Capítulo 10

1.7K 126 49
                                    

¡Hola! ¡Perdón! Lo sé, soy cualquiera, lo siento... Pero, ¡estoy aquí otra vez! Gracias a todos de todo corazón, de verdad. ¡Disfruten!

Qué. Mierda.

QUE. MIERDA. ACABA. DE. DECIR.

Mi cara de confusión lo representa todo. Soy incapaz de procesar sus palabras, la insinuación detrás de ellas. ¿Qué significa todo esto?

No puedo evitar que mi cabeza vaya a mil por hora, pero no tengo tiempo a preguntarle nada, porque el débil pitido en mi reloj nos avisa que es hora de ponernos manos a la obra. Y tenemos que actuar ahora mismo.

Avanzamos lentamente, sin conocimiento, no habiendo tenido tiempo a discutir como conseguiríamos deshacernos de ellos ya que estuvimos demasiado ocupadas atacándonos la una a la otra. Y aunque tenga toda mi concentración en la misión, el pensamiento no se me va. ¿De qué mierda está hablando?

Estoy preparada, lista incluso para saltar y empezar a atacar, pero los movimientos de Britney me detienen en seco.

—Hola, chicos —exclama ella, su voz dulce, y falsa, saliendo de su boca. Me la quedo mirando boquiabierta un poco más atrás, no creyendo que en lugar de usar el factor sorpresa, se haya hecho notar de esa forma. Ha puesto toda la atención en nosotras, y no sé cómo continuar desde aquí. Ella obviamente tiene un plan, pero temo cuales van a ser sus siguientes pasos.

—¿Podemos ayudarla señorita? —el guardia más alto pregunta, muy educadamente.

Britney mira hacia mí, y de vuelta a los dos guardias, sonriendo mientras avanza hacia mí. Me agarra el brazo y tira de el hasta quedar frente a los dos hombres. Me encojo de hombros, sin saber muy bien que hacer.

—Sí, la verdad es que sí —suelta Britney en un suspiro pensativo, mientras entrelaza su brazo con el mío.

—¿Nos conocemos? —pregunta el hombre, mientras me da un repaso de arriba abajo—. Juraría que la he visto en algún lado —dice, pensativamente.

Me encojo de hombros, porque yo también. Sé quién es este hombre. Nunca me podría olvidar de su cara. Él fue uno de los matones que acompañaba a mi padre en uno de sus ataques de ira. Este hombre fue testigo de cómo me maltrataban, era incluso su cómplice. Hago una mueca ante el recuerdo, y sé el momento en que se da cuenta por la expresión en mi cara, ya que empieza a atar los cabos sueltos. —Princesa —susurra, mientras me sonríe exageradamente.

Britney mira la situación con interés, al igual que el otro guardia, ya que no saben de donde nos conocemos. Si ellos supieran...

La mano del hombre desaparece detrás de él, y saca de inmediato una pistola. Alarma a todos, yo incluida, y con ese solo gesto, se desata el caos.

Miro a Britney, y ella me devuelve la mirada. No gritamos, no serviría de nada, pero nos ponemos en acción.

Ataco al cabrón que tengo en frente, sacando toda mi rabia acumulada por él a través de los años, mientras que Britney va a por el segundo guardia. Pero no creo que este fuera el plan que tenía ella pensado, ya que dos hombres armados contra dos mujeres, no resulta muy prometedor.

Le doy un puñetazo al hombre, intentando esquivar sus golpes, pero de repente, cae el suelo lloriqueando, y de la nada, silencio.

La mirada desconcertante que le lanza su compañero es inquieta, y obviamente él sabe lo que significa, porque hace ademán de salir corriendo, pero no le sirve de mucho, ya que cae al lado de su amigo en dos segundos, de la exacta misma manera.

MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora