Capítulo 11

1.4K 127 115
                                    

50 comentarios y subo el siguiente inmediatamente, y el siguiente es ufff... ¡Disfruten!

El leve contacto de sus manos contra mi piel me despierta de la forma mas calmante posible. Me acaricia la pierna de abajo hacia arriba, y deja un rastro de besos ahí donde han estado sus manos. —Buen día —digo, medio dormida. Sonríe contra la parte interior de mi muslo, y dejo ir un gemido que no soy capaz de contener.

—Y tan buenos días que son —susurra Peter, mientras levanta su cabeza de entre mis piernas y gatea hasta estar a la altura de mi cara. Baja su boca a mis labios, y me besa delicadamente.

Río contra él, y lo hago rodar para posicionarme encima de su cuerpo. Mis manos desaparecen bajo su camiseta, y siento sus abdominales duros contra mi piel. —Te echaba mucho de menos —le susurro, sincera.

Veo la chispa en sus ojos verdes encenderse, y lleva su mano hasta mi mejilla, mientras me mira con ternura. —Yo también, nena.

Y no hay otro lugar en el cual prefiera estar ahora mismo.

Ataco su boca con ferocidad, y me pierdo en el deleite de la sensación.

Pero algo no me deja disfrutar plenamente. Algo en el fondo de mi cabeza. Cierro los ojos con fuerza, intentando despejar esos malos pensamientos. Pero no se van. Y de la nada, los acontecimientos de ayer vuelven a mí. Peter y yo en el cumpleaños de Gas. Enterándome que Britney está embaraza de Peter. Dejando a Peter. La misión. Britney confesándome que no está embaraza de Peter pero que él si va a tener un hijo. Cumpliendo mi parte de la misión. Guardando el USB. Siguiendo a Nathan. Encontrando a Lucy. Cayendo en las manos de los Gallico. Nathan herido. Yo sangrando. Y después de eso, negro.

—Peter... —susurro, algo inquieta.

—¿Hmm? —sonríe él, mientras se entretiene besando mis manos.

—Peter, ¿qué pasó? —pregunto, mientras lo empujo, y me pongo de pie al lado de la cama. Inspecciono el lugar, y no me resulta para nada familiar—. ¿Dónde estamos?

Veo su sonrisa una última vez antes de que se desvanezca de la nada. Ahogo un grito, y busco una manera para seguirlo, pero no tengo escapatoria.

Y es cuando empieza el dolor en mi abdomen.

Miro hacia abajo, la sangre haciéndose presente ahí, y siento como algo explota dentro de mí.

Mis ojos se abren por si solos, y observo todo lo que me rodea. Yo tirada en una camilla, inmóvil, mientras una mujer me está haciendo algo. Veo como su concentración es donde está mi panza. Tiene varios utensilios en su mano y a su alrededor, pero la aguja larga de metal con la cual me está pinchando ahora mismo es donde está mi mayor preocupación.

Y grito.

Grito con dolor. Con terror. El dolor sufocándome hasta tal punto que lo dejo todo un chillido. Un grito que juraría que se escucha a kilómetros de distancia.

El ruido la altera, y sobresalta en su lugar, dejando deja caer todo mientras corre hacia mí, con algo en sus manos.

No puedo dejar que me toque más. No tengo ni idea de quien es, o que es lo que quiere, pero sé a ciencia cierta que no es nada bueno.

Hago ademán de moverme, para escaparme de las garras de esa mujer, pero unas manos impiden mi movimiento, dejándome inmóvil encima de la camilla. Giro la cabeza para ver quién me está reteniendo, y a mi lado hay un hombre joven, aunque sólo le pueda ver parte de su cara, algo en sus rasgos me resulta familiar, pero no tengo tiempo a pensar de dónde lo conozco. Necesito escapar de aquí ahora mismo.

MineOn viuen les histories. Descobreix ara