2| Profecy (Elijah Mikaelson)

By Bucky_Barnes89

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Samantha Mitchell no solo había ganado amigos al cambiar de dimensión, sino también una familia por la que es... More

Prólogo
Playlist
1- Rebirth
2- Unpleasant Encounters
4- I Left you Behind Dear Love
5- The Red Door
6- Mother's Little Boy
7- If you dare to challenging me...
8- ...You will run into hell
9- The Map of Moments
10- Between Spells and Lies
11- Able to Forgive
12- Looking for Truths
13- The Devil is Condemned
14- Just One Dance My Love
Preguntas Respondidas Vol.2
15- Trying to Save You

3- Mother's Love

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By Bucky_Barnes89

Al estar en contacto con el fuego, el incienso inmediatamente se encendió con una suave llama que luego contagió a las demás velas que permanecían apagadas. Esther, con una mano en la cintura encendía de forma paciente las velas frente a ella, no tenía apuro, había esperado siglos porque su plan resultara exitosos y sabía que tendría todo el tiempo del mundo para lograrlo. No le importaba si debía hacerlo por las buenas o por las malas, recuperaría a su familia. Tomó varias hierbas junto a la jaula de una de sus aves favoritas, y dejando a un lado el incienso apagado fue hasta su mesa de trabajo. El suave canto del estornino la llevaba al pasado, donde no solo había tenido los mejores momentos de su vida, sino también había tomado decisiones de las cuales se arrepentía. Transformar a sus hijos en monstruos era una de ellas, pero estaba por corregir ese error, aún estaba a tiempo.

Con ambas manos, cascó un par de huevos y vertió el contenido en un tazón de cristal. Tomó un puñado de arándanos rojos, un poco de sal, algo de aceite y las hierbas que había tomado para mezclar todo en el tazón.

Con una sonrisa satisfecha escribió una nota con una impecable caligrafía, la colocó en una bandeja de plata y observó su obra maestra con regocijo y por último cubrió la bandeja con una fina tapa de plata antes de enviar aquella mesa repleta de comida hacia la casa de Niklaus. 

Misma que llegó totalmente intacta hasta su patio y la primera que probó un bocado había sido Hayley, quien inocentemente había tomado una uva del hermoso arreglo frutal en aquella mesa. 

- ¿Y... a cuál restaurante le hace falta un chef hechizado?- preguntó ella a Klaus, quien se acercaba con curiosidad observando cada platillo en aquella mesa perfectamente colocada en su patio. Habían varias frutas, pasteles, jugo de naranja, bagels, media lunas, incluso salsa de arándanos, pro lo que más le intrigaba era la bandeja cubierta de plata en la mesa.

- Es algo que he hecho en el pasado, pero yo no tuve que ver con esto- aclaró el híbrido señalando a la mesa de la que Hayley disfrutaba cómodamente.

- Oh... pues creo que le agradeceremos a Elijah- mencionó tomando otra uva de la mesa y llevándosela a la boca. 

- Esa no es mi obra- repuso el trajeado bajando las escaleras y acercándose a la mesa con curiosidad.

- Entonces supongo que fue...

- Ni se te ocurra nombrarme querida- intervino el oráculo entrando en la casa con un pequeño paquete de color púrpura en las manos- Aunque mis habilidades son increíbles, esto no lo hice yo- profirió señalando la elaborada mesa.

- Entonces ¿de dónde salió esta comida?

Tan pronto como Hayley pronunció aquellas palabras, la tapa de la bandeja comenzó a moverse con brusquedad logrando sobresaltarla. Todos los ojos se posaron inmediatamente en aquel objeto que se sacudía y al parecer soltaba chirridos. Klaus compartió una mirada con su hermano antes de tomar la tapa y apartarla de golpe, liberando a las dos avecillas que al parecer habían estado dentro atrapadas. Con un revoloteo ambas volaron lejos a la vez que soltaban chillidos que rápidamente, tanto los Mikaelson como el oráculo, pudieron identificar como estorninos. Nuevamente las miradas se posaron rápidamente en la bandeja de donde habían salido ambas aves y donde ahora descansaba una pequeña nota.

- ¿Qué rayos fue eso?- cuestionó Hayley observando con inquietud la bandeja antes de fijar sus ojos en el techo, por donde los estorninos habían volado despavoridos.

Klaus tomó la nota en sus manos y al abrirla se topó con una impecable caligrafía que rezaba quizá una oportunidad, o peor una tragedia.

" Cena en su casa a las 8 pm"

- Es una invitación de nuestra madre- respondió el híbrido con la mandíbula tensa, sujetando el papel en sus manos.

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La música de la ciudad podía escucharse desde el balcón, aunque ni eso lograba distraer a Samantha, quien aún observaba el pequeño paquete color púrpura en sus manos. Lo había recibido a primera hora de la mañana, era extraño puesto que un licántropo se lo había entregado y la había tratado con gran respeto y elegancia al entregarle el paquete, inmediatamente supuso que aquella entrega en realidad era de parte de Esther, un escalofrío había recorrido su espalda y en tan solo cuestión de minutos sus pies habían llegado a la entrada de la residencia Mikaelson para advertirles, pero al ver el espectáculo de la mesa supo que quizá había llegado tarde. Rápidamente posó su mirada en Klaus, quien no paraba de ver la nota que su propia madre había escrito en alusión a la cena que claramente ella había planeado desde que había regresado de la muerte. Al cabo de un par de minutos la dobló y la guardó en su chaqueta antes de volverse a ella.

- ¿Qué tienes ahí?- preguntó el híbrido con la mirada fija en el paquete púrpura en manos de su oráculo. Había notado claramente la inquietud en la mirada de Sam al llegar a su casa y lo primero que había llamado su atención había sido ese paquete- No me digas que mi madre también te envió algo.

El silencio que hizo la castaña fue su respuesta, por lo que Klaus solo soltó un suspiro. Lo que le faltaba, su madre no solo venía por él y sus hermanos sino también por Samantha.

- ¿Qué es?- volvió a preguntar.

- No lo he abierto aún, vine tan rápido como pude en cuanto lo recibí- respondió el oráculo con el temor vigente en sus ojos. No temía por ella, sino por lo que pudiera pasarle a sus vinculados, a sus amigos, su familia.

- Déjame ver eso.

Tomó de las manos de Sam aquel paquete y lo abrió, dejando a la castaña completamente atónita ante la acción tan veloz y un poco brusca de su amigo. Lo primero que vio al abrir el obsequio fue una carta perfectamente doblada y muy estilizada, con un sello de cera en la tapa, al quitar la carta lo que vio debajo solo logró que frunciera el ceño un tanto confundido.

- ¿Un collar?- preguntó Samantha extrañada al ver lo que descansaba perfectamente sobre una almohadilla color negro que resaltaba perfectamente el colgante, obsequio de Esther. 

Pero ¿Por qué su madre le enviaría a Sam un collar como obsequio? ¿Cuál era su objetivo?

Le entregó la caja con el colgante al oráculo y rápidamente procedió a quitar el sello de la carta para ver su contenido. No le gustaban los juegos mañosos de su madre y sea lo que sea que planeaba hacerle a Sam más le valía desistir de una buena vez, porque le arrancaría el corazón de un tirón si tan solo se le ocurría hacerle algún daño a su amiga. Sostuvo la carta abierta y se dispuso a leer la impecable caligrafía de su madre, misma que iba dirigida a su oráculo.

Estimado Oráculo

Extiendo ante usted un cordial saludo y mis más profundos respetos ante una criatura tan poderosa y perteneciente a una raza tan antigua como la tierra misma.

Quizá le extrañe que me dirija ante usted por medio de esta carta, pero considero que es un medio adecuado y elegante para extenderle formalmente una invitación a la cena que mis hijos organizarán para esta noche. Tengo conocimiento del vinculo que comparte con ellos y me gustaría tener el honor de conocerla en persona para agradecerle por las buenas acciones que ha hecho por ellos e incluso por mi.

La cena tendrá lugar en la residencia Mikaelson, esta noche a las 8. 

Por favor, acepte este regalo en señal de paz y agradecimiento por sus servicios.

Espero verla esta noche.

Esther Mikaelson

- ¿Nik?

Sam lo llamó un tanto preocupada, notaba la tensión en todo su cuerpo y el enojo salir por cada poro existente en su rostro. La furia brillaba en sus ojos azules y aquello solo empeoraba a medida que leía la carta que su madre le había enviado esa mañana y a juzgar por aquella expresión no auguraba nada bueno. La carta fue arrugada y luego arrojada al otro lado de la habitación por un híbrido bastante enojado. ¿Cómo podía atreverse su propia madre a meter a Samantha en esto? Una cosa era la familia, agradecía que Hayley estaba exenta de tener que presentarse ante su madre, pero ¿enserio tenía que invitar a Sam directamente? ¿A caso era alguna parte retorcida de su plan? ¿Qué quería de ella? Lo que sea que fuese no lo iba a conseguir, antes tendría que pasar por su cadáver, no le iba a arrebatar a la única persona que era capaz de entenderlo e incluso apoyarlo en cada locura que se le ocurría, la única persona fuera de su familia que habría dado la vida por salvar a su hija. 

- En momentos así agradezco no haber conocido a mi madre- comentó Hayley levantándose de la cama en lo que Klaus entraba seguido de Sam. Había escuchado cada palabra que ambos habían compartido y sabía que nada bueno podía salir de una carta enviada por Esther. 

- Tenemos muchos enemigos aquí, ¿entonces la guerra será contra nuestra propia familia?- cuestionó Klaus con amargura, apoyándose en una de las cómodas frente a la híbrido.

- Tu mezquina madre y sus discípulos trataron de atravesar a nuestro bebé Klaus, con mucho gusto la mataré- espetó ella con repugnancia hacia la mujer que había ordenado el ataque a su hija, gracias a ella su más preciado tesoro estaba lejos a miles de kilómetros. No podía abrazarla, ni acurrucarla en sus brazos, se había perdido los primeros meses de vida de Hope al igual que su padre y eso jamás se lo iba a perdonar a Esther.

- ¿Sam?- el rubio se volvió hacia el oráculo de pie en la entrada del ventanal. 

- Considerando que ella fue quien ordenó el ataque y que gracias a ello estuve a punto de morir- mencionó con un gesto dubitativo mientras que pasaba una mano por su corto cabello castaño para colocarlo detrás de su oreja. Se encogió de hombros de pronto- ¿Dónde quieres que te sirva su corazón? ¿O prefieres que haga estallar su cabeza?- preguntó en un tono sugerente, logrando dibujar una sonrisa satisfecha en el rostro del híbrido.

- No harás tal cosa- intervino Elijah de pronto, entrando a la habitación con su típico porte lleno de elegancia, dándole una mirada al oráculo llena de reproche- Esther es experta en el arte de la posesión, sabemos cual cuerpo habita- puntualizó alternando su mirada en su hermano, en el oráculo y solo de manera ocasional en la castaña sentada en la cama, quien parecía irritada ante la presencia del trajeado- Hay que descifrar sus intenciones antes de que encuentre otro.

- Su última invitación fue un intento de asesinato de todos sus hijos, así que podemos asumir que sus intenciones son infames- profirió Klaus con un brillo de frustración y enojo en sus ojos, no tenían porqué perder el tiempo pensando en si las intenciones de Esther eran buenas o malas, desde el inicio las cosas habían quedado muy claras. Todo lo que debían hacer era encontrar la manera de degollar a su madre sin que ésta saltara a otro cuerpo.

- Entonces tenemos...- Elijah miró su reloj con una media sonrisa- La tarde completa para prepararnos.

Dicho aquello se encaminó a la salida para comenzar a preparar todo, necesitaba una solución para el problema de Esther y su salto a otro cuerpo. Necesitaban ayuda y no solo con eso, también debía organizar la cena de esta noche, de seguro sería una larga y tediosa reunión llena de fantasmas del pasado. Una vez que aquello terminase encontraría la forma de que el resurgimiento de aquellos fantasmas no le afectasen en sus acciones del presente, pero primero lo primero.

Pero justo cuando estaba a punto de salir de la habitación escuchó perfectamente la voz de su hermano.

- Eso te incluye Sammy.

Aquello detuvo su paso, su respiración se cortó por un segundo y aquella frustración que sentía rápidamente había sido reemplazada por el enojo.

- ¿Y qué se supone que voy a ponerme?- profirió Samantha con el ceño fruncido ante aquella inquietud. Nunca antes había asistido a una cena, aunque había asistido a un par de bailes escolares y recordaba vagamente haber asistido junto a su padre al recital de piano de su madre cuando era pequeña un año antes de su muerte, pero sabía que eso estaba muy lejos de lo que se trataba ir a una cena y más aún, una cena de la familia más ostentosa y elegante que existía. 

Si algo había sido muy obvio al momento de navegar en el pasado de sus vinculados era el fino gusto que todos poseían no solo a la hora de vestir, sino también en joyas, en casas. Un claro ejemplo era la casa que habitaban ellos. Y sabía que Esther era una enemiga, pero también se trataba de la madre de Elijah y si las circunstancias fuesen otras, quizá le atribuiría sus nervios a que estaba por conocer a su suegra. 

Sin embargo los pensamientos de Elijah iban en otro sentido.

- Espera un momento, ¿cómo que Sam irá a la cena?- preguntó el trajeado con el ceño fruncido, intentando ocultar el enojo que comenzaba a surgir en su pecho.

- Oh ¿no te enteraste? El paquete que Sam trajo al llegar se lo envió nuestra madre esta mañana- enunció con algo de ironía y un toque de gracia ante la falta de atención de su hermano, y aunque sabía el porqué de la pequeña separación de ambos, nada le impedía burlarse un poco de la terquedad de su hermano.

- Un licántropo me lo entregó personalmente y debo admitir que fue demasiado inusual su comportamiento dado su temperamento- aseguró la mencionada antes de soltar un suspiro. Sentía la profunda y furiosa mirada del original sobre ella, eso era algo que debía evitar por respeto a su acuerdo mutuo.

- Fue una invitación para la cena de esta noche, por alguna razón que aún desconozco quiere conocerla- añadió Klaus con algo de amargura ante la mención del propósito desconocido de su madre. 

- Pues no lo hará, es demasiado peligroso que ella vaya- declaró Elijah con firmeza ante su hermano, sin embargo posó brevemente su mirada en el oráculo tan solo con la esperanza de hacerle entender.

- Quizá, pero Samantha es lo suficientemente poderosa como para enfrentarse a nuestra madre.

- ¿Y tu plan es que ella asista a la cena? ¿te das cuenta de que puede tratarse de una trampa para ella?- espetó señalándola con la mano sintiendo la impotencia subir hasta su cabeza. Con cada palabra que escuchaba de su hermano más se hastiaba.

- Si es así entonces podrá estar lo suficientemente cerca de ella como para entrar en su mente y averiguar sus planes- repuso Klaus con insistencia, conocía los poderes de Samantha y confiaba de que algo bueno saldría de esa cena- Admite que es un buen plan.

- Nuestra madre maneja muy bien la magia negra y por si no lo recuerdas es la debilidad de un oráculo, no podemos darle esa ventaja- señaló con algo de angustia, no podía dejar que ella se pusiera en riesgo deliberadamente-  Además, no sabemos en qué cuerpos se encuentran nuestros hermanos, ese es otro punto en nuestra contra- reiteró con la esperanza de que a su hermano se le borrara era idea loca de la cabeza. Consideraba que ya había sido suficiente el daño que Sam había sufrido por causa de su familia, no deseaba verla sufrir otro día o tenerla en sus brazos rogando porque el dolor de alguna herida se detuviese, aferrándose a la vida. 

Porque temía que en una de esas ocasiones, ni él ni nadie podría llegar a tiempo para salvarla, y en lugar de buscar una solución o una forma de curar sus heridas, estuviera en búsqueda de una respuesta de porqué no había llegado antes para que su corazón siguiese latente en su pecho.

- De todas formas puede atacarla en la cena, sabe exactamente dónde vive- reiteró Klaus sintiendo quizá la misma preocupación de su hermano- Está mejor con nosotros en la cena y no en su departamento, encerrada como si fuese un perro.

Ciertamente era incómodo ver como ambos hermanos discutían, lo era sobre todo para Hayley, quien de alguna forma se sentía totalmente desplazada. Su mirada pasó de ambos originales hacia el oráculo, quien con frustración escuchaba desde el umbral del ventanal como ambos discutían sobre lo que ella debía o no hacer. Realmente Sam no le agradaba mucho, pero estaba agradecida con ella por salvar a su hija, por lo que había aprendido a solo aceptar su presencia en la casa de vez en cuando y su increíble sentido de la responsabilidad a la hora de tomar decisiones como esa.

No sabía si era eso o estupidez lo que tenía el oráculo en su cabeza, pero tomando en cuenta que hacía todo aquello no solo para salvar a su raza, sino porque consideraba a los Mikaelson parte de su familia. Sabía aquello debido a que había escuchado la conversación entre ella y Klaus momentos después de que Camille había dejado el recinto luego de hablar con el híbrido original. Se había decidido entonces por pensar en Samantha Mitchell como una chica increíblemente valiente y con un carácter inaguantable.

- ¿Por qué no mejor dejan de discutir como si no estuviéramos aquí y dejan que Samantha decida?- intervino Hayley rápidamente con firmeza, logrando que ambos originales por fin dejaran de pelear entre ellos, a su vez ganándose sus miradas extrañadas incluyendo la del oráculo. En respuesta solo se encogió de hombros- Después de todo es a ella a quien va dirigida la invitación extra.

Klaus en respuesta sonrió de forma satisfactoria.

- Tienes toda la razón, amor- respondió a las palabras de la híbrido sentada aún en la cama, y que a propósito parecía estar enfadada- Sam, ¿serías tan amable de expresar en voz alta tu decisión?- pidió volviéndose hacia su amiga con amabilidad.

- Bueno, ambos tienen argumentos muy buenos- expresó ella un poco dubitativa, la mirada penetrante del trajeado lograba intimidarla un poco, pero no lo suficiente como para expresar su decisión y su opinión- Elijah tiene razón, Esther es una bruja muy antigua y sabe manejar con maestría la magia negra.

Eso pareció bastar para plasmar una pequeña sonrisa en el rostro del original, quien satisfecho, acomodó su saco.

- Perfecto, entonces queda decidido...

- Sin embargo, Klaus también tiene razón- intervino ella con firmeza logrando borrar la sonrisa de Elijah y reemplazarla con una mezcla entre confusión y enojo, sin embargo no le importaba. Había prometido proteger a esa familia hasta que su corazón dejara de latir e iba a cumplir con aquella promesa. Ya después lidiaría con el mal carácter de Elijah. Sam soltó un suspiro con amargura- Esther sin duda alguna sabe dónde vivo podría enviar a quien sea por mi mientras ustedes cenan con ella, estoy más segura con ustedes- se cruzó de brazos y lo pensó por unos segundos, la idea había aparecido apenas habían mencionado la maestría que la bruja poseía para cambiar de cuerpo- Además, podría conseguir mucho más que solo una charla de ella.

- ¿Como qué?- espetó el trajeado con dureza, aunque realmente le intrigaba la idea de que Samantha se hiciera cargo de aquella situación. 

El oráculo le dio una mirada un poco dolida al escuchar aquel tono en él, acto seguido soltó un suspiro con amargura. Tal parecía que sin importar qué hiciera, todo parecía separarla más de Elijah.

- Podría hacerle una marca a su alma, así sabremos en qué cuerpo saltará después, nos será mucho más fácil acabar con ella una vez que sepamos en qué cuerpo está- sugirió con determinación.

- ¿Crees que puedas hacerlo?- preguntó Hayley un poco sorprendida.

- Soy un oráculo querida, puedo hacer casi lo que sea- respondió Sam con una sonrisa socarrona, cosa que hizo que Hayley rodara los ojos con molestia. No le faltaba seguridad a la hora de hacer un hechizo- Pero necesito ayuda de una bruja, su magia corre en la comunidad de las brujas de Nueva Orleans, debe ser una que pertenezca a ese aquelarre o al menos de la ciudad- el oráculo posó su mirada en el trajeado original con ligera advertencia- Y necesito estar cerca de ella para poder hacer el hechizo.

- Te das cuenta de que esto es algo arriesgado ¿no es así?- reiteró Elijah con dureza y la mirada puesta en Samantha. Esperaba desesperadamente que ella entendiera su preocupación, pero sabía que aquello no sería así debido a la determinación en sus palabras.

- Es un riesgo que voy a correr, no pienso dejar que ella le haga más daño a esta familia- sentenció sin dudar. En respuesta él asintió con la cabeza y dio un respiro en un intento por ocultar su enojo.

- Yo me encargaré de la bruja- profirió con severidad antes de salir de la habitación a paso rápido. En el momento en que los pasos desaparecieron por el pasillo Sam se vio libre de liberar el aire que había estado conteniendo durante su pequeña discusión, ciertamente el trajeado estaba más que furioso con ella y dado que él por alguna razón había decidido dejar de hablarle, no le quedaba de otra más que guardarse sus sentimientos y fingir que aquello no había pasado. 

Así había sido los últimos días y así parecía que se quedarían las cosas.

Hayley simplemente rodó los ojos con molestia, no solo por la situación de ser ignorada sino también porque aquel escenario le asqueaba. No sabía desde cuando las cosas entre Elijah y Sam estaban tan tensas, aunque desde el principio las cosas habían sido así entre ellos sin importar que ella se encontrase en el mismo lugar o entre ellos. Mientras que por otro lado Klaus solo se guardaba la enorme risa que intentaba contener, fuera de que sabía sobre el dolor que Sam y Elijah debían guardar en su interior al verse separados por una causa mayor, consideraba la situación muy graciosa y entretenida. Sobre todo la cara de Hayley, eso era la cereza del pastel, lo más entretenido que había visto aquella mañana.

- Vamos Sam, ayúdame con los preparativos- pidió el híbrido con suavidad y una pequeña sonrisa al oráculo a su lado. En respuesta ella soltó un suspiro y asintió con la cabeza antes de salir de la habitación. En ese momento Klaus se volvió hacia Hayley con diversión- Ya perdió el encanto ¿cierto?

- Cierra la boca.

Logró escuchar de la boca de la castaña antes de salir de la habitación. Estaba seguro, por el tono de su voz en aquel reclamo, que había logrado molestarla con su comentario.



- Ya era hora- profirió Marcel con algo de asombro al ver de reojo a Elijah entrar a su casa, mientras que tomaba uno de los libros que Gia le ayudaba a organizar- Tu alumna te espera, no eludes responsabilidades.

- Como ya lo sabes, ella no es mi responsabilidad- aclaró el trajeado dándole una mirada a la morena que apilaba los libros en la repisa, aquello ciertamente borró todo el asombro que Marcel poseía al verlo nuevamente- La transformaste, la enseñas- sentenció con obviedad, no dándole mucha importancia al asunto. El moreno observó a la chica a su espalda, quien parecía un poco incómoda ante el rechazo del original por lo que había vuelto a acomodar los libros en la repisa como si él no estuviese ahí. 

- ¿Por qué viniste?- cuestionó Marcel acercándose a él.

- Busco a una bruja que coopere- respondió Elijah con simpleza, sosteniendo un par de libros en sus manos, le habían parecido interesantes al llegar.

- No se donde está Davina y tomando en cuenta que controla a tu padre no diría que es del tipo cooperativa- mencionó con un toque de gracia colocando sus manos en su cintura en forma de jarra. 

- No Davina- intervino Elijah con severidad, comenzaba a impacientarse- Tal vez conozcas a alguna otra.

- ¿Qué te hace creer que conozco a otra?

- Tal vez el anillo solar que usa tu bibliotecaria- profirió con un tono sugerente y elegante a la vez que señalaba con brevedad a la morena ocupada en la repisa.

 - Buen punto- comentó Marcel a la vez que asentía con la cabeza. Su mirada se posó en la expresión impaciente y notablemente irritada del original, no se rendiría tan fácil y mucho menos luego de haber visto a Gia la noche anterior cruzar las puertas de su casa como un vampiro- Mi memoria es borrosa, pero tienes suerte de que una persona ayudará... Gia- llamó a la morena con una amplia sonrisa en su rostro, misma que se acentuó al ver como la irritación crecía en la expresión del trajeado. Gia, un poco incómoda ante el llamado ya que significaba que debía acercarse al hombre formal y nada amable, caminó hasta el moreno, quien rodeó sus hombros con su brazo- ¿Por qué no llevas a Elijah con nuestra amiga Lenore?- dijo con amabilidad, dándole un ligero apretón en sus hombros intentando animarla.

- Si esta es tu idea de un chiste te aseguro que no me divierte- espetó el original con cara de pocos amigos hacia Marcel.

- Lo que sucede no es divertido- respondió este eliminando aquella sonrisa de su rostro y adoptando seriedad en su mirada- Mikael volvió, las brujas causan caos... parece que necesitas a todos los amigos que puedas.

No iba a negar que tenía razón, aquello resultaría sumamente beneficioso y no solo para él, sin embargo poseía un gran orgullo. Tenía suficiente con la situación de su familia aparentemente resucitada, la vida de su sobrina en riesgo, la suya, la de Hayley y la de su hermano también estaban en juego, sin mencionar también la de Samantha y la circunstancia que atravesaban en ese momento. Sentía que en cualquier momento explotaría de ira y no tenía tiempo para hacerse cargo del entrenamiento de aquella chica. 

Con un suspiro se dio la vuelta y se adelantó hasta la salida, no le quedaba de otra más que aceptar las condiciones de Marcel.

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Rousseau's se había convertido en un bar tranquilo, las personas disfrutaban de la comida que ofrecían, tenían citas o reuniones entretenidas, algunos disfrutaban de la gran variedad en licor que ofrecía el bar y terminaban ebrios al final del día. Le sorprendía a pesar del ataque que los licántropos habían causado hacía varias noches a un par de brujos en el lugar, pero Oliver supuso que debía tratarse de algún enemigo del aquelarre de Cassie o no lo habría citado en aquel lugar para empezar. Había logrado comunicarse con un par de lobos de la manada que estaban bajo la influencia de aquella pequeña bruja y mediante ellos le había hecho llegar su mensaje acerca de aceptar unirse al grupo. Claro que lo hacía por una buena razón, buscaba redimirse con su manada y hacer las cosas bien esta vez, Hayley le había hecho ver su error y había acordado espiar para ella, por esa razón esperaba sentado en la barra mientras bebía una cerveza tranquilamente esperando la llegada de Cassie. 

De pronto un hombre alto y moreno entró al bar con una mano detrás de su espalda, poseía al parecer una gran determinación y seguridad en sí mismo puesto que al tan solo posar su mirada en él se acercó de inmediato a su lado con una pequeña sonrisa y un brillo de malicia en sus ojos oscuros.

- Eres Oliver ¿cierto?- cuestionó aquel hombre por lo bajo e inclinándose ligeramente.

- ¿Te conozco?- esta vez fue Oliver quien preguntó, para acto seguido dar un trago a su cerveza.

- No, pero de hecho soy la persona que conocerás esta tarde- aseguró el hombre tomando asiento en uno de los bancos a su lado. El rubio solo soltó una pequeña risa y observó a su alrededor, no había mucha gente y no había señales de una pequeña niña de la cosecha.

- Escucha, vine a conocer a Cassie- repuso con una media sonrisa y una actitud algo narcisista- No sé quien seas amigo, pero seguro no eres una adolescente con poderes mágicos- mencionó alzando brevemente su vaso para darle otro trago.

- Eres tan observador, amigo- puntualizó el moreno borrando su sonrisa, demostrando de pronto una cara de pocos amigos- Me llamo Vincent y cuando hablas conmigo estás hablando con Cassie- aclaró con severidad antes de sacar del bolsillo de su elegante chaqueta un anillo lunar- Yo ofrezco esto como prueba.

Oliver observó aquel objeto con impresión, dejando a un lado su bebida. El brujo le extendió el artefacto con sutileza y sintiendo los nervios mermar en su interior el verse de nuevo con un anillo lunar, lo tomó y se lo colocó en uno de sus dedos. De ahora en adelante no debía demostrar duda alguna o temor ante las brujas, sin embargo debía obedecer cada orden que le dieran. Aquello no le agradaba mucho puesto que como licántropo, estaba acostumbrado a dar ordenes y si las recibía era de un alfa, nunca de una bruja.

- Así que... si decido que no quiero obedecer al segundo al mando- dijo con un tono sugerente. Necesitaba saber de qué se trataba todo eso y qué tan estrictas eran aquellas personas a las que ahora podía decirse que servía. Vincent no pareció inmutarse, sin embargo un brillo de diversión cruzó por sus ojos y acto seguido sopló entre sus dedos suavemente antes de moverlos uno contra otro en pequeños círculos. 

En ese momento Oliver pudo sentir un inmenso dolor en todo su cuerpo seguido de una gran presión.

- Me sirves como ejemplo- respondió Vincent usando su magia sobre él- Que tu manada sepa qué pasa si se niegan a las peticiones de Cassie- Oliver sentía como sus huesos se estiraban y se contraían, su corazón latía muy a prisa y aquella presión en su espalda cada vez era mayor y amenazaba con romper su espalda, también experimentaba un ardor en los ojos y estaba muy seguro de que ese brillo dorado oscuro en su iris se había hecho notar. Aquel brujo estaba controlando su forma de lobo- O empecemos de nuevo, si- sugirió el moreno, a lo que él asintió de forma frenética. Solo entonces aquel brujo separó los dedos con un gesto desinteresado, haciendo que el dolor desapareciera. Oliver soltó un suspiro de alivio y dejó caer su cabeza agotado en la barra. Vincent se levantó de su asiento y se acercó- Ese anillo tiene un precio, comenzarás a pagarlo hoy- sentenció antes de abandonar el bar con enorme tranquilidad. 

Una vez se vio recuperado, Oliver se fijó de que el tal Vincent realmente se había marchado para tomar su celular y buscar en sus contactos el número de Hayley. Tal y como había prometido, le reportaría todo lo que escuchara estando dentro de las filas del ejército de Cassie.

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- Dile a Sam que podemos prescindir de la ensalada- ordenó Klaus a uno de los hombres que servía en su casa- Que esta espantosa tarde no sea más larga de lo necesario- observó en las manos de aquel sirviente ambas botellas de vino, seguramente elegidas por el oráculo, y señaló la que mejor le parecía mientras que a lo lejos escuchaba los pasos de Hayley acercarse, acto seguido le dio la orden a aquel hombre de continuar con su tarea de preparar la casa para la cena de esta noche. 

- ¿Enserio Samantha está en la cocina?- cuestionó Hayley al entrar en el salón con el ceño fruncido por la confusión.

- Al parecer se tomó muy enserio lo de ayudar en la cena- afirmó Klaus mientras evaluaba los candelabros que el oráculo había ordenado como posibles opciones para adornar la mesa esa noche- Pero no me quejo, lo que sea que está cocinando huele muy bien y además hace un trabajo estupendo.

Aunque había contratado a todo un equipo de sirvientes para esa noche, y con contratar se refería a hipnotizar, Samantha no dejaba de ir de aquí a allá dando órdenes a todo el que veía para limpiar el lugar tanto como fuese posible para la cena de esa noche. Estaba haciendo un increíble esfuerzo, sin mencionar que un par de horas atrás se había metido en la cocina para hacerse cargo de la comida ella misma, y claramente todo estaba saliendo bien. El aroma dulce que salía de la cocina e impregnaba cada habitación de la casa era una prueba del gran desempeño que Samantha estaba reflejando en la cocina, y aunque Hayley no tenía mucha simpatía por el oráculo debía admitir que era muy talentosa. El olor a tarta de arándano había inundado sus fosas nasales hacía varios minutos y su estómago no había parado de rugir, eso era una prueba del gran talento que poseía Samantha Mitchell.

 Rápidamente Hayley sacudió la cabeza para alejar aquellos buenos pensamientos sobre la culpable de muchas de sus lágrimas y decidió continuar con el tema de importancia.

- Bueno, creo que liberar a Oliver funcionó, me informó que su madre trabaja con un cómplice, otro brujo- informó en dirección a Klaus. Minutos atrás había recibido la llamada de un rubio muy agitado y un poco asustado y en cuando colgó la llamada no había dudado en avisarle al original.

- Debe estar consiguiendo aliados para su tarea de destruirnos imagino- respondió el híbrido mientras seguía inspeccionando la mantelería.

- ¿Porqué te odia tanto Klaus?- cuestionó ella con los brazos en jarras. Desde el momento en que escuchó de la bruja original siempre tuvo esa pregunta- Tuvo 6 hijos, no es que no tenga instinto maternal.

- Fueron 7 de hecho- repuso el mencionado volviéndose hacia ella, una pequeña sombra había pasado por sus ojos azules y no había rastro de felicidad alguna o siquiera de alguna emoción- Y creo que ella alguna vez nos amó mucho- mencionó a la vez que se acercaba a la mesa para tomar varias servilletas de tela en sus manos- Uno murió antes de que yo naciera- reveló con voz lúgubre, logrando causarle un escalofrío a la híbrido frente a él.

- No sabía eso.

Hayley de pronto sentía un poco de culpa, había sido quizá imprudente al hacer una pregunta tan personal para Klaus y sin embargo ahí estaba. Desvió la mirada e intentó contener parte de la culpa que la invadía, su curiosidad había podido más y ahora debía lidiar con la incómoda atmósfera de la habitación.

- Años después los hombres lobo asesinaron a mi hermano Henrik en nuestro pueblo. La pérdida de otro hijo puso a mi madre al límite, entonces usó su magia para convertirnos en inmortales- narró mientras doblaba aquellos trozos de tela en sus manos, logrando captar la atención de Hayley una vez más. Le sorprendía el hecho de que a pesar del tono lúgubre, parecía que ya hubiese contado esa historia antes debido a la soltura de sus palabras. Klaus alzó la mirada- Creo que es cuando nos amó más, pero también fue su perdición- reveló con dureza antes de avanzar por la habitación- Eso desencadenó una serie de eventos que revelaron su tan bien guardado secreto- se detuvo cerca de las miles de copas posadas en un pequeño carrito, listas para ser evaluadas. Klaus solo guardó silencio por unos segundos, manteniendo la mirada perdida en las copas, dándole la espalda a la híbrido y sumido en sus pensamientos para acto seguido revelar lo que había logrado deducir con el paso de los años- Mi padre biológico es el líder de la manada que asesinó a mi hermano, por supuesto cuando Mikael lo supo mató a mi padre y así mi madre perdió a su amor.

- Wow... por eso está loca- comentó Hayley una vez el hubo terminado su historia, entonces el original se volvió hacia ella- Yo no puedo soportar haber... entregado a Hope, no imagino si muriera de verdad.

Una pequeña presión apareció en el pecho de ambos al imaginar aquel escenario, y a pesar de que Esther estaba loca e intentaba acabar con todos y quizá arrastrarlos hasta la tumba, no podían evitar pensar en aquel detonante que hizo que todos los vampiros existieran en primer lugar. Quizá si el plan de las brujas habría resultado exitoso ya se habrían vuelto tan locos como ella.

- ¿Sabes? mi hermanos se decían unos a otros que no nos odiaba, que se odiaba a sí misma por lo que nos volvimos- repuso acercándose unos pasos a Hayley, quien lo miraba atentamente- Creo que lo pensaban incluso después de que trató de asesinarnos. 

- ¿Tu qué piensas?- cuestionó la híbrido con el ceño fruncido.

- No lo sé. Solo sé que la quiero muerta- sentenció con dureza y rencor increíblemente plasmado en su tono de voz. 

- Bueno, toda buena historia necesita de una bruja mala- una pequeña sonrisa se asomó por la expresión de Hayley a la vez que ella se cruzaba de brazos- Será más satisfactorio cuando la derritamos.

Aquello causó una sonrisa en el rostro del híbrido, quien al sentirse apoyado por la madre de su hija no podía sentirse más seguro de lo que harían esa noche. Se vería cara a cara con su madre, o al menos a la chica poseída por esta, necesitaba sentir que estaba haciendo lo correcto al aceptar cenar con el enemigo, necesitaba sentir que estaba bien el dejar que Sam se expusiera de aquella forma a su madre.

- Nik- escuchó la voz del oráculo llamarlo por el patio seguido de varios pasos que se acercaban a la sala donde se encontraban, una vez estuvo bajo el umbral se detuvo con algo de brusquedad- Siento interrumpir pero ¿estás seguro de que quieres prescindir de la ensalada?- preguntó ella un poco insegura e incómoda mientras secaba sus manos con una toalla.

- Créeme, entre más pronto termine esta reunión familiar mejor será para nosotros- le aseguró Klaus haciendo un ademán con la mano, mientras que Hayley la observaba de arriba a abajo un poco impresionada. El corto cabello castaño de Sam tenía una pequeña mancha de harina y en su mejilla reposaba una mancha de lo que parecía ser mermelada.

- ¿Enserio estás cocinando?- preguntó la castaña con el ceño fruncido.

- Con la ayuda de un chef, pero si, estoy cocinando- afirmó el oráculo colocando la toalla en uno de los bolsillos traseros de su pantalón- De hecho las costillas están en el horno y solo falta el acompañamiento- añadió señalando brevemente hacia la cocina.

- Si estás cocinando costillas ¿por qué huele a tarta?- inquirió Hayley con una ceja alzada.

- Porque hice una tarta de arándanos, la acabo de sacar del horno- explicó el oráculo con simpleza, dejando a la híbrido un poco impresionada- Estaba pensando en hacer quizá hacer unas galletas o un pudin, aún no lo decido.

Aquellas palabras fueron suficiente para Klaus, ya era hora de intervenir.

- Hayley ¿por qué no nos dejas a solas?- profirió el original con amabilidad hacia la mencionada y dándole una mirada a su oráculo- Sam y yo tenemos asuntos que tratar sobre la cena de esta noche.

- Seguro- respondió ella con tranquilidad, acto seguido se volvió hacia Sam- ¿Te molesta si voy a probar un trozo de esa tarta?

- Para nada, adelante- aseguró ella en respuesta para minutos después ver como la híbrido salía del salón, rumbo a la cocina. Finalmente se giró para encarar a un Klaus un tanto preocupado y cruzando sus manos se atrevió a hablar- Bien, ¿qué sucede?

No sabía si decirlo en voz alta, no quería lastimarla debido a algún comentario erróneo pero estaba preocupado. La había escuchado dar órdenes sin cesar a todos los chicos hipnotizados que había llegado para ayudar, se había encargado de técnicamente todo ella sola en el transcurso de la mañana y una vez la casa estuvo limpia y ella se había visto satisfecha se había perdido entre las puertas de la cocina. Klaus sabía que algo estaba mal, sobre todo porque él mismo se había asomado por las puertas de la cocina y había visto con sus propios ojos como Samantha amasaba con furia con sus manos mientras que el chef que había hipnotizado batía en una olla la salsa que llevarían dichos postres.

- Estás preocupándote mucho por la cena de esta noche, ya ordenaste la mantelería por adelantado, incluso la vajilla que vamos a usar. Eso sin mencionar que no has parado de hornear tartas toda la mañana- mencionó mientras caminaba alrededor del salón enumerando uno a uno los gestos que la delataban.

- Solo fueron 3 Nik.

En realidad habían sido 6, los había contado uno de los empleados por él. 

- ¿Siquiera te has detenido a comer algo?- cuestionó un poco frustrado ante la tranquilidad reflejada en el rostro del oráculo, sabía que ocultaba algo debajo de esa actitud despreocupada, lo reflejaba al momento de volver a la tarea que ella misma se había auto impuesto y ante la falta de respuesta de parte de la castaña su preocupación solo aumentó más- A eso me refiero Sam, te estás preocupando demasiado por una simple cena con el enemigo en lugar de centrarte en tu seguridad- puntualizó a la vez que apoyaba sus manos en la mesa detrás de él. 

Ella simplemente desvió la mirada con algo de vergüenza.

- Y crees que hay algo mal.

Más que una pregunta aquello era una afirmación, sabía que no era muy buena para ocultar sus nervios pero no podía evitarlo. Demasiadas cosas estaban rondando por su cabeza desde hacía días y sin importar qué hiciera no lograba sacarlas de su cabeza. Había tratado con magia, lectura, escritura, pintura e incluso limpieza, había perdido la cuenta de cuantas veces había limpiado su apartamento.

- Quiero saber qué sucede- la voz de Niklaus la sacó de sus pensamientos, haciendo que centrara su atención en él- No es por darle la razón a Elijah, pero mi madre es una bruja excepcional y si representas una amenaza para ella no dudará en destruirte. 

La mención de Esther solo había servido para aumentar sus nervios y eso no había pasado por alto para su vinculado. Pudo ver como el gesto de Klaus se suavizaba al ver la tensión de sus hombros. Era su mejor amigo y merecía una explicación, además podía conseguir algo de apoyo o quizá algún consejo útil, por lo que solo suspiró y dándose la vuelta hacia la salida de la habitación, alzó sus manos y usó su magia para cerrar la puerta con suavidad, acto seguido con un gesto de sus dedos realizó un hechizo de insonoridad para que así nadie pudiese escuchar lo que tenía que decir.

- Se que es una cena con el enemigo pero...- profirió Samantha volviéndose hacia Klaus sin poder mirarlo, tomó algo de aire y tragó en seco a la vez que jugaba con sus manos en un gesto nervioso- Es la primera cena que tengo en familia desde la muerte de mi padre- profirió con voz lúgubre. Aquello dejó al híbrido totalmente descolocado e incapaz de decir palabra alguna, no sabía mucho sobre la familia de Sam, solo lo poco que ella había decidido contar. Tampoco había pensado en preguntar ya que esas pocas veces que la había escuchado hablar sobre su familia lograba notar un inmenso dolor y una gran tristeza en su mirada- Lo siento, quizá asumí erróneamente que yo por alguna razón formaba parte de...- se detuvo ella por un momento y luego sacudió la cabeza como si eliminara alguna idea- Como sea, yo solo soy el oráculo.

- ¿Eso es lo que te preocupa? ¿crees que no formas parte de esta familia?- inquirió Klaus acercándose a ella, solo así pudo ver en sus ojos plasmados el temor a ser rechazada y los nervios que claramente sentía. Una pequeña presión se instaló en su pecho al imaginar a una pequeña niña totalmente solitaria, sabía lo que se sentía, una vez había sentido lo mismo. Colocó una de sus manos en el hombro del oráculo, quien lo observó atentamente- Sam desde el momento en que llegaste has estado a mi lado y sin importar mi pasado o mis terribles acciones no te has alejado- rápidamente la rodeó con sus brazos en un gentil abrazo, intentando brindarle confort- Para mi eres familia Sam- reafirmó sin soltarla. Lo había dicho muy enserio aquella vez en la que el oráculo había ido hasta el estudio para aclararle que había decidido quedarse.

Ella siempre había estado ahí, para apoyarlo, para sacarlo de apuros. Había salvado a su hija y había arriesgado su propia vida para lograrlo. Le debía mucho más que su propia vida y no había podido evitar encariñarse con ella. 

La consideraba parte de su familia.

Sam se apartó ligeramente con una sonrisa, enternecida por las palabras de su vinculado.

- Nik, muchas gracias...

- Pero sé que esa no es la única causa de ese comportamiento tan perfeccionista- reiteró con una pequeña sonrisa, logrando así borrar la de ella- Tiene que ver con Elijah ¿no es así?

- Quizá es una de las razones- respondió el oráculo con un suspiro lleno de resignación. No iba a ocultarlo por siempre.

- ¿Desde hace cuanto ustedes no se hablan?- inquirió el híbrido con curiosidad.

- ¿Es importante?- repuso Sam en un intento por evadir la respuesta, le dolía de tan solo recordarlo, sin embargo cuando posó su mirada en la del híbrido, supo por esa expresión llena de severidad que no iba a escapar tan fácilmente- Hace varios días- reveló en un tono lúgubre.

Desde aquel día en que Elijah le había estipulado los cambios en su decisión de mantenerse al margen la comunicación entre ellos se había reducido a nada. 

- ¿Por qué?

Ella misma se había hecho aquella pregunta por días y aún no le encontraba una respuesta que la dejara satisfecha. Solo se le ocurría que tal vez él se había cansado de ella por algún motivo y que por eso solo se limitaba a evitar que se involucrara en cosas que pusieran su vida en riesgo, simplemente porque al representar algo importante para sus hermanos y al ser una aliada poderosa, era algo que él estaba obligado a proteger.

- No lo sé- respondió el oráculo ganándose una mala mirada del original frente a ella- No me mires así Nik, realmente no tengo idea- aclaró a la vez que con magia arrastraba una silla cerca de la mesa para luego tomar asiento. Un poco apesadumbrada soltó un suspiro y apoyó su barbilla en su mano- Es decir, sé que dije que todo debía acabar entre nosotros pero me refería a eso... sea lo que sea que tuvimos, ahora es pasado y sé que duele pero...- nuevamente suspiró a la vez que bajaba la mirada- Pensé que podríamos ser amigos al menos.

Ahora sabía el porqué del comportamiento tan neurótico de su hermano los últimos días. 

- Bueno, tú tomaste esa decisión Sam, solo te queda vivir con eso por un tiempo- repuso Klaus logrando ganarse una mirada de la castaña, no podía hacer gran cosa si la decisión había sido impuesta por ella en primer lugar. Elijah estaba dolido y lo sabía, esa era solo una forma de respuesta al verse entre la espada y la pared- Mi hermano, aunque es algo estirado, no se enojará contigo por siempre- le aseguró con una pequeña sonrisa.

Eso al menos logró dar un poco de esperanza al marchitado corazón del oráculo. Quizá el tiempo lograse menguar el enojo y el aparente resentimiento de Elijah, solo así tendría una oportunidad para recuperar al menos la linda amistad que ambos tenían.




El ruido de la ciudad inundaba sus oídos, no acostumbraba caminar pero debido a que ahora seguía a la principiante de Marcel debía hacerlo. Detestaba la idea de tener que enseñarle siquiera, no quería hacerlo, no ganaba ningún beneficio solo era una especie de causa perdida, lo sabía, lo había intentado miles de años atrás. Una comunidad de vampiros creada con el propósito de hacer un mundo mejor, misma que había sido una total pérdida. Conocía la intención oculta de Marcel y no cometería el mismo error dos veces.

- No te gusta hablar mucho ¿eh?- inquirió Gia en un intento por lograr que el original le prestara al menos algo de atención. Sabía que no era de su agrado y que más que una responsabilidad era una molestia para él, quería cambiar eso y en respuesta a su pregunta solo se ganó una mirada del trajeado- No hay ningún problema, mi último novio no se callaba y creo que es bueno el cambio.

- Tu tarea es llevarme con alguien. Solo has eso ¿si?- espetó el original interrumpiendo su habla, mientras miraba a su alrededor de forma algo ansiosa, no sabía exactamente a dónde iba solo la seguía a ella. Cruzó la calle con precaución de que ningún auto viniera por la calle siendo seguido por Gia.

- Si quieres caminar en silencio está bien, pero esa no es la dirección correcta.

Esas palabras hicieron que detuviera su paso, el enojo comenzó a aumentar en su interior hasta el punto en que su mandíbula se tensó. No tenía tiempo para juegos, en unas horas su madre arribaría a su casa, la mujer que amaba expondría su vida a un peligro del que posiblemente no podría ser salvada. Ni él ni su hermano eran inmunes a la magia, solo Samantha era capaz de combatirla, pero se enfrentaría a alguien que era una letrada en la materia. No contaba ni con el tiempo ni con el humor para aguantar ese tipo de juegos.

- Marcel cree que puedo enseñarte- mencionó el trajeado volviéndose hacia la morena, conteniendo perfectamente el enojo en su interior- Primera lección, no me hagas perder mi tiempo- profirió el original con severidad, a lo que Gia respondió con un suspiro lleno de amargura y una mueca llena de frustración. 

Finalmente ella solo negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia el lugar donde encontrarían a la bruja que necesitaba, y al cabo de un par de minutos caminando por las calles de la ciudad llegaron hasta una pequeña tienda, no había mucho solo quizá lo necesario para que los locales fueran a comprar lo necesario para vivir. Al entrar el sonido de la campanilla fue lo que llamó la atención de una mujer morena, quizá de mediana edad, que machacaba varias hierbas en un mortero de forma desinteresada. No le había importado que dos extraños entrasen a su tienda, ella simplemente le dio un vistazo al original y a la mujer morena que lo acompañaba, acto seguido soltó un suspiro lleno de cansancio.

- Largo, estoy ocupada- espetó la mujer con severidad, volviendo su atención hacia lo que estaba haciendo.

- Descaradamente practicas magia- puntualizó Elijah observando con curiosidad todas las hierbas que mezclaba. Podía sentir la magia brotar levemente de lo que Lenore hacía.

- Remedios herbales para una vecina que perdió su seguro- mencionó ella con simpleza sin dejar de machacar- Supongo que un original no vino a hablar de chismes.

Bien, al menos la bruja tenía algo de sentido común y no se iría con rodeos.

- Debo pedirte un favor- profirió él con firmeza y rapidez.

- El barrio está lleno de brujas, pídeselo a una- respondió Lenore de forma tajante.

- No suelo pedir favores a mis enemigos.

Observó a su alrededor el estado de la tienda, estaba en el territorio de aquella bruja, quizá podía encontrar algo con lo que podría hacer un trato. Estaba más que claro que ella no accedería tan fácilmente y menos ante un original, no le asustaba su presencia, todo lo contrario, le daba igual que él estuviese ahí, por lo que rápidamente dedujo que una amenaza no lo llevaría a ninguna parte.

- Atravesaste el río para molestarme, y por lo que sé tienes un oráculo que te sirve de forma fiel- sacó la morena a relucir dejando de lado el mortero y las hierbas. Aquellas palabras solo confirmaron la teoría del trajeado, debía ofrecer un trato ahora o buscar otra bruja y no tenía tiempo para ello.

- Es desafortunado ¿no? La burocracia no ha sido amable con tu comunidad- comentó con simpleza observando el lugar una vez más antes de avanzar hacia el mostrador, donde Lenore se encontraba de pie inmutable, observándolo de forma suspicaz- Los impuestos en los negocios locales se han acumulado por meses, aunque claro que una persona persuasiva podría resolver el problema- agregó mirándola fijamente. Ahí estaba, ella ganaba algo al igual que él.

- A ver, te escucho.

Aquella respuesta solo causó una sonrisa llena de satisfacción en el original, mientras que Gia solo observaba de forma curiosa como Elijah se desenvolvía, su manera de manipular la situación era de verdad impresionante. 

- Cierta persona, una bruja, tiene la problemática tendencia de cambiar de cuerpos. Samantha, el oráculo al que te refieres, me sugirió un hechizo que me indica en cual cuerpo esa bruja podría estar en el caso de hacer un cambio- expuso el trajeado con simpleza y elegancia.

- Almas marcadas- Lenore respondió con rapidez al escuchar las palabras del vampiro- Es magia de sacrificio y ciertamente un oráculo necesitaría la ayuda de una bruja cuya magia corra por la comunidad más cercana para realizarlo- señaló mientras observaba a la nada por un segundo, permaneciendo pensativa. Conocía a los oráculos, los había estudiado por años y los respetaba profundamente. Sin duda alguna estaba dispuesta a ayudar y más aún si su comunidad salía beneficiada- Necesito un objeto encantado por dicha bruja y una pitón, pero sobre todo la presencia del oráculo- respondió ella con firmeza volviendo su atención al mortero luego de darle un vistazo al original.

- Traeré el objeto encantado- sentenció Elijah con total seguridad antes de encaminarse a la puerta del lugar- Mi compañera traerá la pitón.

- Que horror... espera ¿qué?- habló Gia finalmente y totalmente estupefacta ante las palabras del original. 

- Segunda lección del día, adquisición mediante hipnotismo- profirió el trajeado dándole un breve vistazo antes de salir de la tienda con rapidez. Ella soltó un bufido en respuesta, estaba comenzando a hartarse del comportamiento tan irritante de Elijah, se suponía que le enseñaría como ser un vampiro y gracias a que el señor trajes perfectos se mostraba reacio a enseñarle algo, estaba lidiando con mucho más que solo los sentidos aumentados.

- ¿Y cómo se adquiere mediante hipnotismo?- espetó la morena con frustración, pero en cuando terminó su pregunta él ya se había ido. Dudaba que siquiera la hubiese escuchado, por lo que solo bufó con amargura y salió de la tienda para buscar la pitón. No tenía ni idea de como lo haría pero tenía que hacerlo.

Ambos vampiros se fueron de su tienda mientras que ella solo continuaba machacando las hierbas para hacer medicina, hechizos simples para ayudar a su vecina. Minutos después la campanilla de la puerta volvió a sonar, indicando la entrada de un nuevo cliente.

- ¿Puedo ayudarlo?- preguntó Lenore de forma desinteresada mientras que continuaba en sus asuntos.

Finn solamente se acercó al mostrador con suma curiosidad observando meticulosamente como aquella bruja practicaba magia de forma desinteresada, eso decía mucho de su carácter. Finalmente él y aquella mujer cruzaron miradas, logrando así que detuviera sus acciones.

- Estoy seguro que lo hará- le aseguró el brujo con una sonrisa llena de malicia.




- ¿Enserio se lo diste a él?- preguntó Samantha una vez que Klaus aparcó el auto a una cuadra de la casa de Marcel, ambos bajaron del auto y comenzaron a caminar. Hacía una hora que habían recibido la llamada de Elijah, quien había hablado con la bruja de Marcel y les había dado las indicaciones de Lenore, por esa razón se encontraban caminando hacia la casa del moreno.

- Tu misma lo viste Sam- repuso el híbrido en respuesta.

- Si, pero ¿estás seguro de que aún lo tiene?- reiteró el oráculo un tanto insegura mientras caminaba junto a él.

- Pues debemos averiguarlo- respondió el híbrido encogiéndose de hombros- Lo que aún no entiendo es porqué le trajiste eso- mencionó señalando con algo de irritación la tarta tan bien envuelta que cargaba el oráculo en sus manos.

- Es un obsequio Nik, no puedes llegar a una casa ajena con las manos vacías y pretender que te van a conceder un favor así sin más- explicó Samantha con un suspiro sin darle mayor importancia las palabras del mencionado. Hacía días que no veía a Marcel, al menos no desde que salvaron a Davina en aquel bar y en el momento en que su vinculado había irrumpido en la cocina para arrastrarla hasta el otro lado del río, no opuso resistencia alguna- Además, hice demasiadas tartas, no puedo desperdiciar tanta comida.

- ¿Y crees que a Marcel le va a gustar lo que cocinas?- inquirió él con una ceja alzada.

- Pues si Hayley fue capaz de devorar una tarta completa, todo es posible- argumentó Samantha encogiéndose de hombros. 

Ciertamente a Klaus no le agradaba mucho la idea de aquel trato tan especial que el oráculo le estaba dando al moreno, en especial porque una parte de él pensaba no solo en que entre ellos dos había algo más que una simple amistad, y temía que su hermano pudiese salir lastimado al descubrirlo, considerando algo tan obvio como los sentimientos que el original tenía hacia el oráculo y había decidido ocultar en el fondo. Al estar frente a la puerta él solo se dispuso a dar un par de golpes para anunciarse, y al cabo de un par de minutos el dueño del lugar abrió la puerta.

- Hola Marcel- saludó con una pequeña sonrisa al ver a su amigo.

- Debí suponer que vendrías, sobre todo después de que Elijah haya venido esta mañana buscando a una bruja que les sirviera de ayuda- profirió el moreno dándole un vistazo al híbrido de arriba a abajo, no expresaba mucho, quizá alegría al verlos. Misma que se acentuó una vez que sus ojos se posaron en el oráculo detrás de Klaus- Aunque no te esperaba a ti Sam, ¿qué traes ahí?- inquirió frunciendo levemente el ceño sin borrar su sonrisa.

- Tarta de arándano, es la receta de mi madre- y fue cuando la sonrisa de Marcel se amplió un poco más ante las palabras de Sam, acto que no pasó desapercibido por el original- ¿Podemos pasar?

- Claro, adelante- accedió Marcel adentrándose a su casa y yendo directo al recibidor. Entre sonrisas aceptó el obsequio de la castaña y tras colocarlo en la barra, tomó una botella de bourbon y sirvió aquel líquido ambarino en un vaso de cristal- Adivinaré, quieres un favor.

- Uno no doloroso, lo prometo- repuso Klaus desde uno de los ventanales mientras observaba como el moreno le ofrecía el whisky a Sam y ella lo aceptaba con amabilidad- Hay un collar que te obsequié hace mucho tiempo, era de cuero, con un ave de metal al final.

- Si, me lo diste cuando cumplí once años- articuló el moreno con un atisbo de nostalgia en su mirada, inmediatamente fue hasta uno de los estantes de madera.

- Ah lo recuerdas.

Por supuesto que lo recordaba, era quizá el gesto más amable y lleno de paternidad que aquel híbrido había tenido con él en todos los años que llevaba de vida. Él tomó un pequeño cofre de madera del estante y fue hasta su creador. 

- Mikael volvió, Elijah balbucea sobre un drama familiar, tu vienes a buscar una joya antigua- enumeraba con cierta curiosidad todas las cosas que habían surgido los últimos días, no iba a negar que todo lo que estaba pasando era extraño e increíblemente peligroso, no solo para él. Era como una especie de juego en donde si alguien hacía un mal movimiento todos saldrían perdiendo irremediablemente, y tal vez no lo sabía pero él y sus vampiros ahora eran solo piezas en un tablero.

Samantha observaba a ambos amigos hablar mientras bebía su trago con tranquilidad, hasta el momento en que Klaus tomó el collar del cofre, fue entonces que sintió aquel tirón tan familiar que la arrastraba brevemente al pasado y supo por la expresión algo anonadada de su vinculado, que al ver aquella reliquia no había podido evitar recordar tiempos pasados. Sabía que el collar había sido hecho y hechizado por Esther hacía mil años atrás, ella misma le había dado aquel collar a Niklaus cuando era solo un niño para evitar que ante algún accidente él activara su gen de licántropo y revelara su verdadero origen. Ese mismo collar había causado tantos maltratos de parte de Mikael en el pasado, contenía tantos malos recuerdos que había sido lo más sensato el regalarlo.

- ¿Tengo que preguntar por qué quieres un collar que te dio tu madre?- cuestionó el moreno con curiosidad, no solo por la petición tan sencilla que le habían hecho, sino por la mirada nostálgica y atormentada que guardaba el original.

- Créeme Marcel, no quieres saber la última parte de la saga de nuestra desagradable familia- le aseguró el rubio con una pequeña sonrisa, ocultando el agobio que sentía- Gracias por guardarlo. 

Y luego de un breve asentimiento, se encaminó a la salida siendo seguido por el oráculo a paso rápido bajo la atenta mirada del moreno. No la había visto en días y había estado lo suficientemente ocupado entrenando a sus chicos como para llamarla o enviarle un mensaje para saber como se encontraba. Era muy raro pero la había extrañado, por lo que ateniéndose a sus impulsos se apresuró a hacer algo antes de que se fuera.

- Oye Sam- la mencionada se volteó ante el llamado del moreno a su espalda- Me preguntaba si te gustaría salir alguna vez, ya sabes, ir a algún bar de la ciudad pero sin los lobos esta vez.

Debía admitir que era encantador, amigable e increíblemente carismático. No pudo evitar reír un poco ante la pequeña broma del moreno sobre el ataque hace varios meses atrás. Hacía días que no hablaba con nadie, Camille estaba demasiado ocupada con su maestría como para contestar sus mensajes y no quería interrumpirla, además que había estado tan ocupada con sus entrenamientos y con todo el drama emocional y familiar que tenía que no se había detenido un segundo a divertirse de verdad. La invitación le había caído como anillo al dedo.

- Claro, ¿por qué no?- respondió el oráculo con amabilidad a la vez que se encogía ligeramente de hombros.

- Estupendo, ¿te llamo luego?

Samantha solo respondió con un asentimiento antes de continuar su camino hacia la salida junto a Klaus, quien no había pasado por alto aquel intercambio de palabras. ¿A caso su amigo estaba coqueteando con ella? Es decir, Marcel era un hombre muy coqueto, sabía como conquistar a una chica. No podía evitar pensar en la pequeña posibilidad de que entre ellos estuviese surgiendo algún extraño deseo o sentimiento, y si era así no podía permitirlo. Elijah saldría lastimado si, lo que sea que tuviesen esos dos, llegara a concretarse.  

- ¿Qué fue eso?- inquirió con algo de hosquedad, logrando que el oráculo frunciera el ceño ante aquel tono tan brusco.

- ¿Qué fue qué?

- Eso, ya sabes, ese coqueteo con Marcel.

- No fue coqueteo, solo fui amable- repuso Samantha con simpleza continuando con su camino rumbo al auto.

- ¿Y qué me dices de que te haya invitado a salir?- cuestionó el híbrido mirándola con suspicacia- Eso es claramente una muestra de interés- en respuesta el oráculo bufó a la vez que rodaba los ojos. Aquella era una suposición estúpida, el hecho de que aquel moreno la hubiese invitado a salir significaba que había algún tipo de interés más allá de la amistad. Además, no podría estar con alguien que aún tenía sentimientos hacia uno de sus vinculados y que se había acostado con su mejor amiga. Aquella idea le resultaba sumamente asquerosa.

- No tiene nada de malo salir a un bar con un amigo de vez en cuando- repuso Samantha con algo de dureza en su voz, sin embargo aquello no eliminó las sospechas del original.

- Si claro, así les dicen ahora- profirió él de forma irónica mientras que abría la puerta del auto y le quitaba el seguro- En mis tiempos les llamaban citas, mi querida amiga.

- Para tu información, habíamos quedado en volver a salir hace varios meses- expuso Sam con irritación a la vez que subía al auto. Los ojos de Klaus se abrieron con impresión ante la revelación de la castaña.

- Es decir que ya han tenido citas antes- comentó conmocionado para acto seguido encender el motor del vehículo. El oráculo en respuesta solo bufó exasperada, tomando el cinturón de seguridad y colocándoselo.

- Basta, no pienso seguir hablando de esto contigo. Marcel es mi amigo y no hay ningún tipo de interés más allá del amistoso- sentenció de manera tajante causando una pequeña risa en la expresión del híbrido.

- Tu di lo que quieras, pero si yo fuese tu mantendría ese amorío en un bajo perfil para evitar que cierto hombre de traje le arranque la cabeza por salir con su chica.

Y con aquellas palabras emprendió el camino de regreso a la casa. Se sentía un poco aliviado de saber que al menos ella no guardaba algún sentimiento hacia Marcel más que un afecto amistoso. Sin embargo ponía en duda el interés del moreno, pero ya tendría tiempo para comprobar que su teoría era cierta, de momento tenía que preparar los detalles finales para la cena de esa noche. 

Un problema a la vez.

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- Supe algo de Kol, sigue buscando a la bruja joven- informó Finn mientras caminaba con su madre entre las tumbas del cementerio Lafayette- Imagino que la encontrará.

- Lástima que no irá a la cena, aunque es mejor que su identidad permanezca desconocida- respondió Esther con algo de pena ante tal noticia, sin embargo y como era típico de una madre, le veía el lado positivo a una situación desalentadora- La nueva bruja que me trajiste, Lenore parece ser muy terca.

- Madre, me encantaría abrirla a nuevas posibilidades- repuso su hijo con una sonrisa, sintiéndose encantado de poder seguir otra orden. 

- Que Oliver se encargue, tus habilidades de persuasión las quiero para la cena- sentenció la bruja con determinación mientras caminaba con las manos en su espalda. Soltó un breve suspiro- ¿Hemos recibido respuesta a nuestra invitación?- inquirió ella con curiosidad hacia el moreno.

- Imagino que tu mensaje tuvo efecto, tanto Klaus como Elijah han estado ocupados.

- Por supuesto, son muchachos listos- comentó la matriarca con una sonrisa y un atisbo de orgullo tanto en su voz como en sus gestos. Los había criado bien, sin embargo ahora se enfrentaba a ellos, las cosas habían cambiado en aquel juego que ahora ella misma había decidido jugar- ¿Que me dices del oráculo? 

- Recibió el paquete tal y como pediste madre, pero dado a su inmenso poder no he podido rastrearla pero se mantiene en casa de Niklaus posiblemente- respondió Finn con algo de pena al no poder darle una respuesta concreta sobre el paradero de la chica. Tenía conocimiento del gran poder que albergaba y por ende no podía arriesgarse.

- Es una chica astuta y muy poderosa, no puedo esperar a conocerla- profirió Esther con un brillo de entusiasmo en sus ojos ante aquella posibilidad. Se detuvieron justo frente a una de las criptas donde la bruja aguardaba- Tienes que estar listo para ellos esta tarde.

- Me encargué de todo como lo dijiste.

- No podría esperar menos de ti Finn- dijo su madre con orgullo a la vez que acariciaba con ternura la mejilla de su hijo, y con una pequeña sonrisa se alejó para dejar en sus manos la tarea de hacerse cargo de la bruja que él mismo había traído hacía unas horas. 

El brujo entró a la cripta, donde un Oliver algo horrorizado esperaba por sus indicaciones-

- ¿Torturas a los tuyos?- cuestionó el licántropo consternado.

- No- exclamó Finn colocando una mano en su pecho a la vez que reía de forma divertida- Los persuado- Tomó un pequeño estuche y lo abrió en una mesa cercana, dejando a la vista lo que parecían ser varios instrumentos de tortura- Quisiera que hicieras lo mismo- dijo en dirección al rubio y acto seguido se acercó a la bruja Lenore, quien yacía colgada de dos cadenas que sujetaban sus muñecas. Lucía varias heridas en el rostro, además de que este expresaba todo el agotamiento que sentía- Tuvo unas visitas en la mañana, quiero saber qué querían- sentenció el brujo con simpleza, sin importarle el estado deteriorado de la mujer. A paso rápido y firme se dirigió hacia uno de los barriles amontonado en una esquina de la cripta y tomando un reloj de arena le dio la vuelta para que la arena comenzara a correr- No tardes- espetó con firmeza antes de abandonar el lugar.

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- Capturaron a la bruja de Marcel- profirió Hayley luego de colgar la llamada. Oliver la había llamado hacía unos minutos para informarle del secuestro de Lenore.

- Ah, perfecto. Madre se nos adelantó como siempre- bufó el híbrido irritado ante aquel imprevisto minutos después de que él y Samantha arribaran a la casa.

- Oliver está con ella, iré y haré que haga el hechizo, ¿me das el collar?- inquirió la castaña extendiendo su mano hacia Klaus, quien dirigió su mano hacia su chaqueta para sacar el objeto de uno de sus bolsillos, sin embargo fue detenido por la mano del oráculo.

- Hay una cosa más- intervino Sam haciendo que todas las miradas se posaran en ella, en especial la de Elijah, quien se encontraba observando cada movimiento a su espalda- No puedo estar en dos sitios a la vez así que...- tomó rápidamente de una de sus manos, uno de sus anillos de plata, mismo que emitió un ligero brillo al verse fuera del dedo de su dueña- Dale esto a la bruja y asegúrate de que se lo ponga, solo así podré realizar el hechizo junto con ella- ordenó ella con suavidad hacia la híbrido, quien asintió a la vez que extendía la mano hacia el oráculo para tomar el anillo.

- Esto no me gusta- profirió con inquietud el trajeado a la vez que daba un ligero apretón al brazo de Sam.

- No- intervino Hayley de forma tajante y con brusquedad- No me ignoras por días y luego actúas como si te importara Elijah- espetó con impotencia ante las palabras que había creído, eran para ella. Pero ¿cómo saberlo? si no podía ver como la mano del original sujetaba con un poco de fuerza la muñeca del oráculo- Por una vez, por favor, confía en que puedo hacer algo y lo conseguiré- aquellas palabras los dejaron a todos en silencio por unos segundos. Klaus le dio una mirada a su hermano, estaba quizá tanto o más confundido que Sam, quien había fruncido ligeramente el ceño ante las palabras de la híbrido. Klaus le tendió el collar y Sam su anillo- Gracias- profirió ella tomando ambos objetos en sus manos, y con una actitud imponente se abrió paso entre los tres, haciendo que el agarre de Elijah se soltase de la muñeca del oráculo.

- Espera- la detuvo el trajeado.

- No quiero oírlo.

- No, hay algo más- le interrumpió con firmeza antes de que ella pensara que enserio tenía algo más que decir- Le ordené a una discípulo de Marcel que trajera otro ingrediente, pregunta por Gia- explicó con rapidez, dejando a Hayley un tanto sorprendida y avergonzada.

- Claro- sentenció antes de salir del lugar a paso firme. Solo entonces las miradas de Sam y Klaus recayeron en él.

- ¿Qué sucede entre ustedes?- inquirió su hermano menor a su espalda.

- Nada- respondió de forma tajante, con la mirada un poco perdida en algún punto del salón- Hayley está más fuerte, es lo que importa- añadió antes de emprender camino hacia una de las escaleras. Aquellas últimas palabras servían como una especie de consuelo para él puesto que no sabía como explicar que aquel trato tan despectivo de parte de la híbrido le había dolido un poco, nuevamente se sentía culpable, pero sin duda intentaba ocultar el enojo y la impotencia que sentía por dentro. Nuevamente se veía frustrado al ver como Samantha ponía su propia vida en riesgo, entregándole su anillo ancestral a una bruja común.

-Eso no es una explicación para mi.

La voz del oráculo fue lo que detuvo su paso. Rápidamente se volvió hacia ella para encararla, sus ojos castaños lo observaban extrañados y curiosos pero sobre todo enojados. ¿Por qué se enojaba con él si la decisión la había tomado ella? Él solo cumplía con su deber, intentaba cumplir su promesa aunque le fuese difícil cada vez que pensaba en ella. Samantha no estaba en el derecho de enojarse, es decir, estaba haciendo exactamente lo que él le había pedido no hacer. De por sí para él era un infierno el no ceder ante su deseo, ante los sentimientos que había decidido sepultar cada vez que ella aparecía en las puertas de su casa. Le resultaba el doble de tortuoso el estar en aquella situación, sus emociones se ligaban con el profundo deseo de mantenerla a salvo.

No iba a ceder tan fácil.

Cumpliría su promesa sin importar nada.

- Disculpa ¿tengo que darte alguna?- espetó con la mandíbula tensa, logrando ver como la mueca de enojo de Sam era reemplazada por una llena de asombro y sobre todo dolor. Su corazón se estrujó ante esa mirada, pero su gesto no perdió dureza. Elijah se acercó a ella un par de pasos- Déjame reformular esa pregunta ¿Importa lo que tenga que decir?

Por un momento ambos pudieron ver todo el dolor en la mirada del otro luego de aquella pregunta dejada en el aire. Sin esperar una respuesta, Elijah siguió su camino, dejando a la castaña con un dolor en el pecho que se extendió por su cuerpo en cuestión de segundos. Lo había visto, por unos segundos pero lo había logrado. Aquellos ojos inexpresivos habían dejado ver el dolor y la angustia que sentía su dueño, había sido tan abrumador que había logrado herirla por dentro. También lo había sentido cuando él había sujetado su mano segundos antes. Un sentimiento de culpa se alojó en lo profundo de su estómago, eliminando completamente el enojo que había sentido segundos atrás al haberse enterado de que él y Hayley habían cortado comunicación.

- Sam...- profirió Klaus con suavidad sacándola de sus pensamientos por un segundo.

- ¿Estás seguro de que no será para siempre?- preguntó ella con voz lúgubre- Porque siento que así será por el resto de mi vida.

La resignación en el tono de voz de su amiga solo sirvió para encogerle el corazón, sin embargo no podía hacer nada para mejorar aquella situación, no cuando había sido un acuerdo de ambas partes mantenerse alejados por el bien de Hayley. Ganas no le faltaban de encerrarlos a ambos en una habitación para que resolvieran sus problemas, pero solo se ganaría una pelea cuando lo que necesitaba en ese momento era a toda su familia unida para combatir a un enemigo en común. Soltó un suspiro y posó su mano amistosamente en el hombro del oráculo.

- Sé de algo que puede animarte- una pequeña sonrisa se asomó por su rostro en un intento por reconfortarla.

- Ahora no Nik, debo volver a la cocina- repuso ella en respuesta a su sugerencia con algo de irritación, pero él no se iba a dejar vencer. Rodeó los hombros de su amiga con su brazo y la arrastró escaleras arriba.

- Oh no señorita, yo me encargaré del resto de la cena, no tienes de que preocuparte- profirió mientras subían las escaleras y la llevaba a la que antes había sido su habitación.

- Pero...

- Sin peros, ahora sígueme.

Caminaron por el largo pasillo hasta llegar al lugar, entonces el híbrido abrió la puerta con una pequeña sonrisa, dejando ver finalmente a una rubia sentada en medio de su antigua cama, rodeada de varias bolsas y cajas. Camille al verla finalmente y luego de varios días, mostró una sonrisa radiante al ver nuevamente a su mejor amiga.

- ¿Cami?- exclamó Samantha completamente sorprendida, acto seguido se volvió hacia el responsable de que la rubia se encontrara en su habitación- ¿Qué hace ella aquí?

- Creí que necesitarías apoyo, así que la llamé- respondió su vinculado con un leve encogimiento de hombros, aquello le ganó una mirada suspicaz de parte de Sam. A pesar de aquello observó un pequeño brillo de júbilo en los ojos cafés del oráculo y supo entonces que había hecho lo correcto en llamar a Camille- No me mires así, ahora ve a prepararte, mi madre llegará pronto- dijo dándole un pequeño empujón para que se adentrara en la habitación. Una vez ambas se vieron solas en la habitación no dudaron en darse un abrazo, las risas no tardaron en salir segundos después y con una suave suspiros ambas se dejaron caer en la cama entre tantas bolsas y cajas.

- Así que... Niklaus te llamó ¿eh?- inquirió Samantha con una mirada pícara a la vez que apartaba el cabello de su rostro. No había pasado por alto el que el híbrido le hubiese marcado, sobre todo por que tenía conocimiento de los sentimientos que ambos transpiraban por los poros al estar cerca del otro, era tan obvio para todos pero no para ellos.

- Bueno, me contó sobre tu estallido de nervios en la cocina y no dudé dos veces en venir- respondió la rubia encogiéndose de hombros e ignorando la doble intención de aquella pregunta.

- ¿Y todas esas bolsas?- preguntó la castaña sentándose en la cama y observando a su alrededor todas las bolsas amontonadas en el colchón y a los pies de la cama.

- Cortesía de tu vinculado- repuso Cami poniéndose de pie y tomando una de ellas para extendérsela- Ahora elige un par de bolsas y vamos a que te pruebes algo de ahí, tienes al menos tres horas para darte un baño y alistarte, mientras puedes contarme que hay de nuevo en tu drama emocional.

Sin duda alguna había sido la mejor acción que habían tenido con ella en mucho tiempo.




- Una serpiente, ¡esa fue mi lección del día, atrapar serpientes!- exclamó Gia sumamente indignada, había esperado mucho más de aquel fiasco de "tutor" pero él a duras penas le había dirigido la palabra, únicamente para lo necesario que en ese momento era encontrar a Lenore, y claro, cazar una pitón.

- Espera, ¿pudiste hechizar a una serpiente?- preguntó Marcel sin borrar su sonrisa, realmente le divertía la frustración de su discípula y sobre todo el hecho de que Elijah le hubiese pedido conseguir una serpiente mediante hipnotismo.

- ¡No! Lo que hice fue robarla- repuso ella con irritación y enojo- El capitán condescendiente no quiso cubrir la parte de control mental.

- ¿Tan siquiera lo intentaste?

Por un segundo ella se quedó en silencio.

- No sé cómo hacerlo, intentarlo, Marcel- respondió con la misma dureza de antes, desde que se había convertido en un vampiro, su vida parecía ir cuesta abajo. Sus emociones estaban al límite, sus sentidos, absolutamente todo y sin mencionar que aún no sabía como controlar sus habilidades- ¿Por qué Elijah?- se atrevió a cuestionar- No soy estúpida, quieres obtener algo de él y no sé porqué crees que soy el modo de conseguirlo.

- De hecho quiero algo para él y es lo mismo que quiero para ti.

- Que es ¿qué?

- Esto. Nosotros. Nuestra comunidad- respondió Marcel haciendo un gesto con las manos, su sonrisa se había borrado de su rostro por completo- ¿Sabes? Yo aprendí a las malas, no te abrirás camino en esta ciudad si un original no te cuida. Klaus está obsesionado con esos lobos, Elijah está tan envuelto en siglos de basura familiar que no lo ve pero lo necesitamos. Necesitamos que nos vea como a una familia- profirió la la vez que iba acercándose poco a poco a la morena, quien ante aquellas palabras suavizó su rígido gesto lleno de enojo y tragó en seco.

- No logré que mi propia familia cuidara de mi. ¿Cómo se supone que me lo gane?- cuestionó con algo de desánimo. Elijah a duras penas le hablaba, sabía de sobra que no estaba interesado en unirse a la comunidad, solo seguía sus propios intereses y aquello indicaba que si deseaba que él fuese su tutor debía ganárselo a pulso.

- Lo conozco hace 200 años, es neurótico, exigente y puede desquiciarte, pero tiene un talón de Aquiles ¿si?- enumeró tomándola suavemente por los hombros, en un intento por darle ánimos- No puede evitar querer arreglar lo roto- tomó con delicadeza el rostro de Gia entre sus manos y la observó dándole una media sonrisa- No tienes que ser diferente a lo que ya eres, una persona que necesita ayuda.

Gia suspiró y finalmente asintió con la cabeza. Tal vez no sería de la noche a la mañana, solo era cuestión de tiempo pero pondría todo su empeño en ganarse al original.




La noche finalmente había caído sobre Nueva Orleans y como si la ciudad supiese lo que esa noche estaba a punto de pasar, no había rastro de jazz alguno en las calles, solo se escuchaba el frío silencio en las calles, las llantas de los autos rodar por el frío pavimento y quizá uno que otro habitante del barrio que caminaba de forma presurosa hacia su casa. La ansiedad estaba en el aire esa noche, los empleados que había contratado Klaus esa mañana estaban listos para recibir a los invitados de esa noche, la cocina había sido finalmente desalojada y Elijah se encargaba de llevar un último par de copas junto a un par de fósforos para las velas al salón donde se llevaría a cabo la cena.

Su hermano permanecía apoyado en el respaldar de una de las sillas con una cara de pocos amigos.

- ¿Vestir así enserio es necesario?- cuestionó a su hermano con algo de enfado al tener que estar usando un traje. Le resultaba increíblemente incómodo tener que usar una corbata en una cena con el enemigo. 

- La apariencia es una forma de respeto Niklaus, es más probable que desista de sus verdaderas intenciones- respondió el original a la vez que colocaba las copas en la mesa y las acomodaba de forma perfecta y simétrica.

- Sin mencionar que luces muy apuesto con ese traje- agregó Samantha con suavidad a la vez que entraba al salón vestida con un vestido largo de color verde esmeralda que dejaba al descubierto sus hombros. 

Su corto cabello castaño caía en delicadas ondas hasta por encima de sus hombros, dándole un toque grácil y elegante. Las miradas de ambos hermanos se posaron inmediatamente en el oráculo, que con sus mejillas levemente sonrojadas, entraba al salón. Por un segundo Elijah sintió como su corazón se detuvo al verla tan hermosa justo frente a él, no tenía palabras para describir lo que sintió al momento de cruzar miradas con Samantha, su corazón volvió a latir pero con mayor prisa y sintió como sus nervios comenzaban a traicionarlo puesto que sintió como sus manos temblaban ligeramente. Lucía realmente hermosa en aquel vestido verde esmeralda que resaltaba el rojo de sus mejillas, no se abstuvo de recorrer su cuerpo con la mirada de arriba a abajo en aquel instante, todo iba bien hasta que su mirada se posó en el collar que adornaba su cuello, solo entonces sintió como el miedo y el enojo se adueñaba de sus sentidos. 

Usaba el collar que su madre le había enviado esa mañana. 

¿Cómo podía ser tan tonta como para usar una joya obsequiada por la bruja más peligrosa de todas?

En el momento en que ambos cruzaron nuevamente sus miradas, Samantha pudo vislumbran un brillo de furia en los ojos de Elijah momentos antes de que él le diera la espalda y se dispusiera a encender las velas restantes. 

- Podría decir lo mismo de ti querida- profirió Klaus con una sonrisa, se encontraba maravillado por el aspecto del oráculo. Realmente había hecho una muy buena elección, ese vestido le sentaba perfectamente, la reacción de su hermano lo probaba- Aunque yo no creo que ella baje la guardia solo porque me vestí como un abogado- añadió con irritación, volviendo al tema que le molestaba.

- Necesitamos cualquier ventaja Niklaus- repuso Elijah antes de encender la última vela, mientras a su espalda Samantha se preguntaba a sí misma ¿qué había sucedido con aquel destello en los ojos del original que había logrado ver al momento de entrar a la habitación?

¿A caso había algo malo en ella o solo era el recordatorio de que estaba a solo unas horas de conocer a Esther y poner su vida en riesgo?

- Siempre eres tan diplomático- comentó el híbrido rodando los ojos con fastidio- Te diré que si ella intenta algo destrozaré su nuevo cuerpo.

De repente una risa se escuchó venir del pasillo, logrando llamar la atención de los tres en el salón ante la presencia de Vincent, quien había aparecido de pronto con una mano tras la espalda.

- Ustedes dos no han cambiado- comentó el moreno con diversión ante el comportamiento de sus hermanos, avanzando hasta quedar a unos pasos del oráculo, quien desprendía una inmensa aura de poder a pesar de su aspecto angelical e increíblemente hermoso- El lino y la seda no esconden tu aversión a ti mismo- profirió el brujo en dirección al mayor de los dos hermanos antes de dirigirse al híbrido. Elijah miró a su Niklaus con el ceño fruncido debido a la confusión, esperando a que él tuviese las respuestas que estaba buscando sobre quién era aquel hombre- Y tu...a pesar de tu apariencia eres el mismo niño paranoico, lleno de odio y miedo- aquellas palabras dibujaron un gesto de pocos amigos en el rostro de Klaus. Sintiéndose satisfecho con eso, el brujo se volvió hacia la castaña a su lado con profunda fascinación al ver a la mítica criatura en persona- Debo admitir que es mucho más hermosa de lo que dicen- tomó su mano con delicadeza e hizo una breve reverencia ante Samantha- Es un gran honor y un placer para mi conocerla finalmente.

El moreno brindó un suave beso en el dorso de aquella mano delicada ante la mirada perpleja de Sam. Sabía que o había reconocido debido a la sorpresa en sus ojos cafés, que debía admitir eran muy hermosos. Ahora veía porqué su hermano estaba tan enamorado de aquella mujer tan elegante y llena de dotes y una belleza exquisita. El poder que emanaba del oráculo era sumamente fuerte y un poco agobiante que temía no poder enfrentarse a ella esa noche.

Ella tragó en seco al sentir el contacto con aquel brujo. Desde el momento en que había entrado había logrado detectar una irregularidad en su presencia, ahora que podía sentirlo con mayor claridad se daba cuenta de que estaba en lo cierto, no solo en sus suposiciones sino también en su visión.

- Perdón, al parecer no he tenido el placer- salió Elijah con la mandíbula ligeramente tensa, acercándose a aquel visitante tan inesperado al parecer. Realmente no le daba buena espina que aquel brujo se hubiese expresado ante Sam de esa manera, no era común ese tipo de adoración.

Solo pude sentirse tranquilo cuando la mano de su oráculo se vieron libres del agarre del presunto extraño.

- ¿Oye pero no me reconoces?- inquirió colocando una mano en su pecho de forma elegante a la vez que una sonrisa divertida se dibujaba en su rostro- Los lazos familiares son inquebrantables- aclaró con la mirada en el híbrido- Siempre y para siempre, claro.

Elijah lo seguía observando un tanto confundido ante la mención de una promesa que había sellado hacia mil años con sus hermanos. Una sospecha de quién podría ser amenazaba con ser revelada y temía que fuese cierto lo que sus pensamientos le gritaban, después de todo Sam se lo había dicho varios días atrás.

- Ha pasado tanto tiempo...- profirió el híbrido con una mirada amenazante hacia su hermano mayor- ...Finn- pronunció finalmente aquel nombre que traía tantos malos recuerdos a su memoria. 

La mirada del mencionado se posó en la de los tres anfitriones de aquella velada. Elijah permanecía asombrado y un tanto confundido, quien a diferencia de Klaus solo lo miraba de manera fulminante al igual que el oráculo a su lado, ella solo permanecía alerta a cualquier movimiento suyo.

Su madre había hecho bien en advertirle.

- Ya que terminaron las presentaciones- Finn extendió sus manos de forma imponente- Comencemos- declaró con una sonrisa amplia.

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- La lastimaron mucho- informó Oliver una vez que Hayley llegó al lugar donde tenían encadenada a Lenore. La arena del reloj seguía corriendo a la vez que la serpiente que ella había traído se enredaba alrededor de aquel artefacto, cuyo posicionamiento aún era desconocido para ambos.

- Hay que sacarla de aquí- declaró la castaña con firmeza antes de ir a romper las cadenas que sujetaban a la bruja adolorida en aquella cripta, ganándose la mirada incrédula del rubio a sus espaldas.

- ¿Y luego qué? Sabrán que la dejé ir- exclamó con exasperación, mientras que observaba como Hayley la liberaba de sus cadenas- Me pediste que me infiltrara en el aquelarre de Cassie, no van a descubrirme por una odiosa bruja hippie- espetó señalando a la morena adolorida en el rincón, ganándose una mala mirada de su parte- Sin ofender.

- Tal vez podríamos hacer parecer que te golpearon- sugirió Hayley de forma veloz, no tenía mucho tiempo. La cena debía de haber comenzado y sospechaba, por el reloj de arena a un lado de la mesa de tortura, que el tiempo corría no solo en contra de Lenore sino también en su contra. Debía convencer a la bruja de hacer el hechizo de inmediato mientras aún tenía la oportunidad- Dile a Cassie que a Lenore la rescató su gente.

- Déjame adivinar, ¿quieres darme una paliza para que se vea convincente?- cuestionó Oliver con ironía.

- No niego que lo disfrutaría- admitió la híbrido encogiéndose de hombros, con una pequeña sonrisa llena de diversión.

Oliver al no ver otra salida más que esa solo soltó un suspiro resignado.

- Bien, solo... no en la cara ¿si?




Con firmeza y elegancia uno de los camareros de esa noche, sirvió en cada copa y con gran elegancia el vino que Klaus había elegido para esa noche. Un vino tinto de un exquisito color escarlata que desprendía un dulce aroma a uvas que era increíblemente seductor hasta para la persona menos experimentada. Pero ni eso menguaba el enojo en el pecho del híbrido, quien no apartaba la mirada del brujo que olfateaba aquel líquido escarlata en su fina copa de cristal.

- Que aromático vino- comentó Finn con una sonrisa gustosa ante aquel seductor aroma en su nariz, debía admitir que sus hermanos tenían los gustos más finos en lo que a comida y bebida respectaba.

- Es un reto encontrar algo que combine- comentó con algo de ironía a la vez que sostenía su copa en su mano sin siquiera beber un sorbo- ¿Cuál vino va bien con la traición?

Aún no olvidaba aquel complot que él y su madre habían armado en contra de él y de todos sus hermanos. Samantha tenía aquello muy presente al escuchar aquellas palabras de parte de su vinculado, no podía emitir palabra alguna a no ser que se lo pidiesen, pero dudaba que aunque así sucediera tuviese el poder de hacerlo. El ambiente era tan tenso que podía cortarse con un cuchillo y Sam temía que de romper con aquel hilo entre ellos detonara algún comportamiento explosivo en Niklaus que luego lamentarían.

- No hagas berrinches, se supone que sea una ocasión feliz- profirió Finn con algo de jubilo, en ese momento uno de los camareros se acercó para colocar un plato frente al brujo, quien rápidamente y de forma amable a la mujer que lo atendía susurró un par de palabras que ocasionaron que la mujer asintiera con la cabeza y se retirara del salón bajo la mirada atenta de los presentes en aquella mesa.

- ¿Con exactitud qué se celebra?- inquirió Elijah tomado asiento frente a Samantha y al costado de Klaus, quien estaba situado en la cabecera de la mesa.

- Mi regreso, por supuesto- respondió Finn con algo de obviedad ante la pregunta de su hermano menor- ¿Olvidan que pasé 900 años apuñalado en un féretro? Disfruto este nuevo cuerpo- había logrado visualizar la sonrisa ladina y burlona en el rostro de Niklaus por un momento, sin embargo no le importó y dejando su copa de vino en la mesa con elegancia decidió continuar- Camino por su hermosa ciudad, que convirtieron en su hogar pero díganme ¿de qué me perdí? Entreténganme con sus contribuciones a la sociedad; ¿medicina? ¿filosofía? ¿arte?- inquirió con un toque de ironía, sabiendo que la historia de su familia solo se veía resumida a una cosa, desastre y muerte- ¿O los dos meramente dejaron un camino de destrucción en el tiempo?- sus ojos oscuros se posaron en la fina figura del oráculo a la diagonal de su lugar- Dime Samantha, debes estar hastiada de estos dos o al menos sentir una fibra de vergüenza por haberlos elegido como tus vinculados.

- La última vez que nos vimos ayudabas a madre a tratar de aniquilarnos- intervino rápidamente Klaus con firmeza, salvando a la castaña de las garras de su hermano- No ataques si eres vulnerable.

- ¿Otro invitado llegará?- cuestionó Elijah al ver como los sirvientes colocaban un par de platos más en la mesa.

- Madre se sentará ahí- indicó Finn, señalando el asiento vacío al final de la mesa- Y el asiento que está frente a mi es para alguien de nuestro clan, ¿podrás tratar de adivinar?- sugirió el brujo con un dejo de diversión hacia Klaus- Anda, piensa con paranoia.

- No creo que Kol haga caso más que a su ego- comentó con simpleza, limitando a colocar su copa en la mesa y alinear los cubiertos colocados frente a él con fingido interés. Sabía de sobra, gracias a su oráculo, que Finn no había sido el único miembro de su familia al cual su madre había regresado de la muerte.

- Aún así nuestra madre dio un argumento atractivo que incluso él, el más salvaje de nosotros, vio que cometió un error y aceptó su nueva forma con vigor- mencionó Finn con gran orgullo tatuado en cada palabra que decía, como si aquello fuese un logro. Claramente lo era, había logrado algo que ninguno de sus hermanos había podido. Samantha lo observaba de manera suspicaz, sospechaba que las cosas no eran como él las pintaba. Conocía el comportamiento de Kol gracias a los recuerdos de tres de los originales, aquel niño descarriado no pudo haber cambiado tan fácil y menos ante una proposición de la mujer que había intentado quitarle la vida una vez- El cambio, queridos hermanos, es inevitable- sentenció el brujo con una sonrisa llena de orgullo ante los presentes.

- Te atreves a enfrentarnos como mortal- espetó Klaus entre dientes con furia contenida- Lo único inevitable es tu muerte.

Con gran velocidad y fuerza el híbrido había lanzado el cuchillo en dirección a Finn, quien con un rápido movimiento logró esquivar aquel utensilio. Elijah se había puesto de pie totalmente alerta, mientras que Sam permanecía inmutable en su lugar, simplemente observando aquella escena en un intento por descifrar los secretos que guardaba aquel brujo. 

Finn soltó un suspiro y tomó en sus manos el cuchillo de plata fino clavado en el espaldar de la silla y lo observó con aburrimiento. Su hermano aveces podía ser tan predecible.

- Supongo que el honor de comenzar es para el más grande- Elijah pasó su mirada entre ambos familiares antes de brevemente observar la mirada inquisitiva de Sam sobre el moreno a su lado- Tenemos mucho que discutir.




La morena aún se acariciaba las muñecas en un intento por mitigar el dolor que le habían causado esas malditas cadenas. Su respiración era algo forzada y sentía que al menos varios de sus huesos estaban rotos, solo esperaba no morir de camino a su casa.

- Estarás bien, lo prometo- le aseguró Hayley con un tono cálido y amable a la bruja en el suelo-

- ¿Qué hace tu perro en esta pelea?- cuestionó Lenore a la vez que se ponía de pie con algo de dificultad debido al dolor que aún albergaba su cuerpo- No eres una Mikaelson.

- Si lo soy, en espíritu- repuso ella con firmeza.

- La madre lobo...- comentó la bruja con algo de perplejidad al verse cara a cara con la madre de ese pequeño bebé milagroso que había muerto gracias a las brujas de su comunidad, o eso creía ella.

- Que rescató a la bruja al parecer- añadió la castaña mirando a su alrededor. Oliver yacía inconsciente en el suelo gracias a la paliza que le había proporcionado, luego sus ojos se posaron en el reloj de arena- Oye ¿harás el hechizo o no?- inquirió un poco ansiosa ante el recordatorio del tiempo que parecía irsele de las manos.

- Después de lo que ese infeliz y su lacayo me hicieron, haré lo que me pidas Hayley.




- Estoy disfrutando mi tarde.

- Disfrutaría saber cual es el punto- repuso Klaus ante las palabras de su hermano, quien bebía a gusto de su copa de vino

- En 900 años aprendí a ser paciente- espetó en respuesta entre dientes dejando su copa de lado- Aunque me pregunto porqué me mantuvieron tanto tiempo encerrado en un féretro- inquirió hacia el híbrido con algo de frustración oculto en su voz.

Para Samantha ciertamente era un poco incómodo tener que estar ahí sentada junto a sus vinculados, en espera del resto de los invitados. No había probado bocado alguno de los platillos que habían colocado en la mesa, no tenía hambre, se le había quitado el apetito en cuanto Finn había tomado su mano. La magia que pudo sentir en el cuerpo de aquel moreno era mucho más grande que cualquiera, supuso que se debía a que el mayor de los Mikaelson ocupaba el cuerpo de un brujo de magia negra, sin embargo aquella magia no era tan fuerte como la suya. Eso era algo que lograba tranquilizarla un poco, al menos podría lidiar con él en caso de que las cosas se salieran de control.

- Te apuñalaron por ser un siempre sonriente adulador- respondió Niklaus confirmeza ante el cuestionamiento de su hermano- ¿Nuestra madre te revivió para que laves su ropa a caso?- preguntó con una media sonrisa llena de burla y gracia a la vez que apoyaba sus codos en la mesa, inclinándose ligeramente hacia adelante.

- ¡Me revivió porque me trataron injustamente! ¡Me robaron todo menos una porción de mi vida!- espetó furibundo en respuesta, el odio era muy evidente en su tono de voz- Elijah, entiendo que tal crueldad venga de él, pero a ti siempre te vi como el compasivo. Dime, ¿qué hice para merecer que me dieras la espalda?- inquirió hacia su hermano, sentado a su lado y quien permanecía con una mueca de aburrimiento que le causaba gracia tanto al híbrido como al oráculo en la mesa- ¿Tenías miedo de Niklaus? ¿Aún lo tienes? Tal vez por eso me mantuviste dentro de ese féretro- sentenció con rencor en cada palabra, siendo incapaz de entender las verdaderas razones de por qué había sido alejado y olvidado en un ataúd por tanto tiempo. Klaus y Elijah compartieron una mirada antes de que éste último fijara su atención en el brujo a su lado- Codiciaste las tareas del hermano mayor, en tal caso tuviste un milenio para arreglar los problemas de la familia ¡en lugar de crear años de fracaso!- exclamó con gran ira antes de tomar una bocanada de aire y apoyar sus codos en la mesa para pasar sus manos por su rostro, en un intento por calmar aquella frustración reverberante en su pecho. Fue entonces que esos ojos oscuros se fijaron en la castaña sentada a una distancia de él, había sentido esa mirada inquisidora desde que había llegado. Si no podía obtener una respuesta al menos quería tener una victoria- ¿Qué me dices tú, oráculo? ¿Enserio es esta tu elección de vinculados?- inquirió hacia Samantha, quien pareció no inmutarse ante sus preguntas- ¿A caso no te sientes asqueada por el pasado de estos monstruos aquí presentes? Y no lo digo por las miles de vidas que arrebataron, sabes muy bien porque lo digo- el que ella tragara en seco le dio una señal clara de que comprendía cada palabra y que sabía de qué estaba hablando, por lo que no se detuvo, a pesar de tener la mirada de sus dos hermanos sobre él, en especial la de Elijah- Te daré un buen consejo, no gastes tu tiempo con ellos, en cualquier momento encontrarán la forma de apuñalarte por la espalda en cuanto dejes de serles útil.

Sus palabras realmente habían tocado una fibra sensible en ella, sabía exactamente a lo que se refería Finn, había visto aquella habilidad que tenían ambos hermanos para manipular a la gente con el fin de conseguir lo que ellos deseaban. Aunque sabía que se había ganado el cariño de los originales a pulso, una duda se creó en su interior, como si se tratase de un mosquito zumbando en su oído. No por el hecho de serles útil, sabía que aquel lazo que la unía a la familia original iba mucho más allá de una simple alianza por beneficio y poder. El mismo Niklaus se lo había dicho esa misma tarde, ahora era esa era su familia.

Pero aún así había algo que le perturbaba, algo en lo que no se había detenido a pensar hasta ese momento, sin embargo no dejaría que aquel brujo viera como se tambaleaba por un simple pensamiento. No iba a flaquear ante el enemigo sin antes dar pelea, y justo cuando estuvo a punto de argumentar en contra de los disparates del moreno...

"Sé lo que estás pensando Sam, no es una buena idea. No le des a Finn lo que quiere", escuchó resonar en su cabeza la voz del híbrido, por lo que solo se abstuvo de soltar aquellos insultos en dirección al brujo. Posó su mirada de forma fugaz en Elijah antes de tomar su copa de vino en sus manos y darle un sorbo, había notado la mirada de advertencia en los ojos del original.

"Deja que Elijah se encargue", fue lo último que escuchó de Klaus antes de que el mencionado soltara un suspiro.

- Puede que residas, deforma parásita debo añadir, en otro cuerpo pero te aseguro que en 900 años tus tediosos sentimientos han subsistido- comentó el original con ligera burla, dejando de lado los cubiertos de plata en la mesa, los cuales habían servido de entretenimiento los últimos minutos- Verás Finn, igual que padre siempre despreciaste nuestra existencia sobre natural- el nombrado volvió su atención hacia Elijah, mientras que Samantha se mantenía atenta a la conversación al igual que Klaus. Él parecía divertirse mucho más que ella- Padre, por supuesto, asesinó y consumió la suya mientras que tú te volviste pretencioso y aburrido, como esta comida- añadió el original a la vez que se encogía de hombros ligeramente. Samantha pudo observar como el híbrido a su lado reía por lo bajo ante el comentario despectivo de su hermano mayor, quien acto seguido posó su mirada amenazante sobre Finn- No te preguntaré otra vez, ¿dónde está madre?

Desde el pasillo se escuchó un par de tacones avanzar hasta la entrada del salón, seguido de un aura extremadamente poderosa que Samantha pudo captar de inmediato.

- Ay, mi querido hijo- ante aquella voz, Finn se puso de pie rápidamente- También te extrañé- añadió Esther con una pequeña sonrisa ante sus dos hijos.

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- ¿Y qué? ¿Tardas mucho aún?- cuestionó Hayley mientras observaba con algo de curiosidad como la bruja preparaba todo lo necesario en el mostrador de su tienda.

- Si quieres que marque el espíritu de una bruja de mil años es mejor que sea con calma y lo haga bien- profirió mientras tomaba de sus manos el saco de lona que contenía la serpiente. La híbrido soltó un suspiro a la vez que miraba a su alrededor, la tienda a pesar de estar a oscuras estaba iluminada tenuemente por unas velas que le daban un aire misterioso al lugar. Tal parecía que aquello era típico de las criaturas que manejaban la magia, porque tenía que admitir que incluso Sam desprendía cierta aura misteriosa con solo su presencia- Por lo que valga lo lamento, nadie debería perder a su hijo- su mirada recayó en la bruja que la observaba con algo de pena.

- No, nadie debería- concordó la castaña bajando la mirada al suelo por un momento. Extrañaba terriblemente a Hope y aquellas palabras solo habían traído a colación lo mucho que deseaba tenerla en sus brazos.

Y mientras ella permanecía perdida en sus pensamientos, Lenore tomaba algo de salvia y con el humo que ésta desprendía dibujó figuras en el aire como método de purificación, debía hacer todo bien.

- ¿Tienes el talismán?- preguntó llamando la atención de Hayley.

- Si y una cosa más- sacó de sus bolsillos no solo el colgante que había pertenecido a Klaus durante muchos años, sino también un anillo de plata- El oráculo dice que te lo pongas para hacer el hechizo, realmente no sé cómo funciona pero... solo espero que sirva de ayuda.

Lenore lo tomó en sus manos y lo observó con algo de sombro en sus ojos. Claro que iba a servir, se trataba de una joya antigua.

- Es un anillo ancestral, es más que suficiente- aseguró la morena observando el objeto y sus pequeñas inscripciones en el interior del mismo. Era fascinante para ella. Todo el poder que desprendía tan solo un pequeño anillo, esperaba tan solo poder ser digna de usarlo. Existían los objetos oscuros, los cuales poseían una gran energía negativa, sin embargo sabía que objetos como el que tenía en sus manos, llenos de pureza y buenas energías, eran mucho más poderosos que los objetos oscuros que creaban las brujas. Ahora comprendía por qué los oráculos eran mil veces más fuertes que una bruja común.

Lenore se colocó la joya en uno de sus dedos y pudo sentir como aquel poder la invadía completamente, sin embargo no había fusión alguna con el suyo propio. Era un inmenso poder que parecía tener mente propia, sin embargo no le dañaba, solo coexistía en su interior. Supo entonces que debía comenzar a trabajar en el hechizo, por lo que tomó el talismán y lo ató al pequeño caldero negro que reposaba en el mostrador justo frente a ella.

- ¿Y cómo funciona? Marcan a Esther con el hechizo ¿y luego qué?

- La siguiente vez que cambie su cuerpo estará marcada con un símbolo distintivo en su mano, así siempre sabrás quien es- explicó mientras que encendía un par de velas y dibujaba símbolos con sal alrededor.

- Aún no sabemos porque vino. Cuando Esther te capturó ¿te dio alguna idea de por qué hace esto?- preguntó Hayley con el ceño ligeramente fruncido mientras observaba como Lenore tomaba entre sus manos a la pitón y la enredaba de forma cariñosa en su cuello.

- Es amor.

Ante aquella respuesta la híbrido no pudo contener una mueca de burla.

- ¿Qué tan duro te golpearon?

- ¿Qué más sino el amor, inspira tanto dolor y crueldad?- arrojó Lenore al aire mientras observaba como la pitón se deslizaba por su brazo. Tomó en sus manos un pequeño cuchillo- Y Esther- rápidamente abrió a la serpiente y sacó con su mano las tripas del animal, Hayley pudo notar como el anillo que le había entregado, propiedad de Samantha, brillaba con fuerza en la mano de la bruja- Su amor es muy, muy fuerte- aseguró la morena mientras exprimía las viseras en el caldero negro frente a ella.




Un par de meseros se movían alrededor de la mesa para servir la comida y rellenar las copas que estaban vacías. La mirada de Klaus, al igual que la de Elijah, permanecía clavada en el joven cuerpo que habitaba su madre, sin embargo la mirada del trajeado se intercalaba entre su madre y su hermano Finn, quien no apartaba la mirada de Samantha. Aquello no le agradaba en lo absoluto, algo tramaba y no era bueno, porque ¿qué otra razón tendría para mirarla tanto? Y ni hablar de aquel saludo tan galante y hasta un poco coqueto. No estaba celoso, por supuesto que no, solo le consternaba tanta atención a la hermosa mujer que tenía sentada justo en frente. Realmente intentaba no posar su mirada en ella para no darle pistas a su madre o a su hermano de sus sentimientos por ella, no debía demostrar debilidad. Si lo hacía, sabía que Sam se convertiría en el primer blanco de su madre para persuadirlo de hacer lo que él quisiera, sin embargo parecía no salir tal y como él esperaba.

La verdad es que sin importar que tanto evitara mirarla o que tan breve fuese el tiempo en que sus ojos se posaran en el oráculo, cuando lo hacía podía notarse una diferencia en sus ojos, muy pequeña pero evidente ante los ojos sumamente atentos de Esther y de Finn.

Por su lado, Samantha bebía algo de vino con toda naturalidad, mientras mantenía una de sus manos en su regazo, fuera de la vista de todos. Había sentido un pequeño tirón en su interior, mismo que significaba que el hechizo estaba en marcha. Con su mano en su regazo hacía leves movimientos mientras sentía la magia correr en su sistema. Lenore estaba realizando todo ritual necesario y ella debía responder o no funcionaría.

- Si me permites, no eres lo que yo esperaba Samantha- aquellas palabras llamaron la atención del oráculo. Posó su mirada en la adolescente a la cabecera de la mesa, descubriendo un brillo de fascinación en los ojos azules de Esther- He escuchado miles de historias sobre el único oráculo viviente sobre la tierra y debo decir que ninguna te hace justicia- alabó la bruja con gran cordialidad y elegancia, mientras que la criatura que decía admirar movía su mano en su regazo a la vez que intentaba ocultar el brillo tenue en sus anillos- El poder que dicen que tienes, las cosas que dicen que has hecho...

- ¿Por eso me invitó aquí esta noche?- interrumpió Samantha con una ceja alzada, por más que estuviese realizando un encantamiento no dejaba de lado la situación tan tensa- ¿Quiere mi poder y esta es solo una petición formal?- cuestionó una vez más, sintiendo la desesperación y el enojo emanar de Klaus, quien estaba sentado a su lado. Podía sentir sus emociones gracias al vínculo, y en una situación tan incómoda como ésta, aquellas emociones se magnificaban.

- Te equivocas- respondió la bruja en la cabecera de la mesa- Te invité por una razón distinta a la que crees- aseguró con una sonrisa amigable en su rostro- Además, ansiaba conocer al gran mito hecho realidad.

- ¿Por qué no dices lo que has venido a decir para que así termine esta horrible noche?- espetó Klaus con mirada impasible y llena de ira. Detestaba los juegos de su madre, no sabía por qué había vuelto, pero cualquiera que fuese su motivo no podía significar nada bueno.

- Me duele que Elijah y tú me vean con tanto desdén, incluso han hecho que Samantha dude de mi- repuso con fingido dolor en su voz, dejando la copa de vino a un lado- Desearía que vieran que todas mis acciones han sido para protegerlos.

- De verdad lo crees ¿cierto?- inquirió el híbrido original, soltó una sonrisa amarga y bajó la mirada hacia su plato. No tenía apetito alguno- Yo sabía que eras mentirosa, ahora veo que estás delirando.

- Si pudieras olvidar al odio al que te aferras y recordaras las veces que te salvé y te curé- la risa irónica de su hijo le hizo ver que no cambiaría de parecer con facilidad, por lo que volvió su mirada hacia el más noble- Elijah, ¿recuerdas el día que Niklaus retó a tu padre a un duelo? ¿Dejé que tu hermano muriera solo?- inquirió la joven posando su mirada brevemente en su hijo, comprobando que aquella sonrisa se había borrado por completo- ¿Qué te dije cuando fuiste a pedirme ayuda?

Tanto Klaus como Samantha dirigieron su mirada hacia Elijah.

- Que preferirías morir que ver a tus hijos sufriendo- respondió el original hacia su madre. Aquello logró traer de regreso aquellos recuerdos que tenía de su madre, cuando ella había hecho aquel collar de estornino para él cuando era solo un niño de 5 años. Sin embargo también nadaba en su mente el recuerdo al que su madre se refería. Recordaba haber estado clavado en el tronco de un árbol por la espada de Mikael cuando su madre, como lo que antes parecía ser un ángel, había llegado con prisa hasta el lugar para ver con horror como él se retorcía de dolor al tener la espada enterrada en su hombro. Había sido una de las tantas veces que él había tratado de demostrar su valor ante quien había creído su padre por mucho tiempo. Claro que ella lo había curado, luego de que por primera vez le había dado su merecido al hombre que lo había despreciado desde su nacimiento y había recuperado el mismo collar que Esther había hecho para él.

- El collar...no era un hechizo para protegerme- mencionó perdido en sus recuerdos. Claro que no había sido un hechizo para protegerlo, sabía lo suficiente de magia como para saber que aquel hechizo era otra cosa menos uno de protección- Eso me hizo débil.

La mirada de todos los presentes se paseaba entre el híbrido y su madre, en especial la mirada de Samantha, quien permanecía realizando el hechizo bajo la mesa aprovechando que Esther estaba distraída.

- Quería protegerte de ti mismo, si hubieras asesinado a tu padre en ese duelo o a quien fuera en tu vida hubieras activado tu maldición- profirió la bruja con dureza en su voz.

En respuesta él estampó con fuerza su puño contra la mesa, haciendo que los cubiertos y las copas se tambalearan en la mesa. Sam había dado un pequeño brinco en su lugar mientras que Elijah hacía un gesto exasperado ante aquella pequeña explosión de ira. Finn solo los miraba entretenido, sabiendo que solo era el inicio.

- Tú me arruinaste- espetó el híbrido con rabia corriendo por su sistema- Me dejaste sufrir en las manos de un padre que solo valora la fuerza.

- ¡Evité que te convirtieras en una bestia todo el tiempo que pude!- repuso su madre con fiereza y ahínco, para ella su argumento era suficiente para que su hijo pequeño no sintiera más odio hacia ella.

- ¡Tú me mentiste!- exclamó Klaus aumentando el tono y la dureza en su voz- ¡Para ocultar tus propias transgresiones por tu propio miedo!- nuevamente golpeó la mesa con furia y se levantó de golpe, logrando tumbar la silla a su espalda- ¡Y toda mi vida busqué la aprobación del hombre que creí que era mi padre! ¡Tú me convertiste en el debilucho que él odia!

Elijah se levantó con elegancia y se alejó a paso lento de la escena, en ocasiones detestaba las rabietas de su hermano y esta era una de ellas. Sin embargo no movería dedo alguno, su madre se lo merecía. Rápidamente posó su mirada en Sam, quien no apartaba su mirada de Esther. Apostaba a que sus manos apuntaban al cuerpo de su madre, quien dada su expresión parecía tener algo de culpa al escuchar los reclamos de su hermano.

- Niklaus...- profirió Samantha con suavidad intentando avisarle a su vinculado. Algo no iba bien. Sentía el alma de Esther alejarse de a poco.

-¡MIRAME!- demandó Klaus furibundo, ignorando la advertencia de oráculo y obteniendo nuevamente la atención de su madre- ¡Te encanta vociferar sobre el monstruo en el que me he convertido pero tú... madre! Eres la autora de todo lo que soy- espetó con hastío.

Esther tenía la mirada perdida y su expresión contenía cansancio al parecer, o malestar. Sus mejillas se tornaron pálidas y daba leves cabeceos como si estuviese mareada y de un momento a otro aquel cuerpo joven cayó inconsciente en los brazos de Elijah, quien había reaccionado rápido ante las señales que había visto. Su mirada fue a parar a su hermano, quien parecía sumamente sorprendido y quizá un poco culpable puesto que pensaba que aquel arrebato de ira le había causado tantas emociones a su madre que finalmente había terminado agobiándola a tal punto de causar su desmayo. Acto seguido observó al oráculo brevemente, se encontraba de pie mirando con suspicacia el cuerpo de la joven bruja inconsciente en los brazos del original.

Rápidamente ella se acercó, y sosteniendo el rostro del a bruja entre sus manos pudo comprobar que Esther ya no se encontraba habitando ese cuerpo.

- Se ha ido- declaró el oráculo hacia ambos hermanos que la observaban expectantes. Sin embargo el hechizo continuaba, por suerte había logrado hacer contacto con el espíritu de Esther antes de que abandonara el cuerpo. Elijah tensó su mandíbula, no sabía cómo o a dónde, pero su madre había abandonado aquel cuerpo y solo una persona tenía respuestas. Rápidamente se precipitó hacia Finn, quien lo detuvo con su magia, rompió su cuello y lo arrojó lejos. Sin embargo eso no detuvo a Niklaus.

- ¡¿Dónde está?!- preguntó el híbrido con firmeza sujetando al moreno por el cuello de su fina camisa de lino. En respuesta, Finn sopló suavemente entre dos de sus dedos y comenzó a hacer movimientos circulares, ejercía su magia sobre su hermano en un modo de defensa y en tan solo segundos, Klaus estaba inconsciente en el suelo.

Sin embargo, Sam no tardó en responder ante aquel ataque y alzó su mano para elevar el cuerpo del brujo con gran facilidad y estamparlo contra la pared del cuarto. Poco a poco encogió sus dedos, robándole poco a poco el aire de los pulmones a Finn. Él comenzó a toser a la vez que sentía como su corazón era oprimido. La magia de la chica era sumamente fuerte para él y por un momento creyó estar perdido, hasta que pudo ver el collar que su madre le había enviado esa misma mañana. Velozmente extendió su mano hacia ella y usando aquel colgante comenzó a asfixiarla e inmediatamente sintió como sus rodillas daban con el suelo, y a pesar de que se había liberado no se detuvo. Hacía que la cadena de plata se cerniera sobre el cuello de Samantha, quien dirigió sus manos hacia allí en un intento desesperado por detener aquel hechizo al verse sin aire de pronto, pero la cadena parecía enterrársele en la piel.

No tuvo otra salida.

Aguantando el dolor, clavó sus uñas en su propia piel y haciendo uso de un poco de sus poderes destrozó el collar alrededor de su cuello. Dio varias bocanadas de aire con sus manos apoyadas en su regazo, y cuando sus ojos buscaron a brujo responsable cayó en cuenta de que éste había desaparecido.

Pero eso no era todo.

Lenore había realizado el hechizo, su canto había finalizado, sus manos lentamente se posaron en el caldero negro y sus ojos se cerraron.

Pero más importante, la arena había dejado de correr en el reloj que habían dejado en el cementerio. Cada grano finalmente había caído, y ahora alguien más habitaba el cuerpo de aquella bruja. Pero Hayley no lo sabía, por lo que cuando vio como el cuerpo de Lenore se adormecía por unos segundos frunció el ceño sumamente confundida. No era quien para juzgar el comportamiento apasionado de las brujas a la hora de realizar un hechizo, pero el que la morena hubiese cerrado los ojos por un segundo y ahora luciera un poco desorientada le parecía muy extraño.

- ¿Te encuentras bien?- preguntó la híbrido con curiosidad.

- Si...- respondió la bruja observando a su alrededor, intentando descifrar dónde se encontraba.

- ¿Segura?

- Trato de orientarme- respondió Lenore llevando su mano hacia su barbilla. En ese momento la mirada de Hayley se posó en la marcha que llevaba la bruja en el dorso de su mano, y recordando las palabras de la bruja que anteriormente había estado con ella, se alejó como si estar cerca de aquella mujer le quemara.

- La marca- comentó sumamente sorprendida y un poco alterada- ¿Eres tu cierto?- inquirió a la bruja, quien posó sus ojos oscuros en ella ante la pregunta- Esther.

Solo una sonrisa recibió como respuesta.

¿Cómo diablos había pasado de estar a salvo a estar junto a la bruja que había ordenado asesinar a su hija?




- ¿Dónde está madre?- preguntó Klaus con severidad a la pequeña bruja sentada frente a él. Sus ojos azules lo observaban con temor y podía notar el leve temblor en su cuerpo, pero no le importaba, quería una respuesta.

- ¿Dónde me encuentro? ¿Qué está pasando?- inquirió Cassie con voz temblorosa, sus manos aferradas a los reposa brazos de la elegante silla del comedor en señal clara de miedo. El híbrido no perdió el tiempo y tomó su cuello mientras la observaba de forma amenazante.

- Déjala, es una marioneta- intervino Elijah acerándose a su hermano por la espalda y apartando su mirada de la herida sangrante del cuello de Sam, causada seguramente por el colgante que su madre le había dado esa mañana. Sabía que no era de fiar- Niklaus mírala, no tiene ninguna idea- exclamó señalando a la bruja asustadiza. Acto seguido su hermano apartó lentamente su mano del cuello de la chiquilla.

- ¿De qué están hablando? ¡¿Quiénes son?!- demandó Cassie en un grito llena de confusión.

- ¡Cierra la boca! Basta de hablar, ahora- ante la brusquedad del original la joven tragó en seco y bajó la mirada llena de miedo. En ese momento Klaus se alejó un par de pasos hasta llegar a la mesa intentando mantener la cordura sobre el enojo que reinaba en su interno- Nuestra madre está orquestando toda esta velada para torturarnos, y simplemente desaparece. ¿Por qué?- cuestionó en dirección a la bruja aterrada en la silla.

Solo entonces Samantha decidió intervenir.

- Nik es obvio que no sabe nada. Su alma no está en este cuerpo- aseguró colocando sus manos en el respaldo de la silla donde Cassie se encontraba sentada.

- ¿Entonces dónde?- inquirió Klaus impacientemente.

- Pues no me preguntes a mí, yo solo hice mi trabajo- repuso el oráculo encogiéndose de hombros. El hechizo estaba hecho, solo les restaba encontrar el cuerpo que contenía la marca que habían dejado en Esther.

- ¿Y si no somos las únicas mentes que quería envenenar hoy?

Aquella pregunta realizada por Elijah quedó en el aire sin respuesta por unos segundos, sembrando la duda en todos los presentes. Solo una persona más tenía cabida en esta guerra y no se encontraba con ellos.

- Hayley...- profirió Samantha por lo bajo.

Y no se equivocaba.

En la tienda de Lenore, la híbrido permanecía congelada a unos pasos de Esther. Quien de forma despreocupada limpiaba de sus manos con una toalla la sangre de la pitón que momentos atrás, la bruja Lenore había destripado para hacer aquella marca en su mano. El sonido de su celular irrumpió en aquel tenso silencio entre ambas, logrando detener por un segundo su corazón. No sabía si contestar o no, temía que Esther decidiera atacarla ante cualquier movimiento.

- Adelante, contéstalo.

Con aquellas palabras en la mente, pronunciadas por la misma bruja, dirigió sus manos velozmente hacia su bolsillo y contestó la llamada sin siquiera fijarse en quien era el dueño de aquella llamada. Tenía una idea de quién era.

- ¿Elijah? Estoy en la tienda de Lenore- y justo antes de que pudiera decir algo más, la morena movió su mano con gracia hacia ella e inmediatamente su teléfono se apagó.

- Eso es suficiente.

- Van a venir por mí- sentenció la castaña totalmente tensa, no solo por el enojo. Tenía miedo de que aquella mujer, quien tenía el poder para hacer con ella lo que se le antojara y además tenía ventaja, se atreviera a ver en su mente su secreto más preciado.

- Mi querida, esa es en realidad la idea- profirió Esther con un tono maternal y una sonrisa hacia ella.

Definitivamente estaba en peligro.

Y de eso no le quedaba duda a los Mikaelson y a su oráculo, quienes caminaban a paso apresurado hacia la salida de la casa.

- ¿Por qué querría a Hayley?- cuestionó Elijah mientras abotonaba su saco de forma nerviosa.

Y no era el único.

- Para asesinarla, para castigarnos, para saber sobre la niña, por cualquier número de razones, las cuales ya no valdrán cuando la mande gritando de regreso al infierno- espetó Klaus de manera furiosa mientras atravesaban el umbral de la casa.

- Debemos apresurarnos- profirió Samantha con firmeza mientras que caminaba a paso firme con sus manos sosteniendo la falda de su vestido- Tiene mi anillo.

Tres palabras.

Solo tres palabras habían detenido el corazón de Elijah y habían llenado de terror su corazón.

Si su madre tenía en su poder el anillo ancestral de Sam significaba que tendría acceso a ella.

- Esa es otra razón por la cual pondré su cabeza en una pica en la entrada de la casa cuando acabe con ella- espetó Klaus sintiendo la misma angustia y el miedo correr por su sistema.

No podía permitir que su madre se hiciera con el poder de ese anillo, significaba dejar a Sam más que expuesta a la magia de su manipuladora madre. No dejaría que su oráculo se viese en peligro de nuevo, antes muerto que perderla.




- Es un placer al fin conocerte- profirió Esther con amabilidad en un tono maternal, intentaba ser amable, después de todo no tenía nada en contra de Hayley, quien permanecía totalmente callada y sumamente tensa- Dime, ¿mis hijos reconocieron lo bueno que llevas a sus vidas? Después de todo tú les diste esperanza. La promesa de un hijo nos enseña las posibilidades de un futuro que podría ser- una sonrisa llena de promesas y gentileza se asomó por la expresión de la morena. Entendía el por qué de esa actitud hostil proveniente de la híbrido, después de todo había perdido a su hija- Los hijos se supone que nos salvan de lo peor de nosotros, una verdad que hace mis circunstancias más trágicas ¿no lo crees?

- No te compadezco, Esther.

Aquellas palabras le hicieron saber que tenía conocimiento de su pasado. Lo más probable era que sus hijos le hubiesen contado su historia, tal vez por eso ella se mostraba tan arisca.

- Es algo terrible para una madre, fallarle a sus hijos, como bien sabrás- comentó con pena al recordarle la muerte de su nieta, mientras observaba de manera nostálgica el colgante que alguna vez le había regalado a su hijo favorito, quien ahora la repudiaba. Hayley tragó en seco y por un momento desvió su mirada, conteniendo en su interior de que aquella mujer pudiera ver en sus ojos la verdad- Pero ahora te ofrezco libertad, ser una nueva persona. Libertad de ser una híbrido- el que ella frunciera levemente el entrecejo le garantizó que estaba siendo escuchada, por lo que decidió continuar- Tengo la habilidad de regresarte todo lo que perdiste Hayley, una familia propia como deseas- aseguró con firmeza y convicción en cada palabra que decía- Más hijos, tuyos. ¿No te gustaría?

Hayley sabía que no debería escuchar las palabras de aquel monstruo que meses atrás había ordenado asesinar a su bebé, y de no ser por Samantha habría muerto en manos de las brujas, pero ya tenía una noción del poder que Esther poseía y ante la mención de tener más hijos, de tener una familia, no pudo evitar pensar en que aquella oferta de pronto podría ser una oportunidad para ella.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la cortina de cuentas, seguido de los pasos de Klaus.

- Asumo que tengo la desgracia de hablar con mi madre- espetó con repugnancia el original entrando con pie firme al local, pero antes de que pudiese acercarse más, Esther tomó un puñado de ceniza y lo arrojó frente a él creando una barrera. Klaus sonrió con amargura- Y tiene la cobardía de esconderse tras unos hechizos, mismos que solo una persona puede romper.

Acto seguido Samantha entró detrás de su vinculado, y justo cuando alzaba sus manos para disponerse a acabar con aquella barrera, Esther se atrevió a hablar.

- No estoy aquí para declararte la guerra- rápidamente tomó otro puñado de ceniza y lo arrojó a su derecha, impidiéndole esta vez el paso a Elijah.

- Todo lo que haces es un acto de guerra- espetó el original con la respiración agitada debido al temor que sentía. Su mirada se posó rápidamente en la mano de su madre y de inmediato localizó el anillo ancestral de Samantha en uno de sus dedos. Acto seguido fijó sus ojos en Hayley- Si la tocas...

- Hayley es libre de irse- interrumpió Esther con firmeza ante su hijo- Ya hice las paces, sabe porqué vine.

- Vete, ahora- ordenó Samantha con dureza hacia la mencionada, quien solo asintió con la cabeza y salió de la tienda en silencio con las palabras de aquella bruja grabadas en su cerebro como una promesa. Sam volvió su mirada hacia la matriarca con una ceja alzada, si no decía algo pronto no dudaría en arrancarle el corazón- ¿Ah sí? ¿Y qué es eso que te trajo de regreso?- demandó con brusquedad.

No olvidaba que Finn, posiblemente bajo las órdenes de ella, la había asfixiado con ese colgante, el ardor en su cuello y la sangre seca en su pecho se lo recordaba.

- Para cada uno tengo una propuesta, sobre todo para ti Samantha, pero la mayor de mis razones es...- se detuvo por un momento para posar su mirada en su hijo mayor- Quiero sanar a nuestra familia.

- Ah es un gran sentimiento viniendo de ti- comentó Klaus con ironía, en ese momento Elijah se acercó a ellos.

Uno de los bombillos de aquella tienda explotó en pedazos, pero ni eso logró causar alguna reacción en el oráculo que miraba de forma suspicaz a la madre de sus vinculados.

- ¿De qué se trata?- no se abstuvo de preguntar, logrando sorprender a ambos hermanos.

- Sam no...- profirió el original en un tono de advertencia, conteniendo el impulso de tomarla del brazo y ocultarla de la mirada triunfal de su madre.

- Quiero saber qué se trae entre manos- respondió ella a las palabras de Elijah y acto seguido se volvió hacia la bruja- ¿Por qué invitarme a la cena? Dijiste que tus motivos eras distintos a los que yo creía- resaltó con dureza, conocía a Esther, sabía que no debía dejarse llevar por sus palabras. Sin embargo necesitaba respuestas y aquella sed aparentemente insaciable pudo más que su juicio. Ya no se quedaría callada- Quiero saberlo- sentenció alzando ligeramente su barbilla luciendo imponente a pesar de estar en desventaja.

Claramente aquella mujer ocultaba algo y no se iría de aquí sin saberlo.

Esther sonrió y asintió brevemente de manera triunfal.

- Durante toda mi existencia siempre me interesaron los de tu clase- inició ella apoyando sus manos en el mostrador e inclinándose ligeramente sobre él- Los oráculos eran criaturas formidables, con poderes más allá de la comprensión humana. Desde que escuché aquella profecía que anunciaba tu llegada a este mundo supe que había una razón por la que eras la elegida y sé que siempre te hiciste esa pregunta Samantha- la mencionada frunció ligeramente el ceño ante la impresión que sentía al escuchar aquellas palabras- Se la razón del por qué tus ancestros te eligieron para compensar un error que nunca debió suceder- aseguró Esther con gran convicción.

- ¿Lo sabes?

Ante aquella pregunta otro foco explotó, pero eso no desvió la atención de Sam de Esther. Desde que había llegado a esa dimensión se había hecho esa pregunta, misma que nunca había obtenido una respuesta. Sabía de la obsesión que la bruja tenía con su raza y no le resultaba tan extraño que conociera ciertos secretos que ella aún no descubría, pero no se esperaba que tuviera el conocimiento de esa pregunta en específico.

- Tengo la respuesta a esa pregunta y muchas más- reafirmó Esther con una sonrisa cálida ante la pequeña niña, sola y perdida, que podía ver a través de la mirada del oráculo.

Elijah no podía seguir escuchando, mucho menos su hermano. Tampoco soportaban ver el aparente interés en la expresión de Samantha por las palabras que soltaba su progenitora.

- Eso no será suficiente para que logres convencerla- espetó Niklaus a la vez que su hermano tomaba a la castaña de la cintura y la colocaba detrás de él para apartarla de la mirada hambrienta de la bruja.

- Lo sé, por eso hay más- respondió Esther con simpleza, sin eliminar el triunfo de su expresión- Existe un hechizo que mi hijo te dio hace tiempo atrás para que pudieses regresar a tu dimensión, no solo poseo ese hechizo- la matriarca sonrió al ver como los ojos del oráculo se asomaban por la espalda de su hijo mayor, quien ante aquellas palabras había tensado su cuerpo- Tengo el hechizo que te devolverá aquello que jamás debiste perder Samantha. A tu familia. Tu madre, tu padre.

En ese momento Klaus observó a Sam y lo que pudo ver le rompió el corazón.

Los ojos de la castaña se habían llenado de lágrimas, sus manos se habían convertido en puños a sus costados y a juzgar por la tensión en sus hombros sabía que su madre había logrado dar con su punto débil.

- Mientes- espetó ella, rehusándose a creer en las palabras de Esther por mucho tiempo más. No quería escucharlo, no deseaba volver atrás aunque tiempo atrás su corazón había anhelado escuchar eso. De pronto sentía que el suelo bajo sus pies se hundía, no sabía si era magia o se trataba de su cabeza, tantas emociones la abrumaban.

- Te aseguro que no- repuso la morena con determinación- Los oráculos pueden traer a seres amados de la muerte, tú misma haz realizado los encantamientos. Sabes que tienes el poder, solo necesitas las palabras correctas.

Y guardaba mucha razón en sus palabras.

Tenía el poder, solo tenía que usarlo.

- Es suficiente, no seguirás utilizando tus sucios trucos para lavarle el cerebro a Sam. Ella no aceptará tu ridícula propuesta- espetó esta vez Klaus con enojo. Había visto y escuchado suficiente de esa mujer por esta noche, ahora acabaría con ella.

- Por como lo veo, tu oráculo no cree que sea ridícula- repuso la bruja en respuesta con una sonrisa triunfal a sabiendas que había logrado dar en el punto débil de aquella chica.

- Es suficiente- intervino Elijah esta vez con firmeza, tensando cada músculo de su cuerpo. Había tenido suficiente de su madre- No dejaré que le hagas daño, tal y como lo hiciste con nuestra familia.

- Mi intención nunca fue herir, solo sanar, como ya sané a sus hermanos Finn y Kol- añadió Esther con ahínco en sus intenciones, necesitaba que sus hijos vieran sus motivos ahora, porque luego no tendría piedad- Por ustedes, desharé todo lo que se ha hecho así dándoles una vida nueva- otro foco del techo explotó, logrando desviar la mirada de ambos hermanos por un segundo, pero no la de Sam. Ella permanecía observando a aquella bruja con tanta ira que lograba asustar a cualquiera- A una sin la maldición de vampiro que le infligí- la mujer movió su mano sobre el caldero frente a ella y la tierra comenzó a sacudirse- Pídele a Hayley que comparta contigo mi amable propuesta.

- Eres muy tonta si crees que aceptaré tu oferta- espetó Klaus entre dientes.

- Te equivocas Niklaus- profirió su madre de forma elegante seguido de una sonrisa- Llegará un momento, mi querido- extendió ambas manos hacia arriba bajo la mirada suspicaz de los tres- En que me lo rogarás.

Acto seguido, miles de estorninos irrumpieron dentro del local, rompiendo las ventanas en miles de pedazos que salieron volando justo hacia ellos. Rápidamente Samantha salió de su escondite y alzó su mano hacia el frente para detener las aves y los cristales en el aire. Con un chasquido logró sacar su anillo de las manos de la bruja para segundos después descubrir que ésta había desaparecido. Dentro del lugar solo quedaron los cristales y las aves que cayeron muertas en el suelo una vez Sam bajó su mano.

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- Claro que usó esas aves para escapar- espetó rabioso el híbrido mientras caminaba de lado a lado en un intento por mitigar su nerviosismo y su frustración. Su madre seguía libre al igual que sus hermanos Finn y Kol, de los cuales solo uno conocía su nuevo aspecto. El estar a ciegas realmente lo hacía sentir atrapado, y aunque dentro de él comenzaba a surgir la idea de usar las habilidades de Sam lograba contenerse y borrar aquella idea de inmediato al ver a la castaña sentada en una de las sillas a un lado del patio, lo suficientemente lejos de ellos, y con la mirada perdida en el anillo ancestral que sostenían sus manos.

Había sido un día duro para todos y lo sabía al ver la carencia de emociones en el rostro el oráculo.

- Además de su oferta de renacer ¿qué otra cosa dijo?- preguntó Elijah hacia Hayley.

- No lo sé, divagó mucho- respondió ella hacia el original. Habían llegado junto a Sam hacía varios minutos e inmediatamente había sido bombardeada con preguntas sobre Esther por ambos hermanos- Los culpa por lo que le pasó a Hope, a mi...

Un silencio se instaló en el patio. Elijah observó a su hermano y luego a la híbrido frente a él.

- Confío en que no estarás considerando su oferta- pero Klaus no recibió respuesta. Solo una mirada llena de culpabilidad y vergüenza de parte de la madre de su hija. Aquello solo lo llenó de indignación- ¡Hayley! Estoy hablándote- demandó con algo de brusquedad ante su frustración y enojo.

- ¿Qué quieres que diga Klaus? Perdí a mi hija ¿sí?- espetó ella en respuesta colocándose de pie ante el rubio un tanto agresivo- Cuando tu madre me ofreció empezar de nuevo, disculpa, sí lo pensé- su mirada se posó brevemente en el oráculo pensativo, sentada a unos metros de ellos- Y estoy segura de que no soy la única.

"Espero que eso no sea cierto Sam" logró escuchar ella en su cabeza. Sabía que se trataba de Klaus y sabía exactamente por qué lo decía, por más que su cabeza estuviese hundida de recuerdos y dudas estaba escuchando atentamente la conversación que ellos sostenían, solo que en ese momento ella necesitaba un respiro.

¿En qué momento las cosas habían cambiado tanto?

¿Desde cuándo su familia se había convertido en una ficha en el tablero de aquel juego que se había visto forzada a jugar desde el momento en que llegó a esa dimensión?

Pero más importante aún. ¿Qué le hacía creer a Esther o a cualquier otro enemigo que podían mover aquella ficha a su antojo?

Tenía demasiado en qué pensar, sus emociones estaba más que revueltas ante semejante oferta hecha por Esther, quien en este momento era su enemiga debido a su acciones sin importar que ella misma había aclarado que no había vuelto con el fin de declararle la guerra a ella. Parecía no tener nada en su contra y a juzgar por ese tono de voz lleno de seguridad y convicción, y por más loco que fuese, se atrevía a pensar que Esther decía la verdad.

-Por cierto, gracias por ayudarme Elijah, lamento que tuviera que estar en peligro para que me volvieras a hablar- aquel comentario lleno de ironía proveniente de Hayley la sacó por un momento de sus pensamientos. Con un suspiro se alejó de ellos y fue directo a su habitación.

- Que se vaya, te necesito conmigo- intervino Klaus al ver la actitud tosca de la híbrido, pasando por alto la mirada llena de culpa y frustración de su hermano que observaba el pasillo por el que aquella castaña había salido- Nuestra madre Elijah, la mujer que nos trajo al mundo, nos hizo lo que somos, todo el tiempo ella me mintió- se quejó con impotencia, durante muchos años había creído que aquella debilidad había sido debido a su parte de lobo. Ahora, y luego de muchos años descubría que esa debilidad había sido infligida por su propia madre- Me hizo débil- profirió con la mirada baja.

- Jamás lo has sido Niklaus- repuso Elijah sin atreverse a mirarlo, intentando contener el enojo en su interior. Porque si, estaba enojado y no solo con él, también consigo mismo por permitir que todo aquello estuviese pasando. Gracias a las palabras de su madre todo en lo que había estado trabajando parecía comenzar a desmoronarse y lo peor de todo era que no podía hacer nada. Hayley se alejaba cada vez más y aquella tosquedad con la que había comenzado a tratarlo solo aumentaban ese sentimiento de culpa, sin importar que ella se encontrase en perfectas condiciones mentales, no estaba satisfecho. Esa noche todo había salido mal, Sam había salido herida y no solo físicamente. La propuesta que su madre le sugirió al oráculo resultaba muy tentadora, conocía a Samantha lo suficiente como para saber que el motivo de que estuviese sentada tan lejos de ellos se debía a que aún estaba pensando en las palabras dichas por Esther en aquel local. Nuevamente se enfrentaba al temor de perder al oráculo, tal y como sucedió meses atrás debido a que su hermano le había proporcionado aquel hechizo a Sam, cuyo aroma suave de su sangre aún flotaba en el aire y aumentaba su ira interna junto con su inquietud. Ese tipo de angustia en su pecho, ese sentimiento de sofocación ante la idea de perder a la mujer que amaba, no lo padecía su hermano, nunca lo había visto hacerlo y ahora veía con claridad como los reproches de su hermana tomaban sentido.

Siempre dejaba de lado su felicidad por su hermano.

- Tu eres y siempre has sido el más fuerte de todos- aseguró con una pizca de celos en su voz, envidiaba aquella capacidad que poseía su hermano para deshacerse tan fácilmente de los sentimientos- En mil años jamás he visto a nadie tener éxito en enfrentarte, ni siquiera nuestro retorcido padre- porque sin importar cuantos años hubiesen pasado y cuanto se le fue arrebatado en el pasado, siempre había visto en él aquella fortaleza que ni él mismo era capaz de tener en esta ocasión- A ninguno de los miles dedicados a tu destrucción- añadió antes de volverse hacia Niklaus- Protegerás nuestro hogar, incluso si el adversario se trata de nuestra madre, porque eso hermano, es lo que haces- sentenció con dureza hacia el híbrido, recordándole con enojo su propósito. Aunque esas palabras también ocultaban un reproche hacia sí mismo.

Porque a pesar de que él tuviese esa sensación de derrota en ese momento, aunque su corazón se apretase en su pecho ante la idea de perder la guerra que ahora libraba contra su madre y contra su padre, debía mantenerse en pie, debía seguir peleando por la misma causa. Aunque sintiera aversión por las acciones y las quejas de su hermano, quien debía dejar de quejarse por algo que sabía de sobra no era cierto, debía mantenerse en pie por el bien de su familia.

Klaus en respuesta posó su mano en el hombro de su hermano mayor.

- Tu siempre eres el sabio consejero, hermano- dijo suavizando su expresión al notar la ira resplandecer en los ojos del original- El resto de la familia debería aprender de ti.

Y con aquellas palabras se alejó de su lado, dejándolo atónito por unos segundos hasta que escuchó como Sam se ponía en pie y soltando un suspiro se encaminaba a la salida.

- ¿A dónde vas?- preguntó con un poco de brusquedad logrando que ella detuviera su andar, aún tenía cosas que hablar con ella, sin mencionar que no podía dejar que se fuera con aquella herida alrededor de su cuello.

- Me voy a casa, no tengo nada más que hacer aquí- respondió Samantha colocándose el anillo de regreso a su dedo sin atreverse a mirar al original.

- Espera- escuchó su voz seguida de pasos, alzó la mirada una vez lo tuvo frente a ella para ver como él mordía la palma de su mano y le ofrecía de su sangre para curar su herida- Bebe- ordenó con dureza.

Quizá parte de su desgracia se debía a que recordaba cada maldita cosa que había tenido lugar desde el momento en que cruzó a esta dimensión. Para la mayoría de los mortales era natural olvidar ciertos detalles o sucesos, incluso cosas, solía pasarle antes de convertirse en un oráculo mágico y gracias a eso creía fervientemente que la mejoría en su memoria a corto y largo plazo se debía a su poder. Recordaba cada maldita cosa que había sucedido en cada maldito día desde que había despertado desorientada en una carretera cerca de Nueva Orleans, incluyendo el motivo de aquella pequeña "disputa" entre ella y Elijah, incluyendo su forma de tratarla lo últimos días al igual que las pequeñas peleas que habían tenido a lo largo del día debido a esa maldita cena.

Estaba furiosa, ofendida, indignada y al borde de un colapso emocional debido a tantos sucesos en el día.

- No gracias, prefiero disponer del tiempo de sanación común de la gente mortal como yo- espetó con altanería antes de emprender nuevamente su camino hacia la salida, sin embargo fue detenida por la mano de Elijah sujetando su brazo.

- Por favor, solo... bébela- pidió el trajeado sin soltar su agarre- No seas imprudente- profirió con reproche.

Muy bien, ahora si estaba indignada.

- ¿Que no sea imprudente?- inquirió Sam al mismo tiempo que apartaba su mano del agarre del original con brusquedad- ¿Te das cuenta que lo que hago, lo hago por el bienestar de tu familia?

- Sabes bien que podemos lidiar con estos problemas nosotros solos, lo hemos hecho antes y lo haremos bien esta vez, no te necesitamos Sam- aquellas crudas palabras hicieron que una punzada de dolor invadiera su pecho, más aún debido al tono que había sido usado para dirigirse a ella, sin mencionar la furia plasmada en su mirada- Lo que hiciste esta noche fue el acto más descuidado que has hecho desde que te conozco- declaró Elijah con firmeza, sin siquiera detenerse a pensar en que sus palabras le hacían daño, solo se dejaba llevar por sus emociones aumentadas- Te pusiste en riesgo ante dos brujos de magia negra. ¡Magia negra, Sam! ¡Esa es una de tus debilidades!

- ¡Me he enfrentado antes a la magia negra y he salido con vida!- exclamó el oráculo con fuerza, no demostraría señales de debilidad en aquella pelea- Sé cómo cuidarme sola Elijah.

- Lo que pasó esta noche es una clara prueba de que no- sentenció el original tensando su mandíbula.

- Tomé todas las precauciones para no salir herida.

- No fueron suficientes- dijo con simpleza, ignorando como Samantha tensaba sus hombros y sus puños ante el enojo que sentía correr por su sistema, y él no se quedaba atrás- No debiste haber ido a la cena en primer lugar. De hecho no debiste aparecer en nuestras vidas para empezar, evidentemente fue un error haber permitido que todo esto pasara.

Quizá el ser un vampiro y que gracias a eso sus emociones fuesen más intensas hacían que perdiera en ciertas ocasiones el control de éstas, justo como ahora, que había dejado que la ira y la impotencia se apoderaras de él, dejando salir quizá las palabras más hirientes que había dicho jamás. Lo sabía debido a la expresión en el rostro de Sam, pero ni eso era una excusa válida puesto que había aprendido a controlar todas y cada una de sus emociones, siendo en ocasiones el neurótico y desalmado controlador que muchos temían.

Pero al ver la expresión dolida de Samantha le dejó en claro que una vez más, lo había arruinado.

- Vaya... eso deja muy en claro mi lugar en esta familia- dijo ella con firmeza a la vez que eliminaba toda emoción de su rostro. Desvió la mirada con el fin de que él no notara lo mucho que esas palabras le habían dolido- Quizá debí tomar la oportunidad de volver a mi dimensión cuando la tuve- añadió con voz lúgubre.

Elijah solo permaneció allí de pie, pensando en esa posibilidad. Si ella hubiese vuelto a su dimensión quizá las cosas habrían sido my diferentes. Estaría a salvo, pero él se hubiese quedado con el corazón hecho pedazos.

Había sido un acto muy egoísta de su parte haberle rogado que se quedara.

- Si, tal vez.

Tomó aire, porque eso era lo único que en ese momento parecía mitigar un poco el dolor de su pecho. Asintió con la cabeza, negándose a verlo.

¿En qué momento su relación con Elijah había caído tan bajo hasta el punto de herirse mutuamente?

- Bien, como ordene señor Mikaelson- declaró con firmeza volviéndose hacia la puerta- Me mantendré alejada de su familia.

Sus tacones resonaron en todo el lugar con rapidez hasta que finalmente ella desapareció de su vista tras azotar la puerta de la enorme casa. Se abstuvo de seguirla, el arreglar las cosas solo le traería más problemas de autocontrol. Pero la amaba. Tanto que dolía tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. En un momento de claridad y de angustia al caer en cuenta del peso en sus palabras corrió hacia afuera, esperando encontrarla, pero solo se topó con la calle oscura y solitaria seguido de un frío viento que sopló contra su cara.

Todo había salido condenadamente mal y no sabía si tendría arreglo esta vez.




No eran muchos los bares en los que tocaban buena música, esto no era el barrio así que debía conformarse con lo que había. Esta noche, para variar, había ido a un club donde un hombre había anunciado que tocaría algo de música country. Casualmente lo conocía pero solo de vista y sabía que era muy bueno en lo que hacía, por ende estaba sentada en la barra escuchando con atención, y algo de frustración, como sus dedos rasgaban las cuerdas de la guitarra con soltura y maestría, al igual que escuchaba como su voz rebotaba en todo el lugar e inundaba sus oídos.

Extrañaba la música, en especial la que podía tocar con su violín. Ahora que era un vampiro no sabía por qué no había vuelto a tocar, le resultaba difícil e inexplicable.

En ese momento Elijah Mikaelson apareció en el bar y se colocó justo frente a ella en la barra, obstaculizando su vista al escenario.

- Bourbon, solo- pidió con elegancia, misma que hasta cierto punto le causó repugnancia.

- ¿Qué?- espetó con molestia al verlo por segunda vez ese día- ¿Quieres otra pitón?

- Nunca se tienen suficientes- comentó con una media sonrisa, en sus ojos estaba inmerso un ligero destello de culpabilidad que a penas y pudo captar cuando el castaño desvió su atención al barman que le entregaba su trago- Gracias. ¿Tocarás hoy?

Gia soltó un bufido lleno de amargura.

- No lo creo- respondió volviendo su mirada al escenario, a pesar de que la música era un poco alegre no lograba animarla o disipar su frustración.

- Que pena, eres buena- alagó el original con una media sonrisa. Por un momento, mientras que él pagaba por su bebida pudo notar algo de nostalgia en su mirada.

O Elijah Mikaelson era un hombre con expresiones fáciles de interpretar o estaba dejando ver una faceta más cálida a propósito. Porque ¿por qué preguntaría entonces si tocaría? ¿A qué se debía aquel cambio en su actitud hacia ella? ¿Se refería al violín?

Marcel creía en que él podía ayudarla, creía en que ella sería el puente perfecto que lograría que Elijah se involucrara mucho más con los de su clan. Gia solo suspiró siguió el consejo de su creador.

- Desde que me convertí yo... no he podido tocar- expuso con frustración y desánimo mientras que la música country rebotaba en sus oídos- No sé cuál es la razón.

Elijah se acercó un poco más a la morena.

- Es diferente con nosotros- profirió por lo bajo, procurando no ser escuchado por los curiosos- Cadencia, ritmo, armonía- enumeró posando su vista en el chico que no dejaba de tocar la guitarra antes de volver su mirada hacia ella- Nuestras experiencias sensoriales están alteradas. Nos movemos más rápido, oímos con más agudez, los silencios son más largos y más profundos- Gia se vio a si misma experimentando cada una de esas sensaciones mencionadas por el original. Escuchaba los murmullos de las personas a su alrededor con gran claridad, el silencio que había entre cada palabra o estrofa cantada era increíblemente denso y los acordes rebotaban con gran fuerza en su oído. Posó su mirada en Elijah, era increíble como describía con gran precisión cada cosa- Los sonidos son diferentes a nuestros oídos. Luego está la emoción, en un vampiro se intensifica- explicó el trajeado con minuciosidad, Gia en cambio, no despegaba la mirada de él hasta que una sonrisa amigable y un poco alegre se dibujó en su rostro- A veces es difícil de expresar.

Llevó su vaso de bourbon a sus labios para saborear aquel líquido que relajaba y alejaba cada tensión de su cuerpo por un momento, olvidándose de los problemas que acarreaba y de los pesares que cargaba luego de haber peleado con cierta criatura fantástica horas atrás. Debía admitir que había ido hasta ese bar con el único objetivo de empezar a arreglar las cosas, y pensó que podía empezar con lo más simple, como ayudar al nuevo discípulo de Marcel.

No perdía nada con intentar.

- Si, es eso- profirió Gia con la voz un poco temblorosa debido a la impresión- Eso, exacto- reafirmó de forma redundante.

Era increíble y debía admitir que el sentimiento que había expresado en su mirada al hablar era embriagante. Era apasionado, eso podía notarlo, y aunque al principio, debido a su tosca actitud hacia ella, había decidido que Elijah Mikaelson era un verdadero dolor en el trasero, ahora opinaba diferente.

- Tu música, la dicha que sentías al tocarla, se aprende de nuevo- mencionó dejando el vaso vacío en la barra- Te ayudaré.

- ¿Por qué?- cuestionó la morena con una pequeña sonrisa.

- Porque si hubieran hecho lo mismo por mis hermanos y por mí, estoy seguro que las cosas hubieran sido diferentes.

Eso era todo lo que necesitaba. Ahí estaba el noble Elijah del que tanto le habían hablado, demostrando que una vez más cedía ante la oportunidad de arreglar a una persona que se encontraba rota por dentro. El camino de regreso a casa fue un poco más corto que cuando salió de ahí, dispuesta a avivar su ánimo con algo de música, no había dejado de sonreír hasta que puso un pie dentro de la propiedad de su líder, fue cuando vio como varios de sus compañeros se alimentaban sin pudor alguno.

Aún no lograba acostumbrarse a su nueva naturaleza, por lo que las muecas de asco eran algo frecuentes en ella.

- ¿Dónde estabas?- preguntó Marcel con una sonrisa al verla de pie frente a él.

- Vi a Elijah- respondió con una pequeña sonrisa-Tienes razón, encontró algo que quiere arreglar- se encogió de hombros ligeramente y soltó un suspiro con satisfacción- Él me ayudará- añadió tomando asiento a su lado.

- Nos ayudará a todos- profirió el moreno paseando su vista en los vampiros que había creado. Sabía que sería así, que tarde o temprano él cedería, solo debía darle un empujón.

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- Debiste saber que jamás se rendirían sin pelear- espetó Finn con desespero hacia su madre. Había tenido la sensación de que aquella noche no habían logrado nada.

- Esta noche no fue un ultimátum, fue una invitación- repuso Esther con serenidad mientras que tomaba un poco de pan y alimentaba a un par de estorninos que mantenía en una jaula- Quería hacerlos pensar, después de todo solo quienes saben que están perdidos quieren que los salven.

- Ellos son rebeldes y se han vuelto muy fuertes, sin mencionar que tienen consigo a una criatura sumamente poderosa- profirió el moreno preocupado ante la situación, había tenido una probada del poder del oráculo sobre él y dudaba que pudiese resistir un segundo ataque- ¿Cómo les dirás que están equivocados?

Esther sonrió con malicia.

- Sistemáticamente destruiré lo que aman- respondió con soberbia mientras que tomaba un par de fósforos y encendía varias velas- Ya le quité los lobos a Niklaus y los hice míos, ahora me enfocaré en su hijo pródigo, Marcel y su nido de vampiros cruzando el río- la bruja soltó una pequeña risa en burla a lo que su hijo había creado- Ya limpiamos el barrio de su clase, tal vez hay que atender a los marginados de nuestro bello hogar- dijo en un tono sugerente que calmó la preocupación de su hijo Finn- Tomaremos su orgullo, su dicha, su amor, lo arruinaremos todo- aseguró con determinación acercándose hasta el moreno- Cuando estén en su punto más bajo, en su peor desesperación, no tendrán opción más que rogarme que los libere de su dolor. Y porque los amo, lo haré- añadió con una sonrisa llena de satisfacción ante su plan bien elaborado. Tarde o temprano todos caerían uno por uno, de eso estaba segura.

- ¿Y qué hay del oráculo?- cuestionó Finn con inquietud, después de todo ella era un caso diferente al de sus hermanos.

- Samantha Mitchell es solo un peón más en nuestro tablero- respondió la morena mientras se encaminaba hacia una de las mesas, donde la jaula de estorninos descansaba- No podemos deshacernos de ella de la manera fácil ya que se ha ganado el amor de Niklaus, Rebekah y sobre todo el de Elijah. Así que usaremos eso a nuestro favor para lograr nuestro propósito- abrió con suavidad la puertecilla de la jaula e introdujo su mano para que una de las aves se posara en ella- Ya logré introducir una pequeña duda en su cabeza, aunque no lo diga en voz alta está desesperada por respuestas sobre su origen y claramente se las daré.

- ¿Lo harás?- cuestionó algo incrédulo mientras que observaba a su madre acariciar el ave con dulzura.

- Si ella está dispuesta a pagar el precio, claro está.

- ¿Y crees que accederá tan fácil?- volvió a inquirir con insistencia. Realmente era una criatura de temer por lo que había oído, no solo de su madre, sino también de la comunidad. No deseaba arriesgarse pero sabía que para llegar a aquella meta debían hacer sacrificios.

O en este caso, tener un plan muy bien elaborado.

- Confío en que se oponga a la primera pero eventualmente no tendrá opción, por lo que se unirá a nosotros- profirió con gran seguridad y serenidad mientras dejaba al ave de regreso a su jaula- Una vez acepte cooperar le haré ver a Elijah que no existe otra forma de estar con la mujer que ama si no es a mí manera.

Conocía muy bien la historia trágica de cada amante que había tenido su hijo, por lo que una de las ventajas que estaba por ofrecerle era una vida plena junto a la mujer de su preferencia. Debía admitir que al principio había pensado que aquella elegida se trataba de Hayley, dados los sentimientos que había confiado seguían ahí, al menos de parte de la híbrido, pero al ver su comportamiento de esta noche, había confirmado que alguien más ocupaba la mente y el corazón de su hijo.

- Creo que subestimas a mi hermano madre, ha tenido muchas amantes en el pasado y cuando se trata de familia, nunca da su brazo a torcer.

Esther cerró la jaula de las aves y procedió a acercarse a su hijo.

- Lo mismo creía yo la primera vez que escuché el rumor en el inframundo, pero esta noche he confirmado que va mucho más allá de un simple vínculo- reveló con el ceño ligeramente fruncido, acto seguido solo sonrió con ternura- Samantha es diferente, y no solo porque es un oráculo- dijo con gran seguridad.

- ¿Entonces, porque la ama, accederá a unirse a nosotros?

En respuesta, su madre sonrió a la vez que asentía brevemente con la cabeza.

- El amor nos motiva a hacer muchas cosas, querido hijo, sin importar que sean malas o buenas, como asesinar a sangre fría, dejar que absorban tu energía vital, retener todo el dolor de una daga mágica con el fin de proteger a quien ama, o simplemente aceptar con resignación las condiciones impuestas con el fin de que esa persona se quede- enumeró una por una a la vez que tomaba asiento en uno de los banquillos de aquel invernadero, siendo observada por su inquieto hijo- Samantha ha logrado lo que quizá ninguna otra mujer en la vida de Elijah había logrado jamás. Lo está cambiando completamente, rompe todos sus esquemas y lo lleva a hacer cosas que ponen su vida en riesgo- señaló con seguridad hacia el moreno, estaba totalmente convencida ahora de lo que sucedía entre esos dos y usaría aquella pieza a su favor. Una vez que Elijah aceptara su ofrecimiento, sería seguido por sus hermanos Nikalus y Rebekah. Era el pilar de ambos, y ella solo debía derrumbarlo para volverlo a alzar, esta vez, a su manera- Y eso, hijo mío, ese sentimiento tan puro de amor que sienten por el otro, es lo que usaremos para hundirlos a ambos. 

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La helada brisa chocaba contra su rostro mientras que mantenía su mirada perdida en las luces de la ciudad. Intentaba concentrarse en las personas que transitaban por la acera o en cualquier otra cosa, pero era imposible, su mente siempre volvía a las palabras de Elijah, que no habían dejado de resonar desde que había dejado el recinto. A penas había puesto un pie en la calle las lágrimas no habían tardado en salir, por lo que tuvo que correr a casa mientras luchaba con eliminar cada rastro de tristeza. Sus pies dolían al igual que su pecho, sentía los ojos hinchados y el ardor en su cuello le recordaba que no solo la habían lastimado por dentro.

Luego de un baño caliente y de curar sus propias heridas había dejado de llorar, sin embargo las emociones aún eran un caos en su interior, por lo que ahora bebía una copa de vino para relajarse un poco y quizá olvidar es mala noche, después de todo, las palabras de Elijah no eran las únicas que rondaban su cabeza.

Sabía la obsesión y la fascinación que Esther tenía por los oráculos, lo había demostrado desde que los había descubierto hacía miles de años. Era demasiado notorio, incluso cuando leías su grimorio. Según Klaus, su madre había registrado varios hechizos en él por lo que no le extrañaba que cada palabra de lo que había dicho fuese verdad, solo que no quería creerlo.

¿Realmente había una manera de traer de regreso a sus padres?

Sabía que aquello no era correcto. Tampoco deseaba hacerlo, pero aún así tenía curiosidad. No sabía todo a cerca de su raza y ciertamente deseaba saber porque ella había sido elegida en primer lugar. Y aunque sabía que tal vez debía bajar hasta el submundo para hacer aquellas preguntas y demandar una respuesta, pero en ese momento no tenía los ánimos para hacerlo.

Aún así, eso no quitaba que su oferta fuese algo tentadora. Si solo existiera la posibilidad de que ella pudiera ver una vez más a su familia. Su verdadera familia.

Porque debía admitirlo aunque doliera, ella no era una Mikaelson sin importar cuantas veces se lo dijera Niklaus. Lo único que compartían era un vínculo señorial, eso era todo, solo estaba ahí para predecir su futuro y ni eso lograba hacer bien. Aún así las cosas sucedían y lo peor era que no podía evitarlo. Quizá podía cambiar un par de cosas pero no necesariamente debía hacerlo ella misma.

Elijah tenía razón.

No la necesitaban tanto como ella creía. La verdad era que los Mikaelson nunca habían necesitado de una bruja para llevar a cabo sus propósitos, solo quizá para facilitar ciertas cosas, pero no la necesitaban. ¿O quizá si?

Después de todo había sido ella quien había salvado a Hope en aquel cementerio y la había ocultado de las brujas. Había sido ella quien había revivido a un humano tiempo atrás, había evitado que en el ataque al pantano mucha más gente saliera herida. Había salvado a Hayley de ser asesinada por Mikael, había evitado que Elijah fuese atravesado por la estaca de roble blanco, había peleado contra los Guerrera, contra las brujas y había ganado. Seguía ahí de pie, con dificultades, pero continuaba de pie.

Aún faltaban batallas que ganar, los enemigos no se habían rendido aún por lo que le quedaban muchas más peleas en las que podía demostrarle a Elijah que se equivocaba.

"No debiste aparecer en nuestras vidas para empezar, evidentemente fue un error haber permitido que todo esto pasara"

Salvo por eso.

¿Realmente lo pensaba? ¿Realmente se arrepentía de haberla conocido?

Bebió de su copa hasta dejar la copa vacía. Dios, no quería ni pensar en eso. Sabía que se preocupaba pero ¿había llegado hasta ese punto? ¿La odiaba a caso?

Si, había sido algo estúpido colocarse el colgante que Esther le había regalado, al igual que darle su anillo ancestral a una bruja que momentos después fue habitada por la madre de sus vinculados. Había puesto su vida en riesgo, pero era eso o perder. De no haberlo hecho quizá Esther no tuviese la marca en su mano, de no haber ido a la cena quizá Finn o Kol habrían ido a buscarla.

Samantha caminó hasta la cocina para ir por más vino, pero se encontró con la botella vacía, se había acabado todo el licor que Marcel había sido tan amable de regalarle como una especie de bienvenida a su nuevo hogar. Ahora debía ir al supermercado a comprar más por la mañana, sin embargo no tenía ánimos para moverse en ese momento. Debía haber algo con lo que pudiese emborracharse sin la necesidad de tener que ir al supermercado. Tampoco era como si pudiese convertir el agua en ron, ella era un oráculo y esto no era Harry Potter.

A no ser... que hubiese una posibilidad.

Buscó entre la despensa la botella de ron casi vacía que había dejado hacía casi un mes. La tomó en sus manos y usando su magia, teniendo grabada en su mente la imagen de una botella completa, observó como nuevamente la botella se llenaba hasta el tope.

Al diablo con el supermercado, de ahora en adelante usaría su magia para tener alcohol gratis.

Sin dudarlo un segundo más, buscó esta vez un vaso y lo llenó hasta la mitad y dispuesta a ir de regreso al balcón para continuar con sus pensamientos, emprendió camino hacia el ventanal, pero se detuvo en seco al ver a Elijah de pie en su balcón. Estaba dándole la espalda por lo que no podía ver emoción alguna en él, solo una ligera tensión en sus hombros. Lo más probable era que hubiese venido a ofrecerle una disculpa, él era demasiado noble como para dejar aquellas palabras en el aire. Bebió un poco de su vaso y se encaminó hasta el balcón, apoyó sus codos en el barandal y evitando la mirada del original, perdió sus ojos en las luces de la ciudad.

Estuvieron en silencio por unos minutos. Sam podía sentir como si s hombro pesara, todo gracias al señor mirada intensa que estaba a su lado, quien no había dejado de observarla desde que regresó.

No quería mirarlo, no podía hacerlo. No quería ver otra vez aquella mirada fría y llena de enojo con la que se había topado horas atrás o lloraría otra vez.

Y es que la furia marcada en cada palabra desde su altercado momentos antes de que Hayley fuese a buscar a Lenore le habían puesto los pelos de punta, su estómago se había encogido en señal de culpa y una punzada había atravesado su pecho en cuestión de segundos.

- ¿Qué haces aquí?- preguntó el oráculo rompiendo el silencio- ¿Niklaus te obligó a venir?- bebió un poco de ron, el ardor en su garganta contrastaba con el de su cuello logrando aliviarla un poco, sin embargo no podía menguar el de su corazón.

- Vine por cuenta propia- respondió él sin dejar de mirarla, su voz sonaba algo insegura- Yo... lamento lo que dije- añadió con un suspiro.

Quizá estaba nervioso, pero se rehusaba a creerlo.

Ella bufó y soltó una pequeña risa llena de amargura.

- Claro que no lo lamentas, lo dijiste en voz alta porque así lo sientes- profirió con voz algo ronca y la mirada perdida en el vaso.

- Estaba enojado- se excusó dando un paso hacia ella- De hecho aún lo estoy- Elijah frunció un poco el entre cejo a la vez que tomaba aire. A pesar de su pequeño receso en el bar al otro lado del río, aquellos sentimientos no se habían esfumado. Nada había cambiado, la herida en el cuello del oráculo seguí ahí como un amargo recordatorio- Estoy furioso contigo, Sam.

Pero a pesar de esas palabras ella permaneció inexpresiva

- ¿Y qué quieres que haga? No puedo cambiar lo que soy- mencionó encogiéndose de hombros y volviéndose a él, manteniendo la inexpresividad en su rostro- No puedo evitar poner mi vida en riesgo por las personas que amo. Pero debes entender que yo tampoco pedí ser esto, solo vivo con ello cada día hasta que pueda cumplir mi tarea- nuevamente la castaña fijó su mirada en las luces de la ciudad y acto seguido dio un largo trago a su vaso lleno de ron.

Cómo olvidar la tarea de Samantha. La misma por la que había sido enviada a esta dimensión para empezar, la cual se trataba de encontrar un acto bondadoso que lograra el perdón de su raza. Elijah nunca se había detenido a pensar antes cuan duro debía ser para ella todo esto, lo que lo llevaba a una pregunta que quizá hasta su hermano se había hecho.

¿Por qué Sam los había elegido como sus vinculados? Después de todo él y su familia solo habían aportado caos y destrucción al mundo.

¿A caso ella estaba en la misma tarea de buscar la redención de una familia llena de monstruos?

Samantha no estaba ahí por voluntad propia. Estaba ahí porque la habían arrastrado hasta allá y no tenía de otra más que cumplir con lo que le había sido impuesto.

No le extrañaba que la propuesta de su madre aún estuviese rondando su cabeza.

Ya era todo un logro que se hubiese acostumbrado a su nueva naturaleza y a su familia anfitriona, a la cual debía proteger con su vida sin importar qué. Pero, a pesar de que aquello le había sido impuesto de forma tan abrupta, no solo lo hacía porque así debía de ser, sino también porque así ella lo deseaba.

Samantha amaba a su familia, eso había dicho, por eso los protegía con tanto ahínco.

Y Elijah conocía muy bien ese sentimiento.

Soltó un suspiro y apoyó ambas manos en el barandal antes de mirar hacia las luces de la ciudad.

- Esta noche, mi madre te hizo una propuesta- profirió aún con la mirada perdida, sentía un cosquilleo en su estómago- ¿Aceptarás?

Pero solo hubo silencio.

Al menos hasta que ella soltó un suspiro, solo entonces él se volteó a verla.

- Lo que dijo es muy seductor debo admitirlo, siempre quise saber qué fue lo que me trajo hasta aquí- respondió Samantha dando un vistazo al contenido de su vaso- Pero no aceptaré- finalizó antes de dirigir el cristal hasta sus labios una vez más.

- ¿Por qué no?

Nuevamente ella se encogió de hombros.

- Sea lo que sea me enteraré con el tiempo, no necesito la ayuda de una bruja que intentó asesinar a un bebé, no es mi estilo- repuso Sam a la vez que negaba con la cabeza, segundos después procedió a beber todo el ron de un solo golpe- ¿Solo viniste para asegurarte de que no me cambiaré de bando?- cuestionó dejando el vaso a un lado.

- No- respondió casi de inmediato. Estuvo por decir lo que había venido a decir, pero de pronto sus ojos se posaron nuevamente en la herida de su cuello. Luego pasó a su cabello, era corto pero era hermoso, uno de esos mechones caían directamente sobre su rostro y como acto reflejo tomó ese mechón con delicadeza hasta ponerlo detrás de su oreja. Aquello atrajo la mirada de Sam, sin embargo eso no pudo apartar su mano de su rostro.

Sentía el deseo de acariciarlo, de tocar cada punto en su piel, de abrazarla, de protegerla.

Y de no ser por la promesa, lo habría hecho.

En lugar de eso se alejó con un bufido lleno de frustración a la vez que retrocedía un paso.

- Esto es difícil cada vez más- dijo el trajeado pasando una mano por su cabello.

- El que hayas venido aquí lo hace más difícil- repuso Sam con un suspiro, se sentía quizá tanto o más frustrada que él- Si creíste que eras el único que sufre estás muy equivocado.

- Tú lo haces más difícil cuando te pones en riesgo- argumentó Elijah, el enojo otra vez crecía en su interno pero esta vez no dejaría que eso lo dominara. Había venido hasta su departamento para hablar y eso iba a hacer- Mis nervios se disparan, mi corazón se acelera, mis emociones se descontrolan, no...- se detuvo por un momento intentando tomar aire- No puedo sacarte de mi cabeza, mucho menos de mi corazón- reveló avanzando hacia ella un par de pasos.

La distancia otra vez era corta entre ambos y el latido de sus corazones comenzó a aumentar.

- Yo tampoco- profirió la castaña mirándolo a los ojos.

- Todas esas cosas, no las decía enserio Sam, debes creerme- rogó el original con un poco de desesperación.

Todavía no se borraba de su mente aquella imagen de Samantha, donde lo observaba con dolor y decepción. Quería arreglar eso.

Necesitaba arreglar eso.

- Dilo... o no podré hacerlo.

Una pequeña llama de esperanza se abrió paso en su corazón y le brindó algo de alivio. Más le valía decirlo todo ahora o ella lo silenciaría para siempre, porque Sam tenía ese poder sin necesidad de recurrir a la violencia.

- No quería que te fueras a tu dimensión, me alegra que te hayas tomado la decisión de quedarte- su respiración comenzó a acelerarse. ¿Por qué su corazón tenía que acelerarse tanto?

- Lo sé- manifestó ella con un atisbo de sonrisa.

Eso lo motivó a continuar.

- Fue todo un honor y una suerte que nos eligieras como tus vinculados- expresó con cariño y respeto hacia ella, no había mentiras, solo verdades. Había sido un idiota al decir todas esas estupideces y se había dado cuenta de ello, para su suerte estaba a tiempo- Niklaus tiene razón, eres parte de esta familia y te necesitamos para que la mantengas unida.

Al decir tan solo esas palabras pudo evidenciar como un pequeño brillo cobraba vida en sus profundos ojos cafés, mientras que de forma inconsciente la distancia cada vez era más y más corta.

- Continúa.

Su voz tan suave era como una caricia a sus oídos. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que había sentido aquellas suaves manos acariciar sus mejillas? La extrañaba terriblemente y como cada noche, se encontró a si mismo deseando nuevamente su tacto. No era necesario un beso, solo deseaba que su mano acariciase su mejilla una vez y ya. Eso no rompería con su promesa.

- Sé que tomamos una decisión, una promesa que debemos mantener y sé que quizá no deba decir esto pero...- se detuvo por un segundo, dudando en si era lo correcto, pero necesitaba hacerlo. Solo una vez y eso sería todo. Tomó aire a la vez que tomaba suavemente su mejilla- Lo mejor que pudo pasarle a mi vida fue que aparecieras en ella Sam.

Su corazón se detuvo al instante de escuchar esas palabras salir de los labios de Elijah.

¿Cómo había sido posible que con una simple oración, la atmósfera a su alrededor hubiese cambiado tanto?

Era como si la brisa helada hubiese dejado de soplar, la música que sonaba a varias cuadras de su hogar se había detenido de pronto y tenía la sensación de que eran los únicos seres vivientes en aquella ciudad, a pesar de que sabía que no era así. No estaban solos, sus vecinos contaban como seres vivientes ¿cierto?

Tal vez, pero no quería averiguarlo ahora. Porque todo en lo que podía pensar era en acortar la distancia que los separaba, eran solo milímetros pero igual deseaba eliminarlos. Sus ojos seguían fijos en los de él hasta que de pronto aquellos ojos cafés bajaron hasta sus labios. Sintió como su corazón latía fuerte en su pecho y aumentaban su ritmo, siendo captados por los oídos sobrenaturales de Elijah. Estaba más que claro que ambos deseaban esto, pero justo cuando estuvieron a punto de rozar sus labios, Sam tuvo que apartarse al sentir un fuerte mareo que causó temblor en sus piernas y para no caerse tuvo que sujetarse de la barandilla.

- ¿Sam?- pronunció Elijah con preocupación, acercándose a ella para sujetarla en caso de que cayera al suelo- ¿Está todo bien?

Pero ella no respondió, solo se apartó de él de golpe y corrió hasta su habitación, donde buscó de forma desesperada el frasco de arena blanca. Rápidamente lo divisó en lo alto de uno de sus estantes y se estiró para alcanzarlo a la vez que sentía como sus nervios se crispaban y como poco a poco sentía su estómago revolverse. ¿Por qué demonios había colocado ese frasco tan arriba? Sus dedos a penas y rozaban el frasco de cristal y no poseía la fuerza como para saltar. De repente tuvo que detenerse lentamente ante las inmensas ganas de vomitar y el sentimiento de que el suelo se hundía bajo sus pies con cada movimiento brusco que hacía.

- ¿Sam?- escuchó la voz de Elijah a lo lejos, pero no pudo responderle. Todo daba vueltas y la sensación de que el piso se hundía era cada vez mayor y mayor hasta que cayó de rodillas en el suelo, con un golpe en seco a su cabeza de pronto todo se volvió negro.

La fría brisa nuevamente se calaba entre sus huesos pero esta vez tenía el presentimiento de que algo andaba mal, terriblemente mal. Caminaba entre las tumbas del cementerio en una oscura noche, un escalofrío recorrió su espalda ante el frío que azotaba su piel y en un intento por conservar algo de calor frotó sus brazos. Miró a los lados a la vez que avanzaba, esperando encontrar a alguien conocido pero parecía que estaba totalmente sola en aquel lugar.

O al menos hasta que logró escuchar una voz.

"Desde ahora pelean con nosotros, o contra nosotros"

Reconocía esa voz, grave y un poco espeluznante que provenía de atrás de ella. Rápidamente volvió su cuerpo hacia aquella dirección para encontrarse al mismo Finn Mikaelson, habitando el cuerpo de aquel brujo de piel oscura. La observaba con una mirada suspicaz y una pequeña sonrisa llena de triunfo antes de chasquear sus dedos. Acto seguido un grupo de niños se interpuso en su camino, varios lucían asustados, pero otros decididos a pelear contra ella. Sam observó cada rostro juvenil en búsqueda de una respuesta que era más que obvia, se trataba de niños licántropos que peleaban en las filas bajo las órdenes del déspota Finn. Otro chasquido sonó en el aire y un grupo más grande de licántropos apareció detrás del primero, entre ellos pudo reconocer a Oliver, quien la observó sorprendido.

¿De qué diablos se trataba todo esto? ¿Qué se supone que debería ver?

- ¿Sam?

Se volteó lo más rápido que pudo para encontrarse con Marcel, quien la observaba con el ceño fruncido, a su lado estaba Elijah y detrás de ellos estaba toda la comunidad de vampiros que Marcel había creado. Todos dispuestos a pelear contra los lobos. Su mirada se alternó entre ambos bandos, pero sobre todo en la mirada satisfecha y sedienta de sangre de Finn.

Esto estaba mal. No podía hacer que un grupo de niños peleara contra vampiros. ¡Los asesinarían sin piedad!

- Ataquen.

Tan pronto como escuchó la orden quiso gritar, pero de pronto se vio envuelta entre lobos y vampiros que luchaban con gran fiereza. Observó como uno de los discípulos de Marcel le arrancaba el corazón a un niño del pecho con horror. Buscó entre aquel tumulto a Marcel y a Elijah, hasta que finalmente pudo verlos luchando entre un par de lobos.

Y justo en ese momento escuchó el grito de Marcel al sentir como uno de los licántropos atravesaba su pecho y sujetaba su corazón.

- ¡No!- gritó Sam viendo la escena con horror. En ese momento todo se detuvo, todo sonido y movimiento, hasta que todo se volvió oscuro a su alrededor. Ya no estaba en el cementerio, todo había desaparecido como si de alguna forma todo se fundiera a negro.

No veía nada pero si podía escuchar.

"Se te acabó el tiempo, oráculo"

Todo el vello de su piel se erizó cuando escuchó la voz de Mikael resonar en su cabeza, siendo seguido por el grito estridente y desesperado de una mujer.

Conocía esa voz, pero no lograba identificarla.

Miró a su alrededor en búsqueda de alguna fuente de luz, pero no veía absolutamente nada, solo entonces comenzó a caminar en plena oscuridad, esperando no toparse con algo que la hiciera caer. Caminó entre tanta oscuridad mientras pensaba en lo que había visto con anterioridad.

Sabía que los lobos y los vampiros siempre han estado en guerra por el barrio, pero no creía que Marcel fuese tan estúpido como para arriesgar a su gente, por lo que suponía que entre Esther y Finn debían estar planeando deshacerse de todos los vampiros de Nueva Orleans. Pero ¿por qué usar a esos niños? Aún no le quedaba muy claro, y se negaba a creer que fuesen tan desalmados como para arriesgar la vida de un grupo de niños.

En ese momento pudo ver a lo lejos una vela, la llama brillaba en su punta y parecía ser la única fuente de luz entre tanta oscuridad. No lo pensó dos veces y corrió hasta ella para tomarla en sus manos, cuidando de que el fuego no se apagase, pero justo en el momento en que la levantó, todo un círculo de velas se iluminó frente a ella y justo en medio pudo ver el cuerpo de Niklaus en el suelo. Samantha jadeó con horror e inmediatamente su cuerpo comenzó a temblar al ver que poco a poco su piel se tornaba gris gracias a la estaca de roble blanco clavada en su pecho, pero justo cuando estaba por acercarse al círculo de velas éstas se apagaron de golpe, dejándola inmersa en una completa oscuridad.

Un rayo de luz la cegó de pronto, como si un foco se hubiese encendido justo frente a ella. Tuvo que cerrar los ojos de golpe y parpadear un par de veces hasta lograr acostumbrarse a la repentina claridad para así ver finalmente un largo pasillo blanco frente a ella, donde al final había una puerta roja.

¿Qué hacía eso ahí? ¿Qué significaba?

Nuevamente escuchó aquel grito desesperado, esta vez proveniente de la puerta al final de ese largo pasillo. Caminó con cautela hasta llegar a ella, preguntándose ¿hacia a dónde la estaban llevando esas visiones? Conocía uno de los peligros ahora, pero ¿había más? ¿Qué tenía que ver una simple puerta en todo esto?

Estaba a solo un paso de abrirla cuando escuchó una voz totalmente diferente a la de Mikael.

"Solo quiero que seamos una familia de nuevo, Elijah"

Resonó en el pasillo con suavidad. Era un tono maternal, lleno de esperanza y anhelo, que fácilmente pudo reconocer como el de Lenore, la bruja que ahora era poseída por Esther.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver a un Elijah con la ropa hecha girones mientras que sus manos eran sujetadas por cadenas.

En ese momento despertó dando una bocanada de aire. Su cuerpo temblaba, sentía las lágrimas bajar por su rostro mientras miraba con temor a su alrededor, mientras que un par de brazos la sujetaban a la vez que un par de ojos azules la miraban con curiosidad al igual que una húmeda nariz la olfateaba de muy cerca.

- ¿Qué pasó? ¿Estás bien?- preguntó Elijah con gran preocupación al ver la expresión llena de horror en su rostro, pero ella parecía absorta en sus pensamientos, tanto que no había notado que Niel estaba en su regazo observándola fijamente- ¿Sam?- pronunció su nombre una vez más, pero ella no respondía, solo estaba ahí sentada contemplando a la nada.

¿Cómo iba a decirle lo que había visto?

¿Cómo iba a decirle a Elijah que existía la posibilidad de que debía elegir a quien salvar esta vez?

Porque le había quedado más que claro que ambos hermanos se encontraban en extremo riesgo, solo le faltaba descubrir cuándo sucedería.

Jamás se borraría de su mente lo que escuchó antes de salir del submundo.

"Es tú elección, Sam".

Houla!

Si, sé que he tardado un siglo en actualizar este libro pero han pasado miles de cosas. Desde los apagones nacionales (vivo en Venezuela para las que no lo saben), hasta golpes de estado, pasando por dramas personales y esa corredera en la universidad a duras penas he tenido tiempo de escribir.

Lo siento, soy una chica ocupada y sé que prometí actualizar más seguido, por lo que les pido disculpas ante esa falta a mi palabra.

Tengo una lluvia de tareas así que aja, ustedes sabes, poco a poco se logra algo.


Fuera de eso, ¡espero que les haya gustado este capítulo!

¿Cuál fue su parte favorita?

Admito que las escenas entre Samlijah partieron mi corazón y luego lo arreglaron.

Es que Elijah se pasó de vergas no mms

Y Hayley... ughh no la soporté en este capítulo.

Sé que muchos tienen miles de preguntas (que responderé en el apartado de preguntas dentro de unos 8 capítulos) así que es pido vayan anotándolas para cuando les diga:

"SAQUEN LAS PREGUNTAS"

Ustedes las hacen en los comentarios

BTW

¿Notaron el gif que nos acompaña este capítulo?

Bueno, es una larga tanda de gif's que me topé de los Mikaelson hace unas semanas y quise ponerlos todos en los momentos más emblemáticos de cada personaje a lo largo de toda la temporada. O al menos los que yo considero los momentos más icónicos de cada personaje.

Y les tengo una sorpresa para el final de temporada así que aguarden y estén pendientes.

Bueno, sin nada más que decir

Mas que desearles una bella noche a todas

Me despido

¡Hasta el próximo capítulo!

- Male

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