Hermosa Pertinencia (Beautifu...

Von AGBriela

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El "primer" amor de Devon, empezó con una aventura, noches de pasión, entrega total y sin compromisos. No ter... Mehr

00.
Adelanto.
Personajes.
Primera Parte: I
II
III
IV
V
Segunda Parte: VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
Tercera Parte : XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI: Parte I
EXTRA: Lo que nunca te diré.
XXVI: Parte II.
XXVII
XVIII
XXIX
XXX
XXXII: Parte I
XXXII parte II
XXXIII
XXXIV
EXTRA
XXXV
XXXVI.
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI
EXTRA.
XLII
XLIII
XLIV
XLV
XLVI
XLVII
Extra.
MARATÓN 2/?: XLVIII
XLIX
L
Epílogo.
Agradecimientos.
BEAUTIFUL IMPERFECTION YA ESTÁ DISPONIBLE.
Actualización 2022
LO LAMENTO ¡NECESITO SU ATENCIÓN!

XXXI

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Von AGBriela

Capítulo 31

Puerto Madero, Argentina. 28 de junio de 2019.

Y volví... volví al mismo lugar donde todo volvió a comenzar para mi. Como hace años cuando decidí ir por mis sueños, o cuando hace un año empezó tanto una verdadera oportunidad para mí, como el comienzo de una reconstrucción en medio de la pérdida de la mujer que amaba. No mentiré y diré que los recuerdos no me golpean con fuerza. Porque no es así. Lo recuerdo perfectamente, en como ella y yo entonábamos una vieja canción de Queen, yo solté un gallito y aparqué en mi casa; para que una fracción de segundos, una oleada de fotógrafos nos envolviera y todo se fuese a la misma mierda. Ese mismo día la perdí, el mismo día que la adentré a mi mundo y a mi familia. Ese mismo día dejé de tener control de la protección de los míos. Pero aprendí, lo dijo mi terapeuta, no tengo el completo control de todo.

Sería mentiroso si dijera que también me siento nervioso porque no quiero involucrar a mis dos niñas en mi mundo y que las expongan. Porque quiero tener una relación normal. ¿Entienden? Una novia con quien pueda salir y tomar su mano sin que me fotografíen, o poder llevar a Shami al colegio sin que los niños me rodeen o las madres me acosen. No, quiero ser Devon viviendo la vida y enamorándose como humano.

Estoy consciente que no soy ese hombre, que no soy el mismo desde el principio de año. Porque hace un año venía con la morena que hacía enloquecer y parar mi mundo; hoy, vengo con Less, la mujer que me conoce mejor que nadie y me ha hechizado desde que somos niños, junto a su hija que se ha vuelto parte de mi. Dos escenarios muy distintos y no por ello preferiré uno sobre el otro.

Amar a Samantha no se siente como amar a Less. Con Samantha era una aventura y se sentía que estaba con la persona correcta; con Less se siente un estallido de emociones que me hacen superarme a mí mismo para merecerla a ella y a su hija. Ella es mi última oportunidad, aquella que tanto había anhelado, era mi verdadero amor.

Heme aquí ahora, repitiendo la historia con una chica que he aprendido amar desde su partida. Y no es un reemplazo y no las estoy comparando. Para muchos, mi enamoramiento con Evane fue repentino y tal vez "muy rápido", pero yo no lo siento así, no siento que esté ocupando el lugar de nadie, ni que esté llenando un vacío. Porque es diferente y mi amor por ella no es igual al que he sentido antes. Yo la amo, ella me ama, eso basta. Lo mío con ella era diferente, un amor que guarda y cuida; que protege y reconstruye. Un amor puro y que después de años y kilómetros separados, quedaron dos corazones reencontrándose con ganas de más y más.

Porque cada amor es diferente, cada mujer que es parte de tu vida te enseña tantas lecciones buenas como malas. La primera mujer de mi vida, fue mi madre, quien me enseñó que no hay nada más puro que el amor de una madre; luego vino mi hermana, que me enseñó lo que era un amor protector. Después vino Isabella, el primer amor, pasajero y momentáneo, allí aprendí a que cuando es verdadero amo, no busca dañar. Y a su vez, entró tan fugaz y repentino mi segundo amor, Samantha, quien me enseñó el amor propio y el perdón. Y por último, vino Evane, el amor puro y genuino, el amor que reconstruye y se fortalece con el tiempo; pero sobre todo, que nunca se olvida. Y con este amor, vino el paquete extra, el pequeño bodoque que te enseña un amor incondicional.

No me arrepiento de ninguna decisión porque eso me hace ser la persona, que hoy por hoy, estoy orgulloso de ser.

—Estoy nerviosa —expresó Less, sonrojándose y cogiendo mi mano con fuerza —. Se que esto es duro para ti también porque...

Antes que ella finalizara su oración, la pegué a mi y le besé.

—La recuerdo, si; pero ya no duele —pongo su mano en mi pecho—. Además, no me importa si lo nuestro fue rápido, yo lo sentí como dos almas encontrándose en el momento ideal. Además, estoy segura que Samantha en una parte del cielo, está orgullosa de mí porque no me estanqué y conseguí la mujer perfecta para enseñarle lo que ella me enseñó. Que para el amor no hay barreras ni obstáculo que pueda derribarlo; pero sobre todo, un amor propio que se refleja con esa persona especial, que te impulsa a ser mejor cada día —acaricié su mejilla y besé lentamente su frente.

—Pero yo tengo una hija —sonreí al ver a la pequeña durmiendo en los asientos de atrás, cogí la mano de Evane entre las mías y sonreí abiertamente.

—Que no se te olvidé que es mi pequeña amiga Shami y en el momento en que me enamoré de ti, supe lo que conllevaba hacerlo porque ella era parte de ti; y aún sin aceptarlo, mi corazón la ama de igual manera —sentí como el cuerpo de Less se iba relajando poco a poco y se sonrojó—. Además yo soy el que teme no protegerte.

—Cuando me enamoré de ti, supe lo que conllevaba salir contigo; entonces no nos estaríamos protegiendo. Nos protegemos entre los tres —sonreí con más ánimo y le robe un pequeño beso.

—Les vas a encantar.

Y no mentí.

Mi mamá la recibió con los brazos abiertos, Ignacio le dio la bienvenida a la familia y a mi hermana, ni hablar. Pasó preguntándole de todo y jugando con la pequeña para que se sintiera parte del círculo.

Mi madre le recordaba, incluso contaron una que otra anécdota vergonzosa de mi infancia, o lo que hacíamos con Evane.

Es más, ni yo sabía que una vez le di un golpe a un chico que se burlaba del físico de Less cuando teníamos cuatro. Según mi madre, le rompí la nariz cuando él intentó besarla y Less dijo que no, y aún así quería besarla y le dijo que era fea y sería el único que besaría a un cerdo. Y yo lo golpeé cuando vi la escena. Casi me expulsan pero al final estaba defendiendo a una compañera y expulsaron al otro niño. Wow.

—Desde que recuerdo, Less y Dev se protegían; iban de un lado a otro juntos y casi nunca se separaban. Aún recuerdo cuando Less nos llevaba panqueques los domingos.

—Los panqueques del señor bigotes —río al recordar aquello—. No tenían forma de conejo pero no decía nada para no herirla.

Cuando sentí, Less me había golpeado por debajo de la mesa.

—En mi defensa eran deliciosos —reí y me incliné hacia ella y besé su mejilla con cariño.

—Claro que lo eran, pero eran feos. Debes admitirlo —le miré divertido y ella asintió.

—Pero eso me hacía encantadora. Además, hoy en día los sigues comiendo. Y a Shami le encantan.

—Solo que ahora si tienen forma del Señor Bigotes —puntualice y mi pequeña amiga levantó la vista de su plato y se rió. Todos lo hicimos porque tenía toda la boca manchada. Tiene la misma maña que yo, siempre nos manchamos toda la cara al comer.

—Es cierto mami... te cuesta hacer el bigote.

—¿Cómo la tienes en este momento? —reí y me levanté de mi asiento, para arrodillarme al lado de Shami. Cogí una servilleta y la limpié delicadamente por todo su rostro con una sonrisa—. Eres un desastre para comer bonita —bese su cabeza. Ella me sonrió y me abrazó.

Sentí ese momento tan eterno entre ambos, una pequeña conexión que ni siquiera me percaté de las miradas de todos y como la mesa se ponía en silencio. Me sonrojé cuando noté a Less viéndonos con ternura.

***

Estábamos en la sala jugando Cranium. Los equipos eran: Ignacio, Less y mi hermana; y el otro grupo era mi madre, yo y la pequeña Shami. No es por presumir, pero mi equipo tenía la delantera.

—Odri... tengo sueño — susurró la pequeña mientras se restregaba la mano en sus ojos y se recostaba en mis piernas.

—Ven cariño... te llevaré a dormir —dijo Evane levantándose de su asiento y extendiendo sus brazos.

Para sorpresa de todos, la pequeña negó y se aferró aún más a mi pierna.

—No mami... quiero a mi amigo Odri que me lleve a dormir — susurró medio adormitada—. Me gusta cuando me cuenta cuentos y me canta las canciones de... ¿De quién era la canción del na na na bumm? —dijo viéndome a los ojos y subiéndose a mi regazo para abrazarme fuerte y bostezar.

—Back Street Boys —ella volvió a asentir — . Quédate aquí con mis padres, le iré a dormir — le guiñé un ojo a mi novia y ella asintió lentamente.

—Buenas noches mami — se giró un poco la pequeña y besó la mejilla de su mamá. Luego agitó su manita —. Buenas noches a todos — susurró ya casi rendida.

Entonces me levanté con la pequeña en brazos y me dirigí a la habitación de invitados. Ya allí, me quité los zapatos y me recosté a su lado. Se aferró a mi como una pulguita.

—Bueno... ¿Quieres qué te cante una canción o te cuente un cuento?

—Termina el cuento — yo asentí—. Te quedaste en que era un espía para el gobierno —se acomodó mejor y cerró sus ojitos.

— Bueno... como ya sabes. Al señor Bertmont le gustaba viajar de un lado a otro, atrapando criminales y buscando el amor desde los lugares más fríos hasta el desierto más caliente.

—¿Ahí conocerá al amor de su vida? —yo asentí con una sonrisa, creo que el señor Bertmont tiene más de mí de lo que quisiera admitir.

—Si cariño, el Señor Bertmont después de conocer casi todo el mundo... volvió a su hogar, el lugar donde lo vio crecer. Y mientras caminaba por la vieja plaza de los olvidados, aquellos que están perdidos en el mundo sin un destino o un hogar a donde ir, se tropezó con una chica muy linda...

—¿Cómo mi mamá?

— No cariño, tu mamá es la chica más ardien... digo —me aclaro la garganta—. Ella es la mujer más hermosa del mundo, nadie será igual de hermosa que ella —toqué su nariz—. O bueno, tú también eres divina y preciosa. Pero sigamos con la historia —la pequeña rió—. Pues esa chica muy linda... cuando se había tropezado, se le cayeron todas sus flores. Y nuestro protagonista como todo caballero la ayudó a levantar cada pétalo.... lo que nunca imaginaron fue que al momento que sus manos cazaron perfectamente, sus vidas iban a cambiar totalmente. Ni ella ni él imaginarían que estaban a punto de vivir una historia de amor, aquella historia que ni la mejor copia de Disney podría contar. Él de deambular por el mundo, encontró un hogar, un lugar donde pertenecía y no quería irse —acaricié la cabeza de la pequeña. Ella murmuraba cosas, estaba a punto de quedarse completamente dormida. Tenía una sonrisa en su rostro y cada vez buscaba más mi calor. Tenerla así hacía que mi corazón palpitara aún más rápido. Porque amaba este momento con ella, incluso cuando cantamos a todo pulmón canciones de One Direction, cuando jugamos juntos al fútbol, cuando ella gritaba mi nombre y me abrazaba, cuando compartía sus logros con ella. Cada momento con ella, hacía que dejara de deambular por la calle de los olvidados, así como en mi historia, ahora quería caminar a casa a su lado, quería que ella me enseñara un nuevo mundo, un nuevo amor, quería ver en sus ojos la ilusión y la alegría. Quería seguir en su vida, que confié en mí y ambos seamos la protección de su madre, quería que formara parte de mi equipo y futuro.

¿Si me ha amenazado? Claro que lo ha hecho, pero también me abraza y me dice que no les abandone. Me gusta saber que soy parte fundamental en sus vidas, tal y como son para mi.

Me gusta tenerlas en mi vida, me gusta que estén habitando en mi corazón. Porque recibí lo mismo a cambio: un lugar en su hogar, en su corazón y familia.

—Quiero que mami y tú vivan por siempre juntos —murmuró atropelladamente mientras cerraba sus ojos y se dejaba ir por los brazos de morbello, confiando en que guardaría sus sueños, tal y como siempre se lo primero cada noche. Porque como dice el dicho; Morfeo es para los feos, morbello para los bellos.

Me quedé analizando sus últimas palabras, porque yo también quería y anhelaba eso en mi corazón. Porque quería estar con Less, amarla hasta mi último día; vivir una historia de amor y despertar cada día a su lado. Pero al tener a esta pequeña acurrucada a mi lado, me hizo pensar que también quería estar cada noche así con ella, para luego levantarme de la cama y dirigirse a la mujer que me esperaría en la habitación anexa. Mierda, el Devon que antes le aterraba los compromisos desea noches a su lado. No quería a nadie más, las quería a ellas. Quería ser su papá y ese era mi mayor anhelo, que ella me viera como su padre y me amara como uno.

Quisiera tener el diario y escribir, pero había cerrado ya esa etapa. Y solo me queda saber que Samantha estaría orgullosa, porque abrí mi corazón a dos mujeres espectaculares. Diferentes a su manera y entregándoles un amor sano.

Quería una familia... y sin darme cuenta. Dios me había bendecido con una justo en frente de mi. Una pequeña, pero hermosa; conformada por dos mujeres que poco a poco, se roban cada parte de mi. No me quejo, por mi y les entrego al mundo entero.

Mierda, las amo. Y si estoy aquí, es porque nada me alejaría de ambas. Ahora es mi turno de protegerlas, ya no están solas.

Eso lo prometo.

* * *

—Se quedó dormida en mis brazos —sonreí con ilusión. Less me miraba con adoración. Eran casi las doce de la mañana y mi familia se había ido a dormir. Se puede concluir que fue perfecto, mi madre las amo, mi hermana quedó encantada y yo me sentía completo al mostrarle a las dos mujeres más importantes de mi vida, a las nuevas mujeres que me hacen ser quien soy. Incluso Ignacio me dijo que venían los mejores momentos: disfrutar de un amor genuino. Y sabía a lo que se refería, también quería ser ese padre para Shami, no el que le dio la vida, pero si quien estará con ella.

Quería jugar con ella a las princesas o estar en su primer campeonato de fútbol, o quien llegue a sus presentaciones del colegio. ¿Y quién sabe? Tal vez sea mi compañera de travesuras y sorpresas.

No sé si seré yo, u otra persona. Pero nada me haría más feliz si mi destino estuviera a su lado. Deseo que lo sea.

Al final de todo, quedamos Less y yo en nuestra habitación, junto al margen de la puerta, con nuestros cuerpos pegados y hablando en susurros.

Sus manos exploraban mi pelo, lo acariciaban con cariño; mientras que sus ojos se conectaban con los míos. Un tiempo infinito entre ambos.

—Ella te ama —sonreí ante tal declaración y me incliné para robarle un beso.

—Yo también la amo. ¿Y sabes que me di cuenta? — cogí delicadamente a Evane entre mis brazos y la llevé a la cama. La senté en mi regazo y uní nuestras frentes —. Que no me imagino un día en que ambas no estén de mi lado.

—¿Estás seguro?—susurró y por primera vez, noté a Evane sollozando. Estaba sensible y lo sabía, ella tenía miedo. Esto, lo que ambos estábamos formando, era algo nuevo. Y ni ella o yo, teníamos experiencia en estas batallas que en conjunto peleamos. Era salirnos de nuestra zona de confort para enfrentar las pesadillas que por años nos atormentaban y salir a la oscuridad, con una antorcha de luz que es difícil de apagar. No sabíamos a lo que nos enfrentamos, pero si a lo que estábamos dispuesto a sacrificar.

Sensaciones y pasados, eran mezclas peligrosas. Pero no en este caso, cuando su historia y la mía, fueron escritas para un nuevo libro. Porque capítulos, habíamos vivido ya suficiente. Tuvimos un cierre, no el que esperábamos; pero sí el necesario para empezar esta nueva etapa: juntos.

—Cuando quiero algo, lucho hasta conseguirlo. Y las quiero a ambas. No me iré.

—Y si te fueras, iríamos por ti bobo. Tampoco queremos alejarnos de ti. Te amo.

Ella beso lentamente mi cuello, para ir subiendo con besos traviesos y pausados por mi clavícula hasta llegar a mis labios. Se detuvo por unos segundos, y anhele en que posara sus labios contra los míos. Pareció eterna la espera para conseguir su beso. Tan eterno como volver a ella y tenerla en mis brazos.

Pero no tan eterno como para no desearlo aún mucho más.

Pues las cosas más maravillosas de la vida... vienen cuando menos lo esperas. Y muchas veces vienen con gigantes que tienes que vencer para alcanzar lo que tanto esperamos.

Estoy listo, estoy listo para enfrentar al peor gigante. Así es el amor, y no me golpeen porque me gusta estar enamorado y amando cada día aún más.

Si, había encontrado mi hogar y no era un hogar, eran ellas dos.

Puerto Madero, Argentina. 29 de junio de 2019.

Antes de emprender el viaje, era una fecha especial. Porque era el cumpleaños de mi hermana. Y por nada del mundo, no compartiría este día con ella.

—Gracias por estar aquí hoy... no sabes lo que me hace feliz —susurró con lágrimas acumuladas. Y en lenguajes de señas, me dijo "te amo".

Recuerdo la época en que aprendí el lenguaje de señas porque mi hermana, por el shock, quedó muda. Fueron años difíciles porque ella se encerraba en su mundo. Mi hermanita es una mujer introvertida, que a pesar de ser muy inteligente, le cuesta socializar y abrirse con la gente.

Es dulce, pasiva, nunca le gustaron las peleas. Por ello la gente que logra entrar a su corazón, tiene la oportunidad de encontrar la ternura, la gentileza y bondad. Mi hermana siempre suele decir que si se ve con bondad el mundo, se encuentran cosas maravillosas. Lo más asombroso de todo, y que nadie sabe, y casi nunca le digo. Es que esa mujer es fuerte, fue diagnosticada con lupus. Nunca lo cuenta porque no le gusta que la gente le tenga lástima. No le gusta hacerse la víctima y continúa su vida normal. La admiro en mil formas posibles, por ello me duele que inconscientemente le aparto de mi vida de una forma indirecta.

—Joder Toria, te amo y siempre estaré para ti —besé su frente y la abracé fuertemente. Ella me rodeó con sus brazos y se puso de puntillas para besarme mi mejilla. Me tuve que inclinar porque ella es baja de estatura.

Saqué de atrás de mis brazos, lo que traté de ocultar, su regalo. Era una libreta que había mandado a personalizar especialmente para ella y con un collar con una V y una D de diamantes en forma de estrellas.

—No tenias porque —dijo sonriéndome y yo le resté importancia. Los pequeños detalles son los que hacen la diferencia.

—Tenía que. Soy tu hermano mayor y siempre buscaré la forma de consentirte boluda —ella le quitó el envoltorio y vio una libreta negra, con estrellas a su alrededor. En el centro, su nombre escrito con cursiva—. Escribe todo, y espero, un día, atrevas a demostrarle al mundo esas ideas que tienes. Y este collar será un recordatorio de que debes mirar las estrellas y yo estaré a tu lado. Además algo que me dice que no me iré de mis tierras y estaremos más cerca cada día.

Me sonrió con ternura y se recostó en mi pecho.

—Algún día Rod, algún día.

Y quedamos abrazados por horas, sin decir palabras, porque no eran necesarias. Cuando vino la noche, salimos a ver las estrellas. Esas estrellas que conocían nuestra historia y nos acompañaron cuando había lágrimas y también risas.

No hay Dev, sin Toria. Con ella aprendí que no hay que ser egoístas, que la vida es más bella si se comparte con la gente que amas. Que a veces es necesario quitarse un trozo de comida de la boca, si es por proteger a alguien que depende de ti. Que siempre, siempre, hay solución para todo, todos menos para la muerte. Mi hermana formaba parte de mi historia y la amaba con todo mi corazón. 

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