—Hola, soy Kali.
—Un placer conocerte, Kali. ¿Qué edad tienes?
—Veintitrés.
—Perfecto, Kali. ¿Te incomoda que la cámara esté encendida?
—Ejem... No. Adelante.
—Ok, Kali. ¿Podrías contarnos un poco de ti? ¿A qué te dedicas? ¿Te dónde eres?
—Yo...Vengo de Nottingham.
—¿Nottingham? Vaya. ¿Y qué sueles hacer? ¿Cómo te ganas la vida?
—A mi...me gusta cortar el pelo, maquillar y cuidar la piel de las personas.
—¿De otras personas?
—Sí.
—Tú eres muy bonita, Kali.
—Gracias—sonríe.
—¿Sueles hacer ejercicio?
—Suelo hacer.
—¿Y qué parte del cuerpo ejercitas más?
—Aquí—se señala el abdomen.
—¿Nos podrías mostrar?
—Ejem... ¿De qué manera me entreno?—se pone de pie y señala la alfombra frente al sofá de dos cuerpos donde estaba sentada hasta hace un momento.
—Claro.
—Bien—sonríe.
Se sienta en el suelo y realiza abdominales con las manos cerradas tras la nuca.
—Me gusta hacer los ejercicios cruzados—contesta—. Y entrenar duro. Muy duro. Cuanto más, mejor.
—Vaya. ¿Podrías mostrarnos un poco cómo tiene efecto el entrenamiento duro al que te dedicas?
Ríe otra vez.
Se detiene, levanta un poco su musculosa evidenciando unos abdominales perfectos y el borde inferior de un sostén rosa de encaje.
Vuelve a hacer abdominales.
—Hasta ahí me parece bien. ¿Podrías ponerte un ratito de pie?
—Claro.
El tipo de la cámara la sigue y enfoca su rostro de cerca. Tiene el cabello castaño, grandes ojos negros y una tez oscura, lisa.
—¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre, Kali?
—Pues—se relame los labios y mira la cámara con un brillo especial—, me gusta hacer muchas cosas. Como tocarme...
—¿Tocarte? ¿Te gusta tocarte?
—Sí.
—¿Por ejemplo, dónde?
—Acá—señala su pubis con la punta de dos dedos.
—Vaya—el cámara vuelve al rostro de la chica—, debe ser interesante. ¿Podrías mostrarnos un poco cómo lo haces?
—Claro.
Alza las cejas y se baja la calza deportiva.
—Me parece una buena chica—señalo.
Kaneki me mira con reprobación. Estamos en otra oficina, fuera del estudio de grabación, viendo la audición que mantiene Kali con el camarógrafo y auditor de nuestra empresa.
—¿Es en serio?—pregunta mi socio.
—Sí. Mírala, evidentemente le pone empeño.
El monitor nos muestra el modo en que Kali le está chupando el pene al cámara quien la graba mientras se realiza el trabajo. Ella mira cada tanto al lente mientras se mete el miembro del sujeto y se lo saca de la boca, lamiendo la saliva con presemen que le chorrea.
—Yo la noto tan básica como las otras treinta que entrevistamos ayer—señala Kaneki.
—No puede ser que hayas echado a todas las chicas de ayer, Kaneki.
—Eran básicas e irrelevantes. No podemos correr el riesgo de invertir en una sólo por pena o porque "parece una buena chica", Nick. Hay más. Debe haber más, ¿entiendes?
—Sí, pero...
Kaneki se inclina al micrófono conectado al auricular del cámara quien toma las audiciones.
—Suficiente, Gus. Que venga la otra, no te acabes con esta. Mándala a su casa y ve a lavarte.
Apaga el micrófono y se reclina sobre el sillón emitiendo un largo suspiro.
—No es necesario que seas tan cruel—le digo.
—Ella no lo sabe. Gus sí y él tiene tacto para echarlas cortésmente. Además, la chica firma un contrato de consentimiento y confidencialidad antes de pasar a la audición.
—La mayoría ni lo lee. Están desesperadas, ¿no lo entiendes?. Quieren trabajo.
—Y nosotros queremos seguir siendo la empresa líder en el mundo del porno así que si esa chica o un muchachito que pase y quiera chuparla a cambio de veinte dólares e intenta traernos pérdidas con nuestros inversionistas, mejor que se busquen un empleo tras el mostrador de una tienda. Aquí no.
Suspiro.
Definitivamente es un imbécil.
—Ah... Hola.
—Hola, ¿cómo estás?
—Yo... Supongo que...un poco nerviosa.
—¿Ah, sí? ¿Es tu primera vez frente a una cámara?
—Ejem... Sí. Es la primera.
—Bien. Seguramente te gustará. ¿Cómo te llamas?
—Me... Me llamo Norah.
—Oh, wo, wo.
De pronto el camarógrafo baja el lente y queda grabando sus botas marrones de montaña, cortando repentinamente la toma.
—¿Qué carajos?—farfulla Kaneki y se toma la cabeza.
—¿Qué sucede ahora?—mascullo.
Él sacude un listado frente a mis ojos y lo deja sobre el teclado. Lo miro y presto atención donde está subrayado.
Norah James, 24 años, Dakota del Norte, Estados Unidos.
—Vaya—murmuro.
Y presto atención a la conversación que sostiene Gus (el tipo de la cámara) con la chica:
—Oye esto ya lo hablamos—le dice él.
—Yo... Sí, lo siento. ¿Podemos hacerlo otra vez?
—Entiende que debemos captar esto del modo más natural y espontáneo posible, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—la chica traga saliva y se ruboriza. Su cabello enrulado color negro de pronto parece demasiado voluminoso para tener una contextura tan pequeña—. ¿Tengo otra...oportunidad?
—La tienes—dice él.
Y percibo un suspiro de Kaneki quien me quita los papeles nuevamente. Con un bolígrafo tacha el nombre de Norah de la lista. Carajo.
—¿Qué haces?—le digo.
—No tiene idea de qué va esto. Estamos perdiendo el tiempo.
—Tendrá otra oportunidad.
—No tiene idea. Punto.
—Quizá quiere...hacernos creer eso. ¿Te olvidas de Bee Domination? Empezó de la misma manera y hoy está grabando en salas BDSM para más de dos millones de usuarios que tiene pegados a la pantalla.
—Sí, pero ella no es Bee Domination. Esa chica siempre usó su nombre artístico, desde el primer puto minuto que se apareció por acá.
—Oye, amigo. Tranquilo, eres un jodido hincha pelotas desde siempre, pero este último tiempo nos resulta imposible congeniar.
—¿Será que un puto hacker nos ha estado persiguiendo durante los últimos siete meses y nuestra única experta en cyberseguridad se ha largado con un millón de billetes verdes encima?
—No tenemos noticias de él desde hace seis meses porque...ella lo hizo desaparecer. Seguramente.
—¿Y? Podría aparecer de nuevo. Además, tú siempre fuiste un blandengue de mierda, sin embargo estás especialmente marica este último tiempo.
—Lo dice el que toma sesiones de manicura dos veces por semana y mantiene su cutis con cremas humectamierdas.
—Oye, eso no tiene nada que ver con esto y estás sacando las cosas de contexto. Además mira—me señala la pantalla—, eso no va a funcionar.
—Te llamas Li, ¿estamos?—le dice el cámara.
—Sí... Li. Entendido.
Kaneki me arroja una mirada asesina.
—Que el cámara decida. Sabe lo que hace—le señalo.
Kaneki accede, pero repasa el nombre de Norah nuevamente con reiteradas tachaduras sobre su línea.
—Eres un imbécil, ¿lo sabías?—le digo.
—Somos un montón de imbéciles con millones en nuestras cuentas y eso no lo cambiarás tú, Jefferson.
—Li. Me llamo Li y vengo de Hungría.
—¿Hungría? ¡Vaya! Notaba un acento distinto en tu manera de hablar. ¿Y cómo llegaste hasta Dirty?
—Yo... Una vez me filmé y lo subí. Desde entonces actualizo contenido cada tanto con algunos vídeos usando distintas...máscaras.
—¿Es la primera vez que muestras tu cara?
—En mis redes sociales suelo hacerlo. A excepción de Dirty, claro...
—¿Qué produce en ti el fetiche de las máscaras? Ya sabes, el efecto.
—Yo... Aprendí a hacerlas con tutoriales. Me gustan las de telas afelpadas. Son suaves, me hacían sentir un poco de calor en las mejillas al comienzo, hasta que aprendí a usar otro tipo de material que no me hiciera sudar tanto.
—¿Sudar? Te gusta que te vean sudar, ¿verdad?
—De hecho, no me...
—¡No te gusta que sólo el rostro te sude! Claro, nos gusta en verdad cuando sudamos en otras situaciones. ¿Cierto?
Norah se encoge de hombros.
—Yo creo.
—Bien, Li. ¿Y qué opinas si te cuento que tengo un regalo para ti?
Ella levanta las cejas y sonríe.
—¿Si? ¿Qué es?
—Ten.
Le pasa una caja color rojo intenso con un enorme moño dorado en la tapa. Ella retira la cubierta y su sonrisa flaquea cuando indaga en lo que hay dentro.
—¿Podrías mostrarlo un poco a la cámara?
—Cla...claro.
Se trata de un antifaz de cuero negro con dos orejas de conejita. Puedo imaginar la sonrisa lobuna en los espectadores cuando vean esto. Yo pienso diferente.
—¿Te lo puedes probar, Li?
Ella emite una entrecortada carcajada con nerviosismo.
—Te quedará asombrosa. Vamos. Queremos verte con ella.
Li mira con un poco de pudor y luego retira su vista, fijándola en el suelo. Se coloca el antifaz.
Le queda hermoso. Una vez que se lo sujeta al cabello enrulado, el resto se alza con rebeldes ondas sobre sus hombros cubiertos por la tela de la camiseta suelta que trae puesta. Sólo la falda corta le hace notar un poco más atrevida, y sus pantis negras haciendo juego. No podría salir así a la calle, aunque el equipo de vestuario ha sabido combinar esa esencia de inocencia y apetito sexual evidente en ella.
Aún así, algo parece no gustarle de llevar eso puesto.
—Te ves hermosa, Li—le dice él.
Ella sostiene la mirada en el suelo y por un ligero instante mira a la cámara. Se la ve avergonzada.
—Gra...cias.
—¿Puedo hacer un primer plano con tus ojos y tus labios carnosos?
Ella parece haber sido apresada, no obstante accede:
—S...sí. Puedes.
El camarógrafo se pone de pie y se acerca a ella, quien permanece sentada en el sillón de dos cuerpos. No mira a la cámara sino hasta que él le toma el rostro en sus manos y lo levanta con algo de reticencia implícita de parte de Norah.
—Te ves magnífica—le dice. Ella sonríe nuevamente con incomodidad y él le sube el mentón con fuerza inusual. Presionarle el rostro provoca que sus labios demasiado lleno se junten aún más, combinado a la expresión de inocencia que rastrea en su mirada—. Mira a la cámara, Li. Amo ver tu rostro con esa máscara puesta al igual que todas las que usas en tu canal.
—Esas son...un poco más...inocentes—contesta ella en cuanto el tipo de la cámara afloja la presión sobre su mentón.
Retira su mano y la coloca entre las orejas de cuero del antifaz, sujetando la cabeza de Norah.
—Inocente. Exacto. Eres una chica muy inocente...o eso haces creer a los demás, ¿no es así?
Él acerca el bulto marcado tras su jean hasta el rostro de ella, quien tuerce el rostro con evidente molestia y una de las comisuras de su boca al igual que su mejilla izquierda queda presionando sobre la hebilla del cinturón del tipo.
—Yo...
—¿Puedes desabrochar el cinturón?
—N...no lo creo...
—Hazlo.
—Sólo si... Me das un poco de...
Espacio.
Norah quiere espacio.
Retrocede la cabeza y le tiemblan los dedos mientras desabrocha el cinturón de Gus.
Sus manos son un arsenal completo de temblores y sacudidas.
Carajo.
—Eso es, Li. Lo estás haciendo excelente.
Entonces mira al lente otra vez y una fina de capa de lágrimas revienta la pantalla y mi cordura.
Kaneki se inclina sobre la pantalla con una risa lobuna, al igual que la que podía imaginar segundos antes en cualquier espectador de Norah.
—Hay que pararlo—le digo.
Él no despega los ojos de la pantalla mientras la chica baja la bragueta del tipo con un tembleque incontrolable en sus manos.
—Quédate quieto, Nick. Tenías razón. Esta chica es una maravilla.
—¿Una maravilla? Está claro que no quiere hacerlo, ¿acaso no lo ves?
—¿Estás loco o qué te ocurre? Acabas de decirme que está montando un papel. Le diste una nueva oportunidad, hermano. Cálmate.
—¡No quiere hacerlo!—me pongo de pie violentamente.
—¡¿Cómo que no quiere?!—él rebusca entre los papeles y me restriega en el rostro el consentimiento expreso de Norah.
—Yo... Ya sé lo que dice esa mierda, pero tú mismo dijiste que la mayoría ni lo leen. ¡No quiere!
—No lo ha expresado.
—Quizá necesita el dinero.
—Tendrá que trabajar si necesita dinero. Como lo necesitamos todos, ahora tranquilízate, sino, puedes largarte de aquí. Tómate un calmante o fúmate un porro, hermano. Estás insoportable.
¿Será así? ¿Seré solamente yo el que cree estar viendo eso? Contemplo nuevamente la pantalla. El tipo le sostiene la cabeza con fuerza. Norah acaba de liberar el pene del sujeto y lo tiene rozándole los labios temblorosos.
—Tómalo con tu mano—le dice. Ella intenta contener el temblor de su cuerpo, aunque parece no poder controlarlo.
—Dile que se detenga—le exijo a Kaneki.
—No. No lo haré. Ella quiere hacerlo.
—¡No quiere!
—Está en su poder decirlo y no lo ha dicho. Está montando un puto papel, ¡déjala en paz!
—Carajo, Kaneki.
Me inclino violentamente sobre el micrófono y lo enciendo:
—Gus, detente. Aleja a esa chica de ti, hijo de puta.
—¡NICK!—Kaneki se pone de pie violentamente e intenta quitarme el micrófono. De pronto en la pantalla él la detiene a ella con la misma mano que le sujeta la cabeza entre las orejas de cuero. Sus labios están muy cerca de rozarle el glande—. ¡NO LE HAGAS CASO, KEN! ¡HAZLO! ¡LA TOMA ESTÁ SALIENDO DE MARAVILLA!
—¡NO LO HAGAS!—me interpongo—. ¡NO QUIERE HACERLO!
—NO HA DICHO QUE NO QUIERE. TÚ SIGUE, GUS. ESTÁS HACIENDO UNA TOMA DE MARAVILLA.
—¡MALDITA SEA!
Arranco a Kaneki del micrófono y miro la pantalla. La chica separa los labios. Parece intentar llegar al pene de Gus. No lo hace. Ninguno de los dos parece entender lo que está sucediendo.
—¡¿QUÉ CARAJOS SUCEDE CONTIGO?!—me grita Kaneki y comete el puto error de darme un empujón.
—¡NADIE VA A VIOLAR A NAT, CARAJO!
Y sacudo a Kaneki de un puñetazo que resuena contra su mandíbula y cae sobre los equipos.
La sangre mancha los cables.
La ira arde en mi interior.
Nat está ahí.
Tras la cámara.
A punto de ser violada.
Kaneki cae al suelo.
No se mueve.
Intento volverme al monitor...
...pero las pantallas y los micrófonos se apagan.
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#LasMentirasDelJefe
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Hola!! No se hacen una idea cuánto les extrañé >.<'
No les he olvidado ya que me habían criticado de haber cometido tal aberración (?) El punto es que, tal como había anunciado antes, cerré contrato con la aplicación de Litnet donde ahora la historia tiene acceso comercial <3 No les explicaré ooootra vez los motivos por los que escribir es TRABAJO y no está demás que el trabajo sea remunerado.
Les invito a pasarse y conocer los criterios para ganarse las suscripciones, o bien, comprar el libro electrónico a un precio mínimo donde ya podrán encontrar inclusive EL PRIMER Y SEGUNDO POV DE NAT. Yes así de avanzada va en Litnet ;)
EN fin, eso ha sido todo por ahora.
Aunque ustedes me odian a veces, yo les sigo amando y así será forever, nunca les abandonaré. Estoy al pie del cañón hace más de 3 años aquí en wattpad y no me sacarán de aquí por las buenas *ríe de manera diabólica*
Les adoro!!
Y nos estaremos leyendo pronto!
PD: Vayan al reparto. Les tengo una sorpresa.
Bssss,
L.