Se limpió las lágrimas con la mano y recordó lo que le acaba de decir. Iban a pagarle por ser vista con él, se iba a asegurar de que la compensaban. Sintió que le faltaba el aire.
Pero se dio cuenta de que no tenía por qué volver a la mesa, no tendría por qué volver a verlo ni oír sus palabra, podría simplemente irse, tomar su coche y volver al trabajo.
Eso la tranquilizó, se lavó la cara y secó las manos. Tenía su bolso con ella, y el aparcacoches le podría traer su vehículo.
Salió decidida del baño, pero no pudo dar más de dos pasos antes de detenerse horrorizada. Wolf Akabane la esperaba, y de pie parecía aún más alto de lo que recordaba. Se sintió nerviosa sólo al verlo.
- El lavabo de hombres está en el otro lado - le dijo despacio.
- Lo sé.
- El bar está en la otra dirección - insistió entonces ella.
- Sabe que la estoy esperando.
(T/N) suspiró. Estaba agotada, y ya no le gustaba ese tipo en absoluto.
- No sé para qué. No tenemos nada más que decirnos...
- Sí lo hay. Por ejemplo, puede decir que sí - la interrumpió él con arrogancia.
- Es que no quiero decir que sí.
- ¿Por qué no? - le preguntó con una crudeza que ella no esperaba.
Estaba claro que estaba acostumbrado a conseguir lo que deseaba.
- Yo nunca me vendería...
- No se trata de esclavitud. Le estoy ofreciendo un salario.
- Quiero ascender en Hollywood por mí misma.
- ¿Cómo es eso? ¿Haciendo fotocopias, contestando el teléfono y sirviendo café?
(T/N) estaba roja de furia.
- ¡Al menos tengo respeto por mí misma!
- Conseguiría más respeto si tuviera un trabajo que de verdad la satisfaga.
- ¡Es usted insufrible!
- No le gusto nada, ¿verdad señorita (T/A)?
- No.
- ¿Por qué no?
- No importa.
- A mí si me importa.
- ¿Por qué? - repuso ella con fiereza -. ¿Es que todos tenemos que ser admiradores suyos y pedirle un autógrafo?
- No - contestó él, sonriéndole.
- Porque mentiría si dijera que me gusta. Solía admirarlo, pero fue antes de conocerlo. Ahora veo cómo es de verdad y no me gusta nada su actitud prepotente y condescendiente.
Él se metió las manos en los bolsillos sin dejar de mirarla.
- Su honestidad es refrescante, de verdad.
- ¿Ha sido agradable alguna vez?
Él hizo una mueca con la boca, como si estuviera reflexionando sobre su pregunta.
- No - dijo, sacudiendo la cabeza -. Pero puede salir conmigo y que no le guste.
- Eso sería horrible.
- (T/N), no eres actriz, no sales con actores y no quiere que te asciendan en tu trabajo. ¿Qué es lo que haces entonces aquí? ¿Por qué no haces las maletas y te vuelves a casa?
Eso le dolió muy adentro porque ella misma se hacía muchas veces la misma pregunta.
- Porque aún quiero hacer películas - dijo con suavidad -. Y espero estar más metida en ese mundo algún día. Espero que me dejen demostrar lo que valgo.
Él la estudió un momento.
- Puedes demostrarlo - le dijo al fin -. Puedes colaborar en una película. Vamos a empezar a rodar la orilla en llamas dentro de un mes. Trabaja conmigo.
(T/N) se mordió el labio inferior. Le encantaba la idea de trabajar en una película, aprender y hacer algo positivo. También le gustaban los retos, pero no confiaba en Wolf.
- ¿Crees que juntos podríamos generar buena prensa?
- Si no lo creyera, no estaría aquí ahora - le dijo con gran seriedad.