Izuku en su vida jamas se había sentido tan frustrado, pues no tenía que hacer cosas tan problemáticas para sobrevivir.
El dormir en el suelo, tener tres o cuatro trabajos a la vez y soportar el maltrato de su familia eso podía sorportarlo, pero cuando se trataba de este trabajo sentía que su infinita paciencia se había ido de paseo hace mucho.
¿Cuando había comenzado su suplicio?
*Así dejame ver... ¿Cuando firmaste ese documento de que podrias ser la niñera de tres mocosos malcriados y que de paso eran un año mayor que tu?* — le recriminó su conciencia.
Tal vez en ese momento firmo su sentencia. Puesto que había intentado de todo para hacer que los tres "Príncipes" a como todos les decían, pero que irónicamente de príncipes no tenían nada, se habían empeñado en hacer más que imposible su misión.
Todavía recordaba las palabras del señor Aizawa.
— Tu primera misión es hacer que coman juntos, y tomar una fotografía para prueba de ello, si lo logras tendrás asegurado tu primer pago y la beca a la mejor universidad del país, — había mencionado el pelinegro, al igual que otros beneficios, y en ese momento sintió un atisbo de esperanza, era positivo y no pensó que los jóvenes serian tan reacios a cooperar.
¿Porque era tan difícil lograr que comieran juntos?
La respuesta vino a él como un balde de agua fría. El joven rubio explosivo el cual se apodaba el Príncipe Rebelde lo había mandado a freír espárragos con solo mencionar la idea de entablar una amena cena o un almuerzo familiar.
El chico habia dejado mas que claro su negativa opinión de que preferiría comer solo, en algun lugar de mala muerte con cualquier engendro que cenar con sus estúpidos primos.
— Sinceramente no se como abordarlo — musitó para sí mismo con aire cansado, la mesa acomodada con todo tipo de comida para el desayuno era solo visitada por su presencia y la ama de llaves que había puesto los platillos en el orden usual, aunque no se sentaran a comer los demás inquilinos.
— Joven Midoriya debería comer usted — le propuso de forma amable mientras le servía un poco de jugo de naranja — Los jóvenes amos nunca desayunan juntos, cada quién pide la comida en sus habitaciones... —
Izuku lo pensó detenidamente. ¿Era tan malo el estar reunidos juntos en una mesa?
Y luego el recuerdo de la pelea campal el tercer día que estuvo intentando que cenaran juntos apareció en su mente. Todo había comenzado con un comentario mal parqueado del joven Eijirou, el cual de cierta manera le prestaba demasiada atención a su persona.
Un poco incómodo a su parecer.
Una mala broma dio paso a los increíbles insultos del príncipe rubio, el cual mostró una vez más su basto vocabulario de camionero, del cual se sentía orgulloso de usar en sus estúpidos primos.
Izuku aprendió ese día que sería un reto supremo convencer al rubio de comer con los demás. Luego de ello el cenizo simplemente lo ignoraba o chasqueaba la lengua cuando él trataba de acercarsele. Un completo rebelde.
Ya entendía porque el apodo de sus fans.
— Creo que tienes razón Ochako-san...— musitó bebiendo un poco del jugo — Pero debo cumplir mi misión, sino el señor Aizawa me despedira y necesito este trabajo... — volvió a decir con tono penumbroso.
Ella asintió de acuerdo, sintiendo un breve pesar por la complicada y difícil vida del chico. Habían podido conversar sobre sus vidas y supo que el joven era alguien adorable y muy trabajador, lo cual con el pasar de los días se había ganado a la mayoría del personal de la mansión con sus impecables modales y genuinas sonrisas.
Comprendía de primera mano su frustración. Y pensaba ayudarlo de alguna forma.
— Si me permite opinar Izuku-kun, debería comenzar con el amo mas tranquilo, — le propuso, bajando el tono de su voz para que solo él la escuchara.
— Aquí entre nosotros, el amo Shoto es el mas amable, y aunque no habla mucho nunca trata mal a los sirvientes, tal vez debería empezar por él... — sugirió guiñándole el ojo en modo cómplice.
Izuku sonrió por lo dicho.
— Creo que tienes razón Ochako-san, — dijo sin perder la sonrisa, termino de beber su jugo y comer sus tostadas con mermelada, lo cual agradeció por el desayuno y se levanto para llevar los platos a la cocina.
Uraraka lo detuvo diciéndole que era su trabajo atenderlo y que lo dejara en sus manos, luego de que el pecoso insistiera en ayudarla y ella cediera por su terquedad él se fue a su habitación para planear como acercarse al chico bicolor.
Debía tener un buen plan para poder conversar con él, y primeramente buscar información sobre su vida tanto dentro como fuera de la mansión, así como de su carrera como cantante.
— ¡Muy bien ánimo Izuku! ¡Tu puedes hacerlo!— se dijo animándose, ese día por lo menos se propondría conocer a uno de ellos mas a fondo, pues el tiempo se le estaba agotando...
La máquina de coser tenía ese típico ruido metálico cuando el pedal en el piso era pisado con afán lo cual hacía un sonido metalico mandando ecos en toda la pequeña habitación, mientras terminaba los últimos detalles de un vestido solapado color azul, para la temporada de otoño.
Denki levanto la vista y observo como el típico ceño fruncido de Katsuki estaba presente al estar parado en el marco de la puerta viendo fijamente hacia su dirección, y aunque el cenizo tratase de ocultarlo, él podía saber que algo mas le molestaba, mas que su típica indiferencia.
Los monosílabos, las palabras soeces o el rechazo a responder adecuadamente eran las cosas que Bakugou usaba en los demás para que así lo dejaran de molestar, ya que odiaba varias cosas al haber sido llevado a Yuuei por la fuerza.
En primer lugar odiaba que a la fuerza su apellido fuera sido cambiado, como si no fuera lo suficientemente malo ya tener un parentesco con los Aizawa.
En segundo lugar vivir con tres idiotas que para su desgracia compartían una mínima parte de su sangre y eso era completamente molesto, y bueno el otro era un nuevo intruso bastante exasperante a su parecer.
— Si no me dices lo que sucede no podre ayudarte Katsuki... — musitó el rubio mientras apagaba la maquina y se levantaba con el vestido en mano, se acerco a una de las perchas y lo colgó dejando ver el hermoso diseño que ya casi había terminado.
Se volteo y lo miro detenidamente, el cenizo bufo.
— ¿Y que quieres que te diga?— respondió con tono ácido — Todo se ha ido a la mierda desde que el idiota de Deku llego a la estúpida mansión — mascullo frustrado.
El rubio subió una ceja en ademán confuso. ¿Deku? ¿Quien era ese tal Deku y porque él no sabia de su existencia?
—¿Quien es... Deku?— indagó curioso sin perderse los molestos gestos del rubio frente a él, y también tratando de ignorar el molesto sentimiento que empezaba a colarse en su interior.
*No vayas por ahí Denki...*
Al parecer no era alguien agradable a la vista de su amigo. Hasta podría decirse que le molestaba mencionarlo.
Eso le alegro de cierta forma...
— Eso no importa ahora — Katsuki dio por terminada esa conversación sin permitir que el otro opinara, una vez mas el cenizo lograba esquivarlo.
— Como quieras... — suspiró desganado sabiendo que el rubio no diría nada mas — ¿Alguna otra cosa que se te ofrezca?— preguntó curioso, pues estaba casi seguro que no sólo había llegado a su lugar de trabajo para quejarse.
Katsuki chasqueo la lengua. A veces era demasiado predecible a los ojos de Kaminari, pero no podía evitarlo, el chico le daba ternura, cosa que no pasaba con la otra parte de la humanidad.
— Mañana es la estúpida fiesta de gala en la empresa, y como se que me obligaran a ir debo asistir con alguien...— bajo un poco su tono y aparto la mirada —¿Quieres ir conmigo...? — terminó de preguntar con un leve sonrojo en sus mejillas lo cual le causaron gracia al modista.
Muchas veces se sentía privilegiado de ver esa faceta en el Príncipe Explosivo o Rebelde como los fans de Bakugou le decían, y se sentía especial de poder ayudarlo aunque sea de una manera tan ínfima como ser su acompañante a un evento del cual estaba seguro él no quería ir.
Sin soltar nada mas que una leve risa lo cual molesto al rubio, asintió sonriente, aceptando la invitación.
— Esta bien, ¿quieres que te consiga algo elegante? ¿O te encargarás tú del vestuario? —
Katsuki lo pensó brevemente. Él solo pensaba usar su ropa usual, no es que le importara una mierda lo que la gente dijera de su persona, pero aunque odiara admitirlo era una ocasión importante para el imbécil de su tío y su estúpida empresa, y ya que el pelinegro le había dado un auto ultimo modelo sin rechistar, se lo debía de cierta forma.
A veces odiaba su estúpido sentido de la responsabilidad.
— Descuida ya tengo que ponerme, espero que tu busques algo que te siente bien, aunque sinceramente me daría igual si solo te quieres ir en bóxer — menciono con una mueca de diversión.
Denki se puso rojo de la vergüenza con solo imaginárselo. Le dio un leve golpe en el hombro del cenizo para mostrarle que se había molestado pero esté solo sonrió con autosuficiencia al saber que se había avergonzado. Denki a veces podía ser muy lindo.
— Bien con eso dicho paso por ti a las 7:30 pm, la fiesta comienza a las 8:00 pero tenemos que estar antes, tu sabes la estupidez de etiqueta y esas cosas —
— Descuida me alistare temprano — respondió contento.
Ya había asistido a otros eventos de gala y se sentía emocionado, aunque un atisbo de tristeza suplanto levemente su felicidad al saber que no solo Katsuki estaría en la fiesta, sino que también él...
*Ya basta Denki, deja de pensar en él, eso te hace daño...* se maldijo internamente pues aunque quisiera negarlo, aun una pequeña parte de su ser se sentía feliz de poder ver a Eijirou, aunque fuera de lejos.
— Sera mejor que quites esa cara de idiota llorón ahora, sino quieres que te de un golpe para que vuelvas a la realidad — amenazó el rubio viéndolo seriamente.
Ya se imaginaba que estaba pensando y eso lo molesto.
¿Hasta cuando se daría cuenta que el idiota de Eijirou no lo quería en su vida?
¿Necesitaba seguir sufriendo sus constantes rechazos para amarse un poco mas a si mismo?
Katsuki se lo preguntaba cada vez que miraba el rostro triste o pensativo de Denki, a veces quería partirle la madre a Eijirou por lo que le hacia al rubio, pero también entendía que esos sentimientos no desaparecerían de la nada y mas si eran alimentados desde su infancia.
*Los sentimientos son aterradores...* se dijo, dando gracias a dios por no sentir ese tipo de cosas.
— No es nada descuida, — dijo volviendo a su sonrisa, — Quiero comer pastel de cerezas, ¿me acompañas? — le preguntó mientras se acercaba hasta la silla y se colocaba la chaqueta de Guggi color marrón.
— Solo si tu pagas lo que pida — dijo con tono neutro, se dio la vuelta y salió del pequeño cubículo siendo seguido por el rubio que hacía pucheros.
— Está bien pero no comas demasiado, mi presupuesto esta ajustado este mes —
Katsuki sonrió levemente sabiendo que si seguía así era probable que el rubio se pusiese a llorar por lo fuerte de sus bromas, y aunque le encantaba verlo débil una que otra vez, también adoraba su sonrisa.
— Como quieras doncella, apurate no tengo todo el día — dijo caminando ya por el pasillo y abriendo la puerta de la entrada.
El calor le pego fuerte a su cuerpo y sintió ese sofocante vaivén de su respiración buscando adaptarse al cambio del clima. Odiaba el calor, era preferible estar metido en el auto con aire acondicionado a todo lo que daba que sentarse afuera y azarse como un trozo de carne.
El verano definitivamente no era su estación favorita.
Con la molestia a flor de piel entro en su Lamborghini seguido del rubio y arrancó la maquina hasta uno de los cafés que le gustaban a ambos. Necesitaba un poco de paz mental.
¿Y que mejor que una rebanada de pastel de limón y un frappé de chocolate para matar ese calor infernal?
Izuku había terminado de teclear con afán en su laptop y la cerro para tomar un breve descanso. La información que había obtenido en el internet además de muchas cosas puestas por los fans de Shoto le habían dando mas ideas de como acercarse al famoso cantante misterioso, a como muchos le decían.
Su fama de ser un solitario pero apuesto cantante le había dado la suficiente publicidad para ponerse en el top ranking de musica moderna así como romántica.
Su ultima canción: Eternity, seguía sonando como el número uno en el top sin bajar de el por cuatro semanas seguidas. Izuku se sintió feliz, había conocido de el varios aspectos importantes, como por ejemplo que le gustaban los animales, que su color favorito era el azul, que muy pocas veces lo habían visto con alguna chica, y si fue así no se supo de ningún escándalo que lo difamará.
El peliverde pensó que era muy recatado o su mánager era muy bueno manejando a los medios.
Se estiro con pereza por estar en la misma posición por largas horas y sintió como su estomago gruñía pidiendo atención. Tal vez un aperitivo no le vendria mal. Luego podría continuar con su investigación.
Se levantó y salio de su habitación caminando a su ritmo siempre observando lo enorme y elegante del lugar, aunque llevaba una semana y media viviendo en Yuuei no dejaba de sorprenderlo lo estilizado de la mansión.
Además de los candelabros finos y únicos en su estilo tipo victorianos, así como las alfombras con diversos y vivos colores traídas desde la India, cortinas con estilos diversos hechas con seda Egipcia, el comedor hecho a pedido con la mejor madera, el roble, así como las paredes con mármol y otras cosas más, como pinturas genuinas que a su parecer deberían estar en un museo, no en una mansión, adornaban cada parte de la enorme casa.
Sin mencionar la vista que daba de la ciudad.
Ya que Yuuei estaba encima de una de las colinas mas altas, brindaba una hermosa vista tanto durante el día como en la noche, la ciudad llenaba de luz desde diferentes perspectivas mostrando un bello espectáculo, parecido a un cuadro de luces combinadas. A su parecer muy hermoso de ver.
Disipo sus pensamientos y siguió hasta llegar a la cocina, no vio a ninguno de los trabajadores así que pensó en hacerse algo de comer, tal vez un sándwich de atún o una sencilla ensalada. Abrió la refrigeradora de dos puertas y bajo su rostro buscando algunos ingredientes para hacer su cometido, encontrando jamón, pan, mayonesa, así como lechuga, cebolla morada y un aderezo.
Con las cosas en mano cerro a como pudo la puerta y las coloco en la larga encimera en forma de L que adornaba la estancia. Tomando el pan empezó a poner los demás ingredientes a como recordaba que su madre hacia.
Su madre...
Todavía le dolía el pecho de solo recordarla, ella había fallecido joven y para su desgracia no recordaba muchas cosas de su infancia, pero algo que nunca podría olvidar eran las palabras que ella siempre le decía.
"Nunca te rindas mi niño, recuerda que la vida a veces nos golpea duramente, pero solo son pruebas que te harán mas fuerte..."
Esas palabras habían sido su ancla cuando había estado completamente desesperado con su situación familiar, o cuando no había podido encontrar otros trabajos que lo ayudaran a ahorrar.
Esas palabras eran su fuerza y también lo habían impulsado a seguir con esa locura que llamaba trabajo.
— Te ves muy concentrado, deberías tener cuidado con el frasco de la mayonesa — le dijo una fría voz tras su espalda.
Izuku salto del susto y volteo para encontrarse con ese par de ojos heterocromáticos, la mirada aburrida del joven lo saco de sus pensamientos.
— Lo siento, ¿que dijiste? — preguntó sin entender lo último por el susto que le había dado.
Shoto apunto al vaso de mayonesa que pendía de un hilo para caerse al suelo, el ojos esmeralda se percato y lo agarro rapidamente, poniéndolo en el centro de la encimera junto a los otros frascos.
— Gracias no me había fijado — agradeció algo avergonzado por no haberse fijado en ese detalle. Por poco y tendría que pagar el frasco.
Shoto solo asintió y se acerco a la refrigeradora, metió su mano y saco una bebida energética. Izuku lo estuvo observando de reojo, pues el tener a uno de los principes cerca con esa aura gélida le ponía de los nervios.
Pero si quería hacer bien su trabajo, debía de ser valiente.
— Todoroki-kun mmm... — vaciló un poco en si debía preguntar o no, pero viendo la estoica expresión del bicolor se ánimo un poco, no quería parecer un cobarde.
— ¿A ti te gustan los animales? —
Shoto levanto una ceja en ademán confuso.
¿En serio le estaba preguntando eso?
Izuku supo que había preguntado una estupidez, ya que prácticamente había leído la información del cantante sabía la respuesta, pero en sus nervios fue lo único que se le vino a la mente y luego había quedado paralizado por el simple hecho de que el heterocromatico lo mandara a freír espárragos.
— Sí me gustan, en especial los gatos...— respondió sin darle mucha importancia a la pregunta.
— Ya veo...mmm y ¿porque no tienes uno si te gustan? — volvió a indagar, tratando de no parecer tan nervioso.
Shoto suspiro. Este chico era ingenuo o bastante tonto a su parecer.
— Porque a Aizawa no le gusta que tengamos mascotas en Yuuei por esa simple razón, — terminó de darle un ultimo sorbo a su bebida y luego tiro la lata en el basurero — ¿Acaso quieres tener una mascota?— preguntó un poco interesado en el tema.
Izuku asintió, ya que no sabía que más decir. Había cavado su propia tumba al usar la información de mala manera.
— A mi también me gustan los gatos...— terminó de hacer su sándwich y llevo el primer mordisco a su boca — Creo que son lindos — mencionó chupando sus dedos para quitarse la salsa que caía de uno de los lados del sándwich.
— Ya veo, que bien —respondió, caminando hasta la puerta para regresar a su habitación.
Izuku no sabía que mas decir. Sentía que Shoto ponía un inmensa pared entre ellos y eso le impedía avanzar, ¿Que mas podría preguntarle para ganar aunque sea un poco su confianza?
Se estaba quedando sin ideas.
— ¿Quieres escuchar lo que he estado escribiendo?— le pregunto el bicolor dejando perplejo al chico.
La pregunta directa saco de su trance autoinducido al peliverde y lo vio con sorpresa.
¿Lo estaba invitando a escuchar una de sus nuevas canciones?
— ¡Claro! ¡Estaría encantado! — respondió emocionado.
Shoto asintió nuevamente mientras esperaba que Izuku terminara de limpiar el desastre que acababa de hacer, luego el joven lo siguió hasta su habitación con una sonrisa plasmada en su cara. El bicolor lo considero alguien muy extraño en sus adentros.
Tal vez había juzgado mal al chico. Por ello quiso comprobar de primera mano lo que su tío le había dicho cuando hablo con él.
¿Que era lo que tenía de especial Midoriya? ¿Porque lo había escogido específicamente a él para ayudarlos con sus problemas familiares?
Seguía sin entender la retorcida mente de su tío.
Esas y otras preguntas lo tenían pensativo, por ello buscaría las respuestas, y era una buena oportunidad.
Ambos se dirigieron a la habitación por uno de los pasillos centrales. Izuku con una gran sonrisa en su rostro, y el bicolor con diferentes preguntas en su mente.
--------------------♣---------------------
N/A:
Se que no tengo perdon de dios por hacerlos esperar tanto, pero aqui esta la conti luego de mil años de espera, gracias por sus comentarios y estrellitas llenan de alegria mi corazón ¡creanlo!
Si hay alguna pregunta o duda sobre los capis, los personajes, o la trama no duden en preguntar, gracias por su tiempo.
:D