8.

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Los primeros días que he pasado en Apple Ville han sido realmente intensos, nada comparados a los días que había dibujado en mi mente. Mis padres han llamado ocasionalmente y yo no he hablado mucho de lo que hago, porque realmente no es debido. Cuando mis abuelos me hablan sobre los vecinos me sonrojo y evito el tema, y he estado muchas horas encerrada en el mundo ficticio de las novelas que leo.

Tras una propuesta que acepté sin querer de parte del muy guapo vecino de en frente, he pasado dos días encerrada en casa, ya siento mi piel quejándose por la falta de vitamina D que debería obtener del sol, pero me siento avergonzada y decidida a no salir nunca más hasta que mis padres vuelvan para irnos a Sacramento. Probablemente la palabra indicada para describirme en este momento sea "gallina", pero no culparía a quien así me llamase. Mi mente es un torbellino de ideas atropelladas que me dicen lo mal que he hecho al aceptar el trato con Harry.

Bien, podría dejar de ocultarme y enfrentarlo. Ser honesta y decirle que no deseo involucrarme de ningún modo con él, devolverle el libro que ni he ojeado y retomar mi aburrido verano. Ojalá el tiempo pasara veloz y terminara mi martirio. Apenas llevo una semana en este lugar y ya siento que voy a entrar a un mambo de sequía emocional.

Mis abuelos duermen la clásica siesta luego del almuerzo y yo ya he lavado los trastes, incluso he limpiado un poco la casa en un intento de pensar un poco menos, cosa que me ha servido un poco de distracción, pero ya lo tengo todo resuelto. Cierro la puerta detrás de mí con cuidado y cruzo hacia la casa de Harry. La calle está muerta, ni siquiera los arboles parecen estar despiertos a esta hora de la tarde. El auto de Harry se ve desde la pequeña abertura del portón del garaje, así que estoy segura de que él está en casa.

Toco suavemente el timbre, como si aquello hiciera que éste sonara menos fuerte dentro de la casa, y no me acomodo para esperar, pues sé bien que Harry tarda menos de dos segundos en abrir. Y así pasa, abre la puerta y distingo su gesto molesto, como preocupado.

—¿Evangeline? ¿Qué haces...? Pensé que habías cambiado de dirección —habla un poco irónico, apenas puedo mirarle a los ojos sin sentirme desvanecer por la vergüenza. Me hace un pequeño espacio para que pase sin siquiera dejarme responder. Ni modo. Ingreso y empiezo a rediseñar mi plan para deshacerme de todo esto lo más rápido posible.

—Harry yo... —trato de hablar cuando lo siento tomarme de la cintura y voltearme hasta estar cara a cara, entonces sin dudar se acerca a mis labios y estampa un corto beso sobre ellos, alejándose al segundo. ¿Qué demonios?

Lo sigo con la mirada, sostengo en una mano su libro y la otra termina de meter mi celular al bolsillo trasero de mis jeans. Camina suavemente hacia la mesa del comedor que está hecha un desorden con papeles por todas partes, pero no puedo evitar sentirme atraída por sus piernas en los pantalones a cuadros que lleva puestos, subo los ojos hacia su camisa, una sencilla camisa blanca tan delgada que puedo ver su pecho lleno de tatuajes que desconozco. Joder. Esto va a ser difícil.

Se sienta frente a la portátil en un rincón de la mesa y lo escucho suspirar un poco molesto.

—Si tienes mucho que hacer, puedo volver en otro momento.

—Quédate­—responde suavemente, luego habla más fuerte —. Quiero que te quedes.

Yo asiento, sin saber por qué no solamente me marcho y ya, caminando hasta estar cerca de la mesa y sentándome en la silla que está a su lado, notando que incluso algunas de las sillas están llenas de papeles.

—¿Tienes mucho que hacer? —pregunto, olvidando sin querer mi propósito principal de haberlo visitado. Él hace un ruidito en forma afirmativa y sigue concentrado en la pantalla del aparato. No teniendo nada mejor que hacer abro el libro y decido que voy a darle una breve leída.

Inconscientemente mis pies empiezan a juguetear con sus piernas debajo de la mesa, él solo sonríe y empieza a escribir en la página que tiene abierta. Bravo, Eva, siempre metiéndote en situaciones de las que pierdes el control. ¿Cómo me voy? ¿Cómo le digo que quiero terminar esto que ni ha empezado?

—Harry... —intento tras varios minutos de silencio en los que no puedo leer ni un poco por cómo anda mi mente.

­—¿Si, Evangeline? —dice, sin mirarme.

—Tengo algo que decirte —suelto.

—¿Justo ahora?

—Justo ahora —confirmo.

—Entonces dilo —usa un tono un poco molesto por mi interrupción en su trabajo.

—Yo... no quiero hacer esto —digo tropezando con mis veloces palabras.

—Puedes ver televisión en mi dormitorio —contesta.

—No hablo de éste esto, hablo de "lo nuestro" —digo, apoyando mis codos en la mesa esperando su respuesta. Entonces sus dedos dejan de escribir y me mira serio.

—¿Qué dices? —cuestiona, muy serio para mi gusto, cruzando sus manos sobre el teclado de la portátil. Trago fuertemente la saliva que me incomoda en la boca y hablo:

—No quiero hacer aquello que dijiste que podríamos hacer. Quiero tener un verano normal de una chica de dieciséis en casa de mis abuelos —hablo rápido, rogando que mi voz no suene tan mal como la escucho en mi cabeza.

Él asiente, respirando fuertemente. Entonces le toma pocos segundos levantarse e indicarme con un gesto de su cabeza que me levante yo también. Bien, parece que lo ha tomado bien. Ahora puedo irme a matar mi verano a casa. Sin embargo él no camina hacia la puerta para dejarme salir, solo se acerca a mi anatomía y levanta mi rostro con su mano, haciendo que deje de mirar mis pies para mirarlo directo a los ojos.

—¿"No quieres" o solo te carcome el "no debes"? —consulta, y recuerdo nuestra conversación de hace dos días.

—N-no lo sé. Sé que no está bien, que estoy rompiendo la confianza de mis padres, la de mis abuelos. Y realmente no puedo solo mandarlo todo al demonio y hacerlo. No tengo experiencia en nada y estoy segura de que puedes conseguir algo mejor y olvidarte de esta locura.

—Evangeline —dice, luego hace una pausa en la que su pulgar acaricia mi mejilla suavemente mientras él exhala pesadamente —. ¿Nunca has hecho estupideces de las que tus padres nunca se van a enterar? —pregunta, y pienso en todas las cosas que he hecho con mis mejores amigos, algunas de ellas de las que prometimos nunca hablar con nadie. Sonrío y él asiente, soltando mi rostro — Es subjetivo, cariño —dice, pronunciando cada palabra delicadamente —, no todo lo que te haga feliz o que te guste le va a parecer bien a los demás. No puedes seguir diciendo que no quieres "este nosotros" porque estarías engañándote, y es peor mentirse a uno mismo que a los demás. ¿No tienes experiencias? Podemos hacerlas los dos, cariño, si te permites dejar de temer. No soy un loco, solo me gustas. Tú. Ninguna otra "más experimentada" —concluye.

—¿Y cuánto más te voy a gustar, Harry? ¿Hasta que todo lo nuevo en mí se agote? —pregunto sin comprender de dónde vienen mis palabras.

­—Evangeline, no nos engañemos, no podemos prometernos más que una aventura de verano. Pero no voy a lastimarte —contesta, muy seguro de sus palabras.

Yo asiento, confundida y conflictuada, aún sin un atisbo de claridad para decidir. Mi cuerpo grita que acepte, cada nervio se siente electrizante en mi cuerpo, rogando que acepte, pero mi mente aún habla fuerte, llena de dudas.

—¿Si algún día me siento que ya no deseo más esto, podremos terminarlo sin más? —pregunto en un intento de controlar la adrenalina que palpita en mis extremidades.

—Sí —contesta firmemente —. Si sientes que ya no quieres este nosotros, me lo harás saber y se acaba. Sin compromisos emocionales —dice, casi que lo siento motivado por mis palabras. Yo sé bien que es un juego para él, un logro que completar en la vida, una insignificante chica más de todas las que ha tenido. Y sé también que yo juego con fuego, consciente de que las primeras veces se marcan y llegan a doler.

Pero, mientras le miro a los ojos y me siento fundirme en el verde oliva turbio de su mirada, siento que el fuego no quema, acaricia tibiamente. Y acepto juntando nuestros labios hambrientos, a sabiendas de que es como gasolina. Dispuesta a quemarme.

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¡Quisiera saber qué opinan hasta ahora de la historia!

Nos leemos pronto. 

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora