☁ Thirty-eight ☁

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– ¿Qué haría yo si tú vuelves con él? ¿Eso quieres saber?

– Ah...S-Sí... –tragó saliva mientras bajaba la mirada.

– Pues... –suspiró y miró hacia el techo.– Kitten, yo...lo golpearía.

– ¡¿Ah?! –se incorporó rápidamente para verlo.

Hajime rió, haciendo que Tn infle sus mejillas y haga puchero.

– Tonto.

– Lo siento –rió.– Tranquila, no lo golpearía –tomó su taza.

– ¿Entonces...qué harías...?

– Nada –bebió.

– ¿Nada?

– No –la miró.– Kitten, si tú lo amas y lo eliges antes que a mí...entonces respetaré tu decisión. Si crees que es la mejor opción, entonces adelante, yo no voy a pelearme con él ni a manipularte emocionalmente para que vuelvas conmigo. Sabes que siempre respeto las decisiones que tomas, así que...

– ...Entiendo.

– ...Por otro lado. Si estás con él y vuelve a levantarte la mano, entonces sí voy a golpearlo –bebió.

– ... –rió.– No permitiré que vuelva a hacerlo.

– Eso espero.

– Pero...si vuelvo con él...debería dejar la universidad.

– ¿Por qué lo dices?

– Porque tú la estás pagando.

– Kitten, yo te prometí que te apoyaría en tus estudios, y en todo, sin importar qué, ¿Verdad?

– Sí...

– Entonces no debes dejar nada. Cuando las cosas mejoren, tú vas a volver a la universidad sin importar qué.

– Pero...no sería justo.

– Entonces te pago una beca. Pero no dejaré que abandones tus estudios.

– ...Haji...

– Escucha: cuando todo mejore, tú tendrás dos opciones. La primera es seguir conmigo, volveremos al departamento y a vivir los tres, nosotros y Hachi, tú irás a la universidad y yo comenzaré a trabajar de nuevo. La segunda es volver con Ayato, en ese caso volverás a la universidad de todos modos, con una beca si lo prefieres, irás a vivir con él o sola, y...te cederé la custodia de Hachi.

– ...

– Ya hablé con Ayato, y...respetaremos la decisión que decidas tomar.

– Ah...

– ¡Hajime! –gritaron tres voces infantiles.

Ambos miraron hacia la entrada, viendo a los tres niños correr hacia ellos.

– ¿Uhm? ¿Qué sucede, niños? –preguntó el chico.

– Touka nos dijo que te llamáramos rápido y nos escondiéramos.

– Hay unas personas vestidas de negro afuera.

– Y todas tienes los ojos cubiertos.

«El Oggai...», pensó él.

– ...Está bien –se levantó y miró a la chica.– Tn, lleva a los niños a un lugar seguro y quédense ahí hasta que yo lo diga.

– Hay problemas, ¿Verdad? –preguntó mientras se levantaba.

– Tranquila, sólo haz lo que digo.

– ...Tengo miedo.

– Tn –tomó su rostro.– Calma. Yo me encargaré de protegerte, ¿Si? –ella asintió.– Bien –besó su frente.– Ve, rápido.

Yuanfen ☁ Ayato KirishimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora