Prólogo

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1 mes después

No había sido fácil pero finalmente lo había logrado. Todas y cada una de sus pertenencias estaban en cajas, listas para ser llevadas a su nuevo departamento. Ahora solo restaba llevarlas al piso de abajo. 

- ¡Niklaus!- gritó llamando al híbrido, quien descansaba en el estudio. Hacia tan solo un par de noches la luna llena se había alzado sobre ellos nuevamente y el dolor y la falta de fuerza había invadido el sistema de ambos, tanto del híbrido como del oráculo.

Todo gracias al vínculo de su sangre con las piedras hechas por la difunta Genevieve.

- ¡¿Qué?!- escuchó a la distancia el grito estridente de Klaus en respuesta a su llamado.

- ¡Mueve tu trasero de ese sofá y ven a ayudarme con las cajas! ¡Marcel llegará en unos minutos!- gritó ella de regreso desde su habitación. Niel la observaba curioso, como si aún no entendiera que ambos se mudarían de esa casa. 

Aquello había sido todo un tema desde que Sam había decidido que se mudaría de la gran casa de los Mikaelson por su bienestar. Klaus se había opuesto a su decisión con la excusa de que sería mucho más fácil mantener el contacto con ellos si no se mudaba de lugar. Elijah había intentado convencerla pero luego de darle todos sus motivos y recordarle su promesa él accedió. En señal de paz él le había regalado un par de cosas un día antes de partir hacia su nuevo departamento: Un libro perfectamente encuadernado, directamente salido de su polvorienta colección que de título llevaba "La Divina Comedia". Realmente había significado un esfuerzo enorme el contener sus impulsos de besarlo ante aquel regalo tan hermoso, y realmente le sorprendió que recordara que ese era su libro favorito debido a la increíble profundidad que cada canto poseía.

La cita en la tarjeta decía:

"Tus palabras han quedado grabadas a fuego en mi corazón, y aunque sé que he hecho una promesa me gustaría expresar lo mucho que te echo de menos.

Te extraño a ti y a nuestras charlas de media noche.

Atte: Elijah Mikaelson"

Todo eso plasmado en una impecable caligrafía, supuso que él mismo la había escrito. Aún guardaba esa tarjeta en una pequeña caja que había decidido apodar como "el cofre de los tesoros". Un nombre algo cursi tal vez, pero dentro guardaba pequeñas cosas que le recordaban diariamente lo que tenía, una hermosa familia. Una semana atrás había adquirido una cámara instantánea y con ella había tomado a menos ocho fotos de ella junto a las personas que más apreciaba. Camille, Davina, Elijah, un muy gruñón y anti fotos Klaus, y para sorpresa de muchos Marcel. 

Desde que habían hecho las paces se llevaban de maravilla, a tal punto de que él le había conseguido el departamento a tan solo unas calles de la gran casa Mikaelson y sobre todo había accedido a guardar el secreto sobre la ubicación del mismo. Nadie salvo ella y Marcel sabían a dirección del departamento, por supuesto que eso a Klaus no le agradaba mucho. 

La razón era simple: Si Klaus lo sabía no dudaría en decirle a Elijah, y conociendo a ambos hermanos pasarían más tiempo en su departamento que en la casa. 

Prefería guardar el secreto y venir diariamente a visitarlos para ver cómo estaban las cosas ente ellos. Además no podía olvidar la pequeña relación entre Elijah y Hayley, quien había comenzado su entrenamiento de híbrido con ambos hermanos un par de días después de que dejaran a Hope con Rebekah. Otra de las razones es que no aguantaba verlos juntos, le resultaba difícil mantenerse alejada de él por lo que había decidido mudarse en un intento desesperado por establecer distancia.

- ¡Las cajas no se van a mover solas!- gritó nuevamente mientras tomaba una de las cajas en sus manos.

- Pero podrían si tú usas tus poderes para hacerlo- repuso malhumorado y cruzado de brazos desde la entrada.

2| Profecy (Elijah Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora