Cap 31 Hipnos

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Adara, Inframundo. 

Se despertó deliciosamente dolorida. Sin embargo, al mismo tiempo totalmente descansada y espabilada, notaba como su mente podía ir mas rápido y eso era algo absurdo, ya que, ¿Qué probabilidades existían de que algo así pudiese ocurrir? la respuesta llegó al instante y se auto reprendió por pensar en cosas tan estúpidas, porque teniendo en cuenta lo vivido, ya jamás se podría cuestionar acerca de lo que si o no podría ocurrir.

Aunque le avergonzara aceptarlo el responsable de todo el asunto  era el dios mas peligroso y oscuro, pues hacía mucho tiempo no dormía tan bien. Se sentía plena, segura en lo brazos del dios. Pero lastimosamente aquello no duraría, él ya no era el mismo que conoció en el mundo humano y estaba destinada a darse cuenta de la peor forma. Porque a veces simplemente no es suficiente el amor para cambiar a las personas, en ocasiones se necesita más y Adara no estaba preparada para las revelaciones que aún faltaban.

Se levantó de la cama en busca de Hades, pero él no estaba en ninguna parte. Luego de asearse y envolverse en una de las oscuras y pesadas túnicas de Hades, se percató que en el buró descansaba una rosa negra acompañada de una nota que le erizó cada uno de los vellos de su cuerpo.

Bella Adara.
Hoy quién te lastimó pagará. Así podrás volver a dormir tranquila.
Gracias por regalarme el placer de volver a recorrer tú cuerpo. 
Tuyo siempre , Hades.


En un principio Adara no comprendió del todo las letras del dios. ¿A que se refería con que podría dormir tranquila? Entonces el vago recuerdo de una pesadilla llegó a su memoria como si de un balde de agua fría se tratase, seguro mientras dormía tuvo que haber dado algún atisbo de este. Entonces pensó en Eros, él iba a asesinarlo. 

El rostro de su amiga Afrodita y la aflicción por su hijo llegó a su mente. Pronto salió corriendo, pues debía evitar a toda costa lo que Hades estaba a punto de hacer. 
Corrió por los amplios corredores sin saber a donde ir, en su desesperación convocó a Cerbero y le rogó la dejara entrar al Tártaro. De la nada una puerta se abrió y Adara la cruzó sin pensarlo.  Dicha puerta la llevó directamente con su objetivo. Ingresó en el calabozo donde sabía se encontraba su agresor, un grito escapo de su garganta al ver al joven en el suelo con la piel hecha jirones y los ojos  en blanco mirando hacía la nada.

Hades se encontraba de pie, al lado del cadáver de su sobrino con una mueca de fastidio dibujada es su hermoso rostro, no se se veía del todo satisfecho. Sin embargo, lo que mas mortificaba a la chica era que no había ni un atisbo de remordimiento.

Adara tembló, pues el Hades que ella creía conocer no era así, no era tan frío. Ella lo había visto interactuar muchas veces con su hermana y se notaba el profundo amor que se tenían y ahora él había acabado con su hijo. La diosa nunca se lo perdonaría.

—Pe...pero ¿Qué has hecho?  _Preguntó Adara presa del pánico.

—Te he vengado, ya esta hecho.  _Respondió sin siquiera mirarla.

—¡Es tu familia, el hijo de tu hermana! _Reprochó ella presa del llanto.

—Lloras por este bastardo, lloras por quien te hizo daño y no se arrepintió en ningún momento. ¡Él se lo ha buscado! _Contestó el dios mirándola a los ojos. 

—¿Quién eres? te desconozco, tu no eres el chico del que me enamoré.  _Dijo Adara, dejando en cada una de sus palabras la amargura de saber que él hombre que amó y que tristemente aun amaba estaba plagado de maldad. 

Adara creyó ver por un momento que sus palabras le afectaron. Sin embargo, pudo ser tan solo su imaginación, ya que, esos ojos plateados y esa expresión impasible le decían que le importaba poco lo que la chica pensara.

Hades el Visitante del InframundoWhere stories live. Discover now