THE DOLLS GAME

By vincent_villarroel

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¿Nunca te has encontrado de frente con esa clase de chicos que deambulan por los centros comerciales luciendo... More

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By vincent_villarroel

-No puedo creer que falten tan solo horas para la fiesta y aun no tengo el atuendo que usaré. -Le dije a las chicas mientras me encontraba saliendo de la escuela por última vez. El año escolar había terminado yo todo el mundo tenía más que claro que yo no aparecería en ningún cursi acto de graduación, reunión de despedida escolar o cualquier otra cosa boba que suelen hacer cuando terminan las clases.

Sonia dio un giro y frenó abruptamente frente a nosotros en su Nissan pasado de moda. Sus ojos estaban clavados en mi y fue revitalizante, adoro tener a las chicas en la palma de la mano, que ellas hagan lo que yo quiero por temor a mí. Cruzamos frente a ella sin temor alguno a que nos arroyara, ella no era tan estúpida como para tocar un solo cabello mío.

Me puse nostálgico frente a la vitrina de Alice and Olivia, extrañaría el uniforme color caramelo de Hightown Hill, era la combinación perfecta para la mayoría de bufandas Burberry y bolsos J. Crew.

-Chicas encaje negro y accesorios dorados. -Les recordé a las chicas mientras ellas daban vueltas y vueltas por la tienda. Stacey Bendet lucia linda con vestido asimétrico y estuve agradecido con que ella me diera los tres vestidos que las chicas usarían. Pasé frente a ellas ignorándolas intercambiamos unas cuantas palabras con Stacey y Salí de la tienda, las chicas tardaron unos segundos más de lo habitual y se los abría reprochado de no ser por la chica con un hermoso bolso Fendi, era increíble que ese bolso no estuviera en mi closet o colgando de mi brazo.

Di un chasquido y la mirada de las chicas inmediatamente cayeron sobre esta chica. Ella es Nora Higgins. No pronuncie palabra, las chicas ya sabían que era lo que quería.

-¡Disculpa, Nora! -Aubree dijo fuertemente para que la pelirroja chica pudiera escucharla. Ella se giró y las chicas se acercaron a ella.

-James Zahr está interesado en tu bolso. -Hailey tomó la palabra, así que tienes tres opciones, uno, se lo regalas y él te lo agradece personalmente, se lo vendes y el te da un cheque con la cantidad que tu le pidas y la tercera opción, no creo que quieras escucharla, eres una chica insignificante asique con las dos primeras tienes.

Nora giró y siguió su camino, todo esto me parecía tan aburrido, busqué en lo más profundo de mi bolso, tomé un cigarrillo, el encendedor y me recosté en mi auto sin perder detalle de mis chicas.

Harlow la tomó por el cabello, Nora volteó y preparó una cachetada pero Harlow logró esquivarla, Hailey le arrebató el bolso y Aubree tomó varias fotografías del rostro de la chica. Ellas dieron unos cuantos pasos atrás. -Tú decidiste tomar la tercera opción Hailey exclamó excitada.

Harlow le dio una mirada a Hailey y Aubree quienes caminaron de regreso hacia mí. Aubree vació el contenido del mismo en el asfalto y dos segundos después el bolso ya estaba en mis manos.

-Pobre niña tonta, si sabes lo que te conviene olvidaras lo sucedido. Te tenemos en fotografía y si quieres seguir mostrando tu rostro por las calles y no tener mancha alguna en tu casi inexistente reputación ese bolso jamás te perteneció. Nosotros te dimos dos opciones y tú no las tomaste, esto fue tu decisión. Adiós. -Harlow se despidió con su característico beso soplado y se deslizó dentro del auto. Pasamos frente a la chica quien recogía sus escasas pertenencias del suelo y avanzamos.

-Estar contigo es un constante flujo de adrenalina. -Aubree exclamó. Podía escuchar el palpitar de su corazón. Sonreí y pisé el acelerador.

-Lo único malo de tener una mansión es lo mucho que debes caminar para llegar a tu habitación. -Hailey murmuraba mientras arrastraba sus tacones por la alfombra egipcia. Asentí en aprobación, y dejé caer mis bolsos en una mesa del corredor y me dejé caer sobre una pila de ropa que ocultaba mi cama. Los ojos de las chicas brillaron, estaban viendo las piezas de muestra que varios diseñadores habían enviado para que las usara en mi fiesta la cual, como de costumbre se había convertido en todo un evento. Ya lo podía ver venir, fotógrafos por toda Santa Mónica, personas no invitadas tratando de acaparar mi atención para que les permita estar en mi yate y aparecer en los encabezados y en las redes sociales al día siguiente.

Dejé caer mis zapatos Louis Vuitton y rodé hasta el medio de mi enorme cama con dosel de hierro forjado. Las chicas se habían dejado caer en uno de los sillones franceses y habían cruzado sus piernas sin quitar la mirada sobre mí. Ellas de nuevo tenían lo que solía llamar síndrome de sanguijuelas el cual aparece unos días antes de que yo haga algo que será comentario durante semanas.

-¿Pijamada?- Les pregunté sin quitar la cabeza de las almohadas.

-Perfecto! -Las chicas dijeron en coro mientras daban pequeños aplausos y sonreían entre sí.

***

Estaba sumergido en medio de mis almohadas de algodón egipcio sintiendo el olor del fuerte perfume de Hailey, las chicas ya lucían unos cortos vestidos de encaje y Harlow se maquillaba frente a mi enorme tocador. Cada vez que había una pijamada en mi casa tenía que soportar que ellas trajeran sus bolsas de dormir de animal print y se quedaran alrededor de mi cama, yo tengo habitaciones de sobra para cada una de ellas, pero hey, entiendo que la idea de verme dormir debe ser intrigante. Pero estoy dejando que lo disfruten todo por última vez, luego que me cambié de escuela cortaré de tajo con ellas.

-Bienvenido al reino de los vivos. -Aubree dijo mientras pasaba mi plancha de cabello por su despeinado flequillo.

Me senté en el borde de la cama y me quedé viendo fijamente el enorme candelabro que cuelga del techo. Pasaban cinco minutos de las diez de la mañana en mi reloj cartier y sentí nauseas. Había bebido casi una botella completa de vodka y me sentía como si una manada de caballos paso sobre de mi. Bella-Boo hizo su aparición de debajo de mis sabanas, la tomé en mis manos y la coloqué en el suelo, últimamente tenía la costumbre de dormir junto a mí. Me arrastré hacia la ducha, me di un largo baño y al salir las chicas habían salido dejando un desastre por mi habitación. No estaba de humor como para hacer un escándalo por su desorden, era el día de mi fiesta y no tenia humor para absolutamente nada, dentro de mi deseaba poder cancelar todo y tirarme en mi cama durante todo el fin de semana pero no podía desairar a toda la ciudad, debía tomar fuerzas de algún lado, sacar a relucir una falsa sonrisa y soportar a cientos de personas alagándome.

Esa misma tarde me encontraba en la sesión de fotos con el traje valentino negro que había escogido. Las chicas usaban los vestidos dorados que les había dado de último momento, disfrutaba su rostro de aburrimiento mientras estaban apartadas en la esquina del estudio y para mi deleite personal habían subido al tercer nivel utilizando las escaleras en los tacones de veinticinco centímetros que las obligue a utilizar.

Patrick Demarchelier había regresado de tomar una llamada y siguió disparando hacia mí con su enorme cámara. Había sido toda una bendición que él pudiera tomar las fotografías que yo solía dar a las revistas, periódicos, sitios web y básicamente a cualquiera que lo solicitaba.

-Listo, terminamos. -Patrick dijo mientras yo trataba de recobrar la vista luego de estar parado frente a unas cegadoras luces blancas. Dejé el lugar sonriendo y subimos de regreso a la ostentosa limosina que usualmente es más utilizada por mi madre para llegar con elegancia a cualquier evento. Yo era la celebridad de la noche y no podía llegar en cualquier cosa, y debía crear el estándar más alto en lo que a fiestas de la sociedad de Blue Diamond se refería para que las próximas solo fueran motivo para compararlas. Aunque había algo en me que hacía que me frenara con respecto a lucirme en esta noche. Algo parecía decime que guardara mis mejores cartas para cuando estuviera en Royal Hills, después de todo a la mayoría de mis invitados se les impresionaba fácilmente pero el nivel de los chicos Royal era algo que el ignoraba por el momento.

En todo el camino me vi obligado de soportar que Aubree meneara su trasero a centímetros de mi rostro mientras hacia sus intentos de bailar sexy. Lógicamente mis ojos estaban más centrados en el sexy conductor de mi madre. Su sonrisa era tan amplia, que estaba sorprendido de que sus mejillas no se rasgaran. Este chico tenía esa apariencia tan americana y tan buscada por el de voy-a-encargarme-de-la-empresa-de-mi-padre-a-los-veinticinco, aunque su cabello rizado era demasiado desaliñado y nada que decir sobre su pésimo gusto en perfume.

Un sinfín de automóviles me avisó que estábamos a poca distancia de llegar. La oscuridad de la noche se perdió cuando comenzaron a brillar los flases de las cámaras. Una alfombra dorada me estaban esperando para caminar sobre ella. Bajé de la limosina, le sonreí al chofer y desempolvé mi sonrisa de gran evento, saludé a los chicos que usaban brillantes trajes de diseñador esperando que los notara y dejara pasar a la fiesta. Estaban perdiendo su tiempo. Las chicas se pararon detrás de mí y avanzamos. Saludé con beso doble sin tocar las mejías a Kelly Osborne y elogié su vestido y peinado.

-¡Jeffree! –Grité en el momento que vi a Jeffree Star bajando de su MW rosado. Intercambiamos un par de besos y posamos para los fotógrafos que se arremolinaron a nuestro alrededor.

Finalmente me encontraba en mi yate, la decoradora había llenado el lugar con rosas blancas importadas, había colocado hermosas luces ambientales y había colocado mesas de bocadillos y bebidas en cada esquina. Noté el excelente gusto en la música. Fruncí los labios en aprobación y sonreí. Todo estaba como lo había soñado.

Una delicada mano me saludo a la distancia y me acerque, kendall y kylie Jenner habían llegado intercambiamos palabras, las abracé, había pasado un largo tiempo en que no había visto a las chicas y me emocioné cuando vi entrar a Khloe Kardashian con un ajustado y brillante vestido negro de esos por los que tanto la adoro y prácticamente me arrojé sobre ella en un abrazo.

Unos minutos después me acerqué a Harlow, ella estaba tratando de decirme que Ariana Grande no había podido llegar y fue cuando noté a una chica con vestido de encaje y chiffon verde menta tratando de pasar desapercibida.

Era Roselyne quien con una mirada examinó a James, sintiendo un poco de envía al verlo más arreglado que ella, lo había oído mencionar tantas veces, ella había husmeado en varios sitios creados en su honor, en sus bufandas, en sus guantes, en su rostro, cabello o en sus bolsos que sentía que ya lo conocía. Ella estaba nerviosa esperando a su madre, la Sra. Ferrell era lo que los chicos latinos en Beverly Hills podían llamar una Sexy mamacita ella tenía cabello largo negro azulado, piel suave, y un increíble y flexible cuerpo gracias a su ritual diario de yoga además de un extraño parecido a Pocahontas. Además de ser extremadamente exitosa y ambiciosa. Roselyne vio como Esther se le había pegado y resignada caminó detrás de ellas hacia la cubierta del yate. Para Roselyne, Esther que solo podía ser descrita como la candidata idónea para The Bachelorette. Suspiró agónicamente, y dejó caer la cabeza sobre la mesa como si estuviera ebria. El día había sido una colisión de tren, de todos modos. Esther era la señora más linda que había conocido y su madre básicamente la había llamado gorda en frente de Esther diciendo que los vegetarianos tienen la dieta de las vacas y que los estampados florares ensanchan las caderas. Ella rápidamente había dado marcha atrás y dijo que era sólo una broma, pero ella sabía que esos temas de conversación eran algo que los Hollower atraían, ellos exudaban seguridad, moda y belleza. Esta había sido la primera vez que ella lo había visto en persona y era la primera vez que ella se incitó a vomitar con el pensamiento. Ahora entendía porque casi nadie se acerca a James, ninguna chica puede tener tan baja autoestima como para no importarle ser la gorda sin nombre, con mal gusto y es por eso que ningún chico gay quiere ser pisoteado por envidias.

-Esta noche no hablo de negocios. -Le dije al padre de algún chico que había tratado de hablarme en varias ocasiones.

-Lo siento joven Zahr. -Él dijo discretamente y se perdió en la multitud. Di un giro y decidí descansar y tomar algo por lo que decidí caminar hacia la mesa más alejada de todas, donde estaba Esther con su mirada de faro ya que estiraba el cuello mientras lo giraba para ver todo alrededor.

Un sujeto vestido de azul con corbata negra se acercó. –Señor Zahr, las hermanas Hilton se disculpan por ausentarse pero le envían este presente. –Él dijo alcanzándome una diminuta caja Taffin dorada. Un hermoso anillo de zafiros estaba en su interior, me sentí triste de no poder ver a Nicky y Paris.

De nuevo sentía las rodillas dormidas y no sentía los pies pero esa era la sensación que buscaba cuando compraba mis Louboutins. Vi a Leonora era tal y como Esther la había descrito, miss México 1985. Insípidamente la saludé, luego ella me presentó a su hija. Rápido la examiné de pies a cabeza, vestido de diseñador, posiblemente un Zack Posen o un Marc Jacobs y me quedé asombrado al ver como ella había escogido el color perfecto para su piel. Que zapatos de tacón tan preciosos, definitivamente es de las mejores que he visto. Pensé en el momento en que ella se sentó y cruzó los tobillos en pose de princesa.

Roselyne retiró su mano de las súper suaves manos de James, algo más por que envidiarlo. Sólo había una persona que ahora hablaba con James, su madre, James, que se encontraba en su grado pero también estudiaba en otra insignificante escuela. James era un irritante vanidoso con el ego por las nubes también, aunque mucho menos escalofriante por que esa era su personalidad, todo el mundo lo conocía así, no como ella, por lo menos ella hablaba en oraciones completas. Y él era bonito de una manera bastante molesta, con el cabello fino, súper oscuro, amplios y serios ojos oscuros, piel de la más fina porcelana y fruncidos labios rosa natural. -Demonios, la teoría de que el pagaba por que usaran fotografías retocadas en todos lados ya nadie se la creería.

Roselyne retorció su cuerpo naturalmente delgado y supe que se había sentido violada con mi mirada. Sonreí y pasé mi mano por mi barbilla. Sabía lo que estaba pensando, ella no podía creer que estaba frente al chico que, según se rumoraba, podía convertir en gay a cual chico que se le antojara.

Seguidamente Intente platicar algo con ella, la noté extrañamente aburrida en mi fiesta y ¿quién podía estar aburrida en una fiesta de James Zahr? la cual había sido motivo de disputas en todas las redes sociales. Pero por más que intente, no fue imposible, la música sonaba a alto lo cual lo hizo pensar por unos segundos en que sus invitados pensarían que la fiesta era de mal gusto ya que todo mundo sabe que en los mejores clubes uno puede hablar sin problema y por más que subiera el tono de mi voz solo le podía leer los labios Además ella tampoco estaba poniendo mucho de su parte estaba susurrando. Ella parecía querer lucir interesante delante de mí, con esa pose de estoy pensando en algo inteligente, con la barbilla levantada, una audaz mirada y parecer estar recostada en una mesa invisible.

-¿Qué motivo a tu hijo a hacer esta fiesta? -Leonora estaba tratando de ocultar su envidia.

-Es una fiesta de despedida. Él fue invitado a estudiar en Royal Hills y aceptó así que también estamos celebrando eso. -Esther dibujó una sonrisa en sus labios rojo manzana y levantó la copa de champagne en forma de brindis. Los ojos de Roselyne brillaron, había llegado la oportunidad de ser alguien en Beverly Hills, James acapara todos los reflectores y ella solo necesitaba pararse a su lado para que la notaran pero ya había hecho su estupidez de la noche alejándolo de su lado, había desaprovechado la oportunidad de acercarse al polémico heredero de la ciudad pero con la amistad que une a las familias esperaba estar lista para cuando la siguiente oportunidad llegara.

-Royal Hills. -Roselyne dibujó su expresión de asombro, miró fijamente a Esther y luego atacó con la mirada a su madre. Sabía que Leonora quería colocarla al mismo nivel que James así que utilizo la competencia que había entre ellas para que su madre lograra meterla, aunque fuera a la fuerza a Royal Hills. Esther le giñó un ojo y Roselyne prácticamente ya había logrado su propósito. Ella sintió como la mano de su madre tomó su mano por debajo de la mesa y la apretó fuertemente. Debía comenzar a prepararse mentalmente para ser reprendida en el camino a casa y hacer un drama encerrada en su habitación y volver a usar el recurso de que ella no es menos que Esther y que ella tampoco era menos que James.

Frustrado por haber intentado hablar con la chica de cultura asociada con la música independiente, con una sensibilidad variada arraigada en una moda alejada de las corrientes culturales predominantes, y cercana a estilos de vida alternativos. Me abalancé ante la multitud quienes giraban molestamente hasta donde estaban Harlow, Hailey y Aubree. Vi como entre todas las luces estaban con alguien, era un chico alto, cabeza rasurada y un traje de mal gusto.

Al acercarme Harlow lo tomó de la mano y lo presento. -Él es Dalton. -Harlow movió las cejas arriba abajo y dibujó su sonrisa de prostituta en sus labios rojos. Ella sabía perfectamente quien era Dalton y había esperado esta oportunidad para hacérmelo saber. No iba a caer en su juego, su intento de sacudirme el mundo o de hacer un escándalo jugoso había sido tiempo perdido para ella. Después de todo, era mi fiesta, todos hablarían sobre el hermoso y misterioso chico que estaba conmigo. Dalton se miraba excesivamente lindo con la iluminación del lugar pero de nuevo sentí esa sensación de estar haciendo algo prohibido, Dalton era caliente, pero pobre y nadie debía enterarse de eso.

Dalton sonrió y apretó mi mano. -¿Quieres bailar? -Murmuró.

Me perdí en sus ojos. Él me había perdonado por el arrebato del otro día y había salido de su zona de confort al estar ahí conmigo, con todas las miradas sobre él y solo Dios sabia como Harlow lo había hecho estar ahí.

Aniquilé a Harlow con la mirada y ella subió los brazos y siguió bailando como yo le había enseñado. Dalton colocó su mano en mi cintura y me sonrojó. Qué más da, es mi fiesta, solo voy a bailar con él, no es que me vaya a casar. Pensé estirando la mano y devolviéndole la sonrisa. Sabía que sería tema de conversación durante el resto del mes. Finalmente toda la sociedad me vería con la mano de un chico en la cintura y ahora podría dejar de soltar yo mismo sus propios chismes para recibirlos de todos lados. El sonido del bajo golpeó mis oídos y fue como si hubiera tomado el éxtasis más fuerte que existe, estaba bailando como nunca con un chico hermoso. Desconecté mi mirada de los ojos de Dalton y noté en la distancia a Dorothy Wang y Morgan Stewart quienes n se perdían ni un instante de mi salida oficial del closet. Ellas me dieron una calificación de cuatro pulgares arriba y les devolví la sonrisa. La noche era perfecta.

Los impredecibles hermanos Kendrik entraron como una fuerte ráfaga de viento alborotándolo todo a su paso. Ambos derrochaban su estilo punk rock con el cabello largo en capas desiguales, unas playeras negras súper entalladas y unos ajustados jean de tubo desgarrados. De nuevo estaban acaparando las miradas con solo entrar a un lugar.

Zachary, el más alto de los dos, notó a la distancia a Roselyne quien resaltaba entre todas. Intercambio miradas con Nicholas, su hermano.

Intentaron acercarse pero Harlow y Aubree no los dejaron avanzar, pescándolos del brazo, forzándolos a bailar colgadas de su cuello mientras jugaban con sus mechones de cabello y sentían el olor a cuero, cigarro y esa loción que de seguro solamente Brad Pitt y George Clooney conocen.

De nuevo fruncí la frente. Yo estaba ahí, viéndolo todo de lejos y sin poder hacer algo. Me recordaba una de esas escenas del Animal Planet en las cuales las pirañas de las amazonas devoran un pedazo de carne que dejaron caer. Pobres desesperadas, y eso que la idea principal de mi invitación era para que estuvieran conmigo. Le sonreí a Dalton y pasé mis manos por su espalda, sabía que eso lo volvía loco. Rosé mis labios con los de él y despeiné mi cabello, en ese momento estaba teniendo un arranque erótico en él, agradecí que no estuviéramos solos y que las luces fueran tenues.

Alrededor de las tres de la mañana, pisé la cola del vestido de una chica y fue ahí que noté que el lugar ya estaba vacío. Mis invitados VIP seguramente se habían marchado varias horas atrás y estaban repitiendo las canciones. Me había quedado tanto tiempo en un mismo lugar y esa regla aplicaba aunque la fiesta fuese mía. Giré lentamente mientras bailaba y no localicé a mi madre, su amigo o a su hija. Ellas también se habían ido, tomé a Dalton de la mano, prácticamente lo arrastre hasta donde estaban las chicas. Harlow sonrió al verme tomado de la mano de Dalton y fue ahí donde entendí que no había habido mala intención en ella. Aubree mealcanzó mi bolso, Hailey peinó mi cabello y sentí su mirada detrás de mí mientras bajábamos del yate. Sin duda esta noche entraba entre las mejores de mi larga lista.

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