Heaven | ChanBaek

By CuteWoozifer

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Al cielo se le perdió un ángel.... No, enserio. Yixing dejó la puerta abierta de nuevo y ahora Baekhyun está... More

Intro.
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Especial ChenMin.
Especial HunHan.
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Especial KaiSoo.
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Epílogo.
Agradecimientos y Segunda Temporada.
¡Se acabó la espera!

35.

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By CuteWoozifer

Final.

Se escuchó el sonido de lo que parecía ser una trompeta, y la tensión en el aire se rompió al instante. Lanzaron un grito de guerra al aire, y sus piernas se movieron hacia el frente, corriendo hacia el enemigo. Pronto, el choque de metal contra metal se hizo, y de ahí en adelante, lo que llenaba el espacio eran gritos, sudor, sangre, espadas chocando y explosiones de hechizos. Aquel que podía usaba su poder sobrenatural, así que destellos de colores o elementos se podían ver si se daba un vistazo a los alrededores en la batalla. El enemigo atacaba con movimientos bruscos y vagamente analizados, mientras bestias de tamaños gigantes se movían salvajes a atacar; parecían perros, pero sus tres cabezas y los aullidos aterrorizantes que soltaban indicaban que eran todo lo contrario a un tierno can.

Baekhyun veía todo desde atrás, cerca de la línea de árboles, donde él, Jongdae, Luhan y Kyungsoo junto a los demás ángeles que se habían ofrecido a ayudar esperaban a la señal, una bandera roja que les indicaría cuando debían movilizarse para unirse junto a los demás. Namjoon les había explicado que entrarían cuando fuesen necesitados, y que debían ser pacientes, pero todos se movían inquietos y ansiosos, pendientes a que la bandera se alzara por los aires. Era exasperante tener que sólo ver desde la lejanía, más habían unos cuantos preocupados, el cuarteto incluido. No podían dejar de pensar que sus parejas estaban allí peleando en las primeras filas, y aunque estaban al tanto de que ellos eran más que capaces de defenderse, eso no evitaba que sus corazones se agitaran con miedo.

— Están bien. No es nada que no hayan hecho antes.— aseguró Kyungsoo al ver los rostros de angustia de los presentes a su lado.

— Tengo un mal presentimiento.

— Es normal que te sientas así, es tu cabeza preocupada.

— No te confíes tanto de eso, Kyungsoo.

Se giraron para mirar a Yixing, quien se hacía paso entre los ángeles para llegar hasta donde los cuatro estaban de pie esperando. Se veían bastante sorprendidos, pero el sólo rodó los ojos y se colocó al lado de Kyungso o, acomodando su armadura de cuero y ajustando su agarre en la espada bendecida que tenía en mano.

— Creímos que te quedarías para ayudar a sanar a los heridos.— resaltó Luhan, mirándole con inquietud.

— No puedo sólo sentarme y mirar, esperar. Uno de ellos lo mató, pero todos lo pagarán caro por hacer tal cosa.

En los ojos de Yixing, un deseo de venganza ardía a llama viva. Intuían que aunque él supiese que Junmyeon eventualmente volvería, se sentía igual de destrozado, porque podría estar un tiempo indefinido en el purgatorio antes de darse cuenta de que había muerto o de encontrar la salida de éste sin ayuda, y Yixing podría ser una persona pacífica a la que no le gustaba los conflictos, pero era sobreprotector con los que amaba, y lastimar a la gente que quería sólo era un incentivo para su sed de venganza. Así que su agarre firme en la espada que portaba y la mirada determinada que portaba, dejaban claro que de ninguna manera volvería a su puesto designado sin haber derramado sangre con el filo de su reluciente espada.

— Joder, ¿dónde mierda está esa bandera? La iré a levantar yo mismo si no la veo dentro de los próximos dos minutos.

Jongdae parecía tigre enjaulado mientras daba vueltas en su lugar, mirando con inquietud la pelea que se desenvolvia allá en la distancia. Pero se quedó quieto un momento, con los ojos grandes, y su voz se levantó para poder ser escuchado.

— ¡Vienen hacia acá!

Los murmullos comenzaron a alzarse entre los ángeles, mientras veían como una multitud de demonios corrían a toda velocidad hacia ellos, y una de las bestias de tres cabezas les seguía de cerca, soltando bufidos, su hocico manchado con sangre y sus ojos negros dirigidos hacia la presa.

— ¿Qué carajos?— soltó Baekhyun por debajo de su aliento.

— ¡Olviden la maldita bandera!, ¡los quiero en posiciones de ataque y listos!

La orden de Kyungsoo fue clara y fueron rápidos en acatarlas. Espadas al aire y alas afuera, los ángeles esperaban inquietos, mientras los demonios con sus extremidades cubiertas en negro, ojos tan oscuros como el alma que ocupaban, se acercaban feroces. Kyungsoo se giró, contemplando las opciones, y luego de un respiro se dedicó a formular una estrategia rápida.

— ¡Arqueros, quiero una pared de fuego frente a nosotros!, ¡estén listos para disparar nuevamente cuando les vean pasar!

Una línea de ángeles se formó mientras flotaban en el aire, arcos en mano y una flecha cargada. Soplaron suavemente en sus flechas, y éstas se encendieron con una llama danzante. Sus brazos se estiraron, apuntaron hacia enfrente y en una cuenta regresiva de cinco se prepararon. Al llegar a uno, todos dispararon, y cuando las flechas tocaron la grama el de cada una fuego pareció conectarse, creando una línea en el suelo, que creció rápidamente a una pared de fuego que les protegía por el momento.

— Más les vale pelear con todas sus ganas si no quieren un paseo por el cielo de nuevo.— declaró, a la vez que por la gran pared de fuego se filtraban los atacantes.

El dolor se reflejaba con claridad en sus rostros, mientras sus pieles se quemaban con la brasa cruel. Aún con el ardor, se acercaban con gritos desquiciados, y ahí todo empezó. Uno de ellos tiró algo parecido a una bola negra que explotó, soltando un humo rojo que se comenzó a esparcir por el suelo, mientras los arqueros soltaban una flecha tras otra tratando de retenerlos. Pero las llamas comenzaban a morir y ya no había mucho que se pudiese hacer, por ende, entraron en acción.

Con las armas en alto, corrieron al encuentro.

Baekhyun estaba advertido de que no sería como sus entrenamientos con Taehyung, que sería algo más brutal, pero no lo había absorbido lo suficiente para entenderlo. No hasta que se dio cuenta que no habían pasado ni dos minutos y el pasto bajo las suelas de sus zapatos estaba manchado con charcos de sangre. Sus oídos sólo captaban las espadas cortando la carne, los alaridos, las súplicas, y no entró en sí hasta que sintió como le tomaban por los hombros y su vista se enfocó en Luhan y no en la sangre bajo sus pies. Se dio cuenta de que Jongdae, Kyungsoo y Yixing los rodeaban, tratando de protegerlo mientras los ataques hacia ellos sólo continuaban.

— ¡Baekhyun, reacciona!, ¡eso, eso!, ¡los ojos en mí, ignora la sangre, te tenemos que sacar de aquí!

— ¿Qué?— soltó en un susurro. Luhan le miraba lleno de angustia, y entendió lo que estaba pasando consigo mismo.

— ¡Estás en shock, no podemos dejarte aquí!— insistió, pero Baekhyun ya había resuelto el conflicto en su mente.

— ¡¿Qué?! ¡No, yo estoy bien!

— Claro que n-

— Estoy bien, te dije. Me entrenaron para esto.

De un empujón apartó tanto a Luhan como a Jongdae de su camino, y ahora la preocupación del primero no era que su hermano estuviese en shock; pudo sentir como el aura de Baekhyun había cambiado por completo. Su esencia cambiaba de pureza a una fogosa ira que parecía consumirle por momentos, y eso se reflejaba en sus acciones.

Sus brazos se movían con rapidez, mientras la hoja plateada de su espada se pintaba con la sangre de aquellos que se lanzaban a por él. Sus ojos estaban bañados en furia, mientras en rápidos movimientos acababa con otro más. Era como ver a una máquina asesina trabajando a la perfección, con agilidad y cortes precisos, sin cometer ni el más mínimo error. Y aunque sus hermanos intentaban cubrir su espalda, no era necesario, pues era como si tuviera un sensor en la nuca que le indicaba si algo iba en su dirección, porque era rápido en esquivar el ataque y hundir su espada en la cabeza de su agresor.

Luhan soltó un jadeo de sorpresa al ver como con su estoque ejecutaba un desplazamiento que logró amputar la cabeza de un sujeto. Era una batalla, cosas así pasaban, pero tomando en cuenta que era la primera vez que Baekhyun le daba cara a una situación como aquella, esperaba por lo menos remordimiento en sus ojos, pero eso no pasó. En cambio, el mestizo continúo con sus ataques, como si aquello no hubiera sido nada de otro mundo.

— ¡Baekhyun ya es suficiente!

Pero fue completamente ignorado por el nombrado. Miró a sus hermanos, y estos compartían la misma preocupación que él, pero poco podían hacer mientras avanzaban detrás del pelinegro neurótico.

— Si sigue así tendremos que hacer algo al respecto.— dijo Jongdae a Kyungsoo, quien sólo asintió, empuñando su espada una vez más.

Yixing miró hacia atrás, notando que la mitad de la tropa estaban dispersados por el suelo, ya fuese muertos o inconscientes, y los pocos que quedaban luchando intentaban integrarse a los que quedaban en el centro. Eran más fuertes de lo que esperaban, pero había esperanzas de ganar aún; ellos apenas podían defenderse, pero se le atribuía a que no participaban en batallas de ese tipo desde hacía muchos años. Con suerte, los demonios de su lado podrían estar mucho mejor que ellos.

— Tratemos de llegar con los demás, aquí no hay mucho por hacer.

— Pero no hemos terminado con ellos.— apunto obvio Jongdae, tomando un respiro para dirigir su mirada a Yixing.

— ¿Eso crees? Mira a tu alrededor. No podemos sin más ayuda. Debemos movernos y avanzar.— razonó el ángel.

— Yixing tiene razón. Tratemos de llegar con los demás. Es la opción más sabia.— Kyungsoo se giró un breve momento, incluyéndose en la rápida conversación.— Pero hay que llegar a pie. Y hay que llegar en una pieza, así que apuren el paso antes de que el perro demoníaco ese venga por nosotros.

Los tres fijaron sus miradas en Luhan y Baekhyun, quienes ya estaban bastante adelante de ellos, y corrieron hasta ellos viendo que Baekhyun básicamente había creado un camino de cuerpos a su paso, junto con Luhan que no dejaba de decirle que se calmara. Kyungsoo suspiró al llegar junto a ellos.

— Creo que también tengo un mal presentimiento.

****

— ¡Cuidado, joder!, ¡¿Estas tratando de matarme, Minseok?!

— ¡Tu te metiste en el medio! ¡¿Qué querías que hiciera, idiota?!— le recriminó, frunciendo el ceño. Sehun rodó los ojos.

— ¡No apuntes tus rayitos de hielo hacia mí!

— ¡Déjense de estupideces y enfoquense, carajo!

Jongin estaba por matarlos a ellos en vez de a los estúpidos becerros que intentaban atacarles. Era imposible, porque, bueno, él era Satanás, pero ya tenía suficientes idiotas que sacar del maldito purgatorio, no necesitaba añadir a esos dos a su larga lista. Se había quedado a lo alto de un árbol con aquellos dos, supervisando desde allá lo que ocurría en aquel campo.

— ¡¿Y Chanyeol?!— cuestionó Minseok, mientras con sus manos lanzaba dagas de hielo hacia todo aquel que se les acercara con intenciones de atacar.

— Ah, ya sabes, por ahí recogiendo flores. ¡¿Qué crees?!, ¡estoy pendiente a que no me corten el cuello!— respondió Sehun desde abajo. Él se encargaba de arrasar con tornados salidos de la misma nada, creados por sus habilidosas manos.

— Aish, eres un bueno para nada.

— Y tú un idiota.

— Los dos son unos pendejos. Estoy hasta la madre, déjense de estupideces ya, es una orden.

— Sí, papi.— respondieron ambos a la misma vez a Jongin.

— Los odio, a los dos. Mucho.

— Sí sí sí, vete y busca a Chanyeol antes de que nos lo maten o algo, que está medio pendejo.— le indicó Sehun sin despegar la vista de sus objetivos. Minseok soltó una carcajada, mientras Jongin rodaba los ojos.

— Está cerca, lo puedo sentir. No me tengo que preocupar por el momento.

— Te sugiero que lo hagas. No hemos visto a Taehyung desde que toda esta mierda empezó, ¿no se te hace raro?

— Claro que no. Yo sé exactamente dónde está.— bufó Jongin a lo que Minseok expresó. Ambos demonios que le acompañaban se giraron para mirarle con una ceja en alto, y él, nuevamente rodó los ojos.— Continúen con su tarea y no me jodan más.

— ¿Y por qué tú no estás haciendo nada?— le interrogó Sehun, volviendo su mirada hacia en frente mientras Minseok continuaba protegiendole con sus dagas.

— No tengo permitido influir o participar en conflictos que tomen lugar en la Tierra. Cosas entre Dios y yo.

— No sabía que tú y él eran tan cercanos. ¿Debería estar Kyungsoo preocupado?— Minseok le miró pícaro, y a Jongin casi se le salen los ojos y el asco a la misma vez.

— Sigue hablando y terminas con una de tus dagas en donde no toca el sol.

— Bueno, donde hubo fuego, cenizas quedan, ¿no?— bromeó Minseok, divirtiéndose con la cara de asco de Jongin.

— Por amor al infierno, ya deja de hablar, yo no soy pro-incesto.

— Oye-

— Que no lo soy y te callas.

— No era eso, idiota. ¿Aquellos no son.... los chicos?— señaló, deteniendo  un momento cualquier movimiento, perplejo.

— ¿Qué?, ¿dónde? No he visto la bandera, ¿por qué están aquí?— se cuestionó Jongin, mientras intentaba buscar una buena razón.

— No lo sé, pero se ven bastante mal.— contestó Minseok, buscando a su pareja con la mirada. Jongin se dio cuenta de que Minseok comenzaba a preocuparse, y no podía mentir, también estaba algo nervioso.

— Yo iré. Mantenlos a raya, de éste árbol no pasan, ¿entendido?

Cuando Minseok asintió en acuerdo, Jongin le dedicó un corta sonrisa y desapareció de su lado, visualizando su cuerpo justo al lado del de Kyungsoo y apareciendo al lado de éste en menos de nada. El problema fue, que la espada se Kyungsoo iba directo hacia él y era muy tarde como para detenerse, así que su estoque de enterró en el pecho de Jongin, y los ojos de Kyungsoo estaban abiertos por la sorpresa y el susto, sacando al instante su arma del pecho de su amado y acercándose a éste todo arrepentido. Pero Jongin no reaccionó adolorido ni nada, sólo miró su traje negro y suspiró.

— Amor, éste era uno de mis favoritos. Ahora tengo que-

— Te acabo de apuñalar.

— ¿Y?, no me voy a morir, soy inmortal. ¿Qué hacen aquí?

— Estábamos buscándolos. No vimos la bandera, y ellos llegaron sin aviso. La mayoría no lo lograron y los demás escapamos hacia acá.— explicó, recorriendo con los dedos la herida que causó en su novio, a quien no parecía importarle. Estaba más pendiente a cierto pelinegro que estaba arrasando con todo a su paso.

— ¿Baekhyun está bien?, parece algo fuera de sí mismo.

— No lo sé.— respondió Kyungsoo con honestidad.— Pero sea lo que sea, no es bueno.

— Entonces es hora de irnos.— murmuró el moreno.— ¡Chicos, hora de irnos! Agárrense directamente de mí, los sacaré de aquí.

Jongdae, Yixing y Kyungsoo con mucha rapidez cumplieron con el pedido del diablo, mientras Luhan trataba de que Baekhyun volviera a con ellos para poder agarrarse a Jongin y salir de allí. Pero Baekhyun se negaba, determinado a cortarle el cuello a todos y cada uno de los demonios. Reconocía sus rostros, y por alguna razón eso alimentaba su creciente furia incontrolable. Jongin observaba las acciones del pelinegro y tenía una batalla mental.

Sabía cómo sacarlo de su pequeño arranque de ira, pero para ello necesitaba a Chanyeol y el punto era mantenerlos alejados el uno del otro. Y aunque iba a irse por el camino difícil y tratar de hacer entrar a razón al mestizo rebelde, vio casi en cámara lenta como Baekhyun empujaba a Luhan y este caía al suelo. Por la espalda del ángel se acercaba un demonio, listo para enterrar sus garras en la espalda ajena, y si no fuese por el brazo de Jongin, las garras hubiesen quedado incrustadas en la nuca del ángel, quien miraba aterrado como las garras tiraban de la piel del moreno al salir. Kyungsoo terminó con el demonio y se acercó a un muy perturbado Luhan, mientras Jongin alcanzaba a Baekhyun y lo empujaba detrás de sí mismo para juntarlo con sus hermanos, sin importar su resistencia.

— Agárrense, y es ahora.

Los cinco chicos acataron con las órdenes dadas, y en un parpadeo se encontraban bajo un árbol. Minseok estaba sentado a lo alto de éste, disparando de sus manos brillantes dagas, filosas como la mierda, hechas de hielo y dirigidas a los asaltantes. Sehun estaba frente a ellos, y más allá podían ver como un tornado se llevaba a un montón enredados. Eran más de los que esperaban.

— Ayuden a estos idiotas a mantenerlos a raya. Más atrás están los heridos y no podemos dejar que lleguen a ellos.— indicó a los ángeles, señalando donde debían colocarse. Luego se giró hacia Baekhyun.— Tú, quédate quieto ahí. Sube con Minseok si quieres pero sólo no hagas jodidamente nada.

— ¡¿Por qué?!

— Porque tú no estás bien.— gruño Jongin, bajando la voz para no ser escuchado por los demás.— Puedo sentir la oscuridad en ti. Mientras más pasas rodeado de... ellos, más crece, se extiende por tu ser. Tú no tienes un balance, eres susceptible a cambios de carácter drásticos. Puedo apostar que no te diste cuenta de cuando casi matan a Luhan por tu culpa.

Baekhyun bajo la mirada cabizbajo, sintiéndose de repente terriblemente mal por poner en peligro a Luhan. Recordaba empujar a alguien, pero no lo pensó mucho, y estaba distraído, se sentía vengativo y ni siquiera entendía qué le ocurría.

— Yo.... No sé que me pasa.

— Joder, tú sólo quédate aquí. Tengo que buscar a Chanyeol.

— ¡Déjame ir contigo!, ¡prometo comportarme!— rogó como un niño, agarrándose del brazo de Jongin.

— No.

— Por favor.

— Dije que no. Suelta.

Baekhyun le soltó, con pesado suspiró. Jongin pensó que se había deshecho del mestizo problemático, pero justo cuando estaba por ir con Chanyeol, sintió un agarre en su brazo. Para cuando comprendió el plan de Baekhyun, era muy tarde, pues ya se encontraba detrás del demonio de fuego, que con sus brasas arremetía sin piedad contra todo aquel a diez metros de su persona.

— ¡Te dije que no y como quiera vas y haces lo que te da la gana!

— ¡Fue por una noble causa!

El fuego se detuvo abruptamente. Chanyeol se giró, encontrándose con el lindo rostro de su novio haciendo un puchero y la mirada molesta de Jongin dirigida hacia su pequeño. Jodida mierda, pensó, sintiendo de momento que el aire le faltaba.

— ¿Qué hacen aquí?— soltó sin pensarlo. Jongin se giró con ojos grandes, indicándole que no entrará en pánico.

— Nos vamos ya. Continúa.— declaró Satanás. Baekhyun le miró con burla.

— Ni de broma me muevo de aquí.

— ¿Por qué tienes que ser tan terco?— suspiró con desespero. Chanyeol les miraba casi rogando porque se fueran, y aunque Jongin estaba tratando de verdad por llevarse a Baekhyun, éste no cooperaba.

— Por favor, hazle caso a Jongin, Baek. Iré contigo en nada.— pidió el demonio, dedicándole una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Sin embargo, Baekhyun aceptó en derrota.

— Pero vamos a caminar devuelta.

— Joder. Está bien, caminamos entonces, mueve el culo.

Jongin se dedicó a refunfuñar mientras se daba la vuelta para comenzar a caminar, pero Baekhyun quería despedirse correctamente antes de marcharse. Corrió hacia Chanyeol y sin previo aviso lo tomó de la nuca y unió sus bocas en un beso efímero que no fue suficiente para ninguno de los dos. Baekhyun junto sus frentes y acarició la nariz del contrario con la propia, mientras escuchaba a Jongin maldecir.

— Necesitaba comprobar que estabas bien.— suspiró, sintiéndose más tranquilo.— Por favor cuídate, ¿sí? Quiero volver a casa y que me lleves a comer helado de arcoiris sin más preocupaciones.— dijo, sonriendo luego y dando un último beso a los labios de Chanyeol.

— Te amo con toda la alma que no tengo.— su expresión mostraba seriedad al hablar. Baekhyun frunció el ceño un poco.

— Yo también te amo, con toda mi alma rara.

Ambos se separaron, compartiendo miradas, hasta que Jongin tomó de la mano a Baekhyun y comenzó a arrastrarlo junto a él para volver junto a los demás. Pero Baekhyun no despegó su mirada de Chanyeol, aún cuando éste volvió a lo que hacía antes de que llegaran.

Algo no encajaba con el ambiente, y Baekhyun lo notó. Había una presencia de un objeto bendecido, una presencia que le era familiar más él no podía recordar exactamente qué era. Entonces, vio a un ser con una capucha negra y larga, acercándose a las espaldas de Chanyeol, y su agarre en la mano de Jongin de hizo más fuerte, tratando de hacerle girar para que viera lo mismo que él.

No entendía. Aquella presencia tenía la misma aura de un pecado, pero tenía una esencia bendecida con él. Pero sólo tuvo que tener un vistazo de algo plateado alzándose en el aire, mientras Chanyeol estaba quieto mirando a su alrededor.

— Jongin. ¡Jongin!— llamó desesperado, jalando la mano del moreno con insistencia para que viera lo que pasaba, pero éste seguía quejándose en voz baja de Dios sabrá qué.

Entonces pasó.

Chanyeol se giró, encarando a la figura en capucha, pero contrario a lo que Baekhyun pensaba, él no intentó defenderse o alejarse. Sonrió, pronunciando unas palabras al ente frente a él, y luego el alma se le fue del cuerpo a Baekhyun ante lo que estaba presenciando.

****

Chanyeol nunca había conocido el verdadero significado del amor.

Nunca lo había recibido, y la única muestra de cariño que alguna vez había regalado fue a su hermana cuando ésta perdió a su alma gemela. Sus padres nunca habían mostrado afecto a sus hijos, eran estrictos y querían que fueran demonios ejemplares. Un demonio ejemplar no se creaba del amor y la amistad. Tal vez por eso sentía tanto resentimiento hacia sus padres, quizás por eso odiaba ser un demonio de fuego. Había nacido para impresionar a todos con su poder, para dominar e inyectar miedo en el alma de quien pusiera los ojos sobre él. No conocía el amor paternal, y menos el afecto de una pareja. Sus amantes duraban una noche, las únicas relaciones serias que había tenido en su larga vida sólo habían estado con él por el bien común, porque de algo ambos se beneficiaban. Llegó el punto en el que todo eso le hartó.

Entonces decidió quedarse solo por un tiempo. Pensaba que era mejor estar solo, no tenía que preocuparse por alguien, no tenía que pasar por la misma mierda de nuevo. Todo sería mucho más sencillo si sólo aceptaba que no conocería ese sentimiento tan anhelado por todos.

Entonces un día caminaba a casa del trabajo, y al pasar por un estúpido callejón escuchó un llanto y risas, y decidió comportarse como un demonio con corazón y ayudar al pobre indefenso que estaba a punto de ser violado, y desde ese día todo cambió. Con ese ángel tonto lo conoció, al amor. Por fin cayó ante él, como todos los demás, y se dio cuenta de que no todo era como los cuentos decían, que no siempre habían finales felices y que el amor no era todo color rosa, flores y chocolates.

El amor es apasionado, te llena de vida, es tierno y adorado, pero hay que entender que también es crudo, injusto y dañino. Al caer en sus brazos se debe tener claro de que promete dos cosas; la primera, tendrás dicha, cariño, los mejores momentos de tu vida, el sentimiento cálido de saber que alguien te espera al llegar a casa, la hermosa y bella sensación de ser abrazado como si fueses lo más preciado en el mundo. La segunda, cuando todo termine tus esperanzas y sueños quedarán rotos, tu corazón terminará débil y moribundo, y sentirás el dolor en su más puro estado, sabrás lo que es ahogarse en tu propia miseria, en tu mente desastrosa y herida. Pero uno no piensa en eso hasta que todo termina, ¿no?

Allí estaba de pie frente a su mensajero de la muerte. La daga plateada incrustada con bellas joyas brillaba en el aire con burla, anunciando el final de su comienzo. Su sonrisa escapó de sus labios mientras miraba su rostro, al saber que sus sospechas eran ciertas.

— Sabía que serías tú. Siempre le comes el oído a Taehyung, ¿cómo no lo harías ahora? Más importante, ¿cuando le dirás de tu gran mentira?

Él le miraba perplejo. Chanyeol quiso reír, pero sólo continuó hablando.

— Ella está condenada en el jodido purgatorio. Pero tú le has hecho creer que se ha vuelto el aire que respira.

— ¿Cómo lo sabes?

— Eso no importa ahora. Lo que importa es que no conseguirás lo que quieres.

— ¿Y eso es?

— A Baekhyun ahogado en maldad.

— Eso lo veremos pronto.

— Jodete, Seokjin.

Entonces la daga se enterró profundo en su pecho.

— ¡Chanyeol!

Era doloroso, un tipo de tortura que nunca antes había experimentado. El dolor no sólo se almacenaba en su pecho, iba fluyendo por su sangre, corría por sus venas, pulsaba en su corazón, y se daba cuenta de que aquello estaba hecho como la arma perfecta, que juraba una muerte llena de un cruel y agudo dolor que sólo aumentaba con cada minuto. Cayó de rodillas, soltó el aire en sus pulmones mientras las lágrimas llegaban a sus ojos y se derramaban en un lento recorrido por la piel en sus mejillas. Iba a caer de espaldas, pero un fuerte agarre lo evitó, y terminó con la cabeza delicadamente colocada en el regazo de aquel.

— ¡Chanyeol!, ¡Chanyeol!, ¡no, por favor, mírame!

Sentía como dos manos acunaban su rostro, y cabellos rozaban con suavidad su frente. Pequeñas lágrimas caían contra su piel, y abrió los ojos para ver a aquel que lloraba en desconsuelo.

— No, no, no, esto no puede estar pasando.— murmuraba una y otra vez, mientras sus manos sostenían temblorosas el rostro de su amado.

— No... llores.

Tomó cada ápice de fuerza que quedaba en él para soltar esas dos palabras, las cuales sólo lograron que aquel llanto se hiciera más desastroso. Las caricias en su rostro tenían cierto desespero en ellas, y aquellos ojos le miraban con todo el pesar que existía en los tres mundos. Respirar se estaba convirtiendo en una tarea pesada, y sabía que el tiempo que le quedaba era realmente escaso.

— No te lo voy a perdonar si te mueres.— sollozó, aferrando sus brazos a él. Su voz temblaba al igual que el resto de su cuerpo, y trató de mantener los ojos cerrados, porque su corazón no aguantaba ver como la vida se deslizaba lentamente fuera de castaño. Sintió la mano de Chanyeol apretar la suya y el corazón se le quebró en mil pedazos, pensando que una vez esa mano le soltara, Chanyeol se habría ido a un lugar lejos de él, y le dejaría solo en la oscuridad que le rodeaba. Chanyeol se había convertido en su luz, en el fuego que le mantenía el alma cálida y le guiaba, no podía perderle. Pero sabía que no les quedaba mucho tiempo juntos.

— Perdón.

— ¡No te atrevas a cerrar los malditos ojos, Park Chanyeol! ¡Ni lo pienses! ¡Abre los malditos ojos!

Los gritos afligidos continuaban, mientras Chanyeol intentaba abrir los ojos sin ningún éxito. Podía sentir como los labios de Baekhyun caían sobre los suyos, era sólo un roce, pero era lo que necesitaba para no sentir tanto miedo por lo que pasaría.

— Lo siento tanto, Chanyeol. Perdóname, fui un idiota. Creí que te mantendría a salvo, pero mira todo lo que he hecho por ser tan estúpido.— sollozó, con las lágrimas corriendo por sus mejillas y el llanto apoderándose de él una vez más. Chanyeol casi sin fuerza sonrió; era una sonrisa triste y débil, pero que trataba infligir paz en un último intento.

— De verdad...... te amo. Con toda la alma.... que yo no tengo.

Baekhyun abrió los ojos, observando como los ojos de Chanyeol ahora permanecían cerrados, su pecho ya no se movía en un lento respirar como antes, y el color comenzaba a drenarse de su rostro. Bajo él un charco de espesa sangre se formaba, y Baekhyun entró en pánico.

— Por favor, esto no puede estar pasando.— gritó, dando paso nuevamente a las lágrimas desconsoladas.— No te vayas, por favor Chanyeol.— sollozó Baekhyun con gran pesar, aferrándose a una de las manos del contrario. Ésta se sentía fría y Baekhyun ya sabía que lo había perdido.— No te alejes de mí, mi amor. Te lo pido, por favor..... n-no te vayas.

Sintió como tocaban su hombro, y al levantar la mirada era Jongin, luciendo un rostro lleno de tristeza mientras le hablaba.

— Baekhyun... sé que no querrás, pero debes alejarte de él.

— No lo haré. No p-puedo.

— Tenemos que alejarnos para que pueda, uhm, descomponerse sin interrupción.

— ¿D-Descomponerse?

— Los demonios fuego al morir se convierten en cenizas y van a... a un lugar que nadie nunca ha visto.

— ¿Él... No irá al purgatorio?

— No, Baekhyun. No irá al purgatorio como los demás.

Jongin lo estaba levantando del suelo con cuidado, abrazandole con fuerza mientras él entraba en un fuerte shock, viendo como Chanyeol se deshacía en cenizas, tal y como Jongin había dicho. Sus piernas comenzaban a desaparecer en el viento que se llevaba todo sin piedad, y Baekhyun solo podía mirar, sintiendo como el agarre de Jongin se tensaba más con cada parte de Chanyeol que se iba desvaneciendo. Sabía que lo peor estaba sólo por comenzar.

— ¡No, no!, ¡por favor, déjame ir con él!, ¡por favor!— gritó, tratando de liberarse, pero al ver el cuerpo de Chanyeol, ya era tarde.

Todos a sus alrededores se habían detenido a ver la escena, los demonios en el bando contrario lo hacían más porque su cometido estaba hecho. Los demás, porque miraban sin poder creer lo que ocurría.

Así, en un trance todos estuvieron, hasta que no quedaba nada que ver mas que una daga en el polvoriento suelo.

Baekhyun se alejó de Jongin, acercándose a tomar aquel maldito objeto, sintiendo como el nudo en su garganta se apretaba. Entonces su mirada cayó en Seokjin, quien le observaba atento a cada uno de sus movimientos.

Nunca había experimentado el odio en su estado más puro hasta que sus ojos chocaron con los del pecado de la glotonería. Él había asesinado a la persona que más amaba en la vida, lo hizo sin dudarlo, enterró aquella daga en el pecho de Chanyeol sin sentir ni un poco de remordimiento.

— Siempre me he preguntado, ¿a dónde iría un pecado si muere?— sonrió con burla. Su expresión rápidamente se borró, y la seriedad se hizo paso.— Creo que hoy lo voy a averiguar.

Dio un paso hacia en frente, y luego otro, a la misma vez que Seokjin retrocedía. El pecado nunca había sentido miedo, pues, era lo que era, ¿a qué posiblemente podría tenerle miedo? La muerte no lo podía alcanzar y su poder era inimaginable, pero al ver a Baekhyun en el que estado en el que se encontraba, miedo no; terror fue lo que el pecado sintió, mientras sus ojos recorrían el color negro de las venas que resaltaban en su rostro, los colmillos que se asomaban en aquella macabra sonrisa y las alas grises que nacieron de la espalda del pelinegro.

Entonces Baekhyun se acercó con un impulso de sus alas, y estuvo en la cara de Seokjin en un parpadeo. Tiró al pecado al suelo y luego se colocó sobre él, apuntando la daga hacia el cuello expuesto y aplicando fuerza para hacer un pequeño y doloroso tajo en la blanquecina y tierna piel. Lo mataría, sin dudarlo, pero primero lo haría sufrir.

— ¿Qué corto primero? ¿Tus dedos? ¿Tu rostro? ¿Qué hago contigo, mhm?

Sus preguntas eran completamente retóricas, y lo sabía, pero quería jugar con su mente, hacerlo sufrir emocionalmente también.

— Responde antes de que escoja yo mismo.

— P-Por favor no me hagas daño.

— ¿Por qué no debería hacerlo? Tú me acabas de quitar a lo que más amo.— se estaba dirvitiendo al ver el pánico en el rostro del contrario, mientras intentaba encontrar algo con que joderle más.— Oh, debería buscar a Namjoon. Sólo para que tengas una probada de cómo me siento.

— ¡No!, ¡por favor, haz lo que quieras conmigo pero con Namjoon no! Él es inocente, él no sabía nada, por favor no le hagas nada.— suplicó, rompiendo a llorar desesperado. Baekhyun rió.

— Ya veremos.

Entonces enterró la daga justo en su cuello. Luego en su corazón, le siguió su estómago, y cuando eso no le brindó satisfacción, tiró la daga a un lado y comenzó a repartir puñetazos en la cara de Seokjin, disfrutando al ver la sangre y los moratones, ignorando que sus nudillos se estaban lastimando, que Seokjin apenas podía hablar, que Jongin le estaba diciendo que era suficiente. Porque no lo era. Para él, Seokjin merecía sentir todo el dolor que Chanyeol había reflejado, debía sentir lo que Baekhyun sentía, debía pagar por lo que había hecho. Por eso no se detuvo, hasta que sólo podía ver rojo en el rostro de Seokjin.

Sólo paró cualquier movimiento para llorar sin consuelo. Apoyó su frente en el pecho ajeno, sintiendo como subía y bajaba por la respiración agitada del pecado, y golpeando sin fuerza en donde reposaba.

Las alas disminuyeron en tamaño hasta que volvieron a esconderse en sus omoplatos, y la negrura de sus venas disminuyó hasta desaparecer por completo, al igual que los colmillos que no sabía, tenía.

— ¡¿Por qué lo hiciste?!— exigió saber, aún cuando sabía que Seokjin no podía responderle.— Él era uno de tus amigos, lo conoces de siempre, ¿por qué matarle?

— Por codicia. Porque quería más poder, pero nada salió como lo planeaba.

La respuesta de Jongin logró que Baekhyun por una vez mirara hacia el moreno. El diablo le ayudó a levantarse, alejando al tembloroso ser del pecado al que dentro de nada recibiría un castigo, aunque no tan malo como terminar con la cara desfigurada. El proceso de sanar sería efectivo pero lento para Seokjin.

— Debemos irnos antes de que el amanecer llegue. Vamos.

Jongin no esperó por una respuesta de parte del desastre lloroso aferrado a su pecho, sólo volvió al árbol en donde todos esperaban sin saber lo que había ocurrido. Al ver el estado en el que se encontraba Baekhyun, no tardaron en comprender lo que había ocurrido, y rápidamente se acercaron, aunque Jongin no les permitió tocarle sabiendo que aún estaba demasiado sensible.

— Es hora de irnos. Pasen el mensaje, mientras yo vuelvo a casa con Baekhyun.— ordenó a los ángeles preocupados.

— Voy contigo.— afirmó Kyungsoo, acercándose, pero Jongin negó con la cabeza y se detuvo.

— No, quédate, debo hablar a solas con él.

Kyungsoo estaba dispuesto a abogar, pero, al ver la mirada severa que le dirigió Jongin, no le quedó más que aceptar que con ellos no iba. Dejó un beso en la cabeza de su hermano y en la mejilla de su novio, y luego se alejó con el resto del grupo para limpiar y no dejar un rastro de lo que allí pasó.

Entonces, Jongin llevó a Baekhyun a su oficina, y le sentó en el sofá, en donde Yoongi, Namjoon, Jimin y Hoseok les esperaban ya, listos para explicarle a Baekhyun lo que viviría a partir de ese momento.

— No te preocupes, pequeño, que todo estará bien.

Definitivamente no es el fin.


××××

Ya sé que era esperado que mataran al Chanyeol pero hay un elemento inesperado, un plot twist que no se lo veían venir, ni me lo nieguen.

Ese fue el final que no es final pero sí es el final. ¿Les gustó? ¿ioraron? ¿se lo esperaban? Déjenme saber aquí~ 🌸

✉ Quejas, insultos, opiniones, blackmail, pueden dejarlo todo en éste apartado jeje.

Después de esto viene el epílogo, y un agradecimiento. También un aviso de cuando publicaré la segunda temporada, así que estén bien pendientes a las actualizaciones mis corazones de melocotón 💛

(Perdonen si hay errores, déjenme saber si ven uno para poder corregirlo luego)

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