Adara, Reino Mortal
Él se había ido, solo cuatro palabras fueron suficientes para terminar de romper lo que quedaba de su corazón. Su amiga Samy se lo confirmó por teléfono hacía apenas un par de horas. Ese era el nuevo chisme de la ciudad, ellos se habían marchado tan solo hace una semana y con ellos todas sus ilusiones, todos esos tontos planes que sola se creo en su cabeza, porque el para siempre no existe, el amor verdadero mucho menos y esa lección la aprendió de la peor manera.
Una semana fue lo que Adara tardó en regresar al instituto, fingió estar enferma para quedarse en casa, no se sentía lo suficientemente fuerte para enfrentar a Hades. Temía que solo al verlo su determinación flaqueara y terminara rogando por su atención, no quería que la pisoteara aun más de lo que ya había hecho o que por el contrario estuviera luciendo su verdadera relación ante todo el mundo haciéndola quedar como una patética. Durante esos días su mente fue su peor enemiga, no pudo descansar lo suficiente, ya que, cuando dormía reproducía una y otra vez el amargo momento y cuando estaba despierta la desesperación era insoportable. No, ella no podía pasar por más humillaciones, se negaba a seguir siendo la chica patética que pierde la dignidad por un chico que la usó de todas las maneras posibles. Es que le dio su virginidad, le entregó absolutamente todo ¿De qué había valido? ¿Qué quedaba para ella? Nada, absolutamente nada, esa era la respuesta.
Samy le llamó para conocer las razones que tuvieron los dos hermanos para abandonar la ciudad tan repentinamente, también deseaba conocer en qué términos quedaron y si su relación seguiría siendo la misma en la distancia. Pero Adara no tenía nada que decir al respecto y le colgó el móvil sin darle mayor explicación. Luego de salir del shock que le produjo enterarse de la súbita partida de Hades, corrió a su casa sin importarle nada. Ella solo quería comprobar si lo que dijo Samy era cierto.
Llegó al lugar y tomó el pomo de la puerta con manos temblorosas. Como se lo temía estaba abierto, ingresó y la sensación de vacío que tanto miedo le causaba se instaló en su pecho. Él se fue sin despedirse, sin explicarse.
Todos los muebles estaban cubiertos en plástico de embalar. Subió las escaleras rápidamente, el corazón le latía tan fuerte que estaba a punto de salírsele del pecho. Ingresó en la habitación y la oscuridad la recibió nuevamente, la sensación de vació dolió como si de una bofetada se tratara. Revisó el armario, los cajones, el baño y otra vez nada. Lo único que había en la habitación eran los mismos pocos muebles de siempre, pero tan cargados de su ausencia que se hacía difícil respirar.
La cama en la que una vez le demostró sus sentimientos estaba deshecha y cubierta con plástico transparente, aquí ya no había nada más que hacer, solo aceptar que lo que un día sintió tan suyo, tan propio, se trató tan solo de una ilusión pasajera. Lagrimas rodaron por sus mejillas y no las detuvo, no quiso detenerlas. Se permitió llorar una vez más, quería por fin sacar todo el dolor de su alma.
¿Cómo te preparas para enterarte que no significaste nada para el amor se tu vida? ¿Cómo haces para que no duela como el infierno el saber que jamás vas a volver a ver al dueño de tu corazón? La traición dolía menos que su ausencia, en todo el tiempo que estuvo encerrada en su casa escondiéndose del mundo pensó que si él le daba una buena explicación, si le dijera que esa mujer no significaba nada y que la dejó por ella, sería capaz incluso de perdonarlo, porque a veces si el amor es verdadero es más fuerte que el orgullo. Sin embargo, ahora mientras lloraba recostada sobre la cama en la que una vez fue suya se dio cuenta que en esa relación solo una persona amó y solo una perdió. No supo exactamente cuando tiempo pasó en el lugar, solo que cuando al fin decidió que era suficiente, se levantó de la cama y encima de esta dejó el presente que no alcanzó a entregar. Con este acto se despidió diciendo adiós para siempre.
***
Los últimos meses de instituto pasaron rápidamente. Adara alzo cabeza lo mejor que pudo. Lo hizo cuando se dio cuenta que su depresión hacía daño a su madre. Constance entendía a su hija, perder el primer amor no es fácil y ella si que sabia de eso. No entendía bien lo sucedido, Adara no quiso darle más información y ella tampoco quiso presionarla pues en ocasiones lo mejor es sencillamente permitir que el tiempo cure las heridas.
la depresión en la que estuvo sumida la alejó de su grupo de amigos. Ellos intentaron infructuosamente animarla, invitarla a fiestas y a cuanto plan inventaban. Pero ella simplemente se alejaba cada vez más y era casi imposible alcanzarla. Su amiga Samy estuvo con ella y para ella, pero como los demás llego a su límite y también se alejó.
Todo lo hacía en automático, mantuvo el promedio de notas necesario para mantener su cupo en la universidad y así paso algún tiempo hasta que el fin de año escolar llego y la graduación estaba a la vuelta de la esquina.
Al percatarse que pronto se iría de la ciudad para emprender lo que un día fue su sueño, se juró no ser más la chica deprimida que vivió los últimos meses en automático. Decidió salir del foso en el que ella misma se metió. Si, ella, porque no iba a seguir culpando a terceros por su infelicidad. El tiempo que estuvo en la fosa pudo comprender que la felicidad no podía depender de otra persona y que no podía responsabilizar a ese chico por su tristeza. De todos modos, quien se enamoró como una estúpida fue ella y no podía obligarlo a que sintiera lo mismo. Ella le entregó lo que él nunca pidió, lo hizo libre y voluntariamente. Tampoco minimizaba que él era un auténtico hijo de puta y que actuó mal al ocultar la existencia de una relación tan seria, pero ya no se desgastaría más con el tema con lo vivido era más que suficiente.
El primer ítem en su lista de tareas para tratar de volver a ser la chica alegre que un día fue era recuperar a su mejor amiga y eso se le hizo realmente fácil, de echo solo necesito comprarle una revista de cotilleo de famosos, un litro de helado y un bono de su tienda favorita. Gastó gran parte de sus ahorros, pero eso ahora era lo de menos. Samy al verla en la entrada de su casa al principio se mostró recelosa pero luego al notar la ofrenda de paz la perdono sin más.
Lo segundo en la lista, era conseguir con quien ir al baile de graduación. El pensar en que tontamente soñó con que él la llevaría dolió. Sin embargo, enterró el sentimiento en lo más hondo de su ser, allí mismo donde estaban el resto de sus recuerdos, pues se negaba a volver a la fosa.
Samy estaba ayudando en la misión "conseguir un acompañante para Adara". Era patético lo sabía, pero quería disfrutar de todo lo que su ciudad tuviera para ofrecerle. Ya pronto tendría que ir a instalarse a la gran ciudad de Boston, donde estaba ubicada su universidad, la buena noticia era que Samy también iría a Boston no a la misma universidad, pero si al sitio y esto le agradaba, porque no estaría sola.
***
Era la noche del baile, Adara se debatía entre ir o no, pues la operación para conseguir a un acompañante no funcionó, todos los chicos decentes ya tenían cita y se negaba rotundamente a ir con alguien de baja reputación que pudiera aprovecharse de ella o algo por el estilo.
Tenía un hermoso vestido que su madre le había regalado, era de un violeta espectacular, su color favorito. Se pegaba a su cuerpo como una segunda piel y la verdad le daba pena no usarlo después de que su madre se lo obsequió con tanta ilusión. Así que dejó la estupidez y se llenó de valor. Iría sola como la chica independiente que era.
Se rizó el pelo lo mejor que pudo, lo adorno con un gancho de plata que tomó prestado de su madre, se maquilló de forma natural nada más que rubor, rímel y algo de brillo labial. Acto seguido calzó sus sandalias altas y por ultimó se enfundó el maravilloso vestido. En un pequeño bolso guardó su teléfono y salió decidida a ir a su baile de graduación. Sin embargo, la noche tenía sorpresas y al bajar las escaleras se encontró con cierto chico guapo que la esperaba impecablemente vestido de traje. Su madre estaba sentada con él en la sala de estar, obviamente planeaban sorprenderle y vaya que lo habían lograba.
—¡Cam! _grito Adara emocionada y saltó a sus brazos sin siquiera pensarlo.
Camerón Grayson era su exnovio y mejor amigo. Ellos tuvieron una hermosa e inocente relación hasta que él que era un año mayor que ella se graduó y posteriormente partió a la universidad, luego de esto acordaron actuar de forma madura, terminaron la relación y continuaron siendo amigos. Al principio hablaban con frecuencia y se contaban todo. Luego cada uno se concentró en sus asuntos y dejaron de comunicarse. Pero él siempre fue tan tierno y buen amigo que su sola presencia la llenó de verdadera alegría y esa emoción se le antojo maravillosa, ya que desde hace tiempo no se sentía así.
—¡Baby! veo que estas emocionada de verme. _sonrió el chico y Adara lo apreció de verdad.
Se veía muy bien en su traje. Cam era guapo, pero del tipo apuesto, tierno y romántico. No como.... ya suponía para donde iban sus pensamientos y otra vez los envío a lo más profundo y decidió concentrarse solamente en el recién llegado.
Constance estaba realmente emocionada al ver a su hija genuinamente feliz, se despidió de ellos deseándoles una linda noche, le pidió a Cam trajera sana y salva a su hija, ya que, esta noche ella se reuniría a tomar algunas copas con una de sus amigas y seguramente no vendría a dormir. Sin embargo, su hija seguía siendo esa chica confiable y pronto se iría a vivir sola en una gran ciudad.
***
Mientras iban camino al baile Cam le explicó a Adara como se enteró de que no tenía pareja para el baile. Casualmente él vino a visitar a sus padres por el fin de semana y más temprano se encontró con Samy en el centro comercial, está le explicó todo, ambos acordaron darle una sorpresa y por eso estaba allí. Adara se emocionó mucho, no solo por ver a su amigo, sino también porque no tendría que estar sola toda la noche.
Llegaron al baile, disfrutaron de todo lo que la fiesta tenía para ofrecerles. Adara decidió olvidarse de todos sus tormentos, compartió con sus amigos, río de las tonterías se Samy y de los demás chicos. Incluso ingirió de todas las bebidas que le ofrecían sin importarle que eran. Porque esta noche tal vez sería la última que estaría reunida con todos estos chicos con los que creció y que partirían a hacer sus vidas repartidos en las diferentes universidades elegidas y quien sabe hasta cuando tendrían otra oportunidad para reunirse.
Adara se sentía algo mareada, tal vez tomar de todo no fue una buena idea. Estaba empezando a hablar enredado y a ver doble. Por ello decidió que la noche debía terminar. Le pidió a Cam que no había tomado ni una copa que la llevara a casa y este como buen amigo que era no se negó. Adara agradeció que su madre hubiese salido con su amiga esta noche, ya que, no creía que le hubiese hecho mucha gracia verla en ese estado.
Cam estaba realmente divertido con la versión borracha de su amiga. Hablaba demasiado rápido y cambiaba de tema de forma abrupta, reía de todo y no podía evitar reírse también, su risa era contagiosa. La ingresó a la casa como pudo y la subió escaleras arriba entre protestas confusas que hablaban acerca de que la casa giraba. La llevó a su habitación y la acomodó en su cama. Pero esa no era la idea de la versión ebria de Adara, esta se quitó el vestido torpemente por la cabeza alegando calor. Él ante todo era un caballero y aunque si bien era cierto tuvieron una relación, él ya no estaba interesado de esa forma en su amiga. Sin embargo, esta no escuchaba razones y seguía desnudándose, alegando que tenía que sacarlo de su piel definitivamente, él no entendía absolutamente nada y todas sus divagaciones se las atribuía únicamente al licor. Como pudo la ayudó a recostarse y tapó su cuerpo con las sábanas, por lo menos pudo evitar que se quitara las bragas, pensó el chico.
Cam se sentó al lado de su amiga revisando que no fuera a vomitar y terminara por ahogarse. No podía dejarla sola, así que lo mejor era quedarse con ella a pasar la noche. Se quitó el saco, la camisa y la corbata quedándose tan solo en pantalón acto seguido se recostó a su lado por si se le ofrecía algo.
***
En medio de la niebla que el licor le causó, Adara abrió los ojos repentinamente pero aún no había amanecido. Las sombras dominaban la habitación. Sin embargo, en su ser se instauró una sensación de ser observada gracias a un repentino escalofrío que recorrió toda su espina dorsal. Enfocó su visión hacía la pequeña ventana y pudo distinguir con claridad una figura masculina ubicada de pie entre las sombras. "Otra vez el maldito sueño" pensó la chica.
Una semana después de enterarse que Hades se marchó, empezó a tener unos sueños en los cuales él se presentaba en la madrugada en su habitación y se quedaba entre las sombras sin decir una sola palabra. Los sueños eran tan reales que muchas veces llegó a pensar que en realidad se trataba de él. Sin embargo, en esos sueños él nunca hablaba, ni se acercaba, solo observada y como por arte de magia luego desaparecía dejándola sola y hundida en la tristeza. Pero este sueño fue totalmente diferente, ya que el chico empezó a acercarse y ella pudo ver claramente los rasgos de quien tanto amó.
—¿Quién es el hombre que está en tu cama? _Preguntó amargamente el chico que perturbaba sus sueños.
Adara se sobresaltó al escuchar esa voz que hacía tanto no escuchaba. Pero se recuperó rápidamente pues no dejaría que un simple sueño echara a perder todo lo que logró, en la mierda no caería nunca más y mucho menos por el recuerdo de alguien que no valía la pena. ¿Por qué era un sueño verdad? no era posible que estuviera allí realmente.
—Eso es algo que no debería importarte. _Contestó la joven, sueño o no, no tenía por que dar explicaciones.
—Eso es cierto, de ti no merezco nada o mejor si, merezco tu desprecio. Es solo que no es fácil verte con alguien y mucho menos desnuda. _sonrío el dios amargamente.
Adara no se había percatado de su desnudez hasta que el atormentador de sueños se lo hizo saber. De inmediato tomo la sabana y cubrió su pecho.
—¡Se que no eres real! Soy consciente que tan solo eres un sueño, uno malo, por cierto. Pero aprovecharé esta afortunada o desafortunada pesadilla para decirte todo lo que no pude cuando te fuiste sin importarte mis sentimientos. Hoy después de mucho tiempo me sentí bien. Por fin pude volver a reír y tú simplemente no puedes aparecerte en mis sueños y reclamarme. Quiero que te alejes de mis sueños, de mi mente, así como te alejaste en mi vida real. Quiero que me dejes en paz, tú elegiste. Permíteme elegir y mi elección es seguir adelante. ¡Sin ti!
Y así sin más él desapareció, no dijo más nada, solo asintió dejando el lugar tal como tenía que estar, vacío. Pero su expresión de dolor jamás se borraría. Ese sueño era tan real, ¡Dios! seguramente ahora si había enloquecido. Pero no podía negar lo liberada que se sentía y aunque lagrimas rodaran por sus mejillas, juró que esta vez sí serían las últimas que las derramaría.
—Adara con quien hablabas. _preguntó Cam, mientras se frotaba los ojos saliendo de la niebla del sueño.
—Con un fantasma. _respondió ella, mientras se acomodaba para volver a dormir.
**Hola, este cap fue un poquitín dramático, me gusto mucho. Ojala a uds tambien!!! Votos, comentarios, ambos. Lo que prefieran. Saludos**