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Bởi CuteDoll-Ran

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[ Servamp/ Yaoi/ AU] [ Sci-Fi/ Romance] [ Kuro/Mahiru] [Long-Fic] La guerra ha estallado y una de las zonas d... Xem Thêm

Capítulo I Sangre y destrucción
Capítulo II En esta ciudad del caos
Capítulo III ¿En quién confiar?
Capítulo IV Aquel que un día conocí
Capítulo V Quiero escapar junto a ti
Capítulo VI No pierdas el control
Capítulo VII Un paso a la vez
Capítulo VIII Confiemos
Capítulo IX Mentiras y engaños
Capítulo X No me pidas hacer una locura
Capítulo XI Lo absurdo e innegable
Capítulo XII Una petición, una misión
Capítulo XIII C3
Capítulo XIV A casa...
Capítulo XV Aquella decisión
Capítulo XVI Mi verdadero motivo
Capítulo XVII No lo dejes escapar
Capítulo XVIII Persigue y destruye
Capítulo XX Haz que mi voz llegue a él
Capítulo XXI Destrúyelo, en nombre de la guerra
Capítulo XXII Sincronízate, y lucha
Capítulo XXIII Esta es la realidad
Capítulo XXIV Es mi voluntad. Aquella que continúa
Capítulo Especial Al futuro que anhelamos

Capítulo XIX Padre e Hijo

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Bởi CuteDoll-Ran

— "Hey, ¿estás consciente? "

Ash atinó a respirar con profundidad sólo para asegurarse que aun seguía con vida. Una bocanada tras otra fue el recordatorio palpable de la escena frente suyo.

"Si no estás apto para la misión, tendré que eliminarte Kuro-chan"— La voz de Tsurugi se hacía lejana, pesada. Era difícil oírla aun cuando poseía un intercomunicador en su oído izquierdo— "¡Era broma! ni siquiera estoy en el edificio... pero, puedo ver que la estas pasando horrible"

El tono de la voz cambió al final, y Ash sintió las nauseas subírsele por la garganta cuando su visión comenzó a tornarse borrosa.

"Maldición, ahora no"

"Has gastado siete minutos de los diez que te dimos. En tres minutos habrás completado la misión, no es momento para dormir, Dormilón Ash"

— Cállate, ya lo sé. Deja de hablar.

Quiso levantarse pero sus piernas fueron reacias a moverse y se mantuvieron temblando levemente contra el suelo. La voz de Tsurugi ya no la oía, ni su entorno, ni las palpitaciones de su corazón, ni su propia respiración. Y no fue extraño.

Conocía esa maldita sensación.

Se mordió los labios antes de permitirse recaer una vez más. Tomó con desequilibrio la filosa y punzante navaja de uno de los cuerpos que adornaban el cuarto, y la incrustó sin titubear con fuerza y precisión en su pierna izquierda.

Jadeó y reprimió el grito antes de quitar la hoja sin cuidado de su carne. Observó su propia sangre manchar rápida la prenda. No era médico, pero sabía que ese corte no lo mataría, por lo que se levantó más despierto y menos tambaleante, y la imagen a su alrededor comenzó poco a poco a formarse.

Estaba en un edificio. Una corporación importante y traficante a la vista ajena. La mayoría de los funcionarios no eran personas ordinarias. Casi podía decir que eran terroristas por la afamada necesidad de proteger documentos a base de armas.

Quería pasar desapercibido e ir exclusivamente al laboratorio de su padre, pero una alarma detonó su presencia y comprendió enseguida que fue Tsurugi cuando lo escuchó reír. No sabía si era parte del plan, pero ellos querían que eliminara a todos los que se encontraban en el edificio.

"Sabía que tenías algún desequilibrio mental si matabas... pero no sabía que llegarías al punto de lastimarte para salir de tu locura"

Ash lo ignoró y caminó entre los cuerpos que había aniquilado en esa habitación. Eran diez pisos; cinco en superficie y otros cinco bajo tierra, y él necesitaba llegar al sótano de todos. La zona de los laboratorios.

— ¿Cómo lo estás haciendo para la seguridad de este lugar?— susurró cuando corrió por un pasillo e ir por el ascensor. No era la mejor de las vías en caso de escape, pero quería evitar matar a más personas innecesarias.

"¿Ah? ¿Te refieres si alguien ha llamado a la policía diciendo que hay un terrorista maniático matando en su corporación? tranquilízate, no soy el único que está trabajando en esto" Ash espero paciente y atento a que las puertas se abrieran para entrar— "Tu pequeño hermanito está interfiriendo con las líneas de emergencias"

— ¿Hugh? — pregunto cuando las puertas se cerraron y el ruido característico del elevador comenzaba su descenso con rapidez.

"Está haciendo que las líneas colapsen dando falsos eventos y las autoridades no adviertan a cual acudir inmediatamente. Al menos hay un espacio de diez minutos antes de que alguien se digne a venir y pedir refuerzos, pero para ese momento tú ya tendrás que desaparecer de este lugar, Kuro-chan"

Las puertas se abrieron y un corredor medianamente a oscuras lo invitaron a caminar y buscar el cuarto de su padre. No le sorprendía la soledad del lugar, pero no negaba que le aterraba dar el primer paso para culminar con esa odisea.

— ¿En dónde es?

 "Derecho, corredor izquierdo, quinta puerta"

Miró el suelo un segundo y el destello de las pocas luces se reflejaban en su rifle. Como deseó en ese momento estar en la olvidada habitación de la casa de verano de su hermana, y olvidarse por completo que está a punto de matar a su propio padre.

Y aun así, avanzó. Con la vista pegada al suelo y la suela de sus zapatos resonando en un eco molesto y persistente, siguió el camino. No quiso buscar en sus memorias algún recuerdo agradable. No quiso encontrar excusas ni buscar más culpables. Sólo necesitaba mantener su cabeza fría. Sus pensamientos y emociones envolverlos en desamor y seguir.

Se detuvo en el pasillo y a lo lejos encontró el quinto cuarto. No necesitaba ser genio para saber que Tsurugi lo vigilaba con una sonrisa en la cara. Soltó un suspiro antes de quitarse el intercomunicador de su oído, tirarlo al suelo y romper el pequeño aparato antes que Tsurugi le reclamase.

Al menos ya no tendría un idiota diciéndole cada paso en su misión.

Dejó el objeto destruido atrás y camino con relativa pausa. La caminata duró menos de lo que deseaba antes de estar parado frente a la puerta. Sintió eterno cuando estiro la mano para tomar y sentir el frío picaporte. La giró con lentitud y el click resonó en el pasillo al ser abierta. Y la única persona en ese cuarto le daba la espalda antes de saludarlo de reojo.

— Ha pasado un tiempo. Luces bien, Ash.

...

— ¡Wor-kun, querido hermano! ¡Tenemos un maldito problema!

— ¡Lo sé! ¡Tengo hambre y no tengo nada de dinero!

— ¡¿Es que piensas con el estómago? ¡Me refiero que corriendo no vamos a alcanzar a Nii-san! — Tanto Lawless como World se detuvieron y se miraron como quien encuentra las respuestas del universo.

— ¡No jodas! ¡¿Y qué demonios hacemos ahora rata inútil?!

— ¡Sólo Lichtan puede decirme así!

Lawless le dio la espalda exasperado. Había sido un tonto impulso de correr detrás de la motocicleta de su hermano y pensar ilusamente que con ello lograrían atraparlo. Pero con el tráfico en la ciudad el único método de alcanzarlo era en algún vehículo pequeño.

Miró distraídamente a su alrededor ignorando los reclamos de su hermano albino y haciendo trabajar su cerebro a mil por segundo. Un ciclista detenido observó a lo lejos y rápidamente descartó la posibilidad. Usarla sería más rápido que corriendo, sí, pero... se cansarían con la misma rapidez que sus ganas de lidiar con un Licht furioso.

"Una motocicleta. Algún idiota debe tener alguna cerca..." su mirada verdosa se detuvo con seguridad al encontrar su objetivo.

— ¡Bingo! ¡Wor-kun, ahí! — Apuntó hacia un grupo de sujetos de apariencias amenazantes, y a sus alrededores unas estupendas motocicletas Davidson. No serían tan deportivas como la Kawasaki que usó Ash, pero la velocidad es lo que importaba.

...

— JeJe no responde.

Freya colgó la llamada y dejó el móvil en el asiento vacío del copiloto. Se habían separado de uno de sus hermanos cuando abandonaron el Cuartel, y aunque no lo creyó del todo necesario en un inicio, tener el apoyo del otro miembro que manipula armas a larga distancia podría ser necesario en ese momento.

— Seguramente se fue con ese estúpido sujeto sabelotodo.

— Alicein Mikuni...— Susurró ella. Internamente se preguntó en qué enredada estarían envueltos ellos dos nuevamente. Cuando se trataba del mayor de los Alicein, sólo eran secretos sobre secretos — Trataremos de salir de esta calle. La iluminación no nos está favoreciendo en este momento, por lo que quiero que se mantengan dentro del vehículo Hugh, Shirota— Freya frunció el ceño cuando miró por el espejo, a su pequeño hermano estaba sólo en el asiento trasero  — ¿En dónde está Mahiru Shirota?

Y Hugh se alzó de hombros.

...

Lo golpearía. Sí, lo primero que haría es sentarle un golpe en esa cabezota que no sabe usar y la haría funcionar correctamente.

Mahiru estaba ya preparando su discurso, el tono de su voz y la fuerza que emplearía en las cachetadas que se merecía Kuro por engañarlo. Le mintió en su cara y tuvo la desfachatez de largarse y hacer la maldita misión. Y ahora como lo vea igual que un gato mojado bajo la lluvia le gritará un gran "¡Te lo dije!" para terminar rematándolo con algún cabezazo o lo que tuviera al alcance...

— Mahiru-kun, puedo preguntar, ¿qué haces siguiéndome?— Shirota interrumpió su tren de pensamientos a la suave voz masculina.

Lily le preguntó con una sonrisa amable y ojos compasivos. Mahiru se detuvo a medio camino en las escaleras. Estaban corriendo y no es como si su presencia pasara desapercibida para el otro, pero había seguido a Lily tan pronto la hermana de Kuro lo soltó y el rubio iba a la azotea de un edificio.

— Lily tu irás donde Kuro, tu hermana está atorada en el tráfico y no sé dónde está Lawless. Pensando simple, eres la solución más rápida.

La determinación en los ojos de Mahiru le hizo dudar a Lily de mantenerle la mirada. Mahiru no era tan alto como él, pero el rubio se sintió intimidado por la clase de mirada del castaño. Había mas que fervor y decisión en ellos. 

— No puedo llevar civiles a esto, Mahiru-kun...— Lily se arrepintió enseguida cuando a Mahiru le brillaron los ojos. No quería hacerlo llorar, ni mucho menos tener algún regaño si enviaba al castaño de vuelta donde su hermana y terminaba perdiéndose. Suspiró cambiando de parecer. No debería tener problemas si Mahiru lo seguía... tal vez. Él era bueno cuidando niños. No creía que Shirota fuera demasiado escurridizo.

— Está bien, pero harás lo que te diga.

— ¡Gracias Lily!

La pequeña culpa recorrió el cuerpo de Mahiru cuando Lily le permitió acompañarlo. No era muy usual en él usar su carita de perro regañado para conseguir lo que quiere. Aunque la mayor parte del tiempo la usaba sin darse cuenta, Shirota no se permitiría dejar el lado de Lily para llegar donde Kuro.

...

— Lo tuyo nunca fue hacer misiones de rescate, Ash. Te dimos la posición de francotirador por el bien de tu enfermedad. Me sorprende que trajeras a ese muchacho vivo a la ciudad.

Se reprime las ganas de bufar. No le sorprendía que incluso esa persona frente a él se entere de todos sus pasos. Toda su familia lo sabe, ¿por qué él no?

— Yo no estoy enfermo — susurra y observa la pequeña sonrisa en el maduro rostro de su padre.

— Está bien Ash. Tú no estás enfermo.

Kuro aprieta la mandíbula. Siempre le molestó esa parte de él. Siempre le frustró que su padre no le encontrara errores a él. Siempre repitiendo sus palabras, siempre confirmando lo negativo. Siempre dándole la razón a pesar de todo.

Un carácter comprensivo y a la vez calculador. Es como si de ante mano supiera la dirección correcta a una situación y se rindiera de inmediato cuando se trataba de él o Tsubaki. Hijos de su sangre, los dos hijos de su amada y fallecida esposa.

No le sorprendía si su padre se dejara asesinar por él tan dócilmente...

— Debes saber del por qué estoy aquí — Kuro le susurró frustrado.

— Supongo que no te enviaron para rescatarme precisamente, Ash.

— ¿Por qué? — Su padre no pareció entender de inmediato la pregunta— ¿Por qué creaste esa droga? ¿Por qué la terminaste ahora?

— Hace tres años me preguntaste lo mismo Ash — Kuro levantó el rifle, tratando de amenazarlo.

— ¿Entonces no vas a responder de nuevo? — Hubo un breve silencio, y Kuro no apuntaba precisamente a su padre, sólo tenía levantada el arma sin quitarle el seguro aún, y su progenitor lo sabía.

— Mi reloj pronto se detendrá, creo que es tiempo de que al menos lo entiendas — Kuro parpadeó confundido y bajo el fusil nuevamente — La creé para salvarlos a ustedes. La comencé para detener el avance de la enfermedad de tu madre y también la tuya, Ash. Se supone que iba a ser una cura, no un veneno...

El hombre agachó la mirada, y Kuro sabía que decía la verdad, su padre nunca le mentiría. Preferiría rehusarse a decir la verdad antes que decir una mentira. 

Mejor mantenerse callado, a vivir con la culpa de haber engañado. 

— ¿Por qué continuaste con la investigación entonces?

— Soy un investigador, Ash. Si no logro encontrar el camino que busco, trazaré otras líneas para buscar el destino que quiero... pero fallé en cada una de ellas, y el resultado final fue una droga que ellos encontraron interesante.

— ¿Es más poderosa de cuando la usaban conmigo?— Su padre volvió a tomarse un momento, encendió con calma un cigarrillo para darle una calada profunda. Y sólo en ese momento constató de lo temblorosa que estaban las manos del adulto.

— Lo es.

— Entonces eliminarte no resuelve el problema— Kuro vaciló cuando su padre comenzó a toser. Lo encontró extraño, no es como si su progenitor fuera un mal fumador — ¿Qué sucede?

— No entres — Kuro se detuvo a sus palabras — Fue un mal momento fumar ahora — Algo raro estaba en el ambiente, y Kuro trato de buscar en el cuarto algo sospechoso. Paredes blancas, estantes con demasiados libros, un escritorio y una computadora. A la vista de él no había nada extraño.

— ¿Estás enfermo? — volvió a preguntar cuando nuevamente su padre tosió. Se cubrió la boca con su mano antes de calmarse y volver a hablar.

— En realidad, C3 no te envió a matarme, ellos pueden hacerlo por sus propias manos — Ash se reprimió el impulso de entrar cuando su padre se levantó de la silla y finalmente lo enfrentaba. Se sorprendió cuando el lado izquierdo de su rostro estaba de un extraño tono grisáceo, y su ojo de un rojizo preocupante — La razón era tener a todos los Servamp en un lugar y eliminarlos.

— ¿Eliminarnos?... ¿Esto era una trampa? — La mediana sonrisa de su padre lo confirmo. Y algo en su interior se asustó. No era por él, pero Hugh estaba siguiéndole el rastro, y obviamente sus hermanos también. C3 seguramente pensó que no todos los hermanos tomarían la misión. Con uno bastaba, pero ciertamente tener a todos en una misma ciudad era mas fácil enfrentarlos que tener a algunos en el país, y otros en el extranjero.

Podían cuidarse solos. No le preocupada del todo. Si de alguien debía preocuparse, era quizás del menor y más pequeño, pero sabía que Freya o cualquier otro no dejaría a Hugh solo. Los siete estarían bien, y nadie más sabe de la misión...

"Mahiru..." Sus pensamientos se cortaron un segundo.

Lo olvidó, completamente. Existía la maldita posibilidad de que Mahiru estuviera con sus hermanos, y el miedo en su interior, esa molesta vocecilla le decía y le confirmaba que Mahiru podría estar buscándolo. Si se encontró con ellos, Mahiru podía fácilmente llegar donde él.

Su vista pareció desvanecerse y golpeó con fuerza el marco de la puerta para mantenerse en pie. No lo había escuchado, pero frente a él su padre yacía en el suelo tosiendo con más brusquedad. Y su mente se dividió entre preocuparse por él o por Mahiru.

— Necesito sacarte de este lugar, padre — le susurró al agacharse — Si la droga está completada ya no eres una amenaza. ¿Qué mas puedes hacer? no tendría caso matarte ahora, y menos sabiendo que C3 puede ser el verdadero enemigo.

— Puede que para mis hijos no sea una amenaza, pero para ellos si soy un peligro. Puedo hacer la cura. Pude haberla hecho.

Kuro detalló el estado del hombre. Su padre no superaba los cuarenta años, aun era relativamente joven, aún podía vivir más. Pero frente a él, había un sujeto delgado, tembloroso, con piel pálida y sangrando de cada orificio. ¿En qué momento había decaído tanto su estado físico, si hace poco estaban hablando con normalidad?

— ¿Usaste la droga en ti? — Se atrevió a preguntar, porque sólo esas palabras podían describir lo que veían sus ojos.

— Todos en este edificio la han tomado. C3 quería ver pruebas concretas, y yo ya no soy uno de sus peones. Pero la droga no es compatible conmigo Ash. Esta droga no es compatible con la gran mayoría. Esta droga crea armas humanas a cambio de perecer. Es un arma excepcional para una guerra. Un arma limitada y desechable.

— Si querían armas, ¿Por qué quieren eliminarnos?

— Porque hay que eliminar la competencia, Ash... Es mas fácil dominar un soldado ignorante, que un mercenario con... experiencia.

Ya en ese punto, su padre jadeaba con dificultad. Una indecisión le consumió. A pesar de todo, sentía que no podía dejarlo así. Había sido un padre bastante ausente, pero siempre hacía los caprichos de sus hijos. Claro, siempre que podía verlos. La muerte de su esposa lo había alejado un poco, pero de una u otra forma siempre estuvo, tratando de mantener esa familia, tratando de darles un lugar. Un nuevo hogar...

Ash se levantó y con su fusil apunto hacia el cuerpo de su padre. El hombre lo miraba y aún bajo el sudor que se teñía de un extraño color escarlata, le sonreía. Estaba sufriendo, y no sabe cuánto, pero creía que incluso un ser como él, que logró darle un arma destructiva al mundo, merecía al menos un poco de tranquilidad. Un poco de paz.

— Déjame hacerte una última pregunta ¿La amabas? — El adulto cerró los ojos dando un último bocado de aire, y al abrirlos el tono esmeralda de sus degastados ojos le sonrieron con una amabilidad perdida.

— Desde lo más profundo de mi corazón...

Ash sintió algo húmedo en su mejilla. Se mordió los labios cuando sus dedos temblaron en el gatillo. Las palabras de su padre se perdieron en el silencio del cuarto. Y la ausencia de su respiración fue lenta, dolorosa e inquietante. Dio una respiración profunda y soltó un jadeo cuando la verdad lo golpeaba en la cara.

Él ya no respiraba. Ya no jadeaba. No se movía ni lo miraba. El cuerpo de su padre estaba inerte en el suelo, manchándose de sangre por una herida que el no causó, pero el remordimiento igualmente lo hundió.

El eco que formó cuando su arma cayó al suelo se instaló con fuerza en su cabeza, como si hubiese disparado en su consciencia. Sus labios sangraron cuando se mordió el jadeo en su garganta, y se tambaleó cuando se alejo unos pasos para chocar con la pared del pasillo.

Se dejó caer. Porque no entendía cómo llegó a ese punto. Dudando entre salvar o no a su padre, cuando en realidad la vida de esa persona ya había sido condenada hace horas por las mismas personas que lo habían contratado.

Quizás en el fondo, y con las dudas aún en su cabeza, quiso ser un héroe. Tratar de salvar a todos y a ninguno en su camino. Con una determinación inexistente, y valentía perdida. Buscar paz donde nunca lo hubo, y enriquecer sus ilusiones a base de mentiras...

— Pero la violencia destruye hasta la causa más justa... — se susurró antes que una segunda alarma comenzara a sonar, y el suelo temblara ligeramente. 

Seguramente la trampa se había activado y él seguía sentado en ese lugar. Sonrió con ironía. Vaya manera de terminar con la misión. Nunca tuvo un objetivo en realidad, pero ahí yacía muerto su padre a unos pasos lejos. 

¿Que caso tendría salir y vivir con la culpa? Bien podría quedarse sentado y que el edificio se derrumbe. 

¿Qué importa levantarse ahora?...  Si su sola presencia podía lastimar a la persona que mas amaba. 

:::***:::

Tarde, super tarde, pero no me desaparecí eternamente~(aunque creí que sí lo haría...)No quiero prometer que actualizaré pronto porque estoy comenzando a quebrar mis promesas~ Pésimo ejemplo soy~ xd 

Pero ya nos veremos... quien sabe cuándo~(?)~ 

ByeBye~  

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