Hades, Inframundo, Cosmos
Hades continuaba la búsqueda, se encontraba realmente alterado por la desaparición de Adara. El tiempo pasaba y él no tenía noticias de ella, era como si se la hubiera tragado la tierra y eso no era bueno. Confrontó a todo el que podía tener motivos para secuestrarla y no logró obtener ninguna pista y eso que se había valido de técnicas viles, del poder del miedo en su esencia mas pura y aún así, nada.
Si ella no aparecía iba a acabar con absolutamente todo, haría polvo todo lo que habitara el Cosmos sin excepción alguna y la culpa sería única y exclusivamente de aquellos que se atrevieron a tocarla.
***
Afrodita estaba realizando su propia investigación. Como se lo temía la debilidad de su hermano era esa joven humana y su plan estaba funcionando hasta que alguien estúpidamente decidió intervenir y llevarse lejos a la chica. Su hermano estaba más descontrolado de lo habitual y sospechaba que si no encontraban a Adara pronto, Hades sería capaz de acabar con todo sin importarle nada. Incluso tenía encerrada a Perséfone y otros tantos mas que percibía como enemigos, se rumoraba que el Averno estaba mas movido de lo habitual practicando métodos de tortura que eones atrás se dejaron de usar y es que la compasión de su hermano era nula a estas alturas, claramente Adara era lo único bueno que le quedaba y se la arrebataron. Que el Cosmos se preparara, porque este ser estaba consumido por la ira.
La diosa del amor en ausencia de Hades fue a ver a Perséfone. Se sorprendió al encontrarla en semejante estado, una prueba mas, de que a estas alturas a su hermano no le interesaba el dialogo. Hades la tenía totalmente encadenada, eran las mismas cadenas que usó cuando decidió contener él mismo la oscuridad y se internó en el Inframundo para poder aplacarla y controlarla. Fueron décadas y décadas de encierro y si ni él mismo siendo el dios mas poderoso pudo romperlas era seguro que Perséfone tampoco podría. Se veía desaliñada, se notaba que había luchado duramente para liberarse y obviamente no lo logró.
Perséfone nunca le cayó nada bien, siempre supo que no se encontraba bien mentalmente. Pero lo cierto era que su hermano le tuvo mucha paciencia. A pesar de sus engaños, a pesar de los recientes descubrimientos que Hades tuvo sobre Perséfone, él seguía teniéndole paciencia. Sin embargo, ahora con la desaparición de Adara y la reticencia de la diosa del Inframundo para cooperar, al fin logró colmar su paciencia. Algo le decía a Afrodita que Perséfone no tenía ni idea del paradero de la joven y aunque disfrutaba con lo que estaba sucediendo ella no tenia nada que ver.
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Adara, En cualquier lugar del Cosmos.
Adara estaba impactada y es que no daba crédito a lo que sus débiles ojos veían. ¿Por qué? Le había preguntado y aún no recibió respuesta a esa pregunta, en su lugar tan solo la sonrisa mas siniestra jamás vista, esa que solo le decía que de este lugar no saldría ilesa.
Su captor luego de aburrirse de arrastrarla por el frío y rasposo suelo, decidió trasladarla en brazos. Adara quería permanecer con los ojos abiertos, no quería perderse ni un movimiento de su victimario, pero sus ojos pesaban y dolían demasiado, estaba muy débil y por mas que lo intentaba no lo lograba del todo. Sintió como el agua helada cayó de golpe sobre su lastimado cuerpo y la sacaba del letargo. El agua estaba muy fría, tanto que no era alivio por la tan ansiada limpieza, sino incomodidad al hacer contacto con sus cortes y raspaduras.
Adara tenia mucho miedo, pues por mas que lo intentaba no lograba permanecer despierta el tiempo suficiente para vigilar que ese ser no le hiciera algo que terminara por romperla para siempre, es que incluso no supo en que momento la desnudó y mucho menos cuando la sumergió en la tina donde ahora se encontraba. Este hecho la humillaba, se sentía violada en su intimidad.
Luego de estar superficialmente duchada, su captor la lanzó contra una vieja cama sin ningún tipo de cuidado. Él agua fría la había espabilado por lo menos un poco y planeaba utilizar la poca fuerza que le quedaba para hacerle frente.
—Coltón, quiero que me digas de inmediato ¿por qué me estas haciendo esto? _Quiso saber la joven imprimiéndole a su voz una firmeza que no tenia, ahora lo que la gobernaba era el miedo a la forma en que la estaba mirando, como es que no pudo verlo de la manera en que realmente era, como la pudo engañar.
—Nena, ya te veo mucho mejor, debo decir que estabas, como decirlo para que no te ofendas....Nauseabunda. _Dijo él con tono de burla, ignorando por completo lo que en realidad quería saber.
—Coltón, si es que ese es tu verdadero nombre, te lo pregunto de nuevo. ¿Quién eres en verdad y por que me estas haciendo esto?
—No te enojes hermosa, si es lo que quieres saber ahora mismo te voy a iluminar con todo lo que desees. Primero que todo tengo que decirte que no es personal, bueno o si, si que es personal. _Una carcajada macabra se apoderó de el que Adara creyó era su amigo, revelando un ser detestable y que claramente no estaba bien de la cabeza.
En el fondo Adara se negaba a creer que el chico dulce con el que compartió tantas cosas, con el que rio de cualquier tontería, estudió e hizo cosas de jóvenes de su edad resultara ser un ser tan detestable, la forma en que la veía revelaba sus intensiones y ello le helaba el cuerpo. No podía creer que con él pudo tener una relación amorosa e incluso se planteó que reiniciaría su vida y le daría una oportunidad mas al amor. Pero eso ya no importaba, ahora necesitaba saber quien era en realidad y que lo estaba moviendo a lastimarla de ese modo.
—Adara, jamás me imaginé que te portarías tan mal. Me enteré que no me has sido del todo fiel y eso no me ha gustado nena. Porque en serio llegué a pensar que eras diferente. En un momento me llegaste a engañar debo confesarlo. Creí que eras una chica inocente que merecías otra oportunidad. Pero no lo eres, solo eres una vulgar humana corriente.
El asco con el que Coltón la miraba y esas palabras tan cargadas de veneno le causaban un gran dolor, porque si bien era cierto ella no se logró enamorar de él si lo había querido mucho y en un momento llegó a pensar que tal vez si lo deseaba con mucha fuerza en algún momento ella podría haberlo amado. Pero ahora que lo veía como realmente era, con esa expresión de odio y de fastidio causaba que sintiera un escalofrío que llegaba hasta sus huesos, pero esto no podía ser tan solo una venganza por celos, esto era algo mas.
—Lo siento Coltón, si te hice daño Perdóname, tal vez tuve que haber sido honesta sobre mis sentimientos y por ello espero que puedas disculparme y dejarme ir , por favor.
—¡No seas estúpida! En serio crees que todo esto se trata solo de eso, no eres el centro del mundo. Aquí estas por una deuda de tu querido Hades, él y yo tenemos una cuenta pendiente y tú eres la pieza clave para mi venganza.
Así que esto era lo que sucedía, así que todo lo que estaba sucediendo era por algún tipo de venganza y ella simplemente era victima del fuego cruzado. Por qué el amor que sentía por Hades tenía que estar tan cargado de tragedia y a todas estas ¿Quién era realmente Coltón? Una parte del rompecabezas ya estaba tomando forma, era claro que se hizo pasar por un chico dulce y simpático para engañarla y acercarse a ella. Pero lo que aún no entendía era la razón, cual era la cuenta pendiente que tenía con él. Hades tenía muchos enemigos y era deprimente ser el eslabón mas débil de la cadena el que siempre utilizarían contra él, tal vez por ello él no la quiso, como podría ella estar a la altura de alguien tan poderoso, si ahora mismo se encontraba metida en un gran lio del que no podría salir sin su ayuda.
—¿Qué te hizo Hades y yo que tengo que ver en ello? Ve y cóbratelas con él, si quieres que te sea honesta creo que te equivocaste al tomarme a mí como rehén, cuando él no daría nada por mi. _Dijo Adara cansada de ser ultrajada.
—Lo primero es algo que a ti no te importa y lo segundo creo que en definitiva eres ciega o estúpida en igual medida si no puedes ver lo que significas... ¡Mejor come de lo que hay en esa bandeja, estas horrible! _Y con esas palabras. Coltón, el que pensó que era su amigo desapareció de la habitación dejándola sola y confundida con todo y nada de lo que dijo, porque hasta ahora muy poco tenia sentido.
Adara comió y bebió de la precaria comida que su captor le dejó. Aunque no era nada apetecible debía aumentar sus fuerzas, la rabia y la decepción de descubrir que en quien confió solo la había utilizado y engañado para una absurda venganza le dio la determinación que necesitaba para luchar por salir de ese lugar. Ya por lo menos no estaba en esa oscura fosa y eso ya era un avance.
La habitación en la que se encontraba se basaba en un sucio catre con un colchón viejo y polvoriento. Un minúsculo y descuidado baño y por ultimo una ventanita por la cual entraba una poca luz que por lo menos le permitía ver lo que se hallaba a su alrededor. La ventana quedaba muy alta y no había ningún mueble que pudiera utilizar para tratar de mirar hacía afuera y hacerse una idea de en que sitio se encontraba. Estaba muy segura que no era el Olimpo y por las características del lugar tal vez estaban en alguna propiedad abandonada en la misma nada, teniendo en cuenta que el silencio predominaba.
Adara se dejó vencer por el agotamiento y pronto se refugio en la seguridad del sueño, después de todo la fuerza no solo se logra comiendo, también se necesita descansar.
—Te estaba esperando. _La voz calmante que tanto añoró la recibió
—Dijiste que puedo salir de aquí. Dime ¿Cómo puedo hacerlo? _Pidió Adara siendo consiente de lo estúpido que era, pero dadas las circunstancias y todo lo que había vivido ya nada podría ser llamado del todo absurdo.
—Sin rodeos. Eso me gusta.
Adara estaba intrigada, no sabía si el encierro le terminó de tostar el cerebro. Sin embargo, algo en su interior le gritaba que podía confiar en él extraño sujeto de sus sueños. Este que al fin se dejó ver totalmente y se sorprendió al descubrir que lucía enigmático vestido totalmente de negro, era guapo en su mística forma, alto, delgado, cabello negro por debajo de los hombros, ojos azules claros, tan claros que parecían transparentes, su rostro era fuerte de rasgos muy toscos y emanaba un poder misterioso cargado de secretos.
—¿Quién eres tú? ¿Por qué quieres ayudarme? _Inquirió Adara queriendo saber de una vez por todas su identidad.
—Quien soy, eso no importa ya te lo he dicho y te estoy ayudando porque quiero hacerlo. Así que no preguntes estupideces y enfócate en salvar tú trasero. _Contestó el sujeto misterioso de forma tosca y grosera.
Adara no quiso seguir presionando, tenía muchos interrogantes pero sospechaba que el misterioso hombre no gozaba de mucha paciencia, por ende se concentró en lo importante y eso era salir de ese encierro a como diera lugar.
—Solo lo diré una sola vez que mi mejor atributo no es la paciencia, así que trata de no exasperarme porque me largaré y no tienes mejores opciones que yo.
Adara lo miraba sorprendida, estaba de acuerdo en que su atributo no era la paciencia y tampoco la simpatía porque su gesto era de alguien al que le habían metido una vara por el trasero. Pero el tenía razón, era su mejor y única opción así que pondría atención y haría lo que mejor pudiera para salir viva de ese lio.
—Esta bien, haré todo lo que digas, pero ayúdame a salir de aquí. _Rogó Adara con humildad.
—En primer lugar debes saber que no eres una humana cualquiera. Tus orígenes no son los que conoces y te lo voy a decir así sin mas, porque no tenemos mucho tiempo. Tú eres la hija de un ser poderoso, por tus venas corre sangre antigua, un liquido tan viejo como el mismo Cosmos, tus dones ya deben estar a punto de despertar tienes casi la edad en la que se espera esto debe ocurrir. Es el momento en que debes romper las barreras que los contienen y los uses para salvarte.
Adara no podía siquiera imaginar que lo que estaba escuchando pudiera ser cierto. Ella no podía ser lo que afirmaba que era. No, eso no era posible, porque ella tenía bien claro que su padre se llamaba Jackson Muriel y era historiador, que un día solo las abandonó por su obsesión con el trabajo y que su madre era Constance Gordón una vendedora de antigüedades de una pequeña ciudad que siempre lo había dado todo por ella. Entonces no era posible, eso no tenía ni el mas mínimo sentido.
—Imposible, lo que me estas diciendo no puede ser cierto. _Respondió ella, negándose a aceptar algo tan absurdo.
—Adara entiendo que es difícil de aceptar. Pero ahora conoces la existencia de mundos y criaturas que nunca imaginaste podían existir, entonces abre tú mente y abre tu espíritu porque a estas alturas los imposibles son los que no existen, esa es la única forma en la que puedes romper las barreras. Adara si no lo haces, estarás perdida. Porque yo no puedo ayudarte, no se donde estas, nadie puede rastrear tu presencia, un gran poder te tiene oculta y lo máximo que puedo hacer por ti es tratar de ayudarte proyectándome en tus sueños.
Adara en serio quería creer, quería aceptar lo que este sujeto sin nombre le estaba diciendo. Pero creerlo sería también aceptar que toda su vida fue una completa mentira y lo único que tenía para aferrarse a la cordura era esa supuesta normalidad que la esperaba en el mundo al que pertenecía cuando todo esto acabara.
—Entonces quieres decir que mi madre es una criatura poderosa que se hacía pasar por vendedora de antigüedades. Eso es totalmente ridículo.
—No seas estúpida Adara, aquí nadie ha hablado de tu madre. De quién siempre he hablado es de tu padre.
—Eso no puede ser cierto porque él...
—Por qué él que Adara, que podrías decir para rebatir esta verdad, acaso podrías ponerle rostro ahora mismo sin que aparezca una imagen de un hombre al que jamás viste realmente, con él que nunca tuviste contacto.
—¡Entonces si quieres que me crea toda esta absurda mierda! dime de una puta vez como se llama mi padre, quién es ese ser tan poderoso para hacerme creer toda mi vida que...
—Tú padre es Tánatos, ese es su verdadero nombre y no diré mas Adara, no se me tiene permitido y con nombrarlo he cruzado una línea que va a traer consecuencias, así que concéntrate si quieres vivir, ya si sales de aquí podrás indagar en tu historia.
Adara salió del sueño abruptamente como si hubiese sido una pesadilla. No podía ser cierto, no era cierto, repetía en su mente. Ella no era la hija de ese ser, esto no era mas que una locura. Pero por otro lado, estaba el hecho irrefutable de que hasta hace un tiempo podía jurar que los dioses eran solo mitos y que las criaturas de los cuentos de fantasía y horror no existían. Quien le decía que lo que afirmaba el hombre que se coló en sus sueños no era cierto. ¡Mierda! como era posible, ¿su madre lo sabría? ¿estaría enterada de todo esto? Si era así ¿Cómo podía haberla engañado? ¿Cómo había podido construir su vida en los cimientos de una mentira? No, su madre no podría saberlo, bien podría ser una victima, tal vez esa criatura se aprovechó de ella.
Por qué su vida se complicó tanto, de cierto modo culpaba a cierto dios mitológico y a la vez no. De todos modos nadie la obligó, se metió en la boca del lobo por su propia voluntad. Sin embargo, ahora no tenía tiempo de lamerse las heridas, porque si lo que le había dicho ese sujeto era verdad, ella haría todo lo que se le dijera al pie de la letra. Las esperanzas de que Hades la encontrara estaban totalmente muertas, si quería salir de todo este lio tendría que ser por su propia mano. Ella se rescataría, se lo debía.
**Saluditos y cuéntenme que les pareció el Cap**