13- The Devil is Condemned

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La ciudad parecía volver a la normalidad, aunque los locales no habían notado todo el jaleo de la noche anterior en la calle donde se encontraba el local de la vieja Lenore. Los únicos que parecían saber algo formaban parte de la comunidad sobrenatural y comenzaban a esparcir la voz de que un brujo muy poderoso había doblegado al gran oráculo de los Mikaelson. Los rumores comenzaban a recorrer las calles a pesar de que solo habían pasado unas horas de los acontecimientos.

Por su parte, Finn estaba en medio de un hechizo de localización, preparaba todo para usar todo su poder con el fin de encontrar a la hija de su hermano. Su sobrina. Tenía todo lo que necesitaba, el mapa, hierbas, runas, un frasco lleno de orugas y una pequeña muñeca que serviría como representación de la bebé.Tal vez en el pasado habría pensando en la idea de ser un tío ejemplar, pero eso cambió cuando la amenaza de Dahlia cayó sobre su familia llevándose a su hermana mayor.

Ahora que existía otra primogénita a la cual llevarse, esa bruja podía regresar. Era su deber detenerla, por no mencionar que también le causaría una gran alegría darle algo por qué llorar a Niklaus. Sosteniendo la muñeca en sus manos comienza a mover la muñeca a la vez que la con el dedo medio.

- De volle es numerus puerum- cantaba una y otra vez sintiendo como su magia salía de su cuerpo y trataba en lo posible de dar con la ubicación en el mapa. Pero entre más repetía más imposible se volvía. Su voz aumentaba al igual que la fuerza de su canto, las venas de su frente comenzaron a aparecer a medida que enfocaba toda su energía y atención en el hechizo, desesperado por completarlo, pero no tenía nada, no veía nada sin importar cuánto esfuerzo le pusiera. Comenzaba a perder los estribos cuando de pronto todo el mapa, sus materiales y las mesas se encendió en llamas a su alrededor.

Finn retrocedió sorprendido y un poco asustado hasta que las llamas se extinguieron.

Todo estaba hecho cenizas y ya no tenía nada, lo había intentado toda la noche y se estaba quedando sin materiales. No saldría a la tienda ahora, el enojo y la frustración lo invadían en su totalidad y en un arranque golpeó los candelabros sobre la mesa y tiró los materiales (o lo que quedaba de ellos) al suelo.

Resopló y respiró profundamente tratando de calmarse, cuando de pronto escuchó pasos acercarse. Al voltearse se encontró con una mujer de cabello rubio que salía de entre las sombras con una pequeña sonrisa en su rostro.

- ¿Quién eres?- preguntó Finn despectivamente.

No tenía tiempo para atender a brujas novatas o para bromas, tenía que encontrar a la bebé antes de que Klaus lo encontrara a él. O peor, antes de que Dahlia llegara a la ciudad.

- Me preguntaba si me reconocerías- sus ojos azules comenzaron a recorrerlo de pies a cabeza mientras sonreía extrañada y algo confundida- Pero ahora tú... te ves muy diferente.

- Te lo preguntaré otra vez antes de hacerlo mucho menos amable- espetó con frustración, no teniendo tiempo para acertijos absurdos o una evaluación de apariencia- ¿Quién. Eres?

Ella sonrió una vez más.

- Por suerte te encontré aquí- dijo mientras se acercaba a él, recorriendo el campanario con la mirada con algo de nostalgia en sus ojos- Subíamos a los árboles cuando planeábamos travesuras- la mirada del moreno se tornó hacia ella confundida- No quería que madre escuchara lo que Huginn y Muninn cuchicheaban.

Esos apodos.

Los recordaba como si hubiera sido ayer.

- Oye, Finn no rompas mi corazón, ¿o qué? ¿me olvidaste?-

- No puede ser- aún no podía creer que la estaba viendo frente a él. En carne y hueso. Sintió el nudo en la garganta y las lágrimas comenzar a formarse en sus ojos, quería abrazarla, a su querida hermana- ¿Freya?

2| Profecy (Elijah Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora