Other Way to Battle

By SakuraZala

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Siempre me dijiste "No hasta el final..." ¿Pero qué hay al final?... ¿Podré encontrarte al final del arcoíris... More

Prólogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XVI
XVII
XVIII
PRÓLOGO ARCO II
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
PRÓLOGO ARCO FINAL
XXX
XXXI
XXXII

XV

495 38 50
By SakuraZala


¿Qué estaba sucediendo?... los latidos dentro de su pecho parecía que terminarían por abrirle un agujero desde dentro. Eran sus cosas... mientras más avanzaba, mirando los pasillos repletos de sus recuerdos desperdigados por doquier, logró llegar hasta la puerta del apartamento. Aquel camino por el que tantas veces había subido con la alegría de regresar a su hogar, su calor, su refugio, pero sobre todo su paz brindada por amor, ahora se opacaba por la vivencia funesta de su amada, arrodillada frente a la entrada con el rostro bañado en lágrimas, lo que terminó por descomponer el suyo.

Se quedó parado observándola, mientras su cuerpo temblaba en la necesidad de moverse y llegar a su lado, vinculado con el movimiento de su pierna que deseosa por dar el paso, finalmente lo hizo, para acto seguido, llegar hasta ella en una carrera contra su misma incertidumbre y sin preguntar nada ni decirlo tampoco, se arrodilló y la tomó entre sus brazos, juntándola contra su pecho. Sea lo que sea que hubiera pasado, sabía que era demasiado importante, porque su vida había sido desmantelada. Mientras su mejor amigo, observaba la escena con las orejas caídas.

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

Capítulo XV

¿Qué sucedió?... —el sonido de su voz, era apenas audible, simple, sencillo y dulce soplado como suspiro en la oreja derecha de la cabellos de miel.

—...Perdóname —respondió entre sollozos, sorprendiéndolo, espera cualquier cosa menos esas palabras. ¿Por qué se disculpaba? —Nunca pensé... que fuera tan en serio... tan rápido... que a nosotros no podría pasarnos en verdad...

—¿Algo que no podía pasarnos a nosotros?... —la separó de su pecho, para buscar su mirada, encontrando los azules, enrojecidos por el llanto y los labios en una arruga que le destrozaba el pecho.

—Ya no podemos entrar a la casa... —se llevó las manos al rostro, para despejar las lágrimas que le seguían brotando.

—¿Pero por qué?... ¿Qué pasó?... ¿Acaso el contrato expiró?... —se entristeció al recordar que aquel apartamento por más que lo amaran, no les pertenecía. Aunque hubieran podido mudarse muchas veces... seguían viviendo en el mismo lugar donde se reencontraron... antes de campeón, antes de reina.

—No... es lo que no logro entender... —bajó la mirada ante él, tratando de encontrar la razón y poder explicarle. —Se supone... que el edificio tendría mantenimiento... —lo miró de reojo, encontrándose con la sorpresa en el rostro del campeón, sabía perfectamente que se lo había mantenido en secreto, pero el tiempo terminó por alcanzarla mucho antes de lo esperado. —Ahora... dicen que el contrato... que mi contrato fue revocado y el apartamento tiene un nuevo inquilino... que mandó sacar todas nuestras cosas...

—¿Qué? ¡Pero qué! ¡Por supuesto que ellos no pueden hacer eso! ¡Tenían que por lo menos habernos dado tiempo!

—Lo dieron... —apretó con fuerza los párpados, —¡Pero no lo cumplieron! ¡Aún faltaba para el plazo!

—¿Por qué no me habías dicho nada?... —flexionó el torso hacia adelante, al sentirse perdido ante la situación.

—No pude... lo sé... sé que es ridículo... ¡Ash! —lo tomó por ambas manos. —No quería que terminara... quería verte tranquilo y feliz hasta el final...

—¿Por qué haces eso?... —la mirada castaña, dura, triste y preocupada, se clavó en sus orbes tratando de comprenderla.

—...Ash... —bajó la mirada ante él.

—Tú... siempre me antepones... y yo vivo como un iluso, pensando que todo es una maravilla mientras tú sufres... ¿Acaso te parece justo?... Serena... —frunció el entrecejo al ver que los párpados bajo las delicadas cejas rubias como el atardecer, se estrujaron y las lágrimas empezaron a derramarse nuevamente.

Pasó su mano bajo los rizos que caían sobre las mejillas de la reina y se agachó hasta su altura, mientras le levantó el rostro para besarla. Llevándola a abrir los ojos ante el contacto, que terminó segundos después.

—Gracias... —le sonrió, por lo que ella lo miró sin comprender. Pensaba que estaba muy molesto hasta hace un par de minutos. —Gracias por amarme tanto...

—...Ash... —se sonrojó levemente por su respuesta. —Pero déjame amarte de la misma manera... demostrándote que puedo ser un gran apoyo... como siempre y que juntos encontraremos una manera... sea lo que sea que nos toque enfrentar.

Ella asintió y colocó su mano sobre la de él que continuaba sobre su mejilla.

—Muy bien... ahora recojamos lo que podamos y lo demás, traeremos un camión... o algo... —la miró sonriente, al no tener idea de lo que pasaría, a lo que ella le respondió con el mismo gesto. —Y luego iremos a un hotel de esos super caros que hay en Lumiose y comeremos un coctel con donas mientras nos bañamos en la piscina. —Terminó por sonreír ampliamente.

—¿Coctel con... donas?... lo miró con los ojos muy abiertos, cada día le sorprendía más lo que era capaz de llevarse a la boca.

—Por favor, despejen el camino, este lugar ya ha sido asignado. —El desfile de cajas que entraron tras la persona que pasó prácticamente caminando encima de ellos, los hizo retroceder, aún en el suelo, por lo que Ash le tendió la mano a Serena para ponerse en pie y la colocó tras de él. A lo que ella dio un paso al frente colocándose a su lado y tomándole la mano, entrelazó sus dedos con los suyos, lo que lo hizo entender que ella había comprendido y ahora estarían juntos ante lo que fuera.

—¿Puede explicarnos que significa esto?... —preguntó nuevamente molesto, hacia las personas que llegaban con la mudanza.

—La futura reina de Kalos ha tomado posesión del edificio, todos han sido evacuados, para no lidiar con la prensa. —Explicó un hombre de traje y anteojos oscuros, parado a la entrada del departamento, con un radio todo el tiempo en mano.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que todos? ¿Quiere decir que todos nuestros vecinos han sido echados a la calle? —alzó la voz el entrenador.

—¡Piika! —se mostró molesto su amigo también.

—¿Futura reina?... —temblaron los ojos de Serena ante lo que escuchó.

—¿Por fin lograron sacar toda la bazofia que había adentro?... —la recién mencionada, venía escoltada tras el pasar de la última caja. Llevaba las gafas oscuras aún sobre el rostro.

—¿Bazofia?... —la miró indignado el campeón.

—¿Eh?... separó los labios al verlo. —No pensé que habría gente por aquí... y menos tú... —sonrío.

—¿Qué no habría gente por aquí? ¿Acaso no se da cuenta de todo lo que acaba de hacer? ¡Ha sacado a la gente de sus casas! ¡¿Qué clase de reina piensa que podría llegar a ser con esa actitud?!

—Siempre... con el mismo afán de defender las causas justas... siempre patético... Si hay algo que hay que tener en cuenta es que para ser el mejor, debes rodearte solo de lo mejor... y nadie es tan bueno como para compartir el piso conmigo, yo que soy la mayor exponente de los graduados del TecPokémon.

—¿TecPokémon?... —parpadeó Serena.

—De esperarse que la actual reina sea una completa ignorante... este tipo de concursos son una mala reputación para las entrenadoras... verse bonita y bailar con tus Pokémon en el escenario, de ninguna manera es lo mismo que ser realmente bonita e inteligente al punto de poder lucirte sin necesidad de fuegos artificiales. —Se sacó los lentes para mirarla, develando su identidad ante Ash.

Realmente hermosa, tanto que los ojos azules temblaron al verla, sin duda no pudo evitar compararse ante su presencia imponente, sintiéndose sucia e insignificante al haber estado sentada llorando a las afueras de su apartamento que ahora le pertenecía a ella. Ella estaría ahora en su casa... parecía que no lo había comprendido hasta ese momento.

—Llevo mucho tiempo estudiando la manera de hacerme con esa corona... nunca me pareció correcto que la portara una chica tan insignificante como tú.

—¡Basta! —el grito de Ash, llamó la atención de ambas que voltearon a verlo. —No puedes hablar de Serena de esa forma... no hay nadie en este mundo más tierno y... lindo que ella para portar esa corona sobre su cabeza.

—...Gracias Ash... —apretó el agarre entre sus manos la reina. —No sé quien es usted... ni por qué está haciendo todo de esta manera tan horrible... atropellando la dignidad de todos... pero algo que sí sé, es que una reina debe pensar primero en los demás... su alegría se convertirá en la alegría de los demás y si usted no posee eso, dudo mucho que sea capaz de llevarse la corona como dice...

—Ay... niña... la belleza... es el arma más poderosa... y de doble filo... —le sonrió, extrañando a la pelimiel. —Si hay belleza con otro rostro... es otras piernas... en otro baile... atravesada frente a ti... es cuestión de halar unas tablas del piso para deshacerte de la persona que la posee, fracturándole la pierna en tres partes tal vez. Esperando que con eso entienda...

—¿Qué?... —se sintió debilitar ante las palabras de la joven de largos cabellos castaño oscuro. Que al verla desestabilizada volvió a sonreír y dándose la vuelta se dispuso a irse. —Así que espero que en verdad hayas entendido...

—No puede ser... ¡¿Qué es lo que dijiste?! —trató de acercarse a la recién llegada el entrenador, pero fue detenido por los escoltas, que lo empujaron hacia atrás.

—¡Ash! —lo atrapó la reina y abrazándolo por la espalda le impidió volver a intentarlo. Al sentirse sujetado por sus delicados brazos temblorosos, detuvo su ímpetu.

—Vámonos de aquí... —empezó a caminar llevándosela consigo al tomarla de la muñeca, seguidos de Pikachu.

—El Campeón se puede quedar... —les dijo desde la entrada del departamento. —Vine por todo lo que esa corona tiene...—sonrió para si misma. —Pero no tenía idea que el Campeón estuviera incluido... —Se mordió el labio inferior. —Me dijiste que el departamento estaba a nombre de esa chica. —Habla con el hombre del radio.

—Así es señorita... no sabía que viviera con alguien, me disculpo por la sorpresa.

—No te disculpes... fue una linda sorpresa. —Le colocó la mano en el hombro y le dio un par de palmadas.

.

.

.

Bajaron las escaleras lo más rápido que pudieron, conteniendo la rabia de haber sido despojados, para terminar parados en la entrada del edificio. Sus respiraciones agitadas por la carrera hacia abajo, terminaron en el entrenador de Kanto, arrinconando a la reina contra la pared y llenarla de besos, uno tras otro.

—¡Ash! ¡Ah! —lo detuvo y poniéndole las manos sobre el pecho lo separó de ella, al tenerla completamente sonrojada por semejante demostración en la vía pública.

—¿Qué? —parpadeó

—¿Cómo?... no estés jugando, esa es mi pregunta.... —bajó la mirada, sonrojándose aún más. —¿Qué te pasa tan de repente?

—Es... la mala suerte —respondió misterioso.

—¿Eh?...

—Uno no puede irse de un lugar... con las cosas inconclusas...

—No... siempre hay que... hacerlo todo hasta el final... —asintió aún sin comprender, la reina.

—Por eso... recordé una vez hace como... unas... ¿tres semanas? Un poco más... que te dije que te daría mil besos...

—ajá...

—y desde entonces... te habré dado unos... —su cara pensativa, no la dejaba abandonar el sonrojo, al saberse dentro de su mente con algo tan romántico a su parecer. —Quizás unos...300...lo más...

—300 es una buena cantidad —trató de defender el record que llevaban.

—Pero faltan más de la mitad, así que debo ponerme al día... —iba a besarla de nuevo, pero ella no lo dejó acercarse, manteniendo sus brazos estirados entre el pecho del entrenador y ella.

—No, no, no, no —el hecho de estar en un lugar tan público, no la dejaba tranquila. —¿Sabes?... Lo que yo pienso es... que no se trata de completar los mil besos en el departamento... porque aunque... estuve muy feliz... —los ojos se le humedecieron al recordarlo. —de estar en él... contigo... lo nuestro no solo es ese departamento... —subió una de sus manos que apoyaba en su pecho hacia la mejilla.

—Serena... —no pudo controlarse al sentirla acercarlo a ella por medio de ese toque de su mano y cerrando los ojos, murmuró —trecientos uno... —para enseguida besarla despacio y suave.

—¿Es muy necesario? ¿Qué acaso no se aguantan a subir las escaleras? ¡Me encanta que estén juntos pero no que se babeen las caras frente a mí!

La voz indiscutible de su amiga más joven, los separó en un segundo, apenados.

—¡Bonnie! No tenías por qué decir eso... —la regañó su hermano que tras llamarle la atención, levantó la mano en señal de saludo.

—Fuiste cruel —le sonrió Serena, para luego abrazarse fuertemente ambas.

—Disculpa... pero desde lejos vi... —tocó la mejilla de la reina con el pulgar, indicándole que las lágrimas aún estaban frescas. —¿Está todo bien?

—Sí... bueno... —no contestó más, por lo que el científico miró a Ash, mientras Dedenne y Pikachu se saludaban.

—¿Podemos... tomar un café?... —les sonrió el campeón, a lo que los hermanos se sorprendieron, para luego asentir.

.

.

.

—¿Qué? ¿Una tipa dice que será la nueva reina? —se llevó las manos a la cintura Bonnie, molesta.

—Más que eso... me preocupa lo que dijo... sobre... —Serena se llevó una mano a la pierna recién recuperada tras aquella fractura que la sacó del espectáculo. Ash, sentado a su lado, puso su mano sobre la de ella, bajo la mesa.

Al verlos Bonnie parecía tener intenciones de bromearles, pero al ver las expresiones de preocupación se abstuvo.

—¿Qué dijo? —preguntó preocupado Clemont al verlos.

—Que si algo le estorbaba... solo era cuestión de quitarlo... y como resultado tendría una pierna fracturada en tres partes. —Contesto el entrenador legendario.

—¡¿Qué?! —se espantaron ambos hermanos.

—¡Pero esa tipa está diciendo que fue ella la que causó el accidente de Serena! —se puso de pie la rubia. —Tal como pensabas... —volteo hacia su hermano.

—¿Qué?... —los miró a ambos Ash, lo mismo que Serena.

—En ese momento... Ash... cuando todo pasó, no quise preocuparlos más... pero desde un principio... me pareció que algo muy extraño había pasado... que el accidente... no lo había sido realmente... pero no había nada que diera indicios de lo contrario... llegué a anular mi propia teoría...

—¡¿Sin decirme nada?! ¡Si no fue un accidente, alguien estaba tratando de dañar a Serena, Clemont! ¡¿Qué hubiera pasado si eso seguía?! —se descontroló por un momento el campeón.

—Lo lamento... —bajó la mirada ante él, por lo que se contuvo.

—No es tu culpa... discúlpame a mí por reaccionar así... pero sólo de pensar que eso estuviera calculado a nuestras espaldas... ¿Qué tan retorcido puede ser el deseo de alguien por una corona?... No es justo... —apretó los dientes, al recordar las muchas veces que terminó llorando junto a su amada al consolarla al saber ambos que sería imposible volver a ejercer su título en Kalos y aquellas zapatillas brillantes aparecieron en su mente para enfurecerlo más.

El ambiente se había tornado un tanto pesado, el silencio de los cuatro, fue interrumpido por el sonido del timbre telefónico de Serena.

—Lo lamento —lo sacó de su cartera y al ver en la pantalla el remitente se levantó de golpe, haciendo el asiento hacia atrás. —¡Dawn! —contestó apurada.

—¿Amiga dónde están?... ¿Qué pasa?... —preguntaba hablando desde el pasillo afuera del apartamento, donde todas las cosas de ellos yacían desperdigadas.

—Es una larga historia... perdona por no avisarte... tenía tantas cosas en la cabeza... No podemos entrar al departamento así que... —miró a Ash preguntando que decirle a su amiga, a lo que él le hizo una seña de coctal y donas, por lo que rio, al recordar el plan. —Vamos a ir al Gran Hotel en Ciudad Loumiose

—Oh... ¿Y yo?...

—Por supuesto que te vienes con nosotros, tenemos mucho de que hablar. —sonrió animosa.

—¿Estás segura?... yo podría quedarme en otro... ya... hicieron mucho por mí... —Su corazón le daba la señal de escape, había permanecido el mes entero soportando las caras de amor entre los dos y aunque tratara de controlar su sentir, poco a poco eso la estaba acabando.

—Bueno... nos encantaría que vinieras... ¡Vamos a comer coctel y donas! —trató de animarla, con las palabras de Ash, pero solo le hizo sentirse más mal tercio.

—¿Eso fue idea de Ash verdad?...

—No puedo negar eso... —respondió apenada.

—No, Serena. Ya es tiempo que ustedes disfruten de su privacidad, siempre podemos ponernos de acuerdo en lo que haremos y vernos.

—Está bien... porque quiero verte para... darte algo...

—¿oh?... bueno... Te hablaré mañana para darte la dirección de donde me quedo.

—¡Muy bien! ¡Nos vemos mañana! —se despidió y guardó su teléfono la reina.

—¿Mañana? —la miró extrañado Ash.

—Creo que no le gustó la idea del coctel y donas... —le sonrió, lo que lo sonrojó, al darse cuenta que una vez más lo conquistaba al aceptar sus gustos.

—¿Y Pokélitos?... —preguntó sabiéndose consentido por ella.

—Si quieres... —lo miró enamorada.

Ante la escena Clemont se sonrojó y elevó la mirada al techo, mientras Bonnie, se llevó una mano a la frente.

—Ejeeem. —se aclaró la garganta la rubia, sustrayéndolos de su mundo soñado.

.

.

.

—Qué vergüenza con Clemont y Bonnie... —caminaba de la mano de su amor, la reina. Hasta que llegaron a la puerta de la habitación, al atravesar aquel pasillo lujoso, una vez en el hotel de Loumiose.

—Jaja, creo que ya están acostumbrados, no sé en qué momento me pongo tan meloso contigo que ni lo noto jaja —mencionó con la naturalidad del mundo reflejada en su sonrisa, mientras ella sintió explotar una pequeña bomba en su cabeza para terminar sonrojándose.

—Me gustó que pidiéramos una sola habitación. —Entró y admiró los floreros rebosantes de aromas, la alfombra impúdica, la cama... que la llevó a separar los labios al verla enorme y atrayente.

—¿Verdad que se ve suavecita? —se emocionó el entrenador y segundos después él y Pikachu se aventaron contra el colchón, haciéndolo revotar un par de veces.

Siguió el recorrido con la mirada, posándola en el jacuzzi. Sin duda era la habitación de lujo.

—¡Buena idea Serena! —se levantó de la cama y empezó a caminar hacia el lugar al que ella miraba y en el trayecto se empezó a sacar la camisa, quedando su pecho desnudo ante ella, que lo siguió todo el recorrido. —¿Vas a entrar?

—¿Eh?... —volvió a sonrojarse, era lógico que la había visto observándolo. ¿Podía negar que lo que deseaba en esos momentos era relajarse dentro de esa tina burbujeante junto a él?...

—Sí... —apenas y contesto, para dar un primer paso hacia él, cuando vio como llamaba a su amigo.

—¡Ven Pikachu! ¡Esto debemos disfrutarlo todos! —levantó los brazos.

—¡Pikachu! ¡Pi!

No había duda... el campeón podía llegar a ser tan atrayente como despistado... igual que siempre...

Serena suspiró para luego poner una gran sonrisa y correr hasta ellos.

.

.

.

Continuará...

Wow wo! Vengo de vuelta!! xD Siento que cada vez me tardo más en actualizar pero tengo tanto que hacer y esta musa que no se queda quieta y me trae escribiendo de todo un poco.

Quiero dedicar este capi a #Damany7 que siempre me inspira con sus hermosos dibujos SatoSere!!!

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