Afrodita, Olimpo.
Lo que tanto había temido por fin se estaba cumpliendo, su hermano estaba totalmente fuera de control, no se estaba ocupando de sus obligaciones en el Inframundo y Perséfone quien podía asumir algunas, aún estaba encerrada. Por lo tanto el Cosmos estaba en desequilibrio.
Todo existía por una razón. Zeus vida y luz, Hades muerte y castigo a la oscuridad. Si ambos no estaban en perfecta sincronía cosas muy malas podían pasar y los efectos de esas acciones ya se estaban empezando a notar en los diferentes mundos.
Los dioses estaban tratando de redoblar fuerzas para mitigar un poco los daños, pero esto era tan solo pañitos de agua tibia. Las diferentes criaturas de la naturaleza ya habían advertido de un terrible desequilibrio ambiental, ya se estaban presentando terremotos, tsunamis, maremotos y demás desastres naturales que se cobraban innumerables vidas.
Del Inframundo ya habían escapado algunas criaturas demoniacas y perversas que solo el poder de Hades había podido contener y como él ya no se estaba ocupando de sus deberes, las puertas del Tártaro perdieron fuerza y por esta razón dichas criaturas habían escapado y si no se cazaban a tiempo podían causar un daño irreparable.
Afrodita estaba desesperada y no era la única, incluso Hera la reina de los dioses, legítima esposa de Zeus. Quien se había mantenido imparcial en esta guerra había decidido descender del Olimpo y tratar de razonar con Hades. Pero este solo quería venganza, culpaba a todos los dioses en especial a Zeus y a Perséfone de la desaparición de Adara. Sin embargo, ya había hablado muchas veces con Zeus y este se mantenía en su posición. Él sostenía que aunque él era culpable de muchas cosas, no lo era de la desaparición de la humana. Ella le creía pero Hades ya no confiaba en Zeus y lo peor de todo es que tenia razones de sobra para no creerle.
***
Hades, recién llegó del Mundo Humano, luego de dejar a Adara por la intromisión de Perséfone. (Pasado)
Hades siempre le fue fiel, incluso quiso recibir su bendición para anular la unión con Perséfone y traer a Adara al Inframundo. Esto intentó hacerlo en el preciso momento en que piso el Olimpo de nuevo, luego de volver del mundo humano. Estuvo muy afectado por dejar a la humana y decidió solicitar ante su rey la autorización para tomar algo para sí mismo, después de obedecer y ser leal al dios durante todo su reinado. Sin embargo, Hades acostumbraba a enmascarar su presencia y ese día cuando llegó a visitar a su hermano se enteró de una traición que cambiaría el rumbo de la historia para siempre.
El dios del Inframundo escuchó a Zeus reclamarle a Perséfone por no estar haciendo la labor de mantener vigilado y controlado a Hades, también le reclamó porque no había podido cumplir bien la simple tarea de tener al dios del Inframundo entretenido en su lecho. La acusaba de incompetente, de no haber sido astuta. Ella le gritaba ofendida que había logrado ser la reina del Inframundo y Zeus se reía de ella recordándole que eso no hubiese pasado sin la intervención de su madre. Entonces con esas revelaciones Hades comprendió que Zeus estaba al tanto de todas las tretas que realizó Perséfone junto a Deméter y no hizo absolutamente nada para evitarlo, al contrario se benefició de todo ello para controlar. Y es que era claro que a ese megalómano no le bastaba con gobernar el Olimpo y los demás reinos, sino que también había querido meter mano en su territorio.
Se sintió traicionado, el poder era un arma de doble filo y era claro que su hermano necesitaba tener una lección de humildad, entonces por ello y por otras razones él le haría vivir a Zeus lo que mas temía, perder el trono. Pero antes quería darle una última oportunidad, desenmascaró su presencia y entró al salón del trono del Olimpo fingiendo no saber nada. Al ingresar se dio cuenta de que Perséfone ya había desaparecido y que un Zeus el traidor dibujaba una sonrisa de bienvenida en su rostro.
—Hermano, no te esperaba, has regresado ya de tu excursión por el mundo humano. Espero hayas disfrutado y tengas energías renovadas para continuar con tus responsabilidades. _Saludó Zeus sin imaginar que Hades estaba al tanto de todo.
—Sabes Hermano que nunca olvido mis responsabilidades. _Respondió Hades ignorando el comentario de su visita a los humanos.
—Lo sé Hades, ha sido solo una broma.
—Zeus, lo que me trae aquí no es una visita cualquiera, he venido a pedirte algo. _Inquirió el dios ignorando por completo el tono bromista de su hermano, de todos modos ya sabía que solo se trataba de vil hipocresía.
—Sabes que cuentas conmigo, pero dime, ¿Qué es eso que requieres? te noto un tanto preocupado. _Preguntó el rey de los dioses muy interesado.
—Quiero recordarte que desde que asumiste el trono siempre te he sido fiel y obediente, he respetado tu liderazgo y decisión sin chistar y solo por esta vez quiero algo para mi. _Empezó a solicitar el regente del Inframundo. Sin embargo, antes de terminar su petición él ya sabía la respuesta, pero aun así la formuló. —Por favor acepta que rompa el vínculo que me une a Perséfone, he conocido a alguien y la quiero para mi como nunca he querido algo, ella es humana.
—¡Imposible! Pides que rompa nuestras reglas por una humana. ¡Estas loco! eso que pides es imposible, las reglas existen desde el mismo inicio de los tiempos. _Respondió Zeus muy enojado.
—Esas reglas son estúpidas, tal vez llegó el momento de generar nuevas reglas. _Debatió Hades igual de enojado por la negativa de su hermano.
—Eso no pasará Hades. No romperé las reglas ni por ti ni por nadie. Eres mi hermano, te respeto y valoro todo lo que has hecho. Sin embargo, pronto te darás cuenta que lo que sientes es solo lujuria y te parecerá absurdo lo que pides ahora.
—¡Nunca he pedido nada para mí, me he sacrificado mas que ninguno de ustedes y solo pido una cosa! Una sola cosa y te niegas. Sabes que no soporto a Perséfone. ¡No la amo! la tolero porque es tu hija, esa unión fue un maldito error.
—No se trata de amor, eso es una completa estupidez, esto se trata de lo que mas le conviene al cosmos.
—¿Al cosmos o a ti hermano? ¡Responde!
—Obviamente al cosmos y lo sabes Hades, siempre lucho por el bien común.
—¡No me creas estúpido! No me sigas creyendo idiota, he escuchado toda la conversación que tenias con Perséfone. ¡Eres un maldito traidor! No mereces ser nuestro dios. ¡Quiero el maldito trono que me corresponde por derecho! _Gritó Hades preso de una furia jamás vista.
Zeus estaba impactado por la revelación de Hades. Sin embargo, lo sorprendía mas que Hades quisiera el trono de regreso. Él siempre había temido que este momento llegara y por ello cuando se enteró de las intensiones de Deméter y Perséfone no objeto, de todos modos sería de gran ayuda tener a alguien de confianza para controlar a Hades. Pero el problema siempre fue que Perséfone era muy emocional y eso había generado que ahora su hermano estuviera al tanto de la verdad y lo que más temió estaba sucediendo.
—Tú abdicaste al trono ya no te pertenece y no me disculparé por lo que escuchaste, sabes que guardas un poder oscuro en tu interior que hay que controlar y como rey es mi deber vigilar que dicho poder no sea dejado en libertad o todos seremos destruidos.
—No me creas tan idiota, tú solo te guías por la soberbia, ahora comprendo a Poseidón, entiendo porque nos mandó a la mierda. A ti el poder te gusta tanto que quieres tener más y más. Por eso no evitaste los planes de la detestable de tu hija, pues sabias que una unión le daría poder en el Inframundo y ella haría todo lo que le pidieras. Solo que no contabas con que tu hija esta completamente loca y hace solo lo que se le da la gana. Por ultimo te digo Zeus que el trono lo tomare por las buenas o por las malas y mandare al carajo tus reglas de mierda.
Con estas palabras el dios del Inframundo muy enojado y decepcionado salió del Olimpo dispuesto a todo.
***
Adara, paradero desconocido.
Adara trataba de seguir las indicaciones que el misterioso sujeto de sus sueños le había dado. Sin embargo, era muy difícil y aún tenía dudas, le costaba creer que ella pudiera ser mas de lo que era y según este hombre eso era lo que evitaba que pudiera avanzar.
—Me estas cabreando de verdad Adara. Dime de una puta vez si no quieres salir de este lugar y me marcho. _Exigió el visitante de sus sueños.
—No es eso, lo que mas deseo es poder irme de una vez, pero lo que sucede es que nunca en mi vida he experimentado nada extraño, siempre he sido muy simple, mi cerebro no procesa que yo sea mas de lo que siempre fui. _Dijo ella tratando de explicarse y evitar que su única esperanza de salir de allí terminara por esfumarse.
—No te dejes guiar por la razón, permite que tus instintos mas primitivos tomen control. Escúchalos, concéntrate y deja que te hablen. Aprovecha este sitió, este lugar onírico que te aleja de las sensaciones corpóreas, convoca tu poder, dile que te ayude, ruega que venga a ti.
Esa voz hipnótica causó que Adara se trasladara a otro lugar, dentro muy dentro de si misma. Allí se hallaba una luz, una potente luz que deseaba salir, pero algo intangible la estaba bloqueando, era algo parecido a una densidad que no permitía que la luz corriera libre. Adara dio una orden para que la barrera cediera ,dicha barrera se tambaleo pero no cedió del todo. Dio otra orden, pero esta vez con mas fuerza y la densidad se movió mas fuertemente.
Lo intentó tanto que empezó a sentir agotamiento, pero no quería parar hasta lograrlo, ahora mismo se trataba de vida o muerte, entonces por una vez mas ordenó con muchísima mas fuerza y el muro se desquebrajo, casi se podía ver la grieta, pero no fue suficiente, ya no le quedaba mas fuerza y un punzante dolor hizo que regresara a la realidad de la fría habitación en la que se encontraba encerrada.
Al abrir lo ojos se incorporo lentamente, ya sus heridas estaban sanando. Sin embargo, aún no estaba lo suficientemente fuerte y al parecer la lucha interna que tuvo mientras dormía le había generado daño físico, ya que, un fuerte dolor de cabeza la estaba atacando, al igual que la húmeda sangre que brotaba por su nariz. Se levantó con apoyo de la pared y con mucha dificultad llegó al sucio baño, se miró al desquebrajado espejo y se dio cuenta que estaba teniendo una gran hemorragia nasal, se lavo la cara con agua y paró la hemorragia con papel de baño. Luego regresó a la cama y se tapó con las sucias sabanas que habían servido para cubrir la humillante desnudez que llevaba desde que la habían trasladado de la fosa al cuarto.
Adara aunque dolorida estaba conforme, tenía la sensación de que lo que sea que había en su interior se estaba liberando y ello le daba esperanzas, porque, aunque nunca había odiado a nadie estaba muy segura que odiaba a su captor y que si en sus manos estaba hacerlo pagar no dudaría en hacer lo que fuera necesario para escapar de ese lugar. Necesitaba dormir de nuevo, requería preguntarle a su misterioso aliado si lo que había hecho surtió algún efecto. Ella creía que si, pero requería de la confirmación de él. Sin embargo, la noche le tenía preparada otra clase de sorpresa.
Coltón entró rudamente en la habitación, haciendo que Adara se sobresaltara. Su mirada provocó que la joven se contrajera de miedo, esa expresión en su rostro le decía que algo muy malo estaba a punto de pasar.
—Sabes que novia mía, recordé que la última vez que te vi estábamos a punto de dar un paso muy importante en nuestra relación, así que pensé que este sería un grandioso momento para hacerlo.
Adara sintió como el miedo corría por todo su cuerpo, él iba a tomarla sin su consentimiento y estaba muy segura que no podría hacer nada para evitarlo. Sus lagrimas caían por sus mejillas, lloraba y rogaba desconsoladamente que no lo hiciera, pero sus ruegos estaban teniendo el efecto contrario. Una sonrisa siniestra se dibujó en el rostro que algún momento pensó era hermoso y que ahora le parecía tan asqueroso.
Coltón se acercó a Adara y empezó a desnudarse sin quitarle la mirada de encima. Ella se aferró mas a la sucia sabana como si eso pudiera salvarla de lo que se avecinaba. Correr no era una opción, gritar tampoco, había destrozado su garganta haciéndolo y no había funcionado.
Estaba segura que podría sobrevivir con el trauma del encierro, pero si a ello le sumaba una violación no estaba segura de lograrlo. Una cosa era curar su cuerpo, pero si esto sucedía, se destruiría su alma y eso como se curaba. Tal vez simplemente no tenía salvación.
Él se acomodó encima de la chica y lo único que los separaba de estar piel contra piel. Era la raída sabana que Adara aun apretaba con sus nudillos blancos por la fuerza que utilizaba. Él besaba su cuello, pasaba sus asquerosas manos por su cuerpo. Adara sentía su dureza en uno de sus muslos y pronto empezó a sentir arcadas. Pero el enfermo que intentaba abusar de ella las ignoro totalmente, mientras susurraba palabras que a Adara se le antojaban totalmente incoherentes.
Adara quiso huir, internarse en su mente y tal vez así podía lograr que un trocito de su alma quedara intacta. Se internó hondo, muy hondo en su mente y entonces recordó el muro, luego invocó las palabras del ser que tanto la apoyó en su cautiverio y con mucha rabia convocó la luz, esa cantidad que estaba presa. Entonces golpeó con mucha fuerza y desesperación. La joven hizo uso de toda su impotencia y le pegó a ese muro con todo lo que tenía, con todo lo que ella era y este por fin estalló. La luz al fin estaba libre y con ella una sensación de fuerza y calidez jamás experimentada. Luego esa energía viajó a gran velocidad por todo su cuerpo, sanó y regenero cada una de sus células. Adara al fin se sintió lo suficientemente fuerte, se percibió diferente y como si de la nada supiera que hacer, se permitió al fin regresar a la realidad y con gran determinación posó sus manos en las mejillas de Coltón y lo besó con intensidad.
Este en un principio se sorprendió. Sin embargo, pensó que la chica se había rendido a sus encantos y siguió su beso. Hasta que segundos después empezó a sentir como su fuerza vital poco a poco lo iba abandonando, luchó, trató de soltarse de ese beso y no le era posible, no entendía que era lo que estaba sucediendo, acto seguido quedó drenado cayendo encima de la joven totalmente inconsciente.
Adara se sobresaltó al percibir el peso muerto de su captor, pero no era tan estúpida para quedarse a averiguar si vivía o no. Estaba sorprendida por lo que pudo percibir y es que cuando el beso se pronunció sintió como una fuerza sobrenatural se adentraba en su ser, terminando de nutrir su cuerpo. Ahora sentía que podía incluso alzar un camión con una mano. Se levantó rápidamente y salió corriendo por la puerta que Coltón mantenía cerrada y que solo se abría cuando él la visitaba y al parecer ahora tenia en su interior algo de él, ya que, esta hendidura se activó ante su presencia dejándole ver la tan ansiada libertad.
Corrió y corrió, no sabía como le llegaba la información de exactamente a donde debía ir, pero pronto estuvo afuera de esa tenebrosa propiedad que como se lo había temido era una finca abandonada en medio de la nada. También se dio cuenta que estaba en su mundo, el mundo humano. Su renovada fuerza le hizo darse cuenta que esa casa estaba llena de salvaguardas que no habían permitido que la encontraran. Entonces tal vez, solo tal vez él...
Sus pensamientos quedaron en freno con el gritó que se escuchó casi como un rugido, ella no temió porque le sintió, él estaba allí y al ver como se materializaba justo en frente le causó una gran alegría. Sin embargo, esta fue suspendida por lo que vio cuando le tuvo cerca. Si ella estaba en pésimas condiciones. sucia y vistiendo una sabana vieja, él no estaba mejor, para ser un dios parecía como si llevara mucho tiempo sin atenderse de forma adecuada. Sin embargo, lo peor era su mirada y lo que podía transmitir con esta.
—Hades. _ Dijo ella con aprehensión.
—Lo mataré. _Contestó él mientras temblaba.
**Que les parece**