Cap 22 Reencuentro

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Como si de una luciérnaga a la luz se tratara Adara empezó a caminar hacía el lugar donde se encontraba Hades, grave error, porque al estar más cerca pudo verlo realmente como era. Ella se quedó totalmente obnubilada pues la versión humana que conoció de Hades no le hacía justicia a su verdadero ser, efectivamente en frente estaba él rey del Inframundo, un ser oscuro, prepotente y muy poderoso. Pero las demás opiniones se las guardaría para ella misma, pues lo que su mente estaba pensando pertenecía únicamente a su privacidad. Sin embargo, si algo le quedaba claro era que ella se enamoró de un espejismo, de alguien que nunca fue real.

Él se veía demasiado inalcanzable, vestía pantalones ajustados oscuros, camisa holgada de hilo negro, botas y una especie de capa con dos joyas doradas que la sostenían a sus hombros, parecía casi irreal, salido de una película de fantasía, pero no de fantasía rosa. Él era fantasía oscura, sexual y pecaminosa. Entonces al fin lo entendía, Él era un rey de eso no había duda, pero no un rey cualquiera, él era mitológico y osaba tener el poder de destruirlo todo.

Saludó a sus invitados con seguridad, su gesto serio y casi huraño. Asentía con educación a los saludos de sus súbditos o aliados como los nombró Afrodita.
Adara, aunque quiso evitarlo se sintió insignificante, lo percibió inalcanzable, y dudó. Dudó poseer algún poder sobre él, ¿Cómo podría? Ella era humana.
Recordó su tiempo juntos, rememoró cuando se amaron. En ese entonces ella lo sintió real, lo sintió suyo. Ella lo leyó en su mirada, en la forma en que la tocó, en como la poseía. Porque lo que hubo entre ellos era algo más, era posesión pura, algo prohibido. Sin embargo, ahora cuando le veía en su verdadera naturaleza se cuestionaba su maldita ingenuidad y el hecho de no haber tenido la malicia suficiente para descubrir su juego antes de que hubiese sido demasiado tarde.

***

Era el momento. Afrodita rogaba porque todo saliera según lo planeado, esa chica era su última opción. No quería que sus hermanos se fueran a la guerra, pues si eso sucedía sería el fin. Porque Zeus también era poderoso y contaba con el apoyo de casi todos los dioses del olimpo, pero Hades. Hades tenía comiendo de su mano a todas las criaturas poderosas y algunos dioses que no estaban de acuerdo con la forma de gobernar de Zeus. Pero lo más peligroso no eran en si las alianzas, sino lo que poseía en su interior, esa oscuridad densa y terrorífica que aguardaba por salir y corromperlo todo.

Pero no, se negaba a pensar que precisamente él la dejara salir. Sin embargo, también estaba el hecho, de que toda esta rebelión se pudo haber evitado si Zeus se hubiese comportado de forma menos petulante y prepotente. Que le costaba ceder en una sola cosa, por querer imponerse como rey de todo, ahora los demás tendrían que pagar las consecuencias.

Era el momento ya el acto protocolario había culminado. Era hora de desenmascarar su presencia, de dejarse ver por los asistentes y sobre todo por su hermano. Miró a la chica y estaba tan absorta en no perderse si un movimiento de su hermano, que ni siquiera se percató del momento en que todos los asistentes percibieron su presencia. Uno de los dones de Afrodita era el de causar que todas las miradas se detuvieran en ella cuando llegaba a un lugar, a veces era divertido otras veces se sentía hastiada de tanta atención. Por ello lo mejor fue haberse enmascarado por un momento.
Su hermano ya la había notado, fue el primero en hacerlo y esa mirada de ébano cargada de férrea determinación cayó sobre ella. Advirtió el momento en que su expresión se vio complacida por su presencia, tal vez imaginó que ella al fin decidió unirse a la rebelión. Sin embargo, estaba lejos de que eso sucediera, ella ya les había dejado claro que sería imparcial. Sin embargo, segundos después se percató de lo que ella sabía se negaba a aceptar y su miraba se posó en la persona que tenía al lado, la reconoció y fue testiga del fuego, pero fue tan efímero que incluso dudó si en realidad ocurrió. En su lugar su gesto se tornó frio e indiferente causando que Afrodita se sintiera realmente asustada por el destino de la joven humana ¿Y si tal vez se equivocó? ¿Y si la oscuridad estaba tan presente que Adara ya no podía hacer nada?

Hades el Visitante del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora