2| Profecy (Elijah Mikaelson)

By Bucky_Barnes89

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Samantha Mitchell no solo había ganado amigos al cambiar de dimensión, sino también una familia por la que es... More

Prólogo
Playlist
1- Rebirth
2- Unpleasant Encounters
3- Mother's Love
4- I Left you Behind Dear Love
5- The Red Door
6- Mother's Little Boy
7- If you dare to challenging me...
8- ...You will run into hell
9- The Map of Moments
11- Able to Forgive
12- Looking for Truths
13- The Devil is Condemned
14- Just One Dance My Love
Preguntas Respondidas Vol.2
15- Trying to Save You

10- Between Spells and Lies

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By Bucky_Barnes89

A lo lejos escuchaba el suave cantar de los pájaros y el suave soplido del viento sobre su rostro. Samantha nunca sospechó cuan cansada estaba hasta que cerró los ojos, luego de eso cayó noqueada por el suelo. Dada la luz que impactaba en su rostro debían ser al menos las ocho de la mañana. Recordaba el hermoso resplandor de las estrellas, el ardor de sus heridas y el punzante dolor de cabeza después de realizar el hechizo. Lo que no recordaba era dormir abrazada a algún oso de felpa o alguna almohada. Por lo que sumamente extrañada y somnolienta abrió los ojos para toparse con el firme pecho de un hombre que respiraba al mismo ritmo que ella. En ese momento recordó su conversación de la noche anterior, y lentamente alzó la mirada para toparse cara a cara con la mirada café del original. Tal vez debió alejarse, teniendo en cuenta lo que había sucedido la noche anterior entre él y Hayley, pero en ese momento al tenerlo justo a unos centímetros de ella no podía pensar en nada más. Eran solo ellos dos en ese maravilloso prado en la ciudad de Arkansas. Se había olvidado de casi todo, dejando espacio solo para ese momento.

- Buenos días- murmuró Elijah con una suave sonrisa en su rostro al notar que finalmente ella había despertado. Lucía tan atractivo con la luz del sol y la sombra de las hojas sobre su rostro. Tan delicado, tan endemoniadamente atractivo, y tenía tantas ganas de acariciar su rostro.

Al percatarse de lo cerca que estaban, Sam se alejó y se incorporó rápidamente sintiendo como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho. Cuando de pronto un fuerte mareo la invadió.

Si, el levantarse de golpe no era una buena idea para alguien que acaba de despertar.

- Maldición, me quedé dormida- profirió ella por lo bajo con una mueca mientras se frotaba los ojos bajo la atenta y alegre mirada de su vinculado. El mareo poco a poco se desvanecía, pero ella continuaba con sus manos sobre su cabeza, y el breve ardor en ellas le recordó las heridas que había sufrido la noche anterior- Supongo que estar en dos lugares a la vez es mucho más agotador de lo que creí- suspiró tras ver sus manos y notar el vendaje en su pecho y en parte de su abdomen. Volteó hacia el original, quien también observaba sus heridas atentamente y con algo de dolor. No le gustaba verla herida pero sabía que no podía hacer nada de momento, y el darle de su sangre no era una opción- ¿Por qué no me despertaste?- preguntó Samantha con el ceño fruncido debido a la cantidad de luz a su alrededor. Aún le costaba a su vista el acostumbrarse.

La sonrisa de Elijah volvió a dibujarse.

- Te veías muy cómoda- había un brillo en sus ojos que solo aceleró el corazón del oráculo, de nuevo.

- Pero si te levantaste para ir por otra sábana y un suéter- señaló ella mientras tomaba en sus manos la sábana extra que había notado sobre sus cuerpos. También había notado el suéter de color negro que la cubría. Tenía impregnado el aroma de Elijah por toda la tela, por lo que supuso que era de él.

- No quería molestarte.

- Como sea- dijo en un suspiro mientras que desviaba rápidamente la mirada de la suya. No soportaría otro minuto mirando ese brillo en sus ojos, de lo contrario saltaría directo a por sus labios y quería mantener su palabra sobre darle el espacio que pedía. Samantha se estiró, soltando un gemido de gusto y luego se uso de pie más satisfecha. Elijah solo se puso de pie sin dejar de pensar en lo adorable que la castaña se veía, parecía un gato, lo que tenía sentido para él. De pronto el teléfono de la chica sonó en el bolsillo de su pantalón y tras tomarlo verificó de quién se trataba- Maldición- espetó ella por lo bajo en cuanto vio el mensaje de texto.

"Estoy con Camille, vamos de camino a la casa de seguridad. 2 horas

- Klaus"

Dos horas pasaban volando y tenía tanto por hacer. Estaba 100% segura de que su cabello lucía terrible, por no mencionar que sentía el rastro de baba seca a un lado de su mejilla. No tenía ni el valor de verse a un espejo, podría salírsele el alma del cuerpo probablemente del susto que le daría.

- Por lo general maldices cuando algo sale mal o cuando estás frustrada- era dulce el saber que Elijah siempre tenía en cuenta sus reacciones y emociones, la conocía tan bien. Solo que se preguntaba, ¿qué demonios le veía de maravilloso a una chica que babeaba por las noches?- Temo que sea lo primero, ¿qué sucede?- lo miró por un momento, él se encontraba de pie doblando las sábanas de manera simétrica y perfecta pero se detuvo para observarla curioso al motivo de su improperio.

- Es Niklaus- explicó un poco nerviosa, pasando una mano por su desordenado cabello mientras releía su mensaje una y otra vez- Viene para acá con Camille y yo me veo horrible.

Él solo observó como una mueca de disgusto se dibujaba en el rostro de la castaña mientras contemplaba su aspecto y veía su reflejo en la pantalla del teléfono.

Solo sonrió.

- Te ves adorable- soltó sin siquiera pensar en que eso alteraría una vez más los nervios de Sam. No era su intención, solo quería dejar salir lo que de verdad sentía, no pensaba retener más pensamientos o al menos los positivos. La mirada sorprendida del oráculo se posó sobre él a lo que sus mejillas se teñían de color rojo. Entonces una sonrisa se escapó de los labios del original de forma inocente, estaban viviendo el momento y no pensaban en la híbrido que aún dormía en el interior de a casa.

Samantha tuvo que reprimir una risa, se sentía muy tentada a besarlo pero no tenía un lindo aspecto esa mañana. Nota menta, encontrar una forma de usar cantidades industriales de poder sin resultar tan agotada al punto de babear mientras dormía. De hecho si miraba bien la camisa del original...

¿A caso eso era un manchón de... baba?

Las mejillas del oráculo estaban por explotar de la vergüenza.

- Gracias Elijah, pero tus modales no me ayudan en este momento- mencionó desviando la mirada con sus mejillas y parte de su nariz completamente sonrojadas. Carraspeó levemente y tomó otra de las sábanas para doblarlas tan rápido como podía- Tengo que arreglarme, pasar a la tienda más cercana por algo de comer y más arena- bufó al tener que sacudir la tela para que las esquinas inferiores calzaran a la perfección. Su vinculado hacía algo similar, solo que con mayor calma y ligeramente divertido por el evidente nerviosismo de su oráculo- También necesito nuevos frascos para hacer esa cosa de poseer a mi gato, y algún tipo de premio para...

- Yo puedo ir a la tienda a comprar lo necesario- intervino el trajeado de pronto, dejando de lado la sábana perfectamente doblada. Sam, al escucharlo, alzó la mirada nuevamente incrédula por sus palabras.

- ¿Harías eso?

Elijah solo sonrió y se acercó para tomar la sábana de las manos del oráculo.

- También puedo hacer el desayuno- le aseguró mientras doblaba la sábana. Lucía tan calmado, tan radiante, tan... atractivo y ella tenía tantas ganas de darle los buenos días como se merecía. Ante las miles de ideas románticas (y algunas no tan decentes) sus mejillas aumentaron su tono rosa- Tú solo tienes que anotar lo que necesitas en una lista y lo tendrás en unos minutos- terminó de doblar la sábana y la colocó junto a la otra con gran elegancia, a la par que se alejaba para tomar la otra.

¿Por qué siempre debía lucir tan elegante en cada movimiento? ¿No estaba consciente de que eso lo hacía ver mucho más apuesto de lo que ya era?

- Muchas gracias Elijah pero creo que puedo hacerlo sola.

- Debo insistir- su mirada café nuevamente se posó en ella junto a esa sonrisa que le aseguraba que todo estaría bien. Y solo eso necesitó ella para que la ansiedad de su pecho se calmara completamente- Salvaste a mi hermana, es lo menos que puedo hacer- al terminar de doblar la sábana las tomó en las manos y juntó las almohadas. La miró y nuevamente le sonrió- Ahora vamos, ve a arreglarte. Nos espera un largo día por delante.

Y con las sábanas en brazos se encaminó a la casa.

Sam rápidamente tomó las almohadas bajo sus brazos y corrió hasta estar a su lado.

- Esto es nuevo- dijo un poco pensativa mientras caminaban hacia la casa. Sonrió miró a su vinculado por primera vez alegre y satisfecha- Me gusta- sentenció para luego acercarse a abrir la puerta.

Poco a poco comenzaban a ser los mismos de antes. Lo primero en aparecer sería esa complicidad que surgía cuando hacían bromas a cualquier miembro de la familia o solo para aligerar el ambiente entre ellos. Lo segundo sería la honestidad de sus emociones, siendo seguido por la cercanía dulce del tacto, eso incluía los roces "accidentales". Finalmente (y era lo que esperaban todos) llegaría la reconciliación y la posible señal de que ambos finalmente estarían juntos. Elijah escuchó como Samantha tarareaba una dulce melodía mientras subía las sábanas hacia su habitación, y con una sonrisa tonta dibujada en su rostro, tomó las llaves del auto y fue a la tienda por todo lo que el oráculo le había dejado en una pequeña lista pegada justo en la puerta. No le tomó mucho tiempo el ir a la tienda y volver con al menos cuatro bolsas llenas de artículos de magia nuevos. Para cuando regresó solo podía escuchar el sonido de la lavadora, probablemente se encontraban dentro las sábanas que habían usado la noche anterior. Un poco más lejos pudo escuchar el agua caer desde la ducha, seguido del suave tarareo del oráculo.

Una sonrisa se dibujó en el rostro del trajeado y teniendo en mente la idea de sorprenderla en cuanto terminara de bañarse, se dirigió a la cocina para preparar el desayuno sin dejar de escuchar el melodioso tarareo del oráculo en el piso superior.

Cuando ella bajó finalmente miró las bolsas que Elijah trajo de su breve visita al pueblo, las cuatro estaban perfectamente acomodadas en el mesón de la cocina. Silenciosamente tomó asiento en uno de los banquillos mientras que lo observaba con una pequeña sonrisa. Parecía de ensueño aquella escena. El original volteaba unos panqueques con destreza, su camisa de lino se encontraba arremangada hasta los codos. Y no fue hasta que él le dio una breve mirada y una sonrisa sutil que ella le apartó los ojos de encima, abrumada por el cosquilleo en su pecho y el temblor de sus piernas. Sus manos temblorosas y cubiertas por un vendaje fresco, tomaron las bolsas rápidamente en un intento por desviar su atención del castaño que cocinaba con maestría.

- ¿Enserio compraste todo?- preguntó Samantha mientras observaba el contenido de las bolsas sumamente impresionada.

- Si los frascos que pediste, de diferente tamaños claro- mencionaba mientras tomaba una copa de cristal de la alacena- Un pequeño cofre de madera...

- Debió costarte una fortuna- profirió con el cofre en sus manos, tenía incrustaciones doradas en las esquinas y en la tapa de un diseño exquisito y refinado. También tenía un cerrojo, un candado dorado y una llave con un diseño tan fino que dudaban que lo adquiriera del mercado de pulgas del pueblo.

- Golosinas para gato, arena blanca, velas, tres carretes de hilo y esto- dejando de lado la cocina, tomó de una de las bolsas un libro de cubierta negra, totalmente en blanco y se lo mostró con el ceño ligeramente fruncido- No sé para qué lo quieres si los hechizos vienen a ti- Sam lo tomó de sus manos y lo ojeó con curiosidad.

- Lo sé, pero no lo verás mucho. Lo dejaré en el submundo y esperaré a que los ancestros se dignen a dejar los hechizos en el libro- la aclaratoria pareció tranquilizarlo un poco pero no lo suficiente. Con un bufido volvió a tomar la sartén para voltear los panqueques.

- Te expones a que alguien más lo lea- le reprochó el original mientras colocaba un par de cubiertos sobre la mesada junto a una servilleta muy bien doblada.

- Elijah, tuviste que pedirle ayuda a Genevieve para comprender algo tan simple como "Cruce de dimensiones"- repuso ella con determinación mientras guardaba cada cosa de regreso a las bolsas- El lenguaje que usamos los oráculos es incomprensible incluso para las brujas así que no te preocupes nadie leerá el libro- apartó las bolsas a un lado y apoyó ambos codos en el mesón, inclinándose un poco sobre éste. Su vinculado apagó la estufa y tomó un paño para limpiar lo necesario junto a sus manos, a su vez la escuchaba con atención- Tampoco podrán hacer los hechizos, requiere pureza, destreza, habilidad y sobre todo ser un oráculo.

Elijah se colgó el paño sobre el hombro, sirvió en la copa de cristal algo de jugo de fresa, que él mismo había preparado, y tomó el plato de panqueques.

- Me alegra saberlo- se acercó a ella y colocó el desayuno sobre el mesón, justo frente a ella, con una pequeña sonrisa- Ten, disfruta- Samantha sonrió y tomó ambos cubiertos para comenzar a cortar un trozo. Era verdaderamente dulce el estar de esa forma junto a Elijah. No se había dado cuenta de cuánto había extrañado esos momentos llenos de complicidad e intimidad, donde compartían bromas, risas y miradas profundas, cargadas de sentimientos.

Llevó el trozo de panqueques a su boca, teniendo sobre ella la mirada de Elijah, cuando un par de pasos irrumpieron en la cocina.

- Buenos días.

De pronto sintió un nudo en el estómago y la boca se le secó. Estuvo a punto de escupir la comida al escuchar esa voz que inmediatamente le recordó todo lo sucedido. Absolutamente todo.

Fue como un balde de agua fría.

- Hola, buenos días- saludó un muy tenso Elijah a Hayley, quien llevaba en brazos a Hope. La híbrido se acercó como si nada y pasó por detrás del original para llegar al refrigerador, rozándolo a propósito en el proceso. Él en respuesta se tensó aún más.

- Creo que desayunaré afuera- soltó el oráculo de pronto, tomando en sus manos su plato y la copa de cristal para dirigirse a la salida.

De pronto el frío viento de la mañana no le parecía tan helado. Además el sol brillaba y afuera no tendría que verlos a los dos.

- ¿Todo bien?- preguntó Elijah preocupado por su repentina reacción.

Todo rastro de alegría se había borrado de su rostro en cuanto Hayley hizo acto de presencia. Entendía que se odiaban pero jamás había visto a Sam reaccionar de esa forma.

- Si, eso creo- respondió ella por lo bajo para luego cerrar la puerta de entrada con un poco más de fuerza de la necesaria. Sin embargo, él pudo escucharla a la perfección. Debía tal vez repasar todos los sucesos de la noche anterior hasta ahora en su mente para descifrar el motivo de la reacción de su oráculo.

Todo era confuso si lo pensaba. Recordaba dormir junto a Samantha bajo las estrellas, así como también recordaba la charla que tuvieron antes de quedarse dormidos. Era algo que le encantaba recordar porque al momento de tomar su mano pudo escuchar como su pulso aumentaba, y por un segundo pudo ver ese brillo que por tanto tiempo estuvo ausente para sus ojos. Antes de eso estaba en el salón, observando como ella llevaba a cabo los hechizos para completar su misión en Nueva Orleans. También recordaba el ir a la habitación de Hope para pedirle a Sam un momento a solas. Pero ¿por qué no pedírselo antes? Se suponía que su sobrina estaba arriba durmiendo y...

Entonces recordó estar en el salón bebiendo bourbon cuando Hayley llegó para contarle sobre su matrimonio con Jackson, después de eso las cosas se pusieron extrañas. Justo después de aclararle que ya no tenía sentimientos hacia ella. El sonido de huesos y cristal resonó en su cabeza como un extraño recordatorio que no lograba enlazar, para que justo después la imagen de una Sam agitada y deseosa por otro beso apareciera en su cabeza.

¿A caso ambos...?

No podía ser posible, ambos estaban de acuerdo en mantener distancia. Aunque...

En ocasiones anteriores esa misma promesa no les había importado cuando la tensión entre ellos era sofocante. Entonces existía la posibilidad de que ese beso fuera real y de serlo, ¿a caso ella estaría enfadada con él?





- Se dice que todo el amor inicia y termina con la mujer que nos dio la vida. Hace mil años, mi madre nos convirtió en monstruos. Aun así, dijo amar a sus hijos, incluso cuando prometió destruirnos- Camille observó de reojo al híbrido que no apartaba la mirada del camino. Quien por cierto, después de lo sucedido la noche anterior, le había ayudado a empacar y minutos después ya estaban de camino a un lugar seguro para ella- El noble Elijah, atormentado por secretos vergonzosos enterrados. Kol, el astuto alborotador, solo ve por sí mismo. Finn, el discípulo devoto, su amor se enreda fácilmente en el odio enfermo de nuestra madre. La feroz Rebekah, dispuesta a arriesgarlo todo por la esperanza de que algún día encontrará la felicidad- el gesto del híbrido se frunció de pronto al igual que su mirada se oscureció- Y yo, el hijo bastardo. La mayor vergüenza de mi madre- a pesar del tono despectivo hacia dos de sus hermanos se le notaba profundamente herido. Camille quería creer que de verdad había amor en lo más profundo de su corazón, guardado hacia todos ellos. A pesar de las diputas y las traiciones aún había esperanza y sabía que no era la única que podía notarlo. Una sonrisa llena de satisfacción se dibujó en el rostro del híbrido al ver la propiedad a pocos metros de ellos- Ahora, finalmente, la derrotamos, dándole la elección que ella nunca pensó en darnos: vivir como uno de los monstruos que ella creó- en cuanto el auto aparcó frente a la pintoresca casa, ambos bajaron del auto, sin embargo Klaus no se detuvo- O sufrir la lenta y agonizante muerte que se merece- se notaba todo el odio y el rencor que le tenía a su progenitora, así como también se notaba la alegría que sentía al mencionar el castigo que él mismo le había impuesto.

- Uh felicidades, supongo- respondió un poco confundida- Mira, ahora me preocupa más Finn, considerando que lo apuñalé por la espalda- era cierto que ahora tal vez encabezaba la lista de personas a las que el brujo deseaba asesinar por meterse en su camino, y justo en ese momento la ponía realmente nerviosa el imaginar las miles de torturas que aquel despiadado podría ejercer sobre ella.

- Jamás te va a encontrar aquí- le aseguró Klaus sin un ápice de duda. Sabía de lo que su hermano era capaz, pero estaba completamente seguro de que ella se encontraría a salvo bajo el poderoso hechizo de su oráculo. Además, ambos debían volver a la ciudad para empezar con los planes para asesinar a Finn- Este es el lugar más seguro en el que puedes estar- sentenció con una pequeña sonrisa.

- Lo confirmo- ambos se voltearon en ese momento hacia el pórtico, donde una castaña masticaba un bocado de panqueques.

Camille sonrió ampliamente al verla.

- Hola Sam- trataba de contener una carcajada al ver sus mejillas hinchadas por la comida. Era extraño verla así, aunque durante la época en la que vivían juntas eso formaba parte de sus mañanas.

- ¿Qué haces afuera?- inquirió un muy extrañado Klaus.

- Terminaba mi desayuno- contestó Samantha con la boca llena desde la silla de madera. Digirió el bocado y luego de pasarlo con un sorbo de su jugo posó su mirada en la rubia a un lado de su vinculado- No te preocupes Cami, hechicé la casa para que nadie pueda encontrarla- a pesar de la sonrisa que se dibujaba en el rostro de la castaña, el original fue capaz de notar las vendas en sus manos y el tenue aroma a sangre mágica.

Solo entonces comenzó a preguntarse si el exceso de magia tenía algo que ver con eso.

- Eso me deja mucho más tranquila.

Las palabras de Camille lo sacaron de sus pensamientos, entonces recordó lo que estaba a punto de decirle. La emoción regresó a su cuerpo y lo impulsó a tomar la mano de la rubia, sosteniendo en la otra la maleta que ella traía para quedarse.

- Ven, quiero presentarte a una persona- profirió a la vez que tiraba gentilmente de su brazo hacia la casa. Dentro de ésta se escuchaban murmullos y finalmente pasos que se acercaban a la puerta- Quiero que conozcas al nuevo miembro de nuestra familia- se detuvieron al pie de la escalera en el momento justo en que la puerta fue abierta por el mayor de los Mikaelson, una sonrisa figuraba en su rostro. Klaus se giró hacia ella con una sonrisa diferente- La pequeña problemática de quien tanto se habla- el trajeado se apartó dejándole paso a una muy alegre Hayley, que cargaba en sus brazos a un bebé- Camille. Ella es Hope- la mencionada, completamente anonadada, mira a los padres en completa confusión, para luego posar su mirada en la pequeña criatura en los brazos de la híbrido.

- ¡Oh por Dios!- exclama en completo shock. Dirigió una mirada veloz a una sonriente y muy satisfecha Samantha y acto seguido posó su atención en el rubio a su lado. Necesitaba una explicación, porque no podía creer lo que veía- Pero... d-dijiste que estaba...

- La única manera de protegerla era convenciendo al mundo de su deceso- aclaró con gran rapidez sin apartar la mirada de su hija. Hayley le sonríe suave y gentil en un pobre intento de disculparse con ella por la enorme mentira que por meses habían mantenido. Pero lejos de parecer ofendida, Camille lucía completamente extasiada de ver a la bebé con vida. Klaus se volteó hacia ella y tomó aire- Espero que puedas comprender, cuando sea seguro irte nuestro secreto no puede acompañarte- para alivio de todos, la rubia asiente con la cabeza, entendiendo y aceptando a la perfección las condiciones de su estadía en ese lugar. Estaba tan feliz de saber ese pequeño secreto que no pudo reprimir por mucho tiempo las lágrimas de alegría y siguiendo aquel impulso, pasó a un lado del original para acercarse más a la pequeña criatura más de cerca.

Hayley con una amplia sonrisa, estando más que feliz de presentarle a su hija, la acerca a ella para que pueda tocarla, pero Hope se les adelanta tomando en su pequeña mano los dedos de Cami. Ambas mujeres ríen, totalmente encantadas por la criatura.

- Oh, es perfecta- exclamó la rubia. Ahora comprendía todo, incluyendo las extrañas reacciones de Samantha cuando mencionaba la muerte de Hope. Debió de ser duro mantener un secreto así pero no estaba molesta, lejos de eso estaba muy feliz y agradecía internamente a que ella estuviera ahí para protegerlas a ambas.

A la distancia el oráculo las observaba con una sonrisa que poco a poco se fue desvaneciendo. Frente a ella se encontraba Elijah y al darse cuenta de su presencia comenzó a sentirse incómoda. Recordaba a la perfección el pasar cerca del salón para ver como él besaba de una forma tan apasionada a la que en unos días se convertiría en la esposa de Jackson. Ahora que lo había recordado no podía borrarlo de su mente y aquello le resultaba tan doloroso que le revolvía el estómago, igual que la primera vez que los pilló. Solo que esta vez era diferente, ambos parecían... no tenía palabras y tampoco deseaba que la palabra apareciera entre sus pensamientos o tampoco podría borrarla. Debía ser ella a la que sujetara de esa forma y no a Hayley, ¿a caso no lo veía?

Al parecer no, porque estaba tan ocupado observándola reír.

Samantha bufó y rodó los ojos, llamando la atención de ambos originales. Ambos la observaron completamente confundidos y sorprendidos por la reacción de la castaña, sobre todo por lo que su rostro reflejaba en ese momento. Estaba enojada, y lo dejó saber cuándo azotó la puerta al entrar en la casa. Tanto Klaus como Elijah se miraron confundidos, preguntándose ¿qué la había hecho enojar de pronto? Cuando la respuesta estaba justo frente a sus narices.





- Ahora que ya acabamos con mi madre debemos completar la seguridad para Hope- inició Klaus una vez que todos, a excepción de Hayley y de la bebé, estuvieron reunidos en el salón- Y para comenzar tenemos que lidiar con el problema con Finn- soltó un suspiro y se dejó caer en el sillón de cuero fino mientras observaba a los presentes en ese salón. Camille se encontraba sentada en uno de los sofás al igual que Elijah. Samantha, por otro lado se mantenía de pie, mirando por la ventana con un vaso de whisky en la mano. En su opinión era algo temprano para beber, tan solo eran las ocho de la mañana y ya había contado al menos dos vasos de whisky. Esperaba que su hermano no tuviera nada que ver, aunque el que luchare con el impulso de verla a cada segundo le decía que estaba tan confundido como él.

- No olvidemos que Mikael sigue suelto y que Kol no es de fiar- mencionó el oráculo sin apartar la mirada de la ventana. Trataba de distraer su mente con el paisaje o el elegante tocado de las cortinas y así alejar el horrible pensamiento de Eliah y Hayley de su cabeza- Además, falta el asunto de los lobos- añadió con un ligero tono despectivo antes de dar un sorbo a su bebida.

El líquido ambarino bajó por su garganta, quemándola en el proceso. Sabía que era muy temprano para beber pero realmente no le importaba, solo quería alejarse de esa casa lo más pronto posible. No soportaba estar en el mismo salón donde ellos...

Sam bebió de golpe todo el contenido del vaso e hizo una mueca al sentir como quemaba su garganta por segunda vez.

- Un problema a la vez Sam- trató de calmarla Niklaus. Aunque eso también sonaba como una advertencia en referencia a lo rápido que estaba bebiendo para ser las ocho de la mañana.

Camille suspiró.

- Cuando Finn sepa lo que le hiciste a tu madre se volverá loco- tanto el oráculo como el híbrido original le habían contado el destino que enfrentaba Esther ahora. Lo tenía muy bien merecido a su parecer, pero le preocupaba la reacción del hijo devoto. Al igual que el empeño de su amiga de terminar inconsciente antes de medio día, podía escuchar como tomaba la botella de whisky para rellenar su vaso.

- Justo por eso es necesario que estés bien protegida. Hayley, Sam y yo volveremos a casa para encargarnos de mi hermano pero Elijah se quedará aquí contigo- explicó calmadamente antes de darle una mirada al mayor con una media sonrisa burlona, inclinándose sobre sus codos. Él, por otro lado, no lucía muy feliz ante la noticia de tener que ser cuidado por una terapeuta- Está experimentando algunos efectos secundarios por el tiempo que estuvo cautivo por mi madre. Se quedará aquí a convalecer- añadió recostando su espalda nuevamente en el sofá sin borrar su sonrisa. El mencionado se puso en pie con un suspiro y caminó hasta llegar al lado del oráculo.

- Un solo ataque violento en un horrible café de carretera y seguirán insistiendo con eso- profirió con irritación. Luego tomó de las manos de Sam el vaso de whisky y lo apartó con una pequeña sonrisa. Que estuviera de espaldas no le impedía escuchar el cómo bebía de forma apresurada y, se atrevería a decir, con enojo.

- Claro, como tú no fuiste el ofendido esta vez...- bufó Samantha en respuesta mientras rodaba los ojos. Estiró las mangas de su suéter hasta cubrir sus manos con más fuerza de la necesaria, sin dejar de fulminar al trajeado con la mirada- Si me disculpan, debo guardar mis cosas.

Y con aquel gesto (que sorprendió a más de uno) abandonó el salón sin aguantar un minuto más en aquel lugar y la presión que sentía.

Klaus rió en un intento por aligerar el ambiente, cubriendo perfectamente los pasos del oráculo en ascenso por las escaleras.

- Cami sabe lidiar con mentes plagadas de demonios hermano- agregó con una sonrisa y sus manos entrelazadas. Trataba de desviar el tema- Pueden ser amigos.

Cami observa a Elijah sumamente sorprendida, mientras que él solo parece incómodo ante esto. Había escuchado del arranque de ira del trajeado gracias a Sam, pero no tenía idea de que había atacado a un grupo de personas.

- ¡Nik! ¿Has visto el colgante que dejé en la mesa ayer? No lo encuentro- se escuchó la voz del oráculo de pronto desde el piso superior.

- Será mejor que la ayude, entre más pronto hallemos esa cosa más pronto nos iremos- suspiró y luego se puso de pie animadamente. Dado el humor de su amiga no debía tardar mucho en subir las escaleras- Rebekah seguro despertó en el cuerpo de Angelica Barker. Cuando corte los lazos con la vida anterior de la señorita Barker vendrá directo aquí. Deben esperarla pronto- completó con una sonrisa antes de salir del saloncito. Subió las escaleras de dos en dos hasta llegar a la habitación de la castaña, donde ella rebuscaba entre los cajones con desesperación- ¿Lo encontraste?

- No, y tengo que hacerlo de inmediato, su magia es muy inestable aún- más allá del enojo que había expresado desde esa mañana, parecía verdaderamente preocupada por la desaparición del amuleto. Y no era para menos, de caer en las manos erróneas el resultado sería catastrófico- Se supone que causa alucinaciones que hacen que digas la verdad, pero algo salió mal ayer y solo ejerce control mental.

Klaus la miró confundido.

- ¿Para qué lo hiciste?

- Pues para usarlo con tu madre- repuso ella como si se tratara de algo demasiado evidente. Bufó y se agachó para registrar las gavetas de la cómoda más bajos- De alguna forma tengo que saber todo lo que están ocultándome- luego de sacar casi toda la ropa que se encontraba dentro suspiró y corrió hacia el baño para comenzar a buscar de nuevo- ¡No puedo dejar que caiga en las manos erróneas!- Niklaus miró a su alrededor todo el desastre que ahora era la habitación, y al verse sin opciones comenzó a buscar también pero sin tener éxito.

Desde el pasillo Hayley escuchaba todo atentamente. Había dejado a Cami a cargo de Hope en cuanto escuchó que Klaus subía los escalones. Sentía el corazón en la garganta de los nervios que tenía, la noche anterior se había quedado con el amuleto en su poder y había olvidado por completo el dejarlo donde lo había encontrado. Ahora Samantha lo estaba buscando como loca en donde jamás lo encontraría. Si la descubrían no quería imaginar lo que le harían.

- No debe ser muy difícil de encontrar, solo hemos estado nosotros en esta casa- escuchaba la voz de Klaus y luego un pequeño estruendo.

- Maldición- espetó el oráculo por lo bajo.

- Estás distraída.

- En este momento tengo mucho en qué pensar- sonaba sumamente exasperada y enojada, por lo que sin pensarlo mucho y teniendo en su poder el collar, Hayley avanzó hasta la habitación de la castaña.

- Oye, encontré esto fuera de la casa- espetó con brusquedad al irrumpir en la habitación. Quizá no debió ser tan altanera con ella, pero no podía evitarlo, estaba muy nerviosa y temía que leyera su mente o algo parecido con ese don tan escalofriante que tenía. Samantha tomó de sus manos el colgante con huesos en su interior con gran alivio, hasta que de pronto su expresión se tiñó de confusión- Ten más cuidado donde dejas tus cosas de bruja ¿sí?- espetó rápidamente desviando la mirada para acto seguido salir de la habitación a paso rápido.

- ¿Es idea mía o es más hostil que ayer?- Klaus se encogió de hombros sin saber qué responder. Sam bufó y pasó una mano por su cabello- No importa, ya lo encontré y ya podemos irnos.

- Bien iré a despedirme de Hope, tú prepara el auto- el híbrido salió de la habitación para dejar que terminara de empacar y de arreglar sus cosas. Ella observó a su alrededor toda la habitación echa un caos y suspiró, más le valía empezar de una vez. Colocó algo de música en su celular para mantenerse ocupada y distraída mientras movía las cosas de lugar hasta ordenar toda la habitación, pero ni las movidas piezas de Lady Gaga lograban disipar sus pensamientos.

¿Cómo puedes hacerlo?

Muchos se preguntan eso pero nunca se obtiene una respuesta concreta. Unos recomiendan distracción o alguna actividad que te mantenga lo suficientemente ocupado para no pensar en aquello que nos aflige, pero siempre hay un bache. Siempre hay un momento, puede tratarse de minutos o segundos, en los que aquello en lo que no deseamos pensar de pronto aparece en nuestra mente. Como un rayo de luz que nos deja ciegos hasta que los ojos se acostumbran a la inmensa claridad. Y es en esos escasos segundos en los que todo nuestro mundo se viene abajo. Para Sam era muy difícil mantener a Elijah fuera de sus pensamientos, a lo largo de su tiempo en esta dimensión eso había quedado más que claro. Siempre había algo que se lo recordaba, siempre estaba presente tanto física como espiritualmente. Esas eran las consecuencias de ser su oráculo.

Si tan solo existiera un interruptor que eliminara sus emociones hacia el original no dudaría en apagarlo.

No podía odiarlo, eso era un hecho. ¿Cómo puedes odiar a alguien que, en perspectiva, no te ha hecho daño alguno? Simplemente no puedes. Tal vez debería sentir aunque sea el más mínimo rencor hacia el original por no se la elegida, pero no podía. Un efecto colateral de eso era que se encontraba enojada consigo misma por enfrascarse tanto en algo que no pudo ser y que evidentemente debía dejar ir. Desde el momento en que Sam llegó a esta dimensión, todo lo que había hecho Elijah había sido protegerla de todos los peligros que la acechaban a ella y a su familia. Si, tal vez tuvieron sus disputas pero cada una de ellas fue olvidada en cuanto los labios de su vinculado pronunciaban las más sinceras disculpas, cargadas de tanto afecto que le abrumaba.

Le abrumaba porque sabía que por más que lo deseaba, no podía corresponderle. Así que ¿cómo podía compensar tanto afecto, protección y amistad incondicional?

No podía amarlo, eso estaba claro, no era la chica indicada dados los sucesos de anoche. Detestaba a Hayley por hacer sufrir a Elijah tantas veces durante tanto tiempo, pero tenía que reconocer que había sido vencida por ella a pesar de que la híbrido estaba comprometida con otro hombre. Tenía el corazón de Elijah y por más que detestara todo el sufrimiento que le estaba causando, no podía hacer nada más que mirar.

Aunque existía una forma de retribuir todo. No sería la mejor, tal vez dolería un tiempo pero era mejor opción que no hacer nada.

Sería su amiga y le brindaría todo el apoyo que necesitara. Más ahora que estaba atravesando un episodio difícil de su vida.

Una vez que todo estuvo ordenado, tomó su maleta y bajó las escaleras para salir de la casa. Cogió las llaves del auto y salió para colocar todo en el maletero, no sin antes dar un rápido vistazo a la casa tan solo para comprobar que Klaus y Hayley aún no salían. Si no se apresuraban llegarían a la ciudad para el anochecer y el irse sola no era una opción. Quería salir de Arkansas tan pronto como le fuera posible, pero no quería un regaño de parte de los dos híbridos por todo el camino de regreso a Nueva Orleans.

- ¿Ya se van?- escuchó la voz de Elijah justo cuando encendía el auto. Rápidamente volvió su cabeza para ver al trajeado apoyado en la puerta del conductor.

- Klaus y Hayley bajarán en un momento- respondió ella saliendo del vehículo para encararlo. Parecía inmerso en sus pensamientos, preocupado, confundido y vulnerable. Su mano derecha estaba hecha un puño y sus ojos miraban con ligero desespero a la entrada de la casa, rogando que el tiempo pasara más lento para ellos. No quería que se fuera, eso era algo que Sam podía notar y más allá de enojarse ante tal deseo egoísta le sonrió de medio lado y apoyó su mano en el hombro del castaño. Entendía lo duro que era para Elijah el contener tanta sed de sangre y el fingir que todo estaba bien, debía ser muy extenuante el mantener su máscara frente a su hermano cuando la realidad era muy distinta.

Él la miró, tan solo para encontrar un océano de comprensión y apoyo que lo llenó de alivio, haciendo que poco a poco su mano se liberara de toda tensión existente.

- Estarás bien, Cami es una profesional te lo aseguro- profirió Samantha acariciando su hombro tratando de reconfortarlo. Mientras que él solo podía perderse en las emociones que lo embargaron al sentir su toque tan confiado- Me ayudó a superar la ansiedad social que tenía cuando llegué aquí en tan solo un año- a ella le habría gustado quedarse para ayudarlo con el proceso, pero su corazón le rogaba que se alejara de esa casa para poder llorar en paz.

- ¿Necesito un año para superar esto?- inquirió él con un dejo de gracia.

- Me refiero a que estás en buenas manos, Elijah- añadió apartando su mano del hombro y dándole una mirada llena de reproche. No tenía nada de gracioso ese tipo de bromas considerando lo grave de su situación mental- Además yo era algo terca en mis primeras sesiones, apuesto a que tú lo harás bien- lo animó un poco. Siguiendo un impulso alzó su mano para tomar la de él pero justo cuando estuvo cerca de tocarlo se detuvo al percatarse de lo que estaba a punto de hacer. El tomar su mano para brindarle ánimos era algo que no podía permitirse, considerando lo íntimo que era para ellos. En el pasado tal vez, pero las decisiones ya habían sido tomadas. Samantha debía dar un paso atrás y esta vez era en serio. En ese momento desvió su mirada a la entrada para ver como Klaus y Hayley salían de la propiedad con un par de maletas de mano, pero ni eso fue capaz de desviar la atención de Elijah de la castaña que tenía en frente.

No había pasado desapercibido sus acciones, había sentido el calor de ella cerca de su mano. Estaba encantado, fascinado, y con el recuerdo de ese beso tan confuso solo podía pensar en...

Si eso había sido un sueño, quería hacerlo realidad en ese preciso momento.

- Muy bien, al auto mi pequeño oráculo- profirió Niklaus en cuanto las maletas estuvieron dentro del auto al igual que ambos. Esperaban por ella.

Samantha volvió su atención al trajeado que no había parado de observarla y le sonrió de medio lado.

- Sé que lo harás muy bien- nuevamente trataba de animarlo, pero su sonrisa fue borrada de su rostro en cuanto Elijah se acercó para apartar con gentileza un mechón de cabello de su rostro, y con su mirada café pasando de sus ojos a sus labios, colocó el mechón tras su oreja.

- Si, eso espero.

Esto estaba mal. Sin mencionar que Niklaus y Hayley no estaban muy lejos y los vidrios del auto no impedían que ellos observaran el espectáculo. Samantha retrocedió un paso apartando la mirada de él, sentía como sus mejillas enrojecían.

- Nos vemos Elijah- murmuró para luego abrir la puerta del conductor. No se atrevía a alzar la mirada del suelo porque sabía que la sonrisa pícara de Nik estaría ahí. O en su defecto, la mirada iracunda y llena de celos de Hayley.

- ¿Puedo llamarte?- se detuvo antes de abordar al escucharlo con el corazón latiéndole tan fuerte que creyó que se le saldría por la boca.

- No- negó casi al instante. Tenía que ser fuerte por el bien de ambos. Soltó un suspiro y tragó en seco, no estaba de acuerdo pero debía ser dura y marcar una línea entre ambos. Su corazón no lo soportaría si nuevamente caía en su red- Dijiste que querías espacio y eso haré, considerando que ahora tienes a una nueva favorita- espetó con algo de brusquedad sin siquiera voltear. No quería verlo, así como tampoco quería ver la expresión burlona de Hayley que de seguro tendría tatuada en el rostro. Bufó, subió al auto y tras cerrar la puerta se obligó a mirarlo- Solo llama si es de vida o muerte- vislumbró las intenciones de su vinculado al notar como sus labios se abrían para pronunciar palabra, por lo que rápidamente metió reversa y echó a andar el auto- Adiós, Elijah- murmuró como despedida antes de avanzar por el camino de tierra.

Por el retrovisor del auto Sam aún podía ver la afligida expresión del original, que herido y confundido observaba el auto alejarse más y más. Eso logró encoger el corazón del oráculo, pero no dejó que ninguno de los presentes en el vehículo lo notara. Solo mantuvo la vista fija en el camino mientras manejaba furiosamente por la carretera de camino a la ciudad de Nueva Orleans.

Su decisión era final. Sería amiga de Elijah y estaría ahí para él cuando fuera necesario, sin cruzar la línea de lo fraternal. No debía caer, esta vez no. 

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Todo era un desastre para él.

Tal vez había logrado escapar de sus hermanos pero eso no significaba que había ganado la guerra, solo era una simple batalla. Una prueba que tuvo que superar con ayuda de Mikael. Suponía que su madre había hecho un trato con él para que le ayudara con sus planes, lo que le daba más motivos para estar estresado y al borde de un estallido de cólera. Su madre estaba desaparecida y por los rumores que se escuchaban entre los lobos y las brujas, estaba en manos de sus hermanos. Solo Dios sabía dónde la tenían.

Con rabia, tomó en sus manos un cráneo humano y lo partió en miles de pedazos con un martillo mientras que era observado por su padre. Kol ya no era un aliado y ni hablar del resto de su estirpe. Así que Mikael era quizá la única persona en la que podía depositar su confianza además de su madre.

- Intentó darles misericordia- espetó por lo bajo sabiendo que su padre lo escuchaba atentamente- Pero si la lastimaron...

- El error de Esther fue creer que todavía había algo que salvar en tus hermanos- Mikael lo interrumpió de pronto, robando la atención por un momento de Finn de los ingredientes que estaba mezclando, hasta que él soltó un gruñido y continuó triturando los trozos de huesos en el mortero de manera ansiosa- Juntos, hijo mío, al fin podremos destruirlos- agregó el vampiro apretando el hombro del moreno de forma afectiva. Finn dejó de lado su hechizo y le sonrió gustoso al patriarca.

- Si- susurró débilmente con manteniendo la sonrisa en su rostro- Me alegra escuchar que lo digas, padre- el mencionado correspondió su gesto al ver que parte de la ira de su hijo había menguado- Eres un hombre poderoso, me ayudará tu fuerza. 

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- Hey, hey, hey- Jackson dejó de lado el diario de Ansel al escuchar la alegre voz a su espalda. En cuando se volteó se encontró con la grata sorpresa de que se trataba de su oráculo favorito. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro al verla acercarse.

- ¡Vaya! Miren quien llegó luego de tres días- ambos se fundieron en un gran abrazo lleno de energía y alegría. Samantha era una de las pocas personas que mantenía lazos con los Mikaelson y que aún le agradaba. No era el caso de Marcel o de cualquier otro idiota que mantenía contacto con Klaus, ella era diferente. Amable, valiente, feroz. Si no supiera su verdadera naturaleza apostaría a que pertenecía a una manada- Te eché de menos- murmuró separándose del abrazo para sujetar sus mejillas suavemente.

- ¿Enserio? Porque hablamos hace tres días- profirió Samantha un poco divertida.

- Si, pero no fue algo físico solo fue... mental- la liberó del agarre con una mueca al recordar los últimos días. Fue realmente escalofriante aquella vez. Nunca antes le había pasado algo parecido a lo que el oráculo había hecho y aún no podía explicárselo. La noche en la que capturaron a Finn estaba en las profundidades del pantano ahogándose en cerveza cuando de pronto una imagen vino a su cabeza seguido de una voz. Era ella, y nunca supo cómo lo había hecho entrar en razón pero una hora más tarde estaba listo para pelear. Le debía mucho a esa extraordinaria chica- ¿Cómo has estado? Supe que estuviste cerca de aquí anoche.

Al escucharlo ella suspiró abatida.

- Bueno, no estuve aquí exactamente, si sabes a lo que me refiero- el licántropo frunció el ceño sin comprender mucho, a lo que ella hizo un gesto con la mano restándole importancia- Cosas mágicas Jack, no es algo de qué preocuparse- se acercó hasta el barandal del pequeño balcón y miró hacia el patio luciendo melancólica- Aunque solo puedo agregar que he tenido mejores días.

- ¿Problemas con Elijah?- A Samantha no le sorprendió que fuera tan directo. Eran amigos y estaban al tanto de todo lo que pasaba en sus vidas, salvo por un par de detalles de la vida de Sam que solo Rebekah conocía y que había pasado por alto. Lo que le sorprendía era que acertara tan rápido en aquello que le molestaba.

- Es una de las razones, se lleva casi todo el crédito en realidad- suspiró nuevamente antes de volverse para mirarlo. Una sonrisa de medio lado adornaba su rostro- Pero ¿qué hay de ti?, escuché que te vas a casar- le propinó un suave golpe al hombro de forma juguetona, aunque sospechaba que el licántropo a duras penas lo había sentido.

- Oh sí- las mejillas de Jackson se tiñeron de un suave color rosado mientras que desviaba la mirada al suelo- Hayley y yo encontramos una forma de recuperar a nuestra manada- alzó la vista para verla a los ojos, se le notaba la picardía de lejos- ¿Ella te lo contó?

En respuesta solo se encogió de hombros, recargándose en el barandal.

- Pues estaba en el auto cuando se lo dijo a Niklaus, así que podría decirse que sí- posó su mano en el hombro del licántropo y le brindó una honesta sonrisa- Me siento feliz por ti Jack. Al menos uno de los dos lo logró- añadió en un suspiro lleno de nostalgia mirando la decoración navideña a su alrededor.

- No digas eso, estoy seguro de que ya tendrás tu momento. Mientras tanto puedes salir en citas con cualquier otro chico de la zona- ante la mueca reacia del oráculo, él estalló en carcajadas.

- Sí, claro- contestó ella con escepticismo e ironía. Soltó un bufido y negó con la cabeza ante las risas de su amigo- Me arriesgaré a que cualquier demente se me acerque y me sacrifique para obtener más poder. No gracias- añadió haciendo un gesto con su mano en negación. Las citas no se le daban muy bien en especial en esa ciudad, donde todo el mundo sabía quién era y cuáles eran sus aliados. Sin mencionar que cada humano, vampiro o lobo que se involucraba con los Mikaelson terminaba muerto de una forma u otra. Daba igual si era asesinado por un enemigo o se convertía en uno para luego ser asesinado por ellos mismos.

Tristemente la misma norma aplicaba para ella, no solo por formar parte de la familia, sino también por su naturaleza mágica.

Aún no se le olvidaba ese día en que sus pies aterrizaron en las afueras de la ciudad, cuando varios vampiros y algunos lobos exiliados por poco la asesinan. Sin contar a las brujas que mucho tiempo después intentaron sacrificarla.

No. Prefería perecer en soledad a arriesgarse de nuevo.

- Oh vamos, eres una chica excelente, dudo que te busquen por ser el único oráculo existente- Sam lo miró escéptica, alzando una ceja y de brazos cruzados. Jackson se inclinó hacia ella con una amplia sonrisa para murmurar- Y es algo que yo mismo puedo confirmar, después de todo estuve interesado un tiempo- la castaña sintió como la rosa penetraba en sus mejillas exponiendo su bochorno. ¿Cómo podría olvidar eso? Fueron semanas, no recordaba exactamente cuántas pero él era muy evidente y Elijah se ponía muy celoso cuando estaban cerca. En su mente refulgió el recuerdo de ese tórrido y apasionado beso en las calles de Nueva Orleans. Estaban lo suficientemente ebrios como para hacer estupideces como esa, pero ninguno se arrepentía de ello. Además, no negaban que la experiencia de aquel acto resultara vigorizante cada que la recordaban, solo que entre ellos nada más existía una bonita amistad- Tienes que intentarlo, escuché que existe una fila de admiradores allá afuera, esperando a la bendición de Klaus- y con eso ella también estalló en carcajadas.

- Qué bromista eres.

El imaginar a un muy enojado Niklaus de brazos cruzados, rechazando a cada chico que le pedía su aprobación le resultaba increíblemente gracioso. Era similar a ver a un niño enfurruñado, tierno y gracioso. No era tan difícil de proyectar esa imagen en su mente sobre todo porque estaba al tanto de que él apoyaba a Elijah, a pesar de sus decisiones y sus estúpidas disputas, sabía que deseaba (al igual que Rebekah lo hacía) que ambos estuvieran juntos.

Casados, era la palabra más adecuada. No ignoraba el deseo de ambos de hacer formal su integración a la familia y que portara el apellido.

Lo había pillado en los pensamientos de Niklaus una vez pero jamás dijo nada.

En ese momento Hayley entró.

- Hola, gracias por estar...- se detuvo bruscamente al ver a Samantha riendo junto a Jackson y frunció el ceño confundida. No solo por verlos juntos, cosa que sin importar el tiempo transcurrido aún no lograba asimilar del todo dado que sabía que ellos se habían besado en el pasado. Estaba confundida porque, extrañamente, esa familiaridad ahora le molestaba y sentía un enorme deseo de apartar al oráculo de su prometido- No sabía que tenías compañía- su mirada extrañada y ligeramente mosqueada pasaba del licántropo a la chica junto a él. Ambos habían detenido las risas en cuanto notaron su presencia.

- Bueno...- trató de decir Jackson. Había leído entre líneas la expresión de Hayley, y no sabía por qué pero se sentía avergonzado.

Como si su madre lo hubiera cachado haciendo algo malo.

Por el otro lado, Sam solo se regocijaba de la reacción de la híbrido. Iba a deleitarse con esa cara el resto del día, después de todo se lo debía. Aún la odiaba.

- ¿Te digo algo? Eres pésima mentirosa Hayley- mencionó en tono de burla, algo muy similar a Klaus. Ajustó la chaqueta a su cuerpo y pasó una mano por su cabello con gran autosuficiencia. Su mirada y su actitud no le afectaban en nada y quería demostrárselo- Estabas detrás del muro espiándonos, no lo niegues.

En respuesta, Hayley alzó los brazos en señal de rendición y forzó una sonrisa.

- Me atrapaste.

Por unos segundos ambas chicas se miraron fijamente de manera desafiante. Miles de palabras estaban más que dichas con ese simple acto y que de ser propiamente expulsadas, no sería una escena apta para menores de edad dada la alta cantidad de insultos que tenían por decirse.

- Muy bien, los dejaré solos- Samantha rompió contacto visual, acabando ese duelo de miradas y se volteó gentilmente hacia el chico lobo a su lado- Tengo cosas de oráculo que hacer, nos vemos Jack- y con paso firme y elegante salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

- Lo siento, no debí escuchar- murmuró una apenada Hayley con la mirada en sus manos. Aunque no se sentía en nada arrepentida de haberlos espiado. Si había notado el repentino entusiasmo de Samantha al bajar del auto después de que su teléfono sonara, como si un bombillo se hubiera encendido en su mente de pronto, por lo que no había dudado en seguirla cautelosamente.

Todas sus dudas habían quedado solventadas al verla saludar a Jackson tan animada.

Realmente detestaba a esa chica y su habilidad para robarle lo que era suyo.

- Está bien, no hay problema, no es como que sea algo que quiera ocultar- dijo él con una amplia sonrisa, aunque la reacción de la castaña lo ponía algo nervioso. Se encogió de hombros y miró a un lado- Sam es una gran chica, cualquiera que la rechace sería un tonto.

Parecía un tanto melancólico, y no era para menos.

En su momento habría deseado con todas sus fuerzas no estar enamorado de Hayley para poder estar con ella. Era una persona extraordinaria y eso lo comprobó el día en que sin dudar sanó a varios miembros de su manada después del ataque que Francesca orquestó contra ellos. Cualquier bruja no habría hecho eso, en su lugar los dejaría morir, pero Sam había arriesgado su vida.

No se arrepentía para nada de ese beso. De hecho, si estuviera en sus posibilidades y tal vez si no amara tanto a Hayley, estaría dispuesto a intentar algo nuevo.

- Si... En fin, gracias por estar aquí- él en respuesta rió un tanto nervioso por la dirección que habían tomado sus pensamientos. Sentía la mirada de Hayley sobre él.

- Te dije que te casaras conmigo y te fuiste tres días. Mi autoestima es buena, eso creo- alegó el licántropo con una sonrisa un poco incómoda hacia su prometida. Nadie había querido explicarle mucho sobre el tema, solo que ella, Klaus y Samantha tuvieron que salir urgentemente de la ciudad. Poco después se llevaron a Cami consigo, suponía que esa desaparición tenía que ver con el poner a la rubia a salvo del lunático de Finn.

Hayley sonríe de la misma forma incómoda que él.

- Entonces... ¿estás listo para esto? ¿Casarte? ¿Dar el salto? ¿Tener una esposa regañona?

Jackson rió un poco ante sus ocurrencias.

- ¡No es tan fácil! Es una ceremonia de unión mística, no es como escaparse a Las Vegas- de pronto la híbrido se sintió como una completa tonta al notar su error. Había creído erradamente que solo necesitaba decir "acepto" ante un cura y listo.

Claramente era mucho más complicado que eso.

- Cierto...

Estaba tratando de dar su don de cambiar de forma voluntaria a toda una manada. ¡Por supuesto que sería mucho más complicado que solo decir dos palabras ante un Elvis ebrio!

Hayley tomó asiento en una de las sillas del balcón y Jackson secundó su acción tomando asiento en la silla opuesta a la suya para verla directo a los ojos.

- Escucha, mientras todos necesiten anillos lunares permanecerán bajo el control de las brujas- explicó pacientemente ante la nerviosa chica. Sujetaba aún el diario de Ansel en sus manos- Pero si queremos cambiarlo tenemos que seguir las reglas. Literalmente- él abre el diario en sus manos, justo en la página marcada del ritual y se lo muestra a la castaña- Tenemos que encontrar a un chaman que realice la ceremonia y luego hay que pasar unas prueba, rituales de devoción...

- ¿Rituales de... devoción?- inquiere ella sumamente abrumada.

Jamás habría pensado en que una simple boda sería tan complicada. Aunque dada la intención que tenían ambos de unificar la manada...

- Tranquila, no te emociones tanto- profiere Jackson entre risas nerviosas.

- La verdad esto... suena muy...

- ¿Intimo?- interviene él de repente para luego sonreírle de forma comprensiva, aunque eso no eliminaba el nerviosismo y las inseguridades de la híbrido- Si, es un matrimonio- ella le sonríe de vuelta- Escucha, sé que hay mucho que asimilar pero creo que es grandioso- él se inclina un poco más cerca de ella, acentuando sus palabras, su entusiasmo y sus intenciones honestas- Quiero llegar a la parte de acercarnos más. Quiero conocerte.

Pero Hayley en ese momento solo pudo pensar en los riesgos que eso conllevaba. ¿A caso tendría que decirle que su hija seguía con vida? Y si era así ¿qué pensaría Klaus o Sam cuando recibieran la noticia? Su secreto ya no sería tan secreto y sin embargo había algo que le preocupaba más.

Sus sentimientos hacia Elijah.

Se sentía culpable por muchas cosas y entre ellas el ocultarle la verdad a Jackson de todo el asunto. En ese momento escuchó pasos acercarse, muchos pasos. Eso le infundió algo de distracción y alivio al ver como el cambio de tema entraba a la casa.

- Llegaron- soltó con ligero entusiasmo, poniéndose de pie.

- ¿Quiénes?

- Ven a ver- le instó ella a un muy confundido Jackson. Ambos se pusieron de pie y salieron de la habitación para tener una mejor vista del patio desde el piso superior. Varios miembros de la manada creciente se encontraban en el patio del complejo, conversando entre ellos mientras esperaban...

- ¿Qué hace Jerick aquí?- inquirió Jackson con el ceño fruncido.

- Aiden reunió al grupo más influyente de la manada para que habláramos.

- ¿Sobre qué?

Sabía que, desgraciadamente Jerick, era uno de esos miembros más influyentes, solo que era muy problemático cuando de vampiros se trataba.

- Sobre ellos.

Y en cuanto Hayley señaló a la entrada, todo el clan de vampiros de Marcel entró al complejo, siendo liderados por el moreno. Inmediatamente todos los lobos se giraron para verlos de arriba abajo con sumo desdén, otros con simple curiosidad. Marcel se detuvo con sus chicos frente al grupo de lobos para mirarlos con altivez, pero dispuesto a establecer la paz. Ambos bandos estaban frente a frente en una guerra de miradas y Jackson solo pudo pensar en Jerick.

Si él abría la boca estaban más que jodidos. 





Detestaba estar en este cuerpo.

Detestaba estar en este lugar.

Pero sobre todo, detestaba a su hermano Kol por haberla traído a este infierno. Sus manos y sus pies eran sujetos por correas a la cama en la que horas atrás había despertado. Trataba de liberarse de los amarres mientras que dos enfermeros forcejeaban contra ella para meterle varias píldoras a la boca. Solo Dios sabe qué demonios contenían esas pastillas. Al sentir como el sucio enfermero conseguía introducirlas en su boca, las escupió de inmediato.

- ¡No tiene ni idea de con quien se mete!- bramó furibunda hacia el enfermero.

- Déjame adivinar, ¿el conejito de pascua?- espeta en un tono lleno de burla. Acto seguido toma otra taza de píldoras y tomando la cabeza de la chica, la obliga a tomarlas. Poco a poco el cuerpo ocupado por Rebekah deja de resistirse hasta quedar sumido en un sueño profundo. El enfermero, al ver que finalmente está senil, suelta lentamente las correas que la atan a la cama para finalmente abandonar la habitación.

A lo lejos podían escucharse risas y quejidos siendo seguidos por los pasos del idiota que había tratado de sedarla. Rebekah supuso que se trataba de los inquilinos de aquel lugar tan caótico. Trató de agudizar su oído tanto como le fue posible pero le fue verdaderamente difícil. Miles de años acostumbrada al oído vampírico y el toparse con estos sentidos humanos tan minimizados le resultaba tan frustrante. El ser un vampiro original tenía sus ventajas después de todo. Un ejemplo era la super fuerza. Si estuviera en su cuerpo original habría matado a ese enfermero con un solo golpe, pero ahora estaba atrapada en este cuerpo. Rebekah abrió los ojos y se incorporó en la cama estando alerta en todo momento por si el enfermero regresaba. Rápidamente escupió las píldoras que había "ingerido".

Rió satisfecha de verlas en su mano y de no sentir algún sabor extraño en su boca.

- Amateurs- en ese momento escuchó pasos acercarse, así que rápidamente escondió las píldoras debajo de su almohada. No sabía cuál era la identidad de la chica que estaba ocupando, tampoco sabía dónde estaba, pero el estar en un lugar rodeada de tanta gente loca era una clara advertencia de que debía andarse con cuidado.

Al menos hasta encontrar la manera de salir de aquí. Después podría regresar con apoyo para asesinar a quien osara ponerle una mano encima.

Miró por sobre su hombro para encontrarse con la figura de una chica de cabello corto oscuro. Portaba un vestido color mostaza algo viejo y un suéter gris de lana. Sus ojos torturados y asustadizos la miraron fijamente y con determinación brillante en ellos, a pesar de que su postura revelaba lo opuesto.

- Tú eres la hermana. Rebekah- aseguró con voz trémula aquella chica. Su rostro le parecía algo conocido pero no lograba recordar el nombre. No pudo evitar sonreír al escuchar su nombre manar de ella, por lo que se levantó rápidamente y se acercó hasta quedar lo suficientemente cerca como para no hablar tan alto.

- Lo dije la otra noche. Lo grité de hecho, nadie me creyó. Pero tú sí- la miró de arriba abajo desconfiando de ella. Al ser una Mikaelson y estar en un cuerpo que era tan vulnerable a todo debía cuidarse las espaldas. Más aún si estaba en un terreno tan hostil como ese- ¿Por qué?

- Sé que los Mikaelson se meten en los cuerpos de otras personas- lo decía con tan naturalidad que parecía algo alarmante. El agarre de sus manos se cernió un poco más, haciendo que la chica se encogiera con ligera incomodidad- Lo sé porque... tu mamá me lo hizo a mí- su mirada parecía turbada ante el recuerdo, como si aquello le acongojara.

En ese momento Rebekah pudo unir los puntos de prisa. Tomó a la chica de las manos y la arrastró más adentro de la habitación para así cerrar la puerta y tener una charla en privado. Le sonrió amablemente tratando de trasmitirle algo de tranquilidad a la chica.

- Debes ser la chica de la cosecha. Cassie ¿verdad?- ella asintió en respuesta. Sus hermanos y Sam le habían contado que un mes atrás su madre habitaba el cuerpo de una de las chicas de la cosecha de nombre Cassie. Era la última que faltaba por volver de la muerte y que por desgracia había sido ocupada por Esther. En este caso necesitaba ganarse su confianza. Era mejor tener aliadas en este lugar que podrían ayudarle a escapar y al menos tener una pista de quien era, qué era o dónde estaba- Estoy en un pequeño problema. Dime, ¿cómo es que puedo escapar de este lugar?

- Eso no podrá ser- dijo Cassie tras dedicarle una mirada llena de agobio, como si ya hubiera recorrido cada centímetro de esa casa en búsqueda de una salida- Una vez que estás adentro no hay manera de salir.

Rebekah ríe con burla.

- Eso es ridículo, seguro alguien salió de aquí.

- Claro, pero no vivo.

Es entonces que su sonrisa lentamente decae ante la idea de la gravedad de la situación.





- Gracias por este favor- Klaus miraba sumamente impresionado la botella que su oráculo le había conseguido en cuestión de minutos. Era sumamente impresionante lo servicial que ella podía ser.

Hacía años que no veía una botella de aquel nocivo licor para mortales que tanto le gustaba a su hermano Kol.

- No fue fácil de encontrar, pero aquí lo tienes- Samantha le entregó la botella encogiéndose de hombros. Ambos se encontraban en el segundo piso, en uno de los pasillos cercanos a la antigua habitación de la castaña- Asegúrate de llamarme a la tercera copa, también tengo que hacer las paces con él si vamos a ser aliados- pidió mientras que tomaba el pomo de la puerta que solía ser suya- Estaré en el submundo si me necesitas- la mirara de su vinculado se desvió de la botella para verla con el ceño fruncido- Tengo que averiguar algo, no te preocupes- asintió brevemente con la cabeza antes de verla adentrarse a la habitación.

Confiaba en ella pero le preocupaba que Samantha estuviera cargando con demasiado peso sobre su espalda. Después de todo predecir el futuro no era tarea fácil, mucho menos lo era el mantenerlo a él y a sus hermanos con vida. No olvidaba lo perturbada que se veía después de salir del submundo la última vez. En ese momento decidió que lo mejor era tal vez darle un poco de espacio al oráculo para que pudiera procesar toda la información y después de toda esa charla, donde al menos parte de sus preocupaciones fueron expuesta, Klaus aún creía que existía algo más que le atormentaba a su amiga.

No, no lo creía. Lo sabía. Sabía que algo andaba mal con ella, más allá de las posibilidades que su madre le había pintado y su discusión con su hermano.

Pero ya se encargaría de bañar a Sam de preguntas más tarde.

Abajo se llevaba a cabo una reunión entre bandos que dictarían la paz en la ciudad, y él tenía que hacer las paces con su hermano después de la gran ayuda de la otra noche. Para cuando lo encontró se topó con que el menor de sus hermanos observaba un retrato de su hermana Rebekah con una sonrisa.

- ¿Te sientes como en tu nueva habitación?- preguntó apoyándose en el umbral de la puerta y con la botella oculta tras su espalda. Le resultaba increíblemente gratificante tener a su hermano menor como aliado de nuevo.

- Me habría gustado mi antigua habitación, pero es un cuarto para bebé lleno de polvo y tiene un híbrido- Kol le dio un breve vistazo viendo algo de humor en su comentario. Se encogió de hombros y continuó mirando la habitación- Supongo que es mejor no quejarme.

- Traigo un obsequio- profirió el rubio, sacando de detrás de su espalda la botella con ese líquido tan llamativo y nocivo de color verde esmeralda- En honor a tu regreso a casa, me parece que es tu favorito o al menos solía serlo- se acercó a su hermano, quien lo miraba impresionado mientras que le presentaba la botella- ¡La Fée Verte!- exclamó con orgullo mostrando la etiqueta.

El brujo tomó la botella en sus manos para verla más de cerca.

- Ding dong... la bruja murió. O revivió- Klaus no pudo contener la risa ante la broma de su hermano, quien procedió a destapar la botella- Como sea, salud- pero justo antes de que pudiera alzarla para darle un trago, la botella se rompió en pedazos dejando caer todo el alcohol al suelo. Ambos, Kol y Klaus, voltean consternados a ver quién fue el causante de tal desastre, pero sus preguntas fueron respondidas al ver la expresión de furia contenida del moreno.

- ¿En dónde está?- demandó saber Finn entrando de sopetón a la habitación.

- Finn, acompáñanos. ¿Tú gustas?- soltó Klaus con evidente tono lleno de ironía e irritación al verlo. Era una verdadera sorpresa que su hermano se mostrara ante él en su territorio, pero lo conocía muy bien como para saber que algo más debía estar tramando. Debían andarse con cuidado. Kol pone a un lado la botella de licor rota mientras que sacudía su mano las gotas que lo habían mojado- Te ves demacrado, ¿no se ve demacrado?- el híbrido se giró hacia él en un gesto de complicidad.

- Si, un poco- respondió cuando estuvo de pie a su lado.

- ¿Te pasa algo?

Ante la evidente burla de sus hermanos, la furia de Finn aumentó.

- No preguntaré de nuevo- espetó entre dientes.

- Ah, supongo que te refieres a nuestra madre- rodó los ojos y soltó un suspiro sumamente irritado. Comenzaba a preguntarse si debía usar su vínculo para llamar a Sam, tan solo para deshacerse de él rápidamente. Pero primero quería ver qué se traía entre manos, más aún teniendo en cuenta que Mikael estaba suelto- Finn, ella se encuentra en un lugar realmente seguro, no temas. Jamás la encontrarás- trató de provocarlo a la par que sonreía con suficiencia.

- ¿Crees que ganaste?- preguntó con cinismo. Luego hizo un ademán con los brazos a los lados- Ya veremos cuanto te dura esa arrogancia, hermano.

Kol observó a Finn un poco alarmado por su amenaza, antes de ver como se marchaba de la habitación.

Algo no andaba bien. 





- Los licántropos están aquí porque buscan libertad, y prometo que si se quedan serán libres pero...- tras asegurarle a los lobos a su derecha, Hayley se volteó para ver a Marcel y a sus vampiros- Necesitamos la ayuda de todos.

- Mis vampiros y yo lucharemos a tu lado contra las brujas- sentenció Marcel y como era de esperarse, Jerick bufó y rodó los ojos sin creerle ni una palabra. Hayley tuvo que contar hasta diez para evitar insultarlo- A cambio solo pido la promesa de que existirá paz entre nuestros bandos después de la boda.

- Tú pasaste los últimos cien años maldiciéndonos- reclamó Jerick mirándolo de forma suspicaz.

- Tal vez te convenga escuchar lo que quiero decir.

Pero antes de que siquiera pudiera emitir palabra alguna, un individuo más se les unió a la reunión.

- ¡Ahora planean una tregua entre mestizos y parásitos!- ante aquella exclamación llena de burla, todos los presentes de la habitación se giran enojados en torno al brujo que, con un brillo de maldad en sus ojos, los observaba de arriba abajo- ¿Cuánto creen que va a durar? ¿Un mes, una semana, un día?- Hayley se tensó inmediatamente preguntándose qué demonios hacía él aquí. Debía cargar con alguna protección encima, porque se necesitaba mucho valor para aparecer en el complejo Mikaelson sin salir herido. Más aún si era un enemigo, pero eso no parecía importarle al brujo que retrocedía hacia la entrada con mirada altiva- Lo que aún no pueden entender es que lo único que puede existir entre sus degeneradas especies es odio, guerra y muerte- cuando finalmente se encontró fuera del complejo procedió a hacer el hechizo, sobando sus dedos y soplando en ellos para luego estampar su mano contra el umbral de entrada. Inmediatamente todo el complejo comenzó a sacudirse. Todos a excepción de Marcel parecían sorprendidos y asustados pero él no. Conocía bien al vampiro que habitaba dentro de aquel brujo gracias a las historias de su creador. Finn sonrió satisfecho y posó su mirada sobre el grupo de lobos y vampiros en el patio. Una furiosa trató de alcanzarlo usando su velocidad vampírica, pero el doloroso ardor en su mano al tratar de cruzar el umbral la detuvo. Soltó un alarido al sentir como su mano se quemaba y la apartó rápidamente para ver como su mano sanaba- Pero imagino que si pasan un tiempo encerrados juntos verán las cosas como yo.

Hayley suspiró ansiosamente al percatarse de la intención del brujo. Los lobos y los vampiros tenían una rivalidad increíblemente peligrosa y pesada que tal vez les traería problemas si permanecían encerrados juntos. Sobre todo si alguien tan odioso como Jerick se encontraba en el grupo.

Los murmullos comenzaron a esparcirse al igual que el enojo y el miedo mientras que Finn solo dio media vuelta para salir del complejo totalmente triunfal. 

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Había sentido el inmenso temblor, al igual que podía escuchar a lo lejos los murmullos acerca del encierro orquestado por su hermano, pero tenía que comprobarlo por sí mismo. Acercó su mano hacia la ventana del balcón lentamente y cuando ésta estuvo cerca del límite entre el umbral y el exterior sintió su mano quemarse debido a la magia tan poderosa que cubría la casa. Una barrera en concreto. Siseó de dolor al ver como su mano enrojecía y después la apartó tan solo para ver como sanaba rápidamente.

- ¿Enserio nos atrapó aquí?- preguntó Kol sumamente consternado, entrando a su habitación.

- Sí, claro que lo hizo-dijo en respuesta enojado e irritado. Habían caído redondos en la trampa de Finn como unos idiotas- Significa que tenemos un problema de hechicería. Tú eres el hechicero. Arréglalo- sentenció para luego salir de la habitación bajo la mirada incrédula de Kol.

- ¿Qué rayos esperas que yo haga al respecto?- espetó logrando que el híbrido se detuviera en la salida.

- Considerando a los que están aquí creo que deberías estás más motivado a encontrar la solución- alegó Klaus con ligero reproche. Acto seguido una sonrisa ladina se dibujó en su rostro al darse cuenta de la situación- Después de todo yo puedo soportar los trucos de nuestro hermano, pero tú tal vez despiertes el apetito de alguno de los prisioneros- en esta guerra todo se valía y conocía a Finn tan bien que sabía que no tardaría en usar trucos sucios para deshacerse de ellos y obtener lo que quería.

En ese momento Kol se dio cuenta de la gravedad del asunto y reconsideró sus opciones.

No era el único mortal ahí, eso era cierto. Estaban los lobos y Samantha. Pero los lobos eran una manada entera que podía acabar con todos los vampiros de una mordida, y el oráculo contaba con la protección de Marcel y de Klaus además de tener el poder suficiente como para matarlos a todos de un chasquido. Lo que lo dejaba a él como el único desvalido.

- Voy a necesitar ayuda- murmuró hacia el original, que asintió con la cabeza y le sonrió de medio lado.

- Iré por Sam, dijo que estaba en el submundo. Sin duda ella nos ayudará- el alivio comenzó a inundar a Kol al momento de escuchar la mención del oráculo y la palabra "ayuda" en la misma oración. Saldría de esta, con el oráculo a su lado lo haría. Salió de la habitación rápidamente hasta llegar a la habitación de la chica que estaba buscando- ¿Sam?- llamó Niklaus desde afuera, tocando la puerta pero sin embargo, no escuchó respuesta alguna. Esto era urgente, por no decir un asunto de vida o muerte así que no tenía tiempo de formalidades. Tomó el pomo de la puerta y sin más abrió- Sam, necesitamos tu ayuda- la mencionada estaba sentada en el aire de forma literal mientras que el circulo debajo de ella brillaba con intensidad. Sus ojos blancos inmediatamente regresaron a la normalidad en cuanto entró y poco a poco el brillo del círculo hecho de arena blanca, atenuó hasta volver a la normalidad.

- ¿Qué pasó?- preguntó ella confundida mientras se colocaba de pie para ordenar todo.

- ¿Qué no sentiste la sacudida en todo el complejo?- señaló todo el espacio a lo que ella suspiró mientras guardaba las velas en un cajón. Una cayó y rodó hasta el amplio ventanal hacia el balcón. El oráculo soltó un bufido irritada y se dirigió para tomar la vela.

- Nik, estaba en el submundo, por lo general no siento nada ya que mi mente está en otro plano- pero antes de que él pudiera advertirle del peligro de salir, ella ya había cruzado el umbral- ¡Ahhg!- gritó de dolor en cuanto sintió que su piel comenzaba a arder.

Klaus fue veloz y la tomó del brazo para evitar que sus heridas empeoraran, aunque el daño ya estaba hecho. Su piel estaba roja y comenzaban a salir llagas en ella, brotando también un intenso aroma a sangre. Las manos de Sam temblaban de dolor mientras que soltaba leves quejidos, las vendas de sus manos y la de su pecho comenzaron a teñirse de rojo, sus heridas casi al borde de la cicatrización se abrieron de nuevo. Creyó escuchar una maldición por lo bajo de parte de su vinculado, pero el dolor era tan abrazador que a duras penas podía parpadear, de hecho su vista comenzaba a nublarse de a poco. Sus piernas temblaban y amenazaban con dejar de responder. Solo el sabor metálico inundando su boca seguido del aroma familiar de la sangre le hizo volver a la realidad y espabilar sus sentidos, logrando notar la muñeca de Klaus presionando contra sus labios y su brazo rodeando su cintura. Alzó la mirada para notar sus ojos azules sumamente furiosos y frustrados.

- Finn nos encerró- espetó con violencia mientras observaba a su amiga beber rápidamente. Apartó lentamente su muñeca, el aroma a sangre comenzaba a disminuir pero había teñido la habitación- Colocó una barrera en toda la casa y ahora estamos atrapados hasta quien sabe cuándo. Necesito que vayas con Kol y averigüen como sacarnos de aquí- pero ella no emitió respuesta. Preocupado, observó al oráculo de arriba abajo, parecía sumamente agitada y su corazón al igual que su respiración lo corroboraba. Había apoyado sus manos en la antigua cómoda mientras que miraba el vendaje lleno de sangre- ¿Estás bien?- debía preocuparse, hacía tan solo unos segundos la escuchó gritar de dolor.

- Bien, solo dame un segundo- profirió haciendo un ademán con su mano para que saliera de la habitación, pero Klaus dudaba en dejarla sola- Necesito un par de cosas- trató de distraerlo en vano pues el híbrido no se movía de su lugar.

- Sam...

- Estaré bien, Nik solo...- se detuvo por un segundo para volverse a mirarlo- La sensación de ser quemada viva aún no se va y no es como si fuera la cosa más agradable del mundo- una media sonrisa se dibujó en su rostro en un intento por disminuir la preocupación del híbrido, quien en respuesta asintió con la cabeza dudando en si acercarse o decir algo. La duda podía verse plasmada en su frente dada su mirada pensativa- Estaré bien Nik, vigila que nadie se mate allá abajo, iré con Kol en un minuto.

Su vinculado asintió nuevamente, parecía pensar demasiado, pero finalmente se acercó rápido a ella para rodearla con sus brazos. No sabía exactamente que decir o como ayudarle, pero conocía a Sam y sabía mejor que nadie que un abrazo podía arreglar todo. Al separarse tomó su rostro con suavidad entre sus manos y besó su frente en un gesto tan dulce que al oráculo se le olvidó por completo el calor abrazador que había quedado en su piel tras ser afectada por la barrera.

Klaus la miró a los ojos.

- Cierra la puerta en cuanto salga y abre las ventanas con magia, la habitación está llena del aroma de tu sangre y no queremos provocar a nuestros invitados- él estaba consciente de qué tan dulce era el olor, incluso se sentía algo culpable por desear probarla, lo que significaba que ella estaría en peligro. Si él encontraba el aroma apetecible, lo vampiros de abajo lo encontrarían irresistible- Avísame si necesitas algo.

- Claro...- fue lo único que ella fue capaz de decir. Los gestos de Niklaus le dejaron totalmente asombrada igual que la primera vez.

En cuanto él abandonó su habitación ella cerró la puerta con seguro y tras un ligero movimiento de sus dedos las ventanas se abrieron para airear la habitación. Sam no dejaba de pensar en que cada día que pasaba su amistad con el híbrido se hacía más fuerte. Le agradaba tener a alguien en quien apoyarse en momentos como ese, aunque también sabía que Rebekah, Elijah, Jackson, Camille y Marcel harían lo mismo e incluso más.

Como le habría encantado tenerlos en su otra dimensión en el momento en que todo se vino abajo para ella. Tal vez las cosas habrían sido mucho más sencillas en el pasado de tener a un hermano como Niklaus, a una hermana como Rebekah, amigos como Jack, Cami y Marcel o incluso a.... Elijah.

El nombre le cayó como balde de agua fría y un montón de recuerdos le inundaron, incluyendo el beso que inoportunamente había presenciado.

Tenía que superarlo de una vez por todas si quería que el estar a su lado dejara de afectarle tanto. Solo así conseguiría hacer el ser amigos mucho más llevadero.

Samantha bufó y negó con la cabeza antes de continuar guardando sus cosas en su bolso. Buscaría lo necesario e iría a ayudar a Kol, necesitaba distraerse. Si continuaba pensando en sus problemas solo los haría mucho más grandes de lo que en realidad eran, por lo que tras guardar las velas y todo lo necesario, esperó cinco minutos más antes de ir a encontrarse con el brujo Mikaelson.





- Josh y Aiden revisarán las ventanas, puertas y cualquier entrada. Quizá olvidó algo- profirió mientras entraba al comedor principal con Gia a su espalda. Cerca de la mesa pudo vislumbrar varias cajas de lo que supuso era el nuevo cargamento de whisky que los Mikaelson habían encargado hacía unos días. Tomó una de las cajas y la colocó sobre la mesa para abrirla.

- ¿Puedes hacer que controlen la actitud de Jerick?- inquirió enojada, colocando sus manos en su cintura en forma de jarra. En ese momento Marcel suspiró y se volteó para darle una mirada a su alumna.

- Gia, necesito que hagas dos cosas por mí.

- Bien- la morena se cruzó de brazos y lo miró expectante.

- Primero, olvida la rutina de chica mala- ella estuvo a punto de defenderse pero él continuó con el sermón sin darle la oportunidad- Enserio no subestimes a los licántropos- esto iba enserio, los vampiros que había engendrado antes, todo habían muerto por el ataque de los Guerrera. Todos con mordidas de licántropo. No pensaba perder a estos chicos también- Eres nueva, pero tienen una lista de razones para odiarnos.

- Lo siento, tienes razón- accedió Gia en un suspiro- ¿Cuál es la segunda?

- Quiero que vigiles a los nuestros. Asegúrate de que nadie busque problemas- la morena asintió y salió de la habitación para acatar la orden en lo que Marcel abría las cajas. Encontró whisky, y era del bueno. En ese momento la puerta se abrió dejando ver a Hayley.

- ¿Y? ¿Tienes alguna brillante idea para mantener el control?

- Lo que la gente siempre hace en Nueva Orleans cuando está encerrada en espacios con sus enemigos mortales- Hayley lo miró confundida, a lo que él sacó de la caja una de las botellas para mirarla con orgullo y un dejo de esperanza- Beber, y con suerte relajarnos- él lanza la botella hacia Hayley, quien fácilmente la ataja en el aire. Ella abre la botella para dar un largo trago antes de darle una mirada a Marcel. 

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- Rebekah. Soy tu hermano, ¿dónde estás?- esto no le gustaba para nada. Se suponía que su hermana debería estar con ellos para esa hora y sin embargo no le contestaba ni sus llamadas ni los mensajes. Todo esto era extraño y le daba muy mala espina- Llama, por favor.

¿Qué podría estar haciendo? ¿Qué tanto le tomaba a alguien despertar en el cuerpo de otra persona? Camille estaba despierta, recorriendo la casa y buscando que hacer. Rebekah debió despertar hacía varias horas y dar al menos una señal de vida.

Por un instante, Elijah pensó en llamar a Samantha para pedirle una explicación, pero se detuvo ante de oprimir el botón de llamada. Recordaba su fría despedida de esa mañana, a pesar de la cálida conversación que tuvieron al despertar juntos en el jardín. Su tono tan gélido y sus ojos que reflejaban estar heridos.

En ese momento las preguntas comenzaban a llenar su cabeza mientras que su corazón se llenaba de ira y frustración.

- ¡Yahtzee!- escuchó a Camille exclamar alegre detrás de él. Se volvió para verla con suma curiosidad, dejando de lado por completo su teléfono y la idea de perturbar a Sam. Tal vez era mejor darle algo de espacio- Si algo aprendí de ustedes es que siempre hay una botella con alcohol cerca, ¿quieres?- sugirió la rubia animada mientras sacaba la caja del juego de mesa del gabinete, para luego revisar otro en busca de vasos.

- Suena encantador- dijo con ironía comprendiendo a dónde quería llegar la terapeuta con esa estrategia- ¿Y después de eso qué pasa, Cami?- la mencionada sacó un par de vasos de vidrio del estante seguido de una botella de whisky que encontró, mientras que el trajeado la observaba con suspicacia- ¿Tomamos otra? ¿Y otra?- Cami rodó los ojos. Sam tenía razón, Elijah estaba comportándose de forma hostil, por no decir que estaba siendo un idiota. Tomó la caja de Yatzhee y fue hasta la mesita en la sala de estar siendo seguida por él- Tal vez otra luego hasta que me encuentre abriéndome. Hablando de mi alma dañada. Que viejo truco Camille, no particularmente bueno- una suave sonrisa se dibujó en el rostro de la chica, quien tomó asiento en uno de los sofás y luego de dejar las cosas sobre la mesita lo miró a los ojos con una sonrisa autosuficiente.

- Su madre si los dejó dañados ¿no es así?- Elijah la miró con el ceño ligeramente fruncido en total negación a decir alguna palabra. Cami lo sabía por lo que no planeaba insistir- ¿No has pensado que no me interesa tanto arreglar tus problemas y prefiero ignorar los míos?- señaló encogiéndose de hombros. Había aceptado ayudar a Elijah no solo porque le agradaba, sino también por Sam. Sabía que él significaba mucho para ella y que el deseo de estar juntos era algo de los dos y que básicamente no era tangible por el hecho de que él tenía un trauma que superar. Eso lo entendía, pero no podía hacer nada con alguien que se rehusaba totalmente a recibir terapia, por lo que tampoco iba a insistir. No sabía qué tan volátil era el original en este momento y prefería no averiguarlo- Básicamente estoy en un programa de protección de testigos súper natural porque tu psicótico hermano, a quien prácticamente tuve que seducir, me quiere muerta- explicó muy convincente hacia Elijah, quien solo tomó asiento en el sofá frente a ella- Así que sí...- dejó a un lado su vaso con whisky para abrir la caja y tomar una de las más pequeñas que contenían tarjetas con preguntas- Por ahora solo quiero alcohol y entretenerme con juegos de mesa- abrió la caja a lo que Elijah rodó sus ojos, claramente irritado- ¡Te toca contestar! ¿Cuál era el nombre del caballo de Don Quijote?

- Es absurdo- murmura el original por lo bajo.

- Bueno, mala idea- dijo en un suspiro para dejar a un lado la tarjeta de pregunta. Rápidamente cambió de táctica y tomó el vaso de whisky en su mano- ¿Cómo está Sam? Parecen unidos- lanzó la flecha directa mientras bebía "casualmente" de su trago.

En ese momento Elijah se dio cuenta de que tenía solo dos opciones. O jugar al tonto juego de las preguntas o tener una sesión de terapia y abrirse a ella.

No tenía ganas de expresar sus preocupaciones, mucho menos de hablar de su pequeño problema con Sam, ya que evidentemente parecían tener uno a pesar de que la noche anterior se había disculpado. Ella aún parecía molesta esta mañana y la rubia parecía haberlo notado.

- Rocinante- respondió de forma desafiante a la mirada pícara de Camille- Su nombre es Rocinante.

Se inclinó para tomar la botella y el vaso restante mientras que la rubia sonreía triunfante. Necesitaría grandes cantidades de alcohol para soportar las preguntas pero sobre todo, para evitar pensar en los miles de problemas que lo acongojaban.





Los lobos y los vampiros bebían y comenzaban a relajarse, tal y como Marcel había sugerido. Gia le ofrecía un trago a Jerick, lo que significaba que las cosas estaban yendo por el buen camino para todos, excepto para ella que no dejaba de pensar. Jack le había mencionado los rituales de devoción pero no le había dado detalles y comenzaba a preguntarse de que se trataban, cuando de pronto esos pensamientos comenzaron a desviarse hacia otro lado y el sentimiento de culpa la embargó.

¿No han sentido que su mente les juega malas pasadas?

Un día solo deseas dejar de pensar en algo o en alguien y todo, absolutamente todo, te lo recuerda y hace que el dolor en el pecho sea mucho más grande. Bueno, ella deseaba enserio dejar de pensar en lo que había sucedido la noche anterior y ahora que miraba a su prometido desde el balcón solo podía preguntarse ¿en qué demonios estaba pensando? ¿Cómo había sido capaz de tomar el amuleto de Sam para usarlo contra Elijah?

Se suponía que al aceptar este compromiso debía deshacerse de los sentimientos que tenía hacia el trajeado pero en cambio, se había dejado llevar por los celos y la desesperación y en consecuencia había utilizado un artefacto mágico bastante inestable para tener una noche más con Elijah. Cosa que por cierto no salió muy bien. Sus expectativas eran altas, por lo que cuando solo pudo obtener un beso antes de que el efecto del collar se desvaneciera, salió bastante decepcionada. Aunque debía admitir que ese beso había sido quizá el más apasionante que había tenido en su vida.

Claro que... iba dirigido a alguien más.

Alguien que en ese momento, podía escuchar debatir con Kol en una de las habitaciones.

¿Cómo había podido ser tan imbécil? Si ellos se enteraban de lo que había hecho estría en un lío bastante grande. Ya se imaginaba que la amenaza constante de Sam de darle una merecida paliza, se haría finalmente realidad. Se había aprovechado de la debilidad de Elijah para herir al oráculo y se sentía... mal. Sorprendentemente se sentía mal, a pesar de que no soportaba estar en la misma habitación que ella. Había tocado fondo y solo podía pensar en las consecuencias de sus acciones.

¿Cómo lo tomaría Elijah, Rebekah o Klaus? O peor, ¿cómo lo tomaría Jackson?

Él era un chico tan dulce que realmente la amaba y que deseaba contraer matrimonio con ella. No por la necesidad de salvar a los lobos, sino porque la amaba. Y ella le pagaba de esta manera... mintiéndole acerca de sus sentimientos. No era un secreto que no lo amaba, pero no se sentía bien el tener sentimientos hacia alguien más. Suponía que era gracias al compromiso tan serio que había adquirido, todo esto le agobiaba y se sentía tan falsa.

Además esa no era la única cosa que le ocultaba. También estaba el asunto de su hija...

De pronto sintió los pasos de alguien a su espalda, por lo que dio un rápido vistazo para ver que se trataba de Klaus.

- ¿Estás preocupada por tus lobos?- preguntó el híbrido colocándose a su lado, apoyando sus codos en el barandal. Ante su falta de respuesta una sonrisa pícara se dibujó en su rostro- O tal vez tu ansiedad esté más lejos de casa. Por cierto, ¿cómo está Elijah? Creo que esa visita lo afectó enserio- al principio evitó mirarlo, sintiendo el bochorno inundar sus mejillas ante sus insinuaciones, pero la mirada del híbrido permanecía insistentemente sobre ella a la par que su sonrisa se acentuaba. Hayley suspiró.

- Es algo obvio, ¿no?

- Bueno, digamos que tenías un brillo particular en la mañana- Klaus comenzó a reír a carcajadas, mientras que una nerviosa Hayley aclaró su garganta mientras que desviaba la vista nuevamente hacia abajo. Al cabo de un rato se detuvo para suspirar- Francamente no me agrada mucho pero me alegra que dejaras salir ese espíritu salvaje y...

- Okey, okey, okey- interrumpió ella dándole pequeños golpes en el hombro y causando que las risas volvieran a surgir- Ya basta, suficiente- ella no puede contener la risa y el bochorno mucho tiempo, por lo que ambos terminan riendo- Esta familia ya es bastante rara- añade volviendo su mirada al primer piso donde todos se relajan bebiendo whisky de la reserva de los Mikaelson. Cuando de pronto los pensamientos de traición volvieron a su cabeza junto a los recuerdos de su beso con Elijah.

Aún se preguntaba por qué había cedido tan fácil a sus impulsos.

Tal vez fuera por esa extraña necesidad de competir con Sam desde que ella llegó. Le sonaba algo lógico pero sin embargo no era una excusa justa, era más bien ridícula. Se había comportado como una niña cuando en realidad lo único que debió hacer era decirle a Elijah acerca de su compromiso, aceptar sus felicitaciones y alejarse de él. Porque de haberlo hecho no sentiría esa presión en el pecho que le disgustaba cada vez que miraba a su prometido.

- La culpa no te deja ¿cierto?- insinuó Niklaus en un murmullo hacia ella al darse cuenta de cómo su rostro se había tornado completamente serio en cuestión de segundos- Y no es solo por Jackson, sino también por alguien más ¿o me equivoco?- Hayley lo miró de reojo con el ligero ligeramente fruncido y los nervios de punta. Comenzaba a cuestionarse si había subestimado la capacidad del híbrido de leer señales y situaciones a la perfección- Te preguntas si debes decirle a tu prometido cosas que no necesita saber- ella tragó en seco por los nervios, cosa que solo le confirmó al original lo que él ya sabía- De todos los poemas escritos sobre el tema del amor no correspondido, hay tan pocos sobre el dolor de ser objeto de ese afecto- miró a Jackson durante un par de segundos y luego la miró a ella, tratando de descifrar sus pensamientos. Aunque no había que ser un oráculo para eso, solo tenía que sumar los puntos- La verdad es, Hayley, que no es el amor sobre el que se construyen los cimientos más fuertes, sino sobre la decencia de las mentiras piadosas- ambos se miraron fijamente a los ojos, claramente entendiendo de lo que hablaban. El secreto que ambos tenían y que debían esconder a toda costa de sus enemigos sueltos. De pronto una sonrisa burlona se dibujó en el rostro de Klaus. Eso la confundió un poco- También temes que cierta chica de habilidades mágicas explote en cuanto se entere de tu pequeño truco de anoche- los ojos de ella se abrieron como platos, su estomago se retorció y su garganta se cerró.

- ¿Cómo...- su voz era trémula, lo que acrecentó la sonrisa del original.

- No soy idiota, sé que tú tomaste el amuleto- se inclinó mirándola de forma desafiante logrando intimidarla- Jamás te has preocupado por Sam, solo porque lo que sea que haga te traiga algún beneficio a ti o a los tuyos- Hayley tragó en seco mientras que el pánico y el miedo comenzó a apoderarse de ello. Sentía sus manos temblar ante la idea de que su pequeña fechoría fuera sacada a la luz.

- Klaus yo...- trató de excusarse, pero él intervino antes de que dijera algo más.

- No seré yo quien se lo diga, aunque tarde o temprano va a enterarse. Ella lo sabe todo- la burla venía tatuada en su mirada al igual que la seguridad y el triunfo. En cuanto vio a la híbrido con el amuleto en sus manos esa mañana supo que algo andaba mal, pero en cuanto vio el brillo en la mirada de su hermano al hablar con Sam se dio cuenta de que algo no andaba bien. Solo tuvo que unir los puntos en el camino. El buen humor de Hayley, la mirada soñadora de su hermano al ver al oráculo, la fría despedida de ambos y finalmente el mal humor de Samantha durante todo el camino de regreso. Simplemente no había dicho ni una palabra porque quería ver con sus propios ojos el terror en los ojos de Hayley y tal vez jugar con ella un poco antes de que Sam se diera cuenta. Conocía a su oráculo tanto como la palma de su mano y estaba completamente seguro de que terminaría por enterarse tarde o temprano- Y será mejor que para entonces tengas lugar donde esconderte. Porque no voy a detenerla cuando vaya por ti- sentenció con severidad antes de dejarla sola con sus pensamientos en aquel palco. 

Todo esto tenía muy mala pinta. Por que muy a pesar de que tenía la palabra de Klaus de que no le diría nada a Sam, tenía la impresión de que en cuanto se enterara el infierno se desataría sobre ella.

Y como si el universo la hubiera escuchado en ese momento...

- Oye oráculo- escuchó la voz de una animada Gia en el piso inferior. Sujetaba una de las botellas de whisky- ¿Un trago?- sugirió con una sonrisa a la mencionada que entraba al patio en ese momento. Hayley tragó en seco sin quitarle la mirada de encima. Sus nervios comenzaron a aumentar. 

¿Y si Klaus le había dicho algo?

- Oh gracias, pero no es el mejor momento- rechazó Sam amablemente con una suave sonrisa hacia la morena- Tengo que estar sobria para hablar con el brujo y así sacarnos de aquí, pero agradezco el ofrecimiento Gia- con todo esto del hechizo de Finn había tenido que ir a hablar con Kol para determinar qué tipo de barrera era y qué hechizo iban a usar para quitarlo. Estaba claro que él era un brujo y conocía casi todos los trucos de las brujas, pero en este caso se necesitaba más que solo una buena estrategia para quitar la barrera. Necesitaban poder y eso era lo que ella tenía, sin embargo, Sam había bajado tan solo para buscar en viejos libros de texto tal vez algún truco a símbolo antiguo que pudiera hacerles el trabajo mucho más fácil.

- De nada- respondió en un asentimiento. Sam sonrió y continuó buscando en el librero hasta dar con una cubierta algo singular. Tomó el libro en sus manos y comenzó a hojearlo, mientras que Gia se debatía entre en si sería prudente preguntar, pero al final su curiosidad y preocupación ganó y se acercó a la castaña que había tomado otro par de libros en sus manos- Oye, ¿has... hablado con Elijah?- de pronto sus manos fallaron y los libros se resbalaron de sus manos hasta dar contra el suelo y con el sonido la pequeña riña de esta mañana. 

La mención de su vinculado claramente aún le afectaba, sentía la frustración recorrerla de arriba a abajo seguido de una profunda tristeza. No era culpa de Gia, así que se repetía una y otra vez que no debía demostrar que todo esto le afectaba de sobremanera o comenzarían las preguntas incómodas. Por suerte había conseguido librarse de las preguntas de Niklaus, pero sabía que tan curiosa podía llegar a ser Gia, sobre todo si se trataba de Elijah. Para ella no era un secreto que la morena tenía sentimientos hacia el original más noble. 

- No tanto como me gustaría pero si- dijo en un suspiro mientras que se agachaba para recoger los libros que accidentalmente había tirado. Al colocarse de pie pudo notar la preocupación latente en la mirada de la vampiro- Está bien Gia, un poco afectado pero se repondrá, no te preocupes- colocó su mano en el hombro de la chica tratando reconfortarla- Le diré que te llame.

- Gracias- una sonrisa llena de alivio se dibujó en el rostro de la mencionada. 

Era tierno como se preocupaba por él sin llegar a ser tan ofensiva como cierta híbrido que no dejaba de mirarla. Posó su mirada sobre la castaña en el palco y ésta inmediatamente le rehuyó de forma nerviosa, eso le hizo sospechar que algo no andaba bien. Por lo general ambas compartían miradas desafiantes, ¿qué habría cambiado esta vez? 

"Tal vez, que ella haya pasado una noche apasionada con Elijah", le recordó su voz interior en un tono amargo y burlón. 

- ¿Sabes qué?- Gia se volteó un poco confundida ante el arranque de la castaña- Pensándolo bien, dame una botella- antes de que la morena dijera algo le arrebató la botella de whysky de las manos para contemplarla- Necesito relajarme un poco antes de meterme en la boca del lobo.

- Claro- dijo ella entre risas en forma de respuesta. Acto seguido buscó un vaso para tendérselo.

- Gracias Gia- Sam lo tomó con una sonrisa llena de agradecimiento. Necesitaba mantenerse totalmente distraída de los problemas y centrarse en lo que verdaderamente importaba. Y eso era sacarlos a todos del complejo para luego ir a patearle el trasero al idiota de Finn. Justo cuando se volteaba para encaminarse a las escaleras se tropezó con alguien- Oh lo siento, no me di cuenta de que estabas ahí- se disculpó colocando su mano libre sobre el hombro de la desconocida. No lo había premeditado pero en cuanto la vio a los ojos una corazonada la invadió. Era una chica pelirroja de piel clara y ojos verdes, pero no había sido eso lo que había llamado su atención sino su naturaleza. Había podido sentirla en cuanto tocó su hombro, era un licántropo lo que era curioso. Jamás se había topado con ella en todo el tiempo que estuvo cerca de la manada creciente o cuando se enfrentó a los Guerrera. Debía ser nueva- Tengo que irme, llámenme si necesitan algo- sentenció antes de continuar su camino, no sin antes hacer que los libros que había tomado flotaran junto a ella bajo la mirada curiosa de la pelirroja. 

- ¿Quién es ella?- preguntó a la morena con el ceño ligeramente frucido. 

Había podido sentir algo, lo juraba. 

- Samantha Mitchell, el oráculo de los Mikaelson- respondió Gia con simpleza a la loba. 

Con que eso había sido lo que había captado.

Poder. 

Y en cantidades industriales. 

- Había escuchado de ella pero no creí que...

- ¿Luciera así?- completó la vampiro con una media sonrisa mientras servía un par de vasos whisky.

- Siendo honesta, no- la pelirroja dio una mirada al lugar donde había desaparecido el oráculo- O al menos que fuera tan amable- tomó el vaso con alcohol que le ofrecía la vampiro y luego de alzarlo levemente dio un trago. 

Esto de convivir con los vampiros no era tan malo como se los había pintado Jerick en el camino. Debía admitir que Aiden y Jack tenían razón sobre ellos, eran amables cuando se lo proponían y en esta situación de confinamiento, estaban resultando ser bastante amables. 

- Si, eso no le dura mucho- dijo la morena en respuesta con un dejo de burla- A veces es como tratar con Klaus, pero es una chica genial una vez que la conoces.

Francesca asintió antes ir a sentarse junto a Aiden. Ya tendría tiempo para comprobar esa interesante teoría sobre Samantha. 





- Veo que trajiste un distractor- dijo Kol con un dejo de burla al verla entrar con una botella y un vaso de vidrio en la mano. Varios libros flotaban detrás de ella.

- Cargar con el futuro de tus hermanos es realmente difícil- respondió el oráculo en un suspiro, los libros lentamente flotaron hasta la mesita de centro del estudio para que los empezaran a hojear pero ella se encontraba mucho más ocupada abriendo la botella de whisky. ¿O era brandy? Realmente no le importaba, necesitaba liberar tensiones- Así que pensé que me merecía un trago antes de esta laboriosa tarea- dio un trago a su vaso en cuanto estuvo lleno y luego tomó asiento en uno de los sofás.

- ¿Qué hacemos primero?- preguntó el brujo con ligero entusiasmo.

Sam lo miró con una ceja alzada. Tal vez el tener algo de fe en Kol no era bueno, había creído que tendría una solución pero solo la mirada en espera a una salida para su problema. Quizá parecía mucho más interesado en trabajar con ella que encontrar una solución pero ese no era el caso.

Además, sabía el destino que tendría y las consecuencias que posiblemente le traerían de intervenir. Por eso no había hecho nada por evitar que él y Davina hicieran esa daga para paralizar a Niklaus. Por eso tampoco había hecho nada por encontrar a Rebekah, cuyo vínculo por cierto, parecía suspendido. Había entrado esa mañana al submundo por esa razón, no podía sentirla, pero luego de una larga disputa con sus ancestros, éstos le habían revelado que habían suspendido el vínculo debido a que Rebekah ahora ocupaba el cuerpo de una bruja y por lo tanto no podía usar el vínculo para encontrarla.

Comenzaba a preguntarse si las insinuaciones de Esther eran totalmente ciertas.

Pero primero necesitaba concentrarse en salir del complejo al igual que sacarlos a todos de ahí. Soltó un suspiro ante la falta de respuesta de Kol.

- Bueno, tratar de canalizar el complejo y averiguar de qué está hecho el encantamiento- el brujo bufó en respuesta.

- Lo hizo Finn, hablamos de magia negra- Sam rodó los ojos ante su absurda respuesta. No hacía falta que lo dijera, no era una completa tonta.

- Si listillo, pero necesito saber el hechizo que usó para saber si puedo revertirlo- profirió antes de beber otro sorbo de su trago.

- Querrás decir anularlo.

- No, escuchaste bien- Kol la miró como si de pronto un par de cuernos le hubieran surgido en la cabeza- Si lo revierto de la manera correcta la barrera no contendrá la casa, quizá solo la ciudad entera hasta que descubra como anular esto- por un segundo él pareció pensarlo. Lo que decía no tenía nada de descabellado si cambiaban la pronunciación y las palabras correctas, pero eso significaría confinar a toda la ciudad a un encierro total, lo que los expondría potencialmente. Esto no era un pueblo al que nadie visitaba, estaban hablando de una de las ciudades con un mayor número de turistas por fin de semana.

- Es muy arriesgado Samantha.

- Es lo único que se me ocurre de momento, al menos hasta que sepa qué tipo de magia usó tu hermano- se excusó ella encogiéndose de hombros- Quizá entonces tenga otra solución en mente- dio un largo trago a su vaso hasta dejarlo vacío para luego ponerse de pie. Con un chasquido abrió uno de los ventanales que daba a uno de los balcones exteriores. Tal vez el revertir el hechizo era algo precipitado, pero al menos debía intentarlo o si no absorberlo completamente y condensarlo junto a su poder. Pero para ello debía primero averiguar qué hechizo había utilizado Finn para la barrera y para ello necesitaba absorber al menos una parte de todo el poder que recubría el complejo. Claramente no podía hacerlo sola, tratándose de magia negra necesitaba de un condensador mucho más grande que el simple collar que siempre llevaba en el cuello- Muy bien, este es un hechizo algo avanzado para ti, tendrás que absorber parte de la magia de la barrera- profirió mientras que tomaba de su bolso las cosas necesarias para dibujar la mitad de un pentagrama en la entrada del ventanal. El brujo detrás de ella le observaba sumamente nervioso, sin saber qué diablos estaba tramando- No te preocupes, estarás bien Kol- añadió al sentir los nervios emanar de él en oleadas.

- Lo dice el oráculo, no sabes cómo actuará un brujo- advirtió él, después de todo tantas cantidades de poder en el cuerpo de un brujo podía volver las cosas un poco feas para él.

Sam bufó y se quitó el colgante del cuello para tendérselo.

- No seas llorón y toma- Kol llevó su mirada primero al colgante y luego al oráculo con ligera desconfianza- Póntelo. Eso te protegerá, no puedo vincularme a ti por obvias razones pero si puedo cubrirte.

- Espera... ¿Vincularte conmigo?- parecía sumamente consternado.

¿A caso lo había planeado? ¿Exactamente qué tenía en mente?

- Bueno si, eres un Mikaelson después de todo y estás de nuestro lado ¿cierto?- interrogó Samantha con la ceja ligeramente alzada antes de empujarlo hacia el pentagrama, ignorando la tensión en sus hombros. Sabía que en ese preciso momento, él no era un aliado para ellos pero no iba a decir palabra alguna, sin embargo no podía evitar lanzar puntas a diestra y siniestra. Se colocó detrás y extendió sus manos hacia él- Ahora, repite conmigo- Kol rápidamente se colocó el colgante sobre el cuello y extendió las manos hasta el umbral, donde estaban a tan solo unos centímetros de la barrera leal. Samantha cerró los ojos y comenzó a pronunciar- Ita fines ad te, et virtus eius in ambulo- fue un poco seguirle el paso al principio ya que era una lengua algo muerta ligada con latín (cosa que se lo hacía un poco más fácil).

El collar en su cuello comenzó a brillar y sintió de sus manos salir más poder del que tenía. Sus ojos se abrieron mientras que su boca no paraba de recitar, tan solo para ver como la barrera comenzaba ser recorrida por ramificaciones blancas. Todas las ventanas las tenían y éstas comenzaban a brillar cada vez más. Sam no paraba de recitar una y otra vez junto con él, extendiendo su poder a través del brujo cuando de pronto todas las ramificaciones de dolor blanco se tornaron de un grotesco color negro. Las ramificaciones disminuyeron velozmente hasta volver al punto de partida. Afortunadamente Kol pudo apartar las manos antes de que el poder oscuro le tocara, pero Sam no había tenido tanta suerte y había caído de bruces al suelo, siendo impulsada por el hechizo que se había tornado en su contra.

Kol se acercó rápidamente para comprobar que nada le había sucedido. El pentagrama en el suelo había sido borrado por el ventarrón que había expulsado a Samantha lejos del ventanal.

- Sam, ¿estás bien?- preguntó consternado. El oráculo solo pudo llevar una de sus manos a la cabeza, soltó un quejido de dolor para luego abrir los ojos. Al principio el brujo se asustó, pues estos eran totalmente negros y pequeñas venas del mismo color salían de sus parpados. Ella rápidamente llevó su mano hasta tomar el collar del cuello de Kol para colocárselo. Solo así sus ojos volvieron a la normalidad, aunque eso no menguaba el dolor y la pesadez que sentía luego de asimilar todo el poder parcial que había consumido. Desgraciadamente la barrera no se había visto afectada en lo más mínimo, eso le decepcionaba bastante- ¿Qué significa eso?- preguntó el brujo a su lado, pasando su mirada de la barrera a ella y viceversa.

- Significa que la magia es muy pesada, incluso para ti- dijo en un suspiro, aún sentía la pesadez sobre ella y un ligero mareo. Trató de ponerse de pie pero antes de siquiera intentarlo, Kol la tomó el brazo para ayudarle- Absorberla podría matarnos. Chico astuto tu hermano ¿eh?- añadió con ironía antes de mover su mano para acomodar todo en su lugar. Necesitaba chequear de nuevo esos libros, estaba segura de haber notado algo, pero primero necesitaban refuerzos- Toma el teléfono y llama a Davina, vamos a necesitar más apoyo.

Kol no dudó en seguir sus órdenes. A pesar de que él había vivido mucho más tiempo que ella y conocía más trucos, sabía que ella tenía un alcance de poder ilimitado que aún no había descubierto. Su madre tenía razón, Sam era una criatura sumamente poderosa. No solo había canalizado la barrera, sino también a él y sin necesidad de tocarlo. Además, había sentido todo ese poder emanar de sus manos a la vez que disolvía gran parte de la barrera. Tenía la sensación de haber tenido a penas una ligera probada de lo que ella era capaz.

Tomó el teléfono y le marcó a Davina mientras pensaba que el tener a Samantha Mitchell de enemiga no le convenía. Tenía que empezar a cambiar su estrategia. 





Miraba de un lado a otro. A donde quiera que lo hiciera se topaba con caras repletas de locura y demencia que estaban ansiosas por salir de ese lugar a jugar. Eso le causaba cierto escalofrío y solo aumentaba sus ganas de salir cuanto antes de ese lugar tan horroroso.

- Dicen que este lugar está embrujado- le murmuró Cassie mientras recorrían la planta baja de aquella extraña casa.

- ¿Cómo pueden saberlo?- inquirió Rebekah mientras mirada con cierto asco a los pacientes del lugar. Algunos tenían la mirada perdida, otros miraban al techo, otros hablaban entre ellos y otros simplemente actuaban como unos lunáticos tocando paredes u objetos como si fueran lo más maravilloso del mundo.

- Hay muchas versiones de la historia pero todas empiezan igual, con Astrid Malchance y Mary- Alice Claire- señaló brevemente a dos retratos muy antiguos de dos brujas que, extrañamente Rebekah reconocía. Eran las brujas que antes seguían a su hermano por toda la ciudad- Las encerraron aquí hace más de un siglo. Fue tu hermano- eso no era una sorpresa para ella, después de todo su hermano en ocasiones podía ser un bruto- Los aquelarres trajeron a más personas aquí, heridas por la magia. Brujas como yo.

- Entonces ¿es todo?- preguntó un poco consternada- ¿Te encierran y la llave la tiran?- en ese momento un jaleo comenzó a formarse a un pasillo de distancia. Uno de los enfermeros había murmurado algo hacia uno de sus colegas y ambos tomaban a una bruja por los brazos.

- ¡Ahhh! ¡No! ¡Yo no lo hice!- la paciente no dejaba de gritar y patalear en resistencia, pero ambos enfermeros tenían una fuerza descomunal- ¡No!- una de las brujas que acompañaban ese pequeño grupo de vigilantes observaba a Cassie y a Rebekah desde el pasillo con una mirada amenazante.

- Dan miedo esos celadores- susurró hacia la bruja que le acompañaba. Comenzaba a distinguir entre los vigilantes de ese lugar y los pacientes. Los celadores tenían al menos dos marcas en su rostro que los diferenciaba del resto.

- Se llaman a sí mismos Kindred- murmuró ella en respuesta, dándole una mirada angustiada y llena de temor a la morena- Hace años se obsesionaron con la magia negra, hechizos de necromancia y de inmortalidad- poco a poco se apartaron de ese lugar hasta volver a un salón más apartado, donde no había tanta gente- Así que su aquelarre las encerró aquí, desde entonces se pusieron a cargo.

- ¿Qué hay de nuestra magia? Todavía somos brujas ¿no?- miró sobre su hombro para percatarse de que dos mujeres jugaban al scrable. Al ver las piezas con las letras solo pudo sonreír- Lo que tenemos que hacer es enviar una señal de ayuda. 

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Davina llegó al complejo tan rápido como pudo. Después de recibir la llamada de Kol no perdió tiempo y con nada más que su teléfono, corrió rumbo a la enorme casa de los originales para comprobar que todo lo que decía era cierto. Se suponía que Vincent había colocado una barrera sumamente poderosa en todo el lugar, encerrando a los lobos y a los vampiros en un mismo lugar. Gracias a sus años en esa ciudad sabía muy bien que el que dos enemigos naturales estuvieran confinados en un espacio reducido no conducía a nada bueno.

Al llegar cruzó la entrada principal pero se detuvo en seco al llegar a mitad del pasillo. Sabía que si no se andaba con cuidado la barrera la quemaría viva, o eso le advirtió Kol en su llamada. También le había dicho que él y Samantha necesitaban su ayuda ya que el hechizo no había funcionado y necesitaban más poder para eliminar la barrera, pues al parecer se enfrentaban a una barrera compleja de derribar.

Los vampiros no tardaron en notar su presencia y junto a Marcel se acercaron para verla llegar, mientras que ella lentamente se acercaba al punto indicado por el brujo. Podía sentir la energía oscura manar del umbral de concreto que daba al interior de la casa. Alzó la mano, tan solo para comprobar que estuviera así...

- ¡Cuidado, cuidado!- interrumpió Kol de pronto, saliendo de un lado y evitando que su mano fuera herida por la barrera- Es peligroso- Davina retrocedió un par de pasos alejándose de la barrera. El brujo la miró con una sonrisa de alivio y orgullo- La chica bonita al rescate- eso causó una inmensa sonrisa en ella.

- Hey, ya estás aquí- la atención de ambos se desvió en cuanto escucharon hablar al oráculo. Salía del mismo lugar que Kol con una pequeña sonrisa, aunque lucía unas pequeñas marcas debajo de sus ojos, señales de próximas ojeras y en ese momento la sonrisa de la bruja se borró.

No pudo evitar mirar a Kol. Él le había dicho que debía prestar suma atención a cada detalle sobre Sam o lo que pudiera hacer. Eso les daría una pista de a qué tenían que enfrentarse una ve que tuvieran la daga para Klaus lista.

- ¿Estás lista?- preguntó el chico a un lado del oráculo, demostrando lo animado que estaba por comenzar y salir de allí. Ella asintió en respuesta, lo que llevó a que Samantha se acercara más a ellos, e ignorando las miradas curiosas a sus espaldas hizo un movimiento con sus manos. Inmediatamente bajo los pies de los tres comenzó a dibujarse a fuego un pentagrama con runas que ninguno de los presentes fue capaz de interpretar. Solo el oráculo conocía su significado y solo ella era capaz de forjar tales formas en el suelo.

- Bien, Davina una mano hacia Kol y una hacia mi limitando con la barrera- pidió la castaña a lo que comenzaba a sacarse el collar del cuello para elevarlo en el aire. La bruja asintió con la cabeza nuevamente y alzó sus manos en las direcciones indicadas, pero cuando estuvo a punto de tocar la barrera Sam le advirtió- Cuidado al tocarla- eso la hizo sobresaltar un poco. Kaleb le dio una mirada llena de advertencia antes de que volviera a alzar las manos. El oráculo, tras murmurar un par de palabras, dejó que la esfera permaneciera suspendida sobre su cabeza y la del castaño a su lado. Los vampiros y licántropos comenzaron a murmurar impresionados pero ella no le prestó la más mínima atención- Kol tomará mi mano y yo lo canalizaré al igual que a ti a través de la barrera, averiguaremos su origen y trataremos de romperla- profirió el oráculo sin apartar la mirada de su amuleto de protección. Eso bastaría para protegerlos a los tres.

Solo le tomó a Davina unos segundos el digerir sus palabras antes de abrir los ojos como platos. Su semblante lleno de preocupación pasaba de su novio a la castaña y viceversa.

- Es demasiado poder...- murmuró, pero tanto Marcel como Niklaus pudieron escucharla.

- Poder que yo voy a controlar o no saldremos de aquí- sentenció Samantha con firmeza, dándole a ambos una mirada llena de advertencia y severidad. Lo mejor era no llevarle la contraria si querían que todos salieran de ese encierro. Los brujos comprendieron el mensaje y permanecieron en silencio al igual que el público detrás de ellos. Klaus no pudo evitar sonreír con orgullo al escucharla, siempre tan agresiva cuando se trataba de imponer su voluntad, sin embargo eso no eliminaba su preocupación. Sam respiró profundo y extendió su mano izquierda a la barrera y la derecha hacia Kol, quien sumido en un tenso silencio siguió sus indicaciones al igual que Davina- Correcto, repitan conmigo- los ojos de la chica se tornaron completamente blancos de inmediato y sus anillos ancestrales, al igual que el colgante sobre su cabezas, comenzaron a brillar- Potestas circa finem et invenies et te perdere noluit- recitó el oráculo junto a los brujos.

Y sintiendo como el poder de ambos corría ahora por su cuerpo, comenzó a extender su poder a través de ellos hacia la barrera. Nuevamente las ramificaciones de color blanco recorrieron la pared invisible para definir la barrera que los retenía. Poco a poco todos pudieron ver una vez más aquel muro que Finn había puesto a lo largo y ancho del lugar. Todos estaban sorprendidos, incluido Klaus, pero sin duda alguna los más sorprendidos eran Kol y Davina.

Claramente el poder de ambos combinados no era ni la mitad de todo el poder que sentían fluir a través de sus cuerpos y que salía por sus manos. Era como oro líquido en forma de luz que impactaba en sus corazones y brotaba en oleadas enormes y salía veloz por sus palmas. Samantha sin duda tenía mucho más poder del que decía tener, canalizaba a dos brujos y poco a poco comenzaba a disolver el poder de la barrera.

Ninguno lo sabía pero las ventanas del último piso comenzaban a verse libres de la barrera. De saberlo, tal vez uno o dos vampiros habrían alcanzado a escapar sin problema alguno más que el de saltar del tercer piso. Era por eso que el oráculo comenzó a recitar el hechizo con mayor ímpetu, aumentando las cantidades de poder oscuro que entraban y salían de su cuerpo a cantidades industriales. El collar las purificaba a una velocidad única y si continuaba, los liberaría a todos del encierro mucho antes de lo que tenía previsto. Su frente comenzó a perlarse debido al sudor producido por el inmenso esfuerzo mental, al mismo tiempo su cabeza comenzó a hacer presión, pero ella no podía dejarse vencer esta vez así que afirmando más su agarre a la mano de Kol y extendiendo más sus dedos hacia Davina, continuó recitando.

Ambos brujos, sumamente impresionados y sin dejar de pronunciar el hechizo, fueron testigo (junto con todos los presentes) como los ojos totalmente blancos de Samantha se tornaron negros.

Eso no era buena señal.

Y pudieron comprobarlo cuando ella detuvo el hechizo de golpe. Las ramificaciones se tornaron negras y a una velocidad aplastante retrocedieron hasta llegar al punto de partida, y con un ventarrón, Samantha salió despedida del pentagrama, dándose de bruces una vez más contra el suelo. Kol y Davina observaron a sus pies, el pentagrama ya no estaba, sin embargo el colgante de cristal aún permanecía suspendido en el aire. Los vampiros y los lobos se conglomeraron cerca de la entrada para ver qué pasaba. Todos estaban nerviosos y ansiosos por salir, pero ninguno había notado que Sam no respondía.

La mirada del brujo fue veloz hacia la castaña en el suelo y a sabiendas de lo que sucedía, tomó el colgante del aire y fue corriendo hasta ella para colocárselo en el cuello.

- Kaleb ¿qué pasó?- preguntó Davina confundida con la mirada fija en el oráculo. Los ojos de la castaña en los brazos del híbrido eran aún negros. Había pequeñas venas en sus parpados y alrededor de los ojos del mismo color, su respiración era agitada y sus manos parecían temblar. Tanto poder oscuro y tanta pesadez comenzaban a afectarle, pero en cuanto la esfera de cristal nuevamente colgaba de su cuello sintió como la pureza de su magia regresaba y su cuerpo se adaptaba a todo el poder absorbido.

Sin embargo había sido capaz de sentir como la barrera se regeneraba en las partes donde había logrado eliminarla.

Sus ojos regresaron a la normalidad en un parpadeo y las venas de sus ojos se redujeron hasta la nada. Solo entonces fue capaz de mirar a su alrededor y notar todas las miradas llenas de preocupación sobre ella, en especial las de Marcel, Jackson y Gia. También podía sentir en su pecho la angustia de su vinculado.

Kol le tendió la mano, ofreciéndole su apoyo para ponerse de pie junto a una media sonrisa ligeramente incómoda.

Sam no tuvo que pensarlo dos veces para aceptar la ayuda. Trató de ponerse en pie aferrándose a los brazos del brujo con una mueca de dolor al sentir nudos en sus piernas. Éstas amenazaban con fallar y dejarla en el suelo de nuevo, pero Kol fue más listo por lo que rodeó su cintura con un brazo.

- ¿Eso quiere decir que ya podemos irnos?- intervino el híbrido original de manera brusca hacia ambos brujos, avanzando con pie decidido e irritación hacia ellos. Samantha bufó en respuesta haciendo una mueca mientras que Kol la sostenía, sus manos aún se aferraban a los brazos del brujo y eso de alguna forma enfurecía a su vinculado.

"Mas le vale que quite sus sucias manos de ti o voy a arrancárselas", el oráculo frunció el ceño al escuchar las palabras de Niklaus en su cabeza. Estaba actuando muy extraño desde esta mañana, empezando por el abrazo y el beso a la frente que le había dado en su habitación.

¿A caso eran celos lo que captaba en ese tono?

- No, el hechizo nos bloquea- respondió el menor de los Mikaelson sin verse afectado por el enojo de su hermano. Rápidamente le dio una mirada a Davina, a lo que ambos miraron nuevamente el espacio vacío en el que la barrera debería estar.

- Vincent debe estar canalizando magia, algún objeto oscuro- explicó Davina con el ceño fruncido y ligeramente consternada.

- La pregunta es cual- añadió Samantha con una mueca pensativa. Los cuatro compartieron una mirada frustrados y consternados. 

Esto no pintaba nada bien para ninguno de los que estaban encerrados. 





Y tenía razón.

Porque desde el otro lado del barrio se encontraba Finn sumamente satisfecho y lleno de triunfo mientras buscaba los ingredientes en el Lyceé para preparar su próximo hechizo. Sostenía una daga entre sus manos.

- Oh, debiste verlos estaban tan... Tan confiados en nuestra derrota- con una inmensa sonrisa, colocó la daga en una de las mesas y se acercó al cuerpo grisáceo de su padre. Un símbolo de canalización estaba tallado en su frente y su cuerpo estaba colocado en el centro de un pentagrama hecho de sal. Un par de velas estaban ubicadas a los extremos de la cruz que estaba debajo de Mikael. Finn se acercó y se agachó hasta quedar tan cerca de su rostro como pudo- Pero te aseguro padre, no saben a qué se están enfrentando- una sonrisa llena de malicia se dibujó en el rostro del moreno.

Acercó sus dedos a la marca en la frente de su padre y comenzó a murmurar un hechizo que solo aumentaba su poder. Había sentido el poder del oráculo derribar su barrera y claramente había hecho mal en subestimar el alcance de su poder.

Por eso necesitaba quitarla de en medio y estaba trazando el plan perfecto para ella. Iba a descobrar la deuda que tenía pendiente con Samantha Mitchell tarde o temprano. 

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- Di tres países europeos que empiecen por la letra "A"- profirió Camille tan rápido como pudo la pregunta que leía en la tarjeta. Su ceño estaba fruncido y sumamente concentrado en encontrar al menos una pregunta a la que Elijah Mikaelson no acertara, pero tras varios vasos de whisky y dos estuches de tarjetas comenzaba a pensar que era imposible.

- Albania, Austria, Andorra- respondió el original con notable aburrimiento, apartando la mano de su frente. Se había quitado el saco, pero su corbata seguía en su lugar. Había estado en los tres y ninguno era tan hermoso como su hogar.

La rubia arrojó la tarjeta con un gruñido de frustración y comenzó a buscar otra tarjeta de trivia. Este juego parecía estar hecho para él.

- A ver... esta- tomó otra tarjeta llena de determinación- ¿Cuál fue el único presidente estadounidense que obtuvo doctorado?

- El tedioso Woodrow Wilson- respondió con el mismo tono de aburrimiento mientras se servía otro trago. Era muy tedioso, por no decir que no le agradó cuando tuvo el placer de conocerlo.El rostro de Cami se deformó en una mueca llena de inconformidad y fastidio, lanzó la tarjeta lejos y continuó buscando una pregunta que el noble vampiro de más de mil años no supiera responder. Lanzaba cada tarjeta que no le parecía al suelo en un gesto de frustración.

- ¿Quién fue el jinete de secretaría en la triple corona de 1973...

- Ron Turket- respondió él antes de que pudiera terminar la pregunta.

Camille alza las manos en frustración, mientras que una pequeña sonrisa se formaba en la boca del trajeado, siendo ocultada al beber un sorbo de whisky.

- ¡NO! ¡Me rehúso a creer que hayas aprendido todo eso!- exclama entre risas llena de exasperación, cuando de pronto en un torpe movimiento logró tumbar el trago del original, derramándolo sobre la manga de su camisa- Ay lo siento, perdón, Elijah- estaba claramente afectada por el alcohol y no paraba de reír, aunque actuó rápido, tomando una toalla que se encontraba cerca- Toma- él la tomó y comenzó a secar el alcohol derramado mientras que su acompañante buscaba más tarjetas. Pero el aroma del whisky no se desvanecía, era casi tan fuerte como el aroma de la sangre en sus manos en el pasado. Las palabras al igual que los recuerdos comenzaron a inundar su mente una vez más, mientras que Camille solo suspiraba y se disponía a leer otra pregunta dispuesta a continuar con ese juego- Bueno, ¿quién fue... ¿Elijah?- de pronto había notado que el mencionado frotaba la manga de su camisa con más y más fuerza. Sus ojos reflejaban frustración e ira- Oye ¿estás bien?- pero él parecía inmerso en sus pensamientos, incapaz de escucharla. Fue por eso que trató de tocar su hombro para despertarlo de su trance- Oye, Elijah...

Estaba por tomar su mano, pero el original reaccionó tan rápido y de forma tan agresiva que le hizo dar un pequeño brinco. Había tomado su mano en el aire con firmeza para detenerla. Sus ojos verdosos se abrieron alarmados mientras que la furia contenida centelleaba en los ojos del castaño.

Por un segundo creyó que iba a atacarla, hasta que gentilmente comenzó a bajar su mano sin perder la firmeza de su agarre.

- No soy tan frágil como todos creen- espetó por lo bajo, denotando el enojo y la frustración que había contenido desde el momento en que su hermana le había roto el cuello para "aplacar" su descontrolado instinto asesino. Ambos se miran el uno al otro por unos segundos hasta que su teléfono suena, lo que pareció darle un respiro de alivio a la rubia en el sofá. Todo esto era mucho más grave de lo que Sam y Klaus le habían advertido porque estaba claro que todo lo que sucedía lo sobrepasaba. Rápidamente se puso de pie y tomando el aparato contestó la llamada de la señorita Barker- Rebekah, ¿dónde estás?- Camille lo observó cautelosamente hablar por teléfono. Su expresión pasó de la frustración a la profunda consternación en lo que respondían del otro lado de la línea- Entiendo... No, marqué el número equivocado- titubeó ligeramente avergonzado- Perdóneme.

Colgó aquella llamada tan alarmante antes de darle una mirada a Camille.

Algo andaba mal con su hermana y Niklaus necesitaba saberlo inmediatamente. 





- ¿A qué te refieres con que se fue?- murmuró Klaus entre dientes en cuanto recibió la noticia de parte de su hermano.

- Recibí una llamada de Angélica Barker, todavía es ella misma.

Estar enojado se quedaba corto, estaba furioso. Primero aquella extraña cercanía entre ese idiota y su oráculo que lo volvía loco de enojo e irritación, y ahora esto. En cuanto había escuchado de la boca de su hermano que su hermana no estaba solo pudo sentir un fuerte apretón en el estómago seguido de un fuego que recorrió su cuerpo y lo llenaba de la más pura ira. Sabía que Kol era un mentiroso y egoísta que solo veía por sí mismo pero pensó por una vez que él había dejado atrás sus diferencias para acabar con un enemigo en común. Creyó que por una vez, ese idiota no haría uso de sus trucos sucios de brujo para salirse con la suya. Claramente se había equivocado al confiar en la palabra de su hermano menor. Se sentía como un completo tonto, considerando que tenía un oráculo a su lado que podía hacer ese hechizo en tan solo segundos y en frente de sus ojos si hacía falta.

Confiaba mil veces más en ella que en el imbécil de Kol. Estaba claro que debió seguir esa pequeña voz de la razón que le gritaba que no confiara en él, que no le diera el diamante.

¡Samantha podía duplicarse, por amor al cielo!

Decidido, de ahora en adelante los asuntos de brujería únicamente serían atendidos por su oráculo y nadie más. No podía darse el lujo de confiar en las personas porque cosas como estas pasaban. Ahora Rebekah estaba en solo Dios sabe qué cuerpo, o peor... atrapada en el limbo, tal y como Sam le había advertido que pasaría con Cami si no atendía el cambio a tiempo. Detuvo su andar en medio del pasillo del segundo piso al sentir una punzada de temor invadir su pecho.

¿Ahora qué haría?

- Quédate en donde estás, yo me encargaré- bramó rápidamente a su hermano y sin darle tiempo a protestas inútiles, colgó la llamada. Su mente trabajaba a toda máquina, tratando de encontrar una solución, aunque solo había una persona en la que confiaría un asunto tan delicado como la desaparición de su hermana y la traición de Kol. Era la única persona con el suficiente poder y la única que debió encargarse del asunto desde el principio- ¡Sam!- llamó con voz estridente hacia el patio.

Inmediatamente escuchó un par de pasos correr hasta donde estaba.

Sabía que posiblemente había llamado la atención de varios de los vampiros y lobos que esperaban en el patio, pero no le importaba. Rebekah estaba desaparecida y necesitaban actuar rápido.

- ¿Por qué el grito estridente? ¿Qué pasa?- preguntó ella sumamente confundida al llegar a su lado. La tomó por el brazo y la apartó del balcón hacia un lugar mucho más privado, donde las miradas de los curiosos no llegaran.

- Elijah llamó, dice que Rebekah no está en el cuerpo de Angélica Barker- en cuanto lo dijo, el rostro de la castaña se llenó de consternación, seguido de furia.

Casi tanta como la suya, podía sentirla.

- Kol...

- Si, al parecer es una clase de juego sucio- bufó mientras guardaba su teléfono, dando a su vez un vistazo a su alrededor para comprobar que nadie los escuchaba- Claramente hay un traidor entre nosotros.

- Bueno, no debería extrañarnos, no parece haber cambiado mucho estos últimos años- el oráculo hizo los mimos movimientos que él, mientras que silenciosamente conjuraba un hechizo de silencio a su alrededor- ¿Tienes un plan?- preguntó antes de cruzar miradas con su vinculado.

- De momento solo salir de aquí, aunque si puedes encontrarla...

- No lo sé, aún con tu sangre sería imposible- admitió el oráculo con una mueca llena de inconformidad, encogiéndose de hombros.

Él solo pudo maldecir por lo bajo ante su mala suerte.

Esto del cambio de cuerpo ya no estaba resultando tan buena idea y el no saber donde se encontraba su hermana, teniendo en consideración que su padre y Finn estaban por allá afuera, orquestando la caída de todos ellos, no era nada alentador. Necesitaba encontrarla y ponerla a salvo pronto.

Entonces una idea surgió...

- ¿Y qué hay del vínculo?- preguntó con un dejo de esperanza.

- Bloqueado desde anoche, por alguna extraña razón- Klaus volvió a bufar lleno de frustración al escucharla, todo iba de mal en peor- Podría ser cualquiera a estas alturas pero puedo intentarlo.

Ella trató de consolarlo.

Era increíble como una simple oración le brindaba un tramo de confianza y alivio. Iba a intentarlo y eso le bastaba.

Sabía que al tratarse de Samantha y conociéndola, haría todo lo que estuviera a su alcance para encontrarla. Hace tan solo unos minutos había estado al borde de la inconsciencia en su intento por liberarlos de esa prisión.

- ¿Todo está bien?- preguntó Kol llegando hacia donde estaban. Ante su presencia, Sam se vio obligada a quitar el hechizo rápidamente, aunque a pesar de su rapidez el brujo pudo vislumbrar como el anillo de su pulgar dejaba de brillar, y a juzgar por su mirada llena de enojo al igual que la de su hermano, algo había sucedido en su ausencia.

- Lo va a estar si ya encontraste una solución a nuestro pequeño dilema.

- Tal vez, pero no estoy seguro de que te guste- repuso con algo de duda hacia su hermano.

- Y yo tampoco de tener otra elección.

- Hay cosas que necesitamos del Lycée, por lo que Finn no debe estar ahí. Y conociéndolo solo hay una cosa que lo distraerá lo suficiente.

- ¿Y qué es eso?- preguntó el híbrido expectante.

Kol intercambió una mirada con el oráculo en búsqueda de algo de apoyo, después de todo ella había escuchado el plan antes de salir corriendo a auxiliar a su hermano.

- Que le digas en dónde encontrar a nuestra madre.

Inmediatamente la mandíbula de Klaus se contrajo y su mirada se endureció, pero antes de que pudiera decirle cuan demente se encontraba por semejante idea, Sam intervino posando gentilmente la mano sobre su brazo.

- Hazle caso Nik, solo así Davina podría ir por las cosas que necesitamos- ambos compartieron una mirada por unos segundos, hasta que de pronto la atención de la castaña se desvió por un segundo. Su expresión cambió a una pensativa- Aunque... Davina dijo que está canalizando objetos oscuros...

Klaus casi podía ver los engranajes girar en la cabeza de su oráculo.

- ¿Qué se te ocurre?- preguntó con curiosidad, buscando su mirada e intentando descifrar sus pensamientos a pesar de que su vínculo no tenía esa profundidad aún.

- Si encuentro la fuente de su poder podremos eliminarlo desde adentro y así debilitar la barrera lo suficiente para que al menos yo absorba ese poder sin salir tan afectada.

Ambos hermanos la observaron confundidos y consternados, pero sobre todo considerando sus opciones.

- De ninguna manera Sam- negó el híbrido en cuanto recordó los ojos totalmente oscuros y las venas alrededor de los ojos de su amiga como si fuera un vampiro o algo más oscuro- Hace tan solo unos minutos te recuperaste, si vuelves a hacerlo tal vez no puedas levantarte.

Estaba preocupado, pero para ella no había tiempo que perder.

- Lo que sucedió allá solo fue porque Finn actuó al mismo tiempo que yo disolvía el poder de la barrera- trató de explicar, dándole una mirada a ambos hermanos, aunque tenía una idea de lo que podían estar pensando. Niklaus estaba sumamente preocupado y Kol... bueno, estaba más que segura que él quería seguir experimentando de primera mano todo el poder del que ella era capaz- Si logramos distraerlo el tiempo suficiente podría encontrar el objeto que está canalizando y así detenerlo. Lo hice una vez, puedo volver a hacerlo, Nik- añadió al ver la duda en los ojos del mencionado junto al temor de perderla- Además, si Finn regresa a ser un idiota de fuerza normal podremos disolver la barrera mucho más rápido.

Esperaba que accediera, porque entre más tiempo pasaba, más le costaría esconder la realidad del paradero de Rebekah.

- ¿Y si no funciona?- sugirió Klaus, angustiado.

- Funcionará. Aunque reconozco que el fracaso es una posibilidad así que tenemos un plan B- ella le dio una rápida mirada al brujo que se encontraba a su espalda, tan solo para hacerle ver que tarde o temprano saldrían de ahí.

Entre más rápido salieran más tiempo podrían dedicarle a la búsqueda de Rebekah.

- Si, pero ¿cómo piensas hacerlo sin ser descubierta?- inquirió Kol cruzándose de brazos. Tenía suma curiosidad por saber cómo lo haría. Ya había visto muchas cosas en tan solo dos días de ser parte de esa "alianza" con sus hermanos, lo que claramente implicaba estar cerca de ella.

Era una criatura sumamente poderosa y deseaba conocer mucho más sobre ella y el cómo lo hacía.

Pero algo que si lo dejó desconcertado fue la sonrisa que se dibujó en el rostro de la chica, para luego compartir una mirada con su hermano.

- ¿Piensas lo mismo que yo?

- No sabemos si va a funcionar- respondió el original tras unos breves segundos de silencio.

¿Tan solo una mirada bastaba para que se comunicaran? ¿O a caso eso era parte del vínculo entre ellos?

- Puede entrar y salir de barreras, puede hacerlo. Tú mismo lo viste hacerlo- señaló Samantha con insistencia mientras que su vinculado fruncía el ceño. Claro que lo había visto pero eso fue después de que le dio una golosina a la bola de pelos de ojos azules- Solo necesito dos frascos del último hechizo, no llevará mucho...

- ¿De qué demonios hablan?- interrumpió Kol sumamente frustrado al no entender lo que estaba pasando.

Detestaba los secretos.

Aunque a ellos poco les importaba.

Klaus sopesó sus opciones por un momento. Lo que Sam le estaba sugiriendo era completamente posible y seguro, desde su punto de vista. Sabía que él era sumamente capaz de eso y tal vez de más, dependiendo de cuanto poder haya heredado de ella.

Soltó un suspiro resignado.

- ¿Me prometes que no morirás en cuanto hagas el hechizo?- Samantha asintió con ligera emoción. Nuevamente trabajaría con él y estaba más que segura de que sería divertido. Klaus negó ligeramente y tras un bufido solo pudo darle su aprobación- Ve, yo lo esperaré en la entrada.

Sam no perdió el tiempo y se apresuró a ir a su habitación para comenzar con los hechizos apropiados para traerlo al complejo, mientras que Kol no dejaba de mirarlos a ambos sumamente confundido.

Klaus solo observaba a su amiga retirarse con una pequeña sonrisa llena de orgullo.

No iba a perder su tiempo explicándole al idiota de su hermano sus planes. Ya no más. E iba a hacer todo lo posible por separarlo de ella. Ese repentino interés por la magia que ella poseía podía verlo, junto con la avaricia centelleante en sus ojos. Sabía que algo tramaba contra Sam, no era tan estúpido. Además, conocía tan bien los celos de su hermano como para saber que el oráculo no le caía nada bien ya que tanto él como el resto de sus hermanos la consideraban parte de la familia. Sus celos de hermano mayor había emergido desde lo más profundo y protegerían a Samantha de las malas intenciones de su hermano a toda costa. 





- ¿Qué sucede?- preguntó Jackson entrando en la habitación.

- Tengo algo que decirte- Hayley cerró las puertas de la habitación y lo miró con nerviosismo.

- ¿Estás bien?- la preocupación lo había embargado de pronto. Si había notado esa actitud extraña desde que llegó, incluso podía sentir cuando lo miraba desde el otro lado de la habitación.

Había creído que solo eran los nervios por la boda o que simplemente lo contemplaba, o al menos así pensaba hasta que vio la culpa en su mirada junto a la vergüenza. Claramente había algo mal y él no había sido capaz de verlo. Tal vez se sentía mal o tenía algún problema con uno de los chicos de abajo, o solo quería confiarle algún secreto.

- Si, uh... no, es que...- la híbrido contuvo el aire mientras que cruzaba la habitación para hacerle frente una vez que la puerta estuvo cerrada. Tendrían algo de privacidad si ninguno de los chicos no subía a espiar- Estaba pensando que si tomamos la decisión de casarnos entonces, quiero hacerlo bien y quiero ser honesta contigo- Jackson la miró sintiendo como le transmitía sus nervios. Esto no pintaba muy bien y el que ella tomara aire de esa forma tan profunda solo lo confirmaba- Los últimos días que no estuve contigo...- Hayley soltó el aire que había retenido en sus pulmones, sus manos parecían temblar y no pudo mantener la mirada sobre él- La verdad es que... estuve con Elijah.

- Okey- Jackson la miraba un poco confundido.

¿Eso era todo?

Por un segundo había creído que sería algo malo. Había estado con uno de los hermanos Mikaelson, y entendía que tenían mucho en común, después de todo su bebé había sido hija de Klaus y ambos compartían la pérdida.

O eso creía...

Hayley tragó en seco.

- No, significa que... estuve con Elijah- finalmente lo miró a los ojos, lo que bastó para hacerle entender a su prometido la realidad aparente de la situación. Claramente él no sabía que no se habían acostado, pero eso fue lo primero que había captado. En cambio ella realmente creía que había captado la indirecta de que había besado al original, por ello no se molestó en aclararlo. También era considerado un acto de infidelidad besar a alguien que no es tu prometido, y para ella no se sentía correcto el ocultárselo a Jackson, quien en ese momento parecía estar en un profundo estado de shock.

Aunque eso era poco para lo que sentía.

De pronto todo estaba mucho más claro. Su corazón se oprimía en su pecho cada vez que la miraba a los ojos, sus palabras resonaban en su cabeza al igual que miles de escenarios posibles en los que podría haber pasado eso. Se dio la vuelta para caminar por la habitación evitando mirarla, necesitaba procesar todo esto. Pasó su mano por su rostro y luego por su cabello en un gesto de exasperación, logrando que la castaña se sintiera aún más culpable y sin embargo, permaneció en silencio, esperando a que él dijera algo.

Tras unos minutos Jackson respiró profundo, y tomando valor se volteó para verla a los ojos.

- ¿Lo amas Hayley?- inquirió esperando una clara respuesta, pero ella solo pudo mirarlo a los ojos en respuesta. Eso lo llenó de amargura ante la obviedad de la situación- Claro, yo ya lo sabía ¿verdad?- lucía tan decepcionado y triste, aumentando la culpabilidad de la híbrido.

Necesitaba arreglarlo.

- No importa cómo me sienta Jack, porque no se trata de mí ni de ti. Esto es...

- Un sacrificio- completó él de brazos cruzados antes de que pudiera siquiera terminar la frase.

- Yo no dije eso.

- No, Hayley, no fue necesario- sentenció con severidad antes de salir de la habitación sumamente abrumado.

Sabía que todo esto de la boda era para traer a su manada de vuelta, pero él le había dicho con total claridad que el ritual no funcionaría si los votos no eran honestos, eso también implicaba los sentimientos que tenían hacia el otro. Por eso cuando vio que ella aceptaba el compromiso de manera pública, estaba aceptando de manera indirecta que sentía algo por él. Solo que no creyó que al momento de pedirle que se casara con ella fuera a acostarse con el primer vampiro original que se topara.

Debió imaginar que las cosas no habrían cambiado entre ellos.

Ahora sabía cuál era la opinión de Hayley sobre la boda y no podía sentirse más herido. Que estuviera haciendo todo esto por la manada era un acto muy valiente pero lo decepcionaba. Sus esperanzas se habían roto de nuevo y todo en lo que podía pensar era en descargar toda la frustración y la ira que sentía. Necesitaba respirar, necesitaba procesar muchas cosas, por lo que sus pies se encaminaron a las escaleras para hablar con uno de sus amigos. Había visto a Aiden desaparecer antes de que Hayley lo llevara a la habitación, sin embargo aún estaba Francesca.

Ella, él y Aiden habían crecido juntos, los tres eran como hermanos. Al menos hasta que Francesca y sus padres abandonaron la manada y se convirtieron en desertores. Desde entonces no supo nada de Francesca Dumont hasta varios años después, precisamente un par de meses atrás. Sus padres habían muerto al verse libre comenzó a buscar su propio camino, hasta que finalmente, tras años de recorrer el país los había encontrado, y estaba dispuesta a unirse de nuevo a la manada, por esa razón Aiden la trajo al complejo. Muchos la conocían pero no todos la aceptaban pues aún la veían como una desertora. Solo estaba ahí para reafirmar su estatus de licántropo perteneciente a la manada de los crecientes y Jackson no podía estar más de acuerdo.

Era su mejor amiga después de todo, y el tenerla de vuelta era un inmenso alivio, porque parecía que las cosas entre ellos no habían cambiado nada.

Aún existían esas bromas llenas de complicidad, los consejos femeninos de aquel trío de niños, los discursos motivacionales de la antigua Francesca por la que él y Aiden habían votado para que fuera alfa cuando eran tan solo unos niños. Confiaba en ella, pero nunca podría explicar por qué en lugar de acudir a ella por apoyo, estaba frente a la puerta del oráculo dudando en si debía entrar o no.

Era tal vez una mala idea pero, solo ella era capaz de entender su dolor en ese momento. Sin embargo tenía que considerar los sentimientos de Sam si le decía lo que había sucedido entre Hayley y Elijah. No olvidaba ese triángulo amoroso tan complicado. Aún así temía su reacción si lo mencionaba, podía no saberlo así como también podía estar al tanto de la situación, después de todo no le había aclarado qué era lo que había sucedido en esos tres días que había estado fuera de la ciudad con los originales.

De todas formas no quería causarle más dolor, así que decidió que se iría. Pero antes de que sus pies retrocedieran de regreso al patio, su mano dio un par de toques a la puerta.

- Adelante- escuchó del otro lado. Cogió valor junto con algo de aire y abrió la puerta para ver cómo le daba la espalda. Ella parecía muy ocupada guardando frascos y velas- Bien Nik, ya contacté a Niel y traté de encontrarla pero...

- Lamento decepcionarte, pero no soy Klaus- Samantha se volteó rápidamente al escuchar la voz de Jackson en su puerta.

Inmediatamente una sonrisa se dibujó en su rostro.

- Jackson. Que linda sorpresa- su cabello debía parecer un desastre después de tanto flotar en el aire al estar en el submundo, por lo que rápidamente trató de arreglarse lo mejor que pudo con sus manos mientras que continuaba guardando todo en su lugar- ¿Necesitas algo? ¿Los vampiros causan problemas?- Jackson negó con la cabeza sin dejar de observarla moverse por toda la habitación. Ojeaba a su vez un libro antiguo en un lenguaje que él no era capaz de entender- ¿O a caso necesitas que ponga a Jerick a dormir por unas horas?- eso lo hizo reír un poco.

- No, nada de eso, aunque gracias por la oferta- de pronto estaba nervioso. No quería incomodarla pero necesitaba hablar con alguien sobre esto. Caminó por la habitación hasta sentarse en la mullida cama de sábanas perfectamente acomodadas- Quería hablar contigo de hecho- Sam desvió su atención de los libros de runas antiguas para mirarlo con el ceño fruncido- Necesito una amiga en este momento- en cuanto dijo esas palabras notó la tristeza ceñida a ellas, al igual que su semblante herido.

- Claro, ¿pasó algo?- preguntó extrañada, acercándose a él.

De pronto él miró esos ojos expectantes, casi tan heridos como los suyos y que le prometían estar ahí para apoyarlo.

Eso fue lo que le infundió valor para decir...

- Hablé con Hayley.

Sam lo miró aún confundida, tomando asiento a su lado.

- Pareces enojado.

- Lo estoy, como no tienes idea- secundó Jackson con gran frustración, eso comenzó a formar dudas en la cabeza del oráculo. Jackson era un buen chico y nunca se molestaba sin un buen motivo. Además notaba en sus ojos lo herido que estaba, la frustración y la impotencia que sentía. No entendía cual podría ser el motivo de su enojo o exactamente qué le había dicho Hayley para hacerlo enfadar de ese modo. El licántropo desvió la mirada hacia sus manos y respiró profundo- Me dijo que estuvo con... Elijah- ella inmediatamente se tensó. Jackson posó sus ojos nuevamente sobre la castaña, esta vez demandando una explicación- ¿Es cierto?- en respuesta tragó en seco, sintiéndose de pronto acorralada.

No sabía que decirle, no quería lastimarlo así como tampoco quería mentirle, ya cargaba con demasiados remordimientos desde que le prohibieron revelar el futuro de su familia. Si decía otra mentira probablemente explotaría, no soportaba la presión. Pero entonces reparó en la mirada lastimera y enojada de Jackson y en lo que había dicho al llegar.

Necesitaba una amiga. Además, esto no tenía nada que ver con sus visiones, por mucho que le molestara.

Samantha suspiró resignada.

- Bueno yo... luego de cenar subí a mi habitación- nuevamente se hundió en aquellos recuerdos tan dolorosos. Tomó aire una vez más y pasó sus manos por su cabello con exasperación- Hayley tenía que contarle sobre la boda, así que los dejé a solas- Jackson la miraba atentamente, sintiendo el enojo trepar en su interior como la hiedra- Bajé solo un momento a buscar un... vaso de agua cuando...- titubeó al recordar como Elijah sujetaba a Hayley de una forma tan apasionada que la consternaba. Su corazón se encogió en su pecho de dolor- Bueno ellos estaban... Solo se besaban o eso creo- titubeó al final con una mueca llena de incomodidad- Los dejé solos después de eso.

Él suspiró abatido.

- Entonces...

- Podría ser solo un beso Jack, no hay que ser tan apresurados- era extraño que de pronto saliera en defensa de ellos, pero la verdad es que no se había quedado para ver qué hacían. Solo huyó como una cobarde en lugar de intervenir. Aunque tal vez, lo hacía porque una parte de ella no quería creer que realmente Elijah había sido capaz de algo así después de asegurarle que la amaba.

- Pues fue lo que ella me dijo- el licántropo parecía sumamente convencido.

- Solo te dijo que estuvieron juntos- Sam realmente trataba de no creer lo que escuchaba, pero él estaba ahí sentado en la cama a su lado, enojado, frustrado, herido y con las manos hechas puños.

- Si bueno, tampoco negó haberse acostado con él- bramó pasando una mano por su rostro. Sus dedos acariciaron el puente de la nariz mientras que contaba hasta el diez, en un intento por distraerse del dolor, solo que su mente no lo dejaba- Ella lo ama, aunque supongo que no es algo nuevo. Es solo que creí...

No pudo completar la frase pero no hacía falta, Sam lo entendía completamente.

Su cabeza comenzó entonces a maquinar rápidamente, analizando cada palabra junto con la poca evidencia que tenía (porque era verdaderamente escaza). Quizá podría dejarse llevar al igual que Jackson por la impotencia pero desde hacía días que se veía forzada a mantener la cabeza fría para pensar soluciones a cosas que aún ni siquiera pasaban. Y aunque cada latido de su corazón parecía más y más pesado, se obligó a mantener la calma una vez más para tratar de descifrar qué había pasado mientras que Jackson solo hundía su rostro en sus manos y se dejaba consumir por el rencor. No podía permitir que eso le pasara a ella, no podía confiar solo en la palabra de Hayley.

Tal vez él sí, era su prometido y la amaba, pero ella no.

Estaba consciente de que se detestaban la una a la otra y que la híbrido nunca jugaba limpio. Por lo tanto tenía que pensar las cosas.

Elijah no había cambiado nada, según lo que había logrado ver a lo largo de su estancia en Arkansas. Claro que enfrentaba una situación difícil ahora que era consciente de que él era el responsable de la muerte de Tatia. Su capacidad de controlar ciertos instintos al igual que su temperamento, se desmoronaba con la presión, lo que los había llevado a esa gran discusión que aún le dolía recordar. Afortunadamente el trajeado se había disculpado, aunque eso fue después de descubrir aquel episodio pasional en el salón. Samantha trató de hacer a un lado el dolor y analizar cada palabra dicha, cada acción, cada mirada en aquella conversación que tuvo con el original antes de quedarse dormidos bajo las estrellas, pero no lograba notar nada. Era el mismo Elijah que siempre había sido con ella después de que decidieron apartarse aunque si se le notaba mucho más melancólico de lo normal, al igual que su sufrimiento podía verse reflejado en su mirada e incluso en la tensión de sus hombros.

El ser secuestrado por su madre marcaba un antes y un después en su actitud y sin embargo esa noche, había algo diferente cuando fue a reunirse con ella en el jardín. Algo que tal vez no habría notado de no ser porque se encontraba repasando todo lo sucedido las últimas horas en su cabeza. Esta mañana al despertar también había algo diferente tanto en Hayley como en Elijah.

Recordaba el toparse cara a cara con Hayley en la cocina y momentos después en su habitación cuando le regresó su amuleto (solo Dios sabía dónde lo había dejado con tanto ajetreo para preparar hechizos de clonación). Recordaba decirle a Niklaus que la híbrido estaba mucho más temperamental de lo usual, pero aún así había logrado notarlo.

En su vinculado era mucho más sutil pero aún así era visible ese brillo refrescante en sus ojos.

Tal vez Jackson estaba en lo cierto. Tal vez Hayley decía la verdad, después de todo ella solo había corrido escaleras arriba y se había encerrado en la habitación de Hope con un hechizo silenciador para no ser escuchada, ni mucho menos escuchar lo que pasaba afuera. Había actuado como una completa cobarde.

Samantha suspiró abatida y sintiendo como algo dentro comenzaba a romperse.

- Supongo que ambos nos equivocamos- profirió dando una suave palmada al hombro del licántropo tratando de reconfortarlo, a pesar de que por dentro se sentía destrozada- Esos dos parecen quererse y no creo que una boda cambie las cosas por el momento.

- Eso es muy alentador- bufó con altanería y dándole una mala mirada.

Ella solo se encogió de hombros sin saber qué más agregar.

- ¿Qué quieres que te diga? El motivo principal de esta boda es unir a los crecientes de nuevo y liberarlos de las brujas, Hayley jamás dijo que sus intenciones fueran otras y por lo que escuché, son honestas- Jackson frunció el ceño, preguntándose qué demonios tenía que ver eso con sus sentimientos. Aunque el enojo le impedía verlo, existían muchas formas de interpretar la regla de los votos honestos de los alfas- Tal vez si le das algo de tiempo ella pueda apreciarte como tú deseas- añadió Samantha como solución alternativa.

Por lo que sabía, para un ritual como ese no existía anulación.

- ¿Y quieres que la boda espere hasta entonces?

Esta vez fue su turno para bufar mientras que negaba con la cabeza.

Verdaderamente la estupidez humana no tenía límites, y más aún si iba tomada de la mano con un temperamento lobuno como el de Jackson.

Comenzaba a cuestionarse la capacidad de razonar de los lobos.

- No, la boda debe continuar su curso- él la observó aún más confundido que al principio, por lo que Sam tuvo que recordarse a sí misma que no era correcto el pegarle en la frente para comprobar que su cerebro funcionara adecuadamente- Me refiero a que no importa si ella no te ama, de todas formas van a casarse y quien sabe por cuánto tiempo.

- Claro, y mágicamente me amará.

Debía recordarlo. Jackson no era un control remoto al que podía golpear para comprobar su funcionamiento.

- ¿Y por qué no?- cuestionó con el ceño fruncido, cruzándose de brazos- Eres inteligente, valiente, fuerte, apuesto y con un lado cursi por el que muchas chicas pelearían- no parecía creer en sus palabras, esa sonrisa burlona y llena de escepticismo se lo confirmaba. Samantha lo tomó entonces por el hombro para que dejara de mirar la habitación y la mirara a ella. Estas cosas debían decirse de frente- Eres un buen hombre Jack, creo que ya te lo había dicho- de pronto un pensamiento cruzó su mente, uno muy antiguo que causó que riera con amargura. El licántropo frunció el ceño extrañado, eso motivó al oráculo a revelar el motivo de su risa. Era una simple tontería y que tal vez ayudaría a menguar el enojo de su amigo- Creo que si te hubiera conocido antes las cosas serían diferentes.

- Solo lo dices para hacerme sentir mejor- repuso Jackson nuevamente escéptico.

- Lo digo porque es cierto- reafirmó el oráculo en un suspiro afligido- Quizá las cosas serían diferentes para mí, no estaría... en esta situación.

No quería pensar en eso siquiera.

En su momento la idea de evitar todo esto solo la colmaba de frustración y no ganaba nada haciendo berrinches. Tampoco tenía tiempo para hacerlos.

- Quizá sería distinto también para mí- notaba pesar en el tono de Jackson y solo pudo sentir pena por él. Compartían la misma pena una vez más, la única diferencia era que ninguno estaba bajo la influencia del alcohol y sus pensamientos eran mucho más sólidos.

O al menos eso pensaba Sam hasta que Jackson la besó.

Nunca supo en qué momento ambos habían terminado con los rostros tan cerca o en qué momento Jackson la había tomado gentilmente por la barbilla para juntar sus labios en un beso suave pero al mismo tiempo demandante. Tampoco tenía idea de por qué le correspondía el gesto. Tal vez era la impresión en sí lo que la había dejado lo suficientemente atontada como para mover sus labios al compás de los del licántropo. Como sea, ella solo podía pensar en una cosa.

No se sentía como la última vez.

Se sentía de alguna forma, incorrecto. No solo porque Jackson era su amigo o porque estuviera comprometido con una de las personas que más aborrecía en el mundo. Se sentía incorrecto porque su mente y corazón solo tenía cabida para una persona.

Y esa persona estaba en Arkansas cuidando de Camille y de Hope, aún cuando sus facultades mentales no eran las mejores.

Samantha tomó a Jackson por los hombros y se apartó de él tan rápido como la imagen de Elijah Mikaelson atravesó su cerebro.

- Esto es una locura- se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación como si hubiera cometido un crimen.

No se sentía como tal pero si sentía que había fallado en algo. Habían cosas que aún no encajaban en esa historia, sin mencionar que ese no era un beso real. No era como deseaba sentirse, no realmente. Ser deseada era algo que, en teoría, le agradaba. Siempre le sentaban bien los halagos y las miradas embobadas de los chicos que juraban sentir algo por ella, como Jonathan.

Hace varios meses atrás, tal vez habría considerado la opción de seguir sus impulsos pero ahora había muchas cosas en juego.

Además, quería sentir lo mismo que la otra noche, cuando miraba las estrellas en silencio junto al hombre que creía era el indicado.

- Si... tienes razón, yo...- de pronto él parecía apenado por haberse precipitado.

- Estás enojado. Y te vas a casar con Hayley- puntualizó el oráculo sin dejar de caminar de lado a lado, tratando de hacerlo entrar en razón.

- Lo sé. Lo siento, no sé por qué lo hice.

Al escucharlo ella se detuvo para mirarlo. Nuevamente su cabeza estaba hundida entre sus manos, apoyadas en sus rodillas en un gesto lleno de culpa. Entonces Sam se acercó a él para tomar su mano, llamando así su atención.

- Yo sí- una media sonrisa se dibujó en el rostro del oráculo- Estás enojado, te sientes traicionado y eso lo entiendo.

Encontró toda la comprensión que pedía en tan solo una mirada al igual que todas las respuestas a sus dudas, acompañadas de un buen consejo. No podía pedir más a alguien que también estaba roto por dentro. Además, ¿qué clase de amigo sería si continuaba con sus estúpidas acciones impulsadas por la rabia?

- Creo que necesito pensar las cosas- profirió finalmente, colocándose de pie. Tal vez si se tomaba un tiempo para meditar las cosas encontraría que el consejo de Samantha tenía mucha más lógica de lo que pensaba. Ella asintió en respuesta para luego volverse hacia la mesita donde había dejado los libros de runas antiguas, pretendía hojearlos pero el nudo en la garganta se estaba volviendo inaguantable. Necesitaba desviar su atención rápido- ¿Estás bien?- preguntó Jackson preocupado ya que la noticia también le afectaba a ella.

Samantha lo miró con una calma completamente ajena a ella.

- Lo estaré cuando salgamos de aquí- dijo en un tono lleno de burla mientras que señalaba el libro en sus manos, sin embargo él no parecía muy convencido- Estaré bien Jack, no te preocupes- reafirmó con una pequeña sonrisa, volviendo sus ojos a la lectura de runas antiguas.

Escuchó a los lejos los pasos inseguros del licántropo y luego el sonido de la puerta al cerrarse. En cuanto se encontró completamente sola, Samantha dejó el libro antiguo de vuelta en la mesilla antes de cerrar los ojos para tratar de concentrarse en retener el nudo en su garganta junto a todas sus emociones, las cuales habían sido demasiadas para un solo día.

Y lo peor es que este aún no acababa.

Aún faltaba tanto por hacer que simplemente... no pudo retenerlo por más tiempo y finalmente dejó que todo saliera en forma de llanto. Todo esto era mucho más grande que ella, los secretos acerca de su propia naturaleza, el sentimiento de soledad junto con la culpabilidad al ver a Niklaus a los ojos y tener que esconder algo tan importante como el futuro de su familia o tener que mentirle sobre lo que sabía de Kol o de Rebekah, sus nervios carcomiendo su cerebro al sentir su vínculo con la rubia original completamente bloqueado, cargar con el miedo constante de que algo malo la acechaba, tratar de no volverse loca con suposiciones cada vez que tenía una visión y se veía a sí misma en ella. También estaban sus peleas constantes con los antiguos oráculos y la responsabilidad que tenía sobre los hombros de hacer que perdonaran a su raza y que repoblaran la tierra.

Y no olvidemos las noticias que había traído Jackson.

Maldición, es que aún no podía creerlo. Había cosas que no lograba entender pero su cabeza estaba tan colapsada de pensamientos que lo único que tenía cabida era algo que posiblemente no era cierto. No quería creer que Elijah había sido capaz de acostarse con Hayley después de todo lo que le había dicho antes de ser secuestrado por Esther. Tampoco tenía ánimos de levantar el teléfono y llamarlo tan solo para corroborar que eso fuera verdad. Mucho menos después de que le había dicho que solo la llamara si se trataba de algo de vida o muerte.

Traducción, no quería sus llamadas.

Pero precisamente en ese momento, moría porque su teléfono sonara y que la respuesta a todas sus preguntas lograran mitigar su angustia y su dolor.

Ni siquiera podía imaginarlos a ambos...

Sus lágrimas rodaban por sus mejillas sin parar cuando de pronto la puerta de su habitación se abrió para mostrar a Niklaus.

- Sam, ¿ya contactaste a...- se detuvo en seco al encontrar las luces apagada, las cortinas también estaban corridas sin dejar paso alguno a la luz. Algo andaba mal, esto no estaba así hacía una hora. Sus ojos la buscaron veloces por la habitación hasta que encontró un bulto a un lado de la cómoda, del que salían sollozos. Se acercó rápidamente y sumamente preocupado a sabiendas de quién se trataba. Se arrodilló frente a ella y la tomó de las manos para que al menos lo mirara a los ojos. No entendía cómo de pronto había pasado de la frustración al llanto, pero no le gustaba que esos ojos cafés tuvieran hundidos en lágrimas-¿Qué sucedió? ¿Estás bien?- cuestionó tomando sus manos sumamente preocupado.

- No, creo que no- contestó ella en un susurro mientras que todas las alarmas se disparaban en su mente. Debía recuperar el control de inmediato, Niklaus no debía saberlo.

Pero él estaba más ocupado tratando de sacarle de aquel agujero, y tras tomarla en sus brazos la llevó cargando hasta la cama.

- ¿Viste algo? ¿Estás herida?- inquirió tomando su rostro entre sus manos mientras que sus ojos alarmados comenzaban a buscar alguna señal de heridas o de algún hueso roto, sin embargo no encontró nada. Solo las lágrimas del oráculo que poco a poco se detenían. Entonces recordó lo que había visto en el patio, el cómo había estado al borde de desvanecerse- ¿Necesitas un descanso? Porque puedo decirle a Kol que se las arregle solo con Davina- sugirió con algo de nerviosismo. De pronto sentía que el llanto se debía a él.

Algo había hecho mal o tal vez la presionaba demasiado.

Como fuera, Samantha negó.

- Estaré bien solo...- sus manos limpiaron los rastros de lágrimas de sus mejillas a lo que desviaba la mirada. Tal vez avergonzada, tal vez sintiéndose culpable- Creo que dejé unos libros en la biblioteca iguales a estos, ¿podrías traerlos por mí?

- Claro, lo que necesites- escuchó como el ritmo de su corazón regresaba a la normalidad casi por completo. Comenzaba a calmarse poco a poco y sin embargo temía dejarla sola por temor a que el llanto iniciara de nuevo. Aún así salió de la habitación por la simple razón de que no quería inundarla de preguntas incómodas. Conocía a Samantha, cuando estuviera lista para contarle lo que le afligía, lo haría.

Le preocupaba su silencio, su ausencia y sobre todo esa sombra de frustración, enojo y tristeza en sus ojos que había aparecido los últimos días. Creía que eso tenía algo que ver con Elijah, pero gracias a que los había observado cuidadosamente esta mañana, sabía que habían arreglado sus diferencias.

O algo por el estilo. Aún no se explicaba aquel arrebato de frialdad antes de que se subiera al auto.

No tenía idea de qué sucedía, pero sea lo que sea que atormentaba a su oráculo, le haría saber que no estaba en esto sola. Y si alguien la molestaba, lo asesinaría. Y en el caso de que la culpa fuera suya, se pondría como castigo dormir junto a la bola peluda que su oráculo tenía por mascota. 

Aunque la mera idea le resultaba repugnante, lo haría si eso le levantaba el ánimo.





- ¿Enserio crees que hay una salida aquí arriba?- preguntó Aiden mientras seguía a Josh por las escaleras hasta el último piso. Las voces de todos se escuchaban lo suficientemente lejos como para que ellos pudiesen escucharlos.

Definitivamente estaban solos.

- Ammm nop, para nada. Uno de los vampiros trató de escalar hasta el techo. No pudo- miró nerviosamente a su alrededor y puso alerta sus oídos para asegurarse de que no había nadie cerca antes de tomar a Aiden por la cintura para acorralarlo contra la pared- Pero, supuse que si vamos a estar atrapados en esta burbuja de perdición- Aiden sonrió con sorna y picardía al verse acorralado por su novio- La pasemos lo mejor posible.

Y con una grata sonrisa ambos se besaron gustosos.

- Josh...-profiere el lobo entre besos en un vago intento por apartarlo, a lo que él responde atacando de nuevo sus labios- Alguien podría subir- su mano lo empujó ligeramente por el hombro apartándolo de él.

Josh lo mira confudido.

- ¿Y qué? No me importa si alguien me ve besando a mi novio- Aiden, sin poder creer lo que acababa de escuchar, lo miró sumamente impactado y luego comenzó a reir tímidamente- ¿Escuchaste? Dije que eres mi novio- añadió cayendo en cuenta de lo que había dicho.

- Sip...

Josh retrocedió un poco incómodo y apenado.

- Si- suspiró con algo de desánimo- Eso pasó.

Ambos habían quedado en que tendrían una relación en secreto, no solo por la diferencia de especies o por la enemistad eterna que tenían los bandos a los que pertenecían.

Aiden suspiró y miró a su alrededor ligeramente incómodo.

- Mira... los licántropos no saben nada, solo Francesca.

Si, él le había contado del regreso de su amiga de la infancia a la manada y su reintegración hace unas pocas semanas. El que al menos lo supiera una persona de su círculo social le brindaba una gota de alivio, sin embargo no quitaba el enojo y sorpresa ante su revelación.

- Aiden, dime que no me asesinaron y regresé de la muerte para volver a meterme al closet.

- No, no es eso es...- él lo miró con ligera incomodidad y vergüenza de sí mismo. No sabía cómo decir esto sin sonar brusco- Eres un vampiro- en cuanto vio la expresión de Josh llena de decepción y exasperación quiso arreglarlo- Y es grandioso que a tus amigos no les moleste esto, pero es diferente con los lobos. Claro que Frannie es diferente pero... No sabes cómo nos hicieron sufrir Marcel y sus vampiros- Josh solo pudo mirarlo profundamente ofendido para luego retroceder.

- Tienes razón, no lo sé porque no tuve nada que ver con lo que pasó antes- repuso con enojo hacia el licántropo, quien aún parecía tener cierto rencor contra los de su especie.

- Créeme. Ustedes eran los malos- entendía su punto de vista, pero no significaba que el enojo disminuyera o su decepción por tener que esconderse de los demás. De pronto, Josh sintió una fuerte punzada en el estómago, como si el estómago se le vaciara de golpe. Conocía ese dolor tan molesto al igual que la sensación de sequedad en su garganta, solo que esta vez era mucho mayor y su vista comenzaba a nublarse- ¿Josh?- escuchó la voz preocupada de Aiden- ¿Josh?

Sus ojos se clavaron en la vena saliente de su cuello y en el aroma tan cálido de la sangre que lo llamaba.

- Algo está mal.

No sabía qué era pero su estómago le reclamaba a gritos estridentes algo de comer.

- ¿Qué suced...- Aiden trató de acercarse pero tan solo bastó empujarlo con su mano contra la pared para detenerlo.

- Yo... no puedo estar contigo ahora- tartamudeó antes de salir rápidamente de allí antes de que sus colmillos salieran a flote y no pudiera controlarse.

Corrió tan rápido como pudo entre tambaleos y mareos debido al hambre extrema que sentía. No entendía que pasaba, había consumido su dosis diaria de sangre esa mañana y estaba más que satisfecho hace unos segundos. Ahora el vacío en su estómago era tan abismal y punzante que dudaba poder concentrarse en otra cosa.

Jamás supo cómo llegó hasta el comedor principal con todo el aroma a sangre fresca inundando todo el complejo, pero logró su cometido, encontrar a Marcel y a Gia. Ambos lo miraron preocupados mientras que él se doblaba de dolor por el hambre, por lo que procedió a explicarles lo que pasaba tan rápido como le fue posible. Su enojo iba en aumento pues este iba de la mano con su apetito.

- Oye. Oye, calma- Marcel trató de calmarlo pues no entendía nada de lo que decía.

- ¡Solo puedo pensar en sangre! Es como cuando me convertí pero cien veces peor- exclamó Josh furioso con una mano sujetando su abdomen.

Entonces Gia emitió un quejido mientras se sujetaba el estómago con una mueca de dolor. Marcel inmediatamente se volteó hacia ella.

- ¿Gia?- preguntó preocupado a la vez que trataba de acercarse a ella, pero cuando estuvo a punto de tocar su hombro sintió una inmensa punzada en el estómago, seguido de un picor incesante en su garganta.

Era hambre, pero tal y como Josh le había dicho era mil veces peor.

- Tus vampiros piensan que es hora del almuerzo- espetó Klaus entrando de golpe al comedor. No se encontraba muy feliz por lo que estaba pasando, sobre todo porque había una criatura de sangre divina arriba, tratando de sacarlos a todos de ese encierro- ¿Qué ocurre?- demandó saber cambiando su enojo a preocupación al notar como las tres cabecillas del grupo de vampiros de la ciudad también se doblaban hacia adelante sujetando sus estómagos.

- No son los únicos con hambre, somos todos.

- Si, tenemos apetito extremo- Josh secundó las explicaciones de Marcel mientras que aferraba sus manos a la mesa en un intento por mantener el control- Y hay un bufet de licántropos detrás de esas puertas- los ojos del pelinegro se posaron deseosos sobre un Aiden sumamente relajado en uno de los sillones del patio.

Y no era el único. Marcel y Gia también observaban el patio con ansia, aunque el moreno era el único que tal vez tenía la fortaleza suficiente como para mantener los colmillos en su lugar, pero sus chicos eran otra historia. Los ojos de Gia comenzaron a tornarse rojos en cuanto olfateó el aroma de la sangre de licántropo.

En ese momento, y para preocupación de Niklaus, Samantha entró de golpe al comedor.

- Es Finn, tenemos que salir de aquí ahora- explicó el oráculo a su vinculado sin darse cuenta de lo que su llegada causaba.

- Sam...- la voz ronca de Marcel en señal de advertencia hizo que tanto ella como Klaus posaran su mirada en él y en sus chicos.

Todos los ojos la miraban hambrientos, las venas adornaban sus pómulos y sus respiraciones eran agitadas. Fue entonces que ambos cayeron en cuenta del verdadero peligro de la situación. La sangre de oráculo era un manjar exquisito para aquellos que habían tenido la gracia de probarla o al menos de olerla. El híbrido había tenido la oportunidad de captar el suave y embriagante aroma múltiples veces, y en todas y cada una tenía al menos un pensamiento dedicado al misterioso sabor de su sangre. Él, un híbrido de más de mil años. Era de esperarse que vampiros tan novatos encontraran el aroma de Samantha como maná caído del cielo. Sus ojos miraron a los tres vampiros que se incorporaban y sacaban sus colmillos, dispuestos a atacar. Sabía que Marcel no quería hacerlo, pero el hambre no le dejaba pensar con claridad, así como tampoco a los jóvenes que lo acompañaban. Y justo cuando Gia estuvo por lanzarse al cuello de la castaña, guiada por el hambre intensa que la envolvía, Klaus usó su velocidad vampírica para cargar a Samantha y llevarla en un santiamén a una de las habitaciones del último piso.

La pobre aferraba sus manos a la camisa en la región del pecho y respiraba agitadamente.

- No se te ocurra ir más allá del primer piso o quédate cerca de los lobos en lo que llega tu condenado gato- espetó el híbrido mientras la colocaba sobre sus pies con suavidad, aunque a ella le costó un momento el soltar su camisa- ¿Quedó claro?- en cuanto Sam asintió con la cabeza se encaminó a la salida, pero ella lo tomó del brazo antes de que pudiera alejarse.

- Tengo otra idea.

Klaus suspiró y frunció los labios en una mueca.

- Más te vale que sea buena, la sangre de oráculo parece ser mucho más apetitosa que la de licántropo y no estoy en posición de atacar para defenderte.

- Tienes que llamar a Finn. 





Un par de horas después ambos estaban encerrados en el estudio principal del segundo piso, para prevenir que el aroma de su sangre llegara a los hambrientos invitados. Klaus caminaba de lado a lado en la habitación a la espera de que Sam terminara, pero sobre todo trataba de distraerse. Comenzaba a sentir cierta presión en su estómago y el molesto ardor en su garganta. La diferencia entre él y los vampiros del patio era que tenía mucho más autocontrol y el aprecio que tenía por el oráculo que se encontraba trazando runas en el suelo con arena, era mucho mayor que el hambre que comenzaba a hacer mella.

Además, sospechaba que aquello que sentía no era ni la cuarta parte de lo que Marcel y sus vampiros debían estar sintiendo en ese momento. Tener un vínculo místico con un oráculo tenía sus ventajas.

- ¿Listo el hechizo?- cuando la pregunta salió de su boca, ella chasqueó los dedos para que las velas se encendieran, acto seguido cortó su dedo para dibujar sobre un mapa un símbolo extraño con su propia sangre.

El aroma era algo que ya conocía, por lo que no le afectó mucho.

- Listo.

Niklaus alzó el teléfono y marcó el número de aquel brujo, mientras que los ojos de Samantha se tornaron completamente blancos.

Tras un par de pitidos, su hermano cogió el teléfono.

- ¡Klaus! ¿Tan rápido vas a ceder?- se notaba que estaba gozando esto.

Ya vería cuando le pusiera las manos encima.

- Lo único que quiero es negociar. Tú quieres a nuestra madre y yo quiero salir de este horrible complejo- no se anduvo con rodeos y fue directo al grano con su típico tono despreocupado. No iba a demostrar ningún atisbo de enojo o de flaqueza, no era su estilo- Lo que obtendremos de esto será fácil de entender, hasta para ti.

- Lo que quiero, hermano es exterminar la plaga que representas. Lo que yo quiero es ver tu cuerpo quemándose lentamente- Klaus rodó los ojos al escuchar la avariciosa voz de su hermano acrecentar en enojo y júbilo. Definitivamente Finn debía tener algún fetiche con los muertos- Lo que quiero es escuchar el silencio después de que dejes de gritar.

Por el rabillo del ojo notó como Samantha comenzaba a elevarse en el aire. La sangre del mapa comenzaba a concentrarse en un punto en específico.

- Sghghhjj- murmuró imitando sonidos de estática, simulando fallas en la llamada- Ah perdona, debe ser muy mala la señal, ¿puedes repetir después de "lo que yo quiero"?- la risa amarga de Finn le indicó que había logrado su objetivo de molestarlo.

- Ay, estoy muy feliz de escuchar que el hambre aún no ha arruinado tu humor, pero debes saber que si esos vampiros intentan alimentarse se van a sentir famélicos. No podrán parar- esa noticia solo lograba ponerlo más nervioso. Sus suposiciones acerca de no sentir ni la mitad del hambre que tenían los vampiros del patio eran ciertas. Se volteó para ver a Samantha sumamente preocupado- Así que cada momento que desperdicies conmigo solo ocasionará una matanza inevitable.

Lo mejor era no provocarlo. Podría aumentar el hambre de los vampiros y hasta que no lograra sacar a su oráculo de esa prisión, lo mejor era seguir su juego y darle lo que quería.

Suspiró derrotado.

- Esther por nuestra libertad- ofreció mientras miraba la figura flotante de Samantha, cuyo ceño se frunció lleno de confusión al escucharlo- ¿Tenemos un trato?

- Sé que no debo confiar en tu honestidad, pero si. Si encuentro a nuestra madre a salvo, tal vez considere darles su libertad.

Si, estabas jodidos.

Pero de todas formas necesitaba que Finn saliera del Lyceé o Davina no sacaría de ese condenado lugar lo que necesitaban para salir.

- Saint Roch número 1- gruñó por lo bajo con enojo al verse derrotado- La tumba Delphin- colgó antes de que el moreno le diera alguna respuesta y se acercó a Samantha- ¿Lo encontraste?

Sus ojos nuevamente se volvieron cafés y poco a poco tocó suelo. Las velas se apagaron casi al instante de despertar.

- Está en algún lugar sellado con magia muy oscura, no puedo acceder si no es con algún objeto de él- reveló con gran frustración, había tratado de encontrar la localización exacta de su fuente de poder y de obtener al menos una pista de qué era. Y aunque no había obtenido lo que quería, no había regresado con las manos vacías- Pero sé que está canalizando- Klaus la miró expectante y de forma suspicaz- A Mikael, y te apuesto que hará lo mismo con Esther- el híbrido tensó la mandíbula al notar el grave error que había cometido al darle la dirección. Estaban condenados si no actuaban rápido. Samantha de pronto se puso de pie- Iré a ver si Niel...

Niklaus la tomó del brazo antes de que pudiera llegar a la puerta.

- Tú te quedas aquí, yo vendré a buscarte- sentenció con firmeza tomándola por los hombros como si fuera una niña- No quiero que bajes con tantos vampiros hambrientos allá abajo.

De pronto ella se subió la manga de su camisa, dejando ver su muñeca y se la ofreció con exasperación.

- Bebe- su vinculado primero miró su muñeca y luego a ella como si de pronto le hubieran salido cuernos. Samantha bufó- El hechizo también te afecta, bebe- su gesto era más suave y dejaba entrever la preocupación real.

Podía protegerlo de los hechizos de Finn pero no del todo. Estaba usando de por sí demasiada magia para acabar con la barrera, encontrar a Rebekah, neutralizar su hambre y purificar la magia negra que había logrado absorber.

- Y en cuanto huelan tu sangre vendrán aquí- profirió apartando gentilmente la muñeca de Sam de su rostro- No, gracias, puedo aguantar un poco más- acto seguido salió de la habitación para avisar a su hermano sobre la salida inminente de Finn del Lyceé.

No iba a beber la sangre de su oráculo por más tentador que fuese el aroma o por cuanta hambre tuviera. Era su amiga, su hermana, no era comida.

Y al primer vampiro que pensara lo contrario o quisiera pasarse de astuto no dudaría dos veces en arrancarle el corazón. 

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Tras una hábil manipulación a las viejas brujas que tenían el scrabble en su poder, habían logrado conseguir que se lo cedieran sin pedir gran cosa a cambio. No les había costado nada pagarles gracias a Cassie y ahora estaban encerradas en la habitación de la morena para escribir el mensaje de auxilio.

"SOS RMIKAELSON WTCHASYLM"

Simple, pero efectivo.

- Todo lo que tenemos que hacer es enviar este mensaje a mis hermanos- profirió dando un último vistazo a las piezas de scrabble, luego extendió sus manos hacia Cassie- Dame tus manos y guía el camino, no sé lo que hago.

- Yo... no puedo- se rehusó ella sumamente nerviosa, encogiendo sus manos hacia su pecho. Rebekah bufó irritada- Las píldoras que nos dan son de flor de lobelia, hace que sea imposible concentrarse, nadie puede hacer magia aquí.

- ¡Eres una chica de la cosecha, por Dios! ¡Contrólate!- bramó con brusquedad.

Resignada y algo intimidada por el grito de Rebekah, Cassie tomó sus manos para lentamente comenzar con el encantamiento. Las palabras salieron de su boca de manera fluida al igual que la magia de sus manos que pronto recorrieron también las de la original que pronto comenzó a recitar junto a la bruja con los ojos cerrados. De pronto sintió el viento soplar suavemente en su rostro para luego agitar su cabello encrespado y danzar por la habitación.

La puerta se abrió repentinamente y ambas saltaron de la impresión, especialmente Cassie que temía ser descubierta por los Kindred. El viento se detuvo, al igual que el hechizo antes de que alguien lo notara siquiera.

Justamente, la líder de los vigilantes se encontraba en la puerta viéndolas de manera suspicaz.

- Hora de comer- sentenció tras una larga pausa.

Cassie y Rebekah se miraron entre sí nerviosamente para luego levantarse y salir, mientras que tras su partida, las piezas que habían formado el mensaje se dispersaban de golpe en señal de que el mensaje había sido recibido. 





La mayoría de los licántropos se encontraban reunidos en el patio junto a los vampiros. Éstos últimos habían sido lo suficientemente listos como para replegarse a un lado del complejo, tan lejos como podían de los lobos, en cuanto fueron atacados por el hambre abrasadora. Nadie más que ellos, su líder, el original y el oráculo conocían la situación, por lo que varios de los lobos no podían evitar mirar a sus futuros aliados con curiosidad al notarlos tan ansiosos e inquietos. Cuando de pronto uno de los vampiros chocó contra Jerick accidentalmente.

- ¡Cuidado!- bramó el moreno causando que ambos se miraran de forma retadora al borde de una pelea.

Inmediatamente Gia saltó del sofá en el que se encontraba sentada y corrió para separarlos.

- ¡Oye! ¡Cuidado!- tomando a su compañero del brazo y siendo ayudada por la pelirroja de hace rato junto con Jackson, lograron separar a ambos.

Marcel, Kol, Klaus y Samantha se encontraban reunidos en el comedor principal. Ésta última había logrado convencer a su vinculado de que era capaz de neutralizar a los vampiros de ser necesario, y que si eso no lo dejaba lo suficientemente tranquilo, le daba la autorización de romper el cuello de quien se le atreviera a ponerle un dedo encima. Todos en ese momento observaban la interacción de ambos bandos desde la sala.

- Se están poniendo de malas. Hay que darnos prisa- profirió el moreno con gran preocupación, dándole una mirada nerviosa a los tres en la habitación.

- El límite de Vincent es muy fuerte, incluso para nosotros- mencionó Kol rápidamente antes de darle una mirada al oráculo, quien parecía perdida en sus pensamientos pero ante el silencio de la habitación, tuvo que regresar al mundo real.

- Ammm, claro... lo que Davina, Kol y yo podemos hacer es un hechizo de interrupción común- propuso con el ceño fruncido.

Klaus la miraba desde un lado de la mesa, ligeramente preocupado, aunque no dejaba que los demás pudieran verlo.

- Neutralizaría temporalmente todos los objetos mágicos en el complejo, incluido el mismo complejo- continuó Kol rápidamente para aliviar la inquietud de Marcel y la de su hermano. Trataba de ignorar el repentino cambio en la actitud del oráculo- Si funciona tendremos sesenta segundos para escapar una vez que el límite esté apagado.

- Bien, eso se oye bien- contempló Marcel con tranquilidad.

- Si el hechizo funciona va a neutralizar todos los objetos mágicos en el área, lo que incluye sus anillos- fue el turno de Klaus de aclarar la verdadera situación.

Marcel bufó en frustración.

- Pero si salimos sin los anillos moriremos.

- A no ser que esperen a que caiga la noche- aportó Samantha con ambas manos apoyadas en sus caderas.

Necesitaban tomar una decisión y rápido, porque entre más tiempo pasaban los chicos con los lobos la ansiedad aumentaba al igual de que la desesperación y la ira. Además, entre más cerca tenía a Samantha su sangre se volvía mucho más apetitosa. Era cierto que el aroma era suave y exquisito, era algo que se le quedaría grabado en la cabeza durante la próxima década, pero que pensara eso no significaba que era un tonto. Si Klaus no fuera su creador y padre, no tendría la habilidad de mantenerse a raya.

Pero sus chicos no habían tenido su misma suerte.

Miró a través del cristal de las puertas del comedor sumamente nervioso y preocupado.

- Todos son nuevos. No podrán soportar el hambre- los quejidos y gruñidos de sus vampiros se lo confirmaban, por lo que resignado a quedar encerrado en ese lugar se volteó a los originales- No podemos esperar, será un baño de sangre antes de que llegue la noche.

- Puedo también neutralizar el hambre, pero necesito varias cosas- ofreció de pronto el oráculo pero su vinculado negó.

- No tenemos ni los materiales ni el tiempo, hagan el hechizo de interrupción y que salgan los lobos primero- ordenó tanto a ella como a su hermano, cuando de pronto escuchó un maullido provenir de la entrada. Una sonrisa se dibujó en su rostro- Creo que ya llegó tu amigo.

Por un momento Samantha creyó que él había perdido la cabeza, hasta que recordó que había hecho contacto con Niel antes de que la visita inesperada de Jackson a su habitación, por lo que rápidamente e ignorando su promesa de alejarse de los vampiros hambrientos, Samantha salió del comedor para cruzar todo el patio atrayendo las miradas de los vampiros. Se detuvo en la entrada al ver al felino de ojos profundamente azules esperarla cerca de la barrera. El mismo collar de la noche anterior resplandecía en su cuello y no tenía señales de heridas, lo que resultaba un verdadero alivio para ella. Klaus apareció junto a Kol y a Marcel al cabo de unos segundos. El primero de éstos estaba sumamente enojado por el impulsivo movimiento del oráculo, pero cuando estuvo a punto de reclamarle, el minino soltó un maullido para comenzar a caminar de lado a lado. Sus ojos azules parecían analizar la barrera con detenimiento, mientras que Sam solo se encontraba de rodillas esperando por él.

De pronto el collar del felino emitió un tenue brillo, éste estiró las patas y bostezó antes de atravesar la barrera sin mayor problema, únicamente dejando una estela de luz blanca tras su relajado caminar.

Todos, a excepción de Klaus y Samantha, observaban al gato, sumamente consternados y sorprendidos de que una simple criatura como esa haya podido atravesar una barrera tan fuerte como esa.

- ¿Cómo demonios cruzó la barrera?- demandó saber el brujo sin perder de vista al minino que se restregaba contra su dueña, como si le diera gusto el verla de nuevo en casa.

- No me preguntes a mí, el gato es de ella- respondió Niklaus con una sonrisa burlona.

- Muy bien Niel, dime que lo encontraste- tras varias caricias a su lomo, el gato dejó de frotarse contra ella para tomar lugar justo al frente.

A estas alturas todos esperaban algún truco mucho más impresionante, como que de pronto una voz profunda emanara de la mascota maravilla, pero eso no fue lo que pasó. En cambio todo estuvo sumido en un inmenso silencio, a pesar de que el oráculo parecía entender todo lo que el gato quería comunicar con solo una mirada.

Kol no pudo resistir más tiempo el misterio.

- ¿Y bien?

Samantha le dio una mirada llena de reproche al brujo antes de volverse nuevamente hacia el felino de pelaje negro, de quien le pareció escuchar un bufido lleno de irritación. El oráculo respiró profundamente antes de colocar su mano frente al animal y acto seguido, las garritas se aferraron a su dueña. El colgante en el cuello de Niel y el collar de Samantha brillaron en sintonía, hasta que la figura negra de pronto se tornó completamente blanca y adoptó una forma mucho más grande y humanoide.

Los tres reconocieron el familiar brillo, adivinando lo que sucedería.

En cuando el brillo desapareció por completo, muchos de los que observaban no pudieron contener su sorpresa al ver un duplicado exacto del oráculo, justo frente a la original. Sus manos permanecían agarradas a las de su dueña hasta que de pronto abrió los ojos. El tono azulado fue reemplazado por el reconfortante color caoba, característico de Samantha.

La única diferencia entre ellas eran los collares.

Ambos clones se pusieron de pie.

- Ve por él- ordenó el oráculo.

Niel asintió en su nueva forma humana y luego salió de la barrera de la misma forma en la que entró, dispuesto a cumplir con su misión de encontrar la fuente de poder que canalizaba Finn Mikaelson. 





¿Cómo demonios había permitido que eso pasara?

Por un momento se le había ido el control de las manos. De nuevo.

¿Cuándo acabaría esta tortura? ¿Cuándo sería capaz de enfrentar a sus demonios sin temor alguno a las consecuencias?

Eso parecía una tarea sumamente imposible, porque entre más deseaba borrarlo de su memoria, más aparecían. Los gritos de Tatia al igual que el fantasma del aroma de su sangre, todo esto se revolvía en su cabeza junto a los gritos ficticios que su madre había metido en su cabeza, pertenecientes a Samantha, junto con el horror de tener que lastimarla debido al hambre.

Temblaba de solo imaginar que aquella bestia aún tenía la posibilidad de ver la luz y de arrasar con todo lo que había estado construyendo durante siglos. Temía tanto de sí mismo y de sus propios demonios que transportaba todo esto hasta tener consecuencias físicas. Sus manos se sacudían y comenzaba a hiperventilarse.

Cerró los ojos y trató de concentrarse en algo, lo que fuera que le devolviera el control, pero se estaba volviendo cada vez más difícil.

¿Cómo había logrado mantenerse controlado la otra noche y durante toda la mañana? La sangre de Sam era sin duda más apetitosa que la de una simple humana y aún así, había logrado mantenerse cuerdo y controlado durante toda la noche y gran parte del día.

Lentamente a su espalda se aproximaba Camille.

- Elijah- pronunció ella cautelosamente tras cerrar la puerta- Elijah, ¿estás bien?- al no obtener respuesta del trajeado decidió acercarse más a él- Oye, sé que te preocupa Rebekah...- suavemente posó su mano en su hombro para tratar de reconfortarlo, pero de pronto él se volteó de manera brusca, emitiendo un gruñido lleno de ira. Sus ojos se tornaron rojos y las venas se remarcaban en sus pómulos, la ira estaba tatuada en ellos cuando finalmente se posaron en ella. El miedo se apoderó de ella rápidamente y por suerte sus pies respondieron a tiempo la orden de retroceder- Elijah...- jadeó asustada mientras que sus pies retrocedían. Internamente, el mencionado estaba luchando contra sí mismo- Elijah, por favor cálmate- rogó agitada hasta que de pronto sintió la pared chocar contra su espalda. El pánico comenzó a apoderarse de ella al ver como él parecía no detenerse- Elijah, ¡por favor cálmate!- cerró sus ojos con fuerza y de pronto.

Sus pasos no se escucharon.

La habitación se sintió vacía.

Abrió los ojos lentamente y con alivio confirmó que Elijah ya no estaba. Soltó todo el aire de golpe antes de volver a respirar una y otra vez, tratando de recuperar algo de calma hasta que se dio cuenta de que...

No estaba herida. 





Definitivamente estar encerrada en un manicomio para brujas no era de sus actividades favoritas. De hecho, esperaba jamás tener que volver a pisar un manicomio el resto de su vida. Cassie era una chica poderosa, pero no le servía de nada ya que se la pasaba asustada de que los tales Kindred la descubrieran usando magia. Necesitaba encontrar otra forma de salir de aquí, no solo podía existir una salida ¿o sí?

Sus manos apartaron las cortinas de una de las ventanas de su habitación para que luego trataran de abrirla, pero era inútil, estaba completamente sellada.

- Kol- bufó mientras negaba. A cada minuto que pasaba en ese lugar sentía mucho más odio hacia su hermano. Se había resignado a buscar un método menos ortodoxo para escapar cuando escuchó el silbido del viento a su espalda seguido de pequeños golpecitos. Al voltear se dio cuenta de que el sonido había provenido de las piezas de Scrabble al moverse. Eran las mismas que antes habían usado ella y Cassie para tratar de comunicarse con sus hermanos y que ahora le respondía con una pregunta.

"¿QUIÉN ERES?"

No dudó en responder.

- Soy Rebekah Mikaelson, ¿quién demonios eres tú?- esperó a que las piezas se movieran y le dieran una respuesta, pero en cambio solo sintió como una ligera brisa agitaba su cabello. No sabría cómo explicarlo peor sentía la necesidad de mirar detrás de ella. Cuando se da vuelta, ve un espíritu de algún tipo con cabello rubio y un vestido de encaje negro que tiene un collar plateado y azul en sus manos- ¡Ahhh!- el susto la hizo retroceder y estaba tan aturdido que jamás escuchó la puerta de la habitación abrirse. La líder de los Kindred se encontraba mirándola con curiosidad junto al enfermero que esa misma mañana había tratado de sedarla. La mirada de Rebekah se fijó de nuevo en el rincón donde antes había estado el espectro, pero ahí no había nada- ¡Ella estaba aquí!- exclamó como excusa hacia ellos, pero el enfermero comenzó a acercarse a ella con intenciones de atarla a la cama- No, no, no entienden, había alguien en mi habitación. Había...- comenzó a retroceder con cuidado de no tropezar pero ese grandulón no se detenía- No, escúcheme, había una chica. Una chica de negro- Rebekah retrocede y accidentalmente golpea su almohada en el piso, revelando las píldoras que había fingido tomar y que había escondido debajo.

- ¡No ha tomado sus pastillas!- exclamó el enfermero furibundo hacia su líder.

- No...- en cuanto sintió el agarre brusco del enfermero sobre su hombro algún instinto se activó, porque rápidamente empujó al enfermero contra la cama antes de clavar sus dientes en su cuello. Se levantó para correr, ignorando los gritos de dolor del enfermero, pero se topó con la líder de los Kindred, quien trató de lanzarse hacia ella. Nuevamente aquel reflejo actuó por ella y tomando a la bruja la empujó con fuerza contra una cómoda cercana, debido al golpe quedó inconsciente. Cuando fue capaz de recuperar el aliento fue que se dio cuenta de que había sangre en su boca y que no sabía tan bien como recordaba- Qué asco- espetó por lo bajo con una mueca antes de echarse a correr por el pasillo. Si no escapaba ahora probablemente la torturarían o quién sabe qué atrocidades harían con ella por romper las reglas.

Logró llegar hasta la sala común del sanatorio y para su fortuna no había muchas brujas caminando. Miró a su alrededor tratando de encontrar un camino no descubierto, una salida secreta, lo que fuera que la sacara de allí.

Fue entonces que volvió a verla. La misma chica de negro que emanaba la misma energía. Era el mismo espíritu que tras darle una mirada comenzó a subir las escaleras con gran parsimonia.

- Espero que seas amigable- murmuró antes de subir las escaleras tan rápido como sus piernas humanas le permitían. Siguió al espíritu hasta llegar a una especie de ático totalmente desierto. Sus ojos buscaron frenéticamente al fantasma hasta que lo vio cruzar una puerta cerrada. Rebekah respiró profundo y acto seguido se encaminó a abrir la puerta, pero ésta se encontraba cerrada con llave así como tampoco tenía una perilla que girar. Frustrada comenzó a dar golpes a la puerta sintiéndose atrapada en ese horrible lugar- Estúpido. Cuerpo. Humano- de ser aún un vampiro ya habría roto la puerta de una patada, o mejor aún, nada de esto estaría sucediendo.

Ella comienza a alejarse, visiblemente decepcionada, hasta que de repente escucha un crujido detrás de ella. Cuando se da vuelta, ve que la puerta está entreabierta y tras dar una mirada nerviosa al pasillo oscuro, se apresuró a atraversarla. En el interior, la habitación era extremadamente polvorienta, como si nadie hubiera estado allí por mucho tiempo y en el centro de la habitación había un ataúd de madera con una tapa de cristal cubierta de una gruesa capa de polvo, debido al tiempo que esa habitación llevaba cerrada. Rebekah pensó que tal vez esa habitación jamás había sido abierta, e hizo una nota mental para preguntarle a Cassie sobre ella si es que lograba salir con vida de esta. Dentro del ataúd estaba la misma chica que la condujo hasta allí, sus manos sujetaban el mismo collar de cuentas azules. De repente, Rebekah escucha pasos subiendo las escaleras, y cuando sale de la habitación para investigar, la puerta se cierra mágicamente detrás de ella con un estruendo. Un brujo de largo cabello rubio y dos cicatrices paralelas en su mejilla derecha la miró en silencio de forma amenazante.

- Iré por... voluntad propia- musitó por lo bajo, pero aún así el brujo la tomó del brazo y la arrastró escaleras abajo, no sin que antes ella le diera una mirada al cuarto misterioso preguntándose si esa sería la clave para escapar de ese lugar.

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 Esto de esperar no era lo suyo. Ya había pasado al menos una hora desde que su pequeño gato había cruzado la barrera sobre dos pies humanos y aún no daba señales de haber encontrado la fuente de poder de Finn y honestamente comenzaba a preocuparse. No sabía cuanta información Esther les había dado a sus hijos de ella pero esperaba que fuera poca, o de lo contrario sería el doble de difícil el enfrentarse a él. Se suponía que el plan de disolver la barrera sería más sencillo de lo que estaba resultando ser, por eso había requerido canalizar el poder de Kol y Davina para que ambos absorbieran la parte pesada de la barrera y a su vez disolvieran la barrera. Debía atraer toda la magia negra hacia los brujos para que no causara daño alguno, para luego enviar todo el poder hacia el collar. Éste lo purificaba y lo enviaba directo hacia ella para finalmente ser expulsado hacia el domo para disolverlo. La segunda vez por poco lo logra pero Finn se había dado cuenta y había enviado un hechizo mucho más potente hacia ella, haciendo que mucha más magia negra de la que podían absorber ambos brujos pasara a través de ellos.

Su amuleto no tenía tanta capacidad, hacía mucho tiempo que no lo renovaba.

Todo colapsó cuando sintió la magia negra entrar a su cuerpo directamente. Entró en pánico y eso causó que los ataques de Finn aumentaran y por eso había optado por un plan B. Enviar a Niel a buscar la fuente de poder para debilitarla lo suficiente como para que el hechizo de interrupción funcionara.

Y en su defecto absorbería la barrera. Aunque Klaus no estaba al tanto de eso, y de ser así estaría en total desacuerdo con ella. Entendería en cuanto se diera cuenta de que si no salían de ahí sería un baño de sangre, de eso estaba segura.

El sonido tan repentino de su teléfono la sacó de sus pensamientos.

- Aquí Mitchell- respondió sin siquiera fijarse en el identificador de llamadas.

- Hey, soy yo- en cuanto escuchó su voz sintió una fuerte presión en el pecho seguido de un vacío desgarrador.

- Oh...- miró a su alrededor para asegurarse que nadie estaba cerca para escuchar, pero no siendo capaz de confiar en su entorno colocó un hechizo a su alrededor para que nadie la escuchara- ¿Pasó algo?- inquirió con preocupación, le había dicho explícitamente que no llamara a no ser que fuera un caso de vida o muerte.

Esperaba que nada malo fuera de la ciudad estuviera pasando o explotaría.

- No. Bueno, sí- él bufó con evidente frustración- No estoy muy seguro, solo... quería hablar contigo.

Samantha suspiró abatida.

- Elijah, estoy un poco ocupada ahora- a pesar de que no tenía nada que hacer, no tenía tiempo para esto. Ya había llorado suficiente y no podía permitirse hacerlo de nuevo. Su estabilidad era tan frágil como el cristal bajo presión, solo necesitaba un toque para volver a ceder.

- Por favor- rogó antes de que se lo ocurriera colgar la llamada- Sé que dijiste que te llamara si era un caso de vida o muerte pero... te necesito- reveló tras un suspiro abatido- Necesito hablar con alguien sobre eso.

Sonaba alterado, y si prestaba la suficiente atención podía notar que su respiración también era agitada.

Algo andaba mal.

Samantha suspiró y pensó por un momento en lo que haría y en las posibles consecuencias que acarrearía. Aunque en realidad no había mucho que pensar, era su oráculo y también su amiga (de forma voluntaria) lo que implicaba el estar ahí para él en los momentos difíciles, no solo cuando se trataba de algo de vida o muerte. También debía tener el cuenta que Elijah padecía lo que su amiga llamaba el estrés post-traumático, y a pesar de que él le había pedido tiempo y espacio no podía negarse a darle ayuda si la necesitaba. Además, la razón por la que el original le había hecho tal petición era porque temía herirla, y justo ahora se encontraba a miles de kilómetros de distancia por lo que no había riesgo de salir herida.

Solo sería una charla, nada podía salir mal.

- ¿Qué sucede?- preguntó Samantha con el ceño ligeramente fruncido por la preocupación.

- Estuve a punto de...- él titubeó un poco, su voz era temblorosa y atormentada- Estuve cerca de perder el control y no sé exactamente qué hacer. Me siento perdido, confundido, aterrado y...- se le encogió el corazón al notar como a duras penas y podía respirar. Podía imaginarlo luchando consigo mismo por recuperar el control de sus impulsos- Estoy aquí encerrado sin la posibilidad de hacer algo para encontrar a Rebekah.

Ahora entendía.

Camille decía que las personas que padecían estrés post-traumático solían tener algún tipo de ataque causado por un detonante. Para un vampiro como Elijah debía ser mil veces peor dadas las emociones intensificadas y el cargo de un asesinato en su consciencia, eso sin mencionar el miedo irracional que tenía de herir a aquellos que amaba. Tuvo que pensar durante unos segundos qué podía decir para menguar su angustia. Evidentemente la noticia de que Rebekah estaba desaparecida debió ser el detonante, no podía imaginar lo frustrado que debía sentirse y solo pudo rogar al cielo que Niklaus no le hubiera mencionado nada sobre la complicada situación que estaban atravesando en el complejo, o la pobre Cami pagaría las consecuencias de un enfado tan inestable como ese. Más tarde se encargaría de llamar a su amiga y de preguntarle como estaban las cosas allá en Arkansas pero lo primordial era calmar a su vinculado.

Debía reconocer que era un gran paso el pedir ayuda, sobre todo para alguien tan terco como él.

Pero de todas las personas existentes en su vida, ¿tenía que ser ella? ¿Tenía que ser precisamente ahora?

Nuevamente soltó un suspiro y pasó su mano por su rostro en señal de exasperación. No quería recordar lo que Jackson le había dicho (o confirmado) minutos atrás o tendría ganas de llorar otra vez.

Así que respiró profundo y acercó nuevamente el teléfono a su oreja.

- Escucha, estás protegiendo a las dos personas más importantes para tu hermano. Estás haciendo mucho más de lo que yo estoy haciendo ahora- repuso con un tono suave que Elijah fuera capaz de digerir y que no encontrara intrusivo u ofensivo. Pareció funcionar porque podía notar un cambio en su respiración, ya no se escuchaba tan agitado- Con respecto a tu hermana, mi vínculo con ella ha sido bloqueado por los ancestros de forma momentánea. Fui hasta el submundo para buscar una respuesta y creo que tengo una pista sobre ella- sabía que no debía decir nada, pero no podía dejar que la preocupación y la impotencia lo consumieran. La vida de Cami también dependía de eso- Se supone que está en el cuerpo de una bruja, por eso no he podido encontrarla aún.

No quería decirle que sabía exactamente cómo lucía esa bruja.

- ¿No te dejan acceder?

- Eso es lo que significa "bloqueo" Elijah- dijo en tono de broma con una pequeña sonrisa fingida que esperaba que él no notara- La encontraré, no te preocupes, estaré atenta a cualquier movimiento en la ciudad y le diré a Niklaus que te avise si hay novedades- lo escuchó suspirar lleno de alivio en cuanto lo dijo, lo que le alegró bastante ya que su objetivo había sido parcialmente logrado. Pensó durante un momento lo que diría a continuación pero antes de que siquiera eligiera las palabras correctas, su corazón había tomado el mando- Te dije que podrías superar esto, aún creo que puedes hacerlo solo necesitas paciencia y reconocer el detonante de tus episodios poco a poco- sintió un pequeño nudo en su garganta pero lo ignoró olímpicamente- Las heridas tan profundas como esa no sanan en un día, a veces puede tomar décadas conseguir que dejen de doler- añadió con algo de nostalgia mientras pensaba que ella también tenía heridas que sanar.

- Gracias, Sam- sintió su corazón encogerse una vez más, pero esta vez era de gusto.

Una lágrima silenciosa bajó por su mejilla.

- Si bueno, ¿para qué están los amigos?- profirió ella con ligera amargura mientras que su mano limpiaba los rastros de lágrima en su mejilla- Tengo que dejarte, me necesitan.

No era cierto, o al menos no del todo.

Niel le había enviado una pequeña señal de que estaba cerca y como prueba tenía su collar que comenzaba a brillar.

- Espera, yo...- pero se detuvo en seco antes de decir cualquier cosa. Samantha se puso de pie y se encaminó al pasillo, tenía que ponerse en contacto con Niel.

- Será mejor que te apresures, tengo que...- pero antes de que terminara la frase él la interrumpió.

- No es tan importante, ve a hacer lo tuyo- sonaba ligeramente decepcionado y resignado.

Y teniendo aquella espina en su pecho, Samantha decidió hacerlo a un lado para continuar con su trabajo.

- Está bien, adiós, Elijah- colgó antes de arrepentirse y corrió a su antigua habitación.

En cuanto saliera del complejo lo llamaría de regreso para saber qué era eso que quería decirle. Tampoco deseaba hacerse ilusiones pero de alguna u otra forma terminó emocionándose con la idea de hablar de nuevo con él. Era un pequeño paso, solo debía no pensar en la catástrofe de noticia que había recibido y todo iría de maravilla entre ellos como los amigos que siempre debieron ser.

O eso esperaba. Porque no tenía fuerzas para tolerar algo más.





El muro que había sido construido para contenerla en aquella tumba de pronto había sido destruido, levantando una gigantesca capa de polvo y tierra de la que ella solo fue capaz de cubrirse con su mano.

- ¿Madre?- escuchar la voz de su hijo tal vez fue lo más esperanzador que había escuchado jamás. De entre la nube de polvo pudo ver sus ojos oscuros asomarse llenos de esperanza y de alegría pro encontrarla- Pensé que seguro te encontraría muerta. Vine a salvarte- declaró con orgullo entrando a la cripta a lo que Esther suspiró con alivio.

- Al fin llegaste- alzó su mano para acariciar su mejilla- Mi dulce hijo- pero el olor de la sangre fresca fue lo que la delató.

Sus ojos se tornaron rojos y las típicas venas en sus pómulos señalaron que su naturaleza había cambiado. Finn pronto reparó en la bolsa de sangre vacía que yacía a un lado de su muy disgustada, frustrada y miserable madre.

- No...- murmuró alejándose de ella y apartando su mano gentil de su rostro. El horror lo invadió hasta que sintió su espalda chocar contra el muro de la cripta. No podía creer lo que sus ojos acababan de ver. Su madre, la figura que siempre lo había inspirado a ser un mejor hombre, a ser un mejor hijo, ahora era uno de los monstruos que tanto decía odia.

- Finn, por favor- suplicó ella con voz trémula, pero él aún seguía sumamente consternado por la noticia. Le daba la espalda, no deseaba ver por segunda vez en lo que se había convertido- Me resistí lo más que pude- pero eso para él solo fue una excusa más. Esther se puso de pie ligeramente tambaleante y al borde de las lágrimas- ¡Mírame! ¡Sigo siendo tu madre!- pero en cuanto su hijo la miró, dejó muy en claro que se sentía traicionado- Lo siento... es que tenía... mucha hambre.

Finn asintió sin demostrar algo más de la decepción.

- Eres una hipócrita- declaró con severidad, dándole una mirada cargada de odio- Hablas de purificación, de limpiar las almas de la familia, ¿y caíste en la tentación en vez de seguir tus principios?- la risa llena de amargura del moreno fue lo que le hizo cerrar los ojos llena de vergüenza- ¡Era tu moralidad madre, lo que me asombrara! ¡Era tu convicción! Por eso me quedé a tu lado- alzó su voz lleno de ira hacia ella y le apuntó con el dedo- ¡FUE POR ESO QUE PELEÉ POR TI!- Esther negaba entre lágrimas, sintiéndose asqueada consigo misma y con lo que había hecho- Habría hecho cualquier cosa por ti. Mi madre... ella, que me dio la vida.

- Si- se acercó a su hijo en un intento por consolarlo.

- Pero yo sé que ella habría querido que yo...- esta vez fue él quien se acercó a ella y la tomó por el cuello con brusquedad, tomándola por sorpresa- Terminara lo que empezamos- añadió entre dientes.

Estampó su cuerpo débil contra la pared y se du espalda sacó la misma daga ceremonial que había usado con su padre y con la punta, comenzó a trazar el símbolo de sacrificio en la frente de su madre mientras recitaba el hechizo para volverse mucho más fuerte que antes. 





Niel no era el único que había dado señales de encontrar lo que buscaba, porque al poco tiempo llegó Davina con las cosas que necesitaban para el hechizo de interrupción. Ambos brujos estaban sumamente concentrados en dibujar el pentagrama que el oráculo les había indicado con mucho cuidado de no dibujar una línea errónea en las runas que ella les había señalado. Trabajaban tan rápido como podían por que la tensión en el patio comenzaba a ser inaguantable. Los lobos y los vampiros no dejaban de mirarse, algunos continuaban con ese aire de curiosidad y otros se enviaban miradas desafiantes y amenazantes.

- Estamos listos- llegó Samantha atravesando el patio rápidamente hasta quedar cerca de los brujos que trabajaban en el dibujo de arena blanca y sal. También habían sido colocados pétalos de flor en el centro que servirían como señal para ellos- Niel logró dar con la fuente de poder, ¿cómo va el pentagrama?

- ¿Estás segura de que funcionará?- preguntó Davina no muy segura de lo que estaba haciendo. Estas runas no eran algo que hubiera visto antes y no tenía ni la menor idea de cómo funcionaría.

- Tenemos que intentarlo y si no, tengo un plan de respaldo- le aseguró Samantha colocándose de cuclillas para examinar el dibujo con más detalle.

- ¿Qué estás viendo?- escucharon exclamar a Jerick con brusquedad para luego empujar al vampiro frente a él. En ese momento todas las miradas se voltean hacia ambos contrincantes en el patio antes de que el vampiro hambriento se lance sobre él.

- ¿Quieres un pedazo de mi?- espetó con un gesto retador mientras que Gia y Josh se ponen de pie, dispuestos a separarlos en caso de ponerse peor, cuando de pronto, Jerick recoge una mesa cercana y la rompe en pedazos, antes de que él y otro hombre lobo recojan rápidamente dos patas de madera para usar como estacas y apuntarlas contra sus enemigos.

- ¡HEY!- exclamó Aiden poniéndose de pie para separarlos a ambos. Cuando Aiden agarra el hombro de Jerick para alejarlo de la pelea, éste se da la vuelta y por accidente corta el antebrazo de su amigo, dejando una larga herida del a que brotaban gruesas gotas de sangre. El aroma logra llegar hasta los vampiros, agitándolos aún más. De no estar bajo los efectos del hechizo de Finn, tal vez no los hubieran rodeado pero ese no era el caso. Uno del los vampiros salta sobre Aiden y lo empuja sobre su espalda mientras otro par de manos lo mantenía presionado contra el suelo, pero antes de que ninguno de los dos pueda alimentarse de él, Josh se apresura y le rompe el cuello de uno de los vampiros para salvarlo antes de alejar al otro de un tirón, el cual es frenado por Jackson mientras que Marcel sujeta a Jerick por la espalda, evitando que lastimara a alguien más con la estaca que llevaba en la mano. Aiden mira a Josh agradecido, pero luego él también se siente abrumado por el hambre y mira aturdido su brazo ensangrentado. Sus ojos se tornan rojos y sus colmillos comienzan a asomarse, haciendo parecer que está a punto de saltar cuando Klaus aparece de la nada.

- ¡Joshua! Aléjate de él de inmediato- ordenó colocando una mano en su pecho e impidiendo el paso hacia el lobo herido. Esto logra regresarle la conciencia al mencionado, quien rápidamente retrocede sobre sus pasos.

Jackson sujeta más fuerte al vampiro contra el suelo al ver como trataba de escaparse.

- ¡Sam! ¡Empiecen el hechizo!- bramó Marcel sujetando a un muy inquieto Jerick que buscaba por todos los medios clavar la estaca en el pecho del moreno.

Pero el pentagrama no estaba listo, a duras penas ellos iban por la mitad. Los vampiros comenzaban a inquietarse hasta que llegó Hayley, atraída por el olor de la sangre de Aiden y por el escándalo. Al ver la situación tan comprometedora actuó rápido y le quitó las estacas a los lobos que las sostenían, mientras que Aiden era curado por una vieja amiga que envolvía su brazo tan rápido como podía para evitar que más vampiros se vieran tentados por el aroma y sin embargo el daño ya estaba hecho.

Samantha sabía que era cuestión de tiempo para que los vampiros nuevamente notaran su aroma y se lanzaran contra ella con lo alterados que estaban.

- Ustedes terminen el pentagrama y enciendan todas las velas, yo ganaré algo de tiempo- le ordenó a los brujos que dibujaban tan rápido como podían antes de correr escaleras arriba para buscar su daga ceremonial. Buscó entre los cajones de la habitación hasta encontrar la daga junto con un vaso de plástico- ¡Niklaus, necesito que vengas de inmediato!- gritó con la daga en la mano desde el balcón interno. El híbrido apareció a su lado en un parpadeo con el ceño fruncido, un poco confundido. Creía que iniciaría el hechizo pero en cambio sostenía su pequeña daga ceremonial con la punta hacia él- Rápido, dame de tu sangre- demandó ella tratando de tomar su mano, sin embargo él fue mucho más rápido apartándola de su alcance.

- ¿Qué piensas hacer?

Samantha bufó.

- ¡No hay tiempo, tú confía!- tomó la mano de su vinculado y realizó un corte limpio en su palma y tras colocar el vaso de plástico debajo, dejó que la sangre cayera. El aroma de su sangre no ayudaba mucho, mantenía a los vampiros alterados pero no tanto como lo hacía la sangre de Aiden, y en un intento por acelerar el proceso volvió su mano un puño y presionó la herida para que más sangre saliera. Miró al oráculo completamente confundido hasta que ella soltó el vaso en el aire, permaneciendo éste suspendido. Se trataba de un hechizo, pero no de cualquier hechizo. De un momento a otro Sam le dio una mirada que no supo interpretar antes de rápidamente cortar su propia palma con la daga. No le había dado tiempo de gritarle que estaba loca. Su sangre cayó directamente en el vaso pero aún así, el aroma tan irresistible logró que todos los vampiros en el patio fijaran sus ojos rojos sobre ella, sedientos del manjar que brotaba de su mano- Cibus sitivi nocturna animalia, quae ultra tormenta gehennae turpi- murmuró el oráculo tan rápido como le fue posible, cuando de pronto uno de los vampiros apareció detrás del ella con los colmillos fuera, dispuesto a atacarla.

Por antes de que siquiera se acercara otro paso, el cuello de éste se quebró.

Samantha tomó el vaso en sus manos y dio un largo trago hasta acabar con todo el contenido y acto seguido colocó una mano sobre el pecho de su vinculado.

El hambre poco a poco fue menguando hasta casi desaparecer. La percibía de una forma tan sutil que podría pasar fácilmente por un simple rasguño.

Y entonces cayó en cuenta...

Sus ojos fueron hasta el patio donde todos los vampiros llevaban sus manos a sus estómagos con una mueca llena de alivio. El hambre se había reducido notoriamente. Niklaus intercambió una mirada con su amiga lleno de orgullo, pero nuevamente fueron interrumpidos, esta vez por Kol.

- ¡Listo!

Inmediatamente Samantha corrió escaleras abajo hasta llegar con los dos brujos en la entrada. Los tres se colocaron en posición, extendiendo sus manos hacia la barrera mientras que Sam y Kol se tomaban de las manos.

- Ahora, repitan conmigo- el oráculo cerró los ojos y comenzó a recitar- Quod est gelida, hic falsa, sicut magicae.

Ambos brujos no tardaron en seguirla mientras que detrás de ellos todos observaban atentamente, mientras que otros murmuraban sumamente aliviados de que el hambre fuera mucho más soportable. La barrera comenzó a llenarse nuevamente de de ramificaciones de color blanco, pero tal y como las últimas veces, éstas se tornaron negras y regresaron hasta su origen a una velocidad aplastante. Salvo que esta vez, los tres pudieron salir ilesos.

- ¡No funciona!- exclamó Davina sumamente frustrada.

Solo le tomó un segundo a Samantha el tomar una decisión.

- Davina, necesito que tú y Kol se aparten, esto puede ser peligroso- profirió colocándose en el medio del pentagrama.

- ¿Qué harás?- cuestionó su vinculado desde atrás.

- Absorber la barrera directamente.

- Estás demente- comentó ante su respuesta, unas enormes ganas de apartarla de la entrada lo invadieron de pronto.

De hecho iba a hacerlo.

Pero antes de llegar a ella, exclamó.

- ¡Es la única manera! El hechizo no durará demasiado- ambos sabían que se refería al encantamiento improvisado que había hecho para menguar el hambre de los vampiros. Pronto se acabaría y si no salían de ahí, su sangre les atraería todavía más- Kol, Davina, en cuanto comience hagan el hechizo de interrupción al mismo tiempo pero enfocado en mi, servirá para que yo condense toda la barrera en mi cuerpo por sesenta segundos, así podremos salir- ambos asintieron con la cabeza y acto seguido ella volteó su mirada hacia el híbrido- Nik, puede que me desmaye así que tendrás que sacarme.

"Deja a Kol adentro, se merece una buena lección por eso", escuchó él en su cabeza la voz de la castaña.

Asintió estando de acuerdo.

Solo esperaba que al absorber la barrera momentáneamente ella no sufriera ningún efecto secundario.

- ¿Listos?- Kol y Davina asintieron en respuesta y acto seguido colocó sus manos sobre la barrera cerrando los ojos. Las llamas de las velas crecieron como si de pronto se hubieran visto afectadas por algún tipo de combustible. Sam abrió los ojos, estando éstos completamente blancos y murmuró- Vos can take is ut meus- todo el complejo comenzó a sacudirse al igual que Sam tan pronto como las palabras salieron de sus labios, cosa que Kol y Davina tomaron como señal para empezar a recitar una y otra vez hasta que finalmente el complejo dejó de sacudirse. Marcel había ordenado a sus chicos esconderse bajo las sombras mientras que el hechizo era realizado, por lo que solo los lobos se encontraban en el patio.

Ambos brujos rápidamente miraron al oráculo cuyos ojos ahora eran de un profundo color negro, sus pómulos se encontraban adornados con esas venas de color negro mientras que una pequeña gota de sangre brotaba de su nariz. Su cuerpo se tambaleo para luego desplomarse, pero antes de que tocara el suelo fue atrapada por Klaus que aunque no lo demostraba en sus facciones estaba sumamente preocupado por la salud de su oráculo.

En cuando ella estuvo lejos de la entrada, Davina observó el umbral con cautela para luego acercarse y estirar su mano hacia la barrera.

- ¡Davina!- exclamó Kol aterrado tratando de detenerla, pero sus manos cruzaron sin problema hasta toparse la una con la otra. La bruja sonrió orgullosa antes de entrelazar sus dedos con los de su novio.

Hayley dio un paso hacia adelante sumamente alerta.

- Okey, ¡Jack, ya!- exclamó haciendo señales.

- Rápido, muévanse- ordenó a lo que todos los lobos comenzaron a salir del complejo en una fila siendo seguidos por sus líderes, aunque Jackson se detuvo junto a Klaus con la mirada fija en el oráculo- Yo la llevaré afuera- se ofreció extendiendo sus brazos.

- ¡Deprisa, son sesenta segundos!- exclamó Kol como un recordatorio.

El original suspiró y cediéndole el cuerpo inconsciente de su amiga se quedó atrás tan solo para cumplir su palabra. Vio como Jackson salía del complejo con Samantha en brazos con el corazón encogido. Jamás la había visto en ese estado, pero en cuanto despertara se encargaría de bañarla de preguntas. Estaba al tanto de que la magia oscura le hacía daño pero le parecía que ahí había gato encerrado, y no se trataba de Niel. Cuando todos estuvieron afuera, justo antes de que el tiempo se venciera, Klaus usó su velocidad vampírica para aparecer detrás de su hermano.

- ¡Pequeño cambio de planes hermano!- exclamó con una sonrisa antes de tirar de él y lanzarlo hacia adentro del complejo, quedándose él afuera. El brujo cayó de espaldas con un sonoro quejido al sentir el golpe contra una de las piedras del suelo- Ya no tengo que tratarte más que como al mentiroso que en verdad eres- Davina lo miró horrorizada mientras que el híbrido fulminaba a su hermano con toda la ira que era capaz de transmitir.

Nadie, absolutamente nadie, se burlaba de él o lo traicionaba sin antes enfrentar las consecuencias.

- ¿Qué rayos dices?- profirió Kol entre dientes, sintiendo el punzante dolor en su frente junto a la sangre que manaba de su herida.

- ¿En dónde está?

Los ojos del brujo miraron a su alrededor, a los miles de ojos hambrientos que lo miraban. Al parecer el hechizo de Sam no había durado mucho y ahora él se encontraba en el medio del patio, rodeado de criaturas hambrientas de su sangre.

- ¡Por favor! ¡Lo van a matar!- suplicó Davina sujetando con firmeza el bolso en sus manos.

- Debió pensar en eso antes de traicionar a nuestra hermana. Rebekah nunca llegó a su nuevo cuerpo ¿o sí?- reclamó con creciente enojo mientras que la pequeña bruja pasaba su mirada nerviosa de él a su novio- Y ya que tú hiciste el hechizo y bueno, se trata de ti, no es algo que sea difícil de adivinar.

- Rebekah está bien, Nik. Fue una broma- sentenció para empezar a caminar enojado hacia él sin reparar en su nueva realidad. Que lo arrojara a una fosa llena de vampiros hambrientos lo había hecho enfadar, no tenía ningún derecho ya que ellos se la debían- ¡No es nada diferente a lo que tú me has hecho! ¡Pero supongo que es diferente ya que ¡AGHHH!- gritó al sentir como su mano se quemaba al chocar con la barrera.

- Ooh, la barrera ha vuelto- ante las palabras de Klaus, todos los vampiros comenzaron a salir de su escondite ahora que sus anillos funcionaban. Kol comenzó a retroceder pasando su mirada entre la burlona de su hermano y la angustiada de Davina- Esos vampiros se ven muy hambrientos- el brujo da un vistazo, tan solo para ver como comenzaban a rodearlo- Yo estaba dispuesto a recibirte de nuevo en mi hogar, pero tú volviste a ser egoísta, mezquino y celoso- la sangre de su herida comenzaba a salir con mayor prisa, tal vez por el miedo de verse vulnerable, pero eso no le podía importar menos a su hermano que exclamó antes de irse- ¡Veamos que tanto te ayuda eso a sobrevivir quedándote ahí!

Salió rápidamente del complejo para encontrarse con Sam, dejando atrás a una Davina muy preocupada por el chico que a medida que retrocedía esquivaba vampiros hambrientos cuya hambre había regresado gracias a que el oráculo se encontraba inconsciente.

Sin ella combatiendo el hechizo de Finn, el hambre regresaba.

- Marcel pero...- susurró ella de forma suplicante llamando la atención del moreno.

No podía resistirse a esa cara.

Rápidamente esquivó a sus chicos hasta estar frente a frente con el brujo.

- Si fuera tú, me escondería- espetó con enojo apuntándole al pecho- ¡Vete!

Kol corrió escaleras arriba mientras que Marcel le bloqueaba el paso a los vampiros.

Davina solo podía pensar en que todo lo que estaba pasando, más allá de que fuera incorrecto, debía admitir que él se lo merecía. No podía hacer nada más que esperar a que el oráculo despertara para formar un nuevo plan y sacarlo de ahí.

No debió meterse con Rebekah para empezar.

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Finalmente la noche había caído sobre sus cabezas, los lobos estaban a salvo y en sus respectivas casas gracias a los esfuerzos del oráculo y de los brujos que hicieron el hechizo, ahora todo estaba bien menos una cosa. Los vampiros aún seguían atrapados en el complejo, lo que retrasaba el pacto con ellos y la garantía de que una vez la boda fuera realizada, habría paz en la ciudad y entre los bandos. Hayley y Jackson se encontraban reunidos fuera del tráiler en el pantano, ambos bebían cerveza mientras meditaban la gravedad del asunto. Que Finn fuera más poderoso que la última vez los perjudicaba a todos de alguna u otra forma. Esta tarde tan solo les había demostrado todo el resentimiento entre ambas especies debido a la naturaleza de cada uno. Tenían que solucionar todo esto o claramente todo se iría al infierno.

Jack bufó con amargura.

- Debí saber que esto se iría al diablo cuando Klaus me ofreció esos anillos lunares- espetó con enojo al llegar a una conclusión.

Sin la idea de anillos lunares, su manada no habría caído en la avaricia y en el egoísmo al desear mucho más poder del que ya tenían. Tal vez Oliver no los habría traicionado con Francesca Guerrera y seguiría vivo, así como también los lobos continuaría unidos y no habría necesidad de una boda.

- Dios, anillos lunares, anillos solares...- bufó mientras abría su lata de cerveza- Si vuelvo a escuchar la palabra "anillo" mi cabeza va a estallar- toma un sorbo de su cerveza mientras Jackson se vuelve hacia la fogata, sintiéndose ligeramente decepcionado con sus palabras. Le molestaba que todo esto estuviera pasando gracias a la oferta de Klaus, pero no podía cambiar nada, por lo tanto todo seguiría siendo un caos si no se casaban. Sacó una pequeña caja con un anillo de compromiso dentro y respiró hondo antes de volverse hacia ella con los nervios sacudiendo cada miembro de su cuerpo.

Se plantó frente a ella...

- Tal vez solo uno más- y le enseñó la caja con el precioso anillo que había comprado para ella. Ella, quien en ese momento permanecía en shock y sin palabras mirando el anillo mientras que él tomaba asiento en la silla frente a ella- No tenía derecho a reaccionar como lo hice, solo eras honesta conmigo y eso es algo que debí hacer contigo desde el principio- después de su pequeña charla con Sam y de lo que había hecho, se dio la oportunidad de analizar la situación y lo que Sam le había dicho antes de lanzarse a besarla. Claramente fue un error que esperaba nunca volver a cometer. Respiró profundo y miró a la híbrido- Te amo Hayley. Siempre lo he hecho.

Su confesión la abrumó.

- Jack...

- No, déjame decirlo- intervino antes de que de su boca saliera una negación. Necesitaba sacarlo de su pecho o esto lo quemaría por dentro- Yo... sé que solo hacemos esto para arreglar todo lo que rompimos cuando vendimos nuestras almas por esos malditos anillos. Pero, te amé desde antes de conocerte. Y cada momento que paso contigo, cada cosa que aprendo sobre ti solo hace que te ame aún más- el corazón de Hayley latía de prisa y sentía que sus mejillas comenzaban a sonrojarse. Jackson tomo aire una vez más, en sus ojos había un brillo extraño que solo había visto un par de veces en los ojos de alguien más, pero dirigido hacia una persona que no era ella. El ver el amor brillar en los ojos de Jackson, su alfa, le robaba el aliento de alguna forma- Prometo que arreglaremos esto por nuestra manada. Salvaremos a nuestros amigos del infierno en el que los metimos, y eso es lo único que puedo pedirte- él sacó el anillo de la caja ante la falta de respuesta de la castaña. Otra señal para continuar- He cometido muchos errores en mi vida, Hayley Marshall, y obligarte a que me ames no será uno de ellos. Pero quiero casarme contigo- la voz del lobo se quebró al final logrando enternecerla, y en consecuencia, los ojos de ella también se llenaron de lágrimas- Aún cuando sé todo lo que sé, en verdad deseo que te cases conmigo- agregó finalmente, ofreciéndole no solo el anillo sino también una promesa.

Sin importar cuánto amara a otro hombre, él siempre estaría ahí para ella, siempre la amaría.

Hayley alzó su mano y acarició suavemente el rostro de su prometido, pero siendo incapaz de pronunciar palabra alguna solo asintió con la cabeza mientras que no reprimía la sonrisa de felicidad en su expresión. Las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos.

Aceptaba, claro que aceptaba, y ¿cómo no hacerlo?

Jackson rió alegre para luego colocar el anillo de compromiso en el dedo correcto de su prometida. 





- Necesito que confíes en mí. Puedo encontrar a Rebekah- sentenció su hermano desde el otro lado de la línea. A pesar de que sonaba seguro no podía evitar sentir que algo andaba mal, sentía la frustración y la impotencia invadirlo cada vez que pensaba en la situación actual de su familia. Su hermana desaparecida gracias al traidor de Kol, Finn continuaba con su plan de torturarlos a todos y Sam se encontraba inconsciente en cama.

- Niklaus, ¿me pides que no haga nada?- espetó sintiéndose ofendido.

En cuanto su hermano le contó todo lo sucedido su juicio se nubló por un segundo y el único pensamiento razonable que existía en su cabeza era el de correr por su propio pie a la ciudad, tan solo para confirmar que todo estuviera en orden. Que ella estuviera bien, muy a pesar de que Klaus no había parado de asegurarle que solo se había desmayado por el agotamiento y que estaba en perfectas condiciones.

- Elijah, por ahora lo más importante es que te quedes ahí y protejas a Hope- al mencionar a su sobrina, todo raciocinio pareció regresar a su cuerpo amedrentando su enojo y frustración. Era el único que podía proteger a la bebé sin levantar muchas sospechas, al igual que a la rubia que podía percibir cerca de la entrada de la casa- Además, con la información que me dio Sam se reducen los números. Estaremos bien- añadió con evidente calma.

- ¿Ella está bien?- preguntó mucho más calmado.

Niklaus suspiró algo abatido.

- Sigue dormida. Creo que el duplicarse y absorber parte de la barrera realmente la agotó, no creó que despierte pronto.

Suspiró derrotado.

- En cuanto despierte dile que quisiera hablar con ella- era la única que podía decirle exactamente lo que había sucedido, sin mencionar que el escuchar su dulce voz le traería algo de alivio. Al menos el que ella le diera la noticia de que su hermana estaba en el cuerpo de una bruja no lo alteró tanto. Confiaba en ella y en que podía solucionar el problema, al igual que confiaba en su hermano, solo que el tenerlos a ambos trabajando en equipo aumentaba las posibilidades y reducía el tiempo de búsqueda. Escuchó entonces los pasos de la rubia salir junto con su nervioso corazón, palpitando como loco, tal vez por los nervios- Estaré aquí con la... valiente Camille. En verdad tiene carisma, aunque sea entrometida- él sonríe y se voltea para verla de pie, escuchándolo hablar- Te llamo luego.

Colgó la llamada sin escuchar las palabras de su hermano y luego se acercó a la nerviosa chica que jugaba con sus manos.

- Lo siento, no intentaba escuchar, pensé que te habías ido.

- Te debo una disculpa- profirió con algo de vergüenza por sus acciones, mientras que ella lo observaba entre nerviosa y sorprendida- Mi hermana desapareció. Mi familia está en peligro, Sam está... débil y yo... no puedo ayudarles. No estoy acostumbrado a sentirme de esta forma- Cami lo mira fijamente, aún un poco asustada, mientras él se acerca a ella, sonriendo incómodamente- No estoy lidiando con esto tan bien como esperaba- él se detiene, no muy seguro de qué decir y en consecuencia baja la mirada con evidente culpa- Perdóname- finalmente suelta, sintiendo como un peso es quitado de su espalda.

Camille lo mira, un poco sorprendida por su honestidad y tras pensarlo por un segundo, sonríe.

- Si quieres hablar al respecto, a eso me dedico- añadió con voz gentil, porque más allá de ser simples conocidos tenía la esperanza de ayudarlo con su problema. Precisamente por esto escogió esta profesión, amaba ayudar a los demás y si tenía la oportunidad de arreglar las partes rotas de alguien tan importante para Sam y Klaus, lo haría.

Ambos se sonrieron en ese momento, para que luego ella entrara de nuevo a la casa visiblemente satisfecha con que todo volviera a la normalidad. Elijah se quedó en el porche pensando por un momento en su generosa oferta, a sabiendas que era tal vez la única opción que tenía para reparar los pedazos de su alma que su madre había destrozado con aquella tortura.

Quería volver a la normalidad, tal vez no como el viejo Elijah de antes pero si como un hombre nuevo. Un hombre que tenía la capacidad de controlar sus instintos, de mantener la cordura y que no lastimara a los seres amados por el hambre. Sabía que no podía lograrlo en un corto periodo de tiempo por cuenta propia, necesitaba ayuda, y la oferta de Camille le venía de maravilla. 





Después de la llamada de su hermano fue rápidamente hasta la habitación donde descansaba Samantha y se acercó para verificar su estado. Tenía pulso, escuchaba su corazón y su respiración era acompasada, su temperatura también era normal a pesar de que era una noche fría, pero él ya se había encargado de eso arropándola con dos sábanas y colocándole un par de calcetines de lana para evitar que se resfriara, y sin embargo aún podía ver las venas de un profundo color negro en sus pómulos y en parte de sus párpados, producto de aquel hechizo. Le preocupaba que su situación empeorara de alguna forma, pero no podía perder el tiempo, tenía que correr al cementerio a cerciorarse de que Finn tenía a Esther en su poder, por lo que después de asegurarse de que el pequeño amuleto protector brillara en su cuello, salió silenciosamente del apartamento del oráculo, rumbo al cementerio Lafayette en la tumba donde había colocado a su madre la última vez.

Esperaba no tardarse mucho, así no la perdería de vista.

Él ni siquiera tenía una idea de lo que en realidad sucedía.

En cuanto Samantha absorbió gran parte de la barrera para que el hechizo de interrupción pudiera funcionar, su conciencia fue enviada directamente al submundo, no de forma consciente o voluntaria, claro. Fue arrastrada tan solo para presenciar múltiples visiones una y otra vez como si de un castigo se tratara, por su imprudencia al absorber tanta magia negra. Su vida corría peligro gracias a eso, las venas en sus ojos solo eran el principio de algo mucho más grande y peor que, si no tenía cuidado, se desataría.

Todo empezó con Rebekah.

Sabía que se trataba de ella porque reconocía a la pequeña niña de cabello rubio correr por ese almacén desolado y oscuro, totalmente despavorida. Lo que no lograba entender aún, era el por qué la bruja cuyo cuerpo ahora ocupaba, la perseguía con tanto ahínco y con esa mirada asesina. Estaba en medio de lo que parecía ser, una pelea un tanto extraña, y solo le tomó un segundo el unir los puntos para darse cuenta de que era una lucha que dictaría quién tendría el control absoluto del cuerpo.

Samantha observaba como se desarrollaba dicha pelea con suma atención, hasta que de pronto se vio a sí misma gritar el nombre de Rebekah mientras que la buscaba por aquel sombrío lugar. Sintió como si el suelo debajo de ella se disolviera y su estómago se hundiera hasta lo más profundo de su cuerpo. Quería vomitar, quería gritar porque se suponía que no debía verse a sí misma en una visión del futuro. Era tal vez la cuarta vez, no estaba del todo segura, no llevaba la cuenta. Pero sabía que eso no era una buena señal y el que todo esto continuara, solo le afirmaba que sin importar qué hiciera, continuaba en peligro.

Después sintió ese tirón tan familiar que la transportó a otra visión. A otro martirio. A otro futuro que sabía, no podría cambiar.

Una mujer de cabello castaño y vestimenta negra caminaba por las calles oscuras de la ciudad, observando a todos como si fueran simples cucarachas en su camino. Lucía imponente pero sobre todo, poderosa. Las personas que reían y caminaban por las aceras de pronto se detuvieron en seco, sus facciones se tornaron carentes de toda expresión y sus ojos se volvieron vacíos y blancos. Pero lo más importante era que a su paso, toda la ciudad parecía cubrirse de enredaderas con hojas frondosas de color verde y capullos de los que brotaba una flor muy peculiar.

Dahlias

Todas hermosas y con un olor tan dulce que resultaba hipnotizante, de un color tan rojo como la sangre y con espinas dispuestas a herir a quien se atravesara en su camino. Samantha escuchó de pronto una risa llena de burla, una que se quedaría grabada en su cabeza para siempre, seguida de los llantos de un bebé y los gritos de todos aquellos a quienes conocía y amaba. Todos llenos de horror, dolor, angustia y miedo.

Poco a poco los gritos aumentaron hasta el punto en que sus oídos no lo soportaban. Cubrió sus oídos rápidamente, sentía que a medida que los gritos aumentaban, algo ejercía presión sobre su cabeza y la aplastaba. El dolor en su cabeza era inaguantable, como si martillaran su cabeza una y otra vez, y tantos gritos de dolor comenzaron a marearla. Sus rodillas en un acto reflejo se doblegaron haciéndola caer al suelo en posición fetal, sus brazos rodeaban su cabeza mientras que las lágrimas brotaban una tras otra sin detenerse. Sentía que en cualquier momento su cabeza explotaría o que vomitaría de tantas vueltas que daba.

Hasta que de pronto todo fue silencio y luego...

- Esto no era mi plan- escuchó la misma voz.

Era la misma chica.

Lentamente Samantha apartó lentamente sus manos y alzó la cabeza para ver qué sucedía. Aunque lo primero que sus ojos vieron fue a sí misma, mirando a Freya de forma desconfiada al igual que a...

¿Mikael?

¿Qué demonios hacía él ahí?

- Se adelantaron e hicieron solo un arma- les reprochaba la rubia sumamente furiosa mientras que todos, a excepción de su padre, la miraban sin expresión alguna- Sabían que se las quitaría y ahora perdimos esa ventaja y también los materiales que teníamos para matarla.

- Es algo histriónico- en ese momento todas las miradas se volvieron a Niklaus- Tus materiales se consiguen fácil. Hay que hacer una lista, ¿quieren?- una sonrisa burlona se dibujó en su rostro mientras que tomaba en sus manos un vaso de whisky- Nosotros contamos con mucha de tu sangre- dijo señalando a su hermana mayor- La tierra noruega es escasa, ¿qué otra cosa?- pareció pensarlo antes de sonreí ampliamente- ¡Oh si! Las cenizas de los opresores vikingos de Dahlia. 

Algo curioso era que todos parecían divididos en el patio. A un lado se encontraba Rebekah en el cuerpo de aquella bruja, Niklaus con una sonrisa burlona y su yo del futuro. Mientras que del otro lado se encontraba Freya, Elijah y Mikael, quien bufó irritado.

- Siendo un poco más específicos, las robé de un museo, ¡ahora todo está perdido por tus estrategias!- pero antes de que su voz se elevara una octava más, fue empujado por el híbrido contra una de las columnas a una velocidad aplastante a su vez que colocaba la punta de la estaca de roble blanco en su pecho. Él solo es capaz de ver al bastardo sintiéndose claramente vencido, mientras que Freya es retenida por Elijah, quien al ver como ella se lanzaba para atacar al rubio no tardó en interponerse. Su yo del futuro también estaba involucrada, colocándose en frente de ella con sus manos extendidas en una advertencia silenciosa de que si usaba magia contra Klaus, se las vería con ella.

- ¡Si siento un cosquilleo de tu magia, Freya, te juro que lo mataré con un movimiento de mi mano!- bramó furibundo hacia la rubia angustiada en los brazos de su hermano. El original miró al cazador con evidente furia, presionando la punta en su pecho, justo sobre su corazón mientras que Freya observaba horrorizada la escena- No pareces sorprendido- añadió con la mandíbula tensa.

El oráculo se observó a sí misma y pudo notar en sus propios ojos el peso que cargaba sobre sus hombros. Sabía lo que pasaría, pero no parecía flaquear ni mucho menos dudar en cumplir con aquel futuro que le había sido designado.

- La traición está en tu naturaleza, muchacho.

Ante las palabras de su padre sus hombros parecieron tensarse al igual que los de la Sam del futuro. Afortunadamente nadie pareció notarlo, todos estaban sumidos en la tensión que implicaba el que Klaus tuviera la estaca de roble sobre el pecho del destructor por segunda vez.

- No. Yo no nací así- parecía temblar de furia cuando lo dijo- Ella... peleaste por ella, la hermosa Freya, la hija que apenas conoces. Hace tiempo que me conocías a mí ¡como tú hijo!- su voz aumentó el tono lleno de enojo e impotencia ante los recuerdos. Todos observaban en silencio menos Samantha, quien mantenía aún los ojos sobre la angustiada bruja, a sabiendas de lo que pasaría- Momentos antes de las desilusiones, las revelaciones, de las traiciones, había momentos en los que tú solo tenías que ser mi padre, ¡e incluso ahí tú me odiabas! ¿No es cierto?- su voz que quebró ante la mención de la palabra que englobaba aquello que más anhelaba y que jamás pudo tener. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras que Mikael lo miraba con un gesto lleno de culpa, finalmente dándose cuenta del daño que le había hecho a quien por años, solo había considerado una aberración- Quiero saber por qué.

- No lo sé- contestó él con suavidad y sin ese típico toque de malicia. Klaus frunció el ceño confundido- Yo solo lo hice.

Klaus lucía abrumado por tal revelación, dejando salir las lágrimas libremente al ser incapaz de contenerlas, luego él Mikael se miran a los ojos por un largo momento. Elijah todavía sujetaba a Freya, pero los tres parecen sorprendidos por esta vulnerabilidad inusual de Mikael. Todos menos Samantha, cuyo rostro inexpresivo prevalecía a pesar de que el momento ameritaba una reacción. Finalmente, Klaus se obliga a sí mismo a dejar de llorar y mira a Mikael con odio.

- ¿Esas son tus últimas palabras?- sentenció.

La mirada de Mikael fue a parar a su hija, quien lo miraba sumamente angustiada y horrorizada.

- Freya...- en cuanto pronunció su nombre lo entendió, comenzó a negar enérgicamente como si eso fuera a detener a su hermano- Lo lamento tanto...- Samantha, desde el suelo, logra notar la furia invadir a su vinculado debido a tanta ternura de parte de ese monstruo, dirigida hacia alguien que para él, no la merecía- Te am...- pero antes de que terminara clavó la estaca en su corazón.

Mikael gritó en agonía.

Freya gritó al ver como la estaca daba con su corazón, el llanto no tardó en llegar. Elijah la sujetaba con firmeza y al igual que Rebekah, no parecían felices de ver como finalmente su padre morir pero tampoco les afectaba. Tantos años siendo perseguidos por aquel hombre, siendo arrebatados de toda paz y felicidad durante siglos, no le tenían cariño así como tampoco aplaudían este acto de su hermano. La piel de aquel vampiro se tornó gris poco a poco mientras que extendía su mano hacia su asesino. Él en cambio retrocedió, luciendo un poco contrariado por esa reacción. Luego sus rodillas tocaron el suelo siendo seguidas por el resto del cuerpo hasta que ardió en llamas. De fondo se escuchaba el llanto desconsolado de la bruja que sufría la muerte del padre que tanto amaba. Todos miraban la escena, menos el oráculo.

En ese momento Elijah pareció notar que había algo malo con ella.

Finalmente Klaus se volteó hacia ellos, fingiendo no estar enojado, aunque eso Sam era capaz de notarlo.

- Las cenizas son muy raras... lo único que necesitas es un fuerte vikingo- sentenció con un pequeño dejo de burla, ganándose una mala mirada del oráculo.

Y entonces escuchó como un eco en su cabeza su propia voz.

"Te veré en el estudio, más de vale llamar a Gia o yo misma voy a colgarte"

Klaus fingió que no había escuchado nada para que nadie sospechara, así que sin decir ni una palabra más se dirigió a las escaleras. Al pasar a un lado de Freya, ella trató de lanzarse en su contra pero fue detenida nuevamente por Elijah, evitando que atacara a su hermano a pesar de que lo tenía bien merecido. Tanto él como Rebekah miraban al híbrido, infelices, mientras que él abandonaba el lugar.

Todos finalmente le dieron una mirada al cuerpo de Mikael que aún ardía en llamas. Hasta que Elijah miró a la Sam del futuro de forma suspicaz, muy a sabiendas de que algo ocultaba.

Finalmente un último tirón en el estómago del oráculo la llevó de regreso al submundo al que había sido arrojada en primer lugar, y sin ser capaz de soportar más ese peso, cayó sobre sus rodillas envuelta en lágrimas ante las figuras de capucha roja que la rodeaban.

- ¿Por qué me muestran esto?- preguntó con voz ronca de tanto llorar, sentía como todo recaía nuevamente sobre ella, como aquel bulto en su espalda aumentaba de peso, como la culpa y la frustración la llenaban por dentro- ¡Son cosas que no puedo evitar! ¡¿Por qué demonios mostrarme un futuro que no se puede modificar?!- bramó hacia ellos furiosa entre lágrimas, permaneciendo de rodillas.

- Aún no es el momento- le respondió una voz de entre tantas figuras, pero aún así pudo distinguir la de Susanne, a pesar de que las sombras ocultaban gran parte de su rostro.

- ¿Cuándo se supone que obtendré todas las respuestas?- preguntó evidentemente agotada.

No quería seguir lidiando con esto, o al menos rogaba porque existiera una forma de evitar todo esto, debía haber una forma de detener toda la catástrofe que estaba por venir, un hechizo, acciones, lo que sea. Susanne se acercó, alzó sus manos para retirar la capucha de su rostro y se agachó hasta quedar a la altura del oráculo que sobrecogida, lloraba llena de impotencia y tristeza. Colocó en un gesto maternal su mano sobre su hombro, captando su atención en el proceso ya que la mirada suplicante de Samantha se posó sobre ella.

- Aunque dicen que después de la calma viene la tormenta, para un oráculo jamás será así. Después de la calma siempre viene otra tormenta- profirió arrebatándole la poca esperanza que le quedaba. Las lágrimas brotaron de nuevo una tras otra, esta vez llena de resignación ante su destino. Susanne le acarició el cabello en un intento por consolarla- Pronto lo sabrás Samantha- pero ni eso fue capaz de calmar toda la ansiedad que surgía en lo más profundo de su ser cada vez que su mente reproducía todas las visiones que se le habían adelantado desde hacía semanas.

La culpa no la dejaba descansar, porque cada vez que miraba a Niklaus todo lo que deseaba hacer era contarle la verdad, decirle que toda la familia estaba en peligro y que su vida pendía de un delgado hilo.

Pero no podía, y tampoco lo haría. Al menos no hasta tener una solución a los problemas de todos. 

Algo que ella no sabía era que todo este dolor, todo el martirio, el infierno que estaba atravesando en este momento solo sería el inicio de algo mucho más grande. Todo estaba en juego ahora, las piezas se movían de forma silenciosa por figuras mucho más poderosas que habían calculado todo lo que sucedería. Jugaban a un juego peligroso en el que muchos saldrían lastimados, la sangre correría y miles de pérdidas tendrían lugar sin poder evitarlo. Nadie podría ver lo que se avecinaba, ni siquiera Samantha. 





Mucho más apartados de la tumba Delphine, un desairado Finn colocaba el cuerpo inconsciente de su madre junto al de su padre, en el centro del dibujo que había hecho para canalizar más poder. Observó a la mujer que le había dado la vida, a la mujer que durante tanto tiempo admiró, por quien luchó hasta la locura. Ahora no era más que un cuerpo del que se alimentaba de poder y que le producía repulsión dada su nueva naturaleza.

- Éramos una familia. Recuerdo el amor que se tenían, eran felices de que yo fuera su hijo- mencionó con una pequeña sonrisa llena de nostalgia. Luego todos aquellos recuerdos se tiñeron de oscuridad, borrando su sonrisa- Y no olvido el día que perdimos a nuestra Freya. Y nunca recuperamos esa felicidad. Lo recuerdo todo- la amargura predominaba en su tono de voz, al igual que la frustración. Miró a una inconsciente Esther sintiendo el nudo formarse en su garganta- Pudiste parar ahí, pero los tuviste a ellos. Los monstruos que llamas hijos. Y por eso, todos sufrirán.

Lentamente, Finn abandonó la cripta dejando que una silenciosa lágrima se deslizara de forma libre por su mejilla. Tal vez el dolor de perder a su madre lo embargaba hoy, pero mañana les haría pagar a sus hermanos esto y todo lo que habían hecho para obligar a esa mujer a tomar una decisión tan monstruosa como esa.

Los haría sufrir a todos, en especial al oráculo que tanto los protegía. Aún tenían cuentas pendientes de la última vez y estaba más que ansioso de desquitar su furia contra ella. 





Esa noche cada miembro de la familia Mikaelson cerraba los ojos ante la noche, tratando de dejar sus preocupaciones atrás hasta el día siguiente. Rebekah, finalmente vencida por los calmantes que le suministraron los kindred, cedió finalmente ante la inconsciencia pero guardando dentro de ella la esperanza de que saldría de ese lugar por cuenta propia, ahora que había encontrando tal vez la llave de su jaula en aquella habitación sellada. Elijah miraba el techo de su habitación mientras pensaba en las palabras de Camille y en la posibilidad de que la ayuda que le ofrecía, realmente sirviera de algo. Conocía bien el premio que obtendría de curarse, pero de no ser así, ¿qué sucedería? 

Tenía que meditarlo bien. 

Finn, cegado por la ira, había quedado rendido en su escritorio luego de trazar múltiples estrategias para llevar la delantera en este juego macabro, mientras que Kol, encerrado aún en el complejo junto a los vampiros hambrientos de la ciudad, se ocultaba tras una pila de muebles que bloqueaban la entrada de la habitación en la que había decidido aislarse. Pensaba en lo que había hecho y la conciencia le pesaba al recordar el motivo de su encierro en ese lugar. Tal vez su broma había llegado demasiado lejos, se merecía esto. Por último, Niklaus, abatido por no encontrar nada más que una bolsa vacía de sangre en la tumba Delphin, se tumbó sobre el sofá del apartamento de Sam. Ahora que su hermano tenía a Esther en su poder solo restaba esperar y estar listo a cualquier ataque producido por su ira. 

Porque estaba más que claro que el infierno les llovería encima.

Y finalmente, teniendo presente la respiración pausada del oráculo desde el otro lado de la habitación, se dejó llevar por el sueño y cerró los ojos.

Ya mañana sería un nuevo día del que esperaba, todos salieran con vida. 

¡Hola chicaaaas!

¡He regresado y esta vez me tardé menos! Esto merece una celebración 

A veeers, diganme ¿qué les pareció el capítulo de hoy?

A mi me encantó que Sam despertara con Elijah. 

¡Salud por más escenas así!

Muchachas, la verdad que la cuarentena me hace más bien que mal, he escrito más de lo que usualmente hago durante el semestre en la universidad. Esto me cayó como anillo al dedo y siempre tengo que escribir cosas.

¿Cómo la pasan ustedes? ¿Han leído bastante?

Yo sigo leyendo Harry Potter y el Cáliz de Fuego. Está super chévere, lo recomiendo.

Espero que este capítulo les haya gustado tanto como a mi. Aunque mi favorito será el 14 y el 21, este entra como uno de loas más chéveres que he escrito. Cada día adoro más la dinámica Klamantha, pero sobre todo Samlijah me mata y me muero porque estén juntos.

¿No les pasa?

Bueno, nos leemos en otro capítulo chicas.

¡Muchas gracias por leer!

Salu2

-Male

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