4.

7.9K 379 111
                                    

4.

Por la mañana me levanto mucho más cansada de lo que debería, mi mente ha trabajado demasiado anoche y siento que casi no he dormido. Me mantengo en piyama, demasiado perezosa para cambiarme, y salgo hacia la cocina con motivo de desayunar.

No es hasta que estoy a medio camino que escucho voces en la sala, pero la pared del pasillo no me permite ver mucho, no indago demasiado, mis abuelos suelen madrugar, deben ser ellos. Sigo mi camino hasta la cocina, cuyo concepto abierto me permitirá ver quién está en la casa, aunque de todas formas le he perdido el interés.

Veo a mis abuelos en el sofá grande, de espaldas a mí, y cuando reconozco quien yace delante de ellos en una amigable charla abro mis ojos con sorpresa y trato de esconderme detrás de la isla que está en la cocina. ¿Qué demonios hace éste tipo aquí, a las malditas nueve de la mañana?

—¿Eva? ¿Ya te has levantado? —pregunta mi abuela cuando, por un tropiezo, hago caer ruidosamente la caja de avena. Que idiota soy.

—Mhhh —asiento, con una cuchara dentro de la boca que no me permite hablar.

—Cariño, tenemos visitas, no seas maleducada y saluda a Harry —habla ahora Ron, mi abuelo.

—No puedo, estoy en piyama. ¡Hola Harry! —alzo la voz al hombre que ahora me mira fijamente. ¿Siempre es así de entrometido en la vida de sus vecinos? ¿No tiene una empresa que atender e inversiones que hacer? Él asiente mirándome fijamente; mi torso y piernas están cubiertos por la isla, pues me llega a la cintura, y no evito sonrojarme al saber que mi pequeño camisón dejará mucho a esos ojos verdes que no dejan de mirar en mi dirección. Termino de preparar mi desayuno y me despido, avisando que comeré en mi cuarto para no interrumpir su conversación.

Mi cara hierve, porque sé que Harry me ha observado en todo el trayecto hasta que he desaparecido por el pasillo, cierro la puerta con el trasero, pues tengo las manos ocupadas, y libero un suspiro incómodo que estaba soportando hace mucho. Dejo el vaso de jugo y el plato de avena en mi mesita de noche y me siento en la cama, tomo mi celular y busco en las aplicaciones hasta que encuentro el reproductor de música, donde presiono la opción de reproducción aleatoria. Detesto, con todo mi corazón, comer en silencio.

Termino de desayunar y me cambio, prefiero prevenir que lamentar pues no sé si Harry sigue afuera. Camino silenciosamente hasta la cocina y sonrío cuando me doy cuenta de que mis abuelos están despidiendo al castaño en la puerta, entonces lavo los trastes y me acerco a la sala al terminar.

—¿Han llamado mis padres? —pregunto luego de saludarlos a ambos con un abrazo.

—Esta mañana, pero no queríamos levantarte porque eran apenas las seis —responde mi abuela.

—Gracias, abu, hubiera estado muy molesta si lo hacías. ¿Qué tal el crucero? —consulto.

—Dicen que es enorme y que ya la están pasando muy bien —habla ahora mi abuelo, yo asiento mientras mi cabeza empieza a imaginar escenarios en los que yo me encuentro en el crucero con mis padres, o, mejor, en los que estoy con Mary nadando en la piscina. Bien. Me estoy amargando las vacaciones yo sola con todos estos pensamientos.

—Vamos a ir al centro hoy, Eva —habla mi abuela luego de unos segundos, yo ya me he sentado en la isla de la cocina mientras ellos siguen en la sala —, tenemos algunas compras que hacer y queremos visitar la feria de las flores.

—Yo prefiero quedarme —comento —, no quiero ponerme molesta por el aburrimiento y arruinar su día —aclaro.

—Si eso deseas, hija, puedes quedarte —me responde, luego se voltea hacia mi abuelo —Ron, déjale algo de dinero a la niña para que compre algo de comer —le dice. Mi abuelo asiente y saca su billetera, se acerca a mí y me pasa un billete de veinte dólares.

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora