16.

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—Fue entonces que mi abuela decidió que la mejor idea para que no muera de aburrimiento era hacer que mi abuelo te llame —termino de explicarle a Harry el porqué de haber salido con él a pedido de mis abuelos. Él me mira entretenido, de reojo, mientras conduce por el carril lento del camino de vuelta a casa.

—¿Y me puedes jurar que no es verdad? —cuestiona con una pizca de burla en la voz.

Miro por la ventana pensando lo que deseo responder sin mentirme a mí misma; hasta hace unas semanas lo que más deseaba era estar con mis amigos y no en un pueblo perdido en medio de Sacramento, nadando en las aguas tibias de un lago cercano a una cómoda cabaña en Los Ángeles. Hasta hace unas semanas conservaba la inocencia sobre valorada y el deseo de entregarlo todo a mi mejor amigo. Pero de unas semanas al día de hoy había conocido a Harry Styles: un inversor exitoso con el cuerpo de un dios griego, un hombre maduro y formado cuya voz era capaz de hacer temblar las piernas más firmes. Hace apenas semanas que mis pensamientos habían cambiado drásticamente y me encontraba indecisa entre lo que realmente quería.

Y ni hablar de todos los sentimientos multiplicados hacia mis abuelos, con quienes había aprendido a convivir y pude apreciar hasta las cosas más mínimas.

—No lo sé —titubeo —. Es... complicado —admito, viendo el paisaje pasar por la ventana, no dispuesta a mirarle a los ojos y hacer tan obvio mi conflicto.

—No es difícil saber si estás o no aburrida de estar aquí —dice con obviedad.

—Sí, es difícil, Harry. Amo a mis amigos y amo a mis abuelos, pero el entretenimiento no es el mismo.

—Te olvidas de mí, cariño —comenta sonriendo con cinismo.

—¡Claro que no! —río —No puedo excluirte de la ecuacion y aquel es el conflicto —me sincero.

—Es bueno saberlo, cariño —me guiña un ojo cuando por fin me atrevo a mirarle tras mi confesión.

—Generalmente es aburrido —digo, tras breves minutos de silencio.

—¿El qué? —pregunta, como perdido.

—Estar en casa de mis abuelos —me encojo de hombros —. Creo que conozco de memoria cada mancha en el techo y cada arruga en el sofá —me resigno —. Mis abuelos se la pasan en el jardín, o durmiendo arriba.

—¿Tú no duermes arriba? —pregunta él, mostrando sincera curiosidad.

—Ah, no —le resto importancia a su gesto pensativo —. Maggie ocupó el cuarto extra en un taller de costura, hay días en los que no sale de ahí, y le es más cómodo que sea arriba. Entonces estoy en el dormitorio de abajo.

—Ya veo —susurra, dando vuelta en la carretera para tomar la avenida de ingreso al pueblo —. Escucha, Evangeline, el viernes tengo un brindis seguido de una fiesta privada con la gente de mi empresa —comenta mientras entramos a nuestra calle —, y sé que quieres pasar un buen rato, como si estuvieras haciendo travesuras con tus amigos —sugiere.

—Mis abuelos me dejaron salir hoy porque es de día, fue algo casual e iban a salir de casa, Harry; no creo que ell...

—Tus abuelos no deben enterarse —me interrumpe. Yo niego con la cabeza.

—¡No voy a escaparme, Harry!

—¿Y por qué no? Tu habitación está abajo, tus abuelos duermen temprano, tú quieres diversión y yo quiero compañía —relata con detenimiento en la pronunciación de las palabras, como deleitandose a sí mismo por su idea.

—No. No me parece correcto —contesto mientras desabrocho el cinturón luego de que estaciona el auto en las afueras de su garaje. Él me detiene antes de que pueda abrir la puerta, sujetandome de la cintura, obligando a mis ojos mirar a los suyos mientras su rostro se acerca de más al mío.

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora