para mí. _Reclamó Adara tratando de calmarse, pues sabía bien que aunque no era una humana ordinaria aun Hades le ganaba por millones, él después de todo era un dios, un rey y sobre todo estaba plagado de la fuerza de la oscuridad que contenía.

—No como mi amante, sino como mi reina consorte, mi compañera.

Adara se quedó de una sola pieza, no solo era lo que significaban sus palabras, sino también la forma en que lo dijo, esto tenia que ser una puta broma ¿es que acaso él había terminado de enloquecer?

—Tú reina, tu ya tienes una o acaso ¿Qué hiciste con Perséfone?

—Perséfone esta donde pertenece y eso no debe preocuparte, además yo reino este lugar, pronto reinaré lo demás, así que, si yo digo que ocuparás tu lugar desde hoy a mi lado, lo harás sin chistar Adara, no quieres conocer mi lado mas oscuro, contigo he sido mas que paciente y no puedo esperar más para...

Sin terminar lo que quería decir el dios se acercó peligrosamente, él era alto muy alto y esa estatura lo hacía ver aun más dominante, aun así, doblándose un poco aspiró el aroma del cabello de Adara, posteriormente pasó su nariz por su cuello y ella no podía hacer mas nada que quedarse muy quieta, cada parte de su cuerpo estaba en tensión y esto se lo atribuía a la maldita atracción que aun no moría del todo, pero que ella se encargaría de eliminar y eso era un juramento.

—Déjame besarte. _Pidió él peligrosamente cerca de su boca, ya incluso había repartido besos pequeños en su cuello y Adara tuvo que utilizar una gran cantidad de fuerza de voluntad para no gemir y para fingir que no sentía nada.

La joven solo negó con la cabeza, pues si hablaba no sabía que podía pasar, Hades por su parte puso espacio entre los dos y la mirada de pura exasperación a causa del rechazo se sintió como cuchillos.

—Serás mía de nuevo, eso puedo jurarlo.

Adara se sentía furiosa Hades estaba con esa actitud de todo el mundo debe hacer lo que quiero que la fastidiaba terriblemente y mucho se temía que lo imbécil no se quitaba ni con un exorcismo, no sabía como podía haberse enamorado de alguien tan cretino, entonces de inmediato se recordó que ella quería con el alma a un ser que no existía.

Adara no siguió discutiendo, de todos modos era claro que en ese momento no ganaría, ademas tenía que recordar cuál era su objetivo y ese era poner mucha pero mucha distancia entre los dos, y si para ello tenía que seguirle la corriente bien que lo haría, entonces cuando él bajara la guardia ella encontraría la forma de irse para siempre.

Adara le aceptó el brazo que le ofrecía sin perderse el gesto de sorpresa por parte del dios, el mismo que le dio a entender que este esperaba otro rechazo. Posteriormente usando su poder se materializaron en el salón uno al lado del otro tal como alguna vez lo vio junto a Perséfone y no pudo evitar sentirse totalmente fuera de lugar, ya que, aunque fuese sin querer estaba usurpando un lugar que no le pertenecía. Con prisa alejó esos pensamientos de su mente y se irguió, ya que, muchos pares de ojos la estaban juzgando y no les daría el gusto de que la vieran asustada e insegura. Nunca más, se dijo así misma, de todos modos, era tan solo un medio para un fin, su libertad.

***

Todo el salón estaba asombrado por la aparición de Hades con la humana, ya que, eso confirmaba los rumores. Hades había decidido auto romper el vínculo que tenía con la hija de Zeus. Algo así nunca se había conocido. Sin embargo, no cuestionarían las decisiones de su líder, querían un rey diferente, querían a Hades y si él consideraba que la humana era la reina correcta nadie se atrevería a decir ni una sola palabra en su contra. Además, todos querían conservar la cabeza en su sitio y cuestionarlo era casi firmar su sentencia de muerte.

—Antes de comenzar esta merecida celebración, quiero presentarles a mi prometida, deseo que la traten con el mismo respeto y fidelidad que tienen conmigo y si alguno no importa el que sea se atreve a siquiera mirarla con desdén no dudare en hacerlo ceniza _La declaración o más bien amenaza de Hades hacía sus súbditos y aliados causó que todo el salón se quedara en silencio, posteriormente el dios materializó copas rellenas de la bebida favorita de los dioses y todos los presentes brindaron al unisonó en bienvenida por la próxima regente del Inframundo.

Adara no podía creerlo estaba casi segura de que su boca dolía de tanto que se había desencajado por la declaración de Hades. Porque una cosa era que le dijera que era suya en privado y otra muy diferente que lo proclamara delante de todo el Inframundo y eso apenas era el comienzo.

—Luego de aclarado el punto. _Prosiguió Hades, tomando ceremonialmente a Adara de las manos y fijando su intensa mirada en la humada, ella por su parte había perdido total dominio de sus movimientos y no por ser presa de alguno de los poderes del dios, sino porque jamás dimensionó el nivel de locura del ser que la miraba a los ojos.

—Hoy quiero darte firmemente mi palabra de que serás mi consorte, mi reina, mi compañera y que dominaré el Cosmos para ti.

Después de esas palabras que se escuchaban más como una sentencia, el dios materializó de la nada un anillo con una intimidante y brillante piedra semejante a los diamantes, pero de un intenso color negro y sin siquiera dudarlo se lo puso a la chica en el dedo anular. No hubo una propuesta, no hubo un aceptas. Solo una promesa, una imposición que, si tal vez se hubiera presentado en otro momento, en otras circunstancias sería el instante más feliz de la vida de Adara. Pero la realidad era otra, Hades no era el mismo del que se enamoró y ella tampoco era la chica que conoció en el instituto.

Adara no dijo una sola palabra, se limitó a dejar que Hades hiciera lo que se le diera la gana, tanto así que no lo rechazó cuando el después de ponerle el anillo le dejó un casto beso en la boca uno que obviamente ella no respondió y que si le molestó al dios, lo disimulo muy bien. Posteriormente el mostró mus manos unidas a todo el salón, causando que los presentes rompieran en aplausos y uno a uno fue pasando a saludarlos.

***

La velada transcurrió lenta y dolorosa. Adara quería encontrar el momento para separarse del dios y al fin huir. Sin embargo, este no la perdía de vista, parecía como si sospechara que ella podría irse en cualquier momento. Lo máximo que la dejaba alejarse era hasta la mesa repleta de bocadillos y bebidas y aun así sentía su mirada plateada muy fija en su ser.

—Lo lograste y debo aceptar que te subestimé, su alteza. _Dijo una voz que ella conocía.

—Ares, no es un placer verte _Dijo ella sin fingir lo poco que le agradaba encontrárselo.

—El mismo y ahora que serás la dueña de este lugar quiero ofrecerte mi amistad. _Ofreció él con simpatía. Sin embargo, la experiencia le decía que estos seres no eran amigos de nadie y mucho menos este que su propia presencia le revolvía el estómago.

—No gracias, preferiría que las furias me destrozaran vivas antes de ser tu amiga. _Dijo ella sonriendo y quien los viese de lejos pensaría que tenían una conversación amena.

—Parece que el Inframundo ha hecho su trabajo y sabes algo ahora si me agradas, tu pose de niña solapada y temerosa me daba nauseas.

—Lástima que no pueda decir lo mismo. _Y con estas palabras Adara pretendía alejarse del dios, de todos como podía siquiera plantearse ser amiga de alguien que estaba traicionando a su propio padre para unirse al bando enemigo.

—¿Qué hacías con Ares? _Preguntó Hades sin disimular su malestar después de que Adara al fin lograse desprenderse de él.

—Supongo que lo mismo que tus haces con Gea o cualquiera de tus amantes. _Respondió ella sin poder evitarlo y después de hacerlo se arrepintió, después de todo había sonado como una novia celosa y ella con él ya no quería nada.

Hades vio a Adara con conocimiento, en ningún momento se notó sorprendido por el reclamo de su ahora prometida, después de todo Perséfone le confesó que llevó a Adara para que presenciara su estrategia con Gea, la joven estaba celosa eso era claro, y este reclamo le daba esperanza, ya que, el estar apartado de ella y el tener que percibir su rechazo lo estaba matando.

—Ella no significa nada. _Dijo él tratando de imprimir la verdad en cada una de sus palabras.

—Dile eso a quien le importe, por mi parte solo deseo mi libertad.

Y con esas palabras salió del salón, de todos modos esta noche no lograría irse y no era tan estúpida como para intentarlo y poner a Hades sobre aviso, paciencia se dijo mientras que sus tacones repiqueteaban y hacían eco en los solitarios y silenciosos pasillos del palacio de Hades. 


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