5.

7.4K 332 81
                                    

Santa mierda.

No sé lo que estoy haciendo. Harry se ha presionado contra mi cuerpo y mi mano sigue en su nuca, uniendo nuestras bocas. Sus manos se presionan en mis caderas y sus labios consumen los míos. ¡Mi primer beso! Madre santa, estoy besando al vecino de mis abuelos que casi duplica mi edad. Mi boca inexperta se deja guiar por la suya mientras empiezo a levantarme en las puntas de mis pies, pues él es alto y alzar tanto el cuello empieza a molestarme.

De repente nuestras bocas se separan y mi mano deja de tocarlo, pero a él le toman más segundos quitar sus manos de mi cuerpo y dar algunos pasos en reversa hasta alejarse, mi mirada se dirige a mis zapatos, mientras siento el calor que posee mis mejillas; no quiero mirarle, quiero salir corriendo y llorar en un rincón en mi habitación.

El silencio y la tensión que se asientan entre nosotros parece una pared de vidrio, sofocante, ninguno habla, y yo sigo empeñada en mirar a mis pies, evitando mirar el mínimo centímetro de su piel, sobretodo, evitando a toda costa, conectar sus ojos con los míos. ¿Qué demonios acabas de hacer, Evangeline? ¡Dios! Te dejan unas horas solas y ya estás besando al vecino, quien solo estaba siendo amable al invitarte a comer a su casa, del mismo modo que trataba de no sonar anticuado haciendo un esfuerzo absurdo en ser sarcástico. ¡Y lo asaltas con un beso! Maldita desesperada. Tengo que salir de aquí.

Empiezo a sentirme tensa mientras los segundos siguen pasando, mis piernas flaquean y hay una pesadez que desconozco en mi estómago, entonces decido caminar, salir de aquí antes de empeorar las cosas; levanto la mirada un poco apenas, lo necesario para mirar hacia al frente y salir sin chocar con nada, distingo su cuerpo parado un poco lejos del mío, rígido, inmóvil, pero no dura mucho así cuando me toma en sus brazos y evita que siga caminando, siento que algunas lágrimas se han acumulado al borde de mis ojos, y cuando levanto la mirada para verle a los ojos, siento que escapan. Estoy llorando ya.

-Harry, déjame, yo... lo siento. Tengo que salir de aquí -hablo apenas, su mirada se siente asfixiante, demasiado seria e inexpresiva, trato de apartarlo con mis brazos, pero su agarre es más fuerte y me parece inútil seguir tratando.

-¿Qué mierda, Evangeline? Acabas de asaltarme los labios ¿y ahora te das a la fuga? -pregunta, como si no se diera cuenta de lo enorme que es el asunto: no solo que él podría ir preso por el asunto de la edad, al final tengo tan solo dieciséis, sino que parece no enterarse que le lancé mi primer beso a un desconocido y me siento como la mierda. Solo le miro, asustada, mis ojos se han secado y no hay rastro de ninguna lágrima en mi rostro, él afloja su agarre, cosa que aprovecho para alejarme de su cuerpo y acercarme a la puerta de salida.

-S-si... ehh, tengo que volver. Lamento el percance, soy una chiquilla bastante loca -trato de reír, pero no puedo, sintiendo la presión en mi pecho hacerse cada segundo más grande.

-Un jodido beso, Evangeline, es lo que fue, un jodido beso. No hagas una tormenta de un vaso de agua -me dice mientras pasa su mano por su cabello, acomodándolo -, solo lo olvidamos y seguimos con nuestras vi... -no le dejo terminar cuando rompo en un llanto lleno de estrés y grito:

-¡Un jodido beso ni mierda! ¡Acabo de darte mi primer puto beso, Harry! ¡El primero! Yo -entonces veo que su mirada deja esa apariencia de que nada le interesa y toma un tono más preocupado -... yo había planeado besar a alguien más este verano, Harry, no a un desconocido que me dobla la edad, y en este jodido momento solo siento mucha culpa porque yo misma me hice creer que debía ser algo especial -concluyo, Harry se ha acercado a mí y con su pulgar limpia las lágrimas que caen en mi mejilla.

-Mierda, lo siento. ¡Claro que tenía que ser especial! Solo... pensé que ya habías besado a alguien, Eva... tienes dieciséis.

-Y sueños absurdos que me han hecho creer los libros -le digo cuando mi respiración se ha controlado, entonces me guía hasta el sillón más cercano y se sienta en el antebrazo, mirándome como si fuera a desarmarme en algún momento.

-¿Crees que pueda hacer algo para hacerte sentir mejor? -pregunta luego de suspirar fuerte y ruidosamente.

-¿Hacerme sentir mejor? ¿Cómo? ¿Puedes des-besarme? -bromeo, haciendo que en sus labios se forme una tierna sonrisa, entonces yo también sonrió y tomo su mano entre las mías ­-¿Podrías no comentarle a mis abuelos sobre el asunto?

-Claro que no le voy a decir a nadie, Evangeline, soy un jodido adulto de veintisiete años, nadie verá bien que haya permitido que una niña de dieciséis me bese -contesta a mi pregunta, entonces me siento más calmada.

Me ofrece olvidar el tema, incluso me dice que me convenza a mí misma que el beso fue un sueño, así podré darle el primero al chico indicado; entonces optamos por comer lo que había estado preparando y, como nunca en la vida, disfruto el silencio que se forma entre nosotros.

***

No me quedo mucho tiempo en su casa, pues a pesar de haber 'aclarado' las cosas todavía me siento incómoda, y cuando cierro la puerta de mi habitación lo único que puedo hacer es echarme a llorar.

Lágrimas desordenan mis mejillas, mientras mi vista se nubla y los gemidos de dolor abandonan mi garganta. Me arrepiento tanto de mis actos y es en ese momento en el que quisiera estar en los brazos de mi mejor amiga.

Mary.

Ella no tarda en contestar cuando marco su número, y ni buen escucho su voz me calmo bastante, entonces, luego de que me cuenta que dos chicos groseros han roto el vidrio de la puerta principal con una pelota de ping pong, decido contarle lo que está pasando, algo temerosa, pues no sé cómo va a reaccionar, pero espero, siquiera, una palabra de consuelo que me haga sentir menos estúpida por un simple y 'miserable' beso.

-Yo... eh... Mary, tengo algo que contarte -hablo luego de varios segundos de suspenso.

-¿Has robado el auto de tus padres y estás en camino? -bromea, percibiendo mi tono lleno de angustia.

-Insistes tanto que tendré que hacerlo alguna vez, Mary, pero no éste verano -río, por fin con alivio -¿Estoy en altavoz? -consulto.

-No, estoy sola ahora, me hago las uñas, los chicos juegan con las nerf en el patio -responde.

-Bien -suspiro -, tengo que confesar algo enorme, Mary -comunico. Ella me calma y me alienta a hablar, sin forzarme.

-Puedes decirme otro día -me consuela.

-He dado mi primer beso -suelto sin aviso. Oh mierda. Suena más feo de lo que creí. Admitirlo a mi mejor amiga me golpea peor que cuando se lo admití a Harry. Y me causa dolor en el estómago de nuevo.

-Oh, Jesús ¡Evangeline! -grita mi amiga -, he derramado el esmalte en mi cama. ¿A quien le has dado el honor? ¡Creí que morías por besar a Noah! -dice, y siento mi alma caer por mi pecho hasta mis pies.

-¡Claro que así lo deseaba, Mary! -respondo, casi molesta -. El asunto se me fue de las manos y ahora siento como si hubiera descubierto que el Ratón Pérez no existe, de nuevo.

-No pudo ser tan malo.

-El beso no, fue de otro mundo, lo sentí hasta en mi espina dorsal, y no sé qué es eso -río -. Es el con quien.

-¿Y con quién fue? -pregunta, luego de reír por mi estúpido comentario de anatomía.

Mary me escucha paciente, pues es ahora que mi vida produce extasis, siempre ha sido ella la que tenía cosas por contar, Mary dio su primer beso a los quince, hace un año, con alguien que hasta ahora no ha vuelto a ver, algún amigo de su hermano mayor, ese mismo año, más tarde, ella hizo el amor con su novio, y tiempo después terminaron. Mary siempre había sido la de la emoción. Evangeline era la de los libros de romance y la de la música obsoleta. Entonces procedo a contarle lo que ha pasado en mis primeros días en Apple Ville: haber conocido al vecino de mis abuelos, que es hermoso, haber salido más de una vez con él y, finalmente, haberlo besado.

Thinking Underage [Mature Styles! au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora