Tn se había quedado dormida abrazada a su pequeño cachorro, no se había cambiado ni nada, tenía su teléfono en una mano. Despertó y miró a la ventana, notando que ya era de día. Se levantó rápidamente y bajó las escaleras, yendo al comedor. Vio dos tazas de café sobre la mesa y sonrió aliviada.
– ¿Gatito?
– Aquí –salió de la cocina con un plato de tostadas en una mano y la otra tras la espalda.
– Estás...bien... –corrió a él y lo abrazó.
El chico rió y besó su cabeza.
– Espera, Kitten. Tengo un plato.
– Lo siento.
Ella lo soltó. Él dejó el plato en la mesa y volvió a mirarla, enseñando lo que traía tras la espalda.
– Ten.
Tn sonrió, tomando aquel ramo de rosas azules que el chico traía en su mano.
– Muchas gracias.
– No es nada, Kitten –tomó su rostro y besó su frente.– Vamos, sentémonos a desayunar.
– Sí. Gracias.
[Abril]
[Noche]
Tn estaba sentada en el sofá con las piernas sobre este, leyendo un libro. Hachi estaba durmiendo sobre su regazo, y en la pequeña mesa frente al mueble había una taza de café ya por la mitad.
La puerta del departamento se abrió. Hajime entró, cerró esta y se dirigió al living.
– Kitten, ya llegué.
– Oh –cerró el libro y lo miró.– Bienvenido –sonrió.– Creí que te quedarías a la celebración de la ceremonia.
– Me quedé una hora, fue lo suficiente para conversar con mis compañeros y compañeras. Quería volver para pasar la noche con mi hermosa y dulce novia.
– Tonto –rió.
– Oh, nuestro bebé está dormido –acarició la cabeza del cachorro.– ¿Qué te parece si salimos a tomar algo para festejar que me ascendieron a 'Clase Especial'?
– ¿De verdad? –preguntó con sorpresa.
– Así es.
La chica tomó al cachorro y lo dejó a un lado en el sofá, luego se levantó y abrazó a su novio.
– ¡Felicidades!
– Gracias Kitten –rió.
[Día siguiente]
Tn caminaba paseando a su pequeña mascota, y se detuvo frente a una tienda de ropa para mirar.
– Que linda blusa... –murmuró.
– ¿Tn?
La chica giró al oír su nombre, viendo tras ella a aquel peliazul.
– A...Ayato...
– Hola.
– ¿Qué...Qué haces aquí?
– Sólo caminaba. ¿Y tú?
– ...Pasear.
– Ya veo... ¿Puedo...invitarte un café?
– Ahm... –tragó saliva.– No creo que-
– Por favor, será sólo un momento.
– ...De acuerdo.
Ambos caminaron hacia un parque. Tn tomó asiento en uno de aquellos banquillos mientras Ayato iba por café; regresó, entregó uno a la chica y se sentó junto a ella.
– Ten –le entregó un café.
– Gracias –lo tomó.
– ... ¿Cómo estás?
– Ahm. Bi-Bien, ¿Tú?
– Bien, también.
– Que bueno.
– Hm.
Quedaron en silencio por largos segundos, hasta que él volvió a hablar:
– Tn, tú... ¿Estás saliendo...con alguien?
– Hm. S-Sí.
– ...Ya veo –tragó saliva.
– Y tú...sales con ella, ¿Verdad? –preguntó, sin mirarlo.– La chica castaña.
– Ahm...Algo así.
– ...Entiendo. Bien –bebió.
– Tn, yo... –suspiró.– Mírame.
Ella se encogió de hombros y giró lentamente la cabeza, para mirarlo. Se sentía nerviosa y algo incómoda.
– ...Lo siento –dijo por fin.
– ¿Ah?
– Siento mucho como te traté ese día, Tn. Fui un idiota.
– ...Lo fuiste –afirmó. Por primera vez no sentía miedo frente a aquel chico.– ¿Sabes cómo sufrí ese día? Me dejaste y me echaste de ahí, sabiendo que no tenía a dónde ir...pero nada te importó...
– Tn, yo-
– Tú, tú, tú... ¿Por qué siempre se trata de ti? –sollozó, mientras sus ojos se cristalizaban.– Los peores días de mi vida fueron: cuando mi madre falleció y cuando terminaste conmigo.
Ayato bajó la mirada, se sentía horrible al verla tan mal, sabía que aquel día había sido un idiota con ella, y ese recuerdo siempre lo torturaba cuando pensaba demasiado o cada noche antes de dormir, incluso en sueños algunas veces.
– Lo siento mucho...de verdad...
– ...Te odio.
– Lo sé. Ese día te dije que comprendería si me odiabas.
– ¿Para qué me trajiste aquí? Yo no quería hablar contigo, no quería saber nada de ti, no quería verte...Te estaba olvidando.
– Tn...
Él tomó el café de la chica y lo dejó a un lado, junto al de él, luego tomó sus delicadas manos.
– Fui un completo idiota, un tonto, un imbécil. Nunca debí ponerte una mano encima, no debí haberte tratado como lo hice.
– Dijiste que cambiarías...pero mentiste. Nada cambió. En cuanto me recuperé...tú volviste a hacerlo...
– Y lo siento muchísimo, de verdad –besó sus manos.– Tn...el peor error de mi vida fue levantarte la mano por primera vez. Era un niño tonto e inmaduro que estaba molesto con el mundo a su alrededor, y me desquité contigo...Sé que no debí hacerlo. Se sentía bien descargar mi ira, por eso era tan idiota como para golpearte a ti o a Banjou...pero no debí hacerlo. No tenía el derecho a tratarte en la forma en que te trate –hizo una pausa.– Tú eras una niña maravillosa. Hermosa, tierna, llena de vida, comprensiva...Eras tan amable que recibiste todos mis golpes y aun así quisiste permanecer a mi lado. Nunca vi a la mujer maravillosa que tenía a mi lado, y me lamento tanto eso.
Se levantó, sin soltar las manos de la chica, y se arrodilló delante de ella.
– Perdóname –pidió.– Si pudiera volver el tiempo atrás y hacer las cosas diferentes, te juro que lo haría. Pero como es algo imposible...quiero comenzar de nuevo. Quiero volver contigo y ser el novio que te mereces. No un idiota golpeador, sino alguien más...amable, más suave para ti. No volveré a levantarte la mano, ni siquiera a gritarte...Por favor...
– ...Ayato... –tomó aire y suspiró.– Tú...Tú sales con esa chica... ¿Cómo era?
– Hinami.
– Ella. Tú estás con ella, y yo con Hajime...No podemos...
– Sí podemos. Tú sólo debes terminar con él y yo con ella.
– Ayato... –se levantó.– No puedo. Tú...y yo...no...
El peliazul se levantó y soltó sus manos, tomándola ahora de la cintura para luego besarla; había ansiado tanto volver a besarla, volver a probar sus dulces labios. Tn se sorprendió, no se esperaba aquello; quería separarse pues lo que hacían estaba mal, pero su cuerpo no respondía. Se separaron lentamente y volvieron a mirarse a los ojos, ella tenía un gran sonrojo en sus mejillas, y él uno leve.
– A...Aya...to... –jadeó.
– Te amo –confesó.– Todavía te amo.