Thinking Underage [Mature Sty...

By singtomestyles

201K 9.8K 1.8K

Harry Styles, un importante inversionista financiero de California, sabe que perder es parte del trabajo. Sin... More

Thinking Underage
Aclaraciones
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
Epílogo
Agradecimientos

15.

5.5K 320 76
By singtomestyles

Escucho el estrepitoso sonido de mi celular alterando mi sueño y estiro mi mano para apagar la alarma que no recuerdo haber programado, sin embargo me sorprendo con la llamada entrante de Harry Styles. Blanqueo los ojos con molestia, decidida a no contestar, son apenas las ocho de la mañana de un domingo, ¿qué hace llamándome tan temprano? No pudiendo hacer nada más, me levanto y me dirijo a la cocina, donde encuentro a mis abuelos desayunando, a lo que me uno con una taza de té y unas galletas de avena.

—Buen día, Eva, que bueno que te hayas levantado temprano —dice Margaret con una sonrisa en el rostro —. Tu abuelo y yo nos vamos a ir a la feria en poco y Harry nos dijo anoche que pasaría por ti cerca de las ocho y media —termina por decirme y la miro con entendimiento. Anoche sí consiguieron el favor del vecino. Y seguramente es por eso que el mismo me ha llamado.

—Entonces no está ocupado —digo con resignación, sintiéndome aún incomoda por tener que enfrentarlo y con pesar por mi situación sentimental.

—Te lo dije, cariño, Harry es un buen chico dispuesto a ayudarnos y, por más empresario que fuera, no trabaja los domingos —Ron sonríe leyendo el periódico en su regazo. Yo solo asiento con una diminuta y falsa sonrisa, a sabiendas de que, por más trabajo que Harry tuviese, lo dejaba de lado para hacer "el favor" a mis abuelos.

Tras lavar mi taza retorno a mi dormitorio donde, sobre la cama, mi teléfono brilla con otra llamada entrante de Harry, me acerco a él y contesto, sentándome en el borde del colchón.

—¿Hola? —digo, sonando más molesta de lo esperado.

—Buenos días, Evangeline. Creí que iba a tener que atrasar los planes debido a que no te despertabas —dice él con su típico tono altanero.

—Para tu información —me defiendo —, llevo despierta un buen rato, estaba desayunando con mis abuelos y no llevo el teléfono a la mesa conmigo.

—Eso es maravilloso, cariño —contesta y puedo sentir su sonrisa de autosuficiencia desde el teléfono —. Ahora espero que te pongas algo cómodo pues vamos a pasar casi todo el día juntos y tenemos muchas cosas que hacer. Te veo en unos minutos —concluye y cuelga sin dejarme contestar; sonrío por inercia y dejo el teléfono a un lado mientras me dispongo a vestirme.

Unos minutos después escucho a mis abuelos marcharse tras despedirse desde la puerta de mi cuarto, deseándome un buen día, y en breve escucho el timbre resonar por toda la casa, tomando el pequeño bolso donde he metido mi dinero y mi celular me encamino a la puerta y salgo, no sin antes tomar las llaves que mis abuelos me han dejado en la entrada.

Harry está apoyado en el capó del auto, mirándome sin disimulo mientras cruzo el umbral y cierro detrás de mí, luce jodidamente bien y no evito morder mis mejillas interiores mientras me dirijo hacia él: un pantalón negro de vestir se ciñe sobre sus piernas, una camisa de color carmesí cubre su pecho y, encima, un saco no muy formal de color negro. Me sonríe y toma mi mano para ayudarme a subir al auto mientras niego con la cabeza, enrojecida por su amabilidad.

—¿Esto es algo cómodo? —señalo su ropa cuando ingresa al auto y se abrocha el cinturón.

—Lo es, sí, y no es como que fuéramos a hacer deporte, Evangeline, solo vamos a salir del pueblo, hacia la ciudad, y debía advertirte para que no te pusieras algo estrepitoso —dice con una elegante sonrisa mientras arranca el motor. Exhalo con un sonido fuerte, él me mira con curiosidad pero no dice nada.

—¿No crees que me veo demasiado informal a tu lado? —pregunto haciendo que su mirada caiga sobre lo que traigo puesto: unos jeans negros con una camiseta oscura, suelta, con estampado de flores, y unas zapatillas blancas. Él niega con la cabeza.

—Parece que hemos combinado —comenta —. Solo que me he puesto zapatos negros porque no me gustan blancos —dice volviendo a mirar hacia adelante, al camino. Yo solo asiento sin mucha convicción, decidida a ignorar nuestra ropa, pues, de todas formas, no tengo nada formal en mi maleta, no es mi estilo.

El camino no es aburrido, sin embargo Harry y yo no conversamos mucho, y agradezco el hecho de que no me fuerce a tener la conversación que tanto quiero evitar, lo que me entretiene son las canciones de la estación de clásicos que ha puesto. Por momentos le siento observarme de reojo con una sonrisa cuando canto un poco más fuerte de lo necesario algún verso en las canciones de las bandas que tanto me gustan, pero no me siento incomoda por algún extraño motivo.

La ciudad no queda muy lejos, nos ha tomado menos de media hora llegar, lo sé por el reloj que indica que faltan cinco minutos para las nueve. Harry me indica que va a dejar el auto en un estacionamiento central para que podamos hacer varias cosas sin tener que conducir una y otra vez, entonces comprendo la necesidad de la ropa cómoda.

Caminamos entre restaurantes y tiendas de ropa que aparentan precios innecesariamente elevados, compramos un helado de yogur, opto por comprar unas cuantas postales en una tienda de recuerdos, pensando en mis amigos, forzándome a ignorar la incomodidad en mí pecho cuando recuerdo a Noah y pienso en el adulto apuesto que yace a mi lado, hablándome sobre anécdotas aleatorias en los lugares por los que pasamos. Han pasado apenas dos horas y siento que hemos caminado por quinientas, entonces le pido a Harry que encontremos un lugar para sentarnos por un rato, él asiente y compra una botella de agua que tomamos a la sombra de un árbol en una plaza.

—Debo admitir que no sé qué más ofrecerte para entretenernos, Evangeline. Las mujeres que conozco me llevan de una tienda a otra y perdemos el tiempo entre tallas y colores de vestidos ridículos —dice, sonando un poco decepcionado de sus citas pasadas —. Por nada en el mundo creas que te he sacado a pasear por hacerle un favor a tus abuelos, pequeña, no eres una molestia —dice, como leyendo mis pensamientos —. Es realmente devastador no tenerlo todo planeado y siento que me voy a sofocar por no saber qué hacer.

—Yo... no me molesta, Harry —le digo, mirándole a los ojos con el rostro suavemente inclinado —, me refiero a pasarme la mañana caminando contigo —sonrío con nerviosismo, él afirma con la cabeza y sonríe mirando detrás de mi rostro.

—Vamos al cine —sugiere, levantándose y tendiéndome la mano para seguirle, al levantarme comprendo que lo que miraba era la cartelera el cine en un letrero de un edificio no muy lejos. No me toma la mano para caminar, sabiendo que la diferencia de edad se ve clara entre nosotros.

Compra entradas para un drama cuyo nombre me cuesta pronunciar, y me invita a comprar cualquier cosa para comer, opto por un refresco enorme y una pequeña bolsita de chocolates, admitiendo que no me gusta comer en el cine. Él camina por adelante mientras pasamos las butacas, entonces se sienta en una de las más arrinconadas, dejándome un lugar a su lado, entre él y la pared. A pesar de sentirme un poco muy nerviosa, y no comprender el motivo de su elección de asientos, me acomodo a su lado y me enfoco en la pantalla, temerosa de la pregunta que inevitablemente llega:

—¿Has pensado en lo que te propuse, Evangeline? —dice sin mirarme, yo si volteo a verlo y apenas reconozco su mirada un poco tensa en la poca luz en la que nos encontramos.

—No —admito luego de pensarlo por unos segundos. Él asiente y, por fin, me mira, muy serio.

—¿Y por qué no?

—No lo sé —digo, empezando a sentirme intimidada.

—Sabes que no voy a lastimarte de ningún modo, cariño —alega y yo asiento, porque por algún motivo confío en que no lo hará, todavía sin comprender mi nerviosismo e inseguridad. No decimos nada por varios minutos, solo sostenemos la mirada mientras la película empieza a llenar de ruido el ambiente. Harry mira mis manos, entrecruzadas sobre mi regazo, y toma una de ellas con la suya —. Escucha, Evangeline, no voy a presionarte, pero voy a hacerte pasar un buen rato —dice segundos antes de soltar mi mano y acercar las suyas al botón de mis jeans. Yo le dejo, con un sentimiento de confusión y anticipación revoloteando en mi cabeza —. No hagas ruido, ni movimientos bruscos, o van a sacarnos —advierte.

—Está bien —contesto y él sonríe complacido antes de bajar la cremallera.

Aleja una de sus manos, retomando su posición hacia la pantalla, como si realmente prestara atención a la película; mis manos, al contrario, yacen estiradas cada una sobre el apoyador respectivo en mi silla, entonces me sobresalto cuando siento sus dedos acariciar mi piel por sobre mi ropa interior.

—Sin moverte, pequeña —me recuerda y yo suspiro un asentimiento, dejándole seguir.

Sus dedos toquetean mi intimidad por sobre la tela, provocando escalofríos en mi columna, entonces vuelve a subirlos hasta el inicio de mis bragas y de repente los ingresa por debajo de la tela, riendo muy suave cuando suspiro por la sorpresa. Baja de nuevo y juega con mi clítoris, haciendo que abra las piernas instintivamente mientras muerdo mis labios e intento pretender interés en la película. Su tacto traza círculos sobre aquel lugar, haciéndome experimentar aquellas cosquillas en el vientre, y en mi mente le ruego porque se apresure mientras me siento subir a las placenteras nubes que tanto extrañaba.

Mis caderas se mueven hacia sus dedos por voluntad propia, le escucho susurrar que sea paciente y ahogo un gemido de placer y reclamo, mis manos presionan las esquinas de los mangos de la silla mientras sus movimientos empiezan a ser un poco y cada vez más veloces, haciendo que mi espalda se tuerza delicadamente con las sensaciones que llenan mi cuerpo.

—¿Te gusta, cariño? —pregunta, acercando su boca a mi oído, susurrando. Joder, sí. Yo asiento, deseando más fricción. Él ríe con altanería y deposita un húmedo beso en el lóbulo antes de vociferar: —Ahora puedes llegar para mí, Eva.

La caricia de su voz me eriza la piel y entonces siento que exploto, apretando hasta los dedos de los pies para no gritar y permitirme sentir mejor aquellas maravillosas sensaciones, maldiciendo en silencio por lo bien que se siente todo.

Retira su mano con lentitud, y entonces me indica que me vista. Mi juicio se siente nublado mientras bajo de mi orgasmo, y en adelante no puedo concentrarme en la película, solo puedo mirarlo de reojo, viendo su rostro serio e interesado en los diálogos en francés. Una hora y media después veo los créditos pasar en la pantalla mientras caigo en cuenta que me he quedado sin dulces ni refresco, comiendo y bebiendo en un intento de esclarecer mis ideas.

Harry deposita un suave beso en mis labios antes de que enciendan las luces y luego me ayuda a salir hacia el pasillo. Realmente me siento cautivada por él y lo que es capaz de hacerme sentir, siento sus pasos detrás de los míos y entonces volteo para mirarle directo a los ojos y decir, con la seguridad que no sabía que tenía, esfumando por un instante todas mis dudas:

—Si se va a sentir así, entonces acepto, señor.

Él me mira, analizando mi rostro con una sonrisa de autosuficiencia dibujada en el suyo, antes de decir por lo bajo de modo seductor: —Oh, cariño, se va a sentir mucho mejor.

Continue Reading

You'll Also Like

510K 81.6K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
1.8K 69 10
La seducción es un arte qué se estudia y aprende, con el tiempo se perfecciona.
159K 12.2K 26
"Deja que te contemple y que te adore, Y que escuche tu voz y que te admire, Aunque al decirte adiós, con risas llore, Y al volvernos a ver llore y s...
214K 8.5K 33
Pero ¿qué hacer si lo que te calma, es también lo que te hace daño? 📍: Hot. 📍: +18. 📍: Portada de mi autoría. {Publicada: 13/01/2016} {Terminada:...