Antes De Decir Adiós

By barbierison13

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Lían está en su último año de preparatoria y si creías que no pueden pasar muchas cosas en unos cuantos meses... More

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By barbierison13

Todo el mes de Mayo quedó atrás, junto con todo lo malo y todo el dolor que está cargando mi alma, hay cosas que simplemente nunca voy a superar, mi Padre es una de ellas.

En los últimos meses el solía mencionar que disfrutara todo lo que se me presentara, mi graduación por ejemplo, él sabía cuánto lo anhelaba todo este asunto de cerrar como se debe mi último año de preparatoria.

Ahora me doy cuenta de cuál rápido pasa el tiempo, hace unos meses apenas nos iban a asignar grupos y ahora es el inicio de un nuevo mes y último día de clases ¡Al fin! Lo logré.

Logré terminar las clases con buenas calificaciones, podré disfrutar de todo lo que se venga; para comenzar, este próximo lunes será mi toma de fotografía donde nos darán un lindo retrato, después ese jueves será mi mojada es cuando traen pipas al Instituto para, obviamente mojarnos, y despedirnos como se debe, también esa misma tarde harán un pequeño bufet, donde habrá comida y un DJ. Dentro de dos semanas será la fiesta de piscina, iremos a un fabuloso lugar con albercas ¡Será increíble!

Después comenzarán los ensayos para la ceremonia de entrega de diplomas donde oficialmente seremos ex alumnos. Luego la planilla organizará la fiesta en un club nocturno, esa será una borrachera total. Ya casi al final pero no menos importante una pequeña fiesta antes de nuestro baile de graduación.

Por supuesto no todo es fiesta y diversión, que más desearía que fuera así, pero no. El próximo fin de semana será el examen, el examen para la universidad.

Si se preguntan, no, no he estudiado nada ¡Absolutamente nada! Lo único que tengo en mi cabeza son los pocos conocimientos de un curso que me pagó mi papá antes de su fallecimiento.

Esto evidentemente me ha traído severos bloqueos y bajones emocionales, se me ha hecho tan difícil concentrarme que en fin, a duras penas he logrado poder concluir el periodo...

En tan solo una semana y media no guardaré tanta información que incluye el temario, para colmo es muy diferente al examen que realicé para "La Universidad Autónoma".
A diferencia de ese, este trae muchísimo más preguntas y dura más tiempo, bien, no sé qué será de mi.

Regresando al tema de mi último día de clases, mi Profesora decidió organizar un pequeño convivio de despedida.

La preparatoria ha concluido, no volveré a tener más clases con estricto horario, ni volveré a usar uniforme escolar que fue mi aliado y cómplice en los mejores y peores momentos. No volveré a ver esa bellísima vista que tiene mi edificio, tampoco guardaré mis libros y libretas nuevamente en mi casillero.

No volverán aquellos escapes de horas de clase con mis amigas para ir por un café, al igual al término del día ir a nuestro lugarcín donde pasamos infinidad de risas, anécdotas y secretos que eternamente guardarán esas paredes.
Las risas y encuentros en los pasillos han llegado a su fin, se acerca el momento de la despedida y de decir adiós.

—Muy bien chicos, acomoden sus bancas alrededor de salón y coloquen el escritorio en medio para poner toda la comida que han traído.— ordenaba la Profesora mientras todos hacíamos movimientos y ruido con el inmobiliario del salón.

—¡Vaya chicas que rápido ha pasado el tiempo!— decía Cami con lágrimas en sus mejillas que la profesora de Derecho hace un par de minutos dejó en nuestros ojos.

—¡Ahora si chicas! Nuestro último día de clases.— añadía Rose empujando su banca a lado de las nuestras.

—Nos seguiremos viendo ¿Verdad?— Lexi preguntaba con melancolía.

—¡Claro que sí! Y de no ser así yo misma iré a reclamarles a su Universidad.— respondía Shey con ese estilo tan digno de ella.

Cada quien tomaría su rumbo, Shey y Rose irían a diferentes universidades, la de Shey es una especial para lenguas extranjeras, mientras que la de Rose es para especializarse en publicidad.

Mientras tanto Cami, Lexi y yo iríamos a la misma, diferentes facultades pero finalmente misma Universidad, por supuesto si pasamos el respectivo examen.

Cuando todos terminamos de acomodar las bancas y los alimentos en el escritorio nuestra profesora nos dio una emotiva despedida, llena de nostalgia que se apreciaba en los rostros de cada uno de mis compañeros.

Sus palabras de motivación para la siguiente etapa hacia que nuestra piel se pusiera chinita pero como dijo; la vida es una serie de etapas que debes de disfrutarla al máximo.

Luego de ese pequeño momento emotivo recuperamos nuestra alegría que regreso a nuestros rostros, dimos por inicio nuestro convivio ¡De fin de curso!

El escritorio estaba lleno de botes de helado, frituras, hot dogs, pastel, gelatinas entre otros alimentos que cada uno de nosotros trajimos, la música y las risas estaban haciendo de este un muy buen último día.

—¿Qué es todo eso Shey?— preguntaba Cami muy intrigada.

—Oh ¿Estás hojas?— respondía llevándose una papa frita a su boca.
—¿No han escuchado chicas? Todos en la generación se han puesto de acuerdo para lanzar todos los trabajos por las escaleras.—

—¡De haber sabido! En este momento iré a sacar todos mis trabajos acumulados del casillero.— entusiasmada respondía Rose.

Al cabo de una hora, había llegado nuestro último toque, el último toque de clases, un toque que no volveríamos a escuchar, el Instituto ha terminado.

Toda la generación salió de sus salones, estábamos todos reunidos en el largo pasillo, todos sostenían un bonche de hojas de papel, listos para lanzarlos por las escaleras, nos encontramos en el último piso así que todos los demás años verían tan épica escena.

A lo largo del día se había esparcido el rumor ¡Hasta que llegó a oídos de la directora y los maestros! Todos estábamos dudosos si hacerlo o no hasta que en las bocinas se escuchó la voz del profesor de disciplina.

"Jóvenes, favor de abstenerse de lanzar papeles por las escaleras."

¡RINGGGGGG! El último toque sonó en el timbre ¡Demasiado tarde! Toda la generación comenzó a lanzar sus trabajos por las escaleras, una cascada de hojas blancas se miraba caer en medio del edificio, los gritos, la euforia eran parte del momento, todos bajábamos por las escaleras riendo y aplaudiendo por finalmente haber concluido toda esta maravillosa etapa.

Los profesores de los demás grados al igual que los alumnos miraban perplejos dichosa escena.
Me sentía emocionada, volteaba a ver a mis amigas quienes lanzaban los trabajos restantes, reíamos y aplaudimos gritando la porra del Instituto.

Al salir del edificio nos reunimos todo el tercer grado en un círculo en el patio mientras todos nos miraban sorprendidos, no había vuelta atrás este último día estaba siendo é-pi-co.

—¡A LA ALBERCAAAA!— la voz de un grupo de chicos sonó en medio del círculo.

No bastaron más de cinco segundos para que todos en la generación corrieran a máxima velocidad hacia la alberca, para buena suerte nos había tocado el uniforme deportivo.

En tan solo minutos llegamos a la alberca, dejamos las mochilas en las gradas, mientras mis amigas y yo torpemente tratamos de quitarnos nuestros tenis y calcetas, para finalmente correr y darnos un refrescante clavado.

El día era soleado, como si el clima haya conspirado para nuestras rebeldes acciones.

Podía mirar como los colegas; Alberto, André, Manu, Sebas, Santi y Tony se habían echado su respectivo chapuzón.

Entre risas, festejo y carcajadas, los profesores de disciplina llegaron tocando sus silbatos pidiendo que nos salgamos inmediatamente o conoceríamos las consecuencias.

Todos inmediatamente salimos cual rayo de luz, tomando nuestras cosas, corriendo mojados hacia la salida de la escuela... Pero... Oh no.

—Ya se divirtieron haciendo su relajo, esperen noticias con sus profesores, por ahora háganos el favor de retirarse ¡Pero ya!— era la directora haciendo erupción, se le miraba más molesta que nunca.

Todos tan pronto como pudimos salimos de la escuela, el sol estaba en su punto así que eso hizo que nuestro secado fuera rápido.

Disfrutamos el rato tomando fotos, contando la dichosa anécdota que acabábamos de hacer y por supuesto, suponiendo cual sería nuestro castigo.

—¡Chavas!— decía Acacia exprimiendo su playera del uniforme.

—¿Qué pasa?— preguntamos guardando un par de prendas mojadas en una bolsa de plástico.

—¿Dónde estarán los colegas? Saben que un gran día como éste tiene que tener un gran final y ellos deben de estar.—

—Ya sabes cómo son Acacia, se hacen del rogar y por supuesto que no vamos a insistir, si ellos quisieran salir con nosotras nos lo dirían pero...— explicaba molesta Vivian, hasta que una voz masculina interrumpió.

—¡Hey!— era Alberto con los demás colegas, acercándose en grupo hacia todas nosotras.

—Esto merece un digno final ¿No creen?— gritaba Santi haciendo alusión a su uniforme mojado.

—¿Qué proponen?— preguntó Acacia riendo.

—Eso no se pregunta Acacia ya sabemos nuestro hogar, La cabaña.— añadió Sebas, todos reímos y aceptamos el plan.

Nos fuimos caminando por todo el bulevar mientras la gente nos miraba extrañados de nuestra respectiva apariencia.

El sol nos secaba, hasta que casi ya no parecía que nos habíamos mojado, caminabamos unas cuadras hacia arriba, hechando relajo, recordando una y otra vez todo lo sucedido.

Finalmente llegamos a La cabaña, lugar donde durante todo el año refugiamos nuestro vicio, una vez más estábamos aquí.

—Identificación.— un guardia de seguridad al mirar nuestros uniformes no dudo en pedirnosla.

Todos comenzaron a sacar su identificación y para la mala suerte de Acacia y mía, no contábamos con ella.
No bastó para que Alberto le dijera un par de cosas al de seguridad para que pudiéramos entrar sin problema.

Nos sentamos y acomodamos en la mesa mientras traían las cartas para ordenar, los colegas si en algo son expertos es en preguntar sobre las promos del día.

—La cubeta y botana del día. Más los shots de cortesia.— detallaba Santi mientras el mesero miraba confundido.

—El gerente nos conoce.— dijo Manu, guiñando, para que el mesero pronto traería la orden.

Comenzamos a reír y entrar en calor, una vez más recordando lo sucedido, de pronto Alberto se levantó de su silla y tomando la cerveza de 355 ml, se dirigió hacia todos nosotros.

—Se que estamos húmedos y cansados por este día tan loco pero me gustaría...— mencionaba con una sonrisa a media mejilla.

—¡Vamos bro! Apenas llegamos y ya quieres subirte a la mesa.— dijo Santi, todos comenzamos a carcajear.

—Solo quiero decir unas palabras para todos ustedes...— se detuvo con puntualidad mientras todos préstamos atención. —Amigos, hermanos, gracias por tantos buenos momentos...—

Un sin fin de palabras de agradecimiento se prolongaron, mientras todos reían y brindaban. Alberto no fue el único en decir las suyas, todos continuaban con gran nostalgia, las cervezas estaban haciendo su efecto.

Pronto una voz interrumpió mis pensamientos...

—¡Lí! Dinos tus palabras...— mencionaban eufóricos.

—Oh cielos, me perdí por un segundo...— dije nerviosa mientras trataba por un momento formular aquellas palabras. —Bueno quiero agradecerle a las chavas por ser las mejores amigas que alguien pudiera tener, las amo...— les dije lanzando un beso con mi mano. —Y a ustedes chicos por ser tan divertidos y volverse parte de nuestro año...— añadí.

De repente, un pensamiento de tristeza se apoderó de mi mente, aquel pensamiento que no me dejaba de atormentar desde aquel 8 de Mayo.

"Nunca volverás a ser feliz"

Quedé muda por unos instantes, mis palabras finales fueron —¡Salud chicos!— todos brindaron y continuaron con el relajo, yo tomé rumbo hacia el baño antes de que todos me vieran caer en llanto.

Entré tan pronto como pude, me sentía mareada, tal vez era cierto el mito de que cuando te encuentras triste el alcohol sube más rápido por todo tu cuerpo. Me eché un poco de agua, pero era en vano, ver mi reflejo en el espejo solo hacia que recordará una y otra vez esa frase...

—¡Lí!— era Acacia quien tan pronto como me vió me tomó fuertemente para tranquilizarme.

Pasaron unos minutos para que recobrará la tranquilidad.

—¿Mejor?— preguntaba Acacia secando mis lágrimas.

—Creo que si...— contesté con una pequeña sonrisa.

Regresamos a la mesa, los colegas y las chavas disfrutaban del momento, bailando entre ellos la música que sonaba en La Cabaña. Alberto me miraba extrañado, pero no sé animaba a decirme nada.

—¡JODER!— muy alterado interrumpió Santi.

Todos se detuvieron de golpe al ver la cara de shock de Santi.

—¡¿QUÉ?!— Dijimos al mismo tiempo angustiados.

Sebas le quitó su celular a Santi al ver qué no reaccionaba y continúo...

—Amigos al parecer enviaron un comunicado del Instituto...— mencionaba. —Recibiremos un castigo por lo de hoy, y hablan de una posible suspensión de las actividades de graduados.—

A todos de repente se nos bajó el alcohol.

—¿Y bien— cuestionamos todos, pero ahora con una tremenda cara pálida.

—El lunes a primera hora en el Instituto.— finalizó Sebas.

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