ADICTA

By Jossepaz

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Salir de la adicción no es fácil, pero cuando tienes a un ángel que está para ayudarte todo puede ser diferen... More

Sinopsis.
tráiler
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Epilogo.
¡Gracias!

Capítulo 32.

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By Jossepaz

Peter.

Sigo sin poder encontrar a Lali y eso me tiene desesperado, hay veces que pienso que debo dejar de buscarla ya que ella se fue por mi culpa y dudo mucho que ella después de todos estos meses me quiera ver. Tal vez el destino no quería que estuviéramos juntos. Solo que eso no quita que la haya olvidado, Lali sigue bien metida dentro de mi corazón.

Inclinándome en la silla de mi consultorio, miro hacia el techo. Quizás debí escucharla no cegarme por mis celos, pero no puedo regresar el tiempo atrás, lo hecho, hecho está. 

— Hola Peter. — bajo la cabeza al escuchar esa voz.

— Alexandra. — abro los ojos al ver su estómago un poco abultado. — Está...... Es...

— ¿Tuyo? Claro que no. — se sienta. — no es tuyo Peter, respira. — ríe.

— Pero.... Tú y yo...... Digo.... Aquella noche..

— Peter no es tuyo. — me mira seria. — Es de mi esposo.

—  ¿Te casaste? — me sorprendo.

— Claro. ¿Pensabas que iba a estar llorando por vos siempre? — solo niego, porque es lo único que puedo hacer. — Desde la últimas vez que nos vimos y me dijiste que no te ibas a olvidar de Lali, caí en cuanta que yo tenía que seguir con mi vida, por eso me fui de viaje y conocí al que ahora es mi marido y el padre de mi bebito. — se acaricia su barriga. — me enamoré, es verdad eso que existe el amor a primera vista, fue... Mágico sabes, caminando por la calles de Venecia y de pronto verlo ahí parado, él me miró y mi corazón cayó flechado.

— Vaya...... Felicidades. De verdad me alegro por ti Alexa, mereces ser feliz.

— ¿Vos? ¿Te arreglaste con ella?

— Desde aquella noche que me mostraste esas fotos y el video. No la volví a ver, es como si la tierra se la haya tragado.

— Hablando de eso. Mira sé que es demasiado tarde, pero debo decírtelo. Peter si son reales todo eso, lo que cambia es que ella no lo hacia por gusto, Agus la obligaba.

— Lo sé.

— ¿Lo sabes?

— Agustín me contó todo, pero no sé como vos conseguiste todo eso. Quisiera que me contara.

— Hanna me entregó las fotos y el vídeo. Peter, Hanna le tiene un gran odio a Lali a pesar que es su hermana, no la quiere. Ella la mandó a seguir y hizo todo para que vos te dieras cuenta, yo como tonta la ayudé a mostrarte el vídeo, que estaba arreglado a su manera. No debí hacerlo o tal vez solo que tuve que darte las razones por la cual ella hacia todo eso. Lo siento Peter no debí haber hecho lo que hice, pero estaba tan cegada. Era mis celos que no me hizo ver; estabas tú diciéndome que estabas enamorado de otra mujer y que estabas por pedirle casarte, pero...... Ahora sé que hice mal. Perdóname, es que siempre pensé que nosotros dos íbamos a casarnos, tener hijo y seríamos una familia feliz. Ahora sé que no todo lo que uno planea se hace realidad.

— Soy yo quien te pide perdón. Y tenemos igual de culpa, pero Hanna, ella es de lo peor, tenerle tanta bronca a su hermana, cuando Lali ni quiera sabía nada.

— La llenaron de odio, es lo único que puedo decirte. ¿La buscarás?

— Lo estuve haciendo, pero creo que ya no lo seguiré haciendo. Lali desapareció además dudo mucho que ella me quisiera ver, la lastimé demasiado, dije cosas que no debí haberle dicho y no hay día que no me sienta el peor hombre.

— Es una lastima, pero espero que llegue la mujer que hará que puedas olvidarla, ya que ella no está mas en tu vida.

— No se Alexa, no creo que llegue amar a otra mujer como lo hago por Lali.

— En verdad lo siento Peter. No debí haber hecho lo que hice. Creo que la amistad de Hanna y los celos me cegaron, debí haberte soltado cuando me dijiste que no me amabas más. Ahora te veo sufrir y yo siendo feliz me hace sentirme la peor mujer.

— Te repito Alexa: Olvidemos todo, con recordar el pasado no sirve de nada. Además podemos seguir siendo amigos y eso es lo que importa.

— Yo feliz que no me quites tu amistad. Bueno te dejo, debo ir a encontrarme con mi esposo. Nos vemos otro día.

— Nos vemos.

Ella sale dejándome con una tristeza grande. No es porque ella está casada, si no que veo que todo siguió su rumbo y yo debo hacer lo mismo, ya no hay vuelta atrás, perdí a Lali y debo hacerme la idea que no la volveré a ver.

Lali.

Por fin mi vida es como la quiero. Ya tengo mis propias cosas y pronto tendré una casa para vivir con mi hijo. Porque será varón, Estoy feliz de saber que tendré un varón y algo dentro de mi me dice que será igual a su padre. Es algo que me ilusiona, pero a la vez me llena de dolor, porque veré en mi hijo al hombre que amo. Pero bueno ya no importa, ya falta poquito para sostenerlo en mis brazos, ya tengo varias cosas para su llegada y más con lo que Amanda, Natalia y Verónica me han dado para su llegada.

—  Lali. — me llama vero.

— ¿Qué pasa? — dejo de poner la ropa en los estantes.

— Unas personas te están buscando.

Al escuchar me entra el miedo al saber que alguien me haya reconocido y sea alguien de mi pasado. Ahora que los meses han pasado, ¿por qué? Decido ir y acabar con esto, pero al ver esas dos personas, no se me hacen conocidas y eso me extraña. Acercándome a ellos con cautela, pregunto:

— Hola, me dijeron que me buscaban. ¿Puedo ayudarlos en algo?

— ¿Es usted, Mariana Espósito?

— Así es. ¿Ustedes son?

— Soy el abogado Abraham. — dice el señor alto y moreno.

— Soy el investigador Adán. — dice el otro señor que es bajito y rubio.

— ¿Abogado? ¿Investigador? ¿Que ocurre? — me entra nervios de pensar que Peter se enteró que estoy embarazada y me anduvo buscando para quitarme a mi bebito.

— Señorita no debe preocuparse. Pero soy el abogado de su abuela Marisa.

Al escuchar su nombre me alegro mucho, porque hace años que no la veo.

— ¿Cómo está mi abuela?

— Siento decirle que ella murió hace tres meses.

Al escuchar que mi abuela esta muerta, hace que me tambalee. El que se llama Abraham, me sostiene.  No puedo creer que ella esté muerta, mi abuela era la única que me amó, si hubiera estado cuando pasó todo y no de viaje, me hubiera ayudado.
Ellos me ayudan a sentarme, mis lágrimas comienzan a salir, me duele saber que ella esta muerta y no me pude despedirme.

— Su abuela cuando volvió y se dio cuenta lo que hicieron sus padres y me contrató para buscarla. Nunca logré dar con usted fue como si se la hubieran tragado la tierra. Después de todo este tiempo nos dimos cuenta que su padre sabía su paradero.

— Mi.... Padre sabia donde estaba, él... ¡Oh, Dios! Sabiendo que mi abuela me buscaba no hizo nada.... Que clase de hombre es.... — digo entre lágrimas.

— Dimos con el lugar donde usted trabajaba, pero nos dijeron que ya no seguía con ellos. Hemos estada buscándola hasta que dimos con usted. Aquí estamos para que nos acompañe a la casa en dónde su abuela vivía. Ella aún estando a punto de morir nos pidió que nunca la dejáramos de buscar. — sigue hablando Adán.

— Su abuela dejó un testamento y dejó la orden que se leyera hasta que usted fuera encontrada, si nos acompaña. — dice Abraham.

— ¿Quien van a estar en la lectura? — pregunto, aunque sé la repuesta.

— Solo sus padres y su media hermana.

— Yo... — no se si quiera verlos, Hanna y mi padre no son de mi agrado en este momento.

— Por favor señorita, su abuela deseaba que usted estuviera presente para que escuchara sus deseos.

— Está bien. —  me levanto. — acabemos con esto. — voy hasta donde está Vero que me mira preocupada. — Vero tengo que salir.

— Ve, yo hablaré con la jefa y le diré lo que pasó.

— Gracias.

Salgo con ellos y subo al auto. El trayecto fue tan rápido, bueno así lo sentí yo. Me sorprendo volver a estar frente a la casa de mi abuela, solo que está vez al entrar ella no estará esperándome con una gran sonrisa. Mis lágrimas vuelven a salir, me duele saber que no estuve con ella en ese momento de su partida. Si hubiera sabido que ella me buscaba, hubiera venido hace mucho, pero sentí que no tenía cara para estar frente a ella. Adán y Abraham bajan del coche. Adán se acerca y  me ayudan a bajar del auto. Caminamos y  entramos a la casa, nos dirigimos al estudio, entramos. Como dijo el abogado; ahí están los tres que miran sorprendidos al verme.

— ¡Qué hace esta zorra aquí! — grita Hanna enojada.

— Hanna compórtate. — mi padre la regaña.

Ya no me sorprende que ella actúe de esa forma y mas de la forma que mi padre actúa. Ellos son iguales, ni si quiera mi madre me mira, ella solo se da la vuelta y vuelve a sentarse. Mi padre me fulmina con la mirada, en otra ocasión me hubiera sentido intimidada, pero ya no me cansé. Sonrió y lo miro mientras le digo:

— ¿No me vas a saludar papá? No vas a saludar a la oveja negra de la familia. — digo y él solo me mira furioso.

— Mire no sé que pasa aquí y porque mi ex suegra quería que estuviera presente, ya que nunca nos hemos llevado bien. — dice mi madre.

— No se preocupe señora. Ya lo van a saber y más cuando todos los presentes están ahora.

Todos los hacen y yo lo hago alejada ya que no quiero estar cerca de ninguno. Hanna no deja de mandarme miradas fulminantes, yo solo la ignoro, ya me aburre ella con su estúpido odio hacia mí.

— Bueno como ustedes dos sabrán. — se dirige a mis padre. — la señora Marisa, buscó a su nieta, pero lastimosamente no pudo vivir para volver a verla.  — me limpio las lágrimas que comenzaron a salir. — antes de leer el testamento. Ella dejó este video para ustedes y cuando lo escuchen pienso que no será necesario leerlo, pero bueno, siempre tengo que hacerlo y por favor no interrumpan hasta que él vídeo termine.

Pone el video y aparece la imagen de mi abuela. Ya los años pasaron por ella, pero su sonrisa siguió siendo la misma, lastima que solo así la pude volver a ver; por medio de una pantalla.

Siempre quise hacer una de estas cosas al morir y vaya lo hice. — no puedo evitar reír. Mi abuela siempre fue tan loca para esas cosas. — ¿Que les diré? Bueno comienzo contigo hijo: No puedo creer que te convirtieras en un hombre que no le importó tirar a la calle a su hija siendo apenas una niña. Sí hijo se que estás sorprendido, no soy tonta y averigüe que mi nieta no se escapó de la casa como me contaste, sí no que tu y tu ex mujer la corrieron. miro a mi padre y él tiene los ojos muy abierto. Lo que me sorprende que haya dicho que me escapé. — No mires de esa forma, no soy tonta y lo peor tener una doble familia, que vergüenza hijo y pides moral para tu casa sí tu no la tienes. Me siento tan decepcionada de haber criado a un hijo sin valores, que no supo cuidar a su familia, muy a pesar que no estuvieras bien con tu ex esposa, pero eso de tener otra familia al mismo tiempo, si tu padre hubiera seguido con vida, se hubiera muerto en el momento al enterarse que el hijo que le enseñó buenos principios no los supo hacer. Espero hijo que en algún momento llegues a ver el error que cometiste y le pidas perdón a tu hija, pero creo que eso es mucho pedir. — veo a mi padre. Él vuelve a poner esa cara sería y dura, pero sé que debe estar mal al escuchar a su madre decir esas cosas. — Ahora voy contigo, ex nuera: porque ni ganas de decir tu nombre, tengo. No sos una madre de verdad, porque una madre no permite que echen a un hijo suyo a la calle, vos solo pensaste en el dinero y en el que dirán, nunca en el bienestar de mi nieta. Algo me da gusto fue que mi hijo te dejara por la otra y que todas las amistades que tanto querías conservar te dejaron, y ni siquiera le importas ahora. Sabes es muy triste, porque te quedarás sola y sin nadie que esté contigo en el día que te mueras. Me das lastima y ojalá que llegues a arrepentirte de todo el daño que le hiciste a tu hija.  — me limpio mis lágrimas, porque aún estado muerta mi abuela, ella me está defendiendo
Ahora sigo contigo, Hanna, eres mi nieta, pero nunca te vi como una. — vaya con la sinceridad de la abuela. — Eres demasiado presumida y solo veías por ti, crees que no me di cuenta que cuando recibía tus visitas, era por obligación y no porque quería, lo peor es que me hablabas mal de mi nieta, solo porque te daba envidia que yo siempre pensara en ella.  ¿Tan poco te crees que no pudiste soltar la envidia?  creciste llena de resentimiento hacia alguien que ni sabía de ti, ni te había hecho nada para que le tuvieras tanto desprecio.  Deberías cambiar niña, así serías mas feliz. Porque si sigues por ese rumbo no podrás serlo y te estarás arruinando tu vida. Espero que en un tiempo lejanos, sepas ver la realidad y pidas perdón a tu hermana. — escucho decir: «nunca » por parte de Hanna, pero no digo nada. —  De último tú, mi pequeño estrella. — sonrío al escuchar mi apodo. — me duele no haber podido ayudarte cuando te tiraron a la calle, que tus padres no les  importó lo que te pasaría. — veo como ella se le cae un par de lágrimas. — no te juzgo mi pequeña, sé que no hiciste las cosas para lastimar a nadie, el error fue de tus padres por no apoyarte, tampoco te juzgo por haber entrado a ese mundo en dónde te utilizaron, porque tú tenías que sobrevivir. No estaré contigo en este momento, pero siempre te cuidaré en donde esté. Espero que logres salir de todo y vuelvas a ser esa estrella que me alegraba cada día. Porque sé que desde pequeña fuiste una niña fuerte, estoy segura que ahora que eres una mujer y hermosa, vas a luchar para demostrar lo que vales y yo te voy ayudar con eso mi hermosa niña. Ahora para aquellos tres que quieren escuchar si les dejo algo. Pues no, no les dejo nada. Todo mis propiedades, dinero dentro y fuera del país son para mi nieta Mariana. Y no se hagan los sorprendidos ella se merece todo lo que yo le estoy dejando, más bien es poco, pero por lo que tuvo que pasar por ustedes. Sé que ella va hacer buen uso de todo yo creo en ti mi estrella, eres una luchadora como yo y saldrás adelante. Te quiero y espero que esto compense lo que no te pude dar en vida. Te amo mi niña y que Dios guíe tu camino.

Estoy sorprendida mi abuela me acaba de dejar todo a mí. No puedo creerlo.... Levanto la vista al escuchar como Hanna se levanta de golpe y empieza a gritar.

— ¡Esto debe ser una broma! ¿No ven?  Es una zorra drogadicta, como es posible que le haya dejado todo, lo pero es que está esperando un hijo de a saber quién, porque tantos hombres que se han metido con ella.

— Señorita guarde la calma. Cómo escuchó su abuela dejó su fortuna a su nieta, Mariana y no hay que puedan hacer. Ella es la legítima heredera.

— ¡Esa vieja loca ni sabía lo que decía!

— ¡Respeta a mi abuela! — digo ya cansada de las agresiones de Hanna. — Me cansé de tus insultos. Una cosa es a hacía mí, otra muy diferente que permitas que le faltes el respeto a la memoria de mi abuela. Me cansé que estés tan llena de odio contra  mí, ¡pero se acabó! una vez me dejé que me pisotearas, está vez no Hanna. Me vas a respetar o haré que me respete, ya no soy la mujer de antes insegura ante ti, tendrás que respetarme sí o sí.

— Hija.... Mi niña, calma no le hace bien a tu estado. — miro a mi madre con una ceja arqueada.

— ¿Hija? Ahora que escuchaste que mi abuela me dejó todo soy tu hija. No soy tu hija, dejé de serlo hace mucho tiempo y te lo dejé bien claro el día que fui a verte. Dejé de ser la hija de ustedes dos en el momento que me corrieron.

— No pierdo nada. — dice mi padre. — para mí estabas ya muerta y más cuando te volviste una puta.

— Vos "papá" nos vaya por ese camino. Que no eres quien para juzgar ya que t u moral no es implacable, sabias donde estaba y en que circunstancia y te valió, lo peor que no le diste la oportunidad a tu propia madre de verme. Pues mira papá salí adelante sin ti, superé todo sin ti. Y ahora gracias a la abuela no tengo que preocuparme más. Ustedes tres son lo peor que tuve, pero también lo que me permitió aprender a ser fuerte. Ahora pueden tomar sus cosas e irse de mi casa, no quiero que sigan aquí.

— Vos no me vas a correr de la casa de mi madre. — se acerca a mí amenazadoramente.

— No te tengo miedo. — levanto mi cara para demostrarle que dejé de ser esa niña que podía intimidar.

— ¡Vas aprender a respetarme! — levanta la mano, pero no cierro mis ojos, está a punto de pegarme, pero Adán lo detiene.

— Ni se atreva a tocarla. Usted no tiene derecho de intentar golpearla. Porque si lo hace, haré que se lo lleven preso por agresión.

Mi padre se suelta bruscamente y le grita a Hanna para irse. Lo tres salen molesto y yo me quedo sola con el abogado y el detective. Los miró y comienzo a llorar por todo lo que acaba de pasar. Me plantee hacia mí padre y no tuve miedo. les demostré a los tres que ya no soy esa chica indefensa, si no alguien diferente.

No me creo que ahora tengo dinero, no puedo creer que sea rica y todo gracias a mí abuela. Oh, Dios. Gracias abuela, gracias por esto y te juro que voy a hacer buen uso de lo que me dejaste. Te amo abuelita, te amo mucho.

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