Hermosa Pertinencia (Beautifu...

Od AGBriela

393K 28.6K 3.2K

El "primer" amor de Devon, empezó con una aventura, noches de pasión, entrega total y sin compromisos. No ter... Více

00.
Adelanto.
Personajes.
Primera Parte: I
II
III
IV
V
Segunda Parte: VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
Tercera Parte : XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI: Parte I
EXTRA: Lo que nunca te diré.
XXVI: Parte II.
XXVII
XVIII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII: Parte I
XXXII parte II
XXXIV
EXTRA
XXXV
XXXVI.
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI
EXTRA.
XLII
XLIII
XLIV
XLV
XLVI
XLVII
Extra.
MARATÓN 2/?: XLVIII
XLIX
L
Epílogo.
Agradecimientos.
BEAUTIFUL IMPERFECTION YA ESTÁ DISPONIBLE.
Actualización 2022
LO LAMENTO ¡NECESITO SU ATENCIÓN!

XXXIII

5.5K 404 25
Od AGBriela

Capítulo 33.

Aeropuerto Internacional de Nápoles, Italia. 13 de Julio 2019.

—¿Odri? —miré a quien llamaba mi atención, y era una Shami somnolienta, que extendía sus brazos hacia mí.

Eran casi las diez de la noche, y habíamos estado en el aeropuerto por casi cinco horas porque el vuelo se retrasó.

Todos estaban cansados, porque también habíamos viajado casi dos horas desde Amalfi. En resumen, esta pequeña parada que habíamos tenido en Italia, nos dejó a casi a todos cansados. Pero había valido la pena, cenas a la luz del amanecer en un yate, paseo por las pintorescas calles del pueblo y delicias en cada tiempo de comida.

—¿Si pequeña? —ella se restregó sus ojos con sus manos y se posicionó entre mis piernas, reposando su cabeza en mi hombro.

—Me gusta viajar contigo y con mami... y con todos tus amigos —sonreí por sus palabras—. Y con mis nuevos amigos. ¿Son todos los que tienes en tus fotografías de tu billetera? —me reí. Así que la pequeña había hurgado entre mis cosas.

—¿Has visto mi billetera? —levanté una ceja interrogándola, y fue cuando mi pequeña amiga se dio cuenta de su pequeña confesión.

—Ups —colocó ambas de sus manos en su boca y se sonrojó. Era como si le hubieran pillado en su pequeña travesura, aunque la verdad, no tengo por qué enojarme. Literalmente, no tengo nada en mi billetera, no guardo secretos. Mi billetera era mi lugar donde guardaba fotos de mis ahijados, incluso de mi madre y Victoria, y tenía mi documento de identificación y mi tarjeta de crédito. Yo reí con ella y le hice un poco de cosquillas—. No, cosquillas no —se rió y me abrazó fuertemente de mi cuello—. Lo siento por revisar tu billetera. No era mi intención —sonreí e intenté apartarla de mí para que me viera a los ojos, ella estaba más que sonrojada.

—¿Y podré saber por qué mirabas en mis cosas? —ella mordió su labio y bajó la mirada, mientras jugaba con sus dedos.

De un momento a otro, la expresión de Shami había cambiado completamente. Eso me preocupó.

—Porque... nada —susurró.

—¿Segura? —levanté su mentón con ternura, mientras acariciaba sus cabellos dorados que caían por todos lados. Si algo sé de Shami, es que su enemigo mortal, es el peine y no saber mentir.

Bueno, al menos que inicie el chantaje con chocolate y se deje peinar por mí. Cosa que mi novia agradece porque soy el único que ella deja que toque su pelo. Y tengo que admitir, sin alardear, hago muy buenos peinados; desde trenzas de tres y de pescado, recogidos e incluso sé hacer rizos.

—Si... —dijo dudando de ella misma y luego bufó, cruzándose de brazos. No podía mentir mi Bichito y eso lo sabía de antemano, tampoco sabía ocultar sus emociones. Ahora estaba enojada o triste.

—Pequeña... dime lo que atormenta tu lindo corazón de melón —besé su barriguita, haciéndole cosquillas. Logré sacarle una sonrisa, punto a mi favor.

—Es que es tonto —susurró tímida.

—¿Por qué sería tonto? Tú me importas bichito, y todo lo que te preocupa, también me preocupa a mí. ¿Entiendes?

—¿Bichito? —asentí.

—Es tu nuevo apodo, siempre te digo así en mi cabeza —ella hizo una cara de asco pero luego rió.

—Odri, entonces tú serás... hm —se hizo la pensativa, colocando su dedo índice en su mentón—. Serás Odri orangután —rió por su propio chiste, a carcajadas diría yo, incluso vi unas lágrimas.

—Ja, ja, ja. Que graciosa me saliste —apreté su nariz con cariño y besé su sien.

Por unos largos segundos nos quedamos en silencio, sin decir nada. Sólo se oía como ella jugaba con los anillos de mis dedos y la cadena que tenía en mi cuello. Quería quitarle cualquier rastro de miedo, quiero que se sienta segura y sepa lo tanto que le amo.

—Estaba celosa —susurró muy bajito, al principio no entendí a lo que se refería, pero luego sonreí cuando capté lo que me trataba de decir. Sabía que al no presionarla, lograría que ella se abriera a mí y me contara lo que le preocupaba—. Celosa que tuvieras una foto de todos y no de mí —bajé mi vista a su rostro, dónde se visualizaba una lágrima bajando por su rostro. Sentí mi corazón estrujarse cuando ella dijo eso, me daba ternura. Porque ella sentía que si no la tenía en una fotografía en mi billetera, significaba que no la quería.

Traté de reprimir mis ganas de reír y lo único que hice fue estrecharla en mis brazos fuertemente porque tenía que demostrarle con hechos lo que ella significaba para mi vida.

Amo a esta niña, podría poner miles de sus fotos en mi habitación y nunca cansarme de su linda sonrisa, de su cabello desordenado y sus dientes chuecos. La adoraba, era mi pequeña amiga; me gustaba pasar las tardes con ella jugando al fútbol, o estar con ella viendo películas de princesas; incluso también ver tutoriales de belleza en youtube para jugar al salón. También cuando hacíamos su tarea juntos de matemática o ciencias. Me divertía cuando ella usaba mi cabello en forma de experimento, también en cómo me despertaba a gritos en las mañanas cuando me dormía con ellas. Para ser honestos, me gusta la sensación de saber que ella me ve como un héroe y su protector. Sin muchos divagues, deseo el día en que me gane su confianza para que me llame papá.

¿Muy pronto? No lo creo, me encanta pertenecer en sus vidas, y no entré para verla por un tiempo, entré porque quiero ver cada etapa de su vida, estar en cada momento hasta que crezca.

¿Pero cómo decirle todo eso? Era una niña bastante inteligente, y tenía derecho a saber lo que la amaba.

—Shami, bichito... ¿Recuerdas que te dije que yo también quiero estar en tu vida? —ella asintió limpiando las lágrimas que poco a poco iban saliendo rápidamente. Sus ojos estaban rojos, sus manos trataban de apartar cada lágrima, entonces sujeté con delicadeza ambas manos e hice que me viera. Sonreí con ternura porque tenía una sensación indescriptible la que estaba experimentando, era amor, pero no como lo había vivido antes. No sentía lo que siento por mi hermana, por mi mamá, mis fracasos amorosos, o el de Sam; menos el de Alessandra. Era diferente, y este no aterraba, este crecía en cada segundo. Me gustaba, me hacía sentir unida a ella y querer protegerla, amarla, enseñarle, cuidarla. Ser lo que ella necesite y estar cuando me llame.

—Sí...

—Y no he cambiado de opinión cariño. Eres muy importante para mí. Yo te amo. ¿Entiendes eso? —susurré con cariño, con paciencia—. Y mira esto —saqué mi teléfono para desbloquearlo y mostrarle mi fondo de pantalla.

Era una foto de Shami mientras levantaba las manos celebrando un gol. La había tomado un día, mientras ella estaba tan concentrada en el juego, que no se dio cuenta que le hice una sesión fotográfica en su pequeño espacio de victoria.

—¿Soy yo? —asentí—. Ese día eché dos goles... y tú me llevaste a comer helado para celebrar —yo volví a asentir y cogí sus dos manos entre las mías.

—Así es Shami. Y créeme cuando te digo que quiero estar en más momentos así, contigo. Quiero ser aquel hombre de tu vida que celebre cada etapa contigo, no importando si un día ganas o pierdas. Yo quiero estar presente. Quiero ser aquel, que cuando regreses de estudiar me enseñes tus notas e incluso tus dibujos. Yo siempre me voy a alegrar por ti, me sentiré orgulloso en todo momento. Porque sé, con certeza, que eres una niña especial. Y por eso te amo muchísimo.

Cuando había terminado de hablar, Shami había roto en llanto. Estaba llorando aferrada en mis brazos. Al principio pensé que se había asustado por mis palabras, pero todo temor se fue cuando la sentí abrazándome con más fuerza que antes.

Su llanto seguía, y sonreí. Porque era un llanto de felicidad, yo había llegado a su corazón.

Le apreté con más fuerza, sin llegar a lastimarla; besando toda su cabeza, llenándola de amor. Canté bajito una canción a su oído para calmarla.

Y tal vez pasó una eternidad y no me di cuenta; pero cuando menos lo sentí, ella había calmado su llanto.

—Yo también te amo Odri.

***

Cuando llamaron para abordar, la pequeña ya estaba dormida entre mis brazos. No pesaba nada, así que fue fácil cargarla como un saco de patatas.

—¿Sabes? De lejos te observé y tienes una conexión con esa preciosura —miré de reojo a la tremenda rusa, alias Kisha, que estaba a mi lado y me guiñaba un ojo—. Asusta, porque uno cree que por no tener lazos sanguíneos, se interpone una muralla. Pero es todo lo contrario, porque encuentras un amor tan distinto y genuino, que no vas a querer apartarte jamás.

Iba a replicar, pero ella avanzó a la fila junto a su esposo y sus dos pequeños. Mientras que yo, me quedé parado a mitad del pasillo.

Traté de analizar las palabras que me había dicho Kisha, sonriendo inconscientemente.

—¿Qué te tiene tan ido? —fue entonces cuando me giré para ver a mi novia, con una sonrisa en la cara. Ella tenía su pelo recogido en un moño, sin maquillaje y tenía la cara de haber despertado de una siesta. Pero era bellísima.

—Shami me dijo que me ama —sonreí con orgullo, como si mostrara un título o estuviera a punto de ganar un mundial. Esto era mil veces mejor, mi corazón se sale de mi pecho.

—Claro que lo hace amor. Nunca deja de hablar de ti y lo increíble que eres —besó mi mejilla—. Ahora mueve tu lindo trasero, que hay un avión que abordar —me guiñó un ojo y entonces fue cuando sentí la palmada en mi nalga.

Vaya, vaya. Anda de coqueta y le gusta meter mano. Veré si logro que esas manos se queden quietas.

Capadocia, Turquía. 18 de Julio 2019.

Cuando mencionan Capadocia, lo primero que se me viene a la mente es desierto, globos aerostáticos y un paisaje tan inigualable.

Cuando lo descubrí por internet, no pude evitar fijarme como uno de nuestros destinos.

No sé qué es lo que me enamora de este lugar, si son sus lugares tan antiguos y atrapantes; o una viaja socialización atrapada en el tiempo.

De esta bella ciudad, nuestro primer enfoque fue Görome. Paseamos en camello por todo el parque nacional, donde su mayor característica eran las formaciones de rocas que parecían chimeneas; y cuevas donde hace miles de años eran iglesias y monasterios. Era algo hermoso. Y cuando caía la noche, nos hospedamos en las cuevas. Tengo que reconocer el privilegio que tengo de viajar, conocer nuevas culturas y que esto me abre los ojos a lo que ya conozco. Las diferentes formas de vivir, hablar, entender el mundo. Viajar es conocer el pasado de nosotros y el progreso como humanidad pero en tu realidad y en presente.

Con Less y Noah, nos habíamos puesto turbantes y lentes de sol. La familia de mis amigos no se quedaban atrás, incluso teníamos pañuelos para cubrirnos. Hay que viajar con estilo y moda. O eso dice Gabacha.

Luego de recorrer toda Görome y probar su gastronomía turca, fuimos a visitar el Valle de los Monjes, ubicado en Pasabag y Devrent, estas tenían las famosas chimeneas de hadas, en formas de hongos y animales. El paseo era exhaustivo, pero cuando digo que la vista es espectacular, es porque es bellísimo. Sentía que cada roca contaba su historia, la historia de nuestro mundo. Eran maravillas naturales que el hombre debería sentirse dichoso de ser incluido y poder disfrutar. Después de todo, somos nosotros los culpables que el mundo está deteriorándose y lugares como este, estén protegidos de la civilización humana en su ambición de crecimiento.

En los próximos días, visitaremos las ciudades subterráneas que existían, como lo eran Kaymakly y Derinkuyu, y eso me parecía una maravilla, de la capacidad de encontrar un tesoro en los lugares más inimaginables. También los castillos de Uchishar y Ortahisar, que eran viejos castillos romanos excavados en rocas. La imaginación no tiene límite.

Todo aquí era mágico. Te adentraras a diferentes culturas, ya sea la mediterránea o la turca, incluso los romanos habían dejado su marca aquí. Nunca me gustó leer en general, pero de historia sobre cada lugar al que iba, me encantaba escuchar historias, leer sobre la cultura, gastronomía y el legado del pasado. Esta ciudad, era una de mis favoritas sin duda.

Era una perfecta combinación; el desierto y lo antiguo; lo mágico y lo real. Todo de colores cafés y orientales.

Pero sin duda, lo más perfecto de todo, fue lo que íbamos a ser a continuación.

Parecía un niño, estaba emocionado. Pues habíamos alquilado tres globos aerostáticos para tener el panorama completo de lo que realmente era Capadocia. Y lo más precioso de todo, es que sería al amanecer. Podríamos apreciar el cambio de colores que nos regala el universo. Los amaneceres son el regalo más dedicado que la vida nos puede regalar para nosotros apreciar por minutos cada día de nuestro destino.

Diré una cosa profunda. Muchos dudan de la existencia de un Dios. Pero yo, al ver cada belleza que hay en cada atardecer y amanecer; sólo me hace afirmar que hay una fuerza divina y más allá de todo esto, que supera al humano, que pinta cada color que observamos en la mañana y en la tarde. Nunca fui fan de la iglesia, pero creo en esa fuerza externa, capaz de darnos una maravilla todos los días. ¿Lo más hermoso? Nunca se repite y en cada lugar de este planeta, son tan diferentes y únicos. A mi me gusta tomar fotos al cielo, compartir y ver otras. Quisiera poder estar en todos lados al mismo tiempo y disfrutar por horas esos colores. Yo como humano me siento maravillado de tantas cosas hermosas que nos puede ofrecer el mundo, aún sin darnos cuenta.

Creo que eso es lo que más me hace enamorarme de la vida, los pequeños detalles que podemos ver en cada momento de nuestra vida... de nuestro día a día.

Seré firme al decir que esta fuerza es tan inexplicable, que el humano en su poco entendimiento, crea explicaciones para poder entender. La matemática, la física, química y biología, son intentos desesperados del humano por tratar de explicar lo que únicamente debemos observar con fe. No tendremos todas las respuestas, tendremos toda la vida incógnitas sin resolver y la vida es cuestionarnos y buscar esas respuestas.

Hay cosas que yo no puedo explicar, que me tardarías horas debatiendo conmigo mismo sobre la existencia de algo que no puedo ver pero hay cosas que no tienen respuesta. La gente es escéptica, y cree que con la ciencia, podría entenderlo todo. Cuando eso solo hace cuestionarnos aún más, y seguir queriendo indagar en el mundo. La ciencia y nuestro conocimiento es limitado, nunca podéis saberlo todo. Como humanos hemos llegado a descubrir, lo que hace poco creíamos imposible, pero todavía nos falta mucho.

Sí, lo único que me mantiene con fe y esperanza, es la expectativa de los milagros, grandes o pequeños, los que fortalecen y me hacen perseverar.

—Al tío Dudu le dará un ataque... ¿Verdad papi? —dijo Melody señalándome mientras yo estaba muy inquieto. Esperando nuestro turno.

—No lo creo amor, yo creo que se va a orinar en sus pantalones —le respondió Daniel y yo le lancé una mirada irónica.

—Pero Odri es un niño grande, él ya no moja los pantalones —sonreí porque mi Bichito salió a defenderme. Yo le extendí mi mano para que me diera cinco y ella brincó para hacerlo.

—Exacto, yo sólo estoy emocionado. No como otros que le tienen miedo a las alturas —señalé a Daniel. Y porque soy su mejor amigo, se de antemano que Daniel le tiene miedo a las alturas. Al menos que esté su esposa porque ella es la única capaz de hacer lo imposible.

—Es cierto, la primera vez que fuimos a Six Flags y nos subimos a la montaña rusa, Daniel gritó como niña y luego vomitó cuando... vaya, ya no daré detalles—empezó diciendo Sebastian entre risas y fue justo, cuando el susodicho, le lanzó una mirada para que se callara—. Yo sólo decía. Devon es un niño en espera de un juguete nuevo; en cambio tú compañero, estás por morir de miedo —le guiñó un ojo mientras palmeaba su espalda—. Por suerte Gabriela trajo un balde.

—Tengo todo previsto como la buena madre y esposa que soy —nos guiñó un ojo a todos. Eso me recuerda a la época donde siempre llevaba gel a todos lados, no lo negaré, siempre es necesario.

—¿Qué tan alto volaremos? —dijo Evane aferrándose a mi brazo, clavándome las uñas y mordiéndose el labio.

—Evy, no te preocupes. Se te quitará el miedo cuando estés viendo todo el paisaje. Es una experiencia inolvidable —le tranquilizó Kisha. Vaya, vaya. Con apodo y todo.

—¿Ya te has subido antes? —le preguntó y Kisha se sonrojó cuando intercambió miradas con Seb.

—Fue en un globo aerostático donde le pedí que se casara conmigo —habló Seb abrazando a su esposa y besando su frente. Fue entonces cuando bebé Emma entró en acción y los separó.

—Mami no besitos a papi... es mío.

—Y mami mía —se cruzó de brazos el más pequeño de los Berkeley.

—Lo peor que puede pasar es que caiga y mueras —intervino Gabriela—. Aunque eso lo dudo, apuesto que tu galán se tiraría él primero, antes de dejarte ir. En vez de enfocarte en lo imposible y en lo que te pueda dar miedo, enfócate en el futuro y las maravillas que te puede dar la vida. La vista es impresionante y estarás a salvo, estarás con la gente que amas.

—Así es cariño, me tiraría a mil metros si fuese por salvarte —le sonreí tranquilizando a mi novia y sonriendo en agradecimiento a Gabriela. De esa mujer acepto cualquier consejo, es una mujer fuerte y que la vida se la ha dejado duro—. Juntos en esto, como siempre cariño. ¿Hecho? —le tendí mi mano para que ella la estrechara, pero ella la quitó y me robó un beso.

—Hecho.

—Iugh, besitos —exclamaron los gemelos Casillas con Mateo que se tapaba los ojos.

—¡Cuidado! Hay niños presentes —dijo indignado Daniel mientras intentaba cubrir los ojos de sus hijos—. Que indecencias por Dios.

Farfullo y todos reímos. Como si yo fuera el que no puede quitarle las manos a su esposa.

Mierda, que buen día para estar con ellos. Si morimos allí arriba, puedo decir que tuve una vida plena y feliz.

* * *

—Esto es... hermoso —susurró mi pequeña amiga que estaba en mis brazos, admirando toda la vista que teníamos ante nuestros ojos.

Todo parecía tan pequeño, todo parecía tan lejos; pero a la vez todo tan cerca.

Son estos momentos en los que nos damos cuenta de que todo lo que nos rodea es tan minúsculo; y lo único grande y capaz de nunca verse tan pequeño. Aquí me doy cuenta de lo insignificante que podemos ser, hasta que encontramos nuestro propósito. Es el amor que se tiene a la familia.

No importa si ella estaba en tierra y yo a miles de kilómetros, el amor que le profeso, sería igual.

—Lo sé cariño, la vista es espectacular. ¿Te ha gustado el viaje? —mi pequeña amiga se giró para verme y dedicarme una sonrisa contagiosa.

—Me ha encantado. Es el mejor viaje de todos. Gracias por todo Dev —besó mi mejilla, justo antes de bajarse e ir con su madre, que estaba apoyada de una de las columnas y admirando el paisaje.

Antes de seguirlas, fui por la botella de Champán que nos habían dado, y el jugo de ciruelas para la pequeña.

Yo, cautelosamente, me acerqué a ambas. Mis brazos rodearon la cintura de mi novia, mientras que Shami se escabulle hacia los brazos de su mamá.

—Todo es más bonito si las tengo a ambas a mi lado —sonreí.

—Y todo es mucho más hermoso desde que tu llegaste a interrumpir nuestra vida —dijo Less mirándome directamente a mis ojos, regalándome una sonrisa de agradecimiento.

—Todo es más bonito cuando estoy yo —dijo Shami de repente, haciéndonos reír a carcajadas.

Por estos momentos, no cambiaría por lo que pasé. Porque todo eso me llevó a estar junto a ellas. Ese era el lugar que me correspondía estar. No entendería porque sufrí, porque existe el dolor pero aprendí que no se puede amar, disfrutar o ser feliz, sin antes conocer el sufrimiento, el dolor y la pérdida. No podemos apreciar lo bueno, si no sabemos cómo se siente perderlo. Si nunca descubrimos las consecuencias, sería tan fácil dar por hecho todo. Se aprecia la vida porque se sabe que es seguro que moriremos, sabemos que hay que disfrutar cada momento con la gente que amamos, porque alguna vez se volverán recuerdos cuando tengan que partir. Sabemos que debemos seguir nuestros sueños porque podemos estancarnos. Uno no puede asegurar una vida de abundancia y dinero , pero sí una vida con propósito y éxito en alcanzar nuestras mejores versiones.

Era el Aura de lo romántico y lo divertido; del amor de pareja y del amor que se profesa a un hijo.

—Entonces... quiero brindar por nuestra familia —susurré, destapando la botella y sirviendo dos copas, luego tendiéndole el jugo de manzana a la pequeña. Lo más lindo fue que extendió su dedo meñique.

—¿Nuestra familia? —susurró Evane cohibida y yo asentí con una sonrisa.

—¿Te gusta cómo suena? —Evane no dijo nada, me quitó la copa de mis manos y la alzó.

—Me encanta. ¿Y a ti pequeña?

—Si —dijo segura de sí misma y también alzó su jugo de frutas.

No pude sentirme más feliz en este momento de mi vida, porque ahora tenía lo que siempre soñé con tener. Una familia, una familia para amar y proteger; para compartir mi felicidad.

Fue un brindis, besos y risas; que hicieron que estar en las alturas, se sintiera viajar a las mismas estrellas.

* * *

En el viaje, mis amigos y yo teníamos un sistema de días a solas. Una noche, cada quién pasaba con su familia completa. Eran las noches que aprovechamos dormir los tres en cucharita. Luego, turnarnos en cuidar a los niños, así cada pareja podía gozar de cierta privacidad.

Era un sistema casi perfecto, excepto cuando nos tocó cuidar a los niños y casi se nos pierden Nathan y Theo. O cuando por accidente, dije una mala palabra y Mateo estuvo repitiéndola toda la noche, hasta que yo dije pudín y pudimos sustituir la mala palabra. Pero nadie lo sabe, porque si no, estaríamos muertos. Literalmente, nadie quiere ver a Gabriela en modo de mamá oso. ¡Menos a Kisha! Yo respeto a esas mujeres y les tengo miedo.

Este día, nos tocaba nuestro día privado de pareja. Aprovechamos para ir al atardecer, a comer en un restaurante que daba en la azotea, no había mesa, teníamos que comer sentados en el suelo, todo muy estilo antiguo. Pero todo era perfecto, con los cojines a nuestro alrededor y las velas iluminandonos. Tuvimos una vista espectacular del propio amanecer, con ella sentada entre mis piernas y yo rodeándola con mis brazos.

Recuerdo haberle susurrado unas mil veces que la amaba, porque parecía que no fuera suficiente. También recuerdo cómo me besó justo cuando el sol se ocultaba y el anochecer nos rodeaba con sus misterios.

Después de todo, volvimos a la habitación; sumergidos en una burbuja de amor y magia.

—¿Y qué quieres hacer? —dije mientras cerraba la puerta de la habitación y me acercaba a ella como felino en busca de su presa. Ella trató de escapar, pero mis brazos no tardaron tanto en acorralarla contra uno de los muebles y besarle los labios. Puede y que después de unas copas de champán; los deseos de nuestros cuerpos aumentaron. Había una tensión que ambos la sentíamos y que estábamos ansiosos por colmarla.

—Podríamos... —bajé mis besos a su cuello, mientras mi lengua se encargaba de robarle esos gemidos que tanto me gustan— Devon, cariño, para —dijo tratándome de separar, pero no me rendí fácilmente. Mis besos buscaron sin prisa su clavícula, luego atrás de su hombro, hasta bajar a sus pechos—... podríamos —y luego más abajo, un beso húmedo y prolongado haciendo una fila de besos. Mis manos fueron abajo de su vestido y lo fui subiendo, para atender su vientre y por en medio de sus muslos—...po-podrí... Dev... Oh Dios —gimió y cerró los ojos disfrutando de mis besos, acariciando mi cabellera y apoyándose de mí. Estaba acariciándole en su centro de placer, y creo que allí, ella delirio y apoyó sus manos en mis hombros.

No paré, seguí besándola hasta que la dejé flanqueando, perdiendo el sentido del tiempo.

Sonreí entre los besos y ella decía incoherencias.

Gemía mi nombre y pedía por más. Ella sabía delicioso. Me encantaba poder hacerla sentir diferentes reacciones con tan solo mis labios y mis manos. Juntos descubrimos nuestros puntos de placer y lo más hermoso de estar con una persona: conociéndola hasta el último detalle.

Como por ejemplo, Less tenía tres estrías en su muslo derecho. Tenía una cicatriz por su operación de apéndice y un lugar en la entrada de su zona V. Y el cielo es testigo de lo que he hecho en cada parte de ella, en cuantos gemidos he logrado robar y cuantos orgasmos me he apropiado.

—¿No tienes nada planeado? —dije deteniéndose, ella protestó un poco, pidiendo que siguiera y finalizara lo que había comenzado.

—Sólo quiero que sigas...

—O podríamos terminarnos la botella...—abrí un poco sus piernas con mis manos, para así contornear su área y dar pequeños masajes y besar entre estas—, preparar un baño —di otro beso por encima de su braga, con mis dientes fui apartando un poco la tela, quitando esa prenda que nos separaba—, y continuar esto en la bañera —susurré contra su parte intima mientras mis dedos acariciaban sus piernas desnudas y exploraban más allá. Ella gimió, su pecho subía y bajaba. Estaba sudada, necesitada y desesperada.

La sentía húmeda y eso me gustaba, su respiración entrecortada y con las palabras robadas.

—Termina por favor — susurró mientras se recostaba contra la pared y con sus manos exigía que siguiera. Yo sonreí y entonces empecé a acariciar su clítoris. Ella mordió su lengua y pedía más, pedía más de mí.

Ella gemía, mi nombre y varias maldiciones.

Fue cuando me separé y bajé mis pantalones para unir nuestros cuerpos y llegar a lo más profundo de ella, sin vacilación, con ella preparada. Sus manos se sujetaban con firmeza en mi cuerpo, para no desmayar. Ella en esa posición, era el paraíso: sudada y cargada de un sentimiento incontrolable.

Y aun cuando me encantaba este momento erótico y cargado de pasión, en como nuestros cuerpos se buscaban, como un magneto para colmar la necesidad de estar conectados, quería hacer un detalle por ella.

Llegamos juntos, con ella abrazada a mí, acariciando su pecho y besando mis labios. Nunca despegué mi vista de sus ojos, la hacía sentir mía como yo era de ella. Me entregué a su placer, a su necesidad, sus súplicas y embestidas. Me entregué por completo a la noche y a su oscuridad, a la única testiga de dos amantes encontrando su piel, al excitante roce desesperado. Me levanté lentamente para besar sus labios, pero esta vez de una manera más tierna, ella sonrió en medio del beso, después de disfrutar su orgasmo.

Sonreí, amaba a esta mujer.

La noche estaba lejos de acabar, quería algo romántico, íntimo y especial. La quería a ella en todos los aspectos posibles. Ella me quitó mi camisa.

—Quiero más... exijo más — me besó mi cuello y yo sonreí.

—Tranquila, quiero ser romántico contigo y entregarme a ti esta noche con paciencia — tenté su paciencia, acariciando sus piernas y ella estaba viéndome con deseo, desprendía fuego en su mirada.

—No quiero paciencia, quiero tu cuerpo ahora... por horas, sin medirnos, sin parar. Quiero todo —dijo excitada. La tenía por completo, yo me separé y entonces me desvestí bajo su mirada. Sus manos fueron a su intimidad mientras ella misma buscaba su placer. Me quedé viéndole, como su alma dejaba su cuerpo y volvía a ella, siendo libre, siendo su dueña. Ella misma se complacía, se hacía gemir. No me necesitaba y nunca lo hará, ella es suficiente, ella es capaz. Pero quiero compartir mi vida, quiero estar en su vida.

Me acerqué a ella y detuve su mano, ella renegó pero se me quedó viendo. Cogí ambas de sus manos y se las puse encima de la cabeza. Ella sonrió y con mi otra mano empecé a contornear su cuerpo, su silueta, su belleza entera. Detuve mi caricia en su corazón, dejándome un pequeño beso. Me encantaba su ropa interior, roja y de encaje, una perfecta combinación para que pierda la conciencia dentro de ella.

—¿Me deseas? — yo sonreí abiertamente, la tenía arrinconada, contra mi pecho, ella estaba respirando entrecortado, movió su pelvis para tentarme. Sus pechos se miraban perfectos.

Estaba más que ansiosa, como yo. Pero ni su sensualidad y su voz que me hacía perder los estribos, iba a evitar que fuera romántico con ella.

—Te prometo que lo terminaré, pero quiero sacar mi lado poeta —sonreí tierno y acaricié su mejilla—. Te amo, linda —besé su frente y ella hizo un pequeño puchero—. No me hagas eso cariño. ¿No te gusta la idea?

Ella negó, y como había aflojado mi agarre, me cogió del trasero para pegarme a ella y soltar un gemido. Nuestros cuerpos estaban a punto de rendirse, a perder el control. Era una única tela tentando al destino.

—Me gustaba más cuando hablaba menos y te ponías en acción —me sonrió sonrojada mientras acariciaba mi labio —. No tardes, estaré en el cuarto esperándote.

Reí por lo que dijo, justo antes de verla irse un poco desesperada a la recámara.

Fue entonces cuando fui a por la botella que nos sobró, dos copas y unas velas. Decoré el cuarto del baño con velas, llené la tina, le puse espuma y dejé la botella con las copas a un lado.

Cuando todo estaba listo, me encaminé en búsqueda del último detalle; ella.

—Cariño, todo está... —Estaba tan ansioso y distraído hacia la habitación, que cuando abrí, no me detuve a analizar en cómo se encontraba Evane.

Entonces paré abruptamente y sentí la garganta secarse. Mierda y doble mierda.

Estaba ella parada en medio de la habitación, con tan sólo una bata puesta. Tenía esa mirada ansiosa y perdida en los deseos que tenía su cuerpo.

—¿Todo listo? —susurró caminando hacia mí y deteniéndose para posar su mano en mi pecho, luego, bajándose seductoramente y afirmándose en donde todo estaba listo para entrar en ella—. ¿Estás muy feliz amor?

—Haces una buena tarea, me haces perderme —dije desviando mi mano hacia su bata y desatando el nudo. Revelando así su desnudes, mi mano se quedó en su feminidad y acaricie lentamente. Estaba húmeda. Diablos, la amo.

Quiero enterrarme en sus pliegues, en su cuerpo, en su aroma.

—Déjate de rodeos Devon, quiero llevarte a mi universo y que te pierdas en mis ojos y no escuches más que tu nombre, y tus súplicas para que conozcas más —tocó su dedo anular en mi pecho, marcando una distancia justo antes de irse.

Maldije por lo bajo y no perdí tiempo en ir con ella.

Pero nada me preparó para lo que venía.

Estaba mi novia de espaldas, extendiendo su bata con las manos y bajando un poco, revelando su espalda. Ella se giró lentamente hacia mí, sonriéndome.

—Less...

Entonces dejó caer la bata, mostrándome su desnudez nuevamente, su conjunto rojo estaba tirado en el suelo y sonreí. Me acerqué para quedar a centímetros de ella. Me quedé atrás de ella, admirando las curvas de su cuerpo, admirando las estrías y cicatrices que tenía. Si amaba besarlas, también me encanta admirarlas. Porque eso formaba parte de ella, era su belleza, era su encanto y lo que me encantaba adorar.

Era como olas en su cuerpo, como un océano perdido. Y yo podría irme a las profundidades y explorar cada día.

Amaba su cuerpo, la amaba.

—¿Te he dicho cuánto amo cada cicatriz? —susurré en su oído, mientras mi mano derecha iba abrazándola a la cintura y acariciando la piel que iba descubriendo. Ella hizo su cuello para atrás, revelándose su linda curvatura, que era invitación a la incitación y perdición. Además tenía esos lunares y pecas que me encantaba besar y succionar. El cuerpo de Evane es un mapa, donde fácilmente me pierdo por instinto. Mi boca se pierde con facilidad.

Pude ver como sus pechos se erizaban, mientras su otra mano buscaba la mía para que la tocara.

No puse resistencia. Pues toque cada lugar que me permita estimular, bajar mis manos y pegarla a mi cuerpo.

Fue cuestión de tiempo para que ambos ingresamos a la tina, yo me ciñera sobre ella y le hiciera el amor por el pequeño fragmento de eternidad que nos pertenecía. Era el infinito, perdido en el tiempo, era nuestros deseos que detuvieron el tiempo y rogaban un segundo más, un segundo para estar juntos, para entregarnos, para perder la cordura y las consecuencias. Era el infinito, un infinito para siempre.

Fue un baño, una copa, risas y varios gemidos para completar la noche que nos pertenecía a ambos. Nuestro mundo nos pertenecía y no había palabras para describir nuestra conquista.

Le dije mis poemas, le abrí mi corazón. 

N/A 2022:  La verdad es que he mejorado escribiendo escenas de +18 años. 

Síganme en mis redes sociales: @abrielac (en instagram). 

Capítulo dedicado a; @camucha78 @majosuce @-itsvenuss @amdreamariapaz

Psd: mis amigos de la universidad están leyendo mis novelas jajaja porque hablé de ellas y sorprendí a muchos. En fin.

Con amor, Bry.

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

2.9K 223 33
"Antes de embarcarte en un viaje de venganza cava dos tumbas" - Confucio.
1M 46.3K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
1.2K 224 45
Tras ese doloroso acontecimiento, la vida de Madeline pendía de un hilo aún más que antes, aunque trató de sobrellevarlo como podía apoyándose en otr...
495K 33K 25
Luego de más de tres años de búsqueda, Katherine al fin ha encontrado al padre de su hija, un hombre con quien solo estuvo una noche y del cual ni si...