Mine

By hopelanzani

150K 8.9K 2.3K

Un trato. Eso era todo lo que se suponía que era. Un acuerdo entre dos personas. Sólo eso. More

Sinopsis "Always Mine"
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Sinopsis "Never Mine"
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26

Capítulo 7

1.8K 118 27
By hopelanzani

—Peter —lo riño, mientras me río de su descaro manoseo.

—¿Sí? —pregunta inocentemente, mientras siento su mano nuevamente en mi muslo, por debajo de mi vestido. Sé que si estirara los dedos me tocaría de pleno, y aunque lo quiera con todas mis fuerzas, no puedo dejarme llevar por mi deseo irrefrenable.

—No puedes hacer esto aquí —le digo, intentando alejarme de su toque—. Hay gente presente —le recuerdo.

—Te dije que ese vestido me volvía loco —es su excusa, pero sus manos se quedan en mi cintura y me la acaricia con sutileza, mientras apoya su barbilla en mi hombro.

Él está apoyado contra la barandilla del bar, y mi espalda está contra su pecho, envuelta en sus brazos. —Recuérdame otra vez porque estamos en este bar de mierda —se queja Peter.

Miro alrededor, a las otras personas aquí, mientras ríen, beben, bailan y se besan sin preocupación. —Es una discoteca —lo corrijo. Las luces del recinto van cambiando cada dos segundos de color. La música también resuena fuertemente por el lugar, y Peter me susurra en el oído cada vez que habla, lo que provoca que un escalofrío recorra todo mi ser.

—Es lo mismo —se queja—. Todo es una mierda.

—Estamos aquí por tu hermano —le recuerdo. Mis ojos se dirigen a donde está Gas, y su grupo de amigos, que están celebrando por lo alto, y sonrío sin poder contenerlo. Se lo está pasando en grande—. Es su cumpleaños, deberías ir con él.

Han pasado tres días desde lo que pasó en el bosque. Tres días de tener a Peter nuevamente. Tres días sin saber nada de Liam. Tres días preparándonos para la misión de mañana. Tres días a flor de piel por lo que iba a suceder cuando fuéramos al rescate de Lucy. Tres días de nervios irrefrenables. Tres días de sospecha, de curiosidad, pero también tres días de felicidad.

—Paso —siento su cabeza sacudirse contra mí, negando—. Estoy muy a gusto aquí —mueve sus caderas contra mí, y siento como está duro debajo de sus pantalones. Oh, Dios. Me dejo caer más sobre él, queriendo sentirlo más de cerca.

Aunque hayamos estado tres días juntos a la mínima que teníamos tiempo libre, no lo hemos llevado más allá, ha habido algún que otro toqueteo, pero hasta ahí, y es que cada vez que estamos en ello, alguien siempre interrumpe, y ese alguien siempre suele ser Britney. Aunque no haya dicho nada al respecto, sé que Peter sospecha sobre ello. Cuando me voy a dormir, lo hago sola, pero siempre despierto con Peter a mi lado. No sé a qué hora de la noche llega, pero un día me quedé hasta las tres de la mañana despierta esperándolo, y no apareció. No quiero preguntarle porque no quiero saberlo. No porque no me fíe de él, sino porque sé que significa algún problema. Y me di hasta mañana para no pensar en cosas malas. Para tener cuatro días para disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

—Cumple treinta años, Peter —me enfoco nuevamente a la razón por la cual estamos aquí esta noche—. Tenemos que celebrarlo —intento persuadirlo. Sé que la única razón por la cual está aquí ahora es porque yo le empujé a hacerlo.

Me separo de su agarre, y él protesta, así que inmediatamente me giro para mirarlo, y rodeo mis brazos en su cuello. —Es importante celebrarlo. Hazlo por mí —me pongo de puntillas y dejo un beso en su mandíbula con esa barba de dos días que me vuelve loca. Me encanta cuando lo tiene así.

Peter frunce el ceño. —No celebramos el tuyo —dice, tras unos segundos de pausa, aún con la arruga en su frente.

—No me gusta celebrarlo —confieso. Y es la verdad. Me hace acordar al poco tiempo que me queda hasta que venga David Espósito y se apodere de mi vida—. Tampoco celebramos el tuyo —y después de decirlo me doy cuenta de algo—. No sé cuándo es el tuyo —ahora soy yo la que frunce el ceño. ¿Cómo no puedo saber cuándo es su cumpleaños?

—Aún falta —es su respuesta pasota.

—¿Por qué no quieres decírmelo? —me separo de él, y me llevo las dos manos a la cintura. Intentando parecer intimidante.

—Porque no es importante —replica él—. A mí tampoco me gusta celebrarlo, así que si nadie lo sabe entonces nada podrá hacerse.

—Eso no tiene sentido —le digo confusa, aunque en realidad entiendo sus palabras—. ¿Por qué no te gusta celebrarlo? —le pregunto.

—Porque no —su respuesta seca es lo único que me va a dar.

—A mí no me gusta tampoco —vuelvo a decir.

—Ya lo sé —contesta—. No hace falta ser inteligente para darse cuenta de ello —abro la boca para decir algo, pero nada sale de mi boca. Y quizás no es el mejor lugar para mantener esta conversación, pero por una vez desde que volví estamos solos nosotros dos, aunque estemos rodeados de una multitud grande de personas—. Y también se por qué. Es lógico supongo, pero yo intentaría verlo de otro modo.

—¿Sí? —pregunto, confusa de a dónde quiere llegar.

Peter asiente con la cabeza. —Ajá —confirma—. Deberías hacer todo lo contrario. Celebrarlo por todo lo alto. En lugar de temer la fecha porque es cuando David Espósito viene a por ti, deberías celebrar que nunca lo va a conseguir —declara seguro—. Que cada año que pasa, te alejas cada vez más de él.

Proceso sus palabras, y tienen sentido. Cada año que pasa, no estoy en las garras de ese ser espeluznante. Sin embargo, no quiero discutir eso esta noche. —¿Cuántos años tienes, Peter? —le pregunto, dirigiendo la atención a él. Sé qué tiene que haber cumplido años desde que nos conocimos. La última vez que supe de él tenía veintitrés, y si ahora dice... —Veinticuatro —termina de confirmar mis sospechas. En estos dos meses que estuvimos separados cumplió años.

—¿Hace cuánto tienes veinticuatro? —intento sacarle con curiosidad.

Peter suelta una carcajada, mientras envuelve mi cuello con sus brazos, atrayéndome hacia él. —Buen intento —me felicita, y baja su boca para besarme. Su lengua corre por todo mi labio inferior, y abro la boca para él. Lo necesito cerca. Más cerca. Agarro un puñado de su camiseta y lo tiro hacia mí.

Peter gruñe en aprobación mientras me levanta y me sienta en uno de los taburetes de la barra. —Joder, este vestido me vuelve loco —dice contra mi boca, y acto seguido la ataca nuevamente sin previo aviso.

Gimo contra su boca, mientras intento atraerlo más hacia mí, pero Peter se separa de un golpe. Me mira, mientras los dos respiramos pesadamente. Inspecciona el lugar, y ve que unos chicos nos observan. Me ruborizo al instante, pero Peter se acerca más a mí, bloqueando de mi visión de los demás presentes.

—Los voy a matar —gruñe, lanzándoles una mirada asesina a los chicos, que se apresuran en irse rápidamente.

—Suerte entonces que no estaban aquí antes cuando tenías la mano por debajo de mi vestido, entonces si hubieran tenido un espectáculo para visualizar —bromeo, pero veo como aparece la vena en su cuello, y aprieta la mandíbula con tanta fuerza que juro que puedo oír sus dientes crujir.

—No me parece en absoluto gracioso —dice con su voz dura—. Eres sólo para mis ojos —sale su lado posesivo, y sonrío ante su declaración.

—Peter —digo, insegura de si continuar o no, pero finalmente me decido por lo primero—. Vamos a tener que hablar —digo algo nerviosa. No se a que ha venido eso, pero era algo que me pesa en el pecho y tengo que soltarlo.

—¿Hablar de qué?

—¿Cómo de qué? —abro los ojos ante su pregunta, algo sorprendida—. Pues de todo. No podemos hacer como si no hubiera pasado nada. Yo aún sigo teniendo muchas dudas y...

—¿Dudas sobre qué? —me interrumpe.

—Pues sobre...

—¿Sobre nosotros? —vuelve a interrumpir, mientras se pasa una mano por el pelo, algo alterado.

Me aclaro la garganta, mirando a mi alrededor. No es el momento más adecuado, pero es el momento en que surgió. —Supongo.

Peter se pellizca la nariz. —¿Como supones? —pregunta confundido.

—No sé, Peter —suspiro—. No sé qué somos ahora mismo. Necesito una explicación. Una aclaración —siento como si la cabeza me fuera a explotar de un momento a otro, y tengo que calmarme para intentar comprender lo que está sucediendo.

—A mí me gusta como estamos ahora —susurra él.

—A mí también, pero... —respiro profundamente, armándome de valor para continuar—. Necesito saber que somos.

Peter frunce el ceño, algo perdido. —No necesitamos un título —dice, después de un rato—. Somos sólo tú y yo estando así. Punto. No hay más.

—¿Pero estamos juntos? —pregunto confusa, cuando siento su mano acariciar mi muslo tiernamente.

—Siempre lo estamos —susurra.

—Pero me refiero... —intento decir, pero me interrumpe.

—Ya sé a qué te refieres.

—¿Entonces por qué no me contestas? —le pregunto, y me estremezco cuando siento como baja la cabeza para mirarme los ojos.

El alto ruido de la música y la gente en la discoteca no dejan de notarse en el ambiente, pero como estamos en la barra, el altavoz no se escucha tan fuerte como en la pista.

—Porque es algo absurdo, solo quiero que disfrutamos del momento —dice, mientras roza sus labios contra los míos.

—Entonces no estamos juntos —digo en voz baja, más para mí misma que para él—. Entonces, eso es lo que quieres. ¿Aprovechar el momento y ya está?

Peter asiente, sin apenas prestarme atención, toda ella concentrada en mis labios, y cuando sus labios encuentran los míos, giro la cara para que no pueda hacerlo. Sus labios impactan contra mi mejilla, mientras intento procesar todo lo que acaba de suceder. Sus palabras contradicen sus actos, y no sé qué sacar de esta situación.

—Supongo que tienes razón —digo, intentando sonar convincente, aunque no me lo crea ni yo—. Yo tampoco sé lo que quiero —miento—. Me gusta estar contigo —le confieso, después de engañarlo—. Me gusta mucho, pero supongo que también tengo miedo de que, si oficializamos, algo malo vuelva a suceder. Siempre que estamos bien, pasa algo, y no...

Peter no me deja terminar, y se aparta. Agradezco la distancia, necesitando poder pensar sin tenerlo a centímetros de mí. Toda mi concentración esfumándose cuando noto su presencia. —Entonces —Peter actúa pensativo, mientras reflexiona mis palabras—. Estás diciendo que cuando estemos juntos, todo bien, pero que cuando estemos separados, podemos hacer lo que queramos sin tener en cuenta los sentimientos de los demás, ¿no es así? Porque eso es lo que estás diciendo, que no somos nada —me quedo boca abierta, intentando encontrar el momento en que dije algo de eso, pero supongo que es lo que ha descifrado de mis palabras, aunque esté completamente equivocado. Yo no quiero estar con nadie más. Sólo con él. Sin embargo, no lo niego, aunque tampoco lo afirme. Simplemente me quedo sentada de piedra en el taburete—. Si quiero puedo besar a Britney —aprieto los dientes ante la imagen que aparece presenta en mi cabeza, e intento despejarla rápidamente. Lo ha hecho a propósito, y lo fulmino con la mirada—. O a esa chica de ahí que no me saca ojo de encima, ¿eso es lo que estás diciendo? —sabe cuál es mi punto débil y lo utiliza a su favor—. Yo no quiero eso —abro la boca, sorprendida. ¿Acabo de escuchar bien? Pero, antes de que tenga tiempo a siquiera procesar lo que me ha dicho, o a decirle que yo tampoco, se apresura a hablar—. Pero, si eso es lo que quieres, eso es lo que tienes. Has dejado bien claro cómo te sientes al respecto, y aunque me cabree a más no poder, respeto tu decisión. Acercamiento juntos, distancia lejos. Pim, pam. Fácil —dice, su voz seria, aunque detecto una pizca de tristeza en ella.

Peter suspira con pesadez, y da media vuelta para irse. No hay nada en su tono de voz, y el corazón me hace un vuelco cuando veo como la decepción radia de su cuerpo.

Me apresuro a negar rápidamente la cabeza, pero no puede verme. Me quedo de piedra en mi lugar, insegura de lo que acaba de suceder. No sé cómo lo he hecho, pero acabo de apartar el único hombre que quiero, y sé que ha hablado por mí el miedo. Porque no tengo coraje. Porque no soy valiente, y no puedo jugármela. ¿Pero qué he hecho? Sin embargo, tengo que aceptarlo. Y es lo mejor realmente. No puedo dejarme caer tan rápidamente. Ya es demasiado tarde, no puedo dar marcha atrás ahora. O quizás sí.

De un salto, bajo del taburete y sigo a Peter rápidamente. Veo como la chica de antes está a su lado, tonteando con él abiertamente, y se me encoge el corazón cuando veo a Peter lanzarle una de sus sonrisas compradoras. Una de mis sonrisas. Aunque ella no lo conoce como lo hago yo, y puedo ver la tristeza en sus ojos verdes potentes.

Corro hacia él con la intención de decirle todo lo que siento. Para reclamarlo como mío. Porque no quiero que me deje. Para gritarle a los cuatro vientos que lo necesito, que no puedo vivir sin él, de que lo... No puedo seguir. La próxima vez que lo acepte, tiene que ser con él, porque él es quien me hace sentir así. Viva. Con gracia. Feliz. Aunque él también sea el que me hiera a más no poder. Dolor. Tristeza. Todos sentimientos encontrados se juntan cada vez que está conmigo, y no sé como llevarlo. Lo único que sé es que cuando estamos juntos, me siento en paz.

Peter se gira, como si notara mi presencia, y camino más rápidamente para detenerme frente a él. —Lali, ¿qué...? —pero esta vez soy yo la que no lo deja terminar y me abalanzo sobre él. Las palabras olvidadas. Sólo sintiendo su cuerpo con el mío. Sus labios contra mí. Su corazón latiendo junto al mío.

—Probablemente tengas razón —dice contra mi boca—. Debería ir a felicitar a Gas —me separo de él, y asiento sonriendo—. Quédate en la barra, no tardo mucho —Peter me da un último beso rápidamente, y después desaparece entre la multitud para estar con Gas.

La chica sigue estando a nuestro lado, y enfoco mi mirada en ella cuando no aparta sus ojos de mí. —¿Puedo ayudarte? —digo, intentando no sonar borde, pero pareciéndome muy difícil ese hecho. Su observación me incómoda, y no sé qué hacer.

—¡Oh, no! —exclama en una risita—. Vaya, perdona. No era mi intención, pero ése era Peter Lanzani —frunzo el ceño ante la mención del nombre de Peter. Sé que es lo bastante famoso para tener varias páginas web dedicadas a él, pero nunca me había encontrado en una situación así—. No sabía que tenía novia.

—Prometida. Nos vamos a casar —abro los ojos ante la sorpresa de lo que acaba de salir de mi boca. No sé porque digo eso, pero una vez sale de mí, no lo puedo retirar.

—Esposa. ¡Alucinante! —la chica vuelve a soltar una risita, obviamente se ha pasado un poco con la bebida, y considero seriamente que sigo haciendo hablando con ella—. Uy, no me he presentado. Soy Laura, una amiga de Britney —me estremezco al escuchar el nombre de esa mujer que no sé cómo hace, pero siempre está en todas partes—. Después de enterarme de lo que pasó con Peter, y la situación en la que están actualmente, pensé que, bueno, ya sabes, que estarían juntos. Después de todo, eso es lo correcto para hacer.

—¿Qué situación? —no me gusta mostrar mi debilidad al no saber la información de la que habla Laura, pero necesito saber que ocultan ellos dos.

—Bueno, ya sabes, su relación... —Laura mira a su lado nerviosa, como si alguien estuviera justo ahí, aunque no haya nadie—. Espera —vuelve a reír, mientras se lleva una mano a la cabeza, obviamente intentando aliviarse el dolor que tiene ahí por culpa del alcohol—. ¿Cuánto tiempo llevas con Peter Lanzani?

La miro extrañada, pero, sin embargo, contesto. —Unos nueve meses —digo, sin querer contarle que tres de esos estuvimos separados.

—Porque juraría que pasó hace unas semanas, como mucho un mes —dice más para sí misma que para mí. Cuando registra las palabras, su cara se vuelve pálida, y me mira con tristeza. ¿Qué? —Vaya, es bastante tiempo.

—¡Laura! —grita la voz de otra mujer, y ella gira la cabeza para mirar al grupo de nueve personas que la esperan impacientemente.

—¡Ya voy! —les grita en respuesta—. Tengo que irme, mis amigos son muy pesados y tenemos que hacer varias paradas por nuestro camino aún. ¿Quieres venir? —la cara de Laura se ilumina ante su idea, y miro alrededor nerviosa. Eso no es lo que quería—. Britney estará con nosotros dentro de poco, la vamos a pasar bien —intenta entusiasmarme ella, pero con la simple mención de su nombre, niego rápidamente. No que antes hubiera ido con ella.

Lo único que me apetece es ir hasta la barra para esperar a Peter. ¿Y sí ya está ahí? ¿Y si piensa que me fui porque no quería estar con él? Dijo que no tardaría mucho, pero... —Tengo que irme pronto —me excuso—. Pero fue un placer conocerte, Laura —le digo, y realmente me sorprendo porque es verdad. Laura no es en absoluto como me esperaba que los amigos de Britney fueran, pero eso no significa que quiera pasar tiempo con ellos.

—Oh —dice. No sé si está realmente desilusionada o lo está fingiendo, ya que actúa el papel formidablemente—. Bueno, ya nos veremos seguro. Britney está planeando esta fiesta sorpresa por... —se le vuelve a escapar una risita, y miro hacia atrás a la barra para ver si Peter está ahí. No lo está. Vuelvo a centrar mi atención en ella—. Supongo que para ti ya no será sorpresa, pero tú no digas nada.

Se despide de mí con un beso al aire, y se dirige hacia sus amigos, que la miran con desesperación. Todos lucen igual, y suelto una risita por lo bajo ante su semblanza.

Mis pies se mueven solos hasta la barra rápidamente, antes de que tenga tiempo a pensar qué hacer, y me siento en el mismo taburete de antes. El que está más alejado de todos. No me gusta salir de fiesta. Nunca me ha gustado pasarme la noche en una discoteca, bebiendo, bailando, y conociendo gente nueva. No sé hacer nada de esas tres cosas y me incómoda demasiado todo lo que tenga que ver con ello, sin embargo, hoy, ahora mismo, me gusta estar aquí. Haciendo algo normal como lo haría alguien de mi edad. Pudiendo salir sin miedo con mi novio a hacer lo que queramos. No me siento encerrada. Me siento parte de la humanidad. Que pertenezco aquí. Rodeada de otras personas, me siento libre. Sin tener que preocuparme por todos los problemas que caen sobre mí. Y puedo hacer lo que quiera cuando quiera.

Siento la presencia de alguien detrás de mí, y me giro en mi asiento con una sonrisa rápidamente para encararlo. Mi sonrisa desaparece de golpe cuando veo a quien tengo delante. —Liam —susurro, insegura de que hacer, o decir.

—Hola —me saluda él, igual o más nervioso de lo que estoy yo.

—Hola —replico.

—¿Cómo has estado? —me pregunta. Se dirige al taburete de al lado, y duda unos momentos si sentarse o no. Finalmente decide hacerlo.

—¿Cómo has estado tú? ¿O donde has estado para ser más precisos? —le pregunto, la duda y la preocupación cerniéndose sobre mí.

—Por ahí —es su respuesta rápida—. Tenía que aclararme la cabeza para poder continuar. Sé que he arruinado lo que fuera que tuviera contigo, pero me gustaría que siguiéramos siendo amigos.

—No has arruinado nada —intento hacer que no se sienta tan culpable, pero no sé si logro eso o más bien todo lo contrario—. Somos amigos, Liam, eso no ha cambiado.

—¿De verdad? —me pregunta con esperanza, y no puedo evitar sonreír.

—Pues claro —le afirmo.

Liam me mira fijamente un par de segundos, y me remuevo en mi asiento incómoda. Se da cuenta de mi inestabilidad y aparta sus ojos de mí para observar el lugar, y sé el momento en que ve a Peter y a los demás, ya que se tensa de inmediato. —¿Crees que algún día voy a poder volver? —me pregunta, con aire pensativo, mientras intenta esconderse entre las sombras para que nadie, o más precisamente Peter, puedan verlo.

—Siempre que quieras —le respondo sincera, y es porque, aunque haya tenido alguna confusión respecto a sus sentimientos hacia mí, sé que los Torment lo quieren ahí.

Liam me mira apenado, pero no dice nada más sobre ello. —Cambiando de tema —sigue con la mirada perdida—. ¿Cómo lo estás llevando?

—¿Cómo estoy llevando qué? —pregunto, algo confusa.

—Ya sabes... —suelta con un suspiro—. Lo de Britney.

—¿Qué de Britney?

El camarero aparece de repente con dos copas de algo rosado, aunque no sé muy bien que bebida es. Estoy a punto de decir que no pedí nada, pero Liam se apresura en hablar. —Gracias —le agradece, y el camarero sonríe educadamente para después volver a desaparecer—. Las pedí yo, espero que no te importe —me ofrece la bebida, y la miro arrugando la nariz.

—Gracias —le digo, mientras agarro la copa, y miro el líquido rosa, intentando averiguar que hay dentro—. Pero no soy de beber —le digo, intentando disculparme por rechazar su oferta con una pequeña sonrisa.

—Ya —afirma Liam—. Pero supongo que querrías soltarte después de todo.

Liam se lleva la copa a los labios, y prueba su bebida. —Está que te cagas —sonríe satisfecho ante el sabor, mientras da otro sorbo. Miro a mi mano, sosteniendo la bebida rosada, y la acerco a mi cara para olerla. Huele dulce, algo que no me desagrada, pero sin embargo no lo bebo—. Joder, Lali, estoy flipando como estás tan tranquila —dice, su mirada siguiendo a Peter, que se ha dado cuenta de la presencia de alguien a mi lado, e intenta abrirse paso entre la gente para llegar hasta aquí. Le sonrío para que no se preocupe, pero él frunce aún más el ceño—. Especialmente tú —se apresura a decir Liam a mi lado—. Conociéndote como creo que lo hago, no estarías así de serena. Va a tener un bebé con otra mujer, ¿es que eso no te hace nada?

Tardo unos segundos en procesar las palabras de Liam, el impacto haciendo golpe en ellas, y cuando me giro a que me lo aclare, ya ha desaparecido. En su lugar se abre paso un muy enfadado Peter.

—¿Qué mierda hacía ese hijo de puta aquí? —gruñe enfadado, mientras intenta localizarlo, aunque Liam se ha esfumado fácilmente—. ¿Qué esa esa mierda que tienes ahí? —su mano sale para agarrar la copa que estoy sujetando, y la dejo ir sin protestar. Peter la pone encima de la barra con fuerza, y maldice entre dientes—. ¿Has bebido esa mierda? —niego con la cabeza, aunque no registro apenas sus palabras, todavía intentando asimilar lo que Liam insinuó. No. Lo que Liam afirmó—. ¿Qué te pasa, nena? —pregunta Peter, algo más tranquilo, mientras me rodea por detrás—. ¿Estás cansada? —niego automáticamente con la cabeza, pero sin poder mirarlo a él—. Porque Gas me está taladrando la cabeza con que quiere que te unas a sus actividades —dice de mala gana, pero con una pizca de humor mientras deja un beso en mi cuello que recorre todo mi cuerpo. Al ver que no me río, frunce el ceño. —. Lali... —levanta la cabeza y se posiciona delante de mí—. ¿Qué pasa? ¿Te ha hecho algo Liam? Lo mato —su mandíbula está tensa, y forma un puño a su lado, listo para atacar.

—Estoy bien —susurro con apenas voz—. Liam no me ha hecho nada —me apresuro a defenderlo, aunque me tiembla la voz al hablar. Pero no quiero que le tenga rencor a Liam por algo inexistente. Ellos dos son como hermanos, y bastante culpable me siento ya como para echarle más leña al fuego.

—¿Entonces qué te pasa? —vuelve a preguntarme.

—Nada —miento.

Peter no acepta mi respuesta, y pone su dedo en mi barbilla para levantar mi cabeza. Sin poder evitarlo, mis ojos encuentran los suyos, y su mirada intensa me deja completamente sin habla. Su mano se posa en mi mejilla, y su pulgar me la acaricia suavemente. —No sabes lo que me haces —susurra, más para sí mismo que para mí, aunque escucho sus palabras perfectamente. Me encojo ante el sentimiento que me provoca. Gas nos grita a lo lejos, esperándonos, y me levanto del taburete, intentando evitar a Peter. Ahora mismo necesito espacio. No es ninguna novedad que no pienso claramente cuando está él cerca, y esta vez necesito realmente asimilar lo que acaba de suceder—. Sé que algo te atormenta —se apresura a seguirme Peter, susurrando cerca de mi oído, y me coge la mano, entrelazando sus dedos con los míos. Sorprendentemente, no aparto su mano, sino, que me aferro más a ella, sin querer soltarla—. Va a estar todo bien —no cuestiona más mi actitud, y mi mirada se dirige a nuestras manos. Su mano grande comparada con la mía pequeña.

Gas se abalanza sobre nosotros cuando nos ve llegar, ya borracho, y aprovecho ese momento para separarme de Peter. Cosa que consigo fácilmente. La noche pasa borrosamente. Sé que me estoy moviendo. Que estoy bailando. Que estoy bebiendo. Que estoy haciendo. Pero no logro asimilar nada. Desconecto del resto del mundo. Pasando las horas sin estar realmente presente.

Me siento vacía. Completamente rota. Como si la sangre no me llegara a ninguna parte del cuerpo. Mi corazón palpitando sin energía.

Peter va a tener un hijo.

Un hijo de otra mujer.

Peter va a ser papá.

Continue Reading

You'll Also Like

3.7M 162K 134
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...
50.2K 2.5K 62
Enamorarse fue fácil. Lo que viene después es el verdadero desafío...
394K 25.7K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
46.7K 7.7K 31
Que pasaría si tienes 17 años y de quién pensabas estar enamorada no lo estás y sin embargo te sientes atraída por una mujer 8 años mayor que ella...