Mine

Capítulo 19

Me mira, esperando. Esperanzando. Pero no puedo contarle la verdad de lo que está pasando. No solamente por como va a cambiar lo que sea que esté pasando entre nosotros dos si se entera, pero también por lo que le puede pasar a él. No quiero exponerlo a ese peligro.

Puedes confiar en mí, nena —me susurra él—. Nada va a pasarte.

Niego con la cabeza, no pudiendo soltarle la verdad. —Nada —me río, en un intento para tranquilizarme.

—¿Cómo nada?

—Bueno —digo, mientras intento pensar una excusa que resulte creíble, algo que dure un tiempo, algo que no le haga cuestionar este asunto nunca más—. Puede ser mi ex —susurro.

Su mandíbula se tensa, y su ceño se frunce. —Me dijiste que no habías estado con nadie antes, ¿me mentiste? —Niego otra vez, no sabiendo como explicárselo—. ¿Por qué será que no te creo?

No te creo. Esas tres palabras que me transportan a un pasado que no quiero que sea mío.

—NO. TE. CREO —grita él, mientras me empuja calle abajo. La gente sale de sus casas, a observar lo que está sucediendo, pero nadie hace nada para ayudarme.

Las lágrimas caen por mi rostro como una cascada, fuerte y sin parar, pero eso no lo hace detenerse, si no que lo incita aún más.

—Para, por favor —lloro, mientras intento detener la sangre que me sale de los cortes en todo mi cuerpo, especialmente en mis piernas.

Él se ríe, orgulloso. —¿Por qué debería hacerlo? —su risa parece ser contagiosa, ya que los otros tres hombres que están a su lado, se ríen con él.

Sigo tirada en medio de la calle, así que levanto la vista para mirarlos. Parecen todos iguales, que si los vieras de lejos no sabrías quién es quién.

—¿Vosotros que pensáis? —sigue riéndose él—. ¿Dice la verdad esta estúpida? ¿La creemos?

—Siempre hay otra forma de comprobarlo —dice clon uno, mientras se lame los labios. Su insinuación me provoca escalofríos, así que intento levantarme, para irme. Marcharme. Lejos. Donde sea excepto aquí.

—No seas idiota —clon dos dice, mientras me ayuda a levantarme. No me gusta que me toque, aunque solo sea mi mano, pero no la retiro, necesito su ayuda para estar de pie.

—¿Qué pasa, T? —dice clon tres, uniéndose a la conversación—. ¿Te gusta la mocosa?

Suelto su mano rápidamente, mientras intento empezar a caminar. —Estoy pensando en un futuro, idiota —clon dos se cruza de brazos—. Vale mucho más si está por estrenar —su sonrisa maléfica no me pasa desapercibida.

—No tan rápido, princesa —la voz de él me repugna, pero sé que me está hablando a mí, así que me detengo, y me giro como puedo—. ¿Te lo follaste? —sus palabras son despreciables, y niego mientras lloro—. No te escucho.

—No —susurro sollozando.

—¿No qué? —se ríe él.

—No estuve con él.

—Yo la vi —clon uno exclama alegremente.

Niego. —Pero no me acosté con él —lloriqueo, mientras intento defenderme.

—¿Entonces qué hacías con él? —dice él.

—Era una cita solamente.

Todos cuatro se ponen a reír como si fuera la cosa más graciosa que hubieran oído nunca. —Una cita —dice él, sin parar de reírse—. Igual de puta que su madre.