Mine

By hopelanzani

150K 8.9K 2.3K

Un trato. Eso era todo lo que se suponía que era. Un acuerdo entre dos personas. Sólo eso. More

Sinopsis "Always Mine"
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Sinopsis "Never Mine"
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26

Capítulo 22

2.7K 177 72
By hopelanzani

Más tarde esa noche, después de contarle a Peter todo lo que sabía sobre David Espósito, que se resume en cómo me maltrataba todos esos años, y en que estaba involucrado, Peter se fue. Así que aquí sigo, tumbada en la cama, esperando su regreso.

Jugueteo con mis dedos nerviosamente, todo tipo de pensamientos viniéndose a mi cabeza. ¿Y es que como se sabe que pretende uno de la otra persona? Puedes conocer a alguien y que te desagrade solo conocerla, sin haberte hecho nada, solo por ese simple hecho. Y es que a veces me pregunto, ¿está o no bien juzgar a la gente? En parte creo que sí, si juzgas a alguien, si vas con tu corazonada, tu presentimiento, entonces sabes qué te pasa con esa persona, que sensaciones te provoca, como reaccionas ante eso. Pero otras veces pienso que no, qué no se puede juzgar una persona solo al conocerla, ¿cómo sabes realmente como es esa persona en los pocos segundos que la has visto? ¿Cómo alguien que apenas conoces puede provocar ese tipo de sensaciones en ti?

Apenas siento la marea del río moverse, cuando lo oigo entrar. Es seguido de voces, así que sé que no está solo. Eso no hace sino aumentar mi paranoia. Peter entra por la puerta y la cierra detrás de sí, y suspiro de alivio cuando veo que pasa solo.

—¿Dónde estabas? —pregunto. La voz me sale un poco ronca por haber estado tanto tiempo sin hablar así que me aclaro la garganta.

—No importa, ahora estoy aquí —es su respuesta, mientras se agacha al lado de la cama, a la altura de mi cara—. Toma, este es tu nuevo móvil —saca una caja y la deja encima de la cama—. Es un nuevo número también así que va a ser imposible que te rastreen con él, y más porque no está a tu nombre —susurra al hablar, con miedo a algo.

—¿Estás bien? —con una de mis manos le toco la mejilla suavemente.

Sonríe mientras asiente. —Debería estar preguntándote yo eso, fuiste tú la que... —aprieta la mandíbula, no gustándole a donde se dirigen sus pensamientos.

—Yo estoy bien —le sonrío sinceramente, mientras mi mano va hacia su mandíbula tensa, y empiezo a trazar leves círculos por ella.

—Entonces yo estoy bien —me susurra. Paso mis dedos por su pelo oscuro, alborotándolo todo en el proceso. Él suspira, no sé si de agotamiento o sufrimiento, y se aparta lentamente de mí—. Ya estamos en el puerto. Llegamos hace un par de horas, pero pensé que te haría bien dormir un poco.

—No dormí nada, te estaba esperando a ti —susurro, mi mano está tendida en el aire, y es porque él está demasiado lejos ahora, se ha apartado de golpes.

—Tenemos que irnos —se levanta con un movimiento calculado, y me espera mientras yo me levanto y me visto.

Cuando salimos a fuera soy recibida por una ráfaga de viento, fría como una mala cosa, y me encojo dentro de la chaqueta. Peter me guía por la oscuridad de la noche sin mediar palabra alguna, así que agarro su mano con suma delicadeza. No me la rechaza, pero tampoco la acepta. Frunzo el ceño ante su reacción. ¿Qué le pasa?

Me la suelta lo más rápido que puede una vez nos metemos dentro de su coche, y conduce silenciosamente. Mis dedos juguetean nerviosamente, y quiero más que nada que me diga algo. Ni intento encender la radio, ya sé que ese es un tema tabú para él, pero empiezo a necesitar saber la verdad sobre este hombre maravilloso que tengo al lado.

Veo el hotel a lo lejos, pero me confundo al ver que lo pasa de largo y sigue conduciendo.

Media hora más tarde detiene el coche, y sé perfectamente donde estamos. El barrio de Richmond, el lugar donde comparto, o compartía, piso con Megan. —¿Qué hacemos aquí, Peter? —pregunto dudosa.

Respira hondo varias veces antes de girar y encararse a mí. —¿Qué piensas que hacemos aquí, Lali?

—¿Vinimos a buscar a Megan? —digo en un intento de súplica, porque no quiero creerme que sea verdad la realidad.

—Lali —dice serio.

—¿Por qué me trajiste aquí?

—¿Tú que crees? —dice sarcástico.

Bufo, enfadada. —Ya sé porqué estamos aquí, lo que quiero saber es el por qué me trajiste.

—Va a ser lo mejor, Lali.

—¿Lo mejor para quién? —grito, pero a este punto mis nervios, han pasado a la furia, y no puedo evitarlo.

—Para todos.

—¿Por qué?

—Joder, Lali, porqué si —espeta—. ¿Vale?

Lo miro furiosa, mientras abro la puerta del coche, lista para irme. —¡Que te den! —no sé que le ha pasado, pero no necesito su actitud confusa en esos momentos. Estoy sola, asustada porqué sé a ciencia cierta que en cualquier momento David Espósito va a volver por mí, y lo que menos necesito en este momento es la actitud fría de Peter.

Estoy por abrir el portal del piso, pero unas manos agarran mi cintura. Ahogo un chillido ante la sorpresa, pero sé a quién pertenecen esas manos. —Lo siento —susurra en mi oído. Mi espalda está pegada a su pecho, así que no puedo verle la cara, pero me entra un escalofrío cuando noto su aliento cálido contra mi oreja—. Por favor, perdóname —me pide, mientras me da vuelta, y me ataca la boca con determinación—. Dime que me perdonas —dice contra mi boca.

Asiento, mientras busco su boca nuevamente, y la saboreo con delicia.

—Estoy muerto de miedo —me confiesa.

Aparto la cara para mirarlo a los ojos. Esas fosas verdes profundas. ¿Miedo? El Peter que yo conozco no le teme a nada. —¿Miedo a qué? —le pregunto.

—Miedo a que te pase algo —su dedo acaricia mi brazo lentamente, y se detiene a mi mano—. Miedo a quedarme sin ti —agarra mi mano con delicadeza y la pone sobre su pecho izquierdo. Encima de su corazón—. ¿Lo sientes palpitar? Sólo lo hace por ti.

El ruido fuerte un golpe detiene todo lo que iba a decir. Lo que iba a pasar. Peter se pone en alerta, y me guía detrás de su espalda, protegiéndome. Miramos alrededor, intentando averiguar de donde vienen los golpes, pero no se ve nada. Y no ayuda que sean las tres de la mañana y esté todo oscuro.

Peter agarra las llaves de mi bolsillo, y me da las suyas. —Toma, metete en el coche y no salgas para nada —susurra—. Y si ves algo raro, vete a toda pastilla, ¿de acuerdo?

—Peter, voy contigo —le digo, un poco más fuerte de lo que pretendía.

Refunfuña, pero asiente de mal humor. Sabe que no vale la pena discutir porqué lo voy a seguir quiera o no.

Sube los escalones de dos en dos, sin soltar mi mano, y yo me apuro lo más que puedo para seguirle el ritmo. Llegamos a la planta de mi piso, y todo el color se va de mi cara.

La puerta está abierta de par en par, y aunque no haya ruido proveniente de dentro, parece que haya habido una lucha interior. Está todo patas para arriba. Las luces siguen prendidas, y avanzamos lentamente por el apartamento mientras esquivamos vidrios rotos, muebles, objetos...

Las dos habitaciones también son un desastre, ya que todos los cajones, armarios, y todo lo que estaba en ellos está expandido por el suelo.

Cuando nos aseguramos de que no hay nadie en el apartamento, un suspiro de alivio se escapa de mi boca, pero mi preocupación aparece en un santiamén. —¿Dónde está Megan? —pregunto en un hilo de voz. Es muy extraño que a estas horas de la mañana ella no esté aquí. Voy a coger mi móvil, pero me doy cuenta de que no lo tengo conmigo. Ni el viejo, ni ese nuevo que me dio Peter. Lo dejé tirado en la cama del barco, olvidado. —Dame tu móvil —Peter me lo da sin rechistar, mientras inspecciona el lugar silenciosamente.

Llamo a Megan varias veces, y a la quinta me atiende. —Ya sabía yo que me ibas a volver a llamar después de lo de la otra noche —se ríe, contenta. Suspiro de alivio, y me vuelve el alma al cuerpo, eso es antes de que registre lo que ha dicho.

—¿Amor?

Miro a Peter, que me mira esperando.

Megan corta la llamada antes de que pueda preguntarle donde está, pero me he quedado en blanco. Parada de pie, mirando a este hombre que hace apenas unos minutos estaba declarando, a su manera, lo que sentía por mí.

El móvil de Peter vibra en mi mano, y lo tiro al suelo por la sorpresa.

—Lali, ¿estás bien? Parece que hayas visto un fantasma —se acerca a mí, y yo retrocedo.

El dolor en mi pecho se aprieta fuerte cada vez más, y no siento que en cualquier momento vaya a parar de hacerlo.

—¿Qué pasa? Me estás asustando —Peter parece genuinamente preocupado. Y claro, ¿por qué no lo estaría por su amante? Siento como una lágrima se escapa, y me giro antes de que él la vea.

Respiro hondo y me armo de valor. Otra vez esa sensación de que a cada paso una cagada.

—¿Te has acostado alguna vez con ella?

Peter me mira curioso, pero no se sorprende por mi pregunta, cosa que me resulta extraña. —¿A qué viene eso ahora?

—Contesta mi puta pregunta.

—Lali, sabes que no puedo cambiar lo pasado, lo hecho, hecho está, y no hay vuelta atrás.

—¿Sí o no?

Intenta avanzar hacía mí, pero lo detengo con mi brazo. No puedo dejar que se acerque, pierdo todo razonamiento cuando lo tengo cerca.

—No, Lali. No que yo recuerde.

Me río. —¿No te acuerdas con quien follaste? —pregunto irónica.

—No es justo, Lali.

—¿Estuviste otra vez con ella recientemente?

La cara de asombro de Peter no me pasa desapercibida, pero decido ignorarla. —¿Qué? No, joder, no. No estuve con nadie desde que te conocí a ti —avanza con pasos firmes hacia mí, y aunque intento detenerlo, esta vez no me hace caso. Su mirada recorre mi cara, y sus ojos miran intensamente los míos—. Oye —susurra dulcemente, mientras sus brazos rodean mi cuerpo—. Créeme —suspira contra mi cara, y sus labios están demasiado cerca de los míos. Si me inclinara un poco más los sentiría... —¿Qué te pasa, nena?

Eso me saca de mi trance, y me acuerdo porque estoy tan dolida con él. —¿Qué pasó la otra noche con ella?

Peter se muerde el labio inferior nervioso, mientras sigue mirándome intensamente. Eso significa que algo si pasó. —No importa —le resta importancia, y eso me enfurece más.

—¿Cómo que no importa? —digo, mientras se me escapa un sollozo.

—Ey, nena, no me gusta verte así —dice, mientras limpia las lágrimas que han conseguido escapar con sus pulgares—. No pasó nada importante —cuando ve que no voy a dejarlo estar y espero a que hable, suspira pesadamente—. Me besó. Pero fue un beso sin importancia.

—¿Te besó? —escupo—. ¿Cómo que te besó?

—Algo de querer lo que era suyo, no le di importancia porque para mí no significó nada —intenta aclarar el tema, pero la embarra aún más.

—¿Te besó, y quería que estuvieras con ella? —me río por la situación, que es de no creer. ¿Y ella es mi mejor amiga?

—Palabras más, palabras menos, es irrelevante.

Lo miro, con furia, pero no por él, si no por la que dice ser mi mejor amiga. Me salgo del agarre de Peter, y cojo su teléfono del suelo, mientras llamo nuevamente a Megan, pero esta vez no me contesta. —¡La voy a matar! —grito, enfadada.

—Cálmate, Lali, no pasó nada.

—¿Cómo que nada? Te besó, mierda —maldigo, mientras me tropiezo con algo tirado en el piso. Por suerte Peter está a mi lado, y me agarra antes de que pueda darme de bruces contra el suelo. —Pareces muy calmado tú —lo ataco.

—¿Sabes que eres muy mona cuando te pones celosa? —sonríe con picardía mientras besa la comisura de mis labios.

—No estoy celosa —aunque si lo esté, no tiene nada que ver una cosa con la otra—. Estoy enfadada.

—Conmigo no, ¿verdad?

Me levanta sin dificultad, y no me queda otra que rodear su cuerpo con mis piernas. —No me gusta que te besen otras mujeres —le susurro sincera.

—A mi tampoco —sonrío ante su declaración—. Sólo me gustan los besos de cierta señorita que me vuelve loco.

Continue Reading

You'll Also Like

1.6M 118K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
112K 21.3K 22
Intrépida. Atrevida. Fascinante. Emocionante. Seductora.
1M 46.1K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
255K 17K 33
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...