If you were Me [JiKook]

By somnusnox

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》¿Sabes? Jimin es como una supernova. Brilla tanto, su energía es tan masiva... Me asusta que un día explote... More

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Lista de reproducción por Capítulo
I. Zanahorias
II.Jungkook
III. ¿Te gustan los hombres?
IV. ¿Cantas en la ducha?
V. Fuera de límite
VI. Feo y Horrible
VII. No lo hagas, lo haré yo
VIII. Pt 1 Feo e inútil
VIII. Pt2 Le he dejado entrar
IX. Halloween
X. No puedo ser amado
XI. Ni contigo ni sin ti
XII. Todo arde
XIII. Pt1 Park Jimin
XIII. Pt2 Cúrame el invierno
XIII. Pt3 Chocolate
XV. Magia
XVI. Supernova
XVII. Caos
XVIII. Desesperación
XIX. Solo
XX.Gracias
XXI.Confesiones
XXII. Enfrentamiento
XXIII.Subliminal
XIV. Sí tú fueras yo
XV. Epilogo Original
XVI. Epilogo Alternativo
Agradecimientos y comentarios finales
Especial: Singularidad
Especial: Blue Side

XIV. Como la nieve en otoño

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By somnusnox

XIV

POV JUNGKOOK

—¿Te gustaría ir a Isla Jeju?

Había cosas que detestaba cuando dormía, y una de ellas era que a veces los sonidos de la realidad se mezclaban sutilmente con mis sueños. Era consciente que las playas que ahora revestían las imágenes en mi mente no eran de mi total creación, aunque las vistas sí. Me impresionaba el talento que tenía mi subconsciente, todo allí se veía maravilloso. Pero lo más encantador era la sensación cálida en mi mano que estaba abrigada por otra que la estrechaba como si la persona a quien pertenecía no quisiera dejarme ir jamás.

Los rayos del sol pegaban fuerte en la parte trasera de mi cuello, y la arena entre mis pies resultaba cosquillosa. Sentí una sensación de felicidad plena al observar las olas romper en la orilla con ese estruendoso, pero a la vez tan tranquilizante sonido. Aunque lo cierto era que, el cielo no tenía su tan distinguido color celeste, sino blanco.

—¿Es una luna de miel? — pregunté yo, y traté de girar la cabeza, curioso de mi acompañante.

Yoongi rio entre dientes, aguantando mostrar sus dientes.

¿Por qué demonios se veía tan guapo?

¿Por qué Yoongi estaba ahí tomándome de la mano?

—Bebé— su voz era suave y atravesaba cada poro de mi piel, queriendo arrullarse en mi ser. No tuve tiempo de replicar el adjetivo tan tierno que me había otorgado. —¿Y si invitamos a Jimin y a Kookie? ¿No estaría mejor un viaje entre amigos? ¡Oh! También a Nam y a Jin.

—¿Eh? — repliqué incómodo. — Pero yo quería pasar tiempo a solas contigo.

—Pasamos mucho tiempo juntos ¿Hace falta que te recuerde que estuvimos juntos anoche? — esta vez Yoongi se chupó una de las mejillas, generando un hueco asimétrico en su rostro prefecto. —¿Deberíamos aprovechar que todo el mundo duerme para...? ¿Debería besarte, bebé?

—Deberías. — dije a media voz, suplicante. —Hagámoslo rápido.

Entonces Yoongi no tardó en agarrarme de las caderas y sumergir su lengua en mi boca. Debí haberme sorprendido, más mis brazos ya se habían enroscado alrededor de su cuello, y una calentura desbordante exigía más profundidad en el beso. Quería sentir su lengua descubriendo lugares en mi piel, trazando caminos invisibles.

Lo necesitaba casi con desesperación.

—¿No se cansan de ser tan promiscuos?

...

Abrí los ojos pesadamente, molesto con la voz que había osado interrumpir tan glorioso momento en mi sueño y me removí hundiendo la cabeza en la almohada, buscando volver a quedarme dormido. Sin embargo, algunos molestos rayos de sol que se filtraban a través de la ventana iluminaban la habitación y la luz impedía mi cometido.

Bufé molesto reincorporándome en la cama con la nariz arrugada y me pasé la punta de los dedos por la clavícula repleta de un florecido sudor caliente. Fue ahí que recordé el sueño que había estado teniendo segundos atrás.

Con Yoongi.

Pasé saliva por la garganta, ahora más despierto mirando el diario de vida de Jimin reposando sobre la mesita, que por la noche recogí furtivamente una vez habíamos llegado al departamento. No pasó mucho tiempo para que comenzara a sentirme avergonzado de haber estado soñando ese tipo de cosas, y sobre todo por hacer de mi mejor amigo el protagonista de una escena que estaba al borde de lo pornográfico. No obstante, su imagen sublime... ¿Yoongi era así en la realidad? Mierda, si hasta sus encías habían quintuplicado su hermosura.

Me palmeé las mejillas obligándome a disipar esas emociones confusas que se agolpaban en mi mente y traté de pensar por qué había estado soñando eso. Parecía que en el sueño yo no era yo.

—¡Es mi departamento puedo hacer lo que quiera! — como por arte de magia la voz de Taehyung cruzó las paredes del dormitorio. Rodé los ojos entendiendo toda la situación de pronto. Claro. Había estado escuchando las voces de Hoseok y Tae ¿Sería que ellos...?

—Kookie y yo vivimos aquí también. — reprochó esta vez Jimin. Salté de la cama y caminé hacia la puerta, abriéndola para asomarme. Taehyung llevaba el torso desnudo y Jimin el cabello desordenado. No era mucho lo que podía ver desde el pasillo, pero sí podía ver sus piernas tonificadas, tapadas hasta mitad de muslo.

—Es una necesidad básica, Jiminie. — puntualizó Tae, volviéndose hacia la cocina. —Tú harás lo mismo con Jungkook en un tiempo más.

Se me desencajó la boca al escuchar aquello.

—¡AH! Taehyung, ubícate. — se quejó Jimin. — Al menos deberían ir a su habitación.

—Cuando el deseo llama, el cuerpo debe responder. — dijo Hoseok.

Me aparté del umbral y caminé con aspecto desentendido hacia el cuarto de estar, estirando los brazos.

—Tanto ruido. — dije.

—¡Kookie! — Tae dejó la botella de leche que sostenía y me enterró los dedos en los hombros. —¿Te gustaría ir a Isla Jeju?

—Buen día Tae. — arrugué el entrecejo, zafándome de su agarre. —Buen día Hobi, Jimin. — levanté el mentón a modo de saludo. — ¿Isla Jeju?

—¡Si! Le estaba diciendo a Hoseok que podríamos ir en grupo. Un fin de semana entre chicos, alcohol y diversión. ¿Qué tal? Podría ir Nam y Jin. — algunos pelos plateados desparramados en su cabeza se movieron mientras asentía entusiasmado, animándome a contestar. —Podría ir Yoongi también, me cae bien, además se lleva bastante bien con Jin y Namjoon.

Yoongi, pensé.

Sus labios.

Nuestro beso.

Las mejillas me hirvieron, y miré de reojo a Jimin pidiendo a que por favor su telepatía no funcionara tan temprano por la mañana. Me miraba intensamente, repasando con sus ojos el pijama que llevaba puesto.

—Ya, sí, pero no tengo dinero. No me alcanza para pagarte el alquiler, comprar cosas para comer y tener para mí, y además para ir a un viaje.

Tae hizo un puchero.

Hoseok tamborileó los dedos sobre el mesón de la cocina.

—No tienes que pagar nada. — sentenció Hobi. — Tae se hará cargo de los gastos tuyos y los de Jimin, ah, y de los míos también. — soltó una risita malvada esta vez. —Tae es un gran hombre.

Jimin carcajeó con ganas.

—¿Qué dices? — lo encaró Tae, sorprendido.

—¡Bebé! ¿No estaría mejor un viaje entre amigos? — canturreó Hobi, con gesto malicioso.

—¡Ah! Nuestro Taehyungnie es un amor, que buen amigo. — dijo Jimin tomando asiento en una de las sillas. —Gracias.

Tae resopló.

—Está bien, está bien. Valdrá la pena, seguro. — entonces Tae me guiñó un ojo. —Ve a ponerte pantuflas Kookie, está muy helado para que lleves los pies descalzos.

Me giré sin entender bien lo que había pasado, caminando hacia la habitación a regañadientes. Me puse las pantuflas y me senté al borde de la cama a revisar el celular. No tenía ninguna notificación, pero abrí el chat de Yoongi para ver su última hora de conexión. La misma en la que me había enviado el mensaje la noche anterior.

"Yoongi:

Ya

Gracias por avisar, Jungkook."

Apreté los labios, preocupado. ¿Estaría bien si le llamaba? Así podría contarle porqué había cancelado nuestra cita.

Marqué su número hasta que el tono llegó al final y la operadora me aconsejó dejar un mensaje de voz, pero repetí la acción cinco veces, aunque Yoongi siguió sin contestar. Seguro seguía dormido, suponiendo que jamás se levantaba temprano y era viernes, no tenía clases.

Mi corazón se apretó sin razón.

—¿Aló, señora Min? — pregunté una vez fue contestado el teléfono.

—Kookie, cariño, buenos días ¿Cómo estás? — rasqué con mis uñas la tela del pijama cubrir mis piernas.

—Bien, muchas gracias. Disculpe la hora... ¿Está en el trabajo ahora mismo?

—Sí ¿Por qué ha sucedido algo más con Yoonie?

—¿Qué ha pasado con Yoongi, señora Min? — me apresuré a decir.

Hubo un silencio.

—Ayer llegó a la casa casi con hipotermia— contó ella. —, paseó horas por la ciudad mientras nevaba. Dios ¿Sabes cuantos grados hacían ayer por la noche? -5° Kookie. Ardía en fiebre y se opuso a ir al hospital, así que tuve que darle medicamentos y dejarlo en cama, pero insistía en tocar el piano, este muchacho...

—¿Qué? — exclamé. —¿Está enfermo?

—Esta mañana lo he ido a ver al dormitorio y seguía con temperatura, le he dejado algunos remedios. Me hubiese gustado estar cuidándolo, pero ya sabes cariño, no puedo faltar al trabajo y Yoongi ya es un adulto, debería ser más cuidadoso con su salud.

La imagen de Yoongi en cama con fiebre me preocupó, más aún el hecho de imaginármelo caminando solo en la noche.

—¿Tuvo un mal día? — pregunté tímidamente.

La señora Min soltó una risita acongojada.

—Kookie... si quería tocar el piano con tanto ímpetu, me imagino que sí.

—Iré a verlo— me animé a decir. —, muchas gracias señora.

Fue una buena idea haber llamado a su madre, pensé. Tenía muchos deberes sin hacer, pero temía dejar a Yoongi a solas, y seguramente necesitaría de alguien que lo cuidara. Además, me sentía en deuda. Tal vez si me hubiera juntado con él por la noche podría haberme contado que le tenía mal. Finalmente tomé una ducha rápida y me vestí sin preocuparme de secar mi cabello.

Me embutí las botas antes de salir de la habitación.

—Feo. — Jimin me llamó desde el sofá. Seguía usando su polera holgada y tenía las piernas estiradas sobre la mesa de centro. —¿Dónde vas?

Me recorrió el rostro con la vista y torcí el gesto dudando en contarle el lugar al que me dirigía.

—Al trabajo— mentí. —, mi compañera me ha pedido que le enseñe a tocar guitarra.

Se le tensó la mandíbula.

—Deberías mostrarme un día de estos, alguna canción entonces. — sus ojos brillaron con repentina astucia y aflojó el gesto. —¿Ella tiene la guitarra, verdad?

Asentí lentamente, asustado de su perspicacia.

—¿Esta noche, pizza? — preguntó olvidando el tema.

—¿Comer, dices?

—Si ¿Qué dices?

—¿Es algo así como una cita?

Él rio llamándome con su dedo índice y fui vacilante hacia el sofá.

—No soy hombre de citas, supongo. — sentenció levantándose. —, pero si comer pizza, y estar conmigo se parece a eso, está bien.

Enarqué una ceja.

—Es una cita. — me jacté.

—Ok. — dijo. — es una cita, cita entre el feo y el inútil. Excelente dupla.

Me dedicó una divertida mirada de tolerancia, antes de revolver mi cabello húmedo.

—Ve, que tu compañera no puede esperar a por este horrible ser.

Puse los ojos en blanco, decepcionado. Había pensado por una milésima de segundo que se despediría con un beso o que me diría algo más interesante. Desmoralizado, di la vuelta y me envolví en la chaqueta saliendo del departamento.

Una fina y algodonada capa de nubes cubría el cielo, pero no parecía que fuera a durar mucho. Hacía frío, pero fue soportable el camino hacia el paradero del autobús, que llegó al cabo de unos cinco minutos. En el trayecto de camino a casa de Yoongi elaboré un buen plan de acción para subirle el ánimo. Pasaría a comprarle un americano grande a una cafetería. A Yoongi le gustaba mucho el café, seguro eso también le ayudaría a recobrar el calor.

Al final había pasado a una farmacia a comprar medicamentos y a la cafetería.

Bordeé el jardín nevado de la casa al llegar y entré por la puerta trasera que daba a la cocina. Había decidido no tocar el timbre por temor a molestarlo mientras descansaba. El lugar yacía en completo silencio y no pasé por alto los platos de comida sin tocar encima de la mesa.

Me adentré sigiloso no sin antes quitarme las botas y subí escaleras arriba en dirección a la habitación de mi amigo. Empujé la puerta tambaleándome un poco. No me di cuenta de que no estaba respirando, como si cualquier ruido que pudiese hacer alterara la tranquilidad de Yoongi que yacía recostado en la cama, enfundado con las tapas hasta el cuello.

Me sentí encoger al entrar. Más de cerca su piel, aunque con su palidez característica, lucía enfermiza y perlada por el sudor. Dormía y pese a eso podía ver sus ojos moverse por dentro, torciendo los labios en una mueca de malestar. Me senté a su lado tomando su temperatura con la mano.

Hervía.

—¿Yoongi? — murmuré acercándome a su oído, destapándolo para verificar que no fuese a estar con el cuerpo húmedo por el sudor. —¿Yoongi?

Él no respondió y sus pestañas revolotearon con rapidez. Estaba mojado, todo su cuerpo empapado. Le oí quejarse cuando desabotoné la camisa de su pijama, pero siguió en estado inconsciente.

—¿Yoongi? — insistí. —¿Te has tomado los medicamentos?

Enderecé su espalda contra la almohada esta vez para quitarle los pantalones.

—jkkjj— le oí soltar. —Kookie, pervertido ¿q...qué haces... m...moc...so?

Tuve que admitir que pese a la preocupación aquello era gracioso.

—Tienes mucha fiebre, Yoongi. — le expliqué en susurros. —, voy a secarte con una toalla y te pondré otra ropa ¿Está bien?

Recorrí con la mirada, en silencio, la piel desnuda de su vientre y su pecho. Yoongi era nieve, pensé. Nieve en otoño. El toque gélido de su piel contra la mía hacía palpitar mi corazón invariablemente, muy diferente de como latía por Jimin. Con Jimin mis latidos se aceleraban, con Yoongi parecían detenerse. Las veces que esto sucedió miré de reojo su rostro, para cerciorarme de que su belleza fuera exactamente la misma que había encontrado en mi sueño. No lo era. Porque incluso pálido y fuera de sí su hermosura lograba sumirme en la tristeza. ¿Qué habría sucedido esa noche? ¿Qué mal le había tenido horas vagando por la nieve y el frío?

—Q...q. — balbuceó cuando intente apartarme en busca de ropa. — quédate.

Contemplé el temblor de su cuerpo.

—Espera, debo ir por ropa. — le informé.

Él siguió con los ojos cerrados.

—Quédate. — su voz sonó ronca y gutural, luego suspiró.

—Testarudo. — le reprendí.

Poco a poco, me acerqué más y extendí todo el brazo para rodearle por la cintura mientras usaba parte de la chaqueta como una tapa.

—¿Te molesta? — pregunté. —Esto te hará pésimo, debo secarte primero.

—Me hace pésimo— musitó, pero esta vez acomodó contra mi cuerpo. —, aunque es horriblemente placentero.

Sonreí de lado acariciando su suave espalda.

No recordaba la última vez que habíamos estado así. Quizás nunca. Habíamos dormido juntos, y también nos abrazábamos. Sin embargo, nunca le había visto así de vulnerable y pequeñito ante el mundo, malhumorado, que hasta parecía que enfermo destilaba ternura, aunque quisiera esconderla del resto. Me aliviaba que en realidad hubiese hablado.

Recordé el sueño por la mañana. Yoongi se reiría una vez que le contara. Esta situación distaba tanto de la escena en mi mente, aunque le tuviera semidesnudo entre mis brazos.

Solté una risita, sobando con más agilidad su espalda.

—¿Te ríes de mí? — murmuró. Me dio la impresión de que sabía lo que sucedía más no podía enfocar bien su atención.

—No.

Le vi arrugar la frente y le peiné el cabello hacia atrás evitando que se le pegara a la piel.

—¿Qué ha sucedido ayer, Yoongi? ¿Por qué no regresaste a casa? — reproché sin soltarle.

Emitió un gruñido.

—Ya, después lo hablamos. — dije entendiendo el mensaje.

Esperé tranquilo hasta que su respiración fue calmada, entonces me separé detenidamente. Hurgué en el armario en busca de algo para ponerle mientras le echaba vistazos fugaces. Su esbelta figura esparramada en la cama era grácil, incluso en aquella absoluta inmovilidad. Me acerqué de nuevo para repasar con la toalla los lugares aún húmedos en su cuerpo, palpando delicadamente su piel, como si no quisiera hacerle daño alguno que pudiese sumarse a ese malestar.

Seguí contemplándolo, sin dejar de recordar todas esas veces que él había estado para mí, y todas esas que, él se había ocultado de mí. Supongo que era el tipo de persona que ayuda pero que no quiere ser ayudada. Tal vez por eso se tomó tanto tiempo para contarme acerca de su primer amor, tal vez por eso yo había demorado tanto en saber que sus dolores los canalizaba a través de la música. Se veía un chico resuelto, pero ahora, sólo ahora era capaz de visualizar aquellas cicatrices invisibles que portaba en su corazón.

—Kookie— susurró.

Y yo quería sanarlas... ¿Por qué eso hacían los amigos, no?

—Dime, Yoonie. — me mofé.

—Tu aroma me nubla.

—¿Quieres vomitar? — pregunté abriendo los ojos a más no poder, buscando con la mirada algo en lo que pudiese vomitar.

Pareció tomarle esfuerzo reír.

—No

—Tsk— dije haciendo malabares con los brazos para ponerle una camisa. —Mejor no hables.

—Si, mejor me callo...

Nota: Me he atrasado un montón con la actualización, y ya estoy estresada jajaja. Bueno, en este capítulo hay de todo. Humor, drama, algo de romance. La historia avanza, y hay que empezar a resolver algunas cosas que han empezado a surgir. ¿Qué le pasó a mi Yoongi? :( me parte el corazón haber escrito su situación. ¿Irán los chicos a Isla Jeju? A todo esto Isla Jeju es un lugar supe connotado en los doramas, gooleenlo por favor, es hermoso.

¡Ah! He estado pensando seriamente, que de aquí a un par de capítulos más sacaré un One Shot, anexo a la historia relatado por Yoongi. ¿Les parece? Y aprovechando este espacio, he subido dos historias Jikook "Because I'm Stupid" y "Eyes, nose, lips", cortitos, de tematica más superficial y menos profunda que esta. (Por si están aburridas y quieren algo ligero para leer) 

Creo que las tengo aburridas con tanto agradecimiento que doy. Pero es que en serio gracias por leer, por interactuar entre sí, por hacerme saber lo que piensan. ¡Ay! no saben como me gustaría guardarlas en una cajita y atesorarlas. Son lo mejor.

Ahora así. ¿qué tal el capítulo de hoy? ¿qué piensan?

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