Capítulo 24

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Bostezo, muerta del cansancio, mientras sigo mirando la puerta fijamente, pero Peter sigue sin aparecer. Lo he llamado varias veces, pero no contesta, ni siquiera le llama al móvil, señal de que lo tiene apagado.

Son apenas las seis de la mañana, pero en un sábado eso es normal. Los fines de semana son los más duros. Decido vestirme aquí dentro con el uniforme, para darle más tiempo a Peter de regresar, pero cuando se hacen las siete y sigue sin aparecer, tengo que irme.

Al pasar por el comedor, la cabeza de Liam sobresale del sofá, y me mira adormilado. —Buen día —dice, cuando paso por su lado.

—Gracias —le digo yo, sinceramente. Si no hubiera sido por él, no hubiera podido entrar nunca en el apartamento de Peter, no tenía cómo.

—No me las des —se sienta en el sofá y espera a que yo haga lo mismo, pero cuando no hago ademán de moverme, se levanta para estar frente a mí—. Es lo mínimo que podía hacer después de todo —me sonríe.

—Si tú a mí no me has hecho nada —me río, pero él me mira extrañado. Decido restarle importancia—. ¿Sabes algo de él? —le pregunto en un hilo de voz.

—Deduzco que no has hablado con él —niego con la cabeza.

Me mira pensativamente, decidiendo que es lo mejor para hacer, y ahí es cuando me doy cuenta de que él sabe donde está. —¿Dónde está? —formulo la pregunta con la poca voz que me queda. Estoy temblando por dentro.

Liam suspira pesadamente. —No lo sé —miente.

—Liam, por favor, necesito saberlo. Lo último que supe de él es que se fue furioso por algo que sigo sin saber que es, y ahora no me contesta, y no sé que hacer... —susurro—. Estoy preocupada.

—Él está bien, Lali, por eso no te preocupes.

Miro a Liam, rogando con mis ojos para que acceda. —Por favor —le pido.

Se ríe mientras suspira. —Está bien —dice, después de varios segundos discutiendo con él mismo si es buena idea o no. Sonrío emocionada, mientras me lanzo a sus brazos por un abrazo. —Gracias —sonrío.

Liam se tensa de inmediato. —Está bien, Lali —se separa silenciosamente, y aunque en otra circunstancia me preocuparía su reacción, estoy demasiada contenta de que voy a ver a Peter. Necesito verlo. Necesito estar con él—. Cuando termines tu turno, vamos. —¿Vamos? Mi cara de sorpresa no le pasa desapercibida, y asiente—. Te llevo yo, no puedes ir sola.

Ni siquiera intento discutir con él si me lleva o no, sé que el resultado sería el mismo, y no hay tiempo que perder. —¿No podemos ir ahora? —le vuelvo a suplicar.

—¿Pero no tienes que trabajar ahora?

—A la mierda el trabajo ahora —respondo entre dientes—. Peter es importante aquí.

Sorprendentemente no dice nada al respecto y asiente, mientras sale por la puerta, y espera a que yo lo siga.



—¿Qué hacemos aquí? —es la primera pregunta que se me cruza por la cabeza cuando aparca su todoterreno en el aparcamiento del aeropuerto—. ¿Liam?

Liam suspira cansado, probablemente se esté arrepintiendo de la decisión de llevarme él mismo, ya que en todo el viaje no he parado de hacerle preguntas. Preguntas las cuales ha evadido demasiado bien.

—Pensé que estábamos en Birmingham —digo, confundida. Liam se pone en marcha, así que lo sigo, sin saber a dónde vamos.

—Y lo estamos.

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