Other Way to Battle

By SakuraZala

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Siempre me dijiste "No hasta el final..." ¿Pero qué hay al final?... ¿Podré encontrarte al final del arcoíris... More

Prólogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XV
XVI
XVII
XVIII
PRÓLOGO ARCO II
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
PRÓLOGO ARCO FINAL
XXX
XXXI
XXXII

XIV

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By SakuraZala


Mis preocupaciones hasta el momento, se habían centrado siempre en los Pokémon. Convertirme en un Maestro siempre fue mi sueño, estaba dispuesto a darlo en todo por el todo, a atrapar y entrenar a los que me cruzara y emprender miles de aventuras. Caminé... tanto con mis viejos tenis y en compañía de mi amigo, mi primer Pokémon y conocí a tantas personas que me ayudaron a crecer. Cuando menos me di cuenta había llegado a la final de una liga... ¿Cuántas veces lo intenté antes?... ¡Y ahora estaba sucediendo!

Arduo trabajo y las ganas de seguir, estaban grabadas como ley en mi mente, sin embargo, aquella frase que me dijiste... que me recordaste fue lo que me brindó las fuerzas necesarias para no perderme jamás a mí mismo y no desfallecer... ¡No iba a rendirme! ¡Nunca! ¡Nunca, hasta el final!

Y aunque en ese primer intento lo logré... quedé satisfecho con el esfuerzo, aunque jamás me rendiría... iba a regresar por ese campeonato y lo hice... y todo para una vez más encontrarme contigo y darme cuenta que el tiempo se había detenido para mi corazón en el momento que nos despedimos en el aeropuerto... Lo mismo... que siento exactamente en este momento...

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

XIV

Bajó el último escalón del cuarto piso donde se encontraba su departamento, para enseguida detenerse, casi cayéndose por los escalones del tercer nivel al frenar la velocidad de improvisto. Se sostuvo de la baranda pasa manos y sus ojos se centraron en la figura que tenía a la vista, en la esquina donde ambos escalones de los pisos se juntaban. Su amada pelimiel, se había quedado parada, como si pensara en su siguiente acción.

Cuando él pensaba que tendría que correr muchísimo para alcanzarla, así como en esas películas de comedia y romance que había visto tantas veces por petición de ella, en las que por cierto, siempre terminaba viendo solo, cuando ella se dormía sobre su hombro y bajo la manta con que se cubrían. Sonrió por su recuerdo, para luego dar un paso abajo, al siguiente escalón.

—¿Por qué no subes? —dijo tranquilamente, lo menos que quería era proporcionar más malentendidos a la situación, a lo largo de su vida si de algo estaba seguro es que lo mejor siempre es enfrentar las cosas sin capas, por muy doloroso o estresante que pueda resultar.

El llamado de su voz, la asustó en un respingo, por lo que volteó sin titubeos hacia él. —Ash...

—Estábamos en el sofá y nos pareció escuchar que la puerta se movió.

¿Qué?... ¿Acaso estaba diciéndolo de tal forma descarada?, sí, ya los había visto, pero jamás pensó que se lo aceptarían, por lo que frunció el entrecejo. —Ah...

—Sí... verás, el pin de mi reloj se había enredado con un cabello de Dawn —sonrío, señalando el mismo, a lo que su amada sólo parpadeó. ¿Por qué su reloj estaba cerca de su cabello en primer lugar?... ¿Qué era ese pensamiento?...

Se desconcertó por lo mismo, se había dejado llevar tanto por verlo con alguien más... de un modo tan cercano, que no pensó ni las razones por las que hubiera podido darse tal situación. Si de algo estaba segura era del amor de Ash... ¿Entonces por qué?... ¿Por qué se sentía así?...

—¿Serena?... —bajó rápido los escalones hasta llegar a ella, preocupado, al ver las lágrimas resumidas en sus hermosos ojos de cielo. —¿Qué sucede?...

—¿Sabes?... a veces siento... —pensó un poco la manera de transmitirle sus emociones. —Que eres algo... —sonrío —qué eres un tesoro que todo el mundo quiere... Pero eso es indiscutible ¿no?... Porque así eres tú... eres tan lindo...

—¡Ay! Por favor no me digas esas cosas... —se sonrojó y bajó la mirada. —No se supone que fueras tú la que diría todo eso... —la miró de reojo, encontrándola divertida por su comentario. —Era mi oportunidad de ser como esos chicos de los Doramas...

—Jajaja ¿aunque sea una vez? —respondió con una pregunta, que les sacó la mejor sonrisa a ambos, al traer a colación un recuerdo al respecto.

—¡No oppa! —gritó frente al televisor, la reina de Kalos. Era de noche, por lo que ambos estaban ya en casa. Mientras ella se había cobijado sobre el sofá, con un gran tazón de palomitas de caramelo, el yacía en el suelo haciendo abdominales junto a Pikachu que sostenía sus pies. Al escucharla, volteó a verla rápido.

—¡Qué!

—¡Ah! —volvió a gritar, sin hacerle el menor caso, por lo que el campeón se levantó y llegó a sentarse a su lado.

Cuando el capítulo terminó, finalmente enmudeció junto a la televisión.

—¿Qué le pasó a Oppa?... quién es Oppa... —preguntó sin tocarla ni acercarse más, sólo viéndola.

—Es... ¡Es el hombre más bueno que existe sobre la faz de La Tierra!

—Jajaja, ¿tanto así? ¿Qué hizo? ¿Reunió todos los Pokémon?

—No... se hizo pasar por gay para que ella fuera su amiga... ahora acaba de confesarle que la ama... y ella está muy molesta...

—Ah... —parpadeó sin comprender. —Es decir... que antes de confesarme debí... decirte... que yo... ¿era gay? —parpadeó tres veces asustado, al igual que Pikachu.

La risa la dominó. —¡No! ¡Claro que no! Aunque no te niego que a toda chica le gustaría tener su momento de Dorama alguna vez... —le tomó la mano. —Pero no te preocupes que yo tengo mi príncipe azul desde hace mucho...

En la actualidad, ambos se sonreían, pero la última lágrima corrió camino abajo sobre la mejilla de la reina, por lo que el campeón llevó su mano hasta ella y la limpió con su pulgar.

—¿Te digo un secreto?...

—Ajá... —lo miró intrigada.

—Soy gay... —le susurró, provocando al instante una carcajada por parte de ambos.

—Sabía que lo eras... —lo tomó por el cuello de la camisa. —Eres mi mejor amiga... —lo haló hacia ella, al mismo tiempo que él se agachó al entender perfectamente la proximidad del beso. Y se dio mientras ella se puso de puntas y lo rodeo con ambos brazos por el cuello, él sin mucho recabo metió las manos bajo el abrigo de su amada y le colocó las manos en la cintura.

—Moría de ganas por tocarte... —le dijo entre gruñidos en el beso, lo que la llevó a abrir grandes los ojos. Después de todo era verdad... 3 semanas sin prácticamente nada, apenas pequeños besos por respeto a la invitada, cuando estaban acostumbrados a su toqueteo matutino, vespertino y nocturno. Se separó rápido y lo tomó de la mano, guiándolo tras de ella, lo que el campeón hizo sin titubeos.

Al terminar la escalera se encontraron con la entrada del ascensor, a la que la pelimiel programó y tras entrar en él, sus puertas se cerraron ocultando los rostros sonrientes de ambos.

Para enseguida volver a tomarse entre brazos y a pasos ciegos, retroceder hasta chocar contra la pared derecha del rectángulo.

—¿A... aquí?... —le preguntó preocupado mientras controlaba su propio instinto, pero al ver que ella empezó a desabrochar su cinturón, lo comprendió. —Al diablo... —apretó de un puñetazo la detención del elevador, lo que les proporcionó un poco más de tiempo a solas.

Nunca se les hubiera ocurrido hacer una invasión a la propiedad de tal índole... o más bien con tales propósitos, pero el momento se volvió imperante para ambos.

Una vez las puertas del elevador se abrieron, el calor dentro de volvió evidente con ella bajando con el cabello un tanto revuelto y el abrigo en mano, mientras él sonreía divertido, siguiéndola al tomarse nuevamente de la mano.

Acto seguido, la puerta del departamento se abrió, dejando pasar a la pareja.

—Estoy muerta...

—Yo tengo hambre...

Mencionaron uno seguido de otro.

—¡Bienvenidos! —apareció en la puerta de la cocina Dawn, vestía el delantal rosa de Serena, por lo que enseguida se supuso que había trabajado en la cena de esa noche. —Me alegra que estén de vuelta, la cena está lista —ladeó la cabeza, no sin suspirar al ver que las cosas entre los dos se habían arreglado, al ver la mano de Ash posada sobre la cintura de la reina, mientras esta colgaba su abrigo en el perchero.

Entonces la soltó. —¡Sí! ¡Gracias! ¡Muero de hambre! —festejó con los ojos luminosos ante la propuesta de su amiga.

—Muchas gracias Dawn. —le sonrió también, aunque la curvatura de sus labios, no terminara de formarse. Estaba segura de querer dejar atrás todos esos pensamientos sobre celos, pero, era difícil...

—¿Pero primero qué les parece el baño? Se ven... como si un ejército de Taurus les hubiera pasado encima... —parpadeó sorprendida. Seguramente Ash la había perseguido hasta muy lejos.

—Sí... un Taurus... —dijo por lo bajo la pelimiel, cerca del oído del campeón, lo que lo sonrojó.

—¡Vamos! ¡Vamos al baño! —la tomó de los hombros y la encaminó hasta la recámara. En donde una vez entró, cerró la puerta, dejándolo a él exhalando tranquilidad. Lo que acababa de vivir era tan temerario que aún sentía la sangre corriendo muy veloz por sus venas.

Dentro de la habitación, la reina empezó a desabrochar su blusa y se acercó al mueble para depositar su anillo, antes de quitárselo lo miró en su dedo por algunos segundos. Era realmente hermoso y pensar que era algo que el mismo Ash había escogido y le había dado lo era aún más.

Abrió una gaveta, para sacar el estuche, en donde al lado, un folder con varios papeles recopilados, yacía prácticamente a la mano, como si lo hubiera estado usando constantemente. Todo aquel lapso de su vida... el sentirse preocupada por el porvenir... había comenzado el día en que recibió el primer papel que conformaba su contenido, apenas unos días antes que su amiga se hospedara en su departamento.

4 SEMANAS ANTES

—¡Sí! Te digo que no hay problema... ayer se lo dije y me dijo que si yo te quiero aquí, será un gusto. Jaja claro que no es un problema... muy bien, ¡Nos veremos la semana entrante! ¡Qué emoción! ¡Cuídate!

Colgó la llamada, con una gran sonrisa, la emoción por el reencuentro con su amiga de Hoenn y todas las demás coordinadoras regionales eran muy grande.

—Te diré que ahora es mi prometido cuando nos veamos... —miró su anillo y sonrió. —¡Ay ya quiero ver lo contenta que te pondrás! —pensó en Dawn feliz, mientras el rostro de Miette, Bonnie, Nene y Shauna, alucinadas con la noticia le venía a la mente. —Me pregunto si te quedarías para ser mi dama también... bueno, aún falta tiempo para la boda —sacó la lengua un segundo por su propio razonamiento.

—¡Serena, ya le voy! —gritó mientras se sentaba en la entrada para ponerse los zapatos.

—¡Yo también! ¡No me dejes! —corrió para ponerse las botas a su lado.

—¿Hablaste con tu amiga? —se levantó y tomando la gorra del perchero se la puso, instante en que Pikachu llegó a su lado.

—¡Sí! Está muy feliz y agradecida... ¡Y yo también! —junto sus manos sobre su pecho, respaldando sus palabras.

—Jaja... no tienes nada que agradecer —le colocó la mano sobre la cabeza. —Sabes que todo lo que quieras, mientras yo pueda dártelo, lo tendrás. ¿Verdad amigo?

—¡Pikaa!

—Eso sonó como que soy una chica caprichosa... —entrecerró los ojos.

—Jajajaja, no pongas esa cara, pero es verdad que yo quiero darte todo, todo lo que quieras. —le sonrió.

—¿Un beso?... —lo miró sonriente y cerró los ojos.

—Jaja, mil... —se agachó sobre ella y la besó despacio en los labios. —te debo 999... —dijo al separarse y tomando sus cosas abrir la puerta.

—¡Conste que llevaré la cuenta! —atravesó la puerta también. —Si quieres ve adelante que acabo de recordar que hoy hay correspondencia, debo ir por ella donde el casero.

—¡Bien! —se despidió con la mano y corrió escaleras abajo.

Pasados algunos minutos, caminaba por el pasillo de salida del edificio con los sobres en la mano, pero se detuvo al leer el remitente del último.

ADMINISTRACIÓN DE DEPARTAMENTOS POKEZONA

Señorita: Serena Gabena. Apartamento XYZ.

Lamentamos informarle que la extensión de su contrato ha sido invalidada, debido a la remodelación de los departamentos, por lo que le solicitamos desocupar el mismo en el próximo mes.

—¿Qué?... —el papel se arrugó un poco entre sus manos. Ese apartamento... más que su techo era su hogar... el amor que había crecido entre ella y su amado Ash... sus sueños, sus tristezas, esperanzas... tres años de sus vidas compartidas en el mismo, por el destino que decidió juntarlos. ¿Y ahora?...

Inspiró profundo y lo guardó en su cartera, encontraría el momento para solucionarlo... ahora había demasiadas cosas que planear... un mes... pasaba lento... o por lo menos eso quería creer.

Los días pasaban y el asunto seguiría oculto, por lo menos un poco más, el tiempo en que su amiga permaneciera en casa, debía sentirse segura, así que no mencionaría nada.

El día de recibirla finalmente llegó.

Los abrazos alocados en el aeropuerto no se hicieron esperar y por supuesto, cuando Dawn vio la joya en la mano de Serena, no dudó en preguntar si lo que pensaba era verdad y al ser confirmado, gritaron una vez más, para luego encaminarse hasta el Taxi, donde su prometido esperaba.

La peliazul estaba nerviosa... no sólo era el prometido de su amiga, por lo que ya se sentía intrusa en aquel apartamento al que pronto iría, sino que había ido con Serena a recibirla, por lo que el enfrentamiento sería mucho más rápido de lo esperado.

Vio la figura bajarse del automóvil, un chico alto de tez morena, llevaba anteojos oscuros a pesar de casi anochecer, bufanda y una boina gris. Atractivo al instante, por lo que se humedeció los labios sin ser consciente de ello.

—Perdona que no haya ido conmigo hasta recibirte, pero ya ves que si ven al Campeón Pokémon, la gente se pone muy feliz —dio como explicación, para no mencionar alocada y frenética.

—Comprendo... lo mismo que pasó cuando te vieron allá. —sonrió con una gota al lado de la cabeza, al recordar como muchos se tomaron fotos con la reina y pidieron autógrafos al verla. Pero entonces, sintió su corazón detenerse, recordando la palabra con que lo describió. —¿El campeón?...

—Sí... ¿No te dije que mi novio era el Campeón de la Liga de Kalos?... Jajaja lo siento... debí pasarlo por alto, porque es algo aquí todo el mundo sabe. ¿Eso es importante? —la miró preocupada.

Los ojoz azul cielo, se encontraron con los azul zafiro, que parecían desconcertados.

—¿Tú... eres novia de Ash Ketchum?...

—¡Sí! ¿Ves que hasta tú lo conoces? ¿Bueno, quien no? ...¿Dawn? —parpadeó sin comprender.

Mientras ellas hablaban, el mencionado, había caminado lo suficiente hacia ellas como para escuchar.

—¿Dawn? —terminó de acercarse y la miró sorprendido, se quitó entonces las gafas. —¡Dios! ¡En verdad eres tú!

—¿Eh? —lo miró sin comprender Serena.

—¡Sí! —trató de disimular la preocupación al respecto de todo ese asunto la coordinadora. —¡Qué sorpresa!

—¿Ustedes se conocen? —los miró a cada uno la reina.

—¿Qué si nos conocemos? Jajaja viajamos juntos —mencionó emocionado. —¿Cómo has estado? ¡Wow! ¡Nunca me imaginé que tú fueras la amiga de Serena!

—Ni yo que tú... qué tú fueras el novio... ¡Que te vería! —expresó luego de su pensamiento.

La expresión en el rostro de Dawn era inquietante para la reina. ¿Qué estaba pasando?...

—Bueno... lo mejor será que nos vayamos ya —retomó los ánimos la pelimiel.

—¿Y Pikachu? —miró a los lados del entrenador legendario y no lo encontró.

—¡Oh! Está en casa ordenando un poco —respondió tranquilo.

—¿En casa?... ¿Ordenando?... —parpadeó sin comprender la recién llegada.

—Jaja sí, es que tenemos un nuevo juego de realidad virtual Pokémon y pues... cuando Pikachu juega, se emociona mucho. —sonrió la reina, al recordar como la casa se llena de volteos y vota cuadros, cojines y floreros.

—Déjame llevar eso —se acercó a la peliazul, el campeón y tomando su maleta, ella no le pudo despegar la mirada. Estaba tan elegante y bien parecido, fuerte...

—¿Dawn? —la sacó de sus pensamientos Serena, al abrir la puerta del Taxi, a la que rápidamente entró. De tal modo que ambas chicas fueron atrás, mientras Ash adelante al lado del conductor.

—¡No va a creer que la amiga de mi novia resultó ser mi amiga también! —le contaba feliz el Campeón al conductor.

—¿La amiga de su novia?... ¿es su amiga?... ¿De antes?... —tragó saliva el hombre.

—¡Sí! ¡¿No es genial?!

—Claro... ¡Claro! —respondió de la manera más educada pero no pudo evitar sudar, por la situación que llevaba dentro de su auto.

Mientras Dawn escuchaba las palabras de Ash, miraba su mano derecha.

—¡Claro que es genial! —juntó las manos emocionada Serena. —¿Ves? Ahora nadie será extraño de nadie —tomó la mano de su amiga.

—¡Eso es verdad! —arqueó los ojos la coordinadora.

—Cuando lleguemos a casa podrás instalarte de inmediato, debes estar cansada... —reforzó su agarre, al apretar su mano.

—Sí, fue un vuelo un poco largo.

Las palabras de Serena resultaban acogedoras, llegar y descansar... sin embargo, el recuerdo de lo que ella le dijo por aquellas llamadas telefónicas ahora la atormentaba.

—En el departamento hay dos recámaras, pero una está disponible y hay una cama, así que no te preocupes, que yo me quedo con mi novio en la otra y listo.

La peliazul, levantó la mirada hacia el asiento de adelante, donde podía ver los cabellos y la nuca de Ash.

.

.

.

¿Qué le esperaría a partir de ahora?... ¿Por qué él?... ¿Y desde cuándo?...

.

.

.

Continuará...

¡Hola! Uffff mil años sin actualizar este fic!!! Pero perdón!!! XD con todo el tema de la AmourCanonWeek ya no pude, pero vuelvo!!!

GRACIAS INFINITAS a Damany7 que cuando vi el dibujo SatoSere que hizo recién (el que va en medio del texto) me refiló la inspiración al doble!!!!


GRACIAS A TODOS POR LEER!!!!


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