Park JiMin era un chico que poseía un encanto natural, había algo en sus ojos que hacían creer a la gente que podían confiar en él, y realmente podían hacerlo.
El pelirosado era lo que aparentaba, un chico amable y agradable con el que entablar una conversación no era nada difícil, además de ser terriblemente guapo y talentoso, así que queda claro que conseguir amigos nunca fue un problema para él.
La mayoría de chicas se desepcionaba al saber acerca de su sexualidad, mientras que algunos chicos se hacían una pequeña esperanza por enamorar al pelirosado, pero el corazón de Park JiMin ya estaba tomado por alguien más, por alguien que era totalmente opuesto a él, por alguien que era sarcástico y seco, con el que era difícil entablar una conversación y que tenía dificultades para hacer amigos. Su corazón le pertenecía a Min YoonGi.
A raíz de los corazones rotos que dejó a su paso sin quererlo, algunas personas comenzaron a detestarlo, diciendo que era un engreído que jugaba con los sentimientos de la gente, pero Park JiMin no entendía el porqué, ¿Desde cuándo ser amable era un sinónimo de coquetear? ¿Por qué de pronto ser caballeroso con las chicas era exclusivo para sus novios y para los chicos heterosexuales?
Rose, su mejor amiga, siempre lo había defendido ante los demás, al igual que TaeHyung.
Rose estaba dentro del consejo de alumnos de la preparatoria, por lo que tenía una gran reputación en la escuela, porque además de ser inteligente, era talentosa, bonita y agradable, así que era casi natural que fuese popular.
Gracias a Kim y a Rose, JiMin había aprendido a no tomarle importancia a los comentarios tontos de la gente. Quiénes realmente lo conocían y lo querían, se quedarían con él sin importar los rumores, y si se iban, mejor para él, menos gente falsa en su vida.
La muchacha tenía mucha confianza en el pelirosado, así como él la tenía en ella, por lo que cuando JiMin le pidió una lista de los chicos y chicas que tenían acceso a la información de los alumnos, con la excusa de que creía que alguien lo estaba acosando, Rose no preguntó nada.
Era una lista conformada por 5 alumnos, en el que se incluía ella misma:
Jennie
Shownu
Rose
YoungJae
YugYeom
Había escrito la chica en un pedazo de hoja de libreta con tinta morada.
Park le había agradecido y había salido de la sala de reuniones del consejo de alumnos para reunirse con TaeHyung y JungKook que lo esperaban en la puerta de la preparatoria, ya era hora de irse a casa, y Park había querido pasar rápidamente con Rose para conseguir aquellos nombres.
--¿Te los dio? -- preguntó el castaño y él levantó la mano victorioso con el pedazo de papel entre los dedos.
--¿Creen que sea un chico? -- preguntó él mayor mientras les daba la pequeña lista.
--Pues, se hace llamar "Señor X", así que supongo que sí... -- respondió Jeon.
--Pero usa sobres rosas y decora las cosas como una chica, no digo que los chicos no puedan hacerlo también, pero tal vez está tratando de confundirnos, se hace llamar como un chico pero actúa como el esteriotopo de chica. -- observó el castaño.
--Así que no deberíamos descartar a nadie, ¿Cierto? -- preguntó JiMin mientras Jeon se guardaba el papelito en el bolsillo de su pantalón.
--Cierto, es realmente inteligente, confundirnos para que no sepamos si es un chico o una chica. -- respondió el menor.
--Lo es... Deberíamos hablar con ellos, acercarnos y ganarnos su confianza. -- propuso Kim.
--Ah, yo no creo poder hacer eso. -- se disculpó avergonzado JungKook.
--Está bien, Rose ya es cercana a mí, y es amiga de Jennie, así que puedo acercarme a Jennie con su ayuda, y Shownu está en un grupo de baile, así que puedo acercarme con él a preguntarle información o algo así.
--Así que yo me acercaré a YoungJae y a YugYeom. -- concordó el castaño.
--Son cercanos a BamBam, puedo ayudar un poco... Pero no creo tener el coraje para hablarles. -- se lamentó el pelinegro.
--Está bien, cualquier ayuda es buena. -- lo tranquilizó sonriente Kim.
Habían subido al autobús mientras hablaban, y el punto en el que JiMin debía bajar para llegar a su casa se acercaba, por lo que se apresuró a contarles algo que era realmente importante para él.
--Hoy saldré con YoonGi hyung de nuevo. -- dijo sonriente mientras se ponía de pie.
--Te interrogaremos por el chat. -- aseguró Kim por lo que JiMin no pudo evitar reír.
--Claro claro... Te esperamos mañana en el ensayo de baile, JungKookie, adiós TaeTae. -- se despidió sacudiendo su mano de un lado al otro para después bajar del autobús, dejando a la pareja sola.
Pasaron el resto del camino hablando acerca de lo que harían en el día, el hermano de Jeon pasaría por él a las 4 para ir con su abogado, y Kookie esperaba poder llegar a su trabajo aunque fuese con un poco de retraso.
Le había avisado a su jefe que tal vez no llegaría al trabajo y el hombre se había comportado realmente amable con él, por lo que el pelinegro estaba infinitamente agradecido.
Llegaron al departamento y dejaron sus mochilas en el sofá mientras el mayor se dirigía a la cocina para hacer algo de comer.
--Hoy no quiero de esa sopa, ya me aburrió. -- se quejó el menor al ver que TaeHyung tomaba las cosas para cocinar la sopa de verduras que había estado comiendo durante varias semanas.
--¿Qué quieres comer? -- preguntó con una sonrisa el mayor.
--Mmmm... Ramen estaría bien. -- el castaño asintió y comenzó a cocinar con ayuda de Jeon.
El ramen, para sorpresa de ambos, había quedado bastante bueno, mientras cocinaban habrían podido jurar que escuchaban la vocesita de Jin diciéndoles "¡Ten cuidado con tus dedos!" o "Para empezar, prende la estufa" y aquello de cierta manera les había ayudado.
Comieron juntos e hicieron sus deberes hasta que llegaron las 4, cuando ambos tenían que salir del departamento por diferentes razones; TaeHyung debía ir al trabajo y a su casa mientras Jeon debía ir con su abogado.
El hermano de JungKook se ofreció a llevar a Kim a la casa de sus abuelos, y éste aceptó la oferta un tanto avergonzado.
--No te preocupes, es un favor de cuñado. -- ambos muchachos se quedaron con la boca abierta.
--¿Cómo lo sabes? -- preguntó sorprendido el menor.
--Se nota... Tenía mis dudas, pero a juzgar por sus reacciones, creo que es cierto. -- respondió riendo YoungSoo. --Esas miradas no son de amigos.
--Yah... ¿Mamá lo sabe? -- el mayor de los tres negó con la cabeza.
--No, yo no diré nada, debes decírselo tú Kookie. -- respondió sin despegar la mirada del camino.
Kim sentía que moría de vergüenza en el asiento trasero del coche, mientras que Kook se sentía sorprendido, ¿Tanto se notaba lo que había entre ellos? ¿Realmente eran tan obvios?
Llegaron a la casa de los Kim y TaeHyung bajó del coche dando las gracias para después hacer una reverencia, se despidió del menor con un gesto de mano y vio el coche partir.
Se cubrió la cara con las manos, tenía las mejillas calientes debido a la vergüenza que había sentido. Si su abuela le pellizcaba los cachetes como siempre lo hacía, pensaría que tenía fiebre.
Soltó un suspiro y se acercó a la puerta de su casa, la golpeó suavemente con los nudillos y esperó.
--Hola. -- lo saludó con una sonrisa Hye cuando abrió la puerta.
--Hola mamá. -- respondió dándole un abrazo.
Ambos entraron a la casa y Tae saludó a su abuela y a su madre. Para su sorpresa, su abuelo también estaba allí, por lo que le dio un abrazo como saludo.
--¿Cómo estás, cariño? -- preguntó Suni dándole palmaditas al asiento libre que se encontraba junto a ella en el sofá, indicándole que se sentara.
--Bien... Un tanto... ¿Ansioso?, pero bien.
--¿Por las personas que te buscaron en el orfanato? -- preguntó sin rodeos su abuela.
--¡Mamá! -- reclamó su hija y Tae soltó una risita.
--Está bien, es por eso que estoy ansioso.
--No tienes porqué estarlo, es tu decisión si quieres verlos o no, y también es tu decisión si algo cambiará o no después de verlos... Tienes el cabello muy largo, por cierto. -- observó su abuelo, haciéndolo reír de nuevo.
--Lo sé, lo sé... ¿Pudieron conseguir el número? -- Suni asintió y sacó su celular con preocupación reflejada en sus ojos.
Le mostró el número que el orfanato le había enviado por mensaje y TaeHyung lo guardó en sus contactos, su infancia a un toque. --¿Les importa si les llamo? -- todos los presentes se apresuraron a negar con la cabeza.
Tae se mordió el labio antes de comenzar a marcar, sentía su corazón latir fuerte, estaba nervioso y tenía miedo, miedo de lo que escuchar sus voces pudiese causar en él.
--¿Hola? -- la voz de una mujer fue la que contestó.
"¡Eres un niño desastroso!"
"¡Por tu culpa no estoy donde quisiera estar!"
"Ojalá nunca hubieses nacido"
"Inútil"
Aquellas frases se arremolinaron el la cabeza del castaño, aquellas palabras que habían sido pronunciadas por aquella misma voz.
--¿Quién habla? -- volvió a preguntar la mujer con irritación.
--Kim TaeHyung. -- respondió con voz monótona el mayor y ambos se quedaron en silencio.
--¿TaeHyungie? -- aquel apodo sonaba asqueroso en su voz.
--Por favor, no me llame así, le acabo de dar mi nombre. -- la mujer se quedó en silencio por unos segundos.
--Ha pasado mucho tiempo. -- Kim quiso soltar una carcajada, pero se contuvo.
--10 años para ser más exactos... ¿Qué quieren de mí? -- el castaño tendría que irse a trabajar dentro de poco, no tenía tiempo para entretenerse de esa manera.
--Nosotros... Queremos verte, hijo, estamos realmente arrepentidos.
--Llameme por mi nombre, por favor.
--Lo siento, TaeHyung...
--Eso no es suficiente, ni si quiera recuerdo cuál es su nombre, ¿Sabe lo doloroso que es eso? ¿No recordar el nombre de quien te trajo a la vida?
--Mi nombre es Hierin. -- respondió la mujer en un susurro.
--Yah... ¿Eso es todo? ¿Sólo quieren verme?
--Sí... Queremos saber cómo estás.
--Estoy bien.
--Realmente nos gustaría verte.
--Tengo que pensarlo.
--Por favor... -- rogó la mujer.
--Tengo que pensarlo. -- repitió el castaño para después colgar.
Bajó su móvil y de inmediato su familia se acercó para darle un abrazo, y lo necesitaba.
Muchos recuerdos desagradables habían vuelto a su mente al escuchar aquella voz, los gritos, los regaños por cosas que ni si quiera había hecho, los insultos, su horrible infancia, todo volvió con sólo el sonido de su voz.
Sentía que debía hablar con ellos, dejar el rencor y odio que les guardaba atrás para seguir con su vida de manera feliz, sentía que era una herida que debía cerrar para continuar y ser mejor persona.
Y lo haría.
Pero primero, se permitió llorar entre los brazos de su verdadera familia.